EVIDENCIAS DE LA CONVERSIÓN DE UN GENUINO CREYENTE (III)
Muy buenos días en Cristo, para los que son de Cristo y para los católicos, que tienen establecido el culto a la Reina del cielo, a los ángeles, y a los santos, para ellos también va este saludo en Cristo, con la esperanza de que pronto se arrepientan de sus malos caminos.
Antes de continuar con la tercera evidencia de Salvación en un creyente en Cristo, deseo hacer notar la gran dificultad que tenemos, nosotros los cristianos, para ser siquiera parecidos al Señor Jesucristo.
Porque de esto trata la tercera evidencia de haber sido salvo, la Santificación, leemos:
Efe 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto (G5046), a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
3. La Santificación
¿Quién de nosotros da testimonio de un varón perfecto?
Efe 4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
Es evidente que la palabra "perfecto"(G5046) aquí , tiene el sentido de madurez como aparece aquí:
Heb 5:14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez (G5046), para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Pero veamos el otro aspecto posicional de la santificación, la Santidad en Cristo,
Jua_17:19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Veamos esta ilustración de la vida real:
Algunos han dudado si la mujer sorprendida en adulterio del cap. 8 de Juan llegó a ser salva.
Pero cuando el Señor le dijo “Ni yo te condeno”, también le dijo: “Vete y no peques más”.
Sería inútil mandar a un inconverso a no pecar más, porque es un esclavo del pecado.
Pero el creyente ha sido librado del poder de ese antiguo Amo llamado el Pecado.
“¿Qué, pues, diremos?
¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿Cómo viviremos aún en él?” (Rom. 6:1,2).
La voluntad de Dios para el creyente es su santificación, que se aparte del pecado (1 Tes. 4:3).
El Señor no perdonó a esa mujer para que siguiera viviendo en el pecado.
La libró de una muerte segura por parte de sus homicidas, quienes haciendo uso de la ley, la entramparon, por cuanto el adúltero no aparece aquí.
Y la ley no habla de uno sino de dos, porque para que exista este pecado, se necesitan dos, leemos:
Lev_20:10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.
Pero este complot contra Jesús, dónde la pobre mujer solo era una excusa para apedrearlo a él, avanza más allá y toca la conciencia de los homicidas de la siguiente manera:
Jua 8:7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
Ellos se devolvieron derrotados, pero dudo que hayan tenido vergüenza por el pecado de ellos mismos, sino amargados por el fracaso de su plan contra Jesús.
Todos los complots contra Jesús, se generaron en las reuniones de los líderes de su tiempo, que formaban parte del Sanedrín.
Una especie de Vaticano.
Respecto a la mujer, de allí en adelante ella iba a llevar una vida de santidad.
Su experiencia con el Señor la había marcado para siempre.
Agradecida, hizo caso a la Palabra de Dios:
Jua 8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
Jua 8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Por Jn.8:2 que menciona el templo, inferimos que esto ocurrió en Jerusalén.
Ella tenía que abandonar Jerusalén inmediatamente.
Sus enemigos seguirían adelante con su juicio contra ella, y sin la presencia de Jesús, el Sanedrín la condenaría a muerte.
Una persona que profesa haber creído en el Señor, y sigue practicando el pecado como siempre lo había hecho, se está engañando a sí mismo.
Por tal motivo creo, que esta mujer se regresó a su ciudad, enmendó su vida, se puso a trabajar honestamente y se compró un frasco de alabastro con perfume, y esperó este día... porque en su corazón no hay otro motivo sino la fidelidad y amor a su Señor, y deseaba mostrar su gratitud.
Y el día llegó.
La noticia se propagó rápidamente.
El Señor había visitado la ciudad y estaba en la casa de Simón el fariseo.
Ella no perdió tiempo.
Sacó el frasco de alabastro con perfume y se marchó decidida a la casa de Simón el fariseo.
El Espíritu Santo declara que "ERA PECADORA", leemos:
Luc 7:37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
El fariseo declara que "es pecadora", leemos:
Luc 7:39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
¿Qué estaba haciendo ella?
Luc 7:38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
Un corazón agradecido, adora.
Juan nos aclara que:
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado (es decir, el pecado no es su hábito, su costumbre), porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar (es decir, no puede seguir viviendo en el pecado), porque es nacido de Dios” (1 Jn. 3:9).
Es como si Nora02, se convirtiera a Cristo.
Ella, al contemplarlo en la Cruz, por los pecados de ella, y los nuestros, entendería la Justicia de Dios:
2Co 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Cristo.
Su justificación delante del Trono de Dios, ya no sería como el magisterio del catolicismo romano, la había engañado:
1. Confesión de pecados ante otro hombre que no es Cristo.
2. El pago de indulgencias en caso de su alma no pasar directamente al cielo en el momento de abandonar el cuerpo (2P.1:14).
3. La falsa existencia de un "purgatorio"
4. La membresía a la Iglesia Católica Romana, fuera de la cual no hay salvación.
Somos justificados por Cristo, no por ninguna membresía a ningún grupo o sistema religioso.
Su nueva vida en Cristo, la aleja del culto a la reina del cielo, de la obediencia a su paisano Bergoglio,de su visita al Vaticano, del culto a las imágenes, es decir, abandonaría inmediatamente el Catolicismo Romano, para ser una sierva de Cristo.