No refutaron nada.
Pierdes.
Lee San Eusebio. Historia eclesiástica
a Hegesipo, que pertenece a la generación posterior a la de los apóstoles. Escribe él, en el Libro 5 de sus Memorias: [La administración de] la iglesia pasó a Jacobo, el hermano del Señor, junto con los apóstoles. Fue conocido por el sobrenombre “el Justo” por todos desde el tiempo del Señor hasta el nuestro, porque había muchos Jacobos, pero éste fue 23. Hasta el 62 d.C. —alrededor del tiempo del juicio de Pablo— así lo fue. Pero su consejero Séneca se retiró aquel año, y Nerón cayó bajo la nefasta influencia de Tigelino. 62 d.C. 80 2.23 LOS APÓSTOLES El martirio de Jacobo, el hermano del Señor consagrado desde el vientre de su madre. No bebía vino ni bebida fermentada y no comía carne. Su cabello no conoció la navaja, no se ungía con aceite ni se bañaba. Sólo él tenía permitido entrar en el santuario, porque no vestía lana, sino lino. Solía entrar solo al templo y se le veía frecuentemente de rodillas e implorando perdón para el pueblo, de modo que las rodillas se le volvieron duras como las de un camello por su continuo arrodillarse en adoración a Dios y en oración por el pueblo. Debido a su superior justicia era llamado el Justo y Oblias, que en griego significa “baluarte del pueblo” y “justicia”, como los profetas lo declaran acerca de él. Representantes de las siete sectas del pueblo [judío)
Eusebio cita de Hegesipo un largo y aparentemente legendario relato de la muerte de Santiago, "el hermano del Señor" y también la historia de la elección de su sucesor Simeón, y la convocatoria de los descendientes de San Judas a Roma por Domiciano. También se cita una lista de herejías contra las cuales escribió Hegesipo. Sabemos por una nota en el manuscrito bodleiano Barocc. 142 (De Boor, en “Texte und Unters.”, V, II, 169) que Hegesipo dice que los nombres de los dos nietos de San Judas eran Zoker y Santiago.
Este es el relato detallado que da Hegesipo, que concuerda con Clemente. Tan extraordinario era Jacobo, tan estimado por todos por su justicia, que incluso los más inteligentes de los judíos creyeron que ésta fue la razón de que el asedio de Jerusalén siguiera de inmediato a su martirio. Lo cierto es que Josefo no vaciló en escribir lo siguiente: Estas cosas sucedieron a los judíos como retribución por Jacobo el Justo, que era hermano de Jesús llamado el Cristo, porque los judíos lo mataron a pesar de su gran justicia.
Josefo también describió su muerte en Antigüedades, Libro 20: Cuando César [Nerón] oyó acerca de la muerte de Festo, envió a Albino a Judea como gobernador. Pero el joven Ananos, que había recibido el sumo sacerdocio, era de temperamento terco y extremadamente temerario. Era seguidor de la secta de los saduceos, que son los más crueles de los judíos cuando actúan como jueces, como ya he explicado. Con el carácter que tenía, Ananos pensó que estando Festo muerto y Albino aún de camino, podría tener una buena oportunidad. Reunió a los jueces del sanhedrín, y trajo ante ellos al hermano de Jesús llamado el Cristo, que se llamaba Jacobo, y algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fuesen apedreados. Pero entre los residentes de la ciudad que eran considerados más imparciales y que eran estrictos en la observancia de la ley se sintieron ofendidos por esto. Por tanto, contactaron en secreto al rey [Agripa II], apremiándole a que mandase a Ananos para que desistiera de ulteriores acciones, porque no tenía justificación para lo que ya había hecho. Algunos de ellos fueron incluso a ver a Albino, que estaba de camino desde Alejandría, y le informaron de que Ananos no tenía potestad para reunir al sanhedrín sin autorización suya. Convencido por esas palabras, Albino escribió encolerizado a Ananos, amenazándole con un castigo. Y el rey Agripa lo depuso por eso del sumo sacerdocio, en el que había estado durante tres meses, y designó en su lugar a Jesús hijo de Damneo.27