BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

El Papa explica el único sentido en que se puede aceptar el sola fide

Benedicto XVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad, al amor"

Benedicto XVI, prosiguiendo la catequesis sobre San Pablo, abordó en la audiencia general de hoy la "cuestión de la justificación, de cómo el ser humano se hace verdaderamente justo a los ojos de Dios", que ocupa un lugar central en las cartas del apóstol. Cuando Pablo encontró al Resucitado en el camino de Damasco, dijo el Papa, era "un hombre realizado, irreprensible en cuanto a la justicia derivada de la Ley", pero "la iluminación de Damasco cambió radicalmente su existencia y empezó a considerar los méritos adquiridos durante una carrera religiosa integérrima como "basura" frente al conocimiento sublime de Jesús". Benedicto XVI abordó el concepto "sola fide" expresado por Lutero.

(VIS) La epístola a los Filipenses "ofrece un testimonio conmovedor del paso de Pablo de una justicia fundada en la Ley y adquirida observando los preceptos, a una justicia basada en la fe en Cristo. (...) Gracias a la experiencia personal de la relación con Jesucristo Pablo sitúa en el centro de su Evangelio una oposición irreducible entre dos caminos alternativos hacia la justicia: uno construido sobre las obras de la Ley, otro fundado en la gracia de la fe en Cristo".

Así, el apóstol reafirma a los cristianos de Roma: "Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que está en Cristo Jesús y añade: "Afirmamos que el hombre es justificado por la fe con independencia de las obras de la Ley".

"Lutero -dijo el Papa- tradujo justificados por la sola fe, (...) pero antes de retomar este punto es necesario aclarar qué es la Ley de la que hemos sido liberados y cuáles son las obras de la Ley que no nos justifican. Ya en la comunidad de Corinto existía la opinión, que vuelve siempre en la historia, de que sería la ley moral y por tanto la libertad cristiana sería la liberación de la ética. (...) Es obvio que esta interpretación es errada. La libertad cristiana no es libertinaje, (...) no es liberación de hacer el bien".

"Para San Pablo, como para sus contemporáneos, la palabra Ley significaba la Torah en su totalidad, (...) que implica (...) un conjunto de comportamientos que van del núcleo ético a las observaciones rituales, (...) que determinan sustancialmente la identidad del hombre justo, (...) como la circuncisión, las reglas alimentarias, etc... Todos estos preceptos que expresan una identidad social, cultural y religiosa eran muy importantes" en la época helenística donde imperaba el politeísmo, e Israel se sentía amenazado en su identidad y temía "la pérdida de la fe en el único Dios y en sus promesas".

Por eso, era necesario crear contra la presión helenista, "un muro que protegiera la preciosa herencia de la fe y el muro eran los preceptos judaicos". Ahora bien, Pablo tras su encuentro con Cristo comprendió que "el Dios de Israel, el único Dios verdadero se convierte en el Dios de todos los pueblos, y el muro (...) entre Israel y los paganos ya no es necesario. Cristo nos protege del politeísmo y sus desviaciones. Cristo nos garantiza nuestra identidad en la diversidad de las culturas (...) y es El quien nos hace justos".

"Ser justo significa sencillamente estar con Cristo, ser en Cristo y con esto basta. Los otros preceptos ya no son necesarios. (...) Por eso, la palabra "sola fide" de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad, al amor. La fe es mirar a Cristo, confiarse a Cristo (...) conformarse a Cristo. Y la forma, la vida de Cristo es el amor. (...) Somos justos en la comunión con Cristo que es el amor. (...) La justicia se decide en la caridad".

"Podemos pedir solamente al Señor -concluyó el Papa- que nos ayude a creer, (...) así creer se vuelve vida, unidad con Cristo, transformación, (...) y transformados en el amor a Dios y al prójimo seremos realmente justos a los ojos de Dios".

Al dirigirse a los fieles de lengua española, el Papa ha dicho lo siguiente:

"En la reflexión que estamos haciendo bajo la guía de San Pablo, recordamos hoy su doctrina sobre la justificación, que está en el centro de su enseñanza. Él, que había sido un ferviente cumplidor de la Ley mosaica, al encontrarse con el Resucitado en el camino de Damasco comprendió que todo aquello que había considerado una ganancia era, ante Dios, una pérdida. En efecto, la justificación en Cristo es una acción gratuita de Dios, sin merecimiento humano. La Ley en sí misma es buena, proviene de Dios, pero no tiene el poder de dar la vida y se convierte en un obstáculo para quienes la consideran necesaria con vistas a la justificación, haciendo así inútil la única vía para alcanzar la salvación, a saber: la fe en Aquel que, clavado en la cruz, ha dado una vida nueva por medio del Espíritu Santo (cf. Ga 3,13-14). La Ley, dice San Pablo, ha culminado en Cristo y tiene su máxima expresión en el mandamiento del amor. Así, pues, uno solo es el Salvador del mundo, que relativiza todo lo demás, incluida la Ley. "

Texto completo en italiano
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

:pvalentin exactamente eso dice Jesús en la Verdadera Vida en Dios.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

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El Papa explica el único sentido en que se puede aceptar el sola fide

Benedicto XVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad, al amor"

Benedicto XVI, prosiguiendo la catequesis sobre San Pablo, abordó en la audiencia general de hoy la "cuestión de la justificación, de cómo el ser humano se hace verdaderamente justo a los ojos de Dios", que ocupa un lugar central en las cartas del apóstol. Cuando Pablo encontró al Resucitado en el camino de Damasco, dijo el Papa, era "un hombre realizado, irreprensible en cuanto a la justicia derivada de la Ley", pero "la iluminación de Damasco cambió radicalmente su existencia y empezó a considerar los méritos adquiridos durante una carrera religiosa integérrima como "basura" frente al conocimiento sublime de Jesús". Benedicto XVI abordó el concepto "sola fide" expresado por Lutero.

(VIS) La epístola a los Filipenses "ofrece un testimonio conmovedor del paso de Pablo de una justicia fundada en la Ley y adquirida observando los preceptos, a una justicia basada en la fe en Cristo. (...) Gracias a la experiencia personal de la relación con Jesucristo Pablo sitúa en el centro de su Evangelio una oposición irreducible entre dos caminos alternativos hacia la justicia: uno construido sobre las obras de la Ley, otro fundado en la gracia de la fe en Cristo".

Así, el apóstol reafirma a los cristianos de Roma: "Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que está en Cristo Jesús y añade: "Afirmamos que el hombre es justificado por la fe con independencia de las obras de la Ley".

"Lutero -dijo el Papa- tradujo justificados por la sola fe, (...) pero antes de retomar este punto es necesario aclarar qué es la Ley de la que hemos sido liberados y cuáles son las obras de la Ley que no nos justifican. Ya en la comunidad de Corinto existía la opinión, que vuelve siempre en la historia, de que sería la ley moral y por tanto la libertad cristiana sería la liberación de la ética. (...) Es obvio que esta interpretación es errada. La libertad cristiana no es libertinaje, (...) no es liberación de hacer el bien".

"Para San Pablo, como para sus contemporáneos, la palabra Ley significaba la Torah en su totalidad, (...) que implica (...) un conjunto de comportamientos que van del núcleo ético a las observaciones rituales, (...) que determinan sustancialmente la identidad del hombre justo, (...) como la circuncisión, las reglas alimentarias, etc... Todos estos preceptos que expresan una identidad social, cultural y religiosa eran muy importantes" en la época helenística donde imperaba el politeísmo, e Israel se sentía amenazado en su identidad y temía "la pérdida de la fe en el único Dios y en sus promesas".

Por eso, era necesario crear contra la presión helenista, "un muro que protegiera la preciosa herencia de la fe y el muro eran los preceptos judaicos". Ahora bien, Pablo tras su encuentro con Cristo comprendió que "el Dios de Israel, el único Dios verdadero se convierte en el Dios de todos los pueblos, y el muro (...) entre Israel y los paganos ya no es necesario. Cristo nos protege del politeísmo y sus desviaciones. Cristo nos garantiza nuestra identidad en la diversidad de las culturas (...) y es El quien nos hace justos".

"Ser justo significa sencillamente estar con Cristo, ser en Cristo y con esto basta. Los otros preceptos ya no son necesarios. (...) Por eso, la palabra "sola fide" de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad, al amor. La fe es mirar a Cristo, confiarse a Cristo (...) conformarse a Cristo. Y la forma, la vida de Cristo es el amor. (...) Somos justos en la comunión con Cristo que es el amor. (...) La justicia se decide en la caridad".

"Podemos pedir solamente al Señor -concluyó el Papa- que nos ayude a creer, (...) así creer se vuelve vida, unidad con Cristo, transformación, (...) y transformados en el amor a Dios y al prójimo seremos realmente justos a los ojos de Dios".

Al dirigirse a los fieles de lengua española, el Papa ha dicho lo siguiente:

"En la reflexión que estamos haciendo bajo la guía de San Pablo, recordamos hoy su doctrina sobre la justificación, que está en el centro de su enseñanza. Él, que había sido un ferviente cumplidor de la Ley mosaica, al encontrarse con el Resucitado en el camino de Damasco comprendió que todo aquello que había considerado una ganancia era, ante Dios, una pérdida. En efecto, la justificación en Cristo es una acción gratuita de Dios, sin merecimiento humano. La Ley en sí misma es buena, proviene de Dios, pero no tiene el poder de dar la vida y se convierte en un obstáculo para quienes la consideran necesaria con vistas a la justificación, haciendo así inútil la única vía para alcanzar la salvación, a saber: la fe en Aquel que, clavado en la cruz, ha dado una vida nueva por medio del Espíritu Santo (cf. Ga 3,13-14). La Ley, dice San Pablo, ha culminado en Cristo y tiene su máxima expresión en el mandamiento del amor. Así, pues, uno solo es el Salvador del mundo, que relativiza todo lo demás, incluida la Ley. "

Texto completo en italiano

Aunque se dice, sobre la justificación que es una acción gratuita de Dios, sin merecimiento humano, en realidad la definición que se presenta es incorrecta:

"Ser justo significa sencillamente estar con Cristo, ser en Cristo y con esto basta. Los otros preceptos ya no son necesarios. (...) Por eso, la palabra "sola fide" de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad, al amor.

Esa no es la justificación que se obtiene en Cristo Jesús.

Estar con Cristo, ser en Cristo, son el fruto de tal proceso, no son en sí mismos la definición del proceso de la justificación por la sola fe. Definitivamente la Ley Mosaica (otros preceptos) ya no es necesaria para acercarnos al Padre... y obviamente, repito OBVIAMENTE nunca la sola fide de Lutero va a estar en contra de de la caridad (amor) a menos que se pervierta su contenido.

Bendiciones,
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Esta noticia es buena; es sabida ya en la doctrina de la ICAR desde Trento pero es importante que el Papa de un modo público la recuerde, tanto para los católicos romanos como para los protestantes que sin duda encontraremos en estas declaraciones un paso a favor de un sano ecumenismo.

En concreto, destaco de estas declaraciones de Benedicto XVI:

"Podemos pedir solamente al Señor -concluyó el Papa- que nos ayude a creer, (...) así creer se vuelve vida, unidad con Cristo, transformación, (...) y transformados en el amor a Dios y al prójimo seremos realmente justos a los ojos de Dios".

En efecto, la justificación en Cristo es una acción gratuita de Dios, sin merecimiento humano.

Es sabido que para el protestantismo, el concepto de fe no es sólo creencia racional en algo, sino que predicamos una fe viva intrincada y principio de las otras dos grandes virtudes teologales: el amor y la esperanza.

En estas tres virtudes: amor, fe y esperanza se resume toda la acción de la Gracia que está destinada a acrecentarlas y solidificarlas en la Iglesia: que es permanencia en Cristo, verdadera y real.

Por eso nuestra fe no es la fe de los demonios, sino una fe viva y de vida, vivificadora y de compromiso y amor.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Yo supongo que Gabaón tendrá hoy un día especialmente feliz cuando lea esto. Me acordé de él cuando ponía la noticia en Religión en Libertad.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

No faltaría más, en los "tags" ya se ha puesto de nuevo "evangélicos genuflexos"
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Dios te bendiga Luis.

La verdad es que el día Felíz para mí llegará no cuando el Papa hable como yo pienso y hablo, sino cuando los católicos le hagan caso. Sobre todos los que imitándote a ti quieren hacer de apologetas sin tener ni la pericia, ni la agudeza, ni los dotes que tú tienes, ni mucho menos esa certeza que Dios te ha dado de lo que significa la gracia de Dios, que el Papa, como pocos, también tiene clara, y esos apologetas ignoran.

Es más lo que recogen los titulares que lo que el Papa ha dicho; ya he visto algunos de lo más sensacionalistas; de hecho de la audiencia del Papa lo que a mí más me gustó no es la referencia a Lutero. Ya él habló de Lutero varias veces siendo Cardenal y dijo más claro que aquí lo que tenía que decir, aquí se ha reservado sus opiniones sobre Lutero que lo dejan claramente en contradicción con lo que el Papa propone. Lutero llegó a maldecir la caridad, llegó a rechazar el concepto de fe-formada y Ratzinger ya ha tratado este tema antes.

Lo que a mí me fascinó fue lo tajante con lo que resolvió un conflicto de ideas sobre lo que significa "Ley" en San Pablo, ¡Uy uy uy! Esa sí que está buena. El Papa se he puesto del lado de los que dicen que San Pablo cuando habla de que La Ley no justifica incluye también las normas éticas-morales. Bravo por el Papa. Eso sí es valentía.

Lo más valiente que ha hecho el Papa es presentar una justificación Cristocéntrica, hablando de unión en Cristo y renovación en el Espíritu Santo. Lo mismo que ha hecho Trento, pero que tanta apología anti-Reforma terminó oscureciendo haciendo de muchos apologetas no más que viles semi-pelagianos. Se los llevó "con rana" el Papa de un sólo plumazo.

Me imagino que el Papa sabe lo que pasa en Finlandia con el Luteranismo y con esto les ha dado un buen espaldarazo, a ellos, no a Lutero.

¡Que Viva Cristo! ¡Que Viva Trento! ¡Que Viva! Y una porra para este Papa.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Bendiciones en Cristo.

Sólo que quisiera ver la opinión de los católicos que me manifestaron su oposición (en privado, en otros epígrafes y en otro foro) sobre lo que yo mencioné aquí y luego en este otro post sobre la fe justificante en relación a Calvino.

Y tengos sentimientos encontrados al ver a católicos que si el Papa de turno no toca un tema pues no hacen caso a las otras voces católicas. Eso no sé si me da más alegría porque confíen en la Guía Divina sobre nuestro Pastor, o si me da pena por verles como borregos que no piensan y su "depósito de la fe" (con minúscula) se reduce a lo que el Papa esboza con pinceladas en las audiencias de los miércoles y leen, recortado, mal citado y con títulos amarillistas en algún periódico.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Podría alguien traer la audiencia tal cual?
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Yo supongo que Gabaón tendrá hoy un día especialmente feliz cuando lea esto. Me acordé de él cuando ponía la noticia en Religión en Libertad.

Tu eres quien ha dado tan extraordinaria noticia
Por que no colocas la dirección de tu pagina Web a fin de cualquiera pueda entrar y leerlo directamente. Yo no se como hacerlo.
En informática estoy pez.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Hola Queridos Foristas:
Que alegria me da hablar yq ue no regocijemos en algo que nos une como Cristianos si!!!, corredores todos para alcanzar la meta, que es Cristo, que ya lo hemos alcanzado y deberemos alcanzar.

Aqui les dejó la audiencia completa, y quisiera tambien cometarles que grabe la audiencia por le canal ewtn, pesa 500mb, tratare de subirla a rapidshare para que a traves de un link, este a su disposición.


"BENEDICTO XVI EXPLICA CÓMO ENTENDÍA SAN PABLO LA JUSTIFICACIÓN

Hoy durante la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el texto íntegro de la catequesis pronunciada este miércoles por el Papa Benedicto XVI durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro.

* * *
Queridos hermanos y hermanas,
en el camino que estamos recorriendo bajo la guía de san Pablo, queremos ahora detenernos en un tema que está en el centro de las controversias del siglo de la Reforma: la cuestión de la justificación. ¿Cómo llega a ser un hombre justo a los ojos de Dios? Cuando Pablo encontró al resucitado en el camino de Damasco era un hombre realizado: irreprensible en cuanto a la justicia derivada de la Ley (cfr Fil 3,6), superaba a muchos de sus coetáneos en la observancia de las prescripciones mosaicas y era celoso en sostener las tradiciones de sus padres (cfr Gal 1,14). La iluminación de Damasco le cambio radicalmente la existencia: comenzó a considerar todos sus méritos, logros de una carrera religiosa integrísima, como "basura" frente a la sublimidad del conocimiento de Jesucristo (cfr Fil 3,8). La Carta a los Filipenses nos ofrece un testimonio conmovedor del paso de Pablo de una justicia fundada en la Ley y conseguida con la observancia de las obras prescritas, a una justicia basada en la fe en Cristo: él había comprendido que cuanto hasta ahora le había parecido una ganancia, en realidad frente a Dios era una pérdida, y había decidido por ello apostar toda su existencia en Jesucristo (cfr Fil 3,7). El tesoro escondido en el campo y la perla preciosa en cuya posesión invierte todo lo demás ya no eran las obras de la Ley, sino Jesucristo, su Señor.
La relación entre Pablo y el Resucitado llegó a ser tan profunda que le impulsó a afirmar que Cristo no era solamente su vida, sino su vivir, hasta el punto de que para poder alcanzarlo, hasta la muerte era una ganancia (cfr Fil 1,21). No es que despreciase la vida, sino que había comprendido que para él el vivir ya no tenía otro objetivo, y por tanto ya no tenía otro deseo que alcanzar a Cristo, como en una competición atlética, para estar siempre con Él: el Resucitado se había convertido en el principio y el fin de su existencia, el motivo y la meta de su carrera. Sólo la preocupación por el crecimiento en la fe de aquellos a los que había evangelizado y la solicitud por todas las Iglesias que había fundado (cfr 2 Cor 11,28) le inducían a desacelerar la carrera hacia su único Señor, para esperar a los discípulos, para que pudieran correr a la meta con él. Si en la anterior observancia de la Ley no tenía nada que reprocharse desde el punto de vista de la integridad moral, una vez alcanzado por Cristo prefería no juzgarse a sí mismo (cfr 1 Cor 4,3-4), sino que se limitaba a correr para conquistar a Aquel por el que había sido conquistado (cfr Fil 3,12).
Precisamente es por esta experiencia personal de la relación con Jesús por lo que Pablo coloca en el centro de su Evangelio una irreducible oposición entre dos recorridos alternativos hacia la justicia: uno construido sobre las obras de la Ley, el otro fundado sobre la gracia de la fe en Cristo. La alternativa entre la justicia por las obras de la Ley y la justicia por la fe en Cristo se convierte así en uno de los temas dominantes que atraviesan sus cartas: "Nosotros somos judíos de nacimiento y no gentiles pecadores; a pesar de todo, conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la Ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la Ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado" (Gal 2,15-16). Y a los cristianos de Roma les reafirma que "todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús" (Rm 3,23-24). Y añade: "Pensamos que el hombre es justificado por la fe, independientemente d ellas obras de la Ley" (Ibid 28). Lutero en este punto tradujo "justificado sólo por la fe". Volveré sobre esto al final de la catequesis. Antes debemos aclarar qué es esta "Ley" de la que hemos sido liberados y que son esas "obras de la Ley" que no justifican. Ya en la comunidad de Corinto existía la opinión, que volverá muchas veces en la historia, que consistía en considerar que se trataba de la ley moral, y que la libertad cristiana consistía por tanto en liberarse de la ética. Así, en Corinto circulaba la palabra "panta mou estin" (todo me es lícito). Es obvio que esta interpretación es errónea: la libertad cristiana no es libertinismo, la liberación de la que habla san Pablo no es liberarse de hacer el bien.
¿Pero qué significa por tanto la Ley de la que hemos sido liberados y que no salva? Para san Pablo, como para todos sus contemporáneos, la palabra Ley significaba la Torah en su totalidad, es decir, los cinco libros de Moisés. La Torá implicaba, en la interpretación farisaica, la que había estudiado y hecho suya Pablo, un conjunto de comportamientos que iban desde le núcleo ético hasta las observancias rituales y cultuales que determinaban sustancialmente la identidad del hombre justo. Particularmente la circuncisión, la observancia acerca del alimento puro y generalmente la pureza ritual, las reglas hacia la observancia del sábado, etc. Comportamientos que aparecen a menudo en los debates entre Jesús y sus contemporáneos. Todas estas observancias que expresan una identidad social, cultural y religiosa, habían llegado a ser singularmente importantes en el tiempo de la cultura helenística, empezando desde el siglo III a.C. Esta cultura, que se había convertido en la cultura universal de entonces, era una cultura aparentemente racional, una cultura politeísta aparentemente tolerante, que constituía una fuerte presión hacia la uniformidad cultural y amenazaba así la identidad de Israel, que estaba políticamente obligado a entrar en esta identidad común de la cultura helenística con la consiguiente pérdida de su propia identidad, pérdida por tanto también de la preciosa heredad de la fe de sus Padres, de la fe en el único Dios y en las promesas de Dios.
Contra esta presión cultural, que amenazaba no sólo la identidad israelita, sino también la fe en el único Dios y en sus promesas, era necesario crear un muro de distinción, un escudo de defensa que protegiera la preciosa heredad de la fe; este muro consistía precisamente en las observancias y prescripciones judías. Pablo, que había aprendido estas observancias precisamente en su función defensiva del don de Dios, de la heredad de la fe en un único Dios, veía amenazada esta identidad por la libertad de los cristianos: por esto les perseguía. En el momento de su encuentro con el Resucitado entendió que con la resurrección de Cristo la situación había cambiado radicalmente. Con Cristo, el Dios de Israel, el único Dios verdadero, se convertía en el Dios de todos los pueblos. El muro --así lo dice Carta a los Efesios-- entre Israel y los paganos ya no era necesario: es Cristo quien nos protege contra el politeísmo y todas sus desviaciones; es Cristo quien nos une con y en el único Dios; es Cristo quien garantiza nuestra verdadera identidad en la diversidad de las culturas, y es él el que nos hace justos. Ser justo quiere decir sencillamente estar con Cristo y en Cristo. Y esto basta. Ya no son necesarias otras observancias. Por eso la expresión "sola fide" de Lutero es cierta si no se opone la fe a la caridad, al amor. La fe es mirar a Cristo, confiarse a Cristo, unirse a Cristo, conformarse a Cristo, a su vida. Y la forma, la vida de Cristo es el amor; por tanto creer es conformarse a Cristo y entrar en su amor. Por eso san Pablo en la Carta a los Gálatas, en la que sobre todo ha desarrollado su doctrina sobre la justificación, habla de la fe que obra por medio de la caridad (cfr Gal 5,14).
Pablo sabe que en el doble amor a Dios y al prójimo está presente y cumplida toda la Ley. Así en la comunión con Cristo, en la fe que crea la caridad, toda la Ley se realiza. Somos justos cuando entramos en comunión con Cristo, que es amor. Veremos lo mismo en el Evangelio del próximo domingo, solemnidad de Cristo Rey. Es el Evangelio del juez cuyo único criterio es el amor. Lo que pide es solo esto: ¿Tú me has visitado cuando estaba enfermo? ¿Cuando estaba en la cárcel? ¿Me has dado de comer cuando tenía hambre, o me has vestido cuando estaba desnudo? Y así la justicia se decide en la caridad. Así, al término de este Evangelio, podemos decir: solo amor, solo caridad. Pero no hay contradición entre este Evangelio y san Pablo. Es la misma visión, aquella según la cual la comunión con Cristo, la fe en Cristo crea la caridad. Y la caridad es la realización de la comunión con Cristo. Así, estando unidos a Él somos justos, y no de otra forma.
Al final, podemos solo rezar al Señor para que nos ayude a creer. Creer realmente; creer se convierte así en vida, unidad con Cristo, transformación de nuestra vida. Y así, transformados por su amor, por el amor a Dios y al prójimo, podemos ser realmente justos a los ojos de Dios.

[Al final de la audiencia, Benedicto XVI saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español:]

Un saludo muy cordial a los peregrinos de lengua española, en particular a los que han venido de España, Chile y otros países latinoamericanos. Invito a todos a dejarse ganar por Cristo y a seguir así el ejemplo de San Pablo, cuya vida no tuvo ningún otro objetivo sino estar y permanecer siempre con Él. Muchas gracias por vuestra visita."

aqui el link: http://www.zenit.org/rssspanish-29235


Bendiciones
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Ya lo he hecho, Tobi. Está en el primer post.

Lo pongo otra vez:
http://www.religionenlibertad.com/noticias/benedicto-xvi-la-palabra-sola-fide-lutero-verdadera-opone-a-caridad-amor



Y de paso, un artículo sobre el tema:
http://www.religionenlibertad.com/opiniones/sola-fides

Y ya he encargado más artículos sobre este asunto.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Lo que a mí me fascinó fue lo tajante con lo que resolvió un conflicto de ideas sobre lo que significa "Ley" en San Pablo, ¡Uy uy uy! Esa sí que está buena. El Papa se he puesto del lado de los que dicen que San Pablo cuando habla de que La Ley no justifica incluye también las normas éticas-morales. Bravo por el Papa. Eso sí es valentía.

A ver, yo tengo delante el texto entero en italiano y no acabo de ver eso. Cítamelo, por favor.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Hola Luis a lo que se refiere Gabaon creo que es esto:

"¿Pero qué significa por tanto la Ley de la que hemos sido liberados y que no salva? Para san Pablo, como para todos sus contemporáneos, la palabra Ley significaba la Torah en su totalidad, es decir, los cinco libros de Moisés. La Torá implicaba, en la interpretación farisaica, la que había estudiado y hecho suya Pablo, un conjunto de comportamientos que iban desde le núcleo ético hasta las observancias rituales y cultuales que determinaban sustancialmente la identidad del hombre justo."
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Me preguntó yo:

¿Se llevan bien estas dos afirmaciones? ¿que opinan ustedes?


"Sé un pecador y peca fuertemente, pero cree y alégrate en Cristo con más valentía... Ningún pecado nos separará del Cordero, aunque forniquemos y matemos mil veces al día." (Martín Lutero, carta a Melanchthon, 1ero. de Agosto, 1521)

"Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte." (1Juan 3,14)


¿Se llevan bien o no?
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Texto completo de la catequesis del Papa Benedicto XVI de hoy miércoles:

Ofrecemos a continuación el texto íntegro de la catequesis pronunciada este miércoles por el Papa Benedicto XVI durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro.



Queridos hermanos y hermanas:

En el camino que estamos recorriendo bajo la guía de san Pablo, queremos ahora detenernos en un tema que está en el centro de las controversias del siglo de la Reforma: la cuestión de la justificación. ¿Cómo llega a ser un hombre justo a los ojos de Dios? Cuando Pablo encontró al resucitado en el camino de Damasco era un hombre realizado: irreprensible en cuanto a la justicia derivada de la Ley (cfr Fil 3,6), superaba a muchos de sus coetáneos en la observancia de las prescripciones mosaicas y era celoso en conservar las tradiciones de sus padres (cfr Gal 1,14). La iluminación de Damasco le cambió radicalmente la existencia: comenzó a considerar todos sus méritos, logros de una carrera religiosa integrísima, como “basura” frente a la sublimidad del conocimiento de Jesucristo (cfr Fil 3,8). La Carta a los Filipenses nos ofrece un testimonio conmovedor del paso de Pablo de una justicia fundada en la Ley y conseguida con la observancia de las obras prescritas, a una justicia basada en la fe en Cristo: había comprendido que cuanto hasta ahora le había parecido una ganancia, en realidad frente a Dios era una pérdida, y había decidido por ello apostar toda su existencia en Jesucristo (cfr Fil 3,7). El tesoro escondido en el campo y la perla preciosa en cuya posesión invierte todo lo demás ya no eran las obras de la Ley, sino Jesucristo, su Señor.

La relación entre Pablo y el Resucitado llegó a ser tan profunda que le impulsó a afirmar que Cristo no era solamente su vida, sino su vivir, hasta el punto de que para poder alcanzarlo incluso la muerte era una ganancia (cfr Fil 1,21). No es que despreciase la vida, sino que había comprendido que para él el vivir ya no tenía otro objetivo, y por tanto ya no tenía otro deseo que alcanzar a Cristo, como en una competición atlética, para estar siempre con Él: el Resucitado se había convertido en el principio y el fin de su existencia, el motivo y la meta de su carrera. Sólo la preocupación por el crecimiento en la fe de aquellos a los que había evangelizado y la solicitud por todas las Iglesias que había fundado (cfr 2 Cor 11,28) le inducían a desacelerar la carrera hacia su único Señor, para esperar a los discípulos, para que pudieran correr a la meta con él. Si en la anterior observancia de la Ley no tenía nada que reprocharse desde el punto de vista de la integridad moral, una vez alcanzado por Cristo prefería no juzgarse a sí mismo (cfr 1 Cor 4,3-4), sino que se limitaba a correr para conquistar a Aquél por el que había sido conquistado (cfr Fil 3,12).

A causa de esta experiencia personal de la relación con Jesús, Pablo coloca en el centro de su Evangelio una irreducible oposición entre dos recorridos alternativos hacia la justicia: uno construido sobre las obras de la Ley, el otro fundado sobre la gracia de la fe en Cristo. La alternativa entre la justicia por las obras de la Ley y la justicia por la fe en Cristo se convierte así en uno de los temas dominantes que atraviesan sus cartas: “Nosotros somos judíos de nacimiento y no gentiles pecadores; a pesar de todo, conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la Ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la Ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado” (Gal 2,15-16). Y a los cristianos de Roma les reafirma que “todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús” (Rm 3,23-24). Y añade: “Pensamos que el hombre es justificado por la fe, independientemente de las obras de la Ley” (Ibid 28). Lutero tradujo este pasaje como “justificado sólo por la fe”. Volveré sobre esto al final de la catequesis. Antes debemos aclarar qué es esta “Ley” de la que hemos sido liberados y qué son esas “obras de la Ley” que no justifican. La opinión --que se repetirá en la historia--, según la cual se trataba de la ley moral, y que la libertad cristiana consistía, por tanto, en la liberación de la ética, existía ya en la comunidad de Corinto. Así, en Corinto circulaba la palabra “panta mou estin” (todo me es lícito). Es obvio que esta interpretación es errónea: la libertad cristiana no es libertinaje, la liberación de la que habla san Pablo no es liberarse de hacer el bien.

¿Pero qué significa por tanto la Ley de la que hemos sido liberados y que no salva? Para san Pablo, como para todos sus contemporáneos, la palabra Ley significaba la Torá en su totalidad, es decir, los cinco libros de Moisés. La Torá implicaba, en la interpretación farisaica, la que había estudiado y hecho suya Pablo, un conjunto de comportamientos que iban desde el núcleo ético hasta las observancias rituales y cultuales que determinaban sustancialmente la identidad del hombre justo. Particularmente la circuncisión, la observancia acerca del alimento puro y generalmente la pureza ritual, las reglas sobre la observancia del sábado, etc. Comportamientos que aparecen a menudo en los debates entre Jesús y sus contemporáneos. Todas estas observancias que expresan una identidad social, cultural y religiosa, habían llegado a ser singularmente importantes en el tiempo de la cultura helenística, empezando desde el siglo III a.C. Esta cultura, que se había convertido en la cultura universal de entonces, era una cultura aparentemente racional, una cultura politeísta aparentemente tolerante, que ejercía una fuerte presión de uniformidad cultural y amenazaba así la identidad de Israel, que estaba políticamente obligado a entrar en esta identidad común de la cultura helenística con la consiguiente pérdida de su propia identidad, perdiendo así también la preciosa heredad de la fe de sus Padres, la fe en el único Dios y en las promesas de Dios.

Contra esta presión cultural, que amenazaba no sólo a la identidad israelita, sino también a la fe en el único Dios y en sus promesas, era necesario crear un muro de distinción, un escudo de defensa que protegiera la preciosa heredad de la fe; este muro consistía precisamente en las observancias y prescripciones judías. Pablo, que había aprendido estas observancias precisamente en su función defensiva del don de Dios, de la heredad de la fe en un único Dios, veía amenazada esta identidad por la libertad de los cristianos: por esto les perseguía. En el momento de su encuentro con el Resucitado entendió que con la resurrección de Cristo la situación había cambiado radicalmente. Con Cristo, el Dios de Israel, el único Dios verdadero, se convertía en el Dios de todos los pueblos. El muro --así lo dice Carta a los Efesios-- entre Israel y los paganos ya no era necesario: es Cristo quien nos protege contra el politeísmo y todas sus desviaciones; es Cristo quien nos une con y en el único Dios; es Cristo quien garantiza nuestra verdadera identidad en la diversidad de las culturas, y es él el que nos hace justos. Ser justo quiere decir sencillamente estar con Cristo y en Cristo. Y esto basta. Ya no son necesarias otras observancias. Por eso la expresión "sola fide" de Lutero es cierta si no se opone la fe a la caridad, al amor. La fe es mirar a Cristo, encomendarse a Cristo, unirse a Cristo, conformarse a Cristo, a su vida. Y la forma, la vida de Cristo es el amor; por tanto creer es conformarse con Cristo y entrar en su amor. Por eso san Pablo en la Carta a los Gálatas, en la que sobre todo ha desarrollado su doctrina sobre la justificación, habla de la fe que obra por medio de la caridad (cfr Gal 5,14).

Pablo sabe que en el doble amor a Dios y al prójimo está presente y cumplida toda la Ley. Así en la comunión con Cristo, en la fe que crea la caridad, toda la Ley se realiza. Somos justos cuando entramos en comunión con Cristo, que es amor. Veremos lo mismo en el Evangelio del próximo domingo, solemnidad de Cristo Rey. Es el Evangelio del juez cuyo único criterio es el amor. Lo que pide es sólo esto: ¿Tú me has visitado cuando estaba enfermo? ¿Cuando estaba en la cárcel? ¿Me has dado de comer cuando tenía hambre, o me has vestido cuando estaba desnudo? Y así la justicia se decide en la caridad. Así, al término de este Evangelio, podemos decir: sólo amor, sólo caridad. Pero no hay contradicción entre este Evangelio y san Pablo. Es la misma visión, según la cual, la comunión con Cristo, la fe en Cristo crea la caridad. Y la caridad es la realización de la comunión con Cristo. Así, si estamos unidos a Él somos justos, y no hay otra forma.

Al final, podemos sólo rezar al Señor para que nos ayude a creer. Creer realmente; creer se convierte así en vida, unidad con Cristo, transformación de nuestra vida. Y así, transformados por su amor, por el amor a Dios y al prójimo, podemos ser realmente justos a los ojos de Dios.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Texto completo de la catequesis del Papa Benedicto XVI de hoy miércoles:

Ofrecemos a continuación el texto íntegro de la catequesis pronunciada este miércoles por el Papa Benedicto XVI durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro.

Claro , clarito ahora sí
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Pfff, que Papa mas genial. Un chulada de comentario, que profundida y que estilo bello de decirle a Lutero no no, y a los Luteranos si si. Con esto reafirma lo Dogmatico de Trento y le dice a los Luteranos no teman.

Es bueno saber que este Papa pone la cosas en su lugar diciendo si si y no no.
 
Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Re: BXVI: "La palabra `sola fide´ de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad

Dios te bendiga Luis.

A ver, yo tengo delante el texto entero en italiano y no acabo de ver eso. Cítamelo, por favor.

Pues por eso mismo que cita el forista zyrozx. El hilo que el Papa sigue es claro: La Ley (sea lo que sea que se entienda por Ley) no justifica, pero libertad de la Ley no implica una liberación respecto al bien. Eso decía Lutero, por eso no tiene mayores implicaciones darle la razón en ese sentido. No ha hecho ninguna concesión el Papa.

Si le tocara revisar el proceso de la justificación al detalle pues claramente corregiría a su compatriota donde haya que hacerlo.

Pero a mí lo que me ha dejado perplejo es esta frase: "la fe en Cristo crea la caridad". Si lo trato de entender escolásticamente me vuelvo un lío, pero de otra forma no tengo claro qué ha querido decir el Papa. ¿Se refiere a la caridad como comportamiento ético? ¿como virtud teologal? Esto tiene implicaciones serias.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.