Durante los últimos treinta años, Wallace ha impartido seminarios que ha llamado "el Evangelio Según Snoopy" en universidades y otras instituciones. Su meta es demostrar de manera práctica que la Crítica textual puede ser muy eficiente en la reconstrucción de un texto perdido. Wallace
plantea un juego: -En el juego un buen número de participantes hace de "escribas"que copian un texto antiguo un viernes por la noche --dijo--. Hay seis generaciones de copias. Todos los escribas cometen errores, algunos de manera deliberada, y otros involuntariamente. »De hecho, las copias resultantes son significativamente más corruptas que las copias manuscritas del Nuevo Testamento. -¿Hasta qué punto, más corruptas? -le pregunté. -En un documento de cincuenta palabras, se pueden dar cientos de variantes textuales --dijo--. A la mañana siguiente, el resto de participantes del seminario se pone a trabajar como críticos textuales, con los escribas como silenciosos espectadores. Pero, para su tarea, no disponen de todos los manuscritos.
Los documentos más antiguos fueron destruidos o se han extraviado. y en la cadena hay muchas interrupciones. Pero los críticos textuales hacen lo que pueden con los materiales que tienen. »Tras unas dos horas de trabajo, presentan el texto original que han conseguido reconstruir. Hay ciertas dudas en casi todos los tumos. Pero, sorprendentemente, aun con estas dudas, la idea esencial dificilmente ha cambiado. »En ocasiones, las dudas tienen que ver con términos como "asimismo" versus "también," o "vosotros" versus "ustedes." Acto seguido, enseño al grupo el texto original y comparamos los dos textos, línea por línea, palabra por palabra. -¿Cuán eficientes son estos críticos textuales amateurs? -le pregunté. -En total, he impartido este taller más de cincuenta veces en iglesias, universidades, y seminarios, y nunca hemos realizado una reconstrucción del texto original en que hayamos errado en más de tres palabras. De hecho, solo una vez hemos fallado tres palabras. Muchas veces, el grupo ha restablecido la redacción original palabra por palabra, y el mensaje esencial del original queda siempre intacto. ¡En ocasiones, al terminar, los participantes prorrumpen en un espontáneo aplauso!
-¿Cuál es, pues, la lección? -pregunté. -Es básicamente ésta -dijo él-o Si un grupo de personas que no sabe nada de Crítica textual es capaz de reconstruir un texto que se ha corrompido en grado sumo, ¿no es acaso probable que aquellos que han sido formados en la Crítica textual puedan hacer lo mismo con el Nuevo Testamento?
plantea un juego: -En el juego un buen número de participantes hace de "escribas"que copian un texto antiguo un viernes por la noche --dijo--. Hay seis generaciones de copias. Todos los escribas cometen errores, algunos de manera deliberada, y otros involuntariamente. »De hecho, las copias resultantes son significativamente más corruptas que las copias manuscritas del Nuevo Testamento. -¿Hasta qué punto, más corruptas? -le pregunté. -En un documento de cincuenta palabras, se pueden dar cientos de variantes textuales --dijo--. A la mañana siguiente, el resto de participantes del seminario se pone a trabajar como críticos textuales, con los escribas como silenciosos espectadores. Pero, para su tarea, no disponen de todos los manuscritos.
Los documentos más antiguos fueron destruidos o se han extraviado. y en la cadena hay muchas interrupciones. Pero los críticos textuales hacen lo que pueden con los materiales que tienen. »Tras unas dos horas de trabajo, presentan el texto original que han conseguido reconstruir. Hay ciertas dudas en casi todos los tumos. Pero, sorprendentemente, aun con estas dudas, la idea esencial dificilmente ha cambiado. »En ocasiones, las dudas tienen que ver con términos como "asimismo" versus "también," o "vosotros" versus "ustedes." Acto seguido, enseño al grupo el texto original y comparamos los dos textos, línea por línea, palabra por palabra. -¿Cuán eficientes son estos críticos textuales amateurs? -le pregunté. -En total, he impartido este taller más de cincuenta veces en iglesias, universidades, y seminarios, y nunca hemos realizado una reconstrucción del texto original en que hayamos errado en más de tres palabras. De hecho, solo una vez hemos fallado tres palabras. Muchas veces, el grupo ha restablecido la redacción original palabra por palabra, y el mensaje esencial del original queda siempre intacto. ¡En ocasiones, al terminar, los participantes prorrumpen en un espontáneo aplauso!
-¿Cuál es, pues, la lección? -pregunté. -Es básicamente ésta -dijo él-o Si un grupo de personas que no sabe nada de Crítica textual es capaz de reconstruir un texto que se ha corrompido en grado sumo, ¿no es acaso probable que aquellos que han sido formados en la Crítica textual puedan hacer lo mismo con el Nuevo Testamento?