PANCHITA
Quise mandarte un e-mail sobre este tema, pero tú no lo permites.
Lo que iba a mandarte está aquí expuesto.
Un saludo cariñoso de Froimovich.
Tengo mucho que hablar sobre este tema, pero se hace extenso exponerlo en un epígrafe, ya que me dedico a escribir y, por lo tanto, me alargo mucho. Por eso, decido mandar mis apreciaciones más extensas de manera personal. Utilizo el modo Word.
Mi experiencia con la caída al suelo es personal, cada uno tendrá una opinión con respecto a su propia experiencia.
El objetivo de mi pregunta, era conocer más sobre este asunto en otros creyentes, esperando que sus opiniones se basaran en su propia experiencia.
Viendo la realidad de fondo y los hechos que acontecieron en la congregación donde participaba y, después de haber salido, me propuse investigar este asunto. Lo hice de manera sincera, orando y buscando en la Escritura una explicación o un mejor entendimiento con respecto a la caída al suelo.
Como Benny Hinn era el principal representante de la caída al suelo, recordé que él fundamentó doctrinal o bíblicamente la caída al suelo con el texto de Juan 18: 1-11, haciendo énfasis en el versículo 6. Fue el punto de partida de mi investigación, llegando finalmente a 1 de Reyes 22. Deteniéndome en los versículos 19 al 23.
Creo en una dimensión o en un mundo espiritual que conocemos poco o nada. Ir conociéndolo más, será –a mi juicio- investigando más en la Escritura y pidiéndole al Espíritu que nos ilumine más en esta área. Sabiendo que nuestra lucha es espiritual, estoy seguro que el Espíritu nos irá orientando más en este mundo espiritual, para que aprendamos a luchar con sus dones o armas.
Creo también, que vivimos en un tiempo de mucho engaño espiritual y religioso, por lo tanto, se hace más necesario investigar, analizar y discernir las experiencias espirituales que muchos hemos estado experimentando. Se tiene la costumbre de aceptar toda experiencia sobrenatural que se da en la iglesia, como venido del Espíritu Santo, olvidando que todo el mundo espiritual es sobrenatural. Hay ángeles caídos y hay ángeles que permanecen fieles a Dios, hay muchos espíritus malos y sólo uno es el Espíritu de verdad.
Nuestro discernimiento espiritual va creciendo en la medida en que vamos madurando, sin madurez, nuestro discernimiento es mínimo.
1 de Reyes 22, me dio a entender que todo el mundo espiritual está sujeto a la Soberanía de Dios. Es Dios quien gobierna. Hay cosas que están archivadas en nuestro conocimiento, las sabemos, pero cuando el Espíritu te las enseña, pasan hacer una convicción en nuestra vida. La verdad se revela por la fe y para fe. (Comunión y relación personal con Cristo)
La iglesia necesita ser purificada por Dios, el juicio purifica, el juicio es justicia y amor. La muerte de Ananías y Safira son un ejemplo claro de que Dios juzga en la iglesia, para que entendamos que las cosas hay que hacerlas de manera sincera y honesta y no enmascarada. Y algunos levantan congregaciones de manera enmascarada, es decir, con fines personales, económicas y egoístas, la idea de mi expastor, era levantar “iglesias empresas”, obviamente, esto se descubrió después, después de muchos años. Pero Dios conoce las intenciones del corazón y si un hombre se niega ir al llamado de Dios que lo llama al arrepentimiento, tarde o temprano Dios hará justicia. Ya que los que le siguen, son hijos de Dios y no de propiedad del pastor.
No digo que era él el único responsable, muchos éramos responsable, la diferencia está, en que varios tomaron conciencia y acudieron al llamado de Dios al arrepentimiento. Y la justicia o juicio vino sobre el líder y su obra. Nuestro pastor no quiso oír ninguna otra voz más que la de él y esto trajo las consecuencias.
Se me advirtió de este juicio por medio de un sueño, que en ese momento no lo entendí cabalmente o no quise aceptar un juicio de Dios sobre mi comunidad, pero salido de ahí –como muchos otros- entendí una noche que esto venía de Dios. Lo comprendí por medio del libro de Proverbios capítulo 1, deteniéndome en el versículo 27, que dice: “Cuando viniere como una destrucción de lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia”. En el sueño, estaba presente un torbellino o tornado que bajaba del cielo he iba en dirección a la congregación.
Por esto dije en mi conclusión del epígrafe que abrí, que llegue a la conclusión, que la experiencia vivida –tanto en lo personal como al nivel de comunidad- no era una experiencia directa del Espíritu Santo (en mi congregación), pero no dije que no fuera de Dios.
Me explico, los hechos relatados en 1 de Reyes 22, no fue una obra del Espíritu Santo, sino de un espíritu de mentira y de engaño, que tenía como propósito hacer cumplir la voluntad de Dios sobre el rey de Israel.
El Espíritu Santo actúa en nuestro interior, pero actúa sobre o con nuestras facultades sicológicas (mente y corazón), y físicas. Como dice Dante, es decir, podemos responder ante la presencia del Espíritu de manera voluntaria.
Pero también se puede responder ante la presencia de cualquier otro espíritu, ya que también provoca un ambiente espiritual, todo espíritu es sobrenatural y por ende, actúa con poder sobre nuestras facultades síquicas y físicas, como ocurre con los espiritistas. Hay muchas clases de espíritus y todos ellos tienen un poder superior al del ser humano. Por esto, es importante examinar y discernir lo que experimentamos y no aceptarlo a la primera.
Se le ha convencido al creyente, que todo debe aceptarlo de manera inmediata, porque eso es actuar con fe. Entonces, el creyente no se atreve a examinar y discernir, porque eso significaría que está dudando de Dios. Pero dudar de un ambiente o de una experiencia no resulta ser equivocado o un acto de incredulidad. Una cosa es dudar de la existencia de Dios y otra de lo que experimentamos o oímos, por ejemplo: “Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:10, 11)
Dios juzgaba a Israel, trayendo a sus enemigos para esclavizarlos nuevamente. Nuestros enemigos son espirituales, y Dios perfectamente puede permitir que los viejos espíritus y demonios que estaban antes, vuelvan a esclavizar a los que persisten en la desobediencia y testarudez. ¿Quién conoció la mente del Señor?, Difícil es esto, por eso hay situaciones que no podemos entender cabalmente, hasta que Dios te la revela, como ocurrió con Micaías.
La caída al suelo no es lo importante en sí, sino qué lo provoca y con qué fin. Porque yo creo que el Espíritu puede tumbar a una o a varias personas, nada es imposible para él, pero con qué fin, si lo hace. Si es él quién lo realiza, habrá frutos correctos en la persona que lo experimenta. Recuerda que Felipe fue traspuesto a otro lugar por el Espíritu. Si la Escritura nos aconseja a no desechar las profecías y ojalá todos profeticen, pero también nos aconseja a examinarlas, ¿No será lo mismo para las distintas experiencias espirituales que los cristianos viven?, Yo creo que sí.
Las manifestaciones espirituales, dependerá de algún modo, del estado de aquellos que gobiernan las distintas congregaciones. Cristo dijo: “Más ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13)
Si se construye sobre la base de la injusticia, y se persiste en aquello en conciencia, difícilmente el Espíritu tendrá la libertad de moverse. Porque un gobierno así, es de la carne, es humano y en el reino de Dios su gobierno no es compartido con los hombres, sólo están el Padre, el Hijo (a su diestra) y el Espíritu Santo. Satanás quiso sentarse en el trono de Dios y fue la razón de su expulsión y condenación. Todo aquél, que persiste en gobernar conforme a su voluntad y no a la de Dios, cerrando la puerta al gobierno del Espíritu Santo en la reunión de la iglesia, se está poniendo la soga al cuello, está cavando su propia tumba.
Por esto reitero, mi caída al suelo y lo vivido en mi congregación, es personal y local. Lo que los demás cristianos experimenten, deberán ellos examinarlo y discernirlo. Si un creyente cae al suelo, no puedo tacharlo de manera inmediata que cae por un espíritu engañoso o por el Espíritu de verdad. Deberé discernir antes, y si hay creyentes con el don de discernimiento de espíritus, que hable por el Espíritu y no calle. Siempre y cuando tenga este don y no diga a la tonta y loca que espíritu és. Ya que la costumbre de muchos, es darle crédito a cualquier experiencia o situación de la vida, a la presencia de un espíritu. Por ejemplo, espíritu de pobreza, espíritu de odio, etc.
La manifestación demoníaca es clara, al orar por algunas personas, éstas caen tumbadas al suelo y sacudiéndose, como también gritando, escupiendo, vomitando o llamando al príncipe de los demonios (según lo que yo experimentado). Pero hay presencia de otros espíritus, que no se manifiestan de la manera que lo hacen los demonios, por eso reitero, el discernimiento espiritual o de espíritus se hace muy importante en nuestra lucha.
Por eso, la caída en sí no es lo importante, sino qué lo produce y para qué. El Espíritu Santo obra para nuestro crecimiento, perfeccionamiento, madurez, para consolarnos con su presencia, para alentarnos, para sanarnos espiritual y físicamente y para traer sus frutos. También puede ocurrir cosas que recalcará, que es importante vivir con temor de Dios, para actuar de manera sincera y honesta, como lo relatado en Hechos 5. 1-11. “Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas” (versículo 11)
No fue la experiencia de caer al suelo lo que produjo la corrupción en mi congregación, sino la voluntad y las acciones de nuestro pastor y líder. La corrupción ya estaba y por largo tiempo de manera incubierta. Dios puso fin a una situación, el pastor sigue con la congregación, pero no son muchos los que le siguen, en comparación a lo que era en años atrás, cuando todo era éxito. Uno no sabe lo que puede ocurrir más adelante, sólo Dios lo sabe.
Son muchos los que salimos dañados, tristes, heridos, desconsolados, confundidos, etc., pero Dios todo este tiempo ha estado sanando, liberando y restaurando. Por esto, no tengo odio ni rencor contra mi expastor y hermanos que han decidido permanecer ahí, espero y por eso he orado, que Dios tenga misericordia como la tuvo conmigo. Con el tiempo, muchos han abandonado tal lugar, encontrando sanidad en sus vidas en otras comunidades, uno de ellos, mi mejor amigo. Dios es quien salva, el que tiene misericordia o endurece. El juicio es de Dios y no de uno. Yo creo, que ninguno de nosotros esperó o deseó que esto ocurriera, pero ocurrió y uno debe aceptarlo.
Pablo cayó, pero ante la revelación de Jesucristo, hasta es posible que el caballo se haya espantado y fue lo que finalmente produjo su caída.. La gran luz que le rodeó lo dejó ciego, lo comprobó después de abrir los ojos. Permaneció en tierra, mientras Jesús le hablaba y él también respondió. La consecuencia de esto fue su conversión a la fe. Algunos afirmarán que Pablo cayó por el poder del Espíritu, pero creo, que no lo debemos comparar con las actuales caídas, notemos que la experiencia de Pablo produjo algo muy claro, su conversión y su convicción de un Cristo resucitado. Hoy son muchos los que están fuera de la iglesia (no me refiero fuera de la organización, sino de la IGLESIA), después de haber experimentado en muchas ocasiones la caída al suelo. Obviamente cada uno tiene una voluntad, pero pienso, que cualquiera, que tiene una experiencia directa con el poder o la autoridad de Dios por medio de su Espíritu, ocurrirá con lo que le pasó a Pablo. Es decir, hubo una acción y hubo una consecuencia, hubo un propósito divino y se concretó. Pablo se convirtió.
Juan en la isla de Patmos también cayó, cayó rendido y como muerto a los pies de Cristo. Consecuencia de esta experiencia, tenemos hoy en nuestras manos el libro del Apocalipsis, hubo un propósito. Este propósito venía desde ante, por eso no murió en su momento. Cuando los soldados y los alguaciles de los principales sacerdotes llegaron en la noche para apresar a Cristo, el Señor le responde con su identidad divina: “Yo soy”, entonces retrocedieron y cayeron a tierra y de manera inmediata –probablemente- les vuelve a preguntar ¿A quién buscáis? Y esta vez, responde como hombre: “yo soy”. Esto es lo que Juan quiere destacar en su evangelio, que Jesús era arrestado no porque ellos tenían el poder para hacerlo, sino que él lo permitía para que la Escritura se cumpliese. ¿Cayeron de espalda o de guata, quedando inconscientes a la vez?, Creo que no, la conversación de Jesús con ellos continuó. Si hubiese sido el poder del Espíritu demostrando su poder sobrenatural sobre ellos ¿No se hubiesen convertido, al menos uno? Ellos probablemente vieron milagros y no creyeron, porque quizás ellos no tenían una experiencia con el poder de Dios en su propio cuerpo, pero esa noche, ellos –en el caso de ser el poder del Espíritu que los tumbo a tierra- tuvieron una experiencia personal. Ninguno se convirtió en ese momento, ni dijeron: “Que tremendo poder es este”, de ser así, Juan lo hubiese dejado escrito.
En ocasiones dijeron algunos hombres: “Jesús habla con autoridad y no como los religiosos”. Esa misma autoridad impregnada en cada palabra, salió por boca de Jesús, él era Dios diciendo: “Yo soy”, como se lo dijo a Moisés (YO SOY EL QUE SOY). Fueron estas palabras y esta respuesta de Cristo, lo que tumbo a los soldados y alguaciles. Lo hizo con la autoridad divina.
En una ocasión, muchos años antes que llegara a mi país la caída al suelo, tuve una experiencia de caer y esa sí, puedo decir, fue por el poder del Espíritu Santo. Junto a otros hermanos, decidimos tener una vigilia de oración, la cual la comenzamos al inicio de la madrugada. Llevábamos largo tiempo de oración, cuando dos de los hermanos presente, comenzaron hablar en lenguas fuera de lo común (todos estábamos hablando en lenguas), es decir, eran una leguas potentes, de fuego (por describirlo bíblicamente o de alguna manera), algunos le llaman “lenguas angelicales”, pero en fin, el ambiente se volvió bastante sobrenatural y especial. Cuando de repente, surge la primera interpretación: “YO SOY JEHOVÁ Y TENGO PODER SOBRE USTEDES”. En el mismo instante de oír esa voz, caí de rodillas, levantando mis manos y orando en una lengua potente (por describirlo de alguna manera), luego el Espíritu dijo: “YO SOY EL ESPÍRITU DE VERDAD”. A otro hermano, el Espíritu lo llamó por su nombre, como lo ocurrido en Hechos 13:2.
Luego de terminado las profecías e interpretación de lenguas, todos estabamos tirados en el suelo, adorando a Dios en silencio. Fue una gran experiencia para todos nosotros, una experiencia que nunca olvidare, no llevaba más de dos años en el cristianismo. Como ves, esa es una caída al suelo por la presencia de Dios, no perdimos la conciencia, no nos quedamos tirados sin hablar nada, no nos desmayamos, el Espíritu se movía en cada uno de nosotros, todos estabamos siendo ministrados por él. Moisés en su experiencia con Dios nunca quedó inconsciente o desmayado, haya caído de rodillas o no ante la revelación, él mantuvo una conversación con Dios.
Pero el Espíritu Santo puede manifestarse de muchas maneras, quizás muchas de ellas pueden resultar inexplicable en el mismo momento, pero de algo creo estar seguro, que él lo hará siempre con un propósito. Él no hará algo que nos confunda, Dios no es un Dios de confusión. Siempre habrá un propósito y tarde o temprano lo sabremos.
Lo importante está, y ya lo he dicho, que cada creyente examine y discierna su propia experiencia espiritual. El consejo de Cristo es: “Mirad que nadie os engañe” y eso, es responsabilidad de cada uno.
Que Dios te bendiga,
Te saluda Froimovich.
(Esta copia está en mi epígrafe)
Quise mandarte un e-mail sobre este tema, pero tú no lo permites.
Lo que iba a mandarte está aquí expuesto.
Un saludo cariñoso de Froimovich.
Tengo mucho que hablar sobre este tema, pero se hace extenso exponerlo en un epígrafe, ya que me dedico a escribir y, por lo tanto, me alargo mucho. Por eso, decido mandar mis apreciaciones más extensas de manera personal. Utilizo el modo Word.
Mi experiencia con la caída al suelo es personal, cada uno tendrá una opinión con respecto a su propia experiencia.
El objetivo de mi pregunta, era conocer más sobre este asunto en otros creyentes, esperando que sus opiniones se basaran en su propia experiencia.
Viendo la realidad de fondo y los hechos que acontecieron en la congregación donde participaba y, después de haber salido, me propuse investigar este asunto. Lo hice de manera sincera, orando y buscando en la Escritura una explicación o un mejor entendimiento con respecto a la caída al suelo.
Como Benny Hinn era el principal representante de la caída al suelo, recordé que él fundamentó doctrinal o bíblicamente la caída al suelo con el texto de Juan 18: 1-11, haciendo énfasis en el versículo 6. Fue el punto de partida de mi investigación, llegando finalmente a 1 de Reyes 22. Deteniéndome en los versículos 19 al 23.
Creo en una dimensión o en un mundo espiritual que conocemos poco o nada. Ir conociéndolo más, será –a mi juicio- investigando más en la Escritura y pidiéndole al Espíritu que nos ilumine más en esta área. Sabiendo que nuestra lucha es espiritual, estoy seguro que el Espíritu nos irá orientando más en este mundo espiritual, para que aprendamos a luchar con sus dones o armas.
Creo también, que vivimos en un tiempo de mucho engaño espiritual y religioso, por lo tanto, se hace más necesario investigar, analizar y discernir las experiencias espirituales que muchos hemos estado experimentando. Se tiene la costumbre de aceptar toda experiencia sobrenatural que se da en la iglesia, como venido del Espíritu Santo, olvidando que todo el mundo espiritual es sobrenatural. Hay ángeles caídos y hay ángeles que permanecen fieles a Dios, hay muchos espíritus malos y sólo uno es el Espíritu de verdad.
Nuestro discernimiento espiritual va creciendo en la medida en que vamos madurando, sin madurez, nuestro discernimiento es mínimo.
1 de Reyes 22, me dio a entender que todo el mundo espiritual está sujeto a la Soberanía de Dios. Es Dios quien gobierna. Hay cosas que están archivadas en nuestro conocimiento, las sabemos, pero cuando el Espíritu te las enseña, pasan hacer una convicción en nuestra vida. La verdad se revela por la fe y para fe. (Comunión y relación personal con Cristo)
La iglesia necesita ser purificada por Dios, el juicio purifica, el juicio es justicia y amor. La muerte de Ananías y Safira son un ejemplo claro de que Dios juzga en la iglesia, para que entendamos que las cosas hay que hacerlas de manera sincera y honesta y no enmascarada. Y algunos levantan congregaciones de manera enmascarada, es decir, con fines personales, económicas y egoístas, la idea de mi expastor, era levantar “iglesias empresas”, obviamente, esto se descubrió después, después de muchos años. Pero Dios conoce las intenciones del corazón y si un hombre se niega ir al llamado de Dios que lo llama al arrepentimiento, tarde o temprano Dios hará justicia. Ya que los que le siguen, son hijos de Dios y no de propiedad del pastor.
No digo que era él el único responsable, muchos éramos responsable, la diferencia está, en que varios tomaron conciencia y acudieron al llamado de Dios al arrepentimiento. Y la justicia o juicio vino sobre el líder y su obra. Nuestro pastor no quiso oír ninguna otra voz más que la de él y esto trajo las consecuencias.
Se me advirtió de este juicio por medio de un sueño, que en ese momento no lo entendí cabalmente o no quise aceptar un juicio de Dios sobre mi comunidad, pero salido de ahí –como muchos otros- entendí una noche que esto venía de Dios. Lo comprendí por medio del libro de Proverbios capítulo 1, deteniéndome en el versículo 27, que dice: “Cuando viniere como una destrucción de lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia”. En el sueño, estaba presente un torbellino o tornado que bajaba del cielo he iba en dirección a la congregación.
Por esto dije en mi conclusión del epígrafe que abrí, que llegue a la conclusión, que la experiencia vivida –tanto en lo personal como al nivel de comunidad- no era una experiencia directa del Espíritu Santo (en mi congregación), pero no dije que no fuera de Dios.
Me explico, los hechos relatados en 1 de Reyes 22, no fue una obra del Espíritu Santo, sino de un espíritu de mentira y de engaño, que tenía como propósito hacer cumplir la voluntad de Dios sobre el rey de Israel.
El Espíritu Santo actúa en nuestro interior, pero actúa sobre o con nuestras facultades sicológicas (mente y corazón), y físicas. Como dice Dante, es decir, podemos responder ante la presencia del Espíritu de manera voluntaria.
Pero también se puede responder ante la presencia de cualquier otro espíritu, ya que también provoca un ambiente espiritual, todo espíritu es sobrenatural y por ende, actúa con poder sobre nuestras facultades síquicas y físicas, como ocurre con los espiritistas. Hay muchas clases de espíritus y todos ellos tienen un poder superior al del ser humano. Por esto, es importante examinar y discernir lo que experimentamos y no aceptarlo a la primera.
Se le ha convencido al creyente, que todo debe aceptarlo de manera inmediata, porque eso es actuar con fe. Entonces, el creyente no se atreve a examinar y discernir, porque eso significaría que está dudando de Dios. Pero dudar de un ambiente o de una experiencia no resulta ser equivocado o un acto de incredulidad. Una cosa es dudar de la existencia de Dios y otra de lo que experimentamos o oímos, por ejemplo: “Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:10, 11)
Dios juzgaba a Israel, trayendo a sus enemigos para esclavizarlos nuevamente. Nuestros enemigos son espirituales, y Dios perfectamente puede permitir que los viejos espíritus y demonios que estaban antes, vuelvan a esclavizar a los que persisten en la desobediencia y testarudez. ¿Quién conoció la mente del Señor?, Difícil es esto, por eso hay situaciones que no podemos entender cabalmente, hasta que Dios te la revela, como ocurrió con Micaías.
La caída al suelo no es lo importante en sí, sino qué lo provoca y con qué fin. Porque yo creo que el Espíritu puede tumbar a una o a varias personas, nada es imposible para él, pero con qué fin, si lo hace. Si es él quién lo realiza, habrá frutos correctos en la persona que lo experimenta. Recuerda que Felipe fue traspuesto a otro lugar por el Espíritu. Si la Escritura nos aconseja a no desechar las profecías y ojalá todos profeticen, pero también nos aconseja a examinarlas, ¿No será lo mismo para las distintas experiencias espirituales que los cristianos viven?, Yo creo que sí.
Las manifestaciones espirituales, dependerá de algún modo, del estado de aquellos que gobiernan las distintas congregaciones. Cristo dijo: “Más ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13)
Si se construye sobre la base de la injusticia, y se persiste en aquello en conciencia, difícilmente el Espíritu tendrá la libertad de moverse. Porque un gobierno así, es de la carne, es humano y en el reino de Dios su gobierno no es compartido con los hombres, sólo están el Padre, el Hijo (a su diestra) y el Espíritu Santo. Satanás quiso sentarse en el trono de Dios y fue la razón de su expulsión y condenación. Todo aquél, que persiste en gobernar conforme a su voluntad y no a la de Dios, cerrando la puerta al gobierno del Espíritu Santo en la reunión de la iglesia, se está poniendo la soga al cuello, está cavando su propia tumba.
Por esto reitero, mi caída al suelo y lo vivido en mi congregación, es personal y local. Lo que los demás cristianos experimenten, deberán ellos examinarlo y discernirlo. Si un creyente cae al suelo, no puedo tacharlo de manera inmediata que cae por un espíritu engañoso o por el Espíritu de verdad. Deberé discernir antes, y si hay creyentes con el don de discernimiento de espíritus, que hable por el Espíritu y no calle. Siempre y cuando tenga este don y no diga a la tonta y loca que espíritu és. Ya que la costumbre de muchos, es darle crédito a cualquier experiencia o situación de la vida, a la presencia de un espíritu. Por ejemplo, espíritu de pobreza, espíritu de odio, etc.
La manifestación demoníaca es clara, al orar por algunas personas, éstas caen tumbadas al suelo y sacudiéndose, como también gritando, escupiendo, vomitando o llamando al príncipe de los demonios (según lo que yo experimentado). Pero hay presencia de otros espíritus, que no se manifiestan de la manera que lo hacen los demonios, por eso reitero, el discernimiento espiritual o de espíritus se hace muy importante en nuestra lucha.
Por eso, la caída en sí no es lo importante, sino qué lo produce y para qué. El Espíritu Santo obra para nuestro crecimiento, perfeccionamiento, madurez, para consolarnos con su presencia, para alentarnos, para sanarnos espiritual y físicamente y para traer sus frutos. También puede ocurrir cosas que recalcará, que es importante vivir con temor de Dios, para actuar de manera sincera y honesta, como lo relatado en Hechos 5. 1-11. “Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas” (versículo 11)
No fue la experiencia de caer al suelo lo que produjo la corrupción en mi congregación, sino la voluntad y las acciones de nuestro pastor y líder. La corrupción ya estaba y por largo tiempo de manera incubierta. Dios puso fin a una situación, el pastor sigue con la congregación, pero no son muchos los que le siguen, en comparación a lo que era en años atrás, cuando todo era éxito. Uno no sabe lo que puede ocurrir más adelante, sólo Dios lo sabe.
Son muchos los que salimos dañados, tristes, heridos, desconsolados, confundidos, etc., pero Dios todo este tiempo ha estado sanando, liberando y restaurando. Por esto, no tengo odio ni rencor contra mi expastor y hermanos que han decidido permanecer ahí, espero y por eso he orado, que Dios tenga misericordia como la tuvo conmigo. Con el tiempo, muchos han abandonado tal lugar, encontrando sanidad en sus vidas en otras comunidades, uno de ellos, mi mejor amigo. Dios es quien salva, el que tiene misericordia o endurece. El juicio es de Dios y no de uno. Yo creo, que ninguno de nosotros esperó o deseó que esto ocurriera, pero ocurrió y uno debe aceptarlo.
Pablo cayó, pero ante la revelación de Jesucristo, hasta es posible que el caballo se haya espantado y fue lo que finalmente produjo su caída.. La gran luz que le rodeó lo dejó ciego, lo comprobó después de abrir los ojos. Permaneció en tierra, mientras Jesús le hablaba y él también respondió. La consecuencia de esto fue su conversión a la fe. Algunos afirmarán que Pablo cayó por el poder del Espíritu, pero creo, que no lo debemos comparar con las actuales caídas, notemos que la experiencia de Pablo produjo algo muy claro, su conversión y su convicción de un Cristo resucitado. Hoy son muchos los que están fuera de la iglesia (no me refiero fuera de la organización, sino de la IGLESIA), después de haber experimentado en muchas ocasiones la caída al suelo. Obviamente cada uno tiene una voluntad, pero pienso, que cualquiera, que tiene una experiencia directa con el poder o la autoridad de Dios por medio de su Espíritu, ocurrirá con lo que le pasó a Pablo. Es decir, hubo una acción y hubo una consecuencia, hubo un propósito divino y se concretó. Pablo se convirtió.
Juan en la isla de Patmos también cayó, cayó rendido y como muerto a los pies de Cristo. Consecuencia de esta experiencia, tenemos hoy en nuestras manos el libro del Apocalipsis, hubo un propósito. Este propósito venía desde ante, por eso no murió en su momento. Cuando los soldados y los alguaciles de los principales sacerdotes llegaron en la noche para apresar a Cristo, el Señor le responde con su identidad divina: “Yo soy”, entonces retrocedieron y cayeron a tierra y de manera inmediata –probablemente- les vuelve a preguntar ¿A quién buscáis? Y esta vez, responde como hombre: “yo soy”. Esto es lo que Juan quiere destacar en su evangelio, que Jesús era arrestado no porque ellos tenían el poder para hacerlo, sino que él lo permitía para que la Escritura se cumpliese. ¿Cayeron de espalda o de guata, quedando inconscientes a la vez?, Creo que no, la conversación de Jesús con ellos continuó. Si hubiese sido el poder del Espíritu demostrando su poder sobrenatural sobre ellos ¿No se hubiesen convertido, al menos uno? Ellos probablemente vieron milagros y no creyeron, porque quizás ellos no tenían una experiencia con el poder de Dios en su propio cuerpo, pero esa noche, ellos –en el caso de ser el poder del Espíritu que los tumbo a tierra- tuvieron una experiencia personal. Ninguno se convirtió en ese momento, ni dijeron: “Que tremendo poder es este”, de ser así, Juan lo hubiese dejado escrito.
En ocasiones dijeron algunos hombres: “Jesús habla con autoridad y no como los religiosos”. Esa misma autoridad impregnada en cada palabra, salió por boca de Jesús, él era Dios diciendo: “Yo soy”, como se lo dijo a Moisés (YO SOY EL QUE SOY). Fueron estas palabras y esta respuesta de Cristo, lo que tumbo a los soldados y alguaciles. Lo hizo con la autoridad divina.
En una ocasión, muchos años antes que llegara a mi país la caída al suelo, tuve una experiencia de caer y esa sí, puedo decir, fue por el poder del Espíritu Santo. Junto a otros hermanos, decidimos tener una vigilia de oración, la cual la comenzamos al inicio de la madrugada. Llevábamos largo tiempo de oración, cuando dos de los hermanos presente, comenzaron hablar en lenguas fuera de lo común (todos estábamos hablando en lenguas), es decir, eran una leguas potentes, de fuego (por describirlo bíblicamente o de alguna manera), algunos le llaman “lenguas angelicales”, pero en fin, el ambiente se volvió bastante sobrenatural y especial. Cuando de repente, surge la primera interpretación: “YO SOY JEHOVÁ Y TENGO PODER SOBRE USTEDES”. En el mismo instante de oír esa voz, caí de rodillas, levantando mis manos y orando en una lengua potente (por describirlo de alguna manera), luego el Espíritu dijo: “YO SOY EL ESPÍRITU DE VERDAD”. A otro hermano, el Espíritu lo llamó por su nombre, como lo ocurrido en Hechos 13:2.
Luego de terminado las profecías e interpretación de lenguas, todos estabamos tirados en el suelo, adorando a Dios en silencio. Fue una gran experiencia para todos nosotros, una experiencia que nunca olvidare, no llevaba más de dos años en el cristianismo. Como ves, esa es una caída al suelo por la presencia de Dios, no perdimos la conciencia, no nos quedamos tirados sin hablar nada, no nos desmayamos, el Espíritu se movía en cada uno de nosotros, todos estabamos siendo ministrados por él. Moisés en su experiencia con Dios nunca quedó inconsciente o desmayado, haya caído de rodillas o no ante la revelación, él mantuvo una conversación con Dios.
Pero el Espíritu Santo puede manifestarse de muchas maneras, quizás muchas de ellas pueden resultar inexplicable en el mismo momento, pero de algo creo estar seguro, que él lo hará siempre con un propósito. Él no hará algo que nos confunda, Dios no es un Dios de confusión. Siempre habrá un propósito y tarde o temprano lo sabremos.
Lo importante está, y ya lo he dicho, que cada creyente examine y discierna su propia experiencia espiritual. El consejo de Cristo es: “Mirad que nadie os engañe” y eso, es responsabilidad de cada uno.
Que Dios te bendiga,
Te saluda Froimovich.
(Esta copia está en mi epígrafe)