SUJETOS APROPIADOS AL BAUTISMO.
Los creyentes adultos que creen en la Palabra de Dios. Pero no solo los creyentes deben ser bautizados sino también sus hijos.
Nos oponemos totalmente al rebautismo. La razón primordial para bautizar a los niños es que Dios incluye a los tales con su pueblo.
La Iglesia Cristiana no es una institución totalmente nueva que aparece en el N.T. Sino que es la continuación del pueblo de Israel.
Aunque hay diferencias entre las iglesias de Israel y la Cristiana, estas diferencias son las mismas que existen en el hombre, que es el mismo en su niñez, en su juventud y en su vejez, aunque el aspecto y circunstancias hayan cambiado.
Los extremos del antipaidobautismo.
En su insistencia en la absoluta separación de lo viejo y lo nuevo, han llegado a negar que las Escrituras del A.T. Sean parte de nuestra fe, colocando su énfasis en media Biblia el N.T. En todas estas citas se habla literalmente del A.T. Ya que el Nuevo, cuando se dijeron, no estaba aun completado:
“Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para cumplirlas, las mismas obras que hago dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.” (JUAN 5:36.)
“Por esta causa, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes. Permaneced, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia y calzados vuestros pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz.
Y sobre todo, armaos con el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Tomad también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.” (EFESIOS 6:13-17.)
“Pero él respondió y dijo: --Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (MATEO 4:4.)
“Entonces respondió Jesús y les dijo: --Erráis porque no conocéis las Escrituras, ni tampoco el poder de Dios.” (MATEO 22:29.)
“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” (HEBREOS 4:12.)
“Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra ávidamente, escudriñando cada día las Escrituras para verificar si estas cosas eran así.”
(HECHOS 17:11.)
“Pues lo que fue escrito anteriormente fue escrito para nuestra enseñanza, a fin de que por la perseverancia y la exhortación de las Escrituras tengamos esperanza.” (ROMANOS 15:4.)
Encuentran un antagonismo y no una complementación entre ambos testamentos. Como resultado de creer en una Biblia partida creen en una Iglesia rota.
Veamos algunas consideraciones que establecen la UNIDAD DE LA IGLESIA EN AMBOS TESTAMENTOS:
“Acontecerá en los últimos días que el monte de la casa de Jehovah será establecido como cabeza de los montes, y será elevado más que las colinas; y correrán a él los pueblos.” (MIQUEAS 4:1.)
“Si la primicia es santa, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
Y si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado entre ellas y has sido hecho copartícipe de la raíz, es decir, de la abundante savia del olivo, no te jactes contra las demás ramas. Pero aunque te jactes en contra de ellas, no eres tú quien sustentas a la raíz, sino la raíz a ti.
Entonces dirás: “Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.” Está bien; por su incredulidad fueron desgajadas.
Pero tú por tu fe estás firme. No te ensoberbezcas, sino teme; porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron; pero la bondad para contigo, si permaneces en su bondad. De otra manera, tú también serás cortado. Y ellos también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo.
Pues si tú fuiste cortado del olivo silvestre y contra la naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¡cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo!
Hermanos, para que no seáis sabios en vuestro propio parecer, no quiero que ignoréis este misterio: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.” (ROMANOS 11:16-25.)
“Digo, pues, que Cristo fue hecho ministro de la circuncisión a favor de la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los patriarcas, y para que las naciones glorifiquen a Dios por la misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre las naciones, y cantaré a tu nombre.
Y otra vez dice: Alegraos, naciones, con su pueblo.
Y otra vez: Alabad al Señor, todas las naciones; y ensalzadle, pueblos todos. Y otra vez dice Isaías: Vendrá la raíz de Isaí, y el que se levantará para gobernar a las naciones; y las naciones esperarán en él.” (ROMANOS 15:8-12.)
“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en la carne, erais llamados incircuncisión por los de la llamada circuncisión que es hecha con mano en la carne.
Y acordaos de que en aquel tiempo estabais sin Cristo, apartados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, estando sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos habéis sido acercados por la sangre de Cristo.
Porque él es nuestra paz, quien de ambos nos hizo uno. El derribó en su carne la barrera de división, es decir, la hostilidad; y abolió la ley de los mandamientos formulados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos hombres un solo hombre nuevo, haciendo así la paz.
También reconcilió con Dios a ambos en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando muerte en ella a la enemistad.
Y vino y anunció las buenas nuevas: paz para vosotros que estabais lejos y paz para los que estaban cerca, ya que por medio de él, ambos tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu.
Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.
Habéis sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular.
En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo hasta ser un templo santo en el Señor. En él también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” (EFESIOS 2:11-22.)
“A saber: que en Cristo Jesús los gentiles son coherederos, incorporados en el mismo cuerpo y copartícipes de la promesa por medio del evangelio.” (EFESIOS 3:6.)
“Y ya que sois de Cristo, ciertamente sois descendencia de Abraham, herederos conforme a la promesa.” (GÁLATAS 3:29.)
LA IGLESIA CRISTIANA.
1º) La componían cristianos judíos (en el principio).
2º) Conservaban las Escrituras (A.T.) y apelaban o recurrían a ellas como fuente de autoridad.
3º) Habían recibido al Mesías prometido a la Iglesia judía (Israel).
4º) Reclamaban para si todas las promesas hechas a Sión (Israel), como herencia que les correspondía:
“Por lo tanto, sabed que los que se basan en la fe son hijos de Abraham.”
(GÁLATAS 3:7.)
5º) Todos los apóstoles eran judíos.
6º) Durante un tiempo solo hablaron la Palabra a los judíos:
“Entre tanto, los que habían sido esparcidos a causa de la tribulación que sobrevino en tiempos de Esteban fueron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin comunicar la Palabra a nadie, excepto sólo a los judíos.” (HECHOS 11:19.)
7º) Fue por indicación Divina que abrieran la puerta a los gentiles, dándoles a conocer el evangelio o buena nueva que ya conocía Abrahán:
“Y la Escritura, habiendo previsto que por la fe Dios había de justificar a los gentiles, anunció de antemano el evangelio a Abraham, diciendo:
“En ti serán benditas todas las naciones.” (GÁLATAS 3:8.)
La identidad de la Iglesia en ambas dispensaciones es la razón principal de la inclusión en ella de los niños:
1º) El objeto de adoración y culto en ambos testamentos es el mismo: el Dios verdadero.
2º) Los que rinden este culto verdadero deben pertenecer a una misma Iglesia.
3º) El camino de la salvación es el mismo en ambos testamentos: Fe en Cristo.
“Por esto contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la Piedra del ángulo, escogida y preciosa. Y el que cree en él jamás será avergonzado.” (1ª PEDRO 2:6.)
“Y la Escritura, habiendo previsto que por la fe Dios había de justificar a los gentiles, anunció de antemano el evangelio a Abraham, diciendo: “En ti serán benditas todas las naciones.”
(GÁLATAS 3:8.) Leer Isaías capitulo 53.
4º) Las ceremonias y ritos del A.T. Simbolizaban a Cristo: los sacrificios de los corderos.
“Abraham, vuestro padre, se regocijó de ver mi día. El lo vio y se gozó.” (JUAN 8:56.)
“Todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo.” (1ª CORINTIOS 10:4.)
5º) Los creyentes del A.T. Eran tan cristianos como nosotros, aunque no se les llamaba así.
6º) En ambas dispensaciones se depende por completo del E.S.
“Entonces me explicó diciendo: --Esta es la palabra de Jehovah para Zorobabel: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehovah de los Ejércitos.” (ZACARÍAS 4:6.)
La Iglesia en su constitución original incluía a la simiente de los justos (hijos), la cual goza todavía de este privilegio a no ser que se demuestre que está excluida.
¿Con que autoridad se les excluye ahora? Si en el A.T. Fueron contados dentro, ¿dijo algo el Señor o sus apóstoles para ahora dejarlos fuera?
Los anabaptistas piden de nosotros que les digamos donde dice en las Escrituras “Así dice el Señor” para que podamos admitir a los hijos de los creyentes en la Iglesia. Nosotros demandamos de ellos un testimonio igualmente explícito para su exclusión.
Un nuevo mandamiento para incluir a los niños no era necesaria, porque así se venia haciendo por orden divina desde Abrahán.
¿Dónde está la modificación de este mandato en el N.T.?
¿O donde la anulación de esta práctica?
Los anabaptistas dicen que no hay un caso explícito de bautismo de un niño en el N.T. Pero el silencio, aun admitiéndole, no lo excluye. Tampoco vemos un caso explícito de una mujer comulgando. Pero para admitirlas a la Santa Cena no se necesita un mandamiento en el N.T. Sino que tal mandato se necesita para rechazarlas.
El mandato que instituye la membresía de los niños en la Iglesia (400 años antes de Moisés) no ha sido abolido. La circuncisión es independiente de la ley ceremonial levítica por tanto cuando esta ley es abolida en el N.T. Su abolición no afecta a la circuncisión:
“Yo establezco mi pacto como pacto perpetuo entre yo y tú, y tu descendencia después de ti por sus generaciones, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti.
Este será mi pacto entre yo y vosotros que guardaréis tú y tus descendientes después de ti: Todo varón de entre vosotros será circuncidado.” (GÉNESIS 17:7,10.)
COMPARAR CON:
“Esto, pues, digo: El pacto confirmado antes por Dios no lo abroga la ley, que vino 430 años después, para invalidar la promesa.” (GÁLATAS 3:17.)
Si Cristo o sus apóstoles habían de introducir un cambio tan importante como excluir a la mitad de la membresía (niños) de la Iglesia, lo menos es esperar en el N.T. Una mención especifica de tal cambio.
¿Fue tal cambio producido? No porque:
a) No hubiera pasado inadvertido a amigos y enemigos. --Habría en la Biblia mención de ello.
b) Los judíos puntillosos en sus leyes tenían en alta estima su relación con Abrahán (el Pacto). Hubieran notado el cambio, también los apóstoles que eran judíos. Los cristianos procedentes del judaísmo hubieran pedido explicación del porqué al hacerse cristianos, sus hijos perderían los privilegios que tenían en la Iglesia judía.
c) ¿Debían ahora los niños, perder su relación peculiar con Dios y su Iglesia, y ser colocados en igualdad de condición con los paganos y sus hijos?
d) Entonces, si todo tenía que continuar igual con respecto a los niños no es necesario que el N.T. De su mandato para admitirles, sino que simplemente haga alusiones circunstanciales del uso o costumbre en los días apostólicos de admitir a los niños que es lo que precisamente hallamos en el N.T.
El N.T. Confirma que los hijos de creyentes son miembros de la Iglesia.
“Porque la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para todos cuantos el Señor nuestro Dios llame.” (HECHOS 2:39.)
Explicación: Es extraño que Pedro menciona al principio de su ministerio de relación pactal que tienen los niños con Dios y su Iglesia, si tal relación no fuera a continuar en la dispensación cristiana. Esta era la ocasión propicia para manifestar el cambio del status de los niños en la Iglesia, si es que tal cambio habría de tener lugar.
“Porque el esposo no creyente es santificado en la esposa, y la esposa no creyente en el creyente. De otra manera vuestros hijos serían impuros, pero ahora son santos.”
(1ª CORINTIOS 7:14.)
Explicación: ¿En que sentido, aparte de relación pactal, pueden ser santos los hijos de los creyentes? Este pasaje soluciona una dificultad práctica que surgió en la Iglesia primitiva cuando uno solo de los padres era cristiano.
En tal caso los hijos debían ser considerados también santos.
Tal dificultad no debió darse si, de todas maneras (aunque los dos padres fuesen creyentes), los hijos habrían de ser excluidos.
“Pero Jesús los llamó diciendo: “Dejad a los niños venir a mí y no les impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.” (LUCAS 18:16.)
Explicación: (Los niños aquí mencionados son de pecho “Brefos”, que significa niño de pecho. Si el Reino de los Cielos (o de Dios) que es la Iglesia invisible pertenece según dijo Cristo, a los niños del Pacto, ¿como podrán ser excluidos de la Iglesia visible?
Esta era también una ocasión propicia para anunciar el cambio (si es que había de haber cambio) de privar a los hijos de los creyentes de su privilegio del Pacto. Estas alusiones accidentales, a falta de otras que las contradigan, deben pesar para considerar que la posición de los niños en el Pacto, sigue siendo la misma.
La práctica de la Iglesia primitiva.
El N.T. Menciona el bautismo de las familias enteras de: Cornelio, Lidia, Estéfanos el carcelero de Filipos, y habla de Crispo, Onesiforo, Aristóbulo y Narciso, como de familias de creyentes, y por tanto bautizadas.