DIOS HA ENCOMENDADO A SU IGLESIA LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO,
Y AL MISMO TIEMPO NOS HA ENTREGADO LAS ARMAS ESPIRITUALES,
CAPACES DE REDUCIR A RUINAS HUMEANTES,
TODO AQUELLO QUE QUIERA IMPEDIR DICHA TAREA.
2 de Corintios 10:4-5
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
Un famoso teórico marxista, llamado Antonio Gramsci, propuso una estrategia para implantar el marxismo, que hoy esta siendo utilizada por quienes están detrás de la agenda LGTB. Gramsci decía, que para instaurar la ideología marxista en los países occidentales, no funcionaria el hacerlo por medio de revoluciones o luchas armadas, Gramsci propuso que se podía obtener mejores resultados mediante lo que él llamó la Hegemonía Cultural, una forma de dominación, que se fundamenta en cambiar el sentido común de la sociedad, mediante la articulación de un consenso, es decir la dominación ya no sería apelando a la fuerza, sino mediante la persuasión, usando como herramientas, la educación, los medios de difusión masiva, la cultura, los intelectuales.
Si echamos una mirada al mundo que nos rodea, en donde todos los absolutos morales han sido subvertidos, llegándose a aceptar como algo licito lo que en verdad es degradante y abominable, como por ejemplo el que se promulguen leyes que permitan el casamiento entre personas del mismo sexo, o lo que es peor aun, que se le permita a las uniones de homosexuales adoptar niños, vemos que la teoría de Gramsci ha resultado ser eficaz.
Pero ante todo este escenario, de ruina moral y densas tinieblas que se ciernen sobre el mundo entero, hoy mas que nunca, es de capital importancia, tener una clara perspectiva bíblica, acerca de la soberanía de Dios en la salvación, pues sobre la base de que, los planes redentores de Dios no están sujetos a eventualidades de ningún tipo, es decir los planes de Dios no pueden ser estorbados o abortados por estratagemas humanas, sobre esa base podemos hacer confiadamente la obra que Dios nos ha encomendado, sabiendo que ni uno solo de aquellos a quien Dios ha determinado salvar, dejara de ser salvado.
Nuestra parte es predicar a tiempo y fuera de tiempo, sabiendo que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios, para destrucción de toda fortaleza que el príncipe de este mundo haya edificado para entorpecer la predicación del evangelio.
¡Solo a Dios sea la Gloria!
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