Yo ya había leído a Platón y los demás clásicos griegos y romanos cuando aun no habías nacido, pero como antes había leído la Biblia, jamás me pasó por la mente que nuestra cristiana fe proviniera de los paganos.
Las ideas de Platón acerca de Dios y la naturaleza influyeron en la doctrina trinitaria de la cristiandad.
El “Nouveau Dictionnaire Universel” explica: “La trinidad de Platón, en sí meramente un nuevo arreglo de trinidades más antiguas que se remontan hasta pueblos más primitivos, es la trinidad racional de atributos de índole filosófica que dio origen a las tres hipóstasis o personas divinas respecto a las cuales enseñan las iglesias cristianas. [...] El concepto de la divina trinidad que tuvo este filósofo griego [...] puede encontrarse en toda religión antigua [del paganismo]”.—Tomo 2, página 1467.
La Encyclopædia Britannica (edición de 1976) declara: “Desde mediados del siglo II (es decir, el siglo que empezó en el año 100) A.C., los cristianos que tenían algún entrenamiento en la filosofía griega empezaron a sentir la necesidad de expresar su fe en los términos de ésta, tanto para su propia satisfacción intelectual como para convertir a paganos cultos.
La filosofía que mejor les convenía era el platonismo.
The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge indica que hay una relación directa entre la doctrina de la Trinidad y la filosofía de Platón al decir:
“Muchos de los cristianos primitivos hallaron, a su vez, atracciones peculiares en las doctrinas de Platón, y las emplearon como armas para defender y esparcir el cristianismo, o fundieron las verdades del cristianismo en un molde platónico.
Las doctrinas del Logos griego para “la Palabra”
y de la Trinidad recibieron su forma de Padres griegos, quienes, de no estar entrenados en las escuelas, fueron muy influenciados, directa o indirectamente, por la filosofía platónica, particularmente en su forma judeoalejandrina.”
Según Platón, todas las cosas que se pueden ver y sentir son el resultado de “ideas” o “formas” eternas impresas sobre la materia.
Como una hermosa escultura representa la idea del escultor impresa en la piedra, así Platón creía que todo el universo físico debe su existencia a la influencia de un “mundo de ideas” sobre la materia.
Se decía que la “idea” suprema era “lo Bueno,” que Platón a veces identificaba con Dios.
De interés especial es la creencia de Platón acerca de la creación del mundo.
S. E. Frost, h., doctor en filosofía, dice en The Basic Teachings of the Great Philosophers:
“En uno de los famosos Diálogos de Platón, el Timaeus, él nos dice cómo fue creado el mundo de nuestros sentidos.
Hubo un ‘arquitecto,’ el ‘Demiurgo,’ que unió el mundo ideal y la materia tal como un escultor podría unir su idea y el mármol para producir una estatua.
Este ‘Demiurgo’ tenía ideas perfectas de todo, y poseía una gran masa de materia.
Platón nunca nos dice de dónde vinieron originalmente el ‘Demiurgo,’ ni las ideas, ni la materia.
Sencillamente estaban allí cuando comenzaron las cosas.
A medida que el ‘Demiurgo’ ponía una idea en contacto con la materia, se creaba una cosa.”
El que puso esta teoría en contacto con la Biblia fue un filósofo judío conocido como Filón que nació entre 15 y 10 a. de la E.C. Pero a lo que Platón llamaba el “Demiurgo” Filón llamaba “el Logos.”
El Dr. Frost explica:
“Filón enseñaba que había muchos poderes, o espíritus, que irradiaban de Dios como la luz podría irradiar de una lámpara.
Uno de estos poderes, al cual llamó ‘Logos,’ era el creador del mundo.
Este Logos, según enseñaba él, trabajó con materia, y de ella creó todo lo que hay en el universo. De este modo, Dios, por medio del Logos, creó el universo.
Además, todo en el universo es una copia de una idea en la mente de Dios.
Esto nos recuerda la creencia de Platón de que el mundo que experimentamos por medio de nuestros sentidos es una copia de ideas que hay en el mundo ideal.
Y, en verdad, Filón estaba tratando aquí de reconciliar la filosofía de Platón con la religión judía.”
Sin embargo, “la Palabra,” o Logos, según Juan, es diferente de la de Filón.
Juan describe “la Palabra” como una persona que “se hizo carne.” (Juan 1:14)
Esto no es cierto del “Demiurgo” de Platón ni del “Logos” de Filón.
Sin embargo, a principios de la era común ciertos individuos transfirieron a “la Palabra” del Evangelio de Juan características del “Demiurgo” y del “Logos” mencionados en los escritos no bíblicos de Platón y Filón.
Puesto que ese pagano “Demiurgo” o “Logos” evidentemente había existido siempre junto con el Dios supremo, llegó a ser “ortodoxo” enseñar que Jesús era coeterno con Dios.