Hola Daniel,
Tienes razón cuando dices que Jesús nunca anuló la voluntad del Padre, porque en realidad él sólo hablaba lo que el Padre le decía:
Juan 12:49
Porque yo no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre mismo que me ha enviado me ha dado mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar.
Así que, si Jesús alteró la vigencia de mandamientos que una vez se dieron a Israel no fue por su iniciativa, sino porque era la voluntad del Padre que así se lo dijo.
En Mateo 5 tenemos varios casos de mandamientos que han sido alterados o anulados como por ejemplo lo que se dijo del divorcio en la ley y lo que Jesús dijo después:
Deuteronomio 24:1-5
Cuando alguno toma una mujer y se casa con ella, si sucede que no le es agradable porque ha encontrado algo reprochable en ella, y le escribe certificado de divorcio, lo pone en su mano y la despide de su casa, y ella sale de su casa y llega a ser mujer de otro hombre; si el segundo marido la aborrece y le escribe certificado de divorcio, lo pone en su mano y la despide de su casa, o si muere este último marido que la tomó para ser su mujer, al primer marido que la despidió no le es permitido tomarla nuevamente como mujer, porque ha sido menospreciada; pues eso es abominación ante el Señor. No traerás pecado sobre la tierra que el Señor tu Dios te da por heredad.
Mateo 5:31-32
También se dijo: «Cualquiera que repudie a su mujer, que le de carta de divorcio». Pero yo os digo que todo el que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de infidelidad, la hace cometer adulterio; y cualquiera que se casa con una mujer divorciada, comete adulterio.
Vemos que en Deuteronomio 24:1-5 se ordena que, si un hombre repudia a su mujer por algo reprochable, ha de darle carta de divorcio. Pero Jesús deja sin efecto este mandato al quitar la posibilidad de que el hombre se pueda divorciar por cualquier motivo. En Mateo 19:3-12 Jesús explica que el divorcio era permitido por la dureza de su corazón. En este caso hubo una modificación del mandato para volver a cómo Dios lo había dispuesto desde el principio de la humanidad.
Sobre el mandamiento de ‘no jurar en falso’ tenemos lo que se dijo en la ley y lo que después dijo Jesús:
Levítico 19:12
Y no juraréis en falso por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios; yo soy el Señor.
Números 30:2
Si un hombre hace un voto al Señor, o hace un juramento para imponerse una obligación, no faltará a su palabra; hará conforme a todo lo que salga de su boca.
Mateo 5:33-37
También habéis oído que se dijo a los antepasados: «No jurarás falsamente, sino que cumplirás tus juramentos al Señor». Pero yo os digo: no juréis de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni jurarás por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro ni un solo cabello. Antes bien, sea vuestro hablar: «Sí, sí» o «No, no»; y lo que es más de esto, procede del mal.
A los israelitas se les dio varios mandamientos para no jurar falsamente. Pero Jesús deja sin efecto ese mandamiento al prohibir jurar de cualquier modo.
Sobre el “Ojo por ojo”, lo tenemos registrado en Éxodo, Levítico y Deuteronomio:
Éxodo 21:22-25
Y si algunos hombres luchan entre sí y golpean a una mujer encinta, y ella aborta, sin haber otro daño, ciertamente el culpable será multado según lo que el esposo de la mujer demande de él; y pagará según lo que los jueces decidan. Pero si hubiera algún otro daño, entonces pondrás como castigo, vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.
Levítico 24:17-23
Si un hombre quita la vida a cualquier ser humano, ciertamente ha de morir. Y el que quite la vida a un animal lo restituirá, vida por vida. Si un hombre hiere a su prójimo, según hizo, así se le hará: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, así se le hará. El que mate un animal, lo restituirá, pero el que mate a un hombre, ha de morir. Habrá una misma ley para vosotros; será tanto para el forastero como para el nativo; porque yo soy el Señor vuestro Dios». Moisés entonces habló a los hijos de Israel, y ellos sacaron fuera del campamento al que había maldecido, y lo apedrearon. Los hijos de Israel hicieron tal como el Señor había mandado a Moisés.
Deuteronomio 19:15-21
No se levantará un solo testigo contra un hombre por cualquier iniquidad o por cualquier pecado que haya cometido; el caso será confirmado por el testimonio de dos o tres testigos. Si un testigo falso se levanta contra un hombre para acusarle de transgresión, los dos litigantes se presentarán delante del Señor, delante de los sacerdotes y de los jueces que haya en esos días. Y los jueces investigarán minuciosamente; y si el testigo es un testigo falso y ha acusado a su hermano falsamente, entonces le haréis a él lo que él intentaba hacer a su hermano. Así quitarás el mal de en medio de ti. Los demás oirán y temerán, y nunca más volverán a hacer una maldad semejante en medio de ti. Y no tendrás piedad: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Mateo 5:38-42
Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Y al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa. Y cualquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que desee pedirte prestado no le vuelvas la espalda.
Dices que el “ojo por ojo” jamás ha sido la voluntad de Dios porque en Levítico 19:18 se manda al israelita que no sea vengativo con su prójimo ni le guarde rencor, sino que lo ame. Si te fijas un poco verás que el mensaje “ojo por ojo” poco tiene que ver con Levítico 19:18.
En los pasajes que contienen la expresión “ojo por ojo” se está hablando del principio legislativo que los jueces han de tener en cuenta a la hora de dictar el castigo a los transgresores. En Éxodo 21:22-25 se menciona dentro de las leyes sobre el homicidio y la violencia. En Levítico 24:17-23 se dice cuando Dios dictó sentencia de muerte a alguien que maldijo Su nombre. En Deuteronomio 19:15-21 se dijo dentro de las leyes que aplicaban a los testigos: Quien acuse a su hermano falsamente, entonces se le debe hacer lo él intentaba hacer a su hermano, aplicando de esta manera el principio de “ojo por ojo”. En todos estos casos, se menciona el principio que debía reglamentar el castigo que los jueces tendrían que decidir y hacer aplicar. En cambio, el mandato de no ser vengativo ni guardar rencor al prójimo es sobre la actitud personal que cada israelita debía tener para con su prójimo.
En resumen, el mandato legislativo de “ojo por ojo” está dirigido a los jueces de Israel y el mandato de no ser vengativo ni rencoroso está dirigido a cada israelita de manera individual. Por tanto, no hay ninguna duda que el principio legislativo del “ojo por ojo” y el mandamiento “No te vengarás” vinieron de Dios e indicados cada cual para su propósito.
Tenemos ejemplos para concluir que Jesús sí que modificó o anuló mandatos de la ley que una vez fueron voluntad de Dios pero después decidió modificarlos, y así se lo dijo a Su Hijo.
Saludos