Dentro de la perspectiva que yo abrazo por fe, hay lugar para que Dios fije leyes y condiciones y permita que las cosas fluyan como deben de fluir. Este flujo, que muchas veces no nos parece intencionado sino caótico, es lo que yo denomino (quizá erróneamente) "azar".
Al analizar cada evento a nivel "micro", nos parece caótico y sin propósito.
Al analizarlo (si podemos) a nivel "super macro", también nos parece caótico y sin propósito.
Es solo a cierta escala, la de los eventos humanos más o menos habituales, que podemos atisbar una intencionalidad.
El ateo podrá pensar "esa intencionalidad es una ilusión, y la prueba es que solo puede apreciarse a la escala de los eventos humanos"
Para mí como creyente, aunque la intencionalidad existe a un nivel que desborda mi capacidad de percepción, yo solo puedo notarla en cierta "franja" de mi capacidad de observación y análisis. Para usar una analogía, puedo ver la radiación electromagnética solo dentro de la pequeña franja de la luz visible.
Los creyentes elegimos creer en una intencionalidad, y una intencionalidad benévola.