En Col 1:19 No está la frase "Por cuanto agradó AL PADRE", como tratando de hacer a JESÚS un SUBORDINADO a los deseos de Alguien y no viendo la Plenitud del Cuerpo que posee CRISTO: Su Iglesia.
La plenitud es la del Padre en el Hijo, a nosotros se nos pide ser llenos del Espíritu Santo, y esta orden está sujeta a un proceso que el apóstol señala aquí:
2Co 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2Co 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
El creyente va avanzando en el propósito del Espíritu Santo de ser a imagen del Señor, leemos:
Gál 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,
hasta que Cristo sea formado en vosotros,
Quizás, en otras asambleas, la formación de Cristo en sus miembros, estuviese más avanzada, como por ejemplo en la de Filadelfia, donde Cristo les asegura esta promesa, de ser librada de la gran tribulación:
"Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra."
Leemos en la asamblea de Colosas:
Col 1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
Aquí se habla de la Plenitud del Padre en el Hijo, y en estos versículos se habla de la formación de Cristo en cada uno de nosotros.
Col 1:27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles;
que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,
Col 1:28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría,
a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;
Col 1:29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
Leemos en la asamblea de Éfeso:
Efe 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto,
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Espero que puedas discernir la plenitud del Padre en el Hijo, y no trasladarla a la Iglesia, hasta que ésta sea arrebatada al cielo, entonces sí podrá poseer la misma Plenitud de su Esposo.
Mientras tanto, en nosotros, el Espíritu Santo nos conduce a ser semejantes a Cristo, no como algo opcional, sino como una orden que garantiza el éxito de nuestra misión aquí en la tierra.
Seamos llenos del Espíritu Santo, para la gloria del Hijo y complacencia del Padre.