En el caso de Samuel he leído los mejores argumentos mortalistas y aún no resultan muy convincentes. Es que todos se estrellan con el mismo problema que me enfrente yo... El narrador.
Ahora, para quienes se sienten cómodos en la postura mortalista y dan todo por ella, es sencillo. Basta con cuestionar la verdadera intensión del autor aduciendo que en realidad no dijo lo que al parecer dijo...sino que decía otra cosa y no lo entendimos.
Yo aún no encuentro evidencia leyendo y releyendo ese capítulo de que el autor quería dar a entender otra cosa diferente a la que escribió.
Por supuesto los argumentos que a menudo se esgrimen son correctos:
1) Dios aborrece el espiritismo, la necromancia y la adivinación.
2) Satanás o un demonio podrían hacerse pasar por Samuel o cualquier otro fallecido como creo yo que a menudo ocurre en aquellas sesiones espiritistas que no parecen ser un fraude humano. (Teniendo en cuenta que la mayoría de médiums y eso son puro fraude).
Pero el narrador no da en el contexto inmediato ningún indicio de ello. En cambio tiene que hacerse mucho trabajo exegético para defender el punto de vista de que se trata de un caso de fraude. Por otro lado hay buena evidencia de que los hebreos consideraban a sus muertos con una existencia sombría y espectral en el Sheol como refaim. Esa evidencia viene tanto del texto bíblico como de la arqueología y el estudio de los ritos funerarios hebreos.
Así que aplicando la navaja de Ockham...me quedo con la explicación más apegada a lo evidente que resulta ser la más sencilla: la del narrador.
No seas perezoso que el plan de Dios está expresado en toda la biblia. Raro en ti que conoces otras fuentes como tengo entendido
Tu lo has dicho, el narrador narra, no da ninguna explicación. Toca a las escrituras enseñarnos lo que escribe el narrador y hay mucha evidencia deducible que no era Samuel .
Solo un ser vivo puede engañar a otro ser vivo y el diablo anda suelto buscando a quien devorar. Espero que el lector de Pedro no crea que el diablo es carnívoro.
Un narrador relata que si se comía de cierto árbol seremos como Dios, no hizo ningún comentario; pues quédate con su relato, yo no.
Que fue Samuel, allá tu. Aquí una explicación tomada de otros narradores:
Siendo que la Biblia asegura que los muertos están en estado de inconsciencia, que duermen, nos preguntamos qué sucedió en el caso de Saúl.
¿Era lo que le apareció realmente el espíritu de Samuel?
En el versículo 6 se afirma que Jehová no contestó a Saúl por los medios correctos y usuales de comunicación: los sueños, el Urim o los profetas. En el versículo 3 se recuerda que Saúl había echado de su reino a los adivinos. ¿Por qué? Así lo había ordenado Dios, como puede leerse en Exodo 22: 18; Levítico 19: 31 y muchos otros pasajes. En Deuteronomio18: 10-12 se afirma que consultar presuntos adivinos es "abominación a Jehová" .
Teniendo en cuenta esto y admitiendo por un momento la posibilidad de que Samuel no estuviera muerto, nos preguntamos:
¿Podría ser que Samuel utilizara un instrumento de comunicación que era "abominación a Jehová"? ¿Haría Samuel en la muerte lo que había condenado cuando estaba vivo? ¿Enviaría Dios a Samuel, muerto, con un mensaje mediante un instrumento abominable, como lo era la pitonisa? De ninguna manera.
Lo que sucedió fue que el rey Saúl estaba tan apartado de Dios, que en su desesperación buscó comunicarse con El a través de ese medio abominable. Hizo lo que suele hacer el creyente que se aparta de Dios. Al no tener la paz que le ha quitado su propio pecado, busca la paz en el alcohol o en las drogas, hallando lo que en realidad no es paz, sino engaño.
Obsérvese que cuando Saúl le preguntó a la pitonisa lo que veía, ésta le dijo: "Un hombre anciano viene cubierto con un manto".
A esto se dice que Saúl "entendió que era Samuel (1 Sam. 28: 14). Nótese que la pitonisa no le dijo que era Samuel.
¿Quién era, entonces, ese supuesto espíritu de Samuel? El apóstol Pablo lo declara: "Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz". (2 Cor. 11: 13,14). En efecto,
ese "anciano" que vio la pitonisa y que Saúl creyó que era Samuel, era sencillamente un demonio disfrazado y de ningún modo Samuel. Porque "los muertos nada saben, ni tienen más paga: ...
y no "tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. .. " (Ecl. 9: 5,6).