La Iglesia cree firmemente, confiesa y anuncia que ninguno de los que están fuera de la Iglesia católica, no solo los paganos, sino también los judíos o los herejes y cismáticos, pueden alcanzar la vida eterna, sino que irán al fuego eterno, preparados para el el diablo y sus ángeles (Mt 25:41), si antes de la muerte no se han reunido con ella; la unidad del cuerpo de la iglesia que es tan importante, que solo para aquellos que perseveran en ella, los sacramentos de la iglesia procurarán la salvación, y los ayunos, otras obras de piedad y los ejercicios de la milicia cristiana obtendrán la recompensa eterna: nadie, por más limosnas y obras de caridad que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia católica