LUTERO Y EL SIGNO DE LA CRUZ.
Este gesto no tiene su origen en el reformador Martín Lutero, pero la práctica era tan importante para él que alentó a continuar su uso. Este signo de la cruz está específicamente recomendado por Lutero en el "Catecismo Menor", y que ahora goza de un renovado interés y uso entre los luteranos del mundo entero. La renovación litúrgica alienta el recuperar este antiguo gesto de devoción cristiana, útil en algunos momentos específicos y determinados en la liturgia y cuando es apropiado el hacer el signo de nuestro bautismo y redención sobre nosotros mismos.
Los clérigos han hecho un largo uso de esta acción ritual sobre la congregación, especialmente durante la Absolución y la Bendición. Ahora los miembros de la comunidad son alentados a reconocer esta acción como pertenecientes también a ellos y a efectuar el signo de la cruz sobre ellos mismos varias veces durante la liturgia y durante la semana.
Cristo ama la cruz. Nosotros adornamos nuestras iglesias con este único símbolo. Se lo encuentra tanto en las torres del templo, en el altar, en los paramentos que revisten el altar, en aquellos que cubren los elementos de la comunión, en la ventanas, en las vestimentas litúrgicas de los clérigos. La cruz se la encuentra en las paredes de nuestros hogares. Cada obispo recibe una cruz pectoral para usar. Ningún otro símbolo es tan ampliamente utilizado, porque la cruz de Cristo es el núcleo de la historia de la Iglesia; este símbolo nos habla del sufrimiento, de la muerte y de la victoria de nuestro Salvador.
No es accidental de que la cruz se trace sobre cada persona en el momento del Santo Bautismo [1] , porque este sacramento nos une a la muerte y resurrección de Jesús, nos libera del poder del pecado, nos concede una nueva vida, y nos declara como hijos e hijas redimidos de Dios. Al hacer el signo de la cruz sobre nosotros durante el Bautismo se anuncia visiblemente que el sello de pertenencia de Dios ha sido realizado sobre nosotros, colocándonos en unión con El y su santo propósito.
No es casual que los cristianos recordemos nuestro Bautismo, nuestra identidad, y nuestro llamado cada día al hacer el signo de la cruz sobre nosotros mismos. Martín Lutero argumentaba que los cristianos debían hacer el signo de la cruz al comienzo y al final de cada día, para que nos ayude a recordar que nos encaminamos hacia nuestras tareas cotidianas como "pequeños Cristos" y que nos encomendamos nosotros mismos al cuidado de Dios cuando nos disponemos a descansar.
La renovación litúrgica alienta a cada participante de la celebración litúrgica a hacer frecuente uso de este acto de devoción. Todas las veces que el signo + aparece en las páginas de los libros litúrgicos, se espera que todos los bautizados hagan el signo de la cruz sobre ellos mismos. [2]
El signo de la cruz esta indicado en varios lugares en nuestra liturgia:
1. El comienzo del Breve Orden para la Confesión de Pecados y la Absolución. Cuando se dice la Invocación todos efectúan el signo de la cruz. Este uso nos recuerda que es el Bautismo el que nos da el coraje para confesar nuestros pecados.
2. Cuando se pronuncian las palabras de Absolución, el ministro que preside la celebración realiza el signo sobre la congregación mientras los fieles hacen el signo de la cruz sobre ellos mismos. Este uso nos recuerda que el perdón procede a través de la victoria de la cruz de Cristo; nos persignamos nosotros mismos como un recordar nuestra aceptación del perdón.
3. Durante la Bendición, mientras el ministro que preside la celebración efectúa el signo de la cruz sobre la congregación, los fieles acompañan este acto realizando el mismo gesto sobre s¡ mismos. Este uso nos recuerda que terminamos cada celebración tal como la iniciamos -recordando la bendita Trinidad y la redención que hemos recibido a través de la Cruz.
También existen otros momentos en que se utiliza el signo de la cruz durante la liturgia: cuando entramos al templo y oramos, cuando es anunciado el Evangelio, en el Credo cuando se hace referencia a la vida del mundo venidero [3] , durante el Santo cuando se canta "Bendito el que viene en el nombre del Señor", exactamente antes de recibir el pan sacramental, y antes de alejarnos del altar luego de haber recibido el cáliz.
Tal acto de devoción es también apropiado en el hogar durante la oración de acción de gracias durante las comidas y durante las oraciones personales. Al igual que entrelazar las manos y cerrar los ojos para orar, el realizar el signo de la cruz es un digno y benéfico habito a desarrollar. Es un acto de devoción para con nuestro Señor, recomendado por Lutero.
por Ralph R. Van Loon. (Traducido y adaptado de Living Liturgy por el Pastor Lisandro Orlov. Abril l983)
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[1] Libro de Liturgia y Cántico. Pág. 75. Señal de la Cruz. Quien preside hace la señal de la cruz en la frente de cada bautizado. Puede usarse aceite para la ocasión. Mientras hace la señal de la cruz, el ministro dice: P. Nombre, hijo/a de Dios, has sido sellado con el Espíritu Santo y marcado con la cruz de Cristo para siempre.
[2] Ver Libro de Liturgia y Cántico Pág. 54 y 68
[3] Ver Libro de Litúrgia y Cántico. Credo Niceno Pág. 58: “Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero”.