Re: El adventismo y el falso "principio del día por año"
Estimado aitorgoico. Saludos cordiales.
Tú dices:
y la conclusion de gabriel es llenar el servidor de basura porque lo único cierto es:
Monday, September 23, 1844
The corresponding Jewish date is:
Tishrei 10, 5605*
http://www.chabad.org/calendar/defa...month/7/jewish_day//jewish_year//submit1/GO »
ante las matemáticas de un conversor de fechas Gabriel nos narra los delirios de sus cuates.
Saludos
Respondo: Muchos como tú caen en este error porque no se dedican a investigar con mayor diligencia.
Nehemías Gordón uno de los mas prominentes eruditos caraitas sobre este tema, señala que Yom Kippur 1844, pudo caer un mes más tarde.
Si usas los datos que consignaste, un mes mas tarde cae precisamente el 22 de Octubre el año 1844.
Bueno. ¿Sabes algo sobre la cosecha de la cebada en Jerusalén?
A lo largo de la Edad Media se hizo un gran esfuerzo en enviar mensajeros a Palestina para revisar el estado de la cosecha de cebada,
y no era raro que los caraítas celebraran las fiestas un mes después que los rabínicos. De un peregrino caraíta de Crimea se sabe que incluso en 1641 los caraítas del Medio Oriente todavía seguían el calendario bíblico y que en ese año celebraron las fiestas un mes después que los rabínicos (“Biblical Holidays 1999”, The Karaite Corner,
http://www.karaite-korner.org/holidays_1999.shtml).
Por otro lado, hasta el siglo 18, Los Caraítas de Egipto, Siria, e Israel enviaban observadores a lo largo de la tierra de Israel a examinar el estado de la cebada. Los Caraítas que vivían en países distantes de la Tierra de Israel realmente eran incapaces de seguir Abib; sin embargo, lo reconocían como el verdadero calendario.
Cuando el viajero ocasional del Medio Este atravesaba estas lejanas comunidades Caraítas, preguntaba con respecto a Abib y ajustaban las fiestas de acuerdo con la información suministrada ese año. También declaraban que en cuanto sus comunidades fueran benditas con la vuelta a la Tierra de Israel, volverían inmediatamente a seguir guardar las fiestas de acuerdo al método Bíblico de Abib.
De hecho, hasta el 2º siglo d.C. los Rabanitas siguieron guardando el calendario de Abib. Aunque los Rabanitas complementaban la observación de la cebada con sus cálculos astronómicos del equinoccio (qué ellos aprendieron de astrólogos) y con otros factores - no Bíblicos - cuyo uso los Caraítas objetan, no obstante los escritos revelan que ellos reconocían que la cebada tiene una importancia especial a la hora de intercalar el año. Un Brayta (siglo 2º d.C. de origen Tanaitico) citado en el Talmud Babilónico dice como sigue:
Nuestros Rabinos enseñaron: Basado en tres cosas se intercala el año: en Abib, en las frutas de los árboles, y en el equinoccio. Basado en dos de ellos el año se intercala, pero basándose solo en una el año no se intercala. Y cuando Abib es una de ellas todos estamos satisfechos. (Sanhedrin Bavli 11b)
Otro Brayta relata:
Nuestros Rabinos enseñaron, El año se intercala basado en [Abib] en tres regiones: Judea, Transjordania, y Galilea. Basado en dos de ellas el año se intercala pero basado en una de ellas solamente el año no se intercala. Y cuando Judea es una de ellas todos estamos satisfechos porque la Ofrenda del Omer La Ofrenda de la Gavilla Mecida de Cebada sólo puede venir de Judea. (Sanhedrin Bavli 11b)
Así, incluso la literatura Rabínica da énfasis a la importancia del grado de maduración de la cebada a la hora de determinar el comienzo del Nuevo Año.
La Luna Nueva
Una característica de los Caraítas observantes ha sido siempre su acatamiento a la práctica Bíblica de usar el método físico de visión de la luna para declarar los nuevos meses y fijar las fechas de las fiestas. Originalmente los Rabanitas también seguían este calendario y se discute su alcance en el Talmud (vea Mishnah Rosh Hashanah). Los Rabanitas continuaron con el método de observar la aparición de la Luna Nueva hasta por lo menos el 2º Siglo d.C., pero gradualmente lo reemplazaron con los primitivos cálculos con los que intentaban aproximarse al ciclo lunar.*2 En contraste, los Caraítas permanecían fieles al verdadero calendario Bíblico y continuaron siguiendo el método de observación de la Luna Nueva a lo largo de la edad media.
El compromiso de los Caraítas con el calendario Bíblico estaba tan inculcado en su conciencia que un juramento solemne se había incorporado a su ceremonia de boda "guardar los tiempos Santos ordenados según la visibilidad de la Luna Nueva y el hallazgo de Abib (maduración de las espigas de cebada) en la Tierra de Israel". Del mismo modo, en las Grandes Fiestas la congregación de Caraítas declaraba la verdad del calendario en relación a la Luna Nueva y Abib.
La Biblia indica claramente que la luna determina el calendario Bíblico. La evidencia de esto viene del Salmo 104:19 en el que se declara: "Hizo la luna para los Mo'adim [los tiempos señalados]."Guardar las fiestas en su momento correcto es un mandamiento directo de la Torah, como está escrito: "Estos son los Mo'adim [los tiempos señalados] de YHWH, las reuniones santas que convocaréis en las fechas señaladas [Mo'adam]" (Levítico 23:4).
Los comerciantes judíos anteriores a la Edad Media hablaban árabe, persa, franco, andalusí y eslavo. Viajaron de Oriente a Occidente y viceversa, tanto por tierra como por mar.
Algunos judios llegaron a EEUU y fueron contactados por los Milleritas.
"Algo debía ocurrir en 1844, o la profecía dada por el Señor habría fallado. El único evento que encontramos es el del gran chasco del 22 de octubre de 1844, cuando más de 100.000 personas esperaron anhelantes la Segunda Venida de Cristo sin que ésta tuviese lugar. Ese chasco fue equiparable al chasco de la cruz, cuando miles de creyentes creyeron que Jesús iba a asumir el reino, pero en su lugar lo vieron morir en el Calvario, ante las burlas y condenación de su propia nación. Así como el gran chasco de la cruz, que había sido profetizado por la profecía de las 70 semanas, dio lugar al levantamiento de la iglesia cristiana (Dan 9:26; véase 1 Cor 1:18,22-23), así también el gran chasco de 1844 que había sido profetizado por Dan 8 y Apoc 10, dio lugar al levantamiento del pueblo remanente (Apoc 12:17), el pueblo que levantó el Señor para dar el mensaje final al mundo, anunciando su juicio y su pronto regreso" (Apoc 14:6-12).
Si habría una mitad de semana al concluir la última semana, es forzoso que el comienzo y el fin de los 2300 días no se diese en cualquier fecha del año. Si comenzaba en otoño, debía terminar en otoño. Es tal vez por esa razón que la profecía fue dada no con el término común de días, sino de “tardes y mañanas”, indicando períodos completos de 24 hs. como lo fueron los días así expresados en la creación (Gén 1). Aunque la expresión “tres días y tres noches podía implicar dos días no completos (Mat 12:40), no conozco ningún caso en el que la expresión “tardes y mañanas” se refiriese a un día no completo. Si los judíos querían referirse a un día completo, esa era la expresión que quitaba toda duda con respecto a su duración.
Siendo que la conclusión de los 2300 días proyectaba la vindicación y purificación del santuario del Nuevo Pacto, con el pase de ministerio de Jesús del lugar santo del templo celestial al lugar santísimo, es lógico suponer que su comienzo debía darse en un antiguo Día de la Expiación, cuando el sumo sacerdote de Israel pasaba al lugar santísimo para purificar el santuario de todos los pecados del año, representando así el juicio final. El comienzo de la profecía proyectaba en tipo, figura, parábola o sombra, lo que iba a cumplirse como antitipo, realidad y cumplimiento en el templo celestial al final de la misma profecía.
La promulgación y divulgación del decreto de Artajerjes que autorizaba la restauración nacional no podía darse en mejor época que en tal Día de la Expiación, cuando el pueblo ayunaba y se humillaba ante Dios para ser acepto ante él (Lev 23:27), y renovaba de esa manera su pacto con su Creador y Rey. Por tal razón, la purificación del santuario en el Día de la Expiación terminaba en el altar exterior (Lev 16:19), en el mismo altar en el que había comenzado la inauguración (Lev 8:15). ¡Qué mejor momento, pues, para los repatriados judíos, que el del Día de la Expiación para hacer valer el decreto de Artajerjes que tenía que ver con la autorización medo-persa de restauración nacional! Con esto daban a entender que creían que por encima de toda autoridad terrenal estaba la autoridad de Aquel que pone y quita reyes (Dan 4:32; véase Rom 13:1-2). Es por esa razón que esperaron hasta comenzar el otoño, después de sacrificar los animales que solían sacrificar en las fiestas, para divulgar el decreto del rey (Esd 8:35-36).
El Día de la Expiación en 1844
¿Hay alguna razón para tratar de conocer cuándo debía caer el Día de la Expiación en el año 1844? Si los milleritas se reunieron en el día adecuado o no, equivocadamente para esperar al Señor, sin entender lo que realmente debía tener lugar en ese día ¿cuenta para algo en relación con una profecía que debía cumplirse en el cielo, en el santuario del Nuevo Pacto? Sí, y por dos razones fundamentales.
En primer lugar, porque las primeras fiestas se habían cumplido no sólo en cuanto al acontecimiento, sino también en cuanto al tiempo. Así también debía esperarse que ocurriese para las fiestas finales. En segundo lugar, porque el evento del Pentecostés que marcó la inauguración del santuario celestial con la coronación y entronización del Hijo de Dios como sacerdote y rey se vio confirmada en la tierra. Así también debía darse una confirmación en la tierra de lo que acababa de ocurrir en el santuario celestial, con el pase de Jesús al lugar santísimo para concluir su obra de expiación.
“Lo que condujo a este movimiento fue el haberse dado cuenta de que el decreto de Artajerjes en pro de la restauración de Jerusalén... empezó a regir en el otoño del año 457 AC y no a principios del año, como se había creído anteriormente... Los argumentos basados en los símbolos del Antiguo Testamento indicaban también el otoño como el tiempo en que el acontecimiento representado por la ‘purificación del santuario’ debía verificarse. Esto resultó muy claro cuando la atención se fijó en el modo en que los símbolos relativos al primer advenimiento de Cristo se habían cumplido...
“Estos símbolos [de la Pascua, los Panes Azimos y las Primicias de la Cebada] se cumplieron no sólo en cuanto al acontecimiento sino también en cuanto al tiempo. El día 14 del primer mes de los judíos, el mismo día y el mismo mes en que quince largos siglos antes el cordero pascual había sido inmolado, Cristo, después de haber comido la pascua con sus discípulos, estableció la institución que debía conmemorar su propia muerte como ‘Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’. En aquella misma noche fue aprehendido por manos impías, para ser crucificado e inmolado. Y como antitipo de la gavilla mecida, nuestro Señor fue resucitado de entre los muertos al tercer día, ‘primicias de los que durmieron’, cual ejemplo de todos los justos que han de resucitar, cuyo ‘vil cuerpo’ ‘transformará’ y hará ‘semejante a su cuerpo glorioso’” (1 Cor 15:20; Filip 3:21).
“Asimismo los símbolos que se refieren al segundo advenimiento deben cumplirse en el tiempo indicado por el ritual simbólico” (CS, 450-1), y tener una confirmación celestial en la tierra. Esto fue lo que sucedió con la experiencia del movimiento millerita que predicó en los mismos términos bíblicos la venida del Señor, y en el mismo día en que el Hijo de Dios debía comparecer, no a la tierra, sino ante Dios mismo en el lugar santísimo del templo celestial (Dan 7:9-10,13-14).
Cómo saber cuándo debía caer el Día de la Expiación en 1844
Esta pregunta es necesaria a la hora de determinar si los milleritas estuvieron en lo correcto al intercalar un mes adicional en el año 1844. A simple vista, esto sería fácil simplemente mirando a la luna en ese año. El problema se levanta, sin embargo, al momento de tener que determinar si en ese año hay que agregar un mes intercalario o no. ¿Qué criterios usar para determinar si se requería un mes bisiesto en ese año? ¿El de la cosecha? ¿El astronómico?
Información histórica del calendario
Los dos profetas más notables que nos trajeron una información más definida con respecto al calendario, fueron Moisés educado en la corte egipcia, y Daniel en la corte babilónica. A pesar de eso, Moisés no implementó el calendario solar que usaban los egipcios. Tampoco Daniel, ni los que volvieron del cautiverio babilónico, utilizaron el calendario babilónico para contar los años de los reyes de la época. Daniel, sin embargo, reveló conocer, en términos generales, un calendario anual de 360 días que requería un décimotercer mes al cabo de 6 años, lo que coincide con un período sabático. Aunque es probable que a este cómputo hubiesen llegado ya desde la época del rey Acaz que contaba con un reloj solar especial (2 Rey 20:11).
Del profesor de matemáticas Adolfo Lista, astrónomo por vocación y pasión personal, se recibió la siguiente información.
“Moisés parte de la cultura egipcia y de un nivel muy elevado en ella, atemperado por cuarenta años de vida pastoril. Los conceptos astronómicos que constituían su acervo eran los del sacerdocio egipcio. La astronomía de aquella nación tenía como instrumentos el gnomon (los obeliscos) y construcciones arquitectónicas que permitían, mediante orificios, observaciones más finas que la de la posición del sol mediante la sombra que arrojaban, como ser la aparición helíaca de un astro (por ejemplo la primera observación visible de Sirio en el crepúsculo).
“Nada de eso se encuentra en Israel, salvo la referencia al reloj de Acaz (2 Rey 20:11). Era un calendario agrícola el indicado por Dios para ellos. La agricultura tiene un ciclo anual regido por el sol. La maduración de la cebada que les permitiría asegurar la ofrenda del omer catorce días después determinaba en forma sencilla y práctica la iniciación del año. Incluso, esa misma práctica y sencillez que hace concluir a muchos que el pueblo hebreo carecía del conocimiento de las ciencias, supera hasta un grado de sincronización del período anual en largos períodos de tiempo maravillosamente exacto.
“Aún la iniciación del año era diferente de la que regía en Egipto y en los pueblos que ocupaban el territorio conquistado, estos últimos relacionados con la civilización caldea. Esto fue probablemente indicado por Dios como una manera de diferenciarlos y preservarlos de influencias idolátricas. En el momento de considerar la determinación de fechas producidas por calendarios ajenos al indicado por Dios y la contaminación pecaminosa a la cual tuvo una tendencia manifiesta el pueblo israelita, ya sea en el período comprendido entre la esclavitud en Egipto y el cautiverio en Babilonia, y aún en e inmediatamente después de este cautiverio, debemos tener en cuenta que no es mucho el progreso en el conocimiento astronómico. Aquí nos encontramos, además de con Moisés, con Daniel en la cima de su cultura contemporánea.
“La novedad caldea astronómica después de Nabonasar es simplemente el astrolabio. La capacidad de predecir eclipses a que llegaron puede ser fácilmente entendible si se considera que los eclipses de luna ocurren en series que vuelven a repetirse. El interés astrológico adquiría cierta solidez en esa capacidad. Una acumulación de datos en período suficiente les permitía saber que, después de un eclipse, cada seis lunaciones, volvía a producirse un eclipse en cuatro o cinco oportunidades.
“Y aquí aparece un elemento cultural que provoca diferencia de opiniones: los conocimientos astronómicos con que se manejaban en la época bíblica que nos interesa a los fines proféticos, son totalmente ajenos a los que se iniciaron por los griegos y crecieron en el correr de los siglos hasta alcanzar la información sobre el movimiento de los astros que poseemos hoy. Recién con ellos apareció el conocimiento de la Geometría y de la Trigonometría que permitieron afinar los cálculos de una manera adecuada.
“El descubrimiento de que 235 lunaciones difieren aproximadamente en una hora y media de 19 años julianos se le reconoce a Metón, astrónomo griego del siglo V A.C.. Es de esa época el conocimiento de que las lunaciones se repiten en el mismo día del año con un adelanto de aproximadamente una hora y media respecto al ciclo anterior. La determinación de fechas durante aquel período queda supeditada a la documentación arqueológica a la cual se tenga acceso y su posible sincronización con eventos históricos coincidentes con el resultado de cálculos astronómicos dirigidos hacia el pasado” (mensaje personal enviado por Internet). (Treiyer)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.