LIBRE ALBEDRÍO
LA VISIÓN BÍBLICA FRENTE
A LA VISIÓN HUMANISTA
A través del Libre albedrío nadie, ni siquiera uno se ha salvado ni se salvará pues escrito está:
Romanos 3:23
Por cuanto todos pecaron,
y están destituidos de la gloria de Dios.
El ser humano sin excepción está muerto en sus delitos y pecados aún desde el vientre de su madre, es DIOS quien regenera y da vida a quien quiere como está escrito:
Efesios 2:1
Y “él os dio vida a vosotros,
cuando estabais muertos
en vuestros delitos y pecados”.
En cuanto a las obras que hace el hombre son infructuosas y son nada ante DIOS por Altruistas que las crea el hombre, por eso escribe el profeta Isaías:
Isaías 64:6
Si bien todos nosotros somos como suciedad,
y todas “nuestras justicias (obras)
como trapo de inmundicia”;
y caímos todos nosotros como la hoja,
y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Entonces ¿a qué obras se refiere Santiago el hermano del SEÑOR según la carne?. El Apóstol Pablo responde:
Efesios 2:10
Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para “buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas”.
En otras palabras el sello de una fe genuina son las obras que DIOS preparó de antemano para que los elegidos las hicieran, por tanto no es el libre albedrío del hombre ni sus obras las que le salvan porque esas son trapos de inmundicia (usadas por las mujeres en los días de sus costumbres) sino es DIOS quien nos da vida, nos atrae a ÉL (Salmo 65:4), nos provee la fe (2da Pedro 2:1-1, Romanos 10:17) y quien nos provee las obras que a Él le agradan y recibe (Efesios 2:10) para que en todo sea glorificado el DIOS ETERNO. A ÉL sea la gloria y el reconocimiento para siempre!.
Si alguno tiene oídos que oiga.
Voz como de Trompeta.
«Y tened entendido que la paciencia
de nuestro Señor es para salvación;
como también nuestro amado hermano Pablo,
según la sabiduría que le ha sido dada,
os ha escrito, casi en todas sus epístolas,
hablando en ellas de estas cosas;
entre las cuales hay algunas difíciles de entender,
las cuales los indoctos e inconstantes tuercen,
como también las otras Escrituras,
para su propia perdición.
Así que vosotros, oh amados,
sabiéndolo de antemano, guardaos,
no sea que arrastrados por el error de los inicuos,
caigáis de vuestra firmeza. Antes bien,
creced en la gracia y el conocimiento
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad.
Amén.»
2 Pedro 3:15-18 RVR1960