¿Realidad actual o escatológica?
El judaísmo tardío, ya había desarrollado una teología del reino de Dios a la cual, sin dudas, Jesús hizo mención como vértice de su predicación del Reino.
El evangelista Mateo, utiliza la frase "Reino de los cielos" en alusión al Reino de Dios. Esta sustitución de la palabra Dios por "cielos", se debe, como es sabido, al rechazo de los judíos de su época a evocar a Jehová por temor a hacerlo en vano.
Es necesario comprender pues, que al decir "Reino de los Cielos" estamos refiriéndonos literalmente al Reino de Dios. Es de vital importancia tener en claro esto, ya que en nuestra cultura la palabra cielo, nos remite a un concepto místico del que debemos desempolvar a las Escrituras. En otras palabras:
La frase reino de los cielos debe ser sustituida por la de "reino de Dios", ya que en el uso lingüístico actual el reino de los cielos designa únicamente el dominio trascendente de Dios y no también, como en el hebreo, el dominio terrestre"
También sería interesante, pero no es nuestro tema, que algún día buscáramos un sustituto de la palabra reino ya que en la actualidad y en nuestras tradiciones democráticas, nos es muy difícil imaginarnos a un rey sin confundir su carácter con un déspota, autoritario y absolutista distorsionando así, el verdadero carácter divino.
De hecho, en el Antiguo Testamento, no se lo conoce a Dios como rey sino hasta momentos bastante tardíos. No podía el pueblo del Antiguo Pacto, considerar a Dios un rey sabiendo lo que eran los reyes de su época. Muy por el contrario, lo vemos a Dios presentando un proyecto totalmente diferenciado al de las monarquías vecinas. No podía entonces, aplicársele a Jehová el título de Rey sin que se distorsionara en el concepto de su carácter.
Los profetas, sobre todo los del octavo siglo, muestran más que precaución al hablar de Jehová como rey debido a que ellos se oponían a la realeza humana presentando una vuelta al sistema comunitario del Israel pre – monárquico:
De este modo quería darse a entender que la soberanía absoluta de Dios es algo muy diferente del capricho despótico de un tirano
No es el reino de los cielos el lugar donde van los muertos, tampoco un lugar geográfico que se implantará en el futuro con los redimidos. Jesús dijo: "el reino de los cielos está entre ustedes". Así que, si bien el reino de los cielos tiene una realidad escatológica, también tiene una en nuestro presente: el Reino de Dios, del cual somos ciudadanos, se encuentra aquí y ahora.
Apártate de mi Satanás
Dijimos que corría el peligro de interpretar la palabra reino con el contenido ideológico de los reinos de este mundo: los reinados humanos son déspotas, autoritarios, absolutistas. El Reino de Dios es virtualmente opuesto.
De hecho, cuando Jesús comienza su ministerio, y es tentado en el desierto, estas tentaciones tienen que ver con el modelo de reino. El demonio representa el poder verticalista y autoritario donde se ve al ser humano como un simple instrumento. Jesús encarna el poder como servicio desinteresado: el Reino de los cielos no es vertical sino horizontal, democrático.
Jesús es tentado tres veces a utilizar el poder como demostración de que él era el rey. Las tres veces el Maestro se negó porque "está escrito" que no es el poder que domina y subyuga la constitución del reino.
La Constitución del Reino
Jesús, en el sermón del monte, siembra las bases del Reino de los cielos. No es un reino que domine, no es un imperio que subyugue, no se basa en el poder como los imperios de este mundo entienden. Muy por el contrario; el Reino de los cielos, es el reino de los desposeídos: Los pobres, los que no tienen justicia, los perseguidos. Extraño reino que no se basa en el poder de dominación sino que elige a los desahuciados de los demás reinos como sus más preciados súbditos.
Revolucionario es el concepto de Jesús de la Constitución de su Reino; en Mateo 20: 20 – 28 el Maestro plantea una nueva forma de poder. Santiago y Juan, suponiendo que en la brevedad se daría un golpe de Estado en el que Jesús reinaría le piden un puesto de relevancia en el nuevo imperio. Jesús simplemente responde: "no sabes lo que pedís". E inmediatamente:
"Los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ella potestad. Más entre ustedes no será así".
No será mi reino, dice Jesús, como las naciones de este mundo. No será mi gobierno una pirámide donde los de arriba se aprovechen de los de abajo, el Reino que vengo a implantar, es totalmente opuesto a este concepto.
El poder del reino está en la horizontalidad del servicio, es un poder de base, lo otorgan los bienaventurados del reino: el pobre, el oprimido, el desposeído, el que tiene hambre y sed de justicia.
Del reino como abstracción a la realidad del reino
Ya desde Aristóteles y Platón se plantea la contradicción entre la experiencia como base del conocimiento o la meditación abstracta y metafísica.
El debate se siguió planteando hasta nuestros días: ¿los conceptos fundamentales del pensamiento tienen su origen independientes de la experiencia como una realidad a priori?.
Marx, se burlaba de los místicos diciendo que "los metafísicos cuanto más se alejan de los objetos, tanto más los perciben.
De hecho sabemos que los escritores bíblicos, principalmente los del Antiguo Testamento, pero también (tal vez en menor grado) los del Nuevo, tienen una estructura del pensamiento totalmente ajena a una conceptualización netamente teórica y abstracta. En la Biblia, todo conocimiento surge de la experiencia, y no hay conocimiento sin experiencia.
Corremos el riesgo hoy en día, de espiritualizar tanto el Reino de Dios, al punto de abstraerlo de toda practicidad. "El reino de los cielos es algo escatológico (algo del futuro)"; "es un lugar donde para llegar primero hay que morirse", "es parte de la geografía celeste, donde van las almas descarnadas".
Estos y otros falsos conceptos hacen del reino de los cielos una fábula más que una realidad en la que debe insertarse YA cada hijo de Dios.
El Reino de Dios y su justicia, es el lugar de donde somos embajadores. Es un sistema político social que se opone constantemente a los reinos de este mundo. Un sistema divino que devuelve la dignidad al marginado de los otros sistemas; un reino que promueve la justicia, la igualdad y la equidad aquí y ahora para todos los hombres del mundo que quieran habitarlo