Re: Como podriamos conseguir unidad ?
Estimado valdense. Saludos cordiales.
Tú dices:
NO NO SOY CATOLICO, al menos no apostolico Romano
Tampoco estoy tratando promover unidad bajo el Papado,
Respondo: Deberías saber que la mayoría de las organizaciones marchan hoy hacia ese derrotero.
Gabriel todavia no ha contestado mis preguntas:
quiero saber; que es la verdad para el,
Respondo: "Le dijo Pilato:
¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito." Juan 18:38
¿Qué es la verdad?
a. Dios es la verdad: Dt 32:4; Jer 10:10; Sal 31:5
b. Jesús es la verdad: Jn 14:6; Ef. 4:21
c. El Espíritu Santo es la verdad: 1 Jn 5:6
d. La Biblia- La Palabra de Dios- es la verdad: Jn 17:17
e. La Ley de Dios-Los Diez Mandamientos- es la verdad: Sal 119: 142
f. La verdad es un conjunto de verdades, abarcando muchas doctrinas: 2 Tm 4:2-4; Jn 16:13
cree Gabriel que estar en la verdad es ser adventista?
cree que estar en la verdad significa pensar como el?
Respondo: Dios nos hizo seres diferentes con libertad de pensar, razonar, debatir y expresarnos, además, cada persona que ha llegado a conocer al Señor es por que Él nos llamó hacia su camino y tocó una determinada fibra de nuestro corazón, de la misma manera que llamó a sus discípulos en la antigüedad. Tenemos un Pedro, un Juan, un Marcos, un Tomás, etc... cada uno con una individualidad diferente, pero finalmente sabemos que ellos anduvieron con Jesús.
"Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros". Efesios 4:11
No necesitas pensar como otra persona, sólo piensa como lo haría Jesús.
Por favor Gabriel espero tu respuesta
" En Hechos 3, poco después de la resurrección, encontramos a Pedro y a Juan yendo al templo para adorar. Justo fuera de la puerta del templo sentaban a un mendigo que estaba lisiado de nacimiento. Este hombre nunca había dado un paso en su vida. Tenía que ser cargado a la puerta diariamente para hacer su vida de mendigo.
Cuando el mendigo vio a Pedro y a Juan acercándose, les pidió limosnas. Pedro le contestó, "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy.” (Hechos 3:6). Pedro oró entonces por el mendigo, diciendo, "En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda." Instantáneamente, el hombre fue sanado. ¡En completa alegría, comenzó a correr a través del templo, saltando para arriba y para abajo, gritando, "Jesús me sanó!"
Todos en el templo se maravillaron al verlo. Reconocieron al hombre como el lisiado que había estado pidiendo en la puerta durante años. Cuando Pedro y Juan vieron la muchedumbre reunida, comenzaron a predicar a Cristo. Hablaron audazmente, instando, "Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (3:19). Miles fueron salvos: “Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil” (4:4).
Entonces, mientras Pedro y Juan estaban predicando, los gobernantes de la sinagoga “vinieron sobre ellos, resentidos” (4:1-2). Estos pastores descarriados estaban enojados porque Dios había realizado un milagro a través de los discípulos de Jesús. Y respondieron echando a Pedro y a Juan en la cárcel. Al día siguiente, pusieron a los dos discípulos a prueba para ser juzgados. Y todas las autoridades religiosas de Jerusalén estaban presentes: “Anás el sumo sacerdote, y Caifás, y Juan, y Alejandro, y muchos que eran parientes del sumo sacerdote, se reunieron” (4:6). Estos altos y poderosos hombres le preguntaron a los discípulos, "¿Por qué poder, o por qué nombre, han hecho esto?" (4:7).
¡Qué pregunta más ridícula! Estos hombres sabían exactamente cuál nombre estaba siendo predicado. Habían visto a un hombre lisiado que corriendo, gritaba que Jesús lo había sanado. Habían visto a 5,000 personas confesando sus pecados y clamando el nombre de Cristo para que les limpiara. Hasta habían visto a algunos de sus propios sacerdotes convertidos, confesando que habían ayudado a crucificar al Hijo de Dios. Estos gobernantes tenían que saber que había poder en el nombre de Jesús. Pero ellos se cegaron intencionalmente a esto.
De repente, Pedro fue animado por el Espíritu Santo. Respondió a los gobernantes, "Su nombre es Jesús Cristo de Nazaret, el hombre que ustedes crucificaron hace pocas semanas. Dios lo levantó de la muerte. Y ahora él es el poder que sanó a este hombre. Nadie puede salvarse por cualquier otro nombre. Ustedes se perderán si no claman al nombre de Cristo” (vea 4:9-12).
Los gobernantes de la sinagoga se sentaron aturdidos. La Escritura dice, “Ellos maravillados [admirados de ellos]; reconocían que habían estado con Jesús” (4:13). La frase “reconocían” viene de una raíz que significa “conocido por alguna marca distinguida.” Un poder había tomado a Pedro y a Juan. Y los distinguió de todos los demás que habían hecho acto de presencia en esa corte. Este poder era tan obvio y claro a todos, que los gobernantes no “podían decir nada contra él” (4:14)
¿Cuál era esta marca que distinguió a Pedro y a Juan? Era la presencia de Jesús. Ellos tenían la misma semejanza y Espíritu de Cristo. Aquellos gobernantes de la sinagoga se dieron cuenta que, “Crucificamos a Jesús. Sin embargo, él está hablando hoy - obrando milagros, predicando arrepentimiento, moviéndose en las personas - a través de estos dos hombres iletrados.”
En esa misma hora, Pedro y Juan estaban cumpliendo el mandato de Jesús de testificar de él “comenzando en Jerusalén.” Veras, ellos estaban testificando a través de la presencia de Cristo en sus vidas. De igual manera, creo que éste será el testimonio poderoso de Dios en estos últimos días. No será a través de la predicación solamente. Vendrá también a través de hombres y mujeres que “han estado con Jesús": encerrándose con él, pasando tiempo en su presencia, buscándole con todo su corazón y alma. El Espíritu Santo distinguirá a tales siervos con su poder. Y el mundo dirá de ellos, “Esa persona ha estado con Cristo.” (Aporte de David Wilkerson)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.