101 Herejías del Anti-Papa Juan Pablo II

Este es el análisis de un grupo de sacerdotes cubanos que viven en la Isla.


CUBA, SU PUEBLO Y SU IGLESIA DE CARA AL COMIENZO DEL TERCER MILENIO

Introducción:

En los días previos a la visita del Papa a Cuba todo el mundo esperaba algo. La Iglesia, mayores espacios para realizar su misión; los presos, la libertad; las amas de casa, que se les diera mas comida; el pueblo, que se le resuelvan sus problemas. Pero también se sospechaban que esas enormes expectativas no serían satisfechas con la visita papal. Ahora bien, año y medio después de esa histórica visita papal a Cuba, sí podemos preguntarnos: ¿Dónde estamos y qué conseguimos con la visita del Papa a nuestro país? A eso pretendemos responder con las siguientes reflexiones.

SUGERENCIAS POSITIVAS Y CRÏTICAS PAPALES

Todas las expectativas generadas, "las objetivas" y las fantásticas, encontraron eco y encarnación en una frase que, para muchos, sintetizó y concretó el mensaje del Pontífice a Cuba y a los cubanos: "Cuba debe abrirse al mundo, el mundo debe abrirse a Cuba" (1). La frase resultaba certera, pues se refería al doble bloqueo que padece la población cubana; el interno, impuesto por el sistema comunista, y el externo, que se sintetiza en el embargo comercial a la Isla. Para los que sólo afirman la importancia del primero, el problema de Cuba se resuelve a partir del cambio interno, con la evolución, transformación o disolución del actual sistema. Para los que culpan de todo al bloqueo externo, con su levantamiento (decisión que depende de un gobierno foráneo) se alcanzaría la solución del actual y dificilísimo estado de la nación.

Bastaría una mirada desapasionada y objetiva para descubrir que nuestros problemas son de tal calibre que involucran decisiones internas y externas, personales y colectivas, de dentro y de fuera de Cuba. El Papa lanzó esa mirada y sintetizó la situación en esta doble apertura: de Cuba al mundo y del mundo a Cuba.

Otra "idea-motor" del Santo Padre fue la de que los cubanos debíamos ser los protagonistas de nuestra propia historia (2). Esta exhortación al protagonismo de la gente encierra una doble crítica: por una parte, al paternalismo que nos hace esperar todo "desde arriba"; por otra, al inmovilismo que nos lleva a esperar soluciones "desde fuera", a cruzarnos de brazos para que sean otros "los que nos saquen las castañas del fuego". La solución vendrá desde dentro, de nuestro pueblo y del corazón de nuestra gente, o no será solución. Hace muchos años, a raíz de las primeras confrontaciones entre la Iglesia y el naciente estado socialista, Mons. Pérez Serantes había dicho: "Roma o Moscú", para negar que el futuro de Cuba se jugaba "entre Washington y Moscú". Como dice el adagio latino: "Roma locuta, causa finita"... Roma, el Papa, casi 40 años después, ha dicho que el futuro está en nuestras manos y depende de nosotros. Ahora bien, cabría preguntarnos qué nos ha impedido, o impide, tomar en nuestras manos las riendas de nuestra vida y nuestra historia. Para responder a esta pregunta debemos analizar, aunque sea brevemente, el fenómeno del totalitarismo, en el que hemos estado inmersos, de una forma u otra, en los últimos 40 años.

La situación que ha caracterizado el desarrollo de los últimos 40 años de evolución socioeconómica y cultural de Cuba, se sintetiza en un nombre: totalitarismo. Los comunistas cubanos no inventaron el sistema totalitario, sencillamente adaptaron su versión marxista-leninista y se "beneficiaron" de la larga experiencia existente al respecto. Al enfrentarse a los EE.UU., la vecina superpotencia de la Guerra Fría, la única puerta que quedaba abierta al gobierno cubano era la de una alianza estratégica con el bloque contrario a los americanos: el Oriental, liderado por la Unión Soviética. De ese modo, la existencia y supervivencia del proyecto cubano quedaba irremediablemente ligada al así llamado "socialismo real" y a sus métodos de acción.

El totalitarismo adopta y aplica permanentemente las formas de reaccionar típicas de la guerra: "El hábito de la violencia, la simplicidad de las pasiones extremas, la sumisión del individuo a la colectividad". Consigue, así, el máximo sentimiento de solidaridad, por miedo al peligro común, el igualitarismo inducido, la unidad sin fisuras y la necesidad de una acción dirigida y controlada por un jefe. La sociedad totalitaria exhibe una rara mezcla de fraternidad y ferocidad... Se ha podido decir que "este culto a la violencia como medio y como fin, hace del totalitarismo un pariente cercano del gangsterismo político, con su aguda percepción de la oportunidad".

Si la matriz de la que ha brotado el totalitarismo es la guerra, la violencia, el objetivo que persigue es el de la destrucción y reconstrucción total de una sociedad de masas, a partir de postulados ideológicos y mediante mecanismos de organización y control que utilizan los más modernos artificios de la ciencia y de la técnica. Pero la ideología no es un simple sistema de pensamiento, o una estructura filosófica hecha de puras ideas... Es un instrumento de acción que moviliza las fuerzas históricas hacia una meta: el establecimiento de un poder político absoluto, en manos de un partido único, que reina sobre "un pueblo unido que jamás será vencido". De ahí que podamos caracterizar el sistema a partir de estos elementos:

El objetivo de lograr una nueva sociedad y un hombre nuevo, parte de una ideología milenarista que moviliza la acción de todo el pueblo.

Esa acción está dirigida por un partido único de masas, jerárquicamente estructurado y a su vez dirigido por un dictador absoluto.

Un sistema de terror físico o psíquico, ejercido por el partido pero que, a su vez, supervisa al partido a través de un sofisticado sistema de seguridad y vigilancia que utiliza los medios modernos de control (informáticos y electrónicos), y en especial la psicología científica y el estudio constante de los estados de ánimo y de opinión de la población.

El control de la información, a través de los mas media, permite crear una "realidad virtual" que nada tiene que ver con la real, o muy poco, y que permite hacer creer que se vive en el mejor de los mundos... o al menos que los "otros mundos" son aún peores.

El dominio absoluto de las armas y del ejército, así como el de una economía centralmente planificada, permite a los dirigentes el máximo control de la vida de la gente.

Estamos, pues, ante un control tan absoluto sobre los espíritus y los cuerpos de los hombres que tal vez ningún monarca o gobierno ha tenido la posibilidad de un control así sobre la gente, ni pareja capacidad de planificación y control sobre los individuos y sobre las sociedades. La radio y la televisión permiten además un control indirecto y sofisticado que "programa" las conciencias, desde dentro y sin que apenas lo perciban los mismos individuos programados. Todo esto hace al sistema totalitario de una eficacia diabólica en el dominio de la gente.

EL SÏNDROME DE LA INDEFENSIÓN APRENDIDA O "NO SE PUEDE HACER NADA"

En un segundo momento conviene analizar las consecuencias que provoca en los seres humanos una continua y prolongada exposición a las políticas del sistema totalitario. Lo llamaremos con el nombre de "síndrome de indefensión aprendida" o de "desesperanza inducida". Como punto de partida, tenemos los experimentos realizados por un psicólogo norteamericano llamado Martin Seligman. El doctor Seligman investigó el comportamiento de dos grupos de perros, un grupo sometido a una situación molesta y altamente angustiosa para los animales, sin posibilidad de salida: los animales sometidos a este experimento, hicieran lo que hicieran, recibían unas descargas eléctricas y no podían salir de las jaulas en las que estaban encerrados. El otro grupo, sometido a una situación similar, podía, en cambio, accionando mecanismos, salir del lugar de tortura. Cosa que acababan logrando, después de los consiguientes tanteos.

Cuando se sometía a los animales de ambos grupos a una nueva situación, con posibilidad de salida para ambos grupos, los del primero se resignaban a su suerte, sin ni siquiera intentar encontrar una salida a su situación, aunque ésta estaba a su alcance. Los del segundo grupo, en cambio, lograban encontrar la nueva puerta de escape a su lugar de tortura.

Las investigaciones del profesor Seligman han sido aplicadas a la psicología humana, y a la psicosociología. Los resultados han sido muy fecundos al aplicarlos a la realidad totalitaria. Esta se presenta como una situación sin salida que, asumida como tal, se convierte en un caso paradigmático de indefensión. De igual modo, la propaganda generada por el régimen va encaminada a convencernos de que es imposible el cambio, o de que el cambio acabará en caos: esto es, que no hay salida posible para la actual situación.

Una frase de la periodista Soledad Cruz expresa apodícticamente estas ideas: "Esto no hay quien lo tumbe, pero tampoco quien lo arregle". Y esta idea se remacha echando mano de los viejos proverbios, como aquel que reza "más vale malo conocido que bueno por conocer" y otros por el estilo. El más perfecto estado de indefensión es aquel que conlleva la renuncia al intento mismo del cambio. En función de crear esta actitud se emplean todas las bases: el terror, el temor al fracaso, el desaliento, la desconfianza de unos mismo y de los demás, todas las formas de división y sospecha. Su más extrema expresión se da cuando nos logran convencer "de que la gente no vale la pena", que no merecen nuestro sacrificio. Es así cómo la omnipotencia del Estado se alimenta de la impotencia de los ciudadanos.

Pero estas ideas, actitudes y situaciones que configuran un estado de indefensión sólo funcionan si son asumidos por aquéllos que las padecen. Cuando el síndrome de indefensión aparece en los seres humanos, está sustentado por ideas, actitudes y experiencias repetidas. Mientras más incondicionadas nos parecen, mientras más impersonal y asépticamente se nos imponen, más peligrosas son.

Como vimos, en el caso de los animales sometidos a una prolongada situación de indefensión, aunque cambien las circunstancias, mantendrán la inacción como respuesta. La indefensión actúa como un disuasivo para la imaginación y la creatividad de sus víctimas. Al cambio de situación no le sigue un cambio de hábito, sino el mantenimiento de los mismos mecanismos de respuesta que ya se habían asumido. El síndrome de indefensión aprendida es el mecanismo clave para explicar la apatía de la gente bajo un régimen totalitario y postotalitario. El sistema mismo ha funcionado como un gigantesco mecanismo generador de indefensión: el control de las distintas esferas de la vida (político-administrativa, económica, socio-cultural); de la información y de los centros de formación ideológica o educativa; de los mecanismos de vigilancia, presión y represión, se encamina a trasmitirnos la sensación de que nada se escapa al omnímodo poder del Estado y sus representantes. Todo ello tiene como fin imponernos el síndrome de indefensión.

Joan Manuel Serrat dice en Pueblo Blanco: "Despierta, gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer. Deja tu mula, tu hembra y tu arreo, sigue el camino del pueblo hebreo. Busca otra luna, quizás mañana sonría la fortuna y, si te toca llorar, es mejor frente al mar. Si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas y, abandonando lomas, dejar mi pueblo atrás, te juro por lo que fui que me iría de aquí; pero los muertos están en cautiverio y no nos dejan salir del cementerio."

Vivir en la verdad: una puerta de salida a la indefensión. La verdad os hará libres.
Juan 9,32

Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir en ella, por eso nos parece que se hunde el mundo cuando oímos la verdad. Como si no valiera la pena que el mundo se hundiera antes que vivir en la mentira.
José Martí

A lo que más teme, y de lo que más huye, el sistema totalitario es de la sencilla verdad. El sistema no soporta el espíritu crítico que pone en tela de juicio esas verdades apodícticas, que son pronunciadas desde el trono absoluto del poder. El sistema totalitario funciona como un inmenso generador de realidad virtual, que sustituye al mundo real de la vida, pero que sólo funciona para aquéllos que se deciden a, o al menos aceptan pasivamente, vivir dentro de él. Aquéllos que se deciden a vivir en la verdad y no colaboran con los convencionalismos que sostienen al sistema, se convierten en un ejemplo para los demás y en un peligro para el sistema. Vaclav Havel ha analizado esta realidad a través del ejemplo del tendero que pone un eslogan político en su puesto de verduras ("Sólo en el socialismo hay verdadera democracia"). Ni él ni la gente que le compra creen en lo que dice el cartel, muy probablemente ni lo lean.

La función del cartel no es decir lo que piensa el tendero, sino mandar un mensaje de fidelidad al sistema. Su real mensaje dice: "Yo, Juan el verdulero, no me meto en líos y por eso obedezco poniendo este cartel. Lo único que pido a cambio es que me dejen en paz". Si fuéramos a traducir en términos reales lo que le sucede al tendero, le daríamos un cartel que dijera: "Tengo miedo y por eso obedezco sin rechistar". Pero el tendero lo rechazaría, se avergonzaría de exponer en un escaparate, a la vista del público, una declaración tan explícita de su degradación. Así funciona la ideología: encubre la verdad con palabras "elevadas", y sirve de coartada, lo mismo al poder que se impone que al hombre que se humilla ante el poder.

La distancia que hay entre las palabras y la vida revela la distancia que separa la abyecta mentira de una vida falsa, que se expresa a través de palabras mentirosas y una vida honesta, vivida en la verdad. Desenmascarar la mentira se convierte en la primera misión que tiene el hombre que quiere ser fiel a sí mismo y que quiere vivir en la verdad. De lo contrario, creyéndose la mentira, o comportándose como si la creyera, se convierte en sostén del régimen y lo prolonga. A esto se le llama "aceptar las reglas del juego". El hombre no decide la vida, sino que ésta, ritualizada mediante la ideología, recibe la lealtad del hombre y se le impone como destino irrevocable. Al obedecer a la ideología, el hombre firma la sentencia de muerte de su libertad y la de los demás. Se hace cómplice de la esclavitud de sus hermanos. Sólo mediante un acto de libertad y de rebeldía puede el hombre encontrar su identidad y dignidad reprimidas. Cuando un hombre decide "vivir en la verdad", demuestra que esa vida es posible, avergüenza a los que siguen viviendo en la mentira y cuestiona el poder, al convertirse en la mayor amenaza a su preterida omnipotencia. La mayor confirmación de esto la encontramos en la caída histórica del mundo postotalitario comunista en 1989: esa estructura de poder, hasta entonces aparentemente monolítica, se desplomó como un castillo de naipes, en el curso de unos días y, fuera de la experiencia rumana, de manera pacífica y sin que nadie defendiera al "anciano régimen".

Esta toma de conciencia de que vamos hablando no es un acto político, sino moral. El sistema totalitario, que ha copado todos los aspectos de la vida -la sociedad civil, la economía, la cultura, hasta la vida familiar y la más íntima dimensión personal-, califica de "política" toda acción encaminada a "vivir en la verdad". Toda acción encaminada a que las personas recobren su responsabilidad y ejerzan su capacidad de decisión es una amenaza directa para el sistema, y provoca una reacción airada y violenta por parte de las autoridades.

Además de la ideología ritualizada, que le sirve de justificación, creando una realidad virtual que oculta y tergiversa la "realidad real", el sistema tiene su apoyo más firme en el temor. Este viene a ser la clave última de aceptación de la "realidad virtual". Como podemos observar fácilmente, el miedo funciona como un disuasivo para cualquier acción encaminada a asumir la propia responsabilidad: la cárcel, al alcance de la mano gracias a leyes que inician procesos por "presunción" del delito, puede conllevar un precio tal que ningún hombre sensato querría tener que pagar. El aumento de las fuerzas policiales, y su carácter cada vez más amenazador, sirven de disuasivo para una población cada vez más "expresiva" con relación a sus sentimientos y pensamientos. Por otra parte, está "la salida fácil" que ofrece la emigración: solución individual a la que muy pocos están dispuestos a renunciar, "adornada" por la justificación de poder ayudar a la familia que se queda. Desde el punto de vista social, la solución migratoria funciona como "un placebo", un tranquilizante eficaz, pues ofrece una esperanza que el bombo en cualquier momento puede hacer realidad.

Por otra parte, no hay que ser un especialista en economía para descubrir que este capítulo de la vida del país pivota cada vez más en las ganancia inmediatas, para sobrevivir, sin que haya un esfuerzo, ni siquiera intento, por lograr un desarrollo a largo plazo y con visión de futuro. Se vive día a día: así es para los ciudadanos y para el Estado. Las infraestructuras del país se destruyen sin que su reparación o sustitución logren evitarlo. Las medidas liberalizadoras que permitirían la pronta recuperación agrícola, industrial y empresarial no son tomadas por temor a que el gobierno pierda el control económico primero; luego, el político. Por eso vemos como se da un paso adelante y otro atrás en los campos de la iniciativa individual agrícola, comercial o empresarial.

Un caso similar ocurre con los renglones que tradicionalmente eran presentados como logros indiscutibles de la Revolución: la Educación y la Salud. En un artículo reciente, decía Ignacio Sotelo que él notaba que en Cuba, donde todos habían aprendido a leer, eran cada vez más numerosos los analfabetos funcionales: nadie lee... porque no hay nada que leer; o no está al alcance de la gente o no hay tiempo y ánimo para ello. Lo mismo se diga de la Salud: las enfermedades carenciales aquejan a cada vez más personas. El deterioro físico y síquico del pueblo es demasiado visible para que haya que argumentarlo con ejemplos o estadísticas: ha adquirido categoría de lo apodíctico... Basta abrir los ojos y observar.

Con todo, la situación es tan caótica que al gobierno no le ha quedado más remedio que "abrir la mano". Como dice el politólogo Jorge Domínguez, el régimen sigue manteniendo su voluntad totalitaria, pero ya no la puede ejercer como antes: de ahí la pérdida de control inevitable y las medidas represivas de los últimos meses (las leyes de enero, y el crecimiento en el número y en los incentivos que se les prometen a las fuerzas policiales). En Cuba, el régimen totalitario dio paso a un régimen postotalitario, hacia los años 70. (El régimen totalitario se basa en el control absoluto de la situación y la movilización de las masas, buscando su apoyo activo al sistema. El sistema postotalitario trata de mantener el control estatal no movilizando, sino paralizando a las masas, evitando el crecimiento de la naciente sociedad civil.) Hoy se discute si el sistema cubano postotalitario se encamina hacia un tipo de régimen autoritario con rasgos sultanísticos. Lo que queda fuera de discusión es la voluntad totalitaria que mantiene el régimen en medio de los cambios, a veces imperceptibles y lentos, pero reales, que se dan en el país.

Hace año y medio, el camino que la Iglesia ofrecía por boca del Pontífice se basaba en la apertura interna y externa, en el inicio de un diálogo nacional, en un llamamiento a la responsabilidad personal, en el respeto al principio de subsidiaridad, en la búsqueda el bien común desde la fórmula martiana del "con todos y para el bien de todos". La respuesta ha sido recrudecer los debilitados y desfasados mecanismos totalitarios de control, generadores de indefensión y disuasores de la responsabilidad personal y ciudadana. A partir de lo que hemos dicho, conviene ahora analizar cual debe ser la respuesta de la Iglesia a la situación que se ha generado.

LA IGLESIA ANTE LA ENCRUCIJADA DEL PRESENTE Y DEL FUTURO

Hace 40 años, cuando comenzó la experiencia comunista en el país, la Iglesia levantó la voz y se enfrentó a la nueva realidad. El totalitarismo en Cuba se inicia con el aura heroica de la lucha por la libertad y la justicia, mediante una movilización popular sin precedentes en la historia del país. La progresiva implantación comunista en la Revolución va convirtiendo en proceso gradual, aunque muy acelerado, la toma absoluta del poder. El poder revolucionario, investido de autoridad redentora, barrió con las instituciones y con todo el pasado republicano: con sus desaciertos y con sus aciertos. La consecuencia fue "un año cero": el de un poder absoluto que controló todas las esferas de la vida.

El enfrentamiento de la Iglesia, que denuncia la presencia comunista en la Revolución y su giro hacia una izquierda radicalizada, tuvo como consecuencia el desmantelamiento de la Iglesia, sus medios de acción y sus instituciones. Quizá hubo error de cálculo acerca de la "fuerza" de la Iglesia, que en los 50 primeros años del siglo había podido crecer en número, presencia y prestigio en la vida nacional, como dijo Mons. Meurice en su discurso de bienvenida al Papa. El corto e intenso período de enfrentamiento fue acompañado de una "política" de desalojo involuntario y voluntario del país. Se aconsejó a los fieles, por algunos pastores, que se fueran de Cuba, y los mismos agentes de pastoral, alertados por sus superiores mayores, o por decisión propia, comenzaron a abandonar el país. Sin embargo, hay excepciones a nivel de laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes. A los que no se fueron, el gobierno los fue, dejando a la Iglesia en estado de sobrevivencia.

Cuando la Iglesia comienza a reconstruir sus fuerzas y reiniciar su trabajo, se enfrenta a una realidad que no sólo le es hostil, sino que domina todo el espectro de la vida socioeconómica, cultural y política del país. Un gobierno que tomaba todas las iniciativas y no dejaba cabo suelto en su afán de controlar la vida de la gente. La Iglesia corrió la suerte de todas las instituciones que no fueran las nacidas con la Revolución o las que ya estaban enteramente en sus manos: la existencia feneciente y enquistada, al margen de la vida social, que le conocimos por años de años, con un grupito de fieles, tan atemorizados como heroicos. Lo mismo sucedió con las iglesias protestantes y las asociaciones fraternales.

A lo largo de estos 40 años, cuando la situación se ponía especialmente difícil a causa de las así llamadas "contradicciones internas del sistema", la solución que dio el gobierno fue "abrir la puerta" para que salieran del país "los desafectos". Con cada éxodo, la Iglesia vio mermadas sus filas y destruido su lento y tenaz trabajo pastoral. Era una tortura tantálica, que le ha conferido a nuestra pastoral un peculiar talante de provisionalidad: hemos tenido que improvisar, cada vez, planes y personas... porque la gente se nos iba. Aun si la Iglesia exhortó a los fieles a quedarse, a comprometerse con su país y con su pueblo, del otro lado pesaban muchas cosas: el reencuentro con la familia, una vida tranquila, el anhelo de libertad, las expectativas de prosperidad... El fenómeno del éxodo, y la existencia de una comunidad de más de dos millones de cubanos que viven de modo permanente fuera del país, se ha convertido en uno de los problemas claves de la vida nacional, que pesa en el presente y en el futuro de Cuba. Este es un hecho que no se puede obviar, ni se debe olvidar: implica a demasiadas personas y demasiados aspectos para no tenerlo en cuenta.

Como sabemos, en 1980 la Iglesia inicia un proceso de renovación interna con la Reflexión Eclesial. Este proceso, que culmina con el ENEC (Encuentro Eclesial Nacional Cubano), se caracteriza por la búsqueda de nuestra identidad y vocación histórica y existencial, a la luz del Evangelio y al servicio de nuestro pueblo. La REC instauró el diálogo como un elemento fundamental de nuestro ser y de nuestro quehacer como Iglesia. Fue como parte de este proceso, que coincide con el inicio de los grandes cambios en la URSS y los países de Europa Oriental (la perestroica y el glasnot), que la Iglesia propone, de forma clara y desde su propia experiencia, el diálogo como el modo más adecuado y eficaz para afrontar los problemas del país.

Después del ENEC es lamentable que el aspecto reflexivo de la REC haya menguado

Unido al proceso de renovación interna, la Iglesia se abre a una acción pastoral que brota de su propia y renovada convicción evangelizadora: coincidente con la Misión de la Cruz, de cara a la celebración del medio milenio de la fe en el Continente Latinoamericano. Esta etapa está teniendo su culminación con la Celebración del Jubileo del Tercer Milenio, que tuvo punto de máxima inflexión en la visita de Juan Pablo II a Cuba, en enero de 1998. La propuesta al pueblo del camino de la fe a través de las misiones coincidió con la profunda crisis del comunismo mundial, con la disolución de la Unión Soviética y la desaparición del bloque de países socialistas, de profunda y variada repercusión en Cuba, en el pueblo y en el gobierno.

Todo el pueblo de Dios, a través del Documento Final del ENEC, y los Obispos, como pastores de la Iglesia, en repetidas ocasiones y de modo directo con el gobierno, ante la crisis generada por la caída del marxismo en Europa y ante la profunda y crítica situación del país, propusieron un "Diálogo Nacional" que, respetando la diferencia y competencia de las partes, incluidos los cubanos del exilio, diera paso a soluciones audaces, amplias y eficaces que movilizaran las fuerzas morales y materiales de la nación. Era darnos un voto de confianza los unos a los otros, y desde ahí "poner proa al futuro". Los comunistas cubanos, ante la grave alternativa de "conservar el poder o salvar la patria", han elegido lo primero, reforzando los comportamientos totalitarios de vivir en la mentira, y manteniendo los paralizantes esquemas de indefensión que ya analizamos, aun sabiendo que por ese camino no se llegaba a ninguna parte, como lo demostraba la experiencia de sus antiguos socios del bloque comunista. Fue entonces cuando los obispos, después de una espera larga y reflexiva, se decidieron a publicar su carta "El Amor todo lo espera". La acogida de esta carta por el pueblo cubano marcó un giro en la historia del país. Una parte considerable del pueblo se vio reflejado en las palabras de los obispos: sus esperanzas, sus angustias, sus problemas... Los caminos para una posible solución quedaron recogidos en aquella carta sabia y valiente, que supo conjugar genialmente prudencia y audacia.

El gobierno hizo "oídos sordos" al clamor del pueblo, expresado proféticamente por boca de los obispos. La Iglesia continuó con sus esfuerzos por lograr una salida pacífica y negociada a la situación, que no excluyera a nadie. Para muchos, la dificultad más grave de llevar adelante esta propuesta es, no sólo la falta de voluntad de diálogo del gobierno y el partido, sino además la inexistencia en el país de una contraparte organizada: sociedad civil, movimientos sociales o grupos políticos que asuman ese papel de contraparte, de interlocutores válidos del Estado, que se mantiene típicamente totalitario (o postotalitario). El discurso oficial mantiene esta tesis, haciendo resaltar la debilidad de la disidencia y el hecho de que está penetrada por los cuerpos de seguridad estatal y que, además, depende de apoyos foráneos para su supervivencia.

La disidencia, eminentemente pacífica, no tiene ni reconocimiento ni apoyo firme por parte de la Jerarquía, al menos no lo percibimos así. El máximo esfuerzo por desbloquear la realidad cubana lo hizo la Iglesia con la visita del Papa a Cuba, en enero de 1998. La movilización de pueblo, el impacto a nivel de nación, de ciudad, barrio, familia y corazón de esos cinco días no han tenido precedente en nuestra historia como Iglesia. El pueblo apoyó a la Iglesia, escuchó al Pontífice y vibró con el mensaje evangélico que él trasmitió a lo largo de esos días. Nadie, ni dentro ni fuera de Cuba, niega el éxito de esa visita papal. La pregunta que nos estamos haciendo desde el inicio de nuestro encuentro sigue, sin embargo, en pie: ¿Qué ha pasado después?

LAS CINCO LLAGAS DE MI IGLESIA

Hace mas de 150 años, un sacerdote italiano, el Padre Antonio Rosmini, publicó un polémico libro que él tituló "Las cinco llagas de la Iglesia". Pedimos prestado el título de su libro al P. Rosmini para referirnos a situaciones que calificaremos de "llagas de la Iglesia". Sin embargo, el sentido del término no se corresponde exactamente al utilizado por Rosmini. Hablaremos de estas llagas y nos vamos a referir a ellas, en un sentido muy particular si Uds. quieren, como las llagas de Jesús, que al mismo tiempo fueron los "signos" que el resucitado pudo mostrar para "confirmar" que era él... Las llagas son como retos que tiene esta Iglesia nuestra, porque la vinculan con su pasado y con su pasión, y se le convierten en fuentes de su compromiso y motivo de su acción.

LOS VIEJOS Y LOS NUEVOS CRISTIANOS

En su intervención en la XXVII Reunión Interamericana de Obispos, Mons. Adolfo habló como el viejo y sabio pastor que es. Entre las muchas cosas interesantes que dijo hay una que resalta con la fuerza de un refrán popular: "Hemos descubierto que en Cuba ni los ateos son tan ateos ni los cristianos somos tan cristianos." El reto de la fidelidad, del compromiso serio y de la plena consecuencia de nuestra vida con el Evangelio está ahí, presente y pidiéndonos reflexión y sinceridad. Una variante de este "nadie es tan tan" la tenemos en el crecimiento de nuestras comunidades, en la dialéctica natural que se crea entre los nuevos y los viejos cristianos. La Iglesia no debe prescindir del empuje que suponen los primeros y de la fuerza y el peso que nos dan los segundos. El entusiasmo de los primeros y la estabilidad y peso de los segundos deben potenciarse por el compromiso de todos. Esta realidad requiere análisis, escucha mutua en el diálogo sincero y franco, y sabiduría por parte de los responsables laicos y los pastores, para pedirle a cada cual su participación, sin apresuramientos en dar cargos muy responsables sin el tiempo suficiente de necesaria maduración, y asumiendo el reto que supone darle tiempo a una seria formación. El mutuo aprecio es condición indispensable para el crecimiento de unos y otros.

CLERO EXTRANJERO Y CLERO CUBANO

El aumento del número de sacerdotes y religiosos/as se ha señalado como uno de los principales frutos de la visita del Papa, y sin duda lo es. Pero la entrada de nuevos agentes de pastoral es un reto que también debe ser analizado. La dialéctica nuevo-viejo, secular-regular, extranjero-nacional, se hace también presente por la lógica misma de las cosas. Esto aporta tensiones, y también riquezas, que es bueno analizar. En primer lugar, es bueno recordar que en la Iglesia no hay extranjeros... "ni judíos ni paganos". Los recién llegados son y deben ser además bienvenidos. Ellos traen a nuestra Iglesia nuevos métodos, entusiasmo, energías, imaginación: aportes muy importantes y necesarios. No debemos desconocer, ni negar, que vivir durante cuarenta años dentro de un sistema totalitario "imprime carácter". La indefensión está presente en nuestra Iglesia en obispos, sacerdotes, religiosos/as y laicos. Es normal que así suceda. Cuando llegan los nuevos, sin darnos cuenta, tendemos a trasmitirles "nuestros condicionamientos". Esto no es bueno, pues puede paralizar iniciativas y acciones que son necesarias y hasta urgentes. Por otra parte, una necesaria cuota de prudencia se necesita si no queremos perder, con la misma rapidez con la que entraron, a nuestros hermanos recién llegados, que tan necesarios son.

Esto precisa de una acción coordinada, de encuentros fraternos que a veces el excesivo trabajo de cada cual hacen difíciles, pero en los que debemos insistir para nuestro mutuo enriquecimiento fraterno y pastoral. Necesitamos ser muy sinceros los unos con los otros y empujarnos suave y cariñosamente los unos a los otros, en nuestra común entrega al Reino. El tiempo de encuentro y de diálogo no es tiempo perdido. Para los que llevamos mucho tiempo acá, seculares y regulares, la unidad es importante, porque ha sido condición indispensable de supervivencia. Pero es verdad que nuestra unidad debe enriquecerse con nuevas formas de diversidad y que aun la misma unidad debe hacerse más dinámica. Tenemos mucho que aprender los unos de los otros.

Por otra parte, debemos aplicar "una sana división del trabajo" en lo que respecta a los problemas de la nación. A los cubanos nos toca asumir una mayor cuota de responsabilidad e iniciativa por el hecho mismo de ser cubanos y porque somos menos vulnerables a ciertas "acciones administrativas" de las que pueden ser más fácil blanco los extranjeros. Se necesita mucho diálogo y sinceridad para poder caminar juntos, aunque con estilo diferente, como es lógico. El mutuo aprecio en el Señor sigue siendo condición indispensable para el crecimiento de todos.

Otro aspecto del tema es el que se refiere a los "novísimos", esto es, a las nuevas vocaciones que van surgiendo en nuestras comunidades. Es un tema claro para el futuro de la Iglesia en Cuba, pues sabemos por experiencia que las Iglesias locales deben estar edificadas sobre ese clero estable, "salido de la tierra", que es el clero secular. Aquí debemos trabajar todos, seculares y regulares, si es que queremos una seria implantación de la Iglesia en Cuba. El tema de las vocaciones va unido al tema de nuestros seminarios y de los seminaristas, de los sacerdotes jóvenes y de la atención que nuestros obispos y nuestros presbíteros están dando a los más jóvenes. Debemos recordar que entre los más jóvenes está el mayor índice de abandono en el país, y que no siempre la responsabilidad recae sobre ellos...

LA IMPROVISACIÓN COMO TALANTE Y LA ACTITUD PATERNALISTA

La improvisación y la provisionalidad se han convertido en parte integrante del "ser nacional", y han "infiltrado" a la Iglesia y a nuestra pastoral. Sin darnos cuenta, el desgaste de esta situación nos marca con su sello. Esto es hasta cierto punto inevitable en una situación como la nuestra: vivimos en un país sin futuro, donde la cotidianidad -entendida en su forma más rastrera- se vuelve en horizonte. Pero precisamente por eso la Iglesia debe insistir, con su gente, en esa necesaria proyección de miras e identificación de objetivos. Hijo de la improvisación, el cansancio puede agostar nuestras fuerzas. Conservemos entonces la capacidad de hacer cosas, pero no de pensar y proyectar las cosas que hacemos. Inventamos al momento, pero nos perdemos en la mirada larga, que también es necesaria. ¿A qué queremos responder? ¿Qué pretendemos conseguir? ¿Qué queremos mantener o qué debemos cambiar? Son preguntas que nos debemos hacer continuamente, sin olvidar la fragilidad del hombre que tenemos delante, permeado de una "indefensión bien aprendida", a la que nosotros mismos no escapamos. Por otra parte, la acción no nos puede hacer olvidar el "discurso", el mensaje que debemos trasmitir y el canal privilegiado que tenemos para que llegue al pueblo: la Iglesia, nuestras comunidades. Ni el objetivo final: edificar al hombre según Dios, por el modelo de Jesús.

En esta edificación del hombre según el modelo de Jesucristo tendríamos que plantearnos el grave problema del paternalismo, que se manifiesta en las relaciones de nuestros obispos con nosotros y de nosotros con nuestros laicos, en no pocas ocasiones. Es ese miedo a que lleguen demasiado lejos, que nos lleva a sobreproteger a nuestra gente y a frenar su compromiso profético. Debemos recordar que por bastante tiempo muchos de nosotros nos hemos sentido como "seminaristas que celebran Misa", y que nada colabora más con la maduración y el compromiso de los sacerdotes en un presbiterio, o de los laicos en una comunidad, como el sentirse responsables de las decisiones que se han discutido y tomado en común.

El ambiente de fraternidad y amistad corresponsable, a ejemplo de nuestros Apóstoles, debe marcar nuestro estilo de ser pastores y nuestra manera de pastorear. Además, es la mejor manera de combatir la indefensión que padecemos en el país.

EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA Y SERVICIO AL PUEBLO

A veces escuchamos voces de que "no debemos arriesgar todo lo que hasta ahora hemos logrado". Esta afirmación me recuerda aquel relato de Karel Capec, en su libro Apócrifos. Capec fábula en torno a la sicología de Lázaro, el amigo del Señor, después de salir del sepulcro: la experiencia de la muerte fue tal, que Lázaro le coge miedo a la vida y lo que ésta comporta de riesgo. Vive una vida de absoluto temor, rehuyendo ese compromiso que siempre supone algo de riesgo. No creo que nadie medianamente sensato quiera volver al año 61, al tiempo de las confrontaciones. Pero, al mismo tiempo, no podemos renunciar al compromiso que supone la situación del país: no podemos quedarnos callados ni de brazos cruzados.

Para los que oprimen a los pueblos, sean del color que sean, cualquier acción de la Iglesia en pro del respeto a los derechos humanos, a la justicia y a la libertad, será interpretada "como meterse en política". Navarro Vals, en su último viaje a nuestra patria, relató una anécdota de Juan Pablo II que hace luz a este respecto. Después de visitar un campo de concentración, el Papa hizo unas declaraciones muy fuertes. En la entrevista de prensa que siguió a la visita, un periodista le preguntó al Papa "si sus declaraciones no habían sido políticas". El Papa, que suele tener mucha paciencia con "los chicos de la prensa", por esta vez casi pierde la tabla. "Uno no se rebela contra ante este horror en razón de una ideología política, sino por talante moral, por elemental sentido de humanidad", le dijo, casi adusto, al periodista.

Sabemos que la Iglesia brinda un aporte insustituible cuando ejerce su triple ministerio al servicio de la evangelización, el culto o la caridad..., pero no podemos pasar de largo ante las situaciones de injusticia, opresión o indefensión sin actuar de la misma manera que aquel sacerdote o levita de que nos habla la parábola del "Buen Samaritano". Mons. Pedro Meurice lo expresó muy claramente en su discurso de recepción del Doctorado Honoris Causa, en la Universidad de Georgetown: "Por otra parte, mientras el pueblo sufra alguna injusticia o limitación, por pequeña que sea, la Iglesia debe hacer de esas necesidades y dolores de su pueblo un punto cardinal del contenido de sus relaciones con el Estado. De lo contrario, la Iglesia sólo reclamaría lo que pudiera ser considerado como sus derechos institucionales o concernientes a su vida interna, pero para los seguidores de Jesucristo esas demandas nunca pueden estar separadas de los derechos de las gentes."

Cuando el pueblo sufre, no ya "alguna" sino tanta injusticia o limitación, la responsabilidad de la Iglesia se hace incomparablemente mayor. Ahora bien, si pretendemos salvar la institución cuando el pueblo muere, no estamos más que repitiendo, en nuevo contexto, el viejo dilema del pontífice judío: "Conviene que muera uno para preservar al pueblo." Lo que en el fondo significaba, no tanto preocupación por la gente, sino empeño de toda sinagoga bien instalada por defender sus propios intereses.

LA POBREZA EN LA IGLESIA Y EL ÉXODO DE LOS CRISTIANOS

Mons. Adolfo habló del peligro del triunfalismo ingenuo que nos impida ver la realidad tal y como ella es. No cabe dudas de que en los últimos años la Iglesia ha crecido en sus posibilidades económicas, gracias a las generosas ayudas que hemos recibido desde diversas partes del mundo. Hemos pasado, de ser una Iglesia pobre, a una Iglesia que tiene, que "parte y reparte"... Y que tiene el peligro de ser tenida como "la que se queda con la mayor parte". Nuestro estilo de vida, nuestras casas, nuestros carros, deben percibirse enteramente al servicio de la gente, y tan modestos como nos lo permita la eficacia en el servicio que nos deben brindar. La modestia de los medios y la sencillez de las actitudes, sobre todo el espíritu de servicio para con la comunidad y con el pueblo en general, es algo que debemos cuidar celosamente.

El uso que se hace del dinero es algo que debe ser consultado a los sacerdotes, por parte de los obispos, y a las comunidades, por parte de los sacerdotes. La máxima claridad en este punto es algo necesario para garantizar la transparencia administrativa y para responsabilizar a todos los miembros de la Iglesia en ese capítulo tan delicado. A veces nos da la impresión de que la preocupación por las cosas materiales, incluidos los templos, nos hace olvidar el tema esencial que debe preocuparnos: edificar una Iglesia totalmente al servicio del Reino de Dios.

La experiencia enseña que ciertas Iglesias que han sufrido situaciones casi martiriales, cuando acceden a situaciones normales, buscan cuotas de riqueza, prestigio y poder, y que esto ocurre incluso a aquellas mismas personas que antes llegaron a arriesgar hasta la supervivencia misma. Y es que el martirio no imprime carácter. Cada generación debe buscar su estilo de fidelidad al Evangelio eterno de Jesús sin acogerse a méritos pretéritos.

Un tema que no podemos dejar de tocar es el del éxodo, que una vez más amenaza con vaciar nuestras comunidades y diezmar nuestra gente. En el éxodo encontramos la respuesta individualista tradicional que los cubanos hemos dado a los problemas del país. La Iglesia debe tener el valor de denunciar esta actitud descomprometida con la suerte del pueblo. Debemos también enfrentar el éxodo de los sacerdotes, que tantas veces hemos achacado, de manera superficial, a razones de índole material, sin cuestionarnos si nuestra Iglesia estaba motivando suficientemente el compromiso de sus miembros, clérigos y laicos. Para conseguir salir de la indefensión inducida, es elemento esencial el compromiso personal, el lento camino de la conversión y de la entrega. Una Iglesia que no sea capaz de despertar ese espíritu de sacrificio, esa militancia martirial, jamás será luz en la oscuridad totalitaria. Pero no todo está perdido... "si alguien viene a ofrecer su corazón".

FINALMENTE... EL DIÁLOGO

El diálogo ha sido el tema siempre recurrente en los últimos 20 años de vida de nuestra Iglesia. Desde comienzos de la REC, a principios de los Ochenta, hemos propuesto una y otra vez el diálogo como el único camino de salida a nuestra situación. Recientemente, en su intervención ante la XXVII Reunión Interamericana de Obispos, en febrero del 99, Mons. Adolfo volvería a insistir con el tema. Y con razón.

Pero hay una contradicción esencial en la proclamación del "Diálogo Nacional" como salida a la situación del país, y la implícita dejación de ese Diálogo en manos de un Estado que lo ha negado repetidas veces en el plano de los hechos e incluso en el Derecho. Entonces la propuesta del Diálogo se convierte en una trampa de la que no podemos salir, porque ni siquiera hemos podido entrar en ella... Llega el momento en que nos debemos preguntar sobre las condiciones de posibilidad y la necesidad misma de iniciar un diálogo nacional en que pueda participar la sociedad civil, en los niveles en los que ya está organizada (iglesias, asociaciones fraternales, grupos autónomos diversos), con carácter civilista, no directamente político.

El diálogo fue el mayor aporte que la REC y el ENEC dieron a nuestra Iglesia. Conviene plantearnos rescatar esa herencia preciosa también al seno de la Iglesia. En los últimos tiempos, y a pesar del ECO y el aporte que en este sentido nos ofrece el proceso de la planificación pastoral, quizá hemos perdido un poco de esa participación y diálogo que caracterizó a nuestra Iglesia en el proceso de la REC y en el ENEC.

Juan Pablo II tuvo la audacia de cumplir, y con creces, teniendo en cuenta su estado físico y sus condiciones de salud, el compromiso de venir a Cuba y de darnos el mensaje que, a su entender, permitiría a esta Iglesia y a este pueblo retomar en propias manos las riendas de su destino. Pero después de la visita no supimos qué más hacer. Nos da la impresión de que no teníamos preparada la respuesta si se daba, de hecho, lo que se dio: que el gobierno aprovechó la visita como propaganda exterior y como confirmación interna del statu quo. Decir que esto era lo que esperábamos no es decir verdad. Sin embargo, era perfectamente previsible. Lo triste es que, pudiendo prevenirlo, no fuimos capaces de buscar alternativas, proponer otras salidas, generar procesos que dieran protagonismo al pueblo y una esperanza a nuestra gente. Pensamos que el quid de la cuestión reside en descubrir quién es el destinatario de nuestro mensaje, el verdadero interlocutor de ese diálogo que estamos proponiendo: el pueblo como protagonista de su destino, que decide caminar con sus propios pies, que se organiza y es capaz de luchar con los demás y por los demás..., "con todos y para el bien de todos". Aquí estamos para descubrir juntos cómo podemos lograrlo. El silencio de nuestra Iglesia ante las nuevas leyes represivas y la suerte corrida por los cuatro disidentes que redactaron "La patria es de todos" es, cuando menos, preocupante.

El mensaje que demos de compromiso y esperanza de acción y de optimismo de lucha paciente y de formación constante, debe nacer de nuestro propio compromiso con la suerte de nuestra gente, de un análisis profundo de nuestra realidad y de una pedagogía liberadora. No hay libertad verdadera que no pase por el misterio de la encarnación y por la experiencia de la cruz. Todos somos responsables. El análisis del síndrome de indefensión aprendida demuestra que es el trabajo, persona a persona; que es desde la toma de conciencia personal y desde el compromiso de cada uno como se puede superar la indefensión. Hay que analizar los mecanismos, los mensajes, las actitudes que provocan indefensión. Hay que promover acciones concretas, hay que enseñar a la gente a pensar y a tener sentido crítico, hay que despertar la creatividad, generar procesos de participación: Sólo entonces saldremos del temor y aportaremos lo mejor de nosotros mismos: la edificación del reino de verdad, justicia, paz, amor, como nos lo enseña Jesús en las Bienaventuranzas (Mateo 5, 1-12 y Lucas 6, 20-23). Y como poéticamente lo describe José Martí en su "Rosa Blanca".


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Con gente así es como para sentirse moderadamente optimista
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
Este es el análisis de un grupo de sacerdotes cubanos que viven en la Isla.


CUBA, SU PUEBLO Y SU IGLESIA DE CARA AL COMIENZO DEL TERCER MILENIO

Introducción:

En los días previos a la visita del Papa a Cuba todo el mundo esperaba algo. La Iglesia, mayores espacios para realizar su misión; los presos, la libertad; las amas de casa, que se les diera mas comida; el pueblo, que se le resuelvan sus problemas. Pero también se sospechaban que esas enormes expectativas no serían satisfechas con la visita papal. Ahora bien, año y medio después de esa histórica visita papal a Cuba, sí podemos preguntarnos: ¿Dónde estamos y qué conseguimos con la visita del Papa a nuestro país? A eso pretendemos responder con las siguientes reflexiones.
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Tobi.
No es necesario pensar mucho para decir: Solo una cosa: reforzar el régimen castrista. Reforzar un Régimen que montó rampas de misiles atómicos para atacar a los USA.
¿Y todo, para qué? Pues para apuntarse el tanto de que su visita fué el inicio del declive de aquel régimen.
El régimen caerá por dos razones. La primera por la inexorable realidad de lo que alguien llama los MULOS HISTÓRICOS. El dictador "MULO" jamás procrean. Muerto el MULO se acabó la dictadura. Ejemplos. Hitler, Mussolini, Franco y el mismo Stalin. Muerto él la Unión Sovietica ya no dió pie con bola hasta su disolución. CON O SIN PAPAS.
La segunda razón es la de que no tiene ningún soporte económico. Perdió el de la Unión Sovietica y tambien la de China.
Cuba en ninguna manera puede ser un forúnculo enquistado en el mundo actual. Con Papas o sin papas.
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SUGERENCIAS POSITIVAS Y CRÏTICAS PAPALES

Todas las expectativas generadas, "las objetivas" y las fantásticas, encontraron eco y encarnación en una frase que, para muchos, sintetizó y concretó el mensaje del Pontífice a Cuba y a los cubanos: "Cuba debe abrirse al mundo, el mundo debe abrirse a Cuba" (1). La frase resultaba certera, pues se refería al doble bloqueo que padece la población cubana; el interno, impuesto por el sistema comunista, y el externo, que se sintetiza en el embargo comercial a la Isla. Para los que sólo afirman la importancia del primero, el problema de Cuba se resuelve a partir del cambio interno, con la evolución, transformación o disolución del actual sistema. Para los que culpan de todo al bloqueo externo, con su levantamiento (decisión que depende de un gobierno foráneo) se alcanzaría la solución del actual y dificilísimo estado de la nación.

Bastaría una mirada desapasionada y objetiva para descubrir que nuestros problemas son de tal calibre que involucran decisiones internas y externas, personales y colectivas, de dentro y de fuera de Cuba. El Papa lanzó esa mirada y sintetizó la situación en esta doble apertura: de Cuba al mundo y del mundo a Cuba.
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Tobi.
Entonces apoya al régimen castrista. ¿O es que los que han hecho este manifiesto le estan dando coba a Castro?
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Otra "idea-motor" del Santo Padre fue la de que los cubanos debíamos ser los protagonistas de nuestra propia historia (2). Esta exhortación al protagonismo de la gente encierra una doble crítica: por una parte, al paternalismo que nos hace esperar todo "desde arriba"; por otra, al inmovilismo que nos lleva a esperar soluciones "desde fuera", a cruzarnos de brazos para que sean otros "los que nos saquen las castañas del fuego". La solución vendrá desde dentro, de nuestro pueblo y del corazón de nuestra gente, o no será solución. Hace muchos años, a raíz de las primeras confrontaciones entre la Iglesia y el naciente estado socialista, Mons. Pérez Serantes había dicho: "Roma o Moscú", para negar que el futuro de Cuba se jugaba "entre Washington y Moscú". Como dice el adagio latino: "Roma locuta, causa finita"... Roma, el Papa, casi 40 años después, ha dicho que el futuro está en nuestras manos y depende de nosotros. Ahora bien, cabría preguntarnos qué nos ha impedido, o impide, tomar en nuestras manos las riendas de nuestra vida y nuestra historia. Para responder a esta pregunta debemos analizar, aunque sea brevemente, el fenómeno del totalitarismo, en el que hemos estado inmersos, de una forma u otra, en los últimos 40 años.

La situación que ha caracterizado el desarrollo de los últimos 40 años de evolución socioeconómica y cultural de Cuba, se sintetiza en un nombre: totalitarismo. Los comunistas cubanos no inventaron el sistema totalitario, sencillamente adaptaron su versión marxista-leninista y se "beneficiaron" de la larga experiencia existente al respecto. Al enfrentarse a los EE.UU., la vecina superpotencia de la Guerra Fría, la única puerta que quedaba abierta al gobierno cubano era la de una alianza estratégica con el bloque contrario a los americanos: el Oriental, liderado por la Unión Soviética. De ese modo, la existencia y supervivencia del proyecto cubano quedaba irremediablemente ligada al así llamado "socialismo real" y a sus métodos de acción.
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Tobi.
Observese lo ilusorio de estas afirmaciones:
"Mons. Pérez Serantes había dicho: "Roma o Moscú", para negar que el futuro de Cuba se jugaba "entre Washington y Moscú". Como dice el adagio latino: "Roma locuta, causa finita"...

Eso no deja de ser una perogrullada. La partida era entre Washington y Moscú y quien perdió fue Moscú. Aquí Roma no ha tenido arte ni parte.
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El totalitarismo adopta y aplica permanentemente las formas de reaccionar típicas de la guerra: "El hábito de la violencia, la simplicidad de las pasiones extremas, la sumisión del individuo a la colectividad". Consigue, así, el máximo sentimiento de solidaridad, por miedo al peligro común, el igualitarismo inducido, la unidad sin fisuras y la necesidad de una acción dirigida y controlada por un jefe. La sociedad totalitaria exhibe una rara mezcla de fraternidad y ferocidad... Se ha podido decir que "este culto a la violencia como medio y como fin, hace del totalitarismo un pariente cercano del gangsterismo político, con su aguda percepción de la oportunidad".

Si la matriz de la que ha brotado el totalitarismo es la guerra, la violencia, el objetivo que persigue es el de la destrucción y reconstrucción total de una sociedad de masas, a partir de postulados ideológicos y mediante mecanismos de organización y control que utilizan los más modernos artificios de la ciencia y de la técnica. Pero la ideología no es un simple sistema de pensamiento, o una estructura filosófica hecha de puras ideas... Es un instrumento de acción que moviliza las fuerzas históricas hacia una meta: el establecimiento de un poder político absoluto, en manos de un partido único, que reina sobre "un pueblo unido que jamás será vencido". De ahí que podamos caracterizar el sistema a partir de estos elementos:

El objetivo de lograr una nueva sociedad y un hombre nuevo, parte de una ideología milenarista que moviliza la acción de todo el pueblo.

Esa acción está dirigida por un partido único de masas, jerárquicamente estructurado y a su vez dirigido por un dictador absoluto.

Un sistema de terror físico o psíquico, ejercido por el partido pero que, a su vez, supervisa al partido a través de un sofisticado sistema de seguridad y vigilancia que utiliza los medios modernos de control (informáticos y electrónicos), y en especial la psicología científica y el estudio constante de los estados de ánimo y de opinión de la población.

El control de la información, a través de los mas media, permite crear una "realidad virtual" que nada tiene que ver con la real, o muy poco, y que permite hacer creer que se vive en el mejor de los mundos... o al menos que los "otros mundos" son aún peores.

El dominio absoluto de las armas y del ejército, así como el de una economía centralmente planificada, permite a los dirigentes el máximo control de la vida de la gente.

Estamos, pues, ante un control tan absoluto sobre los espíritus y los cuerpos de los hombres que tal vez ningún monarca o gobierno ha tenido la posibilidad de un control así sobre la gente, ni pareja capacidad de planificación y control sobre los individuos y sobre las sociedades. La radio y la televisión permiten además un control indirecto y sofisticado que "programa" las conciencias, desde dentro y sin que apenas lo perciban los mismos individuos programados. Todo esto hace al sistema totalitario de una eficacia diabólica en el dominio de la gente.
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Tobi.
Igualito, igualito, que el que el Vaticano ha ejercido y ejerce sobre sus acólitos. ¿Es que fueron los comunistas los que inventaron la inquisición?
¿Que opinas Luis?
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EL SÏNDROME DE LA INDEFENSIÓN APRENDIDA O "NO SE PUEDE HACER NADA"

En un segundo momento conviene analizar las consecuencias que provoca en los seres humanos una continua y prolongada exposición a las políticas del sistema totalitario. Lo llamaremos con el nombre de "síndrome de indefensión aprendida" o de "desesperanza inducida". Como punto de partida, tenemos los experimentos realizados por un psicólogo norteamericano llamado Martin Seligman. El doctor Seligman investigó el comportamiento de dos grupos de perros, un grupo sometido a una situación molesta y altamente angustiosa para los animales, sin posibilidad de salida: los animales sometidos a este experimento, hicieran lo que hicieran, recibían unas descargas eléctricas y no podían salir de las jaulas en las que estaban encerrados. El otro grupo, sometido a una situación similar, podía, en cambio, accionando mecanismos, salir del lugar de tortura. Cosa que acababan logrando, después de los consiguientes tanteos.
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Tobi.
¿Nos está describiendo los mecanismos de la Reforma?
¡¡¡La de cosas que se aprenden!!!
Eso no tiene precio.
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Cuando se sometía a los animales de ambos grupos a una nueva situación, con posibilidad de salida para ambos grupos, los del primero se resignaban a su suerte, sin ni siquiera intentar encontrar una salida a su situación, aunque ésta estaba a su alcance. Los del segundo grupo, en cambio, lograban encontrar la nueva puerta de escape a su lugar de tortura.

Las investigaciones del profesor Seligman han sido aplicadas a la psicología humana, y a la psicosociología. Los resultados han sido muy fecundos al aplicarlos a la realidad totalitaria. Esta se presenta como una situación sin salida que, asumida como tal, se convierte en un caso paradigmático de indefensión. De igual modo, la propaganda generada por el régimen va encaminada a convencernos de que es imposible el cambio, o de que el cambio acabará en caos: esto es, que no hay salida posible para la actual situación.

Una frase de la periodista Soledad Cruz expresa apodícticamente estas ideas: "Esto no hay quien lo tumbe, pero tampoco quien lo arregle". Y esta idea se remacha echando mano de los viejos proverbios, como aquel que reza "más vale malo conocido que bueno por conocer" y otros por el estilo. El más perfecto estado de indefensión es aquel que conlleva la renuncia al intento mismo del cambio. En función de crear esta actitud se emplean todas las bases: el terror, el temor al fracaso, el desaliento, la desconfianza de unos mismo y de los demás, todas las formas de división y sospecha. Su más extrema expresión se da cuando nos logran convencer "de que la gente no vale la pena", que no merecen nuestro sacrificio. Es así cómo la omnipotencia del Estado se alimenta de la impotencia de los ciudadanos.
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Tobi.
Así, que, eso no hay quien lo tumbre ni quien lo arregle.
¿Por qué no se lo dijeron al papa antes de ir a Cuba? ¿De que, pues, le servira el "locuta de Roma"?
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Pero estas ideas, actitudes y situaciones que configuran un estado de indefensión sólo funcionan si son asumidos por aquéllos que las padecen. Cuando el síndrome de indefensión aparece en los seres humanos, está sustentado por ideas, actitudes y experiencias repetidas. Mientras más incondicionadas nos parecen, mientras más impersonal y asépticamente se nos imponen, más peligrosas son.

Como vimos, en el caso de los animales sometidos a una prolongada situación de indefensión, aunque cambien las circunstancias, mantendrán la inacción como respuesta. La indefensión actúa como un disuasivo para la imaginación y la creatividad de sus víctimas. Al cambio de situación no le sigue un cambio de hábito, sino el mantenimiento de los mismos mecanismos de respuesta que ya se habían asumido. El síndrome de indefensión aprendida es el mecanismo clave para explicar la apatía de la gente bajo un régimen totalitario y postotalitario. El sistema mismo ha funcionado como un gigantesco mecanismo generador de indefensión: el control de las distintas esferas de la vida (político-administrativa, económica, socio-cultural); de la información y de los centros de formación ideológica o educativa; de los mecanismos de vigilancia, presión y represión, se encamina a trasmitirnos la sensación de que nada se escapa al omnímodo poder del Estado y sus representantes. Todo ello tiene como fin imponernos el síndrome de indefensión.

Joan Manuel Serrat dice en Pueblo Blanco: "Despierta, gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer. Deja tu mula, tu hembra y tu arreo, sigue el camino del pueblo hebreo. Busca otra luna, quizás mañana sonría la fortuna y, si te toca llorar, es mejor frente al mar. Si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas y, abandonando lomas, dejar mi pueblo atrás, te juro por lo que fui que me iría de aquí; pero los muertos están en cautiverio y no nos dejan salir del cementerio."

Vivir en la verdad: una puerta de salida a la indefensión. La verdad os hará libres.
Juan 9,32
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Tobi.
Pues claro. Es el "salid de ella pueblo mio" Apoc. tal. tal.
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Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir en ella, por eso nos parece que se hunde el mundo cuando oímos la verdad. Como si no valiera la pena que el mundo se hundiera antes que vivir en la mentira.
José Martí

A lo que más teme, y de lo que más huye, el sistema totalitario es de la sencilla verdad. El sistema no soporta el espíritu crítico que pone en tela de juicio esas verdades apodícticas, que son pronunciadas desde el trono absoluto del poder. El sistema totalitario funciona como un inmenso generador de realidad virtual, que sustituye al mundo real de la vida, pero que sólo funciona para aquéllos que se deciden a, o al menos aceptan pasivamente, vivir dentro de él. Aquéllos que se deciden a vivir en la verdad y no colaboran con los convencionalismos que sostienen al sistema, se convierten en un ejemplo para los demás y en un peligro para el sistema. Vaclav Havel ha analizado esta realidad a través del ejemplo del tendero que pone un eslogan político en su puesto de verduras ("Sólo en el socialismo hay verdadera democracia"). Ni él ni la gente que le compra creen en lo que dice el cartel, muy probablemente ni lo lean.

La función del cartel no es decir lo que piensa el tendero, sino mandar un mensaje de fidelidad al sistema. Su real mensaje dice: "Yo, Juan el verdulero, no me meto en líos y por eso obedezco poniendo este cartel. Lo único que pido a cambio es que me dejen en paz". Si fuéramos a traducir en términos reales lo que le sucede al tendero, le daríamos un cartel que dijera: "Tengo miedo y por eso obedezco sin rechistar". Pero el tendero lo rechazaría, se avergonzaría de exponer en un escaparate, a la vista del público, una declaración tan explícita de su degradación. Así funciona la ideología: encubre la verdad con palabras "elevadas", y sirve de coartada, lo mismo al poder que se impone que al hombre que se humilla ante el poder.

La distancia que hay entre las palabras y la vida revela la distancia que separa la abyecta mentira de una vida falsa, que se expresa a través de palabras mentirosas y una vida honesta, vivida en la verdad. Desenmascarar la mentira se convierte en la primera misión que tiene el hombre que quiere ser fiel a sí mismo y que quiere vivir en la verdad. De lo contrario, creyéndose la mentira, o comportándose como si la creyera, se convierte en sostén del régimen y lo prolonga. A esto se le llama "aceptar las reglas del juego". El hombre no decide la vida, sino que ésta, ritualizada mediante la ideología, recibe la lealtad del hombre y se le impone como destino irrevocable. Al obedecer a la ideología, el hombre firma la sentencia de muerte de su libertad y la de los demás. Se hace cómplice de la esclavitud de sus hermanos. Sólo mediante un acto de libertad y de rebeldía puede el hombre encontrar su identidad y dignidad reprimidas. Cuando un hombre decide "vivir en la verdad", demuestra que esa vida es posible, avergüenza a los que siguen viviendo en la mentira y cuestiona el poder, al convertirse en la mayor amenaza a su preterida omnipotencia. La mayor confirmación de esto la encontramos en la caída histórica del mundo postotalitario comunista en 1989: esa estructura de poder, hasta entonces aparentemente monolítica, se desplomó como un castillo de naipes, en el curso de unos días y, fuera de la experiencia rumana, de manera pacífica y sin que nadie defendiera al "anciano régimen".

Esta toma de conciencia de que vamos hablando no es un acto político, sino moral. El sistema totalitario, que ha copado todos los aspectos de la vida -la sociedad civil, la economía, la cultura, hasta la vida familiar y la más íntima dimensión personal-, califica de "política" toda acción encaminada a "vivir en la verdad". Toda acción encaminada a que las personas recobren su responsabilidad y ejerzan su capacidad de decisión es una amenaza directa para el sistema, y provoca una reacción airada y violenta por parte de las autoridades.

Además de la ideología ritualizada, que le sirve de justificación, creando una realidad virtual que oculta y tergiversa la "realidad real", el sistema tiene su apoyo más firme en el temor. Este viene a ser la clave última de aceptación de la "realidad virtual". Como podemos observar fácilmente, el miedo funciona como un disuasivo para cualquier acción encaminada a asumir la propia responsabilidad: la cárcel, al alcance de la mano gracias a leyes que inician procesos por "presunción" del delito, puede conllevar un precio tal que ningún hombre sensato querría tener que pagar. El aumento de las fuerzas policiales, y su carácter cada vez más amenazador, sirven de disuasivo para una población cada vez más "expresiva" con relación a sus sentimientos y pensamientos. Por otra parte, está "la salida fácil" que ofrece la emigración: solución individual a la que muy pocos están dispuestos a renunciar, "adornada" por la justificación de poder ayudar a la familia que se queda. Desde el punto de vista social, la solución migratoria funciona como "un placebo", un tranquilizante eficaz, pues ofrece una esperanza que el bombo en cualquier momento puede hacer realidad.

Por otra parte, no hay que ser un especialista en economía para descubrir que este capítulo de la vida del país pivota cada vez más en las ganancia inmediatas, para sobrevivir, sin que haya un esfuerzo, ni siquiera intento, por lograr un desarrollo a largo plazo y con visión de futuro. Se vive día a día: así es para los ciudadanos y para el Estado. Las infraestructuras del país se destruyen sin que su reparación o sustitución logren evitarlo. Las medidas liberalizadoras que permitirían la pronta recuperación agrícola, industrial y empresarial no son tomadas por temor a que el gobierno pierda el control económico primero; luego, el político. Por eso vemos como se da un paso adelante y otro atrás en los campos de la iniciativa individual agrícola, comercial o empresarial.

Un caso similar ocurre con los renglones que tradicionalmente eran presentados como logros indiscutibles de la Revolución: la Educación y la Salud. En un artículo reciente, decía Ignacio Sotelo que él notaba que en Cuba, donde todos habían aprendido a leer, eran cada vez más numerosos los analfabetos funcionales: nadie lee... porque no hay nada que leer; o no está al alcance de la gente o no hay tiempo y ánimo para ello. Lo mismo se diga de la Salud: las enfermedades carenciales aquejan a cada vez más personas. El deterioro físico y síquico del pueblo es demasiado visible para que haya que argumentarlo con ejemplos o estadísticas: ha adquirido categoría de lo apodíctico... Basta abrir los ojos y observar.

Con todo, la situación es tan caótica que al gobierno no le ha quedado más remedio que "abrir la mano". Como dice el politólogo Jorge Domínguez, el régimen sigue manteniendo su voluntad totalitaria, pero ya no la puede ejercer como antes: de ahí la pérdida de control inevitable y las medidas represivas de los últimos meses (las leyes de enero, y el crecimiento en el número y en los incentivos que se les prometen a las fuerzas policiales). En Cuba, el régimen totalitario dio paso a un régimen postotalitario, hacia los años 70. (El régimen totalitario se basa en el control absoluto de la situación y la movilización de las masas, buscando su apoyo activo al sistema. El sistema postotalitario trata de mantener el control estatal no movilizando, sino paralizando a las masas, evitando el crecimiento de la naciente sociedad civil.) Hoy se discute si el sistema cubano postotalitario se encamina hacia un tipo de régimen autoritario con rasgos sultanísticos. Lo que queda fuera de discusión es la voluntad totalitaria que mantiene el régimen en medio de los cambios, a veces imperceptibles y lentos, pero reales, que se dan en el país.

Hace año y medio, el camino que la Iglesia ofrecía por boca del Pontífice se basaba en la apertura interna y externa, en el inicio de un diálogo nacional, en un llamamiento a la responsabilidad personal, en el respeto al principio de subsidiaridad, en la búsqueda el bien común desde la fórmula martiana del "con todos y para el bien de todos". La respuesta ha sido recrudecer los debilitados y desfasados mecanismos totalitarios de control, generadores de indefensión y disuasores de la responsabilidad personal y ciudadana. A partir de lo que hemos dicho, conviene ahora analizar cual debe ser la respuesta de la Iglesia a la situación que se ha generado.

LA IGLESIA ANTE LA ENCRUCIJADA DEL PRESENTE Y DEL FUTURO

Hace 40 años, cuando comenzó la experiencia comunista en el país, la Iglesia levantó la voz y se enfrentó a la nueva realidad. El totalitarismo en Cuba se inicia con el aura heroica de la lucha por la libertad y la justicia, mediante una movilización popular sin precedentes en la historia del país. La progresiva implantación comunista en la Revolución va convirtiendo en proceso gradual, aunque muy acelerado, la toma absoluta del poder. El poder revolucionario, investido de autoridad redentora, barrió con las instituciones y con todo el pasado republicano: con sus desaciertos y con sus aciertos. La consecuencia fue "un año cero": el de un poder absoluto que controló todas las esferas de la vida.

El enfrentamiento de la Iglesia, que denuncia la presencia comunista en la Revolución y su giro hacia una izquierda radicalizada, tuvo como consecuencia el desmantelamiento de la Iglesia, sus medios de acción y sus instituciones. Quizá hubo error de cálculo acerca de la "fuerza" de la Iglesia, que en los 50 primeros años del siglo había podido crecer en número, presencia y prestigio en la vida nacional, como dijo Mons. Meurice en su discurso de bienvenida al Papa. El corto e intenso período de enfrentamiento fue acompañado de una "política" de desalojo involuntario y voluntario del país. Se aconsejó a los fieles, por algunos pastores, que se fueran de Cuba, y los mismos agentes de pastoral, alertados por sus superiores mayores, o por decisión propia, comenzaron a abandonar el país. Sin embargo, hay excepciones a nivel de laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes. A los que no se fueron, el gobierno los fue, dejando a la Iglesia en estado de sobrevivencia.

Cuando la Iglesia comienza a reconstruir sus fuerzas y reiniciar su trabajo, se enfrenta a una realidad que no sólo le es hostil, sino que domina todo el espectro de la vida socioeconómica, cultural y política del país. Un gobierno que tomaba todas las iniciativas y no dejaba cabo suelto en su afán de controlar la vida de la gente. La Iglesia corrió la suerte de todas las instituciones que no fueran las nacidas con la Revolución o las que ya estaban enteramente en sus manos: la existencia feneciente y enquistada, al margen de la vida social, que le conocimos por años de años, con un grupito de fieles, tan atemorizados como heroicos. Lo mismo sucedió con las iglesias protestantes y las asociaciones fraternales.

A lo largo de estos 40 años, cuando la situación se ponía especialmente difícil a causa de las así llamadas "contradicciones internas del sistema", la solución que dio el gobierno fue "abrir la puerta" para que salieran del país "los desafectos". Con cada éxodo, la Iglesia vio mermadas sus filas y destruido su lento y tenaz trabajo pastoral. Era una tortura tantálica, que le ha conferido a nuestra pastoral un peculiar talante de provisionalidad: hemos tenido que improvisar, cada vez, planes y personas... porque la gente se nos iba. Aun si la Iglesia exhortó a los fieles a quedarse, a comprometerse con su país y con su pueblo, del otro lado pesaban muchas cosas: el reencuentro con la familia, una vida tranquila, el anhelo de libertad, las expectativas de prosperidad... El fenómeno del éxodo, y la existencia de una comunidad de más de dos millones de cubanos que viven de modo permanente fuera del país, se ha convertido en uno de los problemas claves de la vida nacional, que pesa en el presente y en el futuro de Cuba. Este es un hecho que no se puede obviar, ni se debe olvidar: implica a demasiadas personas y demasiados aspectos para no tenerlo en cuenta.

Como sabemos, en 1980 la Iglesia inicia un proceso de renovación interna con la Reflexión Eclesial. Este proceso, que culmina con el ENEC (Encuentro Eclesial Nacional Cubano), se caracteriza por la búsqueda de nuestra identidad y vocación histórica y existencial, a la luz del Evangelio y al servicio de nuestro pueblo. La REC instauró el diálogo como un elemento fundamental de nuestro ser y de nuestro quehacer como Iglesia. Fue como parte de este proceso, que coincide con el inicio de los grandes cambios en la URSS y los países de Europa Oriental (la perestroica y el glasnot), que la Iglesia propone, de forma clara y desde su propia experiencia, el diálogo como el modo más adecuado y eficaz para afrontar los problemas del país.

Después del ENEC es lamentable que el aspecto reflexivo de la REC haya menguado

Unido al proceso de renovación interna, la Iglesia se abre a una acción pastoral que brota de su propia y renovada convicción evangelizadora: coincidente con la Misión de la Cruz, de cara a la celebración del medio milenio de la fe en el Continente Latinoamericano. Esta etapa está teniendo su culminación con la Celebración del Jubileo del Tercer Milenio, que tuvo punto de máxima inflexión en la visita de Juan Pablo II a Cuba, en enero de 1998. La propuesta al pueblo del camino de la fe a través de las misiones coincidió con la profunda crisis del comunismo mundial, con la disolución de la Unión Soviética y la desaparición del bloque de países socialistas, de profunda y variada repercusión en Cuba, en el pueblo y en el gobierno.

Todo el pueblo de Dios, a través del Documento Final del ENEC, y los Obispos, como pastores de la Iglesia, en repetidas ocasiones y de modo directo con el gobierno, ante la crisis generada por la caída del marxismo en Europa y ante la profunda y crítica situación del país, propusieron un "Diálogo Nacional" que, respetando la diferencia y competencia de las partes, incluidos los cubanos del exilio, diera paso a soluciones audaces, amplias y eficaces que movilizaran las fuerzas morales y materiales de la nación. Era darnos un voto de confianza los unos a los otros, y desde ahí "poner proa al futuro". Los comunistas cubanos, ante la grave alternativa de "conservar el poder o salvar la patria", han elegido lo primero, reforzando los comportamientos totalitarios de vivir en la mentira, y manteniendo los paralizantes esquemas de indefensión que ya analizamos, aun sabiendo que por ese camino no se llegaba a ninguna parte, como lo demostraba la experiencia de sus antiguos socios del bloque comunista. Fue entonces cuando los obispos, después de una espera larga y reflexiva, se decidieron a publicar su carta "El Amor todo lo espera". La acogida de esta carta por el pueblo cubano marcó un giro en la historia del país. Una parte considerable del pueblo se vio reflejado en las palabras de los obispos: sus esperanzas, sus angustias, sus problemas... Los caminos para una posible solución quedaron recogidos en aquella carta sabia y valiente, que supo conjugar genialmente prudencia y audacia.

El gobierno hizo "oídos sordos" al clamor del pueblo, expresado proféticamente por boca de los obispos. La Iglesia continuó con sus esfuerzos por lograr una salida pacífica y negociada a la situación, que no excluyera a nadie. Para muchos, la dificultad más grave de llevar adelante esta propuesta es, no sólo la falta de voluntad de diálogo del gobierno y el partido, sino además la inexistencia en el país de una contraparte organizada: sociedad civil, movimientos sociales o grupos políticos que asuman ese papel de contraparte, de interlocutores válidos del Estado, que se mantiene típicamente totalitario (o postotalitario). El discurso oficial mantiene esta tesis, haciendo resaltar la debilidad de la disidencia y el hecho de que está penetrada por los cuerpos de seguridad estatal y que, además, depende de apoyos foráneos para su supervivencia.

La disidencia, eminentemente pacífica, no tiene ni reconocimiento ni apoyo firme por parte de la Jerarquía, al menos no lo percibimos así. El máximo esfuerzo por desbloquear la realidad cubana lo hizo la Iglesia con la visita del Papa a Cuba, en enero de 1998. La movilización de pueblo, el impacto a nivel de nación, de ciudad, barrio, familia y corazón de esos cinco días no han tenido precedente en nuestra historia como Iglesia. El pueblo apoyó a la Iglesia, escuchó al Pontífice y vibró con el mensaje evangélico que él trasmitió a lo largo de esos días. Nadie, ni dentro ni fuera de Cuba, niega el éxito de esa visita papal. La pregunta que nos estamos haciendo desde el inicio de nuestro encuentro sigue, sin embargo, en pie: ¿Qué ha pasado después?

LAS CINCO LLAGAS DE MI IGLESIA

Hace mas de 150 años, un sacerdote italiano, el Padre Antonio Rosmini, publicó un polémico libro que él tituló "Las cinco llagas de la Iglesia". Pedimos prestado el título de su libro al P. Rosmini para referirnos a situaciones que calificaremos de "llagas de la Iglesia". Sin embargo, el sentido del término no se corresponde exactamente al utilizado por Rosmini. Hablaremos de estas llagas y nos vamos a referir a ellas, en un sentido muy particular si Uds. quieren, como las llagas de Jesús, que al mismo tiempo fueron los "signos" que el resucitado pudo mostrar para "confirmar" que era él... Las llagas son como retos que tiene esta Iglesia nuestra, porque la vinculan con su pasado y con su pasión, y se le convierten en fuentes de su compromiso y motivo de su acción.

LOS VIEJOS Y LOS NUEVOS CRISTIANOS

En su intervención en la XXVII Reunión Interamericana de Obispos, Mons. Adolfo habló como el viejo y sabio pastor que es. Entre las muchas cosas interesantes que dijo hay una que resalta con la fuerza de un refrán popular: "Hemos descubierto que en Cuba ni los ateos son tan ateos ni los cristianos somos tan cristianos." El reto de la fidelidad, del compromiso serio y de la plena consecuencia de nuestra vida con el Evangelio está ahí, presente y pidiéndonos reflexión y sinceridad. Una variante de este "nadie es tan tan" la tenemos en el crecimiento de nuestras comunidades, en la dialéctica natural que se crea entre los nuevos y los viejos cristianos. La Iglesia no debe prescindir del empuje que suponen los primeros y de la fuerza y el peso que nos dan los segundos. El entusiasmo de los primeros y la estabilidad y peso de los segundos deben potenciarse por el compromiso de todos. Esta realidad requiere análisis, escucha mutua en el diálogo sincero y franco, y sabiduría por parte de los responsables laicos y los pastores, para pedirle a cada cual su participación, sin apresuramientos en dar cargos muy responsables sin el tiempo suficiente de necesaria maduración, y asumiendo el reto que supone darle tiempo a una seria formación. El mutuo aprecio es condición indispensable para el crecimiento de unos y otros.

CLERO EXTRANJERO Y CLERO CUBANO

El aumento del número de sacerdotes y religiosos/as se ha señalado como uno de los principales frutos de la visita del Papa, y sin duda lo es. Pero la entrada de nuevos agentes de pastoral es un reto que también debe ser analizado. La dialéctica nuevo-viejo, secular-regular, extranjero-nacional, se hace también presente por la lógica misma de las cosas. Esto aporta tensiones, y también riquezas, que es bueno analizar. En primer lugar, es bueno recordar que en la Iglesia no hay extranjeros... "ni judíos ni paganos". Los recién llegados son y deben ser además bienvenidos. Ellos traen a nuestra Iglesia nuevos métodos, entusiasmo, energías, imaginación: aportes muy importantes y necesarios. No debemos desconocer, ni negar, que vivir durante cuarenta años dentro de un sistema totalitario "imprime carácter". La indefensión está presente en nuestra Iglesia en obispos, sacerdotes, religiosos/as y laicos. Es normal que así suceda. Cuando llegan los nuevos, sin darnos cuenta, tendemos a trasmitirles "nuestros condicionamientos". Esto no es bueno, pues puede paralizar iniciativas y acciones que son necesarias y hasta urgentes. Por otra parte, una necesaria cuota de prudencia se necesita si no queremos perder, con la misma rapidez con la que entraron, a nuestros hermanos recién llegados, que tan necesarios son.

Esto precisa de una acción coordinada, de encuentros fraternos que a veces el excesivo trabajo de cada cual hacen difíciles, pero en los que debemos insistir para nuestro mutuo enriquecimiento fraterno y pastoral. Necesitamos ser muy sinceros los unos con los otros y empujarnos suave y cariñosamente los unos a los otros, en nuestra común entrega al Reino. El tiempo de encuentro y de diálogo no es tiempo perdido. Para los que llevamos mucho tiempo acá, seculares y regulares, la unidad es importante, porque ha sido condición indispensable de supervivencia. Pero es verdad que nuestra unidad debe enriquecerse con nuevas formas de diversidad y que aun la misma unidad debe hacerse más dinámica. Tenemos mucho que aprender los unos de los otros.

Por otra parte, debemos aplicar "una sana división del trabajo" en lo que respecta a los problemas de la nación. A los cubanos nos toca asumir una mayor cuota de responsabilidad e iniciativa por el hecho mismo de ser cubanos y porque somos menos vulnerables a ciertas "acciones administrativas" de las que pueden ser más fácil blanco los extranjeros. Se necesita mucho diálogo y sinceridad para poder caminar juntos, aunque con estilo diferente, como es lógico. El mutuo aprecio en el Señor sigue siendo condición indispensable para el crecimiento de todos.

Otro aspecto del tema es el que se refiere a los "novísimos", esto es, a las nuevas vocaciones que van surgiendo en nuestras comunidades. Es un tema claro para el futuro de la Iglesia en Cuba, pues sabemos por experiencia que las Iglesias locales deben estar edificadas sobre ese clero estable, "salido de la tierra", que es el clero secular. Aquí debemos trabajar todos, seculares y regulares, si es que queremos una seria implantación de la Iglesia en Cuba. El tema de las vocaciones va unido al tema de nuestros seminarios y de los seminaristas, de los sacerdotes jóvenes y de la atención que nuestros obispos y nuestros presbíteros están dando a los más jóvenes. Debemos recordar que entre los más jóvenes está el mayor índice de abandono en el país, y que no siempre la responsabilidad recae sobre ellos...

LA IMPROVISACIÓN COMO TALANTE Y LA ACTITUD PATERNALISTA

La improvisación y la provisionalidad se han convertido en parte integrante del "ser nacional", y han "infiltrado" a la Iglesia y a nuestra pastoral. Sin darnos cuenta, el desgaste de esta situación nos marca con su sello. Esto es hasta cierto punto inevitable en una situación como la nuestra: vivimos en un país sin futuro, donde la cotidianidad -entendida en su forma más rastrera- se vuelve en horizonte. Pero precisamente por eso la Iglesia debe insistir, con su gente, en esa necesaria proyección de miras e identificación de objetivos. Hijo de la improvisación, el cansancio puede agostar nuestras fuerzas. Conservemos entonces la capacidad de hacer cosas, pero no de pensar y proyectar las cosas que hacemos. Inventamos al momento, pero nos perdemos en la mirada larga, que también es necesaria. ¿A qué queremos responder? ¿Qué pretendemos conseguir? ¿Qué queremos mantener o qué debemos cambiar? Son preguntas que nos debemos hacer continuamente, sin olvidar la fragilidad del hombre que tenemos delante, permeado de una "indefensión bien aprendida", a la que nosotros mismos no escapamos. Por otra parte, la acción no nos puede hacer olvidar el "discurso", el mensaje que debemos trasmitir y el canal privilegiado que tenemos para que llegue al pueblo: la Iglesia, nuestras comunidades. Ni el objetivo final: edificar al hombre según Dios, por el modelo de Jesús.

En esta edificación del hombre según el modelo de Jesucristo tendríamos que plantearnos el grave problema del paternalismo, que se manifiesta en las relaciones de nuestros obispos con nosotros y de nosotros con nuestros laicos, en no pocas ocasiones. Es ese miedo a que lleguen demasiado lejos, que nos lleva a sobreproteger a nuestra gente y a frenar su compromiso profético. Debemos recordar que por bastante tiempo muchos de nosotros nos hemos sentido como "seminaristas que celebran Misa", y que nada colabora más con la maduración y el compromiso de los sacerdotes en un presbiterio, o de los laicos en una comunidad, como el sentirse responsables de las decisiones que se han discutido y tomado en común.

El ambiente de fraternidad y amistad corresponsable, a ejemplo de nuestros Apóstoles, debe marcar nuestro estilo de ser pastores y nuestra manera de pastorear. Además, es la mejor manera de combatir la indefensión que padecemos en el país.

EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA Y SERVICIO AL PUEBLO

A veces escuchamos voces de que "no debemos arriesgar todo lo que hasta ahora hemos logrado". Esta afirmación me recuerda aquel relato de Karel Capec, en su libro Apócrifos. Capec fábula en torno a la sicología de Lázaro, el amigo del Señor, después de salir del sepulcro: la experiencia de la muerte fue tal, que Lázaro le coge miedo a la vida y lo que ésta comporta de riesgo. Vive una vida de absoluto temor, rehuyendo ese compromiso que siempre supone algo de riesgo. No creo que nadie medianamente sensato quiera volver al año 61, al tiempo de las confrontaciones. Pero, al mismo tiempo, no podemos renunciar al compromiso que supone la situación del país: no podemos quedarnos callados ni de brazos cruzados.

Para los que oprimen a los pueblos, sean del color que sean, cualquier acción de la Iglesia en pro del respeto a los derechos humanos, a la justicia y a la libertad, será interpretada "como meterse en política". Navarro Vals, en su último viaje a nuestra patria, relató una anécdota de Juan Pablo II que hace luz a este respecto. Después de visitar un campo de concentración, el Papa hizo unas declaraciones muy fuertes. En la entrevista de prensa que siguió a la visita, un periodista le preguntó al Papa "si sus declaraciones no habían sido políticas". El Papa, que suele tener mucha paciencia con "los chicos de la prensa", por esta vez casi pierde la tabla. "Uno no se rebela contra ante este horror en razón de una ideología política, sino por talante moral, por elemental sentido de humanidad", le dijo, casi adusto, al periodista.

Sabemos que la Iglesia brinda un aporte insustituible cuando ejerce su triple ministerio al servicio de la evangelización, el culto o la caridad..., pero no podemos pasar de largo ante las situaciones de injusticia, opresión o indefensión sin actuar de la misma manera que aquel sacerdote o levita de que nos habla la parábola del "Buen Samaritano". Mons. Pedro Meurice lo expresó muy claramente en su discurso de recepción del Doctorado Honoris Causa, en la Universidad de Georgetown: "Por otra parte, mientras el pueblo sufra alguna injusticia o limitación, por pequeña que sea, la Iglesia debe hacer de esas necesidades y dolores de su pueblo un punto cardinal del contenido de sus relaciones con el Estado. De lo contrario, la Iglesia sólo reclamaría lo que pudiera ser considerado como sus derechos institucionales o concernientes a su vida interna, pero para los seguidores de Jesucristo esas demandas nunca pueden estar separadas de los derechos de las gentes."

Cuando el pueblo sufre, no ya "alguna" sino tanta injusticia o limitación, la responsabilidad de la Iglesia se hace incomparablemente mayor. Ahora bien, si pretendemos salvar la institución cuando el pueblo muere, no estamos más que repitiendo, en nuevo contexto, el viejo dilema del pontífice judío: "Conviene que muera uno para preservar al pueblo." Lo que en el fondo significaba, no tanto preocupación por la gente, sino empeño de toda sinagoga bien instalada por defender sus propios intereses.

LA POBREZA EN LA IGLESIA Y EL ÉXODO DE LOS CRISTIANOS

Mons. Adolfo habló del peligro del triunfalismo ingenuo que nos impida ver la realidad tal y como ella es. No cabe dudas de que en los últimos años la Iglesia ha crecido en sus posibilidades económicas, gracias a las generosas ayudas que hemos recibido desde diversas partes del mundo. Hemos pasado, de ser una Iglesia pobre, a una Iglesia que tiene, que "parte y reparte"... Y que tiene el peligro de ser tenida como "la que se queda con la mayor parte". Nuestro estilo de vida, nuestras casas, nuestros carros, deben percibirse enteramente al servicio de la gente, y tan modestos como nos lo permita la eficacia en el servicio que nos deben brindar. La modestia de los medios y la sencillez de las actitudes, sobre todo el espíritu de servicio para con la comunidad y con el pueblo en general, es algo que debemos cuidar celosamente.

El uso que se hace del dinero es algo que debe ser consultado a los sacerdotes, por parte de los obispos, y a las comunidades, por parte de los sacerdotes. La máxima claridad en este punto es algo necesario para garantizar la transparencia administrativa y para responsabilizar a todos los miembros de la Iglesia en ese capítulo tan delicado. A veces nos da la impresión de que la preocupación por las cosas materiales, incluidos los templos, nos hace olvidar el tema esencial que debe preocuparnos: edificar una Iglesia totalmente al servicio del Reino de Dios.

La experiencia enseña que ciertas Iglesias que han sufrido situaciones casi martiriales, cuando acceden a situaciones normales, buscan cuotas de riqueza, prestigio y poder, y que esto ocurre incluso a aquellas mismas personas que antes llegaron a arriesgar hasta la supervivencia misma. Y es que el martirio no imprime carácter. Cada generación debe buscar su estilo de fidelidad al Evangelio eterno de Jesús sin acogerse a méritos pretéritos.

Un tema que no podemos dejar de tocar es el del éxodo, que una vez más amenaza con vaciar nuestras comunidades y diezmar nuestra gente. En el éxodo encontramos la respuesta individualista tradicional que los cubanos hemos dado a los problemas del país. La Iglesia debe tener el valor de denunciar esta actitud descomprometida con la suerte del pueblo. Debemos también enfrentar el éxodo de los sacerdotes, que tantas veces hemos achacado, de manera superficial, a razones de índole material, sin cuestionarnos si nuestra Iglesia estaba motivando suficientemente el compromiso de sus miembros, clérigos y laicos. Para conseguir salir de la indefensión inducida, es elemento esencial el compromiso personal, el lento camino de la conversión y de la entrega. Una Iglesia que no sea capaz de despertar ese espíritu de sacrificio, esa militancia martirial, jamás será luz en la oscuridad totalitaria. Pero no todo está perdido... "si alguien viene a ofrecer su corazón".

FINALMENTE... EL DIÁLOGO

El diálogo ha sido el tema siempre recurrente en los últimos 20 años de vida de nuestra Iglesia. Desde comienzos de la REC, a principios de los Ochenta, hemos propuesto una y otra vez el diálogo como el único camino de salida a nuestra situación. Recientemente, en su intervención ante la XXVII Reunión Interamericana de Obispos, en febrero del 99, Mons. Adolfo volvería a insistir con el tema. Y con razón.

Pero hay una contradicción esencial en la proclamación del "Diálogo Nacional" como salida a la situación del país, y la implícita dejación de ese Diálogo en manos de un Estado que lo ha negado repetidas veces en el plano de los hechos e incluso en el Derecho. Entonces la propuesta del Diálogo se convierte en una trampa de la que no podemos salir, porque ni siquiera hemos podido entrar en ella... Llega el momento en que nos debemos preguntar sobre las condiciones de posibilidad y la necesidad misma de iniciar un diálogo nacional en que pueda participar la sociedad civil, en los niveles en los que ya está organizada (iglesias, asociaciones fraternales, grupos autónomos diversos), con carácter civilista, no directamente político.

El diálogo fue el mayor aporte que la REC y el ENEC dieron a nuestra Iglesia. Conviene plantearnos rescatar esa herencia preciosa también al seno de la Iglesia. En los últimos tiempos, y a pesar del ECO y el aporte que en este sentido nos ofrece el proceso de la planificación pastoral, quizá hemos perdido un poco de esa participación y diálogo que caracterizó a nuestra Iglesia en el proceso de la REC y en el ENEC.

Juan Pablo II tuvo la audacia de cumplir, y con creces, teniendo en cuenta su estado físico y sus condiciones de salud, el compromiso de venir a Cuba y de darnos el mensaje que, a su entender, permitiría a esta Iglesia y a este pueblo retomar en propias manos las riendas de su destino. Pero después de la visita no supimos qué más hacer. Nos da la impresión de que no teníamos preparada la respuesta si se daba, de hecho, lo que se dio: que el gobierno aprovechó la visita como propaganda exterior y como confirmación interna del statu quo. Decir que esto era lo que esperábamos no es decir verdad. Sin embargo, era perfectamente previsible. Lo triste es que, pudiendo prevenirlo, no fuimos capaces de buscar alternativas, proponer otras salidas, generar procesos que dieran protagonismo al pueblo y una esperanza a nuestra gente. Pensamos que el quid de la cuestión reside en descubrir quién es el destinatario de nuestro mensaje, el verdadero interlocutor de ese diálogo que estamos proponiendo: el pueblo como protagonista de su destino, que decide caminar con sus propios pies, que se organiza y es capaz de luchar con los demás y por los demás..., "con todos y para el bien de todos". Aquí estamos para descubrir juntos cómo podemos lograrlo. El silencio de nuestra Iglesia ante las nuevas leyes represivas y la suerte corrida por los cuatro disidentes que redactaron "La patria es de todos" es, cuando menos, preocupante.

El mensaje que demos de compromiso y esperanza de acción y de optimismo de lucha paciente y de formación constante, debe nacer de nuestro propio compromiso con la suerte de nuestra gente, de un análisis profundo de nuestra realidad y de una pedagogía liberadora. No hay libertad verdadera que no pase por el misterio de la encarnación y por la experiencia de la cruz. Todos somos responsables. El análisis del síndrome de indefensión aprendida demuestra que es el trabajo, persona a persona; que es desde la toma de conciencia personal y desde el compromiso de cada uno como se puede superar la indefensión. Hay que analizar los mecanismos, los mensajes, las actitudes que provocan indefensión. Hay que promover acciones concretas, hay que enseñar a la gente a pensar y a tener sentido crítico, hay que despertar la creatividad, generar procesos de participación: Sólo entonces saldremos del temor y aportaremos lo mejor de nosotros mismos: la edificación del reino de verdad, justicia, paz, amor, como nos lo enseña Jesús en las Bienaventuranzas (Mateo 5, 1-12 y Lucas 6, 20-23). Y como poéticamente lo describe José Martí en su "Rosa Blanca".


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Con gente así es como para sentirse moderadamente optimista
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Tobi.
Deja ya de largarnos estos extensos planfletos para consumo de mentes que no desean razonar.
(Abrá que pedirle a Arturo que te cobre la propaganda)

De todas maneras una cosa queda clara. Si los que han escrito todo eso lo creen necesario es que ellos mismos no lo ven nada claro. Una serie de argumentos que muestran su debilidad.

Pero, ¿que es lo que ha pretendido Luis Fernando con este panfleto? ¿A quien va dirigido realmente? ¿A quien puede beneficiar? ¿Quien busca sacarle tajada?
Que nadie se haga ilusiones. La "Jerarquía" hila muy fino y no se fia de la verborrea de nadie. En eso sin que son duchos.
Saludos.




 
Ese "panfleto" está sacado de una web católica anticastrista
http://www.nocastro.com/church/index.htm


Y en dicha web viene, para mayor desesperación de Tobi, una declaración antológica de JPII realizada en Polonia hace 18 años


"La Paz nace de un corazón nuevo"

Papa Juan Pablo II, en Polonia , el 1 de enero de 1984,

"La paz no es auténtica si no es fruto de la justicia...Y una sociedad no es justa ni humana si no respeta los derechos fundamentales de la persona humana. Por lo demás, el espíritu de guerra surge y madura allí donde se violan los derechos inalienables del hombre. Incluso cuando la dictadura y el totalitarismo sofocan por un tiempo el lamento de los explotados y oprimidos, el hombre justo está convencido de que nada puede justificar esta violación de los derechos del hombre; tiene el coraje de defender a los demás en sus sufrimientos y se niega a capitular ante la injusticia, a comprometerse con ella; y por muy paradójico que parezca, el que desea profundamente la paz rechaza toda forma de pacifismo que se reduzca a cobardía o simple mantenimiento de la tranquilidad. Efectivamente, los que están tentados de imponer su dominio, encontrarán siempre la resistencia de hombres y mujeres inteligentes y valientes, dispuestos a defender la libertad para promover la justicia"


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Ahora me gustaría que alguien me sacara una web, o si se quiere un panfleto, en la que aparecieran declaraciones anticastristas realizadas por evangélicos que viven dentro de la Isla. Más que nada porque repito que lo que Tobi califica como panfleto está preparado por sacerdotes católicos que viven en Cuba. A ver si se ha hecho algo parecido entre los evangélicos de allá. Soy toooodo oídos
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
Ese "panfleto" está sacado de una web católica anticastrista
http://www.nocastro.com/church/index.htm


Y en dicha web viene, para mayor desesperación de Tobi, una declaración antológica de JPII realizada en Polonia hace 18 años


"La Paz nace de un corazón nuevo"

Papa Juan Pablo II, en Polonia , el 1 de enero de 1984,

"La paz no es auténtica si no es fruto de la justicia...Y una sociedad no es justa ni humana si no respeta los derechos fundamentales de la persona humana. Por lo demás, el espíritu de guerra surge y madura allí donde se violan los derechos inalienables del hombre. Incluso cuando la dictadura y el totalitarismo sofocan por un tiempo el lamento de los explotados y oprimidos, el hombre justo está convencido de que nada puede justificar esta violación de los derechos del hombre; tiene el coraje de defender a los demás en sus sufrimientos y se niega a capitular ante la injusticia, a comprometerse con ella; y por muy paradójico que parezca, el que desea profundamente la paz rechaza toda forma de pacifismo que se reduzca a cobardía o simple mantenimiento de la tranquilidad. Efectivamente, los que están tentados de imponer su dominio, encontrarán siempre la resistencia de hombres y mujeres inteligentes y valientes, dispuestos a defender la libertad para promover la justicia"


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Ahora me gustaría que alguien me sacara una web, o si se quiere un panfleto, en la que aparecieran declaraciones anticastristas realizadas por evangélicos que viven dentro de la Isla. Más que nada porque repito que lo que Tobi califica como panfleto está preparado por sacerdotes católicos que viven en Cuba. A ver si se ha hecho algo parecido entre los evangélicos de allá. Soy toooodo oídos

Los evangélicos, amigo mio no de dedican a la demagogia. Trabajan dando testimonio con sus vidas y anunciando el evangelio. No pretenden ser falsos liberadores ni se apuntan al carro del vencedor. No desean atribuirse caidas de régimenes ni en Polonia ni en Cuba.
Actuan de la misma manera que nosotros actuamos en España donde Franco y el Papa vivian en una perfecta alianza. Esperamos a que la histíria liquidara nuestro MULO HISTÓRICO y en ninguna manera hicimos una demagogia barata.

Por último tampoco andan a la búsqueda de prebendas. Solo esperan y oran a Dios. No te olvides Luis que las iglesias de Cristo siempre han sobrevivido a todo tipo de totalitarismo incluyendo el del Vaticano. En España intentaron erradicarnos y ¿donde estan los que hicieron el intento? Nosotros aun estamos aquí. Las puertas del Hades pudieron con Franco y en cuanto a su nacional catolicismo tambien será enterrado. Por el momento solo es un cadaver insepulto.
¿Te satisface la respuesta?
 
Tobi, en el siglo XX en España a quien se intentó masacrar fue al clero católico. Por ejemplo, en la diócesis donde vivo asesinaron al 87% de dicho clero. Eso fue feliz idea de los masones y republicanos de izquierda a los que tan cercanos os sentís algunos.
Todavía estoy por encontrar una sola manifestación de condena por parte de los evangélicos españoles de entonces de la quema de conventos y de la expulsión de jesuitas. Lo máximo que he encontrado es la queja de los calvinistas holandeses.
Claro, luego se dio una guerra en este país. Una guerra que salvó a esta nación de caer en las garras del imperialismo soviético tal y como reconocen y demuestran con datos y documentos contundentes escritores e historiadores de la valía de César Vidal (protestante), Pío Moa (ex-miembro del GRAPO) o Ricardo de la Cierva (al que tildan de facha para esconder la verdad de los datos que aporta).
Por otra parte, si Franco hubiera querido realmente erradicar el protestantismo evangélico de este país, ¿crees que no lo hubiera hecho? ¿acaso no eliminó a multitud de presos no afines al régimen en los primeros años tras Guerra? ¿qué le hubiera costado acabar con los pocos miles de protestantes españoles si realmente hubiera tenido intención de hacer tal cosa?

Dices que los evangélicos no se dedican a la demagogia
¿Es demagogia denunciar al régimen cubano desde dentro y buscar soluciones de futuro?
¿te parece a ti que esos que escribrieron el artículo al que tú llamas panfleto no corrían peligro de que les enjaularan por escribirlo?
¿me vas a hablar tú de los evangélicos perseguidos por Franco cuando te mofas de lo que han escrito esos católicos cubanos desde dentro de Cuba, llamándolo propaganda barata? ¿Acaso no sería esa misma la descripción que haría el mismísimo Castro de ese "panfleto"? ¿esa es tu catadura moral, Tobi? ¿eso es ser evangélico, Tobi?
¿dónde están los evangélicos cubanos de dentro de la Isla que se atrevan a escribir algo así?

Explícame, Tobi, dónde están los evangélicos que se atrevan a decir delante de las barbas de Castro lo siguiente:

Nuestro pueblo es respetuoso de la autoridad y le gusta el orden pero necesita aprender a desmitificar los falsos mesianismos.

Cuba es un pueblo que tiene una entrañable vocación a la solidaridad, pero a lo largo de su historia ha visto desarticulados o encallados los espacios de asociación y participación de la sociedad civil. De modo que le presento el alma de una nación que anhela reconstruir la fraternidad a base de libertad y de solidaridad.

Deseo presentar en esta eucaristía a todos aquellos cubanos y santiagueros que no encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de vida por causa de un camino de despersonalización que es fruto del paternalismo.

Le presento además a un número creciente de cubanos que han confundido la patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas y la cultura con una ideología.

Durante años, este pueblo ha defendido la soberanía de sus fronteras con verdadera dignidad pero hemos olvidado un tanto que esa independencia debe brotar de una soberanía de la persona humana que sostiene desde abajo todo proyecto como nación.

Le presentamos la época gloriosa del Padre Varela del seminario de San Carlos en la Habana y de San Antonio María Claret aquí en Santiago. Pero también los años oscuros en que por el desgobierno del patronato la Iglesia fue diezmada a principios del siglo XIX y así atravesó el umbral de esta centuria tratando de recuperarse hasta que en la década de los cincuenta encontró su esplendor y cubanía.

Luego, fruto de la confrontación ideológica con el marxismo-leninismo, estatalmente inducido, volvió a ser empobrecida de medios y agentes de pastoral pero no de emociones del espíritu como fue el Encuentro nacional eclesial cubano.

Hay otra realidad que debo presentarle: La nación vive aquí y vive en la diáspora, el cubano sufre, vive, espera aquí y también sufre, vive y espera allá afuera.

La Iglesia en América Latina hizo en pueblo la opción por los pobres y los mas pobres entre nosotros son aquellos que no tienen el don preciado de la libertad.

Ore, Santo Padre, por los enfermos, por los presos, por los ancianos y por los niños.


¿Sabes quién hizo esas declaraciones delante de las barbas del tirano marxista?
Pedro Meurice Estín, arzobispo de Santiago de Cuba

¿Y sabes porqué pudo hacerlas sin que inmediatamente el dictador le mandara fusilar o tirarlo a los tiburones?
Porque esas palabras estaban dirigidas al Papa como saludo por su llegada a la Isla.

El dictador tuvo que ver como en su propio feudo alguien, sin necesidad de nombrarle, denunció una por una las injusticias sufridas durante 4 décadas por ese pueblo. Y ese alguien era, cosas de la vida, un arzobispo católico que saludaba al Obispo de Roma.

Aunque sólo fuera porque en Cuba se pudo oir ese discurso de Monseñor Murice, creo que aquella visita estuvo acertada.
 
Tobi, en el siglo XX en España a quien se intentó masacrar fue al clero católico. Por ejemplo, en la diócesis donde vivo asesinaron al 87% de dicho clero. Eso fue feliz idea de los masones y republicanos de izquierda a los que tan cercanos os sentís algunos.


No dices más que mentiras. Qué demagogia barata. Dime una ley de la República que permitiera esas horribles muertes. Sabes perfectamente que los anarquistas fueron los responsables de esas masacres. Pero como no haces más que propagar las mentiras de la dictadura, pues se lo achacas a la República ¿Puedes decir lo mismo de las leyes franquistas? No. Al padre del último concejal asesinado por ETA, un tribunal franquista le condenó a muerte por ser militante del PSOE. Por eso nada más.
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
Tobi, en el siglo XX en España a quien se intentó masacrar fue al clero católico. Por ejemplo, en la diócesis donde vivo asesinaron al 87% de dicho clero. Eso fue feliz idea de los masones y republicanos de izquierda a los que tan cercanos os sentís algunos.
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Tobi.
Ahora el que hace demagogia eres tu.
Primero por volver al tema de los masones. ¿Dime que masones y republicanos de izquierda asesinaran a sacerdotes?
En cambio tus defendidos si asesinaron a masones y a republicanos de izquierda.
Tu defendido Sr. Franco aceptó que Hitler asesinara a miles de exilados españoles en su campos de concentración nazis. Estos le preguntaron a Franco que podían hacer con los españoles exilados y Franco le respondió que no eran españoles dejándoles a su merced.
De la historia citas aquello que te conviene y previamente amañado tal como corresponde a tu estilo.
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Todavía estoy por encontrar una sola manifestación de condena por parte de los evangélicos españoles de entonces de la quema de conventos y de la expulsión de jesuitas. Lo máximo que he encontrado es la queja de los calvinistas holandeses.
Claro, luego se dio una guerra en este país. Una guerra que salvó a esta nación de caer en las garras del imperialismo soviético tal y como reconocen y demuestran con datos y documentos contundentes escritores e historiadores de la valía de César Vidal (protestante), Pío Moa (ex-miembro del GRAPO) o Ricardo de la Cierva (al que tildan de facha para esconder la verdad de los datos que aporta).
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Tobi.
Deja de citar a Vidal Manzanares fuera de su contexto. En eso tambien eres un inveterado demagogo. Yo no se lo que Franco pudo evitar, lo que si se es que sufrimos una dictadura tan cruel como la nazi y superior al fascismo italiano. Eso si lo se porque lo viví. El comunismo en España eran una minoria total y solo tuvo fuerza gracias precisamente a la rebelión de Franco.
Despues y hacia el final del régimen fué la única fuerza de oposición organizada contra el régimen, ¿pero que ocurrió despues de la llamada transición? Se hundió. A duras penas actualmente tiene representación parlamentaria. Ese ha sido el comunismo de siempre en España. Así, que, eso demuestra nuevamente tu inveterada demagogia. ¿A quien pretendes engañar? Sólo a ti mismo.
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Por otra parte, si Franco hubiera querido realmente erradicar el protestantismo evangélico de este país, ¿crees que no lo hubiera hecho? ¿acaso no eliminó a multitud de presos no afines al régimen en los primeros años tras Guerra? ¿qué le hubiera costado acabar con los pocos miles de protestantes españoles si realmente hubiera tenido intención de hacer tal cosa?
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Tobi,
¿Y no será eso lo que lamentas?
Además, ¿que sabes tu de lo que hicieron o no hicieron los protestantes españoles?
Antes que nadie fuimos los primeros opositores al régimen. ¿Sabes cual uno de los mas fuertes argumentos para que la España de Franco no fuera aceptada en la ONU? ¡Que vas a saber! ¿Sabes además el porque Castiella (es ministro del exterior) pidió en las Cortes Franquistas, una apertura de la libertad religiosa en España y también quien se opuso a ello de una manera total? ¡Que vas a saber! ¿Por que no se lo preguntas a Vidal Manzanares?
¿Sabes quien fué el que en unas declaraciones a la prensa internacional afirmó que en España no había un Estado de Derecho? ¿Por que no se lo preguntas a Vidal Manzanares?
No amigo mio, no nos dedicamos a escribir panfletos que solo llegan a aquellos que les intersesa y que no tienen la menor trascendencia. Nosotros actuamos. ¿Acaso sabes las entrevistas de Samuel Vila en Inglaterra y en los USA? ¡Que vas a saber! ¿Por que no se lo con....

Dices que los evangélicos no se dedican a la demagogia
¿Es demagogia denunciar al régimen cubano desde dentro y buscar soluciones de futuro?
¿te parece a ti que esos que escribrieron el artículo al que tú llamas panfleto no corrían peligro de que les enjaularan por escribirlo?
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Tobi.
¿Acaso lo han sido? Pues no, no lo han sido ni tampoco lo serán. ¿Y sabes por qué? ¡Que vas a saber!
Pues porque son favorables a Castro puesto que al no tomar represalias muestra a quien a él le interesa que permite una crítica dentro de su régimen. Una crítica que no le afecta en lo mas mínimo.
Si eso le afectase ten por seguro que quienes lo han escrito no lo hubieran hecho. Realmente a la demagogia le añades poca visión política. Incluso sospecho quien puede ser el que dirigió la música de esta partitura que yo llamo planfeto.
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¿me vas a hablar tú de los evangélicos perseguidos por Franco cuando te mofas de lo que han escrito esos católicos cubanos desde dentro de Cuba, llamándolo propaganda barata? ¿Acaso no sería esa misma la descripción que haría el mismísimo Castro de ese "panfleto"? ¿esa es tu catadura moral, Tobi? ¿eso es ser evangélico, Tobi?
¿dónde están los evangélicos cubanos de dentro de la Isla que se atrevan a escribir algo así?
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Tobi. No lo hacen porque no aceptan a determinados directores de orquesta.
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Explícame, Tobi, dónde están los evangélicos que se atrevan a decir delante de las barbas de Castro lo siguiente:

Nuestro pueblo es respetuoso de la autoridad y le gusta el orden pero necesita aprender a desmitificar los falsos mesianismos.
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Tobi
Sencillamente. Porque estos falsos mesianismos se puede interpretar de muchas maneras. Puede que no se sienta eludido y además seguro que le complace eso del "respeto a la autoridad" puesto que él es la AUTORIDAD. Tambien le complacerá que afirmen que les GUSTA EL ORDEN puesto que no sabemos de otro ORDEN en Cuba que el de Castro. Así, que, ya sabemos lo que les gusta a los panfletarios. Castro estaria loco si amordazara a personas con semejantes gustos.
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Cuba es un pueblo que tiene una entrañable vocación a la solidaridad, pero a lo largo de su historia ha visto desarticulados o encallados los espacios de asociación y participación de la sociedad civil. De modo que le presento el alma de una nación que anhela reconstruir la fraternidad a base de libertad y de solidaridad.

Deseo presentar en esta eucaristía a todos aquellos cubanos y santiagueros que no encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de vida por causa de un camino de despersonalización que es fruto del paternalismo.

Le presento además a un número creciente de cubanos que han confundido la patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas y la cultura con una ideología.
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Tobi
¿Y por que no aplicas lo mismo a España? ¿No se confundió patria com franquismo y nacional catolicismo? ¿No estas aun ahora tu en lo mismo? Mi patria, con franquismo y nacional catolicismo es bueno para el mundo entero a pesar de que ahora nos vemos obligados por imperativos de su muerte a prescindir del franquismo. Ah, pero, nos queda el nacional catolicismo. Un nacional catolicismo que en la próxima semana T.V.E. gastará en tres dias para transmitir el folklore romanista mas de lo que emplea en tres años con programas del resto de religiones con el debido arraigo en el pais. Y eso con los dineros de todos los españoles. En España todos los españoles son iguales en deberes y derechos. ¿Por que no se lo preguntas a Vidal Manzanares si me equivoco en eso tambien.
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Durante años, este pueblo ha defendido la soberanía de sus fronteras con verdadera dignidad pero hemos olvidado un tanto que esa independencia debe brotar de una soberanía de la persona humana que sostiene desde abajo todo proyecto como nación.

Le presentamos la época gloriosa del Padre Varela del seminario de San Carlos en la Habana y de San Antonio María Claret aquí en Santiago. Pero también los años oscuros en que por el desgobierno del patronato la Iglesia fue diezmada a principios del siglo XIX y así atravesó el umbral de esta centuria tratando de recuperarse hasta que en la década de los cincuenta encontró su esplendor y cubanía.

Luego, fruto de la confrontación ideológica con el marxismo-leninismo, estatalmente inducido, volvió a ser empobrecida de medios y agentes de pastoral pero no de emociones del espíritu como fue el Encuentro nacional eclesial cubano.

Hay otra realidad que debo presentarle: La nación vive aquí y vive en la diáspora, el cubano sufre, vive, espera aquí y también sufre, vive y espera allá afuera.
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Tobi.
¿No será porque estan fuera y no pueden disfrutar del orden que les ofrece Castro? No se, pero me temo que no lo añoran. Será cuestión de preguntarselo.
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La Iglesia en América Latina hizo en pueblo la opción por los pobres y los mas pobres entre nosotros son aquellos que no tienen el don preciado de la libertad.

Ore, Santo Padre, por los enfermos, por los presos, por los ancianos y por los niños.


¿Sabes quién hizo esas declaraciones delante de las barbas del tirano marxista?
Pedro Meurice Estín, arzobispo de Santiago de Cuba

¿Y sabes porqué pudo hacerlas sin que inmediatamente el dictador le mandara fusilar o tirarlo a los tiburones?
Porque esas palabras estaban dirigidas al Papa como saludo por su llegada a la Isla.

El dictador tuvo que ver como en su propio feudo alguien, sin necesidad de nombrarle, denunció una por una las injusticias sufridas durante 4 décadas por ese pueblo. Y ese alguien era, cosas de la vida, un arzobispo católico que saludaba al Obispo de Roma.
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Tobi.
Acabaramos. O sea que todo eso fue posible porque se amparó bajo las faldas del papa.
Hombre, el día que los evangélicos de Cuba tengan un Papa Jefe de un Estado capaz de rendirle pleitesia a Castro yo mismo les dictaré un planfeto de denuncias. Seguro que Castro lo dará por bien empleado. ¿Ignoras el dicho: "Paris bien vale una misa"?
Seguro que Castro lo sabe perfectamente.
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Aunque sólo fuera porque en Cuba se pudo oir ese discurso de Monseñor Murice, creo que aquella visita estuvo acertada.
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Tobi.
Ahora míralo de la otra prespectiva.
Castro dixit: Si tolerando eso me traen las divisas que tanto necesito y anhelo, (y en dólares de mi principal enemigo ) via turismo ha merecido la pena escucharlo.
Así, todos satisfechos. Ellos con palabras, yo con dólares. Oh y ademas gratis, es decir, sin pagarles del diezmo.
Castro es un listillo. Opinó acertadamente: Las palabras el viento se las lleva. En cambio los dolares no hay viento que los quite de mi bolsillo.

:dnormal: :D :D
 
¿Mentiras, ermitaño?
¿me hablas tú de mentiras a mí?
Tú que vas diciendo que eres católico a la vez que lloras por la reprimenda que el Papa dio a un bastardo marxista que estaba al servicio del imperio comunista responsable de 100 millones de muertes en el siglo pasado ¿me vas a hablar de mentiras?

¿Es también un mentiroso Pío Moa, que fue miembro de un grupo terrorista marxista (GRAPO) pero que ahora no para de demostrar en sus libros lo que supuso la obra de destrucción del país por parte de los republicanos izquierdistas?
Hale, lee y disfruta:



El anticlericalismo, una plaga de ayer y de hoy

Según una opinión muy divulgada por ciertos medios, la Iglesia es la principal culpable de las desdichas y violencias, especialmente las guerras civiles, que han sacudido a España en los dos siglos pasados. La causa estaría en el fanatismo y cerrazón eclesiásticos ante los derechos humanos y las nuevas corrientes políticas. Esa acusación ha sido asumida incluso por muchos cristianos o próximos al cristianismo, y se puede leer hoy en órganos conservadores sin que levante críticas o protestas.
Sin embargo, los hechos desmienten por completo tal idea
. Lo que olvidan esos críticos es que el liberalismo llegó a España, en gran medida, no a través de su versión anglosajona, consciente de sus raíces cristianas y en todo caso respetuosa con ellas, sino de la tendencia revolucionaria francesa, el jacobinismo, introducido aquí por la invasión napoleónica. La Revolución francesa fue realmente la fragua de los totalitarismos que iban a asolar el mundo en el siglo XX. Comentando los destrucciones de estatuas por los talibanes, el dramaturgo Arrabal recordaba recientemente las fechorías, enormemente peores, de los talibanes revolucionarios franceses contra edificios y obras de arte. Ello aparte de la institucionalización del terror, el genocidio y una mortífera persecución religiosa.

En España, la invasión francesa trajo los mismos efectos: matanzas, devastaciones y saqueos de obras artísticas, conductas vistas por los españoles de entonces, casi unánimemente católicos, como sacrílegas e intolerables. Es lógico, vista la cuestión desde un ángulo neutral, que no sólo el clero, sino también la gran masa de la población, entendiera aquellas prédicas sobre los derechos del hombre como el pretexto y encubrimiento del crimen, pues, efectivamente, así fue.
Sin embargo, el jacobinismo se asentó en el país, sobre todo, a través de logias masónicas militares, tuvo el anticlericalismo como su rasgo más marcado, y no contribuyó en lo más mínimo a cambiar las ideas que la gente se había hecho sobre él a partir de la experiencia. Al contrario. Muy débil, por su aislamiento, el jacobinismo recurrió enseguida a la violencia: suya es, contra lo que muchos creen, la invención de los pronunciamientos militares, tan dañinos para la estabilidad del país durante el siglo XIX. De él proceden las incitaciones al asesinato de frailes, con calumnias como la de que habían envenenado las fuentes. La Desamortización de Mendizábal fue otro hecho indicativo. La medida, seguramente necesaria, pero realizada a la manera jacobina, es decir, brutal y sin respeto al derecho de propiedad, resultó asoladora. Cientos de miles de personas que vivían en terrenos eclesiásticos fueron expulsadas, formando un ejército de mendigos, delincuentes y otros marginados, abono para la demagogia y la convulsión social. La desforestación fue muy intensa. Grandes bibliotecas se dispersaron o se perdieron, obras de arte de primera magnitud desaparecieron, se hundieron joyas arquitectónicas. Un ejemplo entre muchísimos: el Gobierno ordenó destruir el monasterio de La Rábida, cuna del descubrimiento de América, y sustituirlo por un monolíto. Todo ello no impedía a nuestros jacobinos invocar exaltadamente la cultura.

A lo largo del siglo XIX y parte del XX, continuaron estas conductas, más o menos esporádica o sistemáticamente. A principios del siglo XX Ferrer Guardia, ídolo de muchos progresistas, preconizaba "una revolución sangrienta, ferozmente sangrienta", y la llevó a la práctica, en lo que pudo, mediante salvajes atentados. Las posturas jacobinas, mezcladas con las revolucionarias socialistas y anarquistas, culminaron en la II República, inaugurada con la quema de más de cien edificios: conventos, bibliotecas (incluyendo la segunda de España), centros de enseñanza y formación profesional, laboratorios, esculturas, cuadros, etc.

El fanatismo jacobino, aliado con el socialismo revolucionario, rechazó la victoria electoral, democrática, del centro derecha en 1933, y respondió a ella con la revuelta de octubre del 34, organizada por el PSOE y los nacionalistas catalanes de la Esquerra, con el apoyo moral de las izquierdas republicanas. Aunque la insurrección solo duró unas horas en Cataluña y dos semanas en Asturias, bastó para la matanza de unos 40 religiosos y la destrucción de numerosos templos, incluyendo la voladura de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, joya invalorable del románico, y de la universidad de la misma ciudad, arrasando su valiosísima biblioteca. Etc.

Todo esto no fue sino un aperitivo, comparado con lo que ocurriría desde febrero de 1936, al ganar las elecciones el Frente Popular y volver al poder el viejo jacobinismo, de la mano de los revolucionarios extremos, anarquistas, socialistas, radicales y comunistas. Como creo haber probado en El derrumbe de la II República y la guerra civil, la actitud izquierdista causante del levantamiento de octubre del 34 no sólo no se corrigió, sino que se extremó, y su victoria electoral se tradujo en el naufragio de la legalidad, manifiesto en oleadas de incendios, asaltos a locales y prensa derechistas, y cientos de asesinatos. Cuando los políticos de derechas urgieron al Gobierno a cumplir su deber poniendo coto al desorden, el Gobierno rehusó, y ellos fueron amenazados de muerte en el mismo Parlamento. Amenazas cumplidas en el caso de Calvo Sotelo, mientras Gil-Robles se salvaba por puro azar. En estas condiciones, la mitad del país (por lo menos) con sentimientos católicos se vio en el dilema de rebelarse o dejarse aplastar. Optó por lo primero, como es sabido.
Sobre la persecución religiosa del Frente Popular en la guerra, no hará falta extenderse, pero sí señalar que fue quizá la más sangrienta que haya sufrido nunca la Iglesia, peor probablemente que las del Imperio Romano o de la Revolución francesa.

En suma, a lo largo de los siglos XIX y XX el anticlericalismo ha dejado un rastro espeluznante de incendios, agresiones, torturas y asesinatos de clérigos y católicos. El rechazo a tales conductas es bien lógico, y no debe confundirse con el rechazo al liberalismo o las nuevas ideas en general. Pues la Iglesia logró un acomodo aceptable con el liberalismo moderado, o conservador, en especial durante el casi medio siglo de la Restauración, único período en 130 años en que España prosperó de modo sostenido. Y durante la República, su actitud fue en extremo legalista y moderada, contra lo que sostienen ciertas propagandas e historiografías sin base.

En la actualidad, el anticlericalismo no hace llamamientos a la sangre, pero no renuncia a su propio pasado, reivindicado explícitamente, o al menos disculpado o embellecido. Naturalmente, todo el mundo tiene derecho a criticar a la Iglesia, pero cuando esa crítica se ejerce por medio de la manipulación y la falsificación histórica, como ocurre casi sistemáticamente, entonces debe ser a su vez criticada sin ambages.


No siendo católico, amo sin embargo la verdad, y creo que de la falsificación no puede salir nada bueno. Un pueblo engañado sobre su propio pasado corre peligro de recaer en lo peor de él. Me repugna sumamente que quienes tienen tras de sí un historial siniestro, no sólo no lo repudien, sino que se erijan en jueces y fiscales de los demás y les exijan que pidan perdón.

Pío Moa


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Los fieles hijos del anticlericalismo, como dice Pío Mora, ahora no hacen llamamientos a la sangre. Se dedican a la manipulación de la historia. Y en algunos sitios se dedican a defender las bondades de los masones o a llorar porque un Papa disciplinó de forma clara, pública y contundente a un cura marxista. Pero lo más gracioso del caso es que alguno de esos tiene el valor de decir que es católico sin que se le caiga la cara de vergüenza por ello.

Pero claro, el mentiroso, el loco, el fanático, el papista seguidor del perro doberman soy yo. Ellos son los verdaderos cristianos.
 
Luis:

Deja de darte "golpes de pecho". Recuerda que no es bueno tanto "sufrimiento" para tu tensión y tu corazón :D


Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. (Lucas 12:2)


Así como está saliendo a flote toda la m..... de la pederastia, violaciones y demás "actos" del clero, esto también saldrá a la luz algún día. ;)



Como dice ermitaño:


Dios sabe más. :angel:
 
Bieeeeen, ya voy sabiendo algo más de la actitud ante Castro de los evangélicos cubanos que viven en la Isla.

Leed, leed bien esta noticia publicada en ese diario que tanto les gusta usar a algunos para criticar a la Iglesia Católica: El País
Concretamente está publicado en la edición del lunes 21 de junio de 1999


Apoyo multitudinario de los protestantes cubanos a Fidel Castro
Acto público en la plaza de la Revolución

MAURICIO VICENT, La Habana
La plaza de la Revolución de La Habana vivió ayer una nueva jornada militante, en esta ocasión de fieles protestantes, el 3% de la población cubana. Las consignas de amor a Jesucristo y en favor de la paz y la unidad se fundieron con los eslóganes contra el embargo norteamericano y los agradecimientos al "compañero Fidel" en los labios de varios de los pastores protestantes que hicieron uso de la palabra en el acto final de la Celebración Evangélica Cubana, al que asistió vestido de verde oliva el mandatario cubano, Fidel Castro, junto a la plana mayor del Partido Comunista.

Durante el culto evangélico celebrado ayer en la misma plaza en la que hace año y medio ofició una gran misa pública el Papa, hubo coros y canciones en los que se bendijo a Fidel Castro. El "magno evento religioso", según el diario comunista Granma, fue una mezcla de gospel criollo, exaltación de Cristo, consignas revolucionarias, y también una muestra de que las autoridades cubanas siguen interesadas en abrir espacios a la religión y a las iglesias, preferentemente si éstas compaginan su militancia cristiana con la política, abogan por la "unidad" de todos los cubanos y median en las relaciones con Estados Unidos.

En el discurso principal, a cargo del reverendo Pablo Odén Marichal, presidente del Comité Organizador de la Celebración Evangélica Cubana y presidente del Consejo de Iglesias de Cuba, hubo críticas indirectas a la Iglesia católica y un claro mensaje de apoyo a las autoridades y en especial "al compañero de Fidel", sin recoger en un solo momento el testigo del Papa de que "el mundo se abra a Cuba y Cuba al mundo".


Antes, un coro de jóvenes había bendecido al sol, al mar, al suelo, al pueblo y "al presidente cubano". Fidel Castro, que hace año y medio asistió a la misa que el Papa ofició en esta misma plaza vestido de traje y corbata, en esta ocasión siguió el culto evangélico luciendo su uniforme de comandante en jefe.


Entre los invitados al último acto de la celebración Evangélica Cubana había numerosos religiosos norteamericanos, así como un grupo de 83 integrantes de Pastores por la Paz, grupo opuesto al embargo estadounidense contra la isla que llegó el viernes a La Habana con un cargamento de 200 toneladas de materiales para la ayuda humanitaria.


El acto de La Habana puso fin a un mes de actos religiosos retransmitidos por la televisión cubana en los que ha participado la inmensa mayoría de las 49 denominaciones evangélicas que existen en la isla. Cientos de autobuses y camiones fueron puestos a disposición de los organizadores para transportar a los miles de cubanos que llegaron a la plaza desde los pueblos y municipios más alejados del centro de La Habana.

Uno de los asistentes que también había estado en la misa que el Papa ofició hace año y medio dijo: "Con este bloqueo que sufrimos y el hegemonismo de la OTAN, hay que estar más unidos que nunca, pues a Solana se le puede ocurrir también bombardearnos a nosotros".

Los protestantes cubanos mantienen desde hace años una actitud de apoyo público al Gobierno de Fidel Castro y tres pastores evangélicos son diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

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¿y bien?
¿algún comentario?


A mí casi me hace llorar eso del "compañero Fidel".
Y bueno, lo de la exaltación de Cristo acompañado de las consignas revolucionarias es ya como para entrar en éxtasis místico.
Ya me los imagino:
¡¡¡¡ALELUUUUUUUYAAAAAAAA!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡CRISTO ES EL SEÑOR!!!!!!!!!
¡¡¡¡Y EL COMPAÑERO FIDEL EL COMANDANTE EN JEFE!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡ALELUYAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!

Vamos, lástima de habérmelo perdido

Eso sí, las críticas a la Iglesia Católica no podían faltar. Si no, no serían protestantes evangélicos.

Lo cierto es que no tiene puñetera gracia todo esto.
:enfadado:
 
Cita Maripaz la Palabra:

Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. (Lucas 12:2)


Y sí, es cierto. Ahora ya hemos descubierto cómo son y lo que piensan de Castro los evangélicos que viven dentro de la Isla. Y lo podemos comparar con lo que piensan los católicos de allá aunque para ello tengamos que tragarnos un "panfleto" propagandista de unos sacerdotes de la IC
 
Patética carta enviada por un ex-preso politico cubano , escritor y poeta de afiliacion católica , y que bien vale la pena leer . Es de critica abierta aunque respetuosa , y muestra los frutos de la visita papal , y la actitud deL CLERO hacia Cuba durante todo este proceso .

Además , les ruego que no tomen el caso cubano como pretexto para " echarse flores " porque estamos hablando de seres vivos y sufrientes , y que creo que deben merecer el respeto de todos .

Quiero aclarar que el sacerdote Pedro Meurice , es una figura altamente respetada dentro y fuera de Cuba , por cada cubano digno , ya que su actitud es vertical , y de ardiente cubania . Y es admirado , independientemente de su condicion de católico romano , ya que inspira lo mismo en el corazon del evangélico cubano , y pido a Dios que le bendiga grandemente . Aclaro lo siguiente , para aquellos mal pensados que siempre ven algo mas allá , que Meurice es respetado , del mismo modo que lo es tambien José Martí ( y mucho mas por cierto ) figura central y forjador de la républica cubana , y a pesar de ser miembro de la masonería : Mas lo que ocurre es que los hombres dignos se ganan el respeto de aquellos que saben ver en la honradez y la valentia , el verdadero valor de una extraña joya


Lean lo siguiente , si es que tienen paciencia .



Excelencias, ¡quiebren el embargo interno contra el pueblo cubano!

Por Armando F. Valladares

A través de las generosas páginas del "Diario Las Américas" pongo en conocimiento de mis compatriotas, y de todos los amantes de la libertad de Cuba, la misiva que he enviado al Señor Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y Arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, Monseñor Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, S.D.B.

Excelentísimo Señor Arzobispo:

A pocos días de la realización, en la isla cárcel de Cuba, de la 27a. Reunión Interamericana de Obispos -en la cual participarán directivos del CELAM junto con representantes de las Conferencias Episcopales católicas de los Estados Unidos y Canadá- me dirijo a V.E. y, por vuestro alto intermedio, a los demás Sres. Cardenales, Arzobispos y Obispos que participarán de tan importante evento, entre el 14 y el 16 de febrero de 1999.

Lo hago en cuanto ex preso político cubano, que pasó veintidos años en las mazmorras castristas; en cuanto desterrado de mi Patria, que desde hace cuatro décadas se encuentra esclavizada por un régimen "intrínsecamente perverso"; pero, sobre todo, en cuanto hijo de la Santa Iglesia católica.

1. Según adelantó V.E., la reunión de La Habana será una ocasión para recordar el primer aniversario de la visita del Santo Padre a Cuba; pero, añadió V.E., "sobre todo querríamos dar nuestra contribución a que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba", de acuerdo con la consagrada fórmula papal ("30 Giorni", Nos. 6/7, 1998).

2. Pocos propósitos, Sr. Arzobispo, podrían ser más loables que el deseo de contribuir a que nuestra querida Cuba pueda abrirse al mundo, o sea, que esté en condiciones de acceder, lo antes posible, a la tan anhelada libertad. Contribución tanto más urgente y necesaria cuanto que, a un año del viaje del augusto visitante, Cuba continúa sitiada y asfixiada por el terrible embargo interno impuesto por el comunismo a sangre y fuego, a través de la represión policial e ideológica y de una Constitución que en su ignominioso art. 62 sólo concede remedos de "libertad", inclusive religiosa, a quienes acepten un "modus vivendi" -más precisamente, un "modus moriendi"- con el comunismo. "No veo ningún deseo, ninguna señal o ningún gesto político mostrando que las autoridades cubanas estén dispuestas a dar un paso serio para progresar. El hostigamiento contra los disidentes, los activistas de derechos humanos o cualquier persona que trate de ejercitar los derechos más básicos de asociación y expresión, continúa exactamente igual", acaba de afirmar el director ejecutivo de Human Rights Watch en las Américas, José Miguel Vivanco.

3. Pocos propósitos, Sr. Arzobispo, podrían ser más loables que el deseo de contribuir a que el mundo se abra a nuestra querida Cuba, o sea, a que las naciones libres y sus dirigentes extiendan sus manos al abandonado pueblo cubano. Contribución tanto más urgente y necesaria cuanto que, a un año del viaje del augusto visitante, hemos presenciado una vergonzosa tergiversación de las palabras del Santo Padre, a partir de la cual personalidades políticas, financieras y, ­oh dolor, hasta eclesiásticas', han partido en peregrinación a La Habana para allí abrir sus brazos al tirano, cerrándoselos de esa manera al esclavizado pueblo cubano. A tal punto que, con palabras que caen como vergonzoso e indeleble estigma sobre quienes se han prestado a ese juego, el dictador pudo jactarse: "Hoy tenemos más relaciones y apoyo internacional que nunca, más amigos que nunca, y hasta dentro del propio Estados Unidos" (Granma Diario, Internet, La Habana, 25 Nov. 1998).

4. Sr. Arzobispo, en julio de 1996, en trascendente mensaje de la Fraternidad del Clero y Religiosos de Cuba en la Diáspora, luego de describir con trazos certeros la persecución comuno-castrista a la Iglesia desde los primeros años de la revolución, y los "mecanismos del miedo y el chantaje" contra el rebaño indefenso, se constataba con sumo pesar que en Cuba "así como en el orden interno la Iglesia estaba sola, también en el orden externo" lo estaba. Añade amargamente el referido documento: "Eran los tiempos en que Fidel Castro era mirado en Europa y la América Latina como el gran liberador". Y, por ello, "casi ninguna voz se levantó en solidaridad" con los católicos de la isla. Soledad y abandono al cual contribuyeron también, entre otras razones enumeradas por el documento, "las visitas de algunos religiosos, sobre todo latinoamericanos", que "veían al socialismo cubano como genuina alternativa" y que llegaban a vislumbrar en el nefasto régimen nada menos que el "Reino de Dios encarnado"...

Sí, mientras en La Cabaña con mis compañeros de prisión oíamos a diario los heroicos gritos de "­Viva Cristo Rey' ­Abajo el comunismo'", proclamados por jóvenes católicos poco antes de morir en el "paredón" como auténticos mártires; mientras Obispos y sacerdotes eran aislados y expulsados; mientras el régimen comunista comenzaba a aplicar a los fieles la siniestra estrategia de "crear apóstatas y no mártires", confesada por el propio dictador Castro en arenga en la Universidad de La Habana; mientras ciertos eclesiásticos de la isla visitaban al "presidio político" no para susurrar palabras de esperanza y coraje, sino de entrega y capitulación; mientras, en fin, el rebaño era diezmado, en el continente americano -y no sólo en Cuba- Pastores de los que se tenía el derecho de esperar que hablasen y denunciasen ese genocidio espiritual y físico, o hacían silencio o tejían increíbles loas al supuesto "paraíso" cubano.

5. Sr. Arzobispo, difícilmente hubiera sido posible la prolongación, durante tantas décadas, de la dictadura comunista en Cuba si no fuese ora por ese silencio, ora por esa contemporización y hasta complacencia, de tantas figuras eclesiásticas de las Américas; actitudes que, en líneas generales, han continuado desde el comienzo de la revolución cubana hasta hoy.

6. Junto con los antecedentes históricos arriba expuestos, merece ser citado, por su especial gravedad, el mensaje de felicitación por el 30o. aniversario de la funesta revolución comunista enviado por el Sr. Cardenal Arns, entonces Arzobispo de Säo Paulo, a su "queridísimo Fidel", elogiando a Cuba comunista como un "ejemplo de justicia social", en cuyas supuestas "conquistas" se descubrirían nada menos que "las señales del Reino de Dios"...

Es de mencionar, como un ejemplo más reciente, la sorprendente afirmación del Sr. Cardenal Bernard Law, Arzobispo de Boston -formulada en La Habana en diciembre pp. ante funcionarios del Partido Comunista, diplomáticos, religiosos y religiosas- de que Cuba comunista "puede tener un papel relevante" en la creación de un "orden económico" de "solidaridad humana", el cual podría servir nada menos que "como un ejemplo positivo para todo el mundo" (cfr. ACI Digital, Agencia Católica de Informaciones para América Latina, La Habana, 12 Dic. 1998). ­Como si un un cruel sistema comunista, eficaz únicamente para producir miseria y opresión, que niega la propiedad privada y la libre iniciativa, y que en su Ley de Inversión Extranjera consagra el trabajo semi esclavo, tuviese para aportar algún "ejemplo positivo" de "solidaridad humana"' En marzo de 1998, en declaraciones que causaron conmoción en los católicos cubanos de la isla y el destierro, el mismo Sr. Cardenal Law había aseverado, contra todas las evidencias históricas, que el sanguinario dictador ha sido "un promotor, no un obstáculo" de la libertad religiosa en la isla.

Es de constatar, por fin, el silencio prácticamente generalizado de Episcopados de países del continente que fueron asolados por las guerrillas --y, que nos conste, el silencio del propio CELAM, Sr. Arzobispo-- cuando en julio de 1998 Castro reconoció cínicamente, sin la menor señal de arrepentimiento, haber promovido la subversión en América del Sur, América Central y el Caribe, después de haberlo negado durante décadas. ¿No era esa, por ventura, una inmejorable ocasión pastoral para reavivar en el rebaño la "memoria histórica" de los crímenes castro-comunistas, alertar a las nuevas generaciones sobre el daño causado en el continente por el "comunismo satánico" -según expresión del Beato Cardenal Stepinac- y hacer un llamado a los respectivos gobiernos para que abriesen sus brazos al pueblo cubano, y no a su tirano?

7. Los antecedentes que hemos citado, muchos de los cuales son de público conocimiento pues han sido abordados en documentados artículos y libros de desterrados cubanos, sin lugar a dudas configuran uno de los cuadros más graves de la Historia contemporánea de la Iglesia en las Américas. No sólo por las trágicas consecuencias pasadas, sino por las presentes, como lo es la continuidad de la dictadura castrista. Pero sobre todo por las futuras, como lo sería la prolongación del régimen aún después de la desaparición del dictador, a través de un castrismo sin Castro que, con apoyos eclesiásticos, trataría de salvar del naufragio los supuestos "logros" del régimen en torno de una "coincidencia" y "sintesis" comuno-católica, como la contemplada en el documento final del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC, Nos. 60, 169 ss., 427 ss., 482, etc.).

8. Señor Arzobispo, una categórica palabra de condena al implacable embargo interno contra el pueblo cubano -por parte de los ilustres participantes de la 27a. Reunión Interamericana de Obispos- sería una forma de reparar el grave daño espiritual y moral al pueblo cubano -por palabras, acciones u omisiones- de tantos eclesiásticos de la isla y las Américas; pero sobre todo podrá ser sin duda un paso decisivo para la liberación de nuestro pueblo. También, cuánto cubriría de honra y gloria a Vuestras Excelencias si, en la Reunión de La Habana, decidiesen aunar esfuerzos para solicitar el inicio del tan anhelado -y tan pospuesto- proceso de beatificación de aquellos mártires católicos cubanos que murieron gritando "­Viva Cristo Rey' ­Abajo el comunismo'"

En sentido diferente, la prolongación del silencio sobre el embargo interno comunista contra el pueblo cubano, significará la continuación de la agonía de nuestros hermanos de la isla. Es de temer, Señor Arzobispo, que cualquier palabra o gesto de condescendencia de los ilustres participantes de la magna Reunión Interamericana de Obispos en relación al tirano y a su nefasto régimen, contribuya a hacer pasar rumbo al 3er. milenio los virus del comunismo cubano. Virus hoy actuantes en la querida Colombia a través de una cruel guerrilla que juega a la paz para desmovilizar a los ingenuos y más eficazmente desarrollar la guerra revolucionaria. Virus hoy latentes en diversos países de las Américas, a la espera de circunstancias propicias para volver a multiplicarse, como lo acaban de hacer en el Congo -de acuerdo con reciente denuncia ratificada por la agencia vaticana Fides- y en Angola.

9. El Premio Nobel de la Paz y ex presidente de Costa Rica, Oscar Arias, acaba de declarar: "El daño que Castro le hizo a su pueblo en estos cuarenta años, impedirá que este pueblo lo absuelva. Tampoco la Historia lo absolverá como no absolvió a Hitler y Stalin". Señor Arzobispo, ¿qué podrá decir la Historia -y, sobre todo, el Dios Todopoderoso- de aquellos que, teniendo una privilegiada posibilidad de salvar con sólo hablar y denunciar, una vez más escogieron el silencio? Señor Arzobispo, una categórica actitud vuestra contra el embargo interno en la isla cárcel, muy difícilmente hará que el dictador renueve los públicos y recientes elogios por él formulados hacia vuestra persona: "Hombre muy preocupado, lo sabemos, por las cuestiones sociales", "conocemos su excelente discurso en el sínodo el año pasado y sus luchas en favor de los pobres"... (Granma Diario, Internet, La Habana, 25 Nov. 1998). Pero V.E. ganará, en amplia compensación, el reconocimiento del pueblo cubano y de todos los amantes de la libertad de Cuba.

10. De vuestros labios y de vuestra pluma depende que, en las puertas del nuevo milenio, Cuba pase a formar parte de una "América, tierra de Cristo y de María", según expresión de S.S. Juan Pablo II durante su reciente visita a México; o continúe siendo la tierra de Marx, de Lenin y de "teólogos de la liberación" que, en la isla cárcel, se metamorfosean en "teólogos de la colaboración".

11. Excelentísimo Señor Arzobispo, la Iglesia nunca fue, la Iglesia no es, la Iglesia jamás será una cárcel para las conciencias de sus hijos. Por ello, tengo la certeza de que Vuestra Excelencia sabrá comprender este respetuoso clamor de un fiel católico cubano que, en las mazmorras castristas, imploró a la Virgen de la Caridad del Cobre la gracia de rechazar -aún al precio de la propia vida- hasta la más mínima forma de aceptación de la nefasta revolución cubana y el más mínimo acercamiento con el régimen, basado en la enseñanza tradicional de la Iglesia que condena al comunismo como "intrínsecamente perverso" y considera "inadmisible la colaboración con él en cualquier terreno" (Pio XI, Divini Redemptoris).

Que la Patrona de Cuba, con el auxilio de S. Antonio María Claret, Arzobispo de Santiago de Cuba, ilumine a Vuestras Excelencias durante las trascendentales deliberaciones de La Habana.



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Mentiras, ermitaño?
¿me hablas tú de mentiras a mí?
Tú que vas diciendo que eres católico a la vez que lloras por la reprimenda que el Papa dio a un bastardo marxista que estaba al servicio del imperio comunista responsable de 100 millones de muertes en el siglo pasado ¿me vas a hablar de mentiras?

¿Es también un mentiroso Pío Moa, que fue miembro de un grupo terrorista marxista (GRAPO) pero que ahora no para de demostrar en sus libros lo que supuso la obra de destrucción del país por parte de los republicanos izquierdistas?


Ernesto Cardenal un bastardo... Desconozco su situación familiar exacta. Me pregunto cuándo habrá una bronca pública para el Arzobispo Groer. Nunca

El tal Groer no es un bastardo: es un hijodeputa que abusaba de niños... Pero según el papa es una "víctima" del pansexualismo y por eso sentía la necesidad de sodomizar a niños. Bonita actitud.


Pío Moa no es un mentiroso: es un exconvicto con las manos manchadas de sangre. Será que te pone cachondo que un exterrorista sea un detractor ahora de la Revolución Francesa (sic). Para mí las personas capaces de matar pierden toda credibilidad.

A ti te hablo de mentiras, y de ser mal perdedor. ¿No te gustó la foto de JPII y FC? Tómatelo en dos veces.


No tengas la desvergüenza de venir a reinvidicar a Franco, ante personas que han sufrido su persecución. Ten un poco de más respeto y no te hagas la víctima.
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
Cita Maripaz la Palabra:

Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. (Lucas 12:2)


Y sí, es cierto. Ahora ya hemos descubierto cómo son y lo que piensan de Castro los evangélicos que viven dentro de la Isla. Y lo podemos comparar con lo que piensan los católicos de allá aunque para ello tengamos que tragarnos un "panfleto" propagandista de unos sacerdotes de la IC







En estos casos, y en todos aquellos en los que no tengo suficientes datos verificados, procuro no inmiscuirme; y más sabiendo que se pueden herir sensibilidades y traer recuerdos dolorosos a personas que amo en Cristo, como es Elisa.





Mi Reino no es de este mundo (Jesús)
 
Ermitaño:
Pío Moa no es un mentiroso: es un exconvicto con las manos manchadas de sangre. Será que te pone cachondo que un exterrorista sea un detractor ahora de la Revolución Francesa (sic).

Luis:
A mí me mola más la opinión que tiene César Vidal (del que aseguro que no tiene las manos machadas de sangre) de Pío Moa, entre otras cosas porque le conoce personalmente y sabe bien cuál fue la evolución personal de ese hombre que escapó de las garras del marxismo que SIGUE DEFENDIENDO tu llorado Ernesto Cardenal


Verdades como puños

César Vidal, "La libertad digital", 13.XII.01

En medio del políticamente correctísimo panorama literario español descuella desde hace unos años la obra de Pío Moa. Antiguo militante de formaciones de izquierdas, incluido el GRAPO, pocas personas hubieran podido pensar que alguien tan extraviado hace años alcanzara cumbres de lucidez y sentido común como las transitadas por él en sus libros.

Su trilogía sobre la II República y la guerra civil española constituye, de hecho, ya un referente obligado para aficionados, profanos y especialistas. El presente volumen es, en parte, distinto de todo lo publicado hasta la fecha por Moa y constituye un conjunto de manifestaciones escritas que siguen su misma línea de sensatez, documentación y honradez intelectual. Dividido en dos partes bien delimitadas, en la primera Moa se acerca a aspectos más propios de la reflexión ensayística mientras que en la segunda se centra en cuestiones relacionadas con nuestras historia contemporánea. No le cabe ninguna duda al autor de estas líneas de que sobre todo los primeros textos provocarán urticarias en no pocas personas.

El análisis del feminismo ("La sociedad homosexual: el feminismo como ideología") seguramente no será repetido por ninguna cadena de televisión pero es, a nuestro juicio, lo más lúcido y sensato que sobre el tema se ha escrito en los últimos años. En realidad, es vergonzoso que una sociedad que se afana por comprender la prostitución como si fuera un empleo más mientras que califica despectivamente de Maruja a la mujer que decide permanecer en casa cuidando de su marido y de sus hijos tenga el cuajo de sentirse molesta con el análisis de Moa pero, seguramente, lo hará aunque con ello sólo deje de manifiesto que se ha tragado acríticamente las monumentales y petulantes estupideces que Shere Hite —y otras como ella— ha recogido en sus falaces libros o en los artículos tontos hasta la saciedad que publica, entre otros medios, el diario El País.

No menos brillante que ese análisis preñado de sentido común es el dedicado al mayo del 68 donde deja de manifiesto que la oposición contra Franco en la universidad no fue más allá de cuatro y el de la pancarta —divertidísimas las referencias a Antonio López Campillo en París— al significado del Ateneo en la actualidad o a la ley marxista del descenso de la tasa de ganancia, posiblemente el único texto del libro que resulta de lectura difícil aunque ciertamente recompensadora.

La segunda parte de la obra constituye un repoker de ensayos históricos donde se refuta la idea de que la II República subsistió más allá del 18 de julio y de que en ella se originara la transición democrática —nacida en el seno del franquismo como incómoda pero exactamente señala Moa— o se disecciona la terrible realidad totalitaria de los nacionalismos vasco y catalán.

La lectura de Moa es sabrosa, interesante y luminosa. No requiere —salvo la excepción ya señalada— de grandes conocimientos previos para poder entenderlo y aprovecharlo. En realidad, este libro, como otros de Moa, tan sólo requiere para leerlo el despojarse de anteojeras y prejuicios y el deseo de conocer la verdad por encima de propagandas. Cuando se dan esos requisitos previos, el resultado merece innegablemente la pena.


Pío Moa, La sociedad homosexual y otros ensayos, Madrid, Criterio, 2001, 321 páginas.

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Ermitaño:
Para mí las personas capaces de matar pierden toda credibilidad.


Luis:
Ah, ya :rolleyes:

Veamos, analicemos tus comentarios sobre los teólogos marxistas de la Teología de la Liberación (no toda la TL lo fue)


Ermitaño en este foro el 24-12-01:
"Impunidad" no es la palabra que yo aplicaría al resultado de la política de Wojtila en la Iglesia Católica. Su pontificado está plagado de cruces en el camino: la de los que se enfrentaron a su política integrista. No creas que todas las voces críticas salieron de la Iglesia cuando la Reforma. Mucha gente ha padecido el látigo romano en sus carnes por seguir su conciencia. Algunos nombres: Ernesto Cardenal, Leonardo Boff, Jon Sobrino, Ignacio Ellacuría, Anthony de Mello, Díez-Alegría, Arrupe... y mucho/as más. El camino fácil sería largarse. Más díficil es aguantar el tipo frente a todos los teólogos/banqueros de Roma.

Y esto dijo el 4-3-02
Qué bueno que hicieras este aporte. La situación en Nicaragüa es sangrante. Siempre lo fue. Todavía no me he recuperado (y ya han pasado años) desde que vi las imágenes en tv de JP II echándole la bronca a Ernesto Cardenal, humillándole públicamente, que se viera bien, ya sabes... Vergüenza para Roma


Ahora veamos otro pequeño extracto de la entrevista que le hicieron a Cardenal en la Revista de El Mundo:

Cardenal también fue político, además de eclesiástico. Por dos veces converso. Sacerdote y marxista, monje y ministro de Cultura en el Gobierno de Daniel Ortega,uno de los nueve comandantes que el 19 de julio del 79 tomaron Managua y derrocaron al dictador. Sandinista desde los años setenta hasta que abandonó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)en 1994. Inmune a las teorías del fin de las ideologías, tan ajeno al neoliberalismo que ni lo nombra para criticarlo. "Era lógico que la causa de los pobres terminara con la incorporación a la revolución. Una expresión más de la coherencia del mandato divino. Y así lo acepté porque ser ministro de Cultura no me gustaba demasiado, más bien supuso un sacrificio más. Sobre todo durante los primeros años. Tenía el deber de dedicar a los demás todo el tiempo que yo habría querido para la religión y la literatura".

Decía el ex vicepresidente nicaragüense y escritor Sergio Ramírez que de la revolución sandinista y su Gobierno, que duró hasta la derrota en las elecciones de 1990, sólo se recuerdan los fracasos. La corrupción, la piñata, el enriquecimiento de los revolucionarios, el verticalismo y el caudillismo que tanto denunció Cardenal, el poder mal dirigido, aunque si alguien consiguió salir bien parado, al menos públicamente, fuera precisamente él.

-¿Sergio dijo eso? Quizá se refería a que los enemigos de la revolución....

-Creo que no.

-Bueno, hubo de todo, hasta que se frustró con la traición de los principales dirigentes a nuestros principios, al sandinismo, al pueblo y al mismo Dios. Dice usted que mi imagen pública ha salido bien parada, no he hecho más, como otros muchos, que mantenerme fiel al Evangelio y también al marxismo.

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Bien, ermitaño ¿cómo conciliar eso de que las personas capaces de matar no tienen credibilidad para ti al mismo tiempo que alabas a personas que han apoyado e incluso participado en revoluciones marxistas, sabiendo que el marxismo es el culpable de 100 millones de muertos en el siglo XX?
 
En medio del políticamente correctísimo panorama literario español descuella desde hace unos años la obra de Pío Moa. Antiguo militante de formaciones de izquierdas, incluido el GRAPO, pocas personas hubieran podido pensar que alguien tan extraviado hace años alcanzara cumbres de lucidez y sentido común como las transitadas por él en sus libros.


Fantástico. Claro. Qué vais a decir. Es como si yo escribo ahora un libro titulado "Pío XII: un ángel camino entre nosotros"
Pues los mismo: ermitaño, la oveja perdida y tal y tal y tal.


A mí me mola más la opinión que tiene César Vidal (del que aseguro que no tiene las manos machadas de sangre) de Pío Moa, entre otras cosas porque le conoce personalmente y sabe bien cuál fue la evolución personal de ese hombre que escapó de las garras del marxismo

Que escapó de las garras del marxismo... Él era las garras del marxismo, LF... El GRAPO, en su primer atentado, remató a un policía a culatazos, en el suelo. Creo que fue por el 75.


¿Eres el representante de César Vidal? ¿Saldrás tu en el programa de Mª Teresa Campos?



Veamos, analicemos tus comentarios sobre los teólogos marxistas de la Teología de la Liberación (no toda la TL lo fue)

Por fin, algo con sentido: en efecto, es que la teología de la liberación no es marxista, ni muchos menos comunista. Hay una espiritualidad de la liberación. Hay un montón de cosas positivas que no se pueden enterrar de un plumazo bajo una etiqueta
Otra cosa es que se hayan utilizado elementos de la filosofía marxista para explicar situaciones de injusticia social. Que existen de manera sangrante.

Otra cosa: ¿Ernesto Cardenal es teólogo? Yo no he leído nada de él.

Lo que me molesta es el agravio que se hizo con él: digo siempre lo mismo soberbios con los humildes, humildes con los poderosos.
¿Por qué no abroncó a Castro? ¿Por qué no abronca al Cardenal Law de Boston?

Otra cosita, César Vidal best friend, a ver si te enteras de lo que dijo el Papa en Polonia cuando ya estaba establecida la democracia. Hay que seguir la historia hasta el final.


Sigo esperando que me expliques, si eres tan amable, lo de la corredención y la mediatrix de todas las gracias.
 
¿Sabes ermitaño el porque a Luis Fernando le llena de satisfaccions el GRAPO convertido. Pues porque tienen una evidente similitud. Es un converso. Claro que no de la misma categoria. L. F. le gana por tres a uno.
En cuanto a lo que cita de los protestantes en Cuba me acuerdo perfectamente de las grandes concentraciones franquistas en Madrid, o en cualquier lugar donde organizaban alguno de sus muchos chows y de la manera que reclutaban a la gente para su "voluntaria" asistencia.
Todas las dictaduras, aunque defiendan distintas ideologías, tienen los mismos métodos. Además todos tambien han tenido los mismos maestros cuyo representante actual se llama Ratzinger y a las órdenes de...........
Bendiciones.
 
¿Sabes ermitaño el porque a Luis Fernando le llena de satisfaccions el GRAPO convertido. Pues porque tienen una evidente similitud. Es un converso.

No lo había pensado... Pues sí. Lo que me alucina es que para atacarme, menciona cada dos por tres LOS CIEN MILLONES DE MUERTOS PROVOCADOS POR EL MARXISMO, como si los hubiese matado yo,personalmente, esta tarde, justito antes de entrar en el foro. Pero no se corta en mencionar a Pío Moa ex-GRAPO (es que dan miedo esa gente, lo digo en serio) como si fuese una hermanita de San Vicente de Paúl, cogida fumando en el baño a escondidas de la superiora.



Claro que no de la misma categoria. L. F. le gana por tres a uno

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En cuanto a lo que cita de los protestantes en Cuba me acuerdo perfectamente de las grandes concentraciones franquistas en Madrid, o en cualquier lugar donde organizaban alguno de sus muchos chows y de la manera que reclutaban a la gente para su "voluntaria" asistencia


Sí, en eso se parecen todas las dictaduras "en las muestras de adhesión inquebrantable". Pero seamos prudentes, no le entre la nostalgia a LF y se ponga a cantar "Montañas Nevadas".


Paz y bien.