A menos que seamos mormones, creemos que Dios es invisible y que no es carne.
Por lo tanto, cuando Jesús dice "Quien me ha visto a Mí, ha visto al Padre", lo que quiere decir es "Que te baste verme a Mí y escucharme a Mí, porque Yo hablo y actúo como el Padre me manda hablar y actuar".
Yo no puedo pedir audiencia directa con el Padre y sentarme con Él a conversar.
Pero puedo tener una videoconferencia por Zoom donde vea su imagen y escuche su voz y reciba sus mandamientos.
Esa videoconferencia por Zoom es Jesucristo.
El cuerpo de Jesús de Nazareth es el hardware, el ordenador o la tablet. El Logos que lo habita es todo el conjunto de señales electromagnéticas que trasmiten la imagen y audio de manera vívida y perfecta.
Por ello, debatir si Cristo es Dios o la imagen de Dios es, al final de cuentas, irrelevante para la salvación.
Tanto, como debatir cómo funciona el Internet y el software de Zoom antes de decidirme sacar provecho de una videoconferencia.
Lo importante es creer que lo que estoy viendo y oyendo por Zoom es cierto, y que debo obrar en consecuencia.