Para los siglos IV en adelante la idea de asemejar costumbres paganas a costumbres cristianas se había hecho una corriente fuerte con el objetivo de facilitar la conversión de los paganos.
La filosofía sin duda era una corriente que creció enormemente para los siglos tercero y cuarto en adelante, pese a las recomendaciones de los apóstoles y cristianos de primer siglo muchos fueron suavizando las normas cristianas y empezaron a tomar en cuenta, aceptar e incluso darle la misma importancia a las enseñanzas filosóficas, como si fueran igual de importantes que las escrituras de la Biblia.
Tal fue el caso que a finales del siglo tercero muchos cristianos comenzaron a mezclar las enseñanzas del neoplatonismo con las enseñanzas de las escrituras, a través de los escritos de Plotinus, que cada vez se hallaban más accesibles (la corriente filosófica de moda en aquellos tiempos).
Producto de esta mezcla nuevos credos fueron insertándose en las enseñanzas de estos cristianos, principalmente la doctrina de la trinidad, la cual debe sus orígenes al neoplatonismo.
"Esta temprana ‘conversión a la filosofía’ fue el prototipo de otras conversiones sucesivas: al maniqueísmo, secta gnóstica que prometía sabiduría, y en 386 a un neoplatonismo cristianizado que patrocinaba Ambrosio, obispo de Milán. (Diccionario del mundo clásico, Escrito por Antony Spawforth, Oxford University Press, pg. 8,9, 2002)
"Esta filosofía fue el trasfondo de la obra de los Capadocios en el siglo IV y, a través de ellos, influyó en la teología ortodoxa griega y fue decisiva en el desarrollo intelectual de Agustín" (Fondos del cristianismo primitivo, Escrito por Everett Ferguson, página 391, 2003)