Como católico quiero exponer mis ideas, contrarias, acerca de la línea oficial que sigue Roma actualmente doctrinalmente guíada por esta "institución".
La fulgurante ascensión en la Iglesia Católica del Opus Dei, durante el pontificado de Juan Pablo II es la culminación del proyecto de su fundador, Josemaría (todo junto, él insistía) Escrivá de Balaguer, un cura español, riojano, con una innegable atracción por las pompas de este mundo; persiguió un título nobiliario durante toda su vida, y lo consiguió al final. En su propia organización fomentó el culto al líder, el mismo, claro, hasta extremos de propiciar la despersonalización de sus miembros, según relatan miembros de la obra en sus comienzos y que confirmarían muchos exsectarios a lo largo de la historia del "instituto secular".
El nudo ideológico del Opus es un "apostolado" entre las clases pudientes de un catolicismo integrista, no tan integrista en las formas como sí en el fondo, con el claro fin de consolidar su influencia en el ámbito político, ecónomico y social. Sus medios son los propios de una secta destructiva: culto al líder, despersonalización progresiva, control de la actividad... La "santa mafia" es un apelativo utilizado en muchos sectores de opinión. Y no es casualidad: van a sus propios colegios, sus propias iglesias, sus propios santuarios, sólo se relacionan con otros miembros de la "Obra", y su organización interna es también mafiosa. Completamente piramidal: clérigos, numerarios, supernumerarios.
El controvertido proceso de canonización de su fundador ha producido un terremoto en los católicos que ven con incredulidad el giro retrógrado del Vaticano: el Concilio Vaticano II del Papa Bueno Juan XXIII parece, en esta oscura época, el sueño de una noche de verano; digo controvertido por que los milagros que se han aducido para la elevación a los altares del antedicho cura ofrecen dudas en cuanto a su autenticidad. Desacreditada Roma, hace ya unos cuantos siglos, por su frivolidad a la hora de beatificar, ha rematado definitivamente la faena. Me pregunto yo qué pinta el sr. Escrivá, al lado de San Francisco de Asís (la IC no le dejó en su momento redactar la regla de su orden a su gusto: quería que el Espíritu Santo fuera la única autoridad de la misma), Santa Teresa de Jesús (perseguida por la Iglesia de su época: casi calificada de hereje), San Juan de la Cruz (estuvo en la cárcel de la Inquisición), Santo Tomás Moro (sus libros estuvieron en el índice de libros prohibidos de la Inquisición), Santa Teresita del Niño Jesús (conocidas son sus desgarradoras dudas de fe).
El Opus Dei es una organización farisaica, en el sentido de que envuelven sus objetivos reales (la consecución del poder ecónomico y político) en una supuesta "santificación del trabajo". Según mi experiencia, los opusdeístas no tienen ningún escrúpulo, digo bien, ninguno, a la hora de conseguir sus objetivos. seguidores a ultranza del principio "el fin justifica los medios", vuelven a justificar su aberrante conducta moral con expresiones tomadas de su fundador, "santa coacción", "santa calumnia", etc. ¿Hay algo más anticristiano que "El fin justifica los medios"? ¿No es una expresión que se opone frontalmente al Reino? Solo el que no tiene fe puede prescindir de la moralidad a la hora de conducirse en esta vida. Desgracidamente es el caso que nos ocupa.
Hace unos años, unos cuantos ya, en el Salvador, murieron unos jesuitas y una madre y su hija que trabajaban en su residencia. Y también un obispo. Y unas monjas. Y miles de hermanos y hermanas. Ellos predicaban el Reino y su justicia, cosa intolerable para los terratenientes salvadoreños, cuyos capellanes seguramente eran Opus. El Opus ha sido y es el enemigo más encarnizado de la Iglesia católica que intentaba actualizar las estructuras sociales, políticas, ecónomicas, y sobre todo eclesiales al Evangelio, por tanto, el Opus Dei no es cristiano como estructura, no hablo de sus miembros individualmente.
Mt 19,24
Paz y bien.
La fulgurante ascensión en la Iglesia Católica del Opus Dei, durante el pontificado de Juan Pablo II es la culminación del proyecto de su fundador, Josemaría (todo junto, él insistía) Escrivá de Balaguer, un cura español, riojano, con una innegable atracción por las pompas de este mundo; persiguió un título nobiliario durante toda su vida, y lo consiguió al final. En su propia organización fomentó el culto al líder, el mismo, claro, hasta extremos de propiciar la despersonalización de sus miembros, según relatan miembros de la obra en sus comienzos y que confirmarían muchos exsectarios a lo largo de la historia del "instituto secular".
El nudo ideológico del Opus es un "apostolado" entre las clases pudientes de un catolicismo integrista, no tan integrista en las formas como sí en el fondo, con el claro fin de consolidar su influencia en el ámbito político, ecónomico y social. Sus medios son los propios de una secta destructiva: culto al líder, despersonalización progresiva, control de la actividad... La "santa mafia" es un apelativo utilizado en muchos sectores de opinión. Y no es casualidad: van a sus propios colegios, sus propias iglesias, sus propios santuarios, sólo se relacionan con otros miembros de la "Obra", y su organización interna es también mafiosa. Completamente piramidal: clérigos, numerarios, supernumerarios.
El controvertido proceso de canonización de su fundador ha producido un terremoto en los católicos que ven con incredulidad el giro retrógrado del Vaticano: el Concilio Vaticano II del Papa Bueno Juan XXIII parece, en esta oscura época, el sueño de una noche de verano; digo controvertido por que los milagros que se han aducido para la elevación a los altares del antedicho cura ofrecen dudas en cuanto a su autenticidad. Desacreditada Roma, hace ya unos cuantos siglos, por su frivolidad a la hora de beatificar, ha rematado definitivamente la faena. Me pregunto yo qué pinta el sr. Escrivá, al lado de San Francisco de Asís (la IC no le dejó en su momento redactar la regla de su orden a su gusto: quería que el Espíritu Santo fuera la única autoridad de la misma), Santa Teresa de Jesús (perseguida por la Iglesia de su época: casi calificada de hereje), San Juan de la Cruz (estuvo en la cárcel de la Inquisición), Santo Tomás Moro (sus libros estuvieron en el índice de libros prohibidos de la Inquisición), Santa Teresita del Niño Jesús (conocidas son sus desgarradoras dudas de fe).
El Opus Dei es una organización farisaica, en el sentido de que envuelven sus objetivos reales (la consecución del poder ecónomico y político) en una supuesta "santificación del trabajo". Según mi experiencia, los opusdeístas no tienen ningún escrúpulo, digo bien, ninguno, a la hora de conseguir sus objetivos. seguidores a ultranza del principio "el fin justifica los medios", vuelven a justificar su aberrante conducta moral con expresiones tomadas de su fundador, "santa coacción", "santa calumnia", etc. ¿Hay algo más anticristiano que "El fin justifica los medios"? ¿No es una expresión que se opone frontalmente al Reino? Solo el que no tiene fe puede prescindir de la moralidad a la hora de conducirse en esta vida. Desgracidamente es el caso que nos ocupa.
Hace unos años, unos cuantos ya, en el Salvador, murieron unos jesuitas y una madre y su hija que trabajaban en su residencia. Y también un obispo. Y unas monjas. Y miles de hermanos y hermanas. Ellos predicaban el Reino y su justicia, cosa intolerable para los terratenientes salvadoreños, cuyos capellanes seguramente eran Opus. El Opus ha sido y es el enemigo más encarnizado de la Iglesia católica que intentaba actualizar las estructuras sociales, políticas, ecónomicas, y sobre todo eclesiales al Evangelio, por tanto, el Opus Dei no es cristiano como estructura, no hablo de sus miembros individualmente.
Mt 19,24
Paz y bien.