¿Debe permitirse el uso del "chador" en las escuelas españolas?

¿Debe permitirse el uso del "chador" en las escuelas españolas?

  • Sí - Debemos respetar sus creencias y/o costumbres

    Votos: 14 33,3%
  • Sí - No pasa nada

    Votos: 3 7,1%
  • Sí - Así demostramos que somos más tolerantes que ellos con nosotros en su país

    Votos: 3 7,1%
  • No - Deben adaptarse a las costumbres del país al que emigran y no a la inversa

    Votos: 8 19,0%
  • No - Deben respetar las normas del colegio, como los demás alumnos

    Votos: 5 11,9%
  • No - Ellos no respetan mis creencias, en su país me encarcelarían/matarían por no llevarlo

    Votos: 5 11,9%
  • No deberían usar elementos diferenciadores (independientemente de la religión/costumbre) pues esa di

    Votos: 3 7,1%
  • Ni idea, es un tema que tengo que meditar o no tengo una opinión formada

    Votos: 1 2,4%

  • Votantes totales
    42
OTRO EJEMPLO DE LOS HERMOSOS FRUTOS DE ESTA TOLERANTE Y MARAVILLOSA RELIGION DE PAZ


Saudi religious police 'stopped' fire escape

Submitted By:todd Click for Source Article

Saudi Arabia's religious police stopped schoolgirls from leaving a blazing building because they were not wearing correct Islamic dress, according to Saudi newspapers.

In a rare criticism of the kingdom's powerful "mutaween" police, the Saudi media has accused them of hindering attempts to save 15 girls who died in the fire on Monday.

About 800 pupils were inside the school in the holy city of Mecca when the tragedy occurred.


15 girls died in the blaze and more than 50 others were injured

According to the al-Eqtisadiah daily, firemen confronted police after they tried to keep the girls inside because they were not wearing the headscarves and abayas (black robes) required by the kingdom's strict interpretation of Islam.

One witness said he saw three policemen "beating young girls to prevent them from leaving the school because they were not wearing the abaya".

The Saudi Gazette quoted witnesses as saying that the police - known as the Commission for the Promotion of Virtue and Prevention of Vice - had stopped men who tried to help the girls and warned "it is a sinful to approach them".

The father of one of the dead girls said that the school watchman even refused to open the gates to let the girls out.

"Lives could have been saved had they not been stopped by members of the Commission for Promotion of Virtue and Prevention of Vice," the newspaper concluded.

Families of the victims have been incensed over the deaths.

Most of the victims were crushed in a stampede as they tried to flee the blaze.

The school was locked at the time of the fire - a usual practice to ensure full segregation of the sexes.

The religious police are widely feared in Saudi Arabia. They roam the streets enforcing dress codes and sex segregation, and ensuring prayers are performed on time.

Those who refuse to obey their orders are often beaten and sometimes put in jail.
 
http://www.estrelladigital.es/020319/articulos/opinion/piris.htm

El hidalgo extremeño y las niñas árabes
Alberto Piris*

Todavía se recuerda en tierras de Extremadura a un viejo hidalgo de los tiempos de la restauración borbónica quien, antes de que Lampedusa escribiera su conocida novela histórica, anticipaba a fines del siglo XIX algunos rasgos del Gatopardo, como miembro esclarecido de una casta social llamada a desaparecer. Este caballero, que desde el balcón principal de su casa solariega divisaba sus posesiones extendidas hasta las estribaciones de la sierra de Montánchez, tenía una curiosa costumbre, conocida por todos los que le frecuentaban: se hacía acicalar por su barbero personal por la noche, antes de acostarse. Lo que no era óbice para que repitiese la operación a la mañana siguiente.

Un día, en conversación privada con un pariente llegado de la Corte, se desveló la razón de tan raro proceder. Aducía el distinguido noble rural que, en caso de que su morada fuera presa de las llamas durante la noche, lo que no era nada extraño, dada su vetustez, tendría dificultades para salvarse porque los principios en los que había sido educado le impedían presentarse en público sin estar debidamente compuesto.

Puede dudarse de la verosimilitud de tal comportamiento, que anteponía la impoluta imagen del señor, siempre ostentando su preeminencia hasta en los menores detalles del atuendo y aseo personal, a su supervivencia como simple individuo. Pero queda expresado como indicador de una norma de conducta, ya felizmente superada, de quien cree que su persona, a la vez que privilegios debidos a la clase social, debe asumir también sacrificios voluntariamente impuestos. En todo caso - como se dice que opinaba la servidumbre - su libertad personal le permitiría abandonar la alcoba en batín y pantuflas, incluso despeinado y con la barba enmarañada, si la inminencia de morir abrasado le hacía cambiar de idea y no le importaba un cierto menoscabo de lo que él tenía como honor, a cambio de seguir con vida y gozando de sus regalías.

La anécdota se reproduce estos días con visos de tragedia cuando se nos informa de que quince niñas han muerto en un incendio, producido en un colegio de La Meca, porque les fue prohibido huir de las llamas sin ir cubiertas por el velo y la túnica que su religión les exige. Arabia Saudí, el país que ostenta la cualidad de fiel aliado de EEUU y bastión de Occidente frente a otros estados de la zona tenidos por "irresponsables", posee una Policía Moral encargada de velar por la ortodoxia de las costumbres. Son los "mutauines", ante los que se estremecerían algunos inquisidores de la historia más negra del catolicismo. El lunes de la pasada semana llegaron hasta el punto de impedir el rescate de unas muchachas, porque los bomberos cometerían pecado si se acercaban a ellas mientras no estuvieran debidamente cubiertas.

No se sabe si, en su defensa, los rígidos guardianes de la ortodoxia islámica habrán aludido al poder purificador del fuego, común a todas las religiones, que conduciría al lado del Profeta a las inocentes víctimas juveniles en las mejores condiciones para iniciar su vida eterna. Al contrario del hidalgo extremeño, que se imponía servidumbres personales voluntarias atendiendo a un concepto del honor en el que había crecido desde su juventud, las niñas árabes han muerto abrasadas por la brutal imposición exterior de unos intermediarios entre lo divino y la humanidad que, una vez más, han cumplido con su macabro papel.

Es posible llegar a creer, con cierto esfuerzo, a quienes rodean a los preceptos islámicos con una aureola de compasión, amor al prójimo, igualdad y respeto por los derechos humanos de hombres y mujeres, cuando se esfuerzan en argumentar que el verdadero Islam es así. Pero la realidad cotidiana, la que rodea a los seres humanos que viven bajo sus imposiciones, parece muy distinta, a tenor del hecho antes descrito. Cierto es que también existe una enorme distancia entre el modo de vida de los dignatarios eclesiásticos del Vaticano y los esforzados religiosos católicos que viven y sufren junto a los miserables y los desposeídos del planeta. Lo que muestra que todas las religiones admiten amplios márgenes de interpretación.

Sin embargo, es obligado aceptar que a comienzos del siglo XXI existe una gran diferencia entre las sociedades - como la musulmana - regidas por leyes divinas que interpretan unos clérigos poseedores también de poder político, y las sociedades de origen histórico cristiano, regidas por leyes civiles donde lo divino no tiene ya apenas cabida. No hay aquí espacio para la coexistencia cultural pacífica: o los ciudadanos se gobiernan a sí mismos, mejor o peor, o son regidos por una clase sacerdotal que no responde ante ellos.

Arabia Saudí puede desempeñar un papel importante en los delirios del presidente Bush en su lucha contra un terrorismo que no sabe bien dónde situar y que le hace enfocar hacia Bagdad sus rayos de muerte. Y puede ser también el país clave para el suministro petrolífero de Occidente. Pero nada de esto debería hacer olvidar que es, además, el país regido por unas leyes presuntamente divinas que violan los más esenciales derechos humanos. Las niñas obligadas a morir por no poder abandonar un colegio en llamas sin vestir las prendas exigidas por la Policía Moral arábiga representan un retroceso social de tal magnitud que el viejo hidalgo extremeño llega a parecernos, por contraste, un individuo de avanzada modernidad progresista.

General de Artillería en la Reserva
Analista del Centro de Investigación para la Paz (FUHEM)
 
Respetando los derechos humanos

Respetando los derechos humanos

http://www.elpais.es/articulo.html?...20020410elpepisoc_2&type=Tes&anchor=elpepipor

Miércoles, 10 de abril de 2002


Una joven se escapa para evitar un matrimonio forzado


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( SANTIAGO CARREGUÍ )


E. BATALLA / L. GARRIDO | Gandia / Valencia

Una mujer de unos 20 años, de origen marroquí y nacionalidad belga, fue supuestamente secuestrada por su familia para obligarla a contraer matrimonio en Marruecos. La joven logró escapar el pasado lunes en el área de servicio de la autopista A-7 en La Safor, a la altura de Gandia (Valencia), aprovechando la presencia en el lugar de una unidad de la Guardia Civil.

Los agentes detuvieron a cuatro personas, una de ellas (que podría ser la madre, según la Guardia Civil) quedó en libertad pocas horas después, tras prestar declaración. Los otros tres detenidos (un primo, de 25 años; un hermano, de 28, y el futuro marido, de 62) pasaron la noche en el cuartel de Oliva, localidad cercana a Gandia. Ayer por la mañana fueron puestos a disposición del titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Gandia, quien tras escuchar sus testimonios decretó su libertad provisional y les imputó un delito de detención ilegal y otro de violencia doméstica.

Además, el juez estableció, como medidas cautelares, la prohibición de 'cualquier acercamiento o contacto' con la mujer hasta que acaben las investigaciones. Dado que todos los detenidos tienen residencia conocida, el juez no ha limitado sus movimientos. Además de los detenidos, varios familiares de la mujer acudieron ayer al juzgado gandiense. La víctima también prestó declaración y media hora antes de que sus familiares entraran en las dependencias judiciales salió acompañada de agentes de la Guardia Civil que la condujeron a un centro de acogida para evitar que la familia pueda llegar a contactar con ella.

Huida desesperada

La fuga ocurrió a las 14.00 del lunes cuando una mujer se introdujo en un vehículo todoterreno de la Guardia Civil de Xeresa (Valencia) que se encontraba en el área de servicio de La Safor. Explicó a los agentes que su familia la llevaba contra su voluntad a casarse en una pequeña aldea de la costa norte de Marruecos, para cumplir un matrimonio convenido desde que era niña.

Los agentes trasladaron a la joven a un centro de salud donde la atendieron de heridas leves, un golpe en la cabeza y unos hematomas que presentaba. La mujer relató a la Guardia Civil, según fuentes del instituto armado, que residía con a su familia en Amberes (Bélgica), que su futuro marido había ido a buscarla y que al negarse a acceder al matrimonio, su familia la conducía contra su voluntad.

Según las mismas fuentes, la mujer afirmó que en otro momento del trayecto había intentado zafarse sin éxito y que había sido reducida con violencia, lo que supuestamente explica las heridas que presentaba.
 

http://www.elmundo.es/2002/05/19/cronica/1144682.html

Domingo, 19 de mayo de 2002


ABLACION / TERRIBLE TRADICION
OMMI, LA MUTILADORA DE GIRONA

ES DE MALI y se dedica a practicar ablaciones en España. Uno de sus últimos trabajos ha sido mutilar, sin anestesia y con una cuchilla, a cuatro niñas de entre seis y 10 años. Sus padres, inmigrantes en Madrid, contrataron sus servicios

NAZANIN AMIRIAN

Comencé a sospechar que en Cataluña vivían comadronas africanas que practicaban la ablación en 1993, cuando varios pediatras de Girona y el Maresme denunciaron casos de niñas que habían llegado con el clítoris mutilado a sus consultas. Hace sólo unos meses tuve la confirmación de la existencia, al menos, de una. La buankisa o comadrona en cuestión procede de Mali, vive en Girona, responde al apodo de Ommi Mamma y debe de tener entre 45 y 50 años. Esta semana estuve a punto de localizarla. Al final fallé, pero ésta es su historia.

Entrada en carnes, corpulenta, fría y distante, adorna su cuerpo con pulseras, anillos y colgantes de oro fruto de los beneficios de su trabajo. El último encargo lo tuvo en Madrid. Varias familias africanas residentes en la capital reclamaron sus servicios porque problemas económicos y de papeleo les impedían tomarse unas vacaciones, el pretexto con el que se suelen llevar a las niñas a sus países de origen para practicarles la ablación. Reunieron 300 euros para pagar el viaje y los honorarios de la mutiladora e invitaron a Ommi a pasar unos días en Madrid.

RITUAL EN MADRID

La ceremonia se celebró en el domicilio de una de las familias. Como dicta el ritual, primero sacrificaron una gallina en la bañera, una ofrenda a las fuerzas sobrenaturales para que protejan la vida de las niñas durante la operación. Luego fueron llamando, una por una, a las cuatro pequeñas de entre seis y 10 años. Las habían despojado de sus ropas y, para que sus gritos se ahogaran, les metieron un trapo en la boca. El resto del trabajo lo realizarían las experimentadas manos de Ommi, quien, sin ningún tipo de anestesia y con una cuchilla de afeitar como herramienta, iba a arrancar parte de sus diminutos cuerpos.

Como estas cuatro pequeñas inmigrantes, cada día 6.000 niñas de entre cuatro y 12 años son sometidas a una mutilación genital en todo el mundo. Las ONG calculan que 130 millones de mujeres, en su mayoría afro musulmanas, han sido víctimas de la ablación.Camerún, Somalia, Sudán, Tanzania, Egipto, Kenia, Mauritania, Eritrea, Yibuti... Y así hasta 30 países.

Muchos de sus habitantes, cuando emigran a España, traen en la maleta la arraigada tradición. A causa de las denuncias realizadas los últimos años, el Congreso de los Diputados ha pedido medidas punitivas para quienes la practiquen y Convergència i Unió ha solicitado la expulsión de los inmigrantes que mutilen a sus hijas, tanto dentro como fuera de España. El debate abierto y la preocupación han llevado a algún pediatra a pedir que todas las niñas inmigrantes pasen un control médico cada vez que regresen de vacaciones de sus países de origen.

No cree Mama Samathe que la persecución ni la expulsión vayan a acabar con la práctica clandestina. La presidenta de la Asociación contra la Ablación de la Mujer en España, quien lleva años visitando individualmente a las familias africanas para tratar de esta práctica, propone la concesión de la nacionalidad española a las niñas que residen en nuestro país. Así gozarían de los mismos derechos como la integridad física que cualquier otro niño europeo. «No entiendo por qué en España se niega el asilo político a las africanas amenazadas por la mutilación. En Canadá, EEUU, Francia o Gran Bretaña, sí se concede».

Cuanto más tarde Ommi en desarrollar la ablación, más prestigio para la mutiladora. El tiempo demuestra que está haciendo su cometido con mucho cuidado y total minuciosidad. Mientras ella maneja su cuchilla, los varones familiares de las cuatro niñas inmigrantes esperan en otra estancia. La ablación es cosa de mujeres y son ellas quienes se encargan de la mutilación de las niñas de la comunidad. Los hombres nunca asisten a la ceremonia y tampoco les preocupa si a su mujer se la han practicado. En caso de que la esposa sea frígida, siempre les quedarán otras tres mujeres. El Islam les ofrece el privilegio de ser polígamos.

Una vez Ommi da por finalizado su cometido y ha sido limpiado el quirófano es decir, el cuarto de baño , las niñas son envueltas en toallas y trasladadas a su dormitorio. Cada una recibe un cucurucho de helado de vainilla y unas palabras de consuelo.Ya son mujeres y, como tales, no deben llorar.

Nadie les cuenta las secuelas del salvaje ritual: debido a las condiciones en las que se realiza, suelen producirse graves hemorragias e infecciones, muchas jóvenes mueren durante o al poco tiempo de la intervención. Si esto ocurre la bunakisa lo atribuirá a la impureza de la niña o echará la culpa a los progenitores por no haber cumplido correctamente los mandamientos divinos.

Un 45% de las mutiladas no obtiene placer durante sus relaciones sexuales, buena parte de ellas tiene coitos dolorosos y muchas sufren graves complicaciones durante el parto. A largo plazo, puede provocar problemas menstruales, quistes, infecciones crónicas de la pelvis e incluso infertilidad. Los expertos estiman que entre un 15% y un 20% no podrá tener hijos.

Cuando se pide un explicación que pueda justificar la barbarie de la ablación surgen razonamientos de este tipo: hay que extirpar el pene femenino para convertir a un ser hermafrodita en una mujer; se trata de conseguir la pureza física mediante la eliminación de la «carne impura»; es práctica de iniciación; un mandamiento islámico... Mientras que los líderes musulmanes africanos (siempre hombres) siguen insistiendo en que la ablación es una obligación del Islam, lo cierto es que ningún versículo del Corán hace referencia a ella. Los imanes africanos, para divulgar esta falsa afirmación, se aprovechan de que la mayoría de la población, sobre todo las mujeres, no saben leer o no conocen el idioma árabe, en el que está escrito el Corán

TODA UNA CEREMONIA

Cuando la ablación se practica en sus países de origen, el ritual es aún más ceremonioso. Todo queda en manos de las ancianas de la comunidad, quienes se reúnen para seleccionar a las niñas, la comadrona y la fecha. Las niñas son inmovilizadas por una o dos personas. Una de ellas recita una oración y da así permiso para que comience la operación.

Una vez cosida con espinas de plantas, hilos de pescar, fibras vegetales o alambres, la herida se cubre con un cóctel de hierbas curativas. Durante entre 20 y 40 días se les ata las piernas para evitar que la herida se abra. Entre la tribu cognagui, en Guinea, las niñas mutiladas no sólo no deben llorar durante la ablación, sino que además están obligadas a bailar tras la intervención para demostrar su valentía y su conformidad.

Las buankisas heredan su trabajo de generación en generación. Muchas niñas de la casta baja de los forgerones de Mali, una vez mutiladas, se convierten en ayudantes de sus madres para ir aprendiendo el oficio. Presenciar sangrientas sesiones de ablación a diario las convertirá en expertas verdugos, capaces de manejar una cuchilla de afeitar, unas tijeras, el casco roto de una botella o el borde afilado de una lata con total frialdad. No sucederá así con Ommi. Viuda y sin hijas a quienes aleccionar, su macabro saber desaparecerá con ella.

Pie de foto titulada

OBLIGADAS. Cada día 6.000 niñas de entre cuatro y 12 años son mutiladas. Unos 130 millones de mujeres en todo el mundo han sido víctimas de la ablación.

 
Oh es genial sabe r de que hay una preocupación constante sobre estos temas...ojala pusieran en los otros foros noticias de actualidad tambien..por que cuando las cosas no soplan a favor ...entonces las noticias desaparecen :S
 
http://www.elperiodico.es/default.asp?idioma=CAS&idnoticia_PK=16627&idseccio_PK=59

Miércoles, 22 de mayo de 2002

La Generalitat considera que se debe expulsar al imán de Premià

Barcelona. -- El secretario para la inmigración de la Generalitat, Salvador Obiols, ha asegurado que el imán de Premià ha actuado de forma "antidemocrática" y ha incumplido el "ordenamiento jurídico y constitucional" al negarse a hablar con la alcaldesa de Premià de Mar por ser una mujer, por lo que "se le debería expulsar".

El secretario general de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, exigió ayer la expulsión del imán de Premià y el responsable de Inmigración de la Generalitat ha apoyado hoy sus tesis aunque ha advertido de que "las declaraciones del señor Carod-Rovira las estamos haciendo desde hace mucho tiempo".

Obiols se ha referido al imán de Premià y ha declarado: "Si no cumple con todos los requisitos de la convivencia de Catalunya, su ordenamiento jurídico y constitucional, y yo entiendo que no lo hace, de entrada creo que sí que se le debería expulsar".
 
http://www.elperiodico.com/online/a...om/EDICION/ED020523/CAS/CARP01/tex031.asp&af=

Choque de culturas El debate en torno al conflicto de Premià
Mas apoya la expulsión de líderes religiosos intolerantes

Pide echar a los inmigrantes que tienen actitudes "discriminatorias" o que "alteran la convivencia"

El 'conseller en cap' rehúsa vetar la candidatura del ultra Anglada mientras no fomente la violencia

ENRIC HERNÀNDEZ / MADRID

El conseller en cap de la Generalitat, Artur Mas, apoyó ayer en Madrid la propuesta de Esquerra Republicana de Catalunya de expulsar al imán de Premià de Mar (Maresme) y a cualquier líder religioso que "altere gravemente la convivencia". Según Mas, los inmigrantes que "no cumplen con las obligaciones básicas de todo ciudadano" o mantienen "actitudes discriminatorias" hacia algunos sectores de la población no pueden permanecer en el país.

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Un grupo de niños juega en un parque de Premià, ayer.
Foto:JORDI BARRERAS

La Generalitat carece de competencias para promover la expulsión de inmigrantes, una atribución que el Gobierno central se reserva. Con todo, Mas dejó claro ayer que el Ministerio del Interior tendrá el apoyo del Govern si procede a la repatriación del imán de Premià de Mar, Abdelaziz Jafo, quien, como su predecesor, que dejó hace un año Catalunya y vive ahora en Holanda, ha rehusado reunirse con la alcaldesa, María Jesús Fanego. Por este motivo, el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, fue el primero en pedir la expulsión del imán, a quien acusó de defender "actitudes públicas intolerantes, machistas, reaccionarias, integristas y anticatalanas".

En parecidos términos se expresó el secretario de Immigració de la Generalitat, Salvador Obiols, para quien el imán actuó de forma "antidemocrática" e incumplió el "ordenamiento jurídico y constitucional" "Si no cumple los requisitos de la convivencia de Catalunya, y entiendo que no lo hace, se le debería expulsar". Y añadió: "Estamos en un Estado de derecho, no en una república bananera, y nos regimos por normas y conductas que todo el mundo debería aceptar, incluso los imanes".

EVITAR EL 'EFECTO LE PEN' Mas, que coincidió con Obiols en que los inmigrantes "deben respetar los valores de convivencia" de los catalanes, se mostró "de acuerdo" con Carod, aunque "no tanto en el tono como el fondo". El conseller en cap expresó su "sorpresa" por el "cambio de opinión" del líder de ERC, de quien dijo que hace meses mantenía "actitudes débiles" en materia de inmigración.

Como ya hiciera el pasado verano a raíz de la concentración de sin papeles en la plaza de Catalunya, el número dos de la Generalitat pidió ayer que se aplique la ley de extranjería para expulsar tanto a los inmigrantes que no estén regularizados como a los que "no cumplan el ordenamiento vigente". Esa medida, subrayó, ayudaría a "evitar que aparezcan fenómenos no deseables" en Catalunya, en alusión al auge en Francia del xenófobo Jean-Marie Le Pen.

LA CANDIDATURA DE ANGLADA

Respecto a Josep Anglada, el líder ultra de Vic que se sumó a la protesta antimezquita de Premià, Mas opinó que su candidatura a las municipales no se debería abortar aplicándole la nueva de ley de partidos, que incluye el racismo y la xenofobia como causas de disolución de una formación política o una agrupación de electores. El conseller en cap considera que Anglada tiene derecho a defender sus ideas, "por rechazables que sean", siempre que no lo haga mediante la violencia.
 

http://www.libertaddigital.com/php3...&num_edi_on=820&cpn=9376&tipo=2&seccion=POR_D

Jueves, 23 de mayo de 2002
Complicidad mediática con el integrismo

En un análisis descriptivo y crítico de la prensa del día, como pretende ser esta sección de Revista de Prensa, tan importante es comentar lo que los diarios destacan de la actualidad como lo que ocultan y silencian. La última matanza que los terroristas palestinos han provocado en Israel no es destacada en ninguna portada de prensa -salvo en ABC- y no es objeto de comentario en editorial alguno. Este ocultamiento del terror dirigido contra los judíos ciertamente no es nuevo en la prensa española, pero en este caso, es mucho más grave, pues ha venido a coincidir con la acogida en España de tres terroristas, algunos de ellos pertenecientes a la misma organización criminal que ayer reivindicó el último atentado que ha causado más de veinte heridos y, al menos, tres muertos cerca de Tel Aviv.

Los pocos diarios que señalan el carácter terrorista de estos tres -activistas- acogidos por España, no le dedican editorial alguno a su llegada, y los que la comentan -como hoy El País y anteriormente El Mundo- silencian su condición de terroristas y aplauden la decisión de acogerlos del Gobierno español.

Para que no haya duda del grado de tolerancia mal entendida y permisividad hacia el integrismo islámico de la inmensa mayoría de los diarios, los únicos que hoy dedican un editorial a la decisión de la Generalitat de frenar la construcción de nuevas mezquitas -El País y El Mundo- denigran la decisión como muestra de intolerancia religiosa. El hecho de que partidos como el PP, CiU e incluso algún dirigente de ERC como Carod-Rovira se hayan echo eco del malestar y las protestas de los vecinos de Premià de Mar es una intolerable cesión al -populismo- para ambos diarios, los cuales también tildan de discriminatorias la acerada y justificada crítica que Artur Mas ha dirigido contra el antiguo imán de esta localidad catalana que insultó y se negó a hablar con la alcaldesa por el hecho de ser mujer.

No se pueden tolerar las religiones intolerantes

El País critica que el Ayuntamiento de Premia de Mar -gobernada por socialistas, Ezquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya- hayan cedido al clamor vecinal contra la construcción de la mezquita y propongan ahora que el -oratorio- se ubique en la zona industrial de la población. La medida, ciertamente, no va a la raíz del problema, pues la cuestión no es tanto el -donde- sino el -qué- se propaga amparándose en la libertad religiosa. Y, desgraciadamente, el islam ortodoxo empieza por propagar que esa libertad de culto sólo la deben tener los fieles de su religión. Quieren -libertad- para propagar la legitimidad de la Yihad, la sumisión de la mujer, la apología del terrorismo islámico o la necesidad de no integrase en la sociedad de -infieles- que les acogen. El País, sin embargo, no critica el parche, no denuncia la parcialidad de la -solución- de trasladar a un polígono industrial ese foco de intolerancia que, en nombre de la libertad de culto, se pretende erigir. ¿Reivindicaría El País el derecho de propiedad -como para esta ocasión hace- y el pluralismo político para defender que los neonazis construyeran una sede donde adoctrinar a la gente?. ¿Las doctrinas totalitarias sólo deben ser objeto de sanción cuando las predican gente blanca y con el brazo en alto?

Lo más contradictorio de El País es que al final de su editorial acuse al Gobierno central de -no contribuir a financiar los gastos de adaptación e integración que supone la inmigración- y a la Generalitat de -fantasear con su intención de fijar directamente el cupo de inmigrantes-. Pero ¡si es precisamente la no adaptación y la no integración lo que se va a predicar en esas mezquitas!. Como botón de muestra sirva la actitud que el antiguo imán de Premià -ahora vive en Holanda- mantuvo ante la alcaldesa en 1996 cuando fue a entrevistarse con ella para tratar de la apertura de la mezquita: no sólo no sabía ni catalán ni castellano sino que, tras percatarse que el alcalde era una mujer, le dio la espalda y la trató despectivamente. ¿Qué creemos que se va a propagar en esos recintos religiosos cuyos dirigentes espirituales son tan radicalmente fieles a las escrituras del Islam?. El Islam -salvo corrientes excepcionales y heterodoxas- predica en sus países de origen la persecución y expulsión de los infieles. Y en los países -infieles- que los acogen, pretende mantener a sus adeptos encerrados en la Ummha, en la comunidad de creyentes que han de vivir comunitariamente, fieles, impermeables y sin impurezas del exterior. La sociedad abierta no puede tolerar sociedades cerradas en su seno, islotes culturales que niegan la libertad individual en su seno y discriminan a las personas por su condición sexual.

El rechazo vecinal a la mezquita no es, como pretende hacer ver El País, un rechazo a toda religión que no sea la católica. Algunos vecinos pueden tener esa criticable actitud, pero lo cierto es que ninguna pega han puesto la inmensa mayoría de los vecinos que ahora protestan a los otros centros religiosos de confesiones distintas a las católicas que de hecho ya existen en la localidad. Ni siquiera la práctica del islam era inicialmente vista con rechazo. Ninguna hostilidad provocó esa religión cuando la practicaban los primeros inmigrantes que al llegar se integraban, trabajaban y mantenían buenas relaciones de vecindad con los demás habitantes. El problema lo provocó la intolerancia de los dirigentes espirituales que pretendieron guiar e impedir esa relación abierta y plural, y los magrevíes que, en lugar de llegar para trabajar e integrase, empezaron a generar problemas de seguridad en el pueblo.

En cuanto a El Mundo, dice que -la intolerancia del movimiento vecinal tiene bastante que ver con la explosiva relación entre la población autóctona y la minoría musulmana, que tampoco contribuye a la integración con tradiciones discriminatorias que colisionan con derechos y libertades que son irrenunciables-. Pues esas tradiciones son precisamente las que ha defendido El Mundo recientemente con la polémica de la hiyab. Por otra parte, el que los inmigrantes no importen las -tradiciones que vulneran los derechos y libertades irrenunciables" no debía ser una mera petición de gesto de buena voluntad de cara a la integración sino un imperativo que inexorablemente deberían cumplir si quieren vivir en una sociedad libre. ¿O es que por el hecho de que las vulneraciones de derechos sean -tradicionales- y -extranjeras- tienen patente de corso?. La tolerancia exige reciprocidad. Pero para El Mundo esa exigencia alenta la xenofobia y pone de ejemplo al ex líder de Fuerza Nueva, Josep Anglada, que pretende apoyarse en el colectivo antimezquita para presentarse a las elecciones. Si se tildan de fascistas y xenófobas las legítimas quejas de los vecinos no es de extrañar que los verdaderos y pocos xenófobos y fascistas que hay se froten las manos. El integrismo de unos favorecerá al de los otros.

No se trata de acusar a todos los que son permisivos y hacen la vista gorda con el integrismo islámico de compartir sus valores. Tan sólo destacamos que el integrismo, -como siempre ha tenido cualquier totalitarismo- también encuentra fuera de él sus -tontos útiles-.
 

http://www.libertaddigital.com/php3...&num_edi_on=821&cpn=9384&tipo=3&seccion=POR_D

Viernes 24 de Mayo de 2002

Libertad religiosa y mezquitas

Enrique de Diego

Es curioso hasta qué punto el sentido común se distorsiona bajo la dictadura -o dictablanda- de lo políticamente correcto, donde la clave no es la racionalidad sino la falsa apariencia de moral en la pose. En ese sentido, lo que en Francia se conoce como los laicos, en el caso de España, bajo el complejo progresista, vienen defendiendo un criterio absoluto sobre la libertad religiosa, que resulta medieval y ampliamente contradictorio. ¿Puede predicarse, en nombre de la libertad religiosa, que el varón es superior a la mujer? ¿Puede predicarse, en nombre de la libertad religiosa, que el apóstata sea asesinado o que es legítimo utilizar la violencia para imponerse al -infiel-? Sí, según nuestros progres, que tratando de ser tales en el fondo terminan identificándose con el integrismo.

La idea de que un ámbito de culto establece una patente de corso para difundir cualesquiera propuestas es una idea que hubiera escandalizado a los padres de la democracia y a los liberales de toda laña. Pero aún hoy en día, los mismos progres se rasgarían las vestiduras si algún clérigo católico o cristiano predicara la conveniencia de que las mujeres llevaran un pañuelo en la cabeza, como signo de su discriminación. Protestaron en su día porque las católicas lo llevaran en el interior de las iglesias. Por supuesto, si algún fraile predicador reivindicara el discurso de Torquemada y propugnara que herejes y apóstatas debían ser quemados en la plaza pública, habría una posición de rechazo completa. Contra eso lucharon las generaciones anteriores. No lo consideraron una -excepción cultural-. Tal cuestión es absolutamente contraria a la Constitución, y a la misma esencia previa de la democracia, que son los derechos personales. La tolerancia no es la neutralidad frente a cualquier idea intolerante.

Resulta cuanto menos extraño que ante la religión musulmana sea preciso abjurar de cualquier sentido crítico, de cualquier análisis de contenido y de cualquier consideración sobre algunas ideas predicadas pueden estar inmersas en responsabilidad por el Código Penal. Por ejemplo, la jihad en el sentido más habitual de agresión para violentar las conciencias o difundir la fe es una de las variantes de la apología del terrorismo. La Iglesia católica es criticada por considerar la práctica homosexual como pecado, aunque ello queda en el ámbito moral (hoy en día, en su momento pasaba por la hoguera), y esto es denunciado con acritud, pero el hecho de que el mundo musulmán considere que esa práctica ha de ser perseguida con penas físicas, al parecer, debe ser respetado (recordar las críticas a Pim Fortuyn por calificar en la materia a la cultura musulmana de -atrasada-, lo que se consideró -agresivo-). Si alguien me consigue explicar estas contradicciones de nuestros progres a lo mejor ha dado un paso decisivo para curar la esquizofrenia.

 
http://www.libertaddigital.com/php3...&num_edi_on=821&cpn=9383&tipo=3&seccion=POR_D

Culturas incompatibles

Antonio López Campillo

Uno de los problemas con los sistemas informáticos reside en que puedan trabajar juntos. De nada sirve tener un buen ordenador si se le une una impresora que no es compatible. Ser compatible significa que pueden funcionar juntos, es decir que exista sinergia, sin ella no hay efectividad en el funcionamiento del conjunto. Y lo mismo pasa en el ámbito social. Esto no lo perciben muchos partidarios de la multiculturalidad. La mezcla, la coexistencia de varias culturas, la ven como un cocktail, mezcla que produce una bebida con un sabor nuevo. Las culturas no son bebidas, son formas de vida con historias de siglos, no se mezclan; todo lo más, elementos de una pasan a formar parte de otra, pero solo elementos, ya que lo que hace que esa cultura sea viable es, precisamente, su especificidad. No cabe duda que cada cultura es el producto de la fusión de elementos culturales anteriores, no una mezcla que se separa a la menor perturbación, una fusión es el resultado de una coherencia de los componentes, su compatibilidad es lo que asegura que la unión no acabe en guerra étnica.

Hoy hay en toda Europa un problema serio que a primera vista se califica de xenofobia, cuando no es otra cosa que la conciencia, más o menos clara, de unas incompatibilidades culturales. Los más necios (es necio el que no sabe lo que debía saber) lo califican de racismo. Cultura es un fruto socio-historico y raza un concepto biológico.

Un caso concreto nos lo ofrece el asunto de la mezquita de Premiá del Mar. Una parte de la población se niega a que se construya una mezquita en su barrio. Los musulmanes son unos inmigrantes que piden tener centros de culto propios, lo que es normal. Lo que es menos normal es que en esos lugares de culto se prediquen normas que son contrarias a la legalidad del país de acogida. Lo que hace que el vivir cotidiano de esos inmigrantes no sólo aparezca como extraño, es que se perciba como algo ilegal, cosa que es cierta. En Europa y en concreto en España se ha logrado, tras años de esfuerzos, la igualdad de los sexos. La mujer es igual al hombre. La humanización, no digo superioridad para no perturbar a algunos, de la cultura occidental reside precisamente en no tolerar que se considere inferior a ningún ser humano, nadie ha de ser discriminado por el color de su piel, sus ideas o su sexo.

La religión musulmana considera a la mujer como inferior al hombre (véase el Corán 2:228, 4:11, 4:34, 4:176), la mujer vale la mitad que el hombre. Esas son las palabras que Allah dictó a Mahoma: son palabras de Dios y por lo tanto intocables. Una cultura que discrimina a la mujer no es compatible con otra que acepta la igualdad de los sexos. Esa diferencia cultural hace difícil la coexistencia sobre el mismo territorio, pues implicaría dos leyes sociales fundamentalmente diferentes. Para el Islam, la poligamia es legal y está recomendada por el Eterno. En la cultura occidental, y en otras, la monogamia es de ley.

En el caso de los inmigrantes musulmanes no se les puede obligar a cambiar de religión, pero nosotros tampoco debemos cambiar de cultura. Aceptar la inferioridad de la mujer y la poligamia es, para nosotros, un retroceso cultural de siglos, digo bien: para nosotros.

La inmigración ha hecho evidente que hay incompatibilidades culturales y que la multiculturalidad es un asunto que hay que pensarlo en serio y no puede ser un mero slogan político.
 
Los " valores " palestinos

Los " valores " palestinos

"Los ataques suicidas representan la más alta forma de nuestra lucha nacional. Sobre esto no hay duda", dijo hoy en una entrevista con la televisora de Qatar Al Jazira, el secretario de Gobierno palestino, Ahmed Abdel Rahman.

El dirigente dijo que "el punto es establecer dónde deben ser realizados" estos ataques.

"En la situación internacional actual, a la luz de los prejuicios de Estados Unidos a favor de Israel y de los cambios de humor en el campo internacional por via de estas operaciones, debemos limitar nuestra resistencia, incluso las operaciones de martirio, en los territorios ocupados", aseveró.

Rahman respondió así a las críticas contra la Autoridad Nacional Palestina (ANP) lanzadas por el secretario de Hezbollah libanés, el jeque Hassan Nasrallah.

La polémica se desató tras la dura condena expresada por el presidente palestino, Yasser Arafat, al atentado realizado el miércoles en Rishon Letzion, en Tel Aviv, por un "kamikaze" palestino.

El autor del ataque era un miembro de Tanzim, un grupo ligado a Al-Fatah, el movimiento político liderado por Arafat.
 

http://www.libertaddigital.com/php3...&num_edi_on=827&cpn=9463&tipo=3&seccion=POR_D

Jueves 30 de Mayo de 2002

¿Xenofobia o racismo?

Antonio López Campillo

En los media de toda Europa se habla del brote de xenofobia en el continente. Se dan multitud de razones: crisis económica, separación de los dirigentes políticos del pueblo, el paro, la inseguridad? pero raramente se dice cuál es el efecto de la inmigración masiva en la emergencia de este fenómeno. Es curioso que allí donde el fenómeno es más aparente, se ha reflejado en las elecciones. En Holanda, son las capas más desfavorecidas las más xenófobas y son los inmigrantes más antiguos los que defienden el cierre de fronteras con mayor energía.

La mayor parte de los analistas consideran que ha habido un renacer de la "palabra xenófoba". Comentan el crecimiento o el resurgir de partidos de extrema derecha, caso de Francia, donde el partido de Le Pen estaba dormido y ha hecho una aparición espectacular en las últimas elecciones presidenciales, alcanzando casi el 20% de los votos. Y en Holanda, ha sido la sorpresa del partido del líder asesinado, que defendía el "ya somos bastantes". Estos comentaristas creen que las "ideas" son las que conforman el mundo social, cuando más bien son las estructuras y los fenómenos sociales los que hacen surgir las "ideas".

En los países donde el fenómeno es más evidente, caso de Francia y Holanda, pues con motivo de las elecciones ha irrumpido con estruendo en los media, se han realizado encuestas sobre el tema. En el país vecino es donde ha habido un mayor trabajo de exploración social. Los resultados, muy semejantes a los que se deducen de los estudios holandeses, indican que la xenofobia, donde esta más extendida y donde se proclama más abiertamente, es entre los jóvenes de todos los niveles sociales; y en particular, entre los estudiantes, seguidos de los obreros y los emigrantes llegados hace años y ya integrados.

Lo curioso, y lo que escandaliza a los comentaristas, es que esa xenofobia es selectiva: los rechazados por la mayoría son los "árabes", no se han detectado referencias al color de la piel de los inmigrantes en los comentarios "xenófobos". Esta "selectividad" parece indicar que lo que se rechaza son modos de vivir, es decir, comportamientos culturales. El termino "árabe" implica musulmán, cualquiera que sea el país de origen del inmigrante.

Esto indica, sin duda, que esta xenofobia no es de tipo racista, es cultural. Y esto plantea problemas nuevos. Primero en su estudio. De ser racista nos encontraríamos ante un fenómeno político, de doctrinas de corte nazi, y esto se sabe como combatirlo. Si no es así, es que se trata fundamentalmente de un fenómeno social mucho más serio, y que hay que abordar de otro modo.

Los que califican al holandés Fortuyn de racista tratan de ocultar el carácter cultural de ese rechazo social y masivo del otro. No se les rechaza, cosa que pasa, por ser extranjeros, es por tener una cultura que la experiencia cotidiana de los ciudadanos siente como diferente e inasimilable. Es que la base de la cultura de los "árabes" es una fe religiosa estricta y excluyente, vivida por los fieles con fervor, pues es el eje de su vivir de todos los días. Es una fe religiosa que es al mismo tiempo su identidad.

La xenofobia hoy, en Europa, tiene, mayormente, un componente cultural: es el resultado experimental de los ciudadanos, de un frotarse de dos culturas que, por los hechos de cada día, les parecen inconciliables.
 
(BRIAN CUTTER )El País.-Da la impresión de que, al contrario de lo que se afirma, no estamos hablando de una larga cola de voluntarias que están a punto de convertirse en shahids femeninos, sino de una organización que ordena a la gente y a las mujeres indefensas pertenecientes al nivel social más bajo que se conviertan en bombas humanas. El hecho es que estas mujeres no tienen elección. En sociedades en las que la vergüenza es peor que la muerte, no es demasiado difícil convencer a las personas de que renuncien a la vida cuando se enfrentan a la elección de vivir en la vergüenza o morir como héroes. O lo que es incluso peor, entre una muerte de héroe o una vida de traidor.

Las agencias de noticias informan sobre ellas con horror, han logrado sorprender a los servicios de seguridad israelíes y han provocado una controversia en las diferentes escuelas del islam: son las jóvenes mujeres que recientemente han asumido el papel de terroristas suicidas. Hasta ahora no se ha prestado atención a la categoría social de estas jóvenes. Si se analiza en profundidad, queda claro que estas mujeres proceden de los estratos más bajos de la sociedad árabe. Por lo general están divorciadas y algunas son madres de hijos pequeños. Ocupan los peldaños más bajos de la escala social árabe, se las mira despectivamente y con frecuencia se las maltrata. En las comunidades musulmanas, la categoría de las divorciadas es baja. No es ninguna novedad para una sociedad en la que, según las normas islámicas, los maridos pueden divorciarse de sus mujeres con sólo decirles que se marchen. La noción de una familia con un solo progenitor se contempla con desdén. Estas mujeres suelen ser explotadas, con frecuencia se las acusa de deshonrar el nombre de la familia y son objeto de amenazas constantes. Si nos fijamos en las cintas grabadas antes del suicidio, se las ve como mujeres condenadas a muerte y no como personas decididas a dar su vida por una causa noble. Da la impresión de que, al contrario de lo que se afirma, no estamos hablando de una larga cola de voluntarias que están a punto de convertirse en shahids femeninos, sino de una organización que ordena a la gente y a las mujeres indefensas pertenecientes al nivel social más bajo que se conviertan en bombas humanas. El hecho es que estas mujeres no tienen elección. Una de las terroristas atrapadas recientemente, Shifa Al-Kudsi, está divorciada y es madre de una hija. Procuró ocultar la identidad de los que la habían enviado no por lealtad, sino para salvar la vida. De hecho indicó que pasar un largo tiempo en la cárcel por negarse a revelar la identidad de los que la habían enviado era su única oportunidad de salvar la vida. Resulta completamente increíble que unas mujeres tan jóvenes estén dispuestas a abandonar a sus hijos y a suicidarse por el bien de Palestina, a menos que las obliguen a ello debido a su baja posición social, que implica que sus vidas está sometidas a un peligro y unas amenazas constantes. Enviar a los ultrajados y a los débiles a la muerte es señal de quiebra militar y moral Otro tipo de terroristas son los menores (niños muy pequeños) que son enviados a la muerte por medios psicológicos muy similares a los empleados para hacer que un jovenzuelo impopular salte de la acera y se tire delante de un coche que circula a gran velocidad. En sociedades en las que la vergüenza es peor que la muerte, no es demasiado difícil convencer a las personas de que renuncien a la vida cuando se enfrentan a la elección de vivir en la vergüenza o morir como héroes. O lo que es incluso peor, entre una muerte de héroe o una vida de traidor. La cuestión del empleo de menores como terroristas suicidas arroja una luz diferente sobre la difícil situación de las terroristas suicidas. El tema de las mujeres fue brevemente objeto de discusión dentro de los círculos religiosos, pero se aceptó rápidamente. La cuestión de los niños ha hecho que el resentimiento se extienda por la sociedad palestina. Padres, profesores y expertos docentes han alzado la voz y han arremetido contra los que han estado reclutando, lavando el cerebro y enviando a niños como terroristas suicidas, y con más dureza todavía contra los padres que no impiden que esto suceda. Esto sirve para ilustrar que, cuando se trata de niños, hay una conciencia popular y una creciente oposición, mientras que la difícil situación de las jóvenes terroristas se pasa por alto, porque en la sociedad musulmana éstas no cuentan , son proscritas de las que se puede prescindir. Los que están detrás de todo esto no actúan por impotencia, determinación, ira o frustración, sino que lo hacen de forma calculada y con un cinismo total, sin ningún respeto por las vidas humanas en general y por las de las mujeres y los niños en particular. En realidad, enviar a los débiles y a los ultrajados a la muerte en nombre de un país no es un signo de poder y fuerza; es señal de quiebra militar y moral. Ni siquiera la disposición de las sociedades a enviar a su mejor gente a cometer suicidio es indicación de poder. Si analizamos el ejemplo de los pilotos kamikazes japoneses, ellos, al igual que los palestinos, consiguieron espantar a los estadounidenses y pensaban que su disposición a cometer suicidio les otorgaba una especie de ventaja moral y militar respecto a sus enemigos amantes de la vida . Deberíamos recordar quién acabó ganando la II Guerra Mundial y quién pagó durante muchos años el precio de la arrogancia y el fanatismo. Hay que reconocer que las sociedades que buscan y aman la vida luchan mejor que las sociedades que buscan la muerte, del mismo modo que los que luchan por salvar vidas son mejores combatientes que los que sólo aspiran a matar. Las sociedades que ganan las guerras son las más productivas y creativas, y aquellas cuyos ciudadanos disfrutan de mayor libertad. El fenómeno de los terroristas suicidas tiene implicaciones de largo alcance. El ejemplo japonés de los pilotos kamikazes también ha tenido implicaciones trascendentales de largo alcance. El éxito de los kamikazes y la muerte y el horror que provocaron hizo que los estadounidenses empezaran a contemplar a todos los japoneses como criaturas sin corazón, una especie de máquinas humanas. Incluso hoy en día los japoneses siguen teniendo dificultades para deshacerse de esta imagen de inhumanos que tienen. Ése es el peligro al que los palestinos se enfrentan ahora. Es muy posible que a la larga les resulte imposible convencer al mundo de que son seres humanos y no bombas andantes. Aunque su causa es válida, los medios que emplean no conducen a nada, y cada vez se les asocia más con la visión internacional del radicalismo y el terrorismo musulmanes, que se consideran una amenaza cada vez mayor para los sistemas democráticos de las sociedades occidentales. BRIAN CUTTER -------------------------------------------------------------------------------- Brian Cutter es experto en relaciones internacionales
 

<http://www.elmundo.es/elmundo/2002/06/01/sociedad/1022926454.html>

Sábado, 01 de Junio de 2002

HAN SIDO TRASLADADOS
Aislados en una cárcel salmantina 13 presos musulmanes que obligaron a rezar a otros internos

EUROPA PRESS
MADRID.- Trece internos musulmanes de la prisión salmantina de Topas permanecieron aislados por "intimidar y coaccionar a otros internos de su misma religión", a quienes querían obligar a que rezasen. El plante de los reclusos requirió la intervención de los funcionarios y la aplicación del Reglamento Penitenciario para su aislamiento.

Los incidentes se iniciaron sobre las 19.00 horas del pasado martes, cuando "un grupo de internos musulmanes comenzaron a intimidar y coaccionar a otros de su misma religión para provocar graves altercados". El citado informe recoge frases de los alborotadores como "vamos a quemar el módulo, estamos dispuestos a destrozar la cárcel, todos nuestros hermanos nos van a apoyar, estamos dispuestos a morir?.

Cuando los alborotadores vieron que "la mayoría de los internos no se plegaba a sus exigencias, cambiaron de actitud manifestando que si no los querían en el módulo se irían".

"Acto seguido -según el informe- comenzaron a bajar sus pertenencias a la sala de televisión, haciendo caso omiso de las órdenes de los funcionarios para que pasaran a sus celdas por orden?.

Fuentes penitenciarias precisaron que dos de los 13 internos que protagonizaron los incidentes han sido ya trasladados a otra prisión, y que el resto lo será durante la próxima semana. En la prisión de Topas hay actualmente 1.554 internos, 895 de ellos extranjeros.

 


<http://www.libertaddigital.com/php3...&num_edi_on=832&cpn=9559&tipo=3&seccion=POR_D>

Sharia en Nigeria

El Corán o lo siniestro

Lucrecio

La repetición, escribe Freud, es la ley de lo siniestro. Eso que, no debiendo manifestarse, emerge. Una y otra vez. Haciendo naufragar, cada vez más, el mundo convenido en su espiral insoportable. Y no es cada suceso lo terrible. Lo terrible es la lógica que exige su retorno. Necesario.

Cuando, hace algunos meses, se supo que Safiya Huseini iba a ser lapidada, como adúltera, en la Nigeria islámica, Europa concertó todos sus buenos sentimientos seculares: ¡Salvemos a Safiya!, fue entonces satisfecha consigna. Nadie -o casi- se atrevió a exigir lo esencial: proscribamos la lógica que determina que ese caso, el de Safiya, no sea sino anécdota. E infinitamente repetible. Esa lógica se llama Islam. No una interpretación, no una corriente. Se llama Islam. En su literalidad más precisa.

Safiya Huseini tiene ahora un nuevo nombre Amina Lawal. Idéntica es su condena a la de aquella: el adulterio que la Ley coránica castiga con lapidación hasta la muerte. Y no hace falta ser profeta para saber que serán menos las protestas ahora, porque todo aburre, también la muerte. Y que, más tarde, vendrán otras iguales y cada vez más invisibles. Otras que morirán mientras nosotros enfocamos a otro punto de anecdótico horror en el planeta. Hicimos anécdota de Safiya, la hacemos Amina, seguiremos haciéndola de aquellas cuyos nombres lleguen hasta nosotros. Nos complace hacer eso: es el duro onanismo de los buenos sentimientos. De la dura determinación que exige el exterminio de toda mujer adúltera, no diremos nada. No hay goce humanitario en eso.

O sí. Tal vez algo digamos. Diremos, satisfechos, que Europa es tolerante. Y que el Estado pagará, con los impuestos de todos nosotros, creyentes como laicos, al clero islámico para que enseñe, en nuestras constitucionales escuelas europeas, el mensaje de redención que Alá dictara al Profeta. Corán, Sura IV, versículo 24: “Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres, en virtud de la preferencia que Dios les ha concedido sobre ellas... Castiga a aquella de tus mujeres a quien sospeches infiel, enciérrala en cuarto aislado y golpéala”.

En verdad que Alá es grande. Y Europa su humilde financiera. Y todo se repite, en el tiempo sin tiempo del Misericordioso. Sumisión como muerte. Humillación como desprecio. Algunos damos a eso un nombre: lo siniestro. O el Corán.


 

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Islam en Occidente

No cabe duda, hay un problema

Antonio López Campillo


Rara es la semana que no se publique un artículo de algún intelectual, por lo general haciendo alarde de títulos universitarios, que no nos diga que hay en Europa, incluida España, un renacimiento del racismo. Un comentarista, en un artículo publicado en un diario español, cita el caso de Alemania –donde una parte de la opinión pide la expulsión de extranjeros, principalmente musulmanes–, y lo compara con la creciente fobia anti-"moros" en España. El comentarista, hombre de saber como lo demuestran los títulos exhibidos, denuncia tales posiciones como racistas, retrógradas e irracionales, y aconseja que la gente, se supone que los racistas, viajen más para perder, como él, toda ideología racista. Este consejero-viajero seguramente no ha visitado el sur del Sudan, ni Indonesia, ni Argelia, ni parte de Nigeria, ni... De hacerlo, aprendería que la discriminación cultural, que él denomina racismo, no es la exclusiva del mundo Occidental, y que en esos lares la discriminación es, casi siempre, mortal para los discriminados. Estos hombres que luchan con tanta energía contra la discriminación, sin querer discriminan a su vez al no tener en cuenta sucesos sociales que no coinciden con su visión de las cosas.

No todos los intelectuales "titulados" piensan igual; un politólogo alemán, de renombre, comentaba en un curso de verano de El Escorial, que la sociedad islámica es distinta del resto por la desigualdad de genero (genero: forma políticamente correcta de decir sexo). Esta discriminación por sexo es uno de los obstáculos con los que tropiezan las comunidades musulmanas en Occidente para integrarse. Es un asunto serio ya que la discriminación está escrita en el Corán, que es palabra de Dios, un texto que es la copia exacta del que está en el Paraíso, que no puede manipularse ni cambiarse y por eso mismo es guía segura para todo creyente. La discriminación sexual es uno de los componentes de la religión musulmana, y no una costumbre tribal.

Las comunidades islámicas en Occidente piden un trato especial en materia de escolarización, dicen no a clases mixtas de niños y niñas, que los jóvenes varones musulmanes no tengan profesores femeninos, y que ciertas enseñanzas contrarias, según ellos, a las enseñanzas del Corán no se den a sus hijos. Piden, en Francia ya circula la petición, que se legalice la poligamia, que el Corán aconseja... En Alemania, en algunas mezquitas se declara que integrarse es lo mismo que renegar de la religión, y todo renegado puede ser condenado a muerte...

La diferencia cultural crea problemas de vecindad en los barrios, tensiones que a veces llegan a la violencia, y que explica la "xenofobia", no sólo de los nativos del país, también de inmigrantes de otras culturas ya integrados, como es el caso en Holanda y en muchos puntos de Francia y Alemania.

No ha de olvidarse que intentar integrar a los musulmanes es obligarles a desculturizarse, a abandonar su cultura-religión. Es violentar un grupo humano. No hacerlo es mantener sobre un mismo territorio dos culturas no demasiado compatibles; no hay que olvidar lo sucedido Bosnia, Kosovo, Macedonia.

No cabe duda, hay un problema.

 

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Miércoles 23 de Abril de 2003

Francia prohibirá el velo en la escuela para frenar el integrismo, el racismo y el antisemitismo

El ministro francés de Educación, Luc Ferry, anunció este martes que se revisará la ley de orientación para incluir el concepto de laicismo, en medio de la polémica surgida este fin de semana por la oposición de otro miembro del Gobierno al uso del velo islámico.

L D (EFE)
El objetivo de esta revisión de la ley de 1989, que se propondrá al Parlamento el año próximo, es solucionar los problemas relacionados con la utilización de signos religiosos en la escuela, pues lo "ideal" sería que "no hubiera ninguno", dijo Ferry a una emisora de radio francesa.

El ministro, quien personalmente está en contra del uso del velo islámico en la escuela, recordó que en Francia se permite llevar símbolos religiosos menores, siempre que no haya "proselitismo", pero también se autoriza a los responsables de los centros docentes a prohibirlos cuando existan "problemas de orden público o conflictos". En su opinión, ante el incremento del integrismo, el racismo y el antisemitismo "hay que reafirmar con mucha firmeza los principios de la República y el laicismo", lo que lleva a la elaboración de un nuevo texto de ley.

El anuncio de Ferry se produce en medio de la polémica suscitada el sábado pasado por el ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, al manifestar la oposición del Gobierno al velo islámico, durante la asamblea de una de las principales federaciones musulmanas de Francia. Durante el acto de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF, con tendencia integrista), en el cual la práctica totalidad de las mujeres portaba el velo, Sarkozy fue abucheado por los asistentes cuando subrayó que éstas tienen la obligación de aparecer con la cabeza descubierta en las fotografías de los documentos de identidad.

A raíz de esta polémica, el primer secretario de Partido Socialista, Francois Hollande, se mostró hoy a favor de que se respeten los principios de laicismo en todos los sitios, en especial la escuela, al tiempo que abogó por la apertura de un debate y evitar los "espectáculos" o los efectos de "anuncio". El Partido de los Verdes consideró "contraproducente" atacar el velo islámico, pues los interesados pueden sentirse "agredidos" y radicalizar sus posiciones.



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http://www.abc.es/Internacional/noticia.asp?id=181380&dia=hoy

Internacional - Europa

EL INTEGRISMO CONTRA LA REPÚBLICA

JEAN-FRANÇOIS REVEL DE LA ACADEMIA FRANCESA

¿Debe el islam francés adaptarse a la República o es la República francesa la que debe adaptarse al islam ? Elegir la primera alternativa es, a todas luces, aprobar la solución republicana. Pero desde hace unos 15 años, los gobiernos de la República han mostrado más bien la debilidad de tender hacia la segunda orientación.

Así, desde 1989, el debate sobre el velo islámico en el colegio, se diga lo que se diga, apenas ha avanzado hacia un entendimiento conforme a la ley. Recordemos que ese año, el director de un colegio de Creil fue desaprobado por el gobierno y el Consejo de Estado por haber mandado a casa a tres musulmanas que se negaban a quitarse el velo en clase, tal y como lo obligaba la ley. Transcurridos 14 años, el 19 de abril pasado, nuestro ministro del Interior fue abucheado en una reunión de la Unión de Organización Islámicas de Francia (UOIF, relacionada con los Hermanos Musulmanes, fundamentalistas). ¿Qué había dicho Nicolas Sarkozy que fuera tan blasfemo? Había recordado que la ley obliga a quitarse cualquier tocado, incluido el pañuelo islámico, al realizar una fotografía para el carné de identidad.

Porque el conflicto entre los islamistas y la República desborda por su amplitud esta insignificante polémica sobre la vestimenta, que no es más que una manifestación superficial. Los integristas, no tan «minoritarios» en Francia, al contrario de lo que dicen las optimistas afirmaciones oficiales, no limitan sus exigencias al velo. Incitan además a los alumnos a reivindicaciones tendentes a depurar los programas y a modificar los horarios en función de los dogmas, prohibiciones y prácticas del islam. Tras siglos de lucha, la cultura y las instituciones francesas lograron retirar la enseñanza pública de la tutela cristiana. ¿Acaso se hizo para aceptar la tutela islámica?

En relación con el islam, se nos oculta que el Estado y las administraciones locales bordean con frecuencia los límites de la legalidad, incluso los superan, por ejemplo, para financiar la construcción de mezquitas. ¿Pero quién lo sabe? Muy poca gente, porque el islam en Francia es una de las realidades sobre la que peor informados estamos. Para medir cuan grande es nuestra ignorancia, es necesario leer el libro de Jeanne-Hélène Kaltenbach y Michèle Tribalat, La République et l´islam (Gallimard, 2002), lleno de informaciones precisas y de observaciones juiciosas. Por referirnos a un único capítulo, los autores muestran cruelmente que no existe ninguna evaluación fiable del número de musulmanes en Francia. Tanto en la prensa y medios de comunicación como entre investigadores reputados, las fantasiosas cifras cubren un abanico que va desde los dos millones hasta los cinco o incluso seis. Unas conjeturas que no tienen ninguna base científica, ya que nuestros censos de población siguen permaneciendo mudos sobre la religión de los ciudadanos o de los residentes empadronados(...).

Y la demografía es tan solo uno de los terrenos en los que reinan las aproximaciones de este tipo sobre el islam francés. ¿Cómo la República puede definir su política islámica avanzando tan a ciegas? Sin duda, la creación del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) es un intento, por parte del ministro del Interior, de ver con más claridad. Pero por el momento, ha exacerbado las divisiones entre grupos musulmanes de Francia, al menos tanto como ha proporcionado a la República una instancia de consulta serena.

¿Por qué? Pues porque el objetivo ya no es sólo hacer coexistir en paz dentro de la República a varios cultos diferentes, lo que no es imposible. Es o, más bien, sería conseguir que los integristas se vuelvan más moderados, lo que es contradictorio. Desde hace 15 años, la nueva dificultad es precisamente el incremento del integrismo. Primero en los propios países musulmanes, de Pakistán a Marruecos, de Argelia a Turquía o en el África subsahariana. Luego en los países europeos, donde las minorías musulmanas se radicalizan. Ya en 1989, antes incluso que la fatwa del imán Jomeini, en Gran Bretaña, Francia y Bélgica se vio surgir a muchedumbres de alborotadores islamistas que quemaban los Versos satánicos de Salman Rushdie y reclamaban la muerte del autor y de sus editores.

En ese mismo momento, se lanzó la ofensiva del velo, a cargo de unas jóvenes, no en un repentino arrebato de fe, sino debidamente aleccionadas y dirigidas por fanáticos islamistas. Por eso el velo en la escuela no es un mero signo religioso que indica la creencia de quienes lo llevan. Es el mensaje que nos envían los islamistas, decididos a realizar un asalto contra los valores occidentales. Y son aquellos musulmanes sinceramente republicanos quienes, en nuestro país, denuncian con más lucidez este peligro.

Por el contrario, nuestros dirigentes creen superar la dificultad declarando que no existe. Multiplican las declaraciones tranquilizadoras, deseosos de evitar un «conflicto inútil», dicen, y para no «desencadenar una guerra del velo». Pero el conflicto ya está abierto y la guerra desencadenada, no de la República contra el islam, sino del integrismo contra la República.

© Le Point
 
Una vez más, el asunto del velo

Claude Allègre era asesor de Lionel Jospin cuando, siendo éste ministro de educación hace ya 14 años, decidió permitir el uso del velo en las escuelas públicas francesas. Más tarde, en junio de 1997, Allègre fue nombrado ministro de educación y mantuvo y aplicó aquella ley de Jospin que permitía la asistencia a los colegios de las niñas musulmanas con la cabeza cubierta.

Pues bien, hoy Claude Allègre sostiene que ese asunto del velo ha cambiado radicalmente y que es preciso replantearse la situación. Según sus propias palabras, publicadas en un artículo de la revista francesa <i>L’Express</i>,
“Ahora, la exigencia musulmana de llevar velo parece organizada, coordinada y manejada por los movimientos islamistas. Y, siendo así, su uso deberá ser prohibido incluso judicialmente”.

Para justificar su cambio de postura dice que antes el laicismo se podía adaptar al islam pero que ahora el <i>”c’est l’islam français qui doit s’adapter à la laïcité à la française”</i> (una frase tan “sutil” que no me atrevo a traducir por miedo a que pierda “sentido filosófico”)

En España, la discusión sobre el velo ha quedado zanjada. “Es cuestión de moda”, “también llevábamos velo a misa”, “las monjas llevan toca”, “en los pueblos las mujeres también se cubren la cabeza”, “si no hubiera pañuelos la firma <i>Hermés</i> dejaría de hacer negocio”, “las niñas musulmanas se lo quitan cuando quieren”, “hay que respetar las conciencias individuales”. En fin, argumentos no faltan para defender el respeto a la cultura y a las costumbres de los inmigrantes musulmanes.

¿Qué ha pasado en Francia, desde 1997 hasta hoy, para que todos los que esgrimieron entonces allí estos mismos argumentos de tolerancia, se hagan piruetas mentales tan fantásticas como esa de Claude Allégre para justificar un cambio de postura, con respecto al velo, tan radical?.

Si las cosas están ocurriendo como dice Allègre y existe realmente un movimiento organizado de carácter integrista que exige del gobierno francés que admita a las niñas con velo en los colegios, lo más seguro es que, en España, esté ocurriendo exactamente lo mismo, ¿por qué nos negamos a admitirlo?, ¿por qué ni siquiera queremos imaginarlo?.

Autor: Alicia Delibes
Fuente: <A HREF="http://www.libertaddigital.com/./opiniones/opi_desa_13706.html">Libertad Digital</A>.
 

http://www.periodistadigital.com/object.php?o=14870

Por su interés, Periodista Digital reproduce a continuación el siguiente artículo

Domingo, 22 de Junio de 2003

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<CENTER>TRIBUNA: MARIO VARGAS LLOSA

El velo islámico</CENTER>


© Mario Vargas Llosa, 2003. © Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El País, SL, 2003.

EL PAIS | Opinión 22-06-2003

En el otoño de 1987, unas alumnas del colegio francés "Gabriel-Havez", en la localidad de Creil, se presentaron a clases tocadas con el velo islámico y la dirección del establecimiento les prohibió el ingreso, recordando a las niñas musulmanas el carácter laico de la enseñanza pública en Francia. Desde entonces hay abierto en ese país un intenso debate sobre el tema, que acaba de actualizarse con el anuncio de que el primer ministro Jean-Pierre Raffarin se propone presentar al Parlamento un proyecto que dé fuerza de ley a la prohibición de llevar en las escuelas del Estado atuendos o signos religiosos y políticos de carácter "ostensible y proselitista".

En el debate de ideas sobre los asuntos cívicos, Francia sigue siendo una sociedad modélica: en la semana que acabo de pasar en París he seguido, fascinado, la estimulante controversia. El asunto en cuestión ha dividido de manera transversal al medio intelectual y político, de modo que entre partidarios y adversarios de prohibir el velo islámico en los colegios, se encuentran mezclados intelectuales y políticos de la izquierda y la derecha, una prueba más de la creciente inanidad de aquellas rígidas categorías para entender las opciones ideológicas en el siglo XXI. El presidente Jacques Chirac disiente en este conflicto de su primer ministro, y, en cambio, coinciden con éste socialistas de la oposición al Gobierno como los ex ministros Jacques Lang y Laurent Fabius. No se necesita ser demasiado zahorí para entender que el velo islámico es apenas la punta de un iceberg y que lo que está en juego, en este debate, son dos maneras distintas de entender los derechos humanos y el funcionamiento de una democracia.

De entrada, parecería que, desde una perspectiva liberal -que es la de quien esto escribe- no puede caber la menor duda. El respeto a los derechos individuales exige que una persona, niño o adulto, pueda vestirse como quiera sin que el Estado se inmiscuya en su decisión, y esta es la política que, por ejemplo, se aplica en el Reino Unido, donde, en los barrios periféricos de Londres muchedumbres de niñas musulmanas van a las aulas escolares veladas de pies a cabeza, como en Riad o Amman. Si toda la educación escolar estuviera privatizada, el problema ni siquiera se suscitaría: cada grupo o comunidad organizaría sus escuelas de acuerdo a su propio criterio y reglas, limitándose a ceñirse a ciertas disposiciones generales del Estado sobre el programa académico. Pero esto no ocurre ni va a ocurrir en sociedad alguna en un futuro previsible.

Por eso, el asunto del velo islámico no es tan simple si se lo examina más de cerca y en el marco de las instituciones que garantizan el Estado de Derecho, el pluralismo y la libertad.

Requisito primero e irrevocable de una sociedad democrática es el carácter laico del Estado, su total independencia frente a las instituciones eclesiásticas, única manera que tiene aquél de garantizar la vigencia del interés común por sobre los intereses particulares, y la libertad absoluta de creencias y prácticas religiosas a los ciudadanos sin privilegios ni discriminaciones de ningún orden. Una de las más grandes conquistas de la modernidad, en la que Francia estuvo a la vanguardia de la civilización y sirvió de modelo a las demás sociedades democráticas del mundo entero, fue el laicismo. Cuando, en el siglo XIX, se estableció allí la escuela pública laica se dio un paso formidable hacia la creación de una sociedad abierta, estimulante para la investigación científica y la creatividad artística, para la coexistencia plural de ideas, sistemas filosóficos, corrientes estéticas, desarrollo del espíritu crítico, y también, cómo no, de un espiritualismo profundo. Porque es un gran error creer que un Estado neutral en materia religiosa y una escuela pública laica atentan contra la supervivencia de la religión en la sociedad civil. La verdad es más bien la contraria y lo demuestra precisamente Francia, un país donde el porcentaje de creyentes y practicantes religiosos -cristianos en su inmensa mayoría, claro está- es uno de los más elevados del mundo. Un Estado laico no es enemigo de la religión; es un Estado que, para resguardar la libertad de los ciudadanos, ha desviado la práctica religiosa de la esfera pública al ámbito que le corresponde, que es el de la vida privada. Porque cuando la religión y el Estado se confunden, irremisiblemente desaparece la libertad; por el contrario, cuando se mantienen separados, la religión tiende de manera gradual e inevitable a "democratizarse", es decir, cada iglesia aprende a coexistir con otras iglesias y otras maneras de creer, y a tolerar a los agnósticos y a los ateos. Ese proceso de secularización es el que ha hecho posible la democracia. A diferencia del cristianismo, el Islam no lo ha experimentado de manera integral, sólo de modo larval y transitorio, y esa es una de las razones por las que la cultura de la libertad encuentra tantas dificultades para echar raíces en los países islámicos, donde el Estado es concebido no como un contrapeso de la fe, sino como su servidor y, a menudo, su espada flamígera. Y en una sociedad donde la ley sea la sharia la libertad y los derechos individuales se eclipsan ni más ni menos que desaparecían en los ergástulos de la Inquisición.

Las niñas a las que sus familias y comunidades envían ornadas del velo islámico a las escuelas públicas de Francia son algo más de lo que a simple vista parecen; es decir, son la avanzadilla de una campaña emprendida por los sectores más militantes del integrismo musulmán en Francia, que buscan conquistar una cabecera de playa no sólo en el sistema educativo sino en todas las instituciones de la sociedad civil francesa. Su objetivo es que se les reconozca su derecho a la diferencia, en otras palabras, a gozar, en aquellos espacios públicos, de una extraterritorialidad cívica compatible con lo que aquellos sectores proclaman es su identidad cultural, sustentada en sus creencias y prácticas religiosas. Este proceso cultural y político que se esconde detrás de las amables apelaciones de "comunitarismo" o "multiculturalismo" con que lo defienden sus mentores, es uno de los más potentes desafíos a los que se enfrenta la cultura de la libertad en nuestros días, y, a mi juicio, esa es la batalla que en el fondo ha comenzado a librarse en Francia detrás de las escaramuzas y encontrones de apariencia superficial y anecdótica entre partidarios y adversarios de que se autorice llevar el velo islámico a las niñas musulmanas en los colegios públicos de Francia. Hay por lo menos tres millones de musulmanes radicados en territorio francés (algunos dicen que muchos más, considerando a los ilegales). Y, entre ellos, desde luego, sectores modernos y de clara filiación democrática, como el que representa el rector de la mezquita de París, Dalil Boubakeur, con quien coincidí hace algunos meses en Lisboa, en una conferencia organizada por la Fundación Gulbenkian, y cuya civilidad, amplia cultura y espíritu tolerante me impresionaron. Pero, por desgracia, esa corriente moderna y abierta acaba de ser derrotada en las recientes elecciones para elegir el Consejo para el Culto Musulmán y los Consejos Regionales, por los sectores radicales y próximos al integrismo más militante, agrupados en la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF), una de las instituciones que más han batallado para que se reconozca a las niñas musulmanas el derecho de asistir veladas a las clases, por "respeto a su identidad y a su cultura". Este argumento, llevado a sus extremos, no tiene fin. O, mejor dicho, si se acepta, crea unos poderosos precedentes para aceptar también otros rasgos y prácticas tan ficticiamente "esenciales" a la cultura propia como los matrimonios de las jóvenes negociados por los padres, la poligamia y, al extremo, hasta la ablación femenina. Este oscurantismo se disfraza con un discurso de alardes progresistas: ¿con qué derecho quiere el etnocentrismo colonialista de los franceses de viejo cuño imponer a los franceses recientísimos de religión musulmana costumbres y procederes que son írritos a su tradición, a su moral y a su religión? Adobada de desplantes supuestamente pluralistas, la Edad Media podría así resucitar e instalar un enclave anacrónico, inhumano y fanático en la sociedad que proclamó, la primera en el mundo, los Derechos del Hombre. Este razonamiento aberrante y demagógico debe ser denunciado con energía, como lo que es: un gravísimo peligro para el futuro de la libertad.

La inmigración provoca en nuestro tiempo una alarma exagerada en muchos países europeos, entre ellos Francia, donde este miedo explica en buena parte el elevadísimo número de votos que alcanzó, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales pasadas, el Front National, movimiento xenófobo y neofascista que lidera Le Pen. Pero esos temores son absurdos e injustificados, pues la inmigración es absolutamente indispensable para que las economías de los países europeos, de demografía estancada o decreciente, sigan creciendo y los actuales niveles de vida de la población se mantengan o eleven. La inmigración, por eso, en vez del íncubo que habita las pesadillas de tantos europeos, debe ser entendida como una inyección de energía y de fuerza laboral y creativa a la que los países occidentales deben abrir sus puertas de par en par y obrar por la integración del inmigrante. Pero, eso sí, sin que por ello la más admirable conquista de los países europeos, que es la cultura democrática, se vea mellada, sino, por el contrario, se renueve y enriquezca con la adopción de esos nuevos ciudadanos. Es obvio que son éstos quienes tienen que adaptarse a las instituciones de la libertad, y no éstas renunciar a sí mismas para acomodarse a prácticas o tradiciones incompatibles con ellas. En esto no puede ni debe haber concesión alguna, en nombre de las falacias de un "comunitarismo" o "multiculturalismo" pésimamente entendidos. Todas las culturas, creencias y costumbres deben tener cabida en una sociedad abierta, siempre y cuando no entren en colisión frontal con aquellos derechos humanos y principios de tolerancia y libertad que constituyen la esencia de la democracia. Los derechos humanos y las libertades públicas y privadas que garantiza una sociedad democrática establecen un amplísimo abanico de posibilidades de vida que permiten la coexistencia en su seno de todas las religiones y creencias, pero éstas, en muchos casos, como ocurrió con el cristianismo, deberán renunciar a los maximalismos de su doctrina -el monopolio, la exclusión del otro y prácticas discriminatorias y lesivas a los derechos humanos- para ganar el derecho de ciudad en una sociedad abierta. Tienen razón Alain Finkielkraut, Elizabeth Badinter, Régis Debray, Jean-François Revel y quienes están con ellos en esta polémica: el velo islámico debe ser prohibido en las escuelas públicas francesas en nombre de la libertad.