RESPECTO A LOS MINISTERIOS DE APÓSTOL Y PROFETA.
Ya no hay más apóstoles ni profetas por cuanto ambos ministerios son fundacionales. Es decir, son los fundamentos de la Iglesia de Cristo, fundamentos que se echan de una sola vez, para a partir de esos fundamentos comenzar a edificar. Edificación que requiere del ministerio del Evangelista del Maestro y de Pastor, pero ya no de los ministerios fundacionales que son el del Profeta y el del Apóstol. Ya no más porque los fundamentos ya están establecidos y esos fundamentos son las Sagradas Escrituras.
Este rollo de los cinco ministerios, tiene que ver con la gran apostasía del tiempo final que estamos atravesando, en donde se ha levantado ese movimiento dominionista profético apostólico, que enseña que el mundo ha de ser conquistado por la iglesia para así ser gobernado cristianamente mediante un gobierno profético apostólico. Está claro, que este movimiento esta para preparar el camino del anticristo. Enseñar la continuidad del ministerio apostólico es funcional a ese movimiento.
Pero además hay preguntas que quienes enseñan la continuidad del ministerio apostólico, no pueden responder. Por ejemplo:
¿Cómo pueden ser que de los hombres que comandaron los grandes movimientos misioneros; Hudson Taylor en China, George Patón en las Islas Nuevas Hibridas, David Livingston en África, William Carey en la India, ninguno de ellos a pesar que sacudieron los cimientos del campo en el que actuaron, ninguno de ellos reclamó para si el título de apóstol?
¿Por qué no hubo apóstoles en todas las grandes crisis doctrinales como la controversia Arriana del siglo IV? ¿O la controversia pelagiana del siglo V?
¿Por qué Dios no levantó apóstoles durante la Reforma Protestante?
¿Por qué ninguno de esos héroes de la fe que se pusieron en la brecha para refutar las diferentes herejías que surgieron, no se atribuyeron para si el título de apóstol?
Y la respuesta es muy sencilla porque los apóstoles fueron el fundamento de la iglesia, y los fundamentos se echan una sola vez.
Soli Deo Gloria.
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