¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

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LA EUCARISTIA Y EL PACTO DE DIOS

GUIA DE ESTUDIO



No se puede ver la obra de Dios en el Hombre desligado del Pacto, Dios obra
siempre en el contexto de Pacto y para comprender la Eucaristía en
profundidad y en el Espíritu tenemos que verla como parte del Pacto de Dios
con el Hombre.

Dice la Carta a los Hebreos que lo que en Israel es Prefigura en la Iglesia
es realidad (Hebreos 10 1) así pues para entender la Eucaristía en este
Pacto de Gracia hay que entender el Antiguo Pacto y sus formas.

El Pacto que nos interesa en la Antigua Alianza es el Pacto Mosaico como
plenitud del Pacto comenzado con Abraham.

En Exodo 3, 14 Dios se revela a Moisés en la esencia de su Nombre que indica
su conocimiento a Israel, de todos los dioses que lo rodean EL ES y así lo
tienen que conocer:

- En Exodo 4, 8 Dios le da el poder de hacer milagros
- En Exodo 4, 13 Dios le manda a dar su mensaje
- En Exodo 12,1 Dios manda a celebrar una Liturgia de Liberación
- En Exodo 12, 37 Israel tiene que salir de su antigua vida
- En Exodo 16, fueron alimentados por pan bajado del cielo
- En Exodo 19, 9 Dios habla en presencia viva pero escondida
- En Exodo 20, Dios establece el Pacto
- En Exodo 24, 3 Moisés sella la Alianza con un Sacrificio con Sangre en
Sacrificio de Comunión

Como era este Sacrificio de Comunión? En el Antiguo Pacto Levítico 7, 11

a) Solo los miembros de la Alianza (Casa de Israel podían comer de este
sacrificio de sellamiento, y debían estar en estado de pureza)

b) La Sangre sienta las base de un Pacto definitivo, mientras el Pacto en si
es un Documento

c) La entrada al Pacto del hombre era por medio de un derramamiento su
propia sangre en la Circuncisión

La Actualización del Pacto del Pueblo era el día del Perdón

El día del Perdón (Yon kipur) el Sumo Sacerdote descargaba los pecados (faltas al Pacto) sobre la cabeza de un cordero y lo degollaba, su sangre era recogida en un recipiente de plata y con este en las manos entraba al Santo de los Santos atravesando la cortina que separaba a Dios de los hombres, una vez dentro derramaba la sangre sobre el Propiciatorio del Arca de la Alianza gritando el Nombre de Dios,la Sangre cubría el Arca con la Ley dentro, la Sangre era el testimonio de que el animal había muerto cargando con las transgresiones de Israel al Pacto y los pecados de Israel eran perdonados.Era el gran día Sacerdotal.

La Renovación del Pacto era el día de la Cena Pascual (explicar) El día de la Pascua era el Gran día en que en la Cena Israel renovaba el Pacto con Dios por todo el año, es por eso que esa fiesta era obligatoria,una fiesta sacrificio-Comida- Acción de Gracias que era celebrada por todo el pueblo.

Hay un Sacrificio de Comunión que nos interesa sobre manera, este es el Sacrificio de Toda.

El Sacrificio del Toda es también el antepasado de la Eucaristía, el Sacrificio del Toda (Dar Gracias) se compartía con amigos para dar Gracias a Dios por algo. El Toda comienza con el recuerdo de una amenaza y la acción de gracias por haber sido liberado de ella (ejemplo el salmo 22). La Todah incluía el ofrecimiento de pan ácimo y vino, los antiguos Rabinos decían que
"cuando llegue el Mesías cesaran todos los Sacrificios menos los del Todah"


VEAMOS LO QUE FUE PREFIGURA COMO SE HACE REALIDAD EN EL NUEVO PACTO


La Iglesia es la plenitud de lo que fue prefigura en Israel, veamos la Eucaristía en el contexto del Nuevo Pacto

- En el Nuevo Pacto Dios da a conocer su Nombre, JESUS que encierra su misión revelada DIOS SALVA esa es la esencia de Jesús en el Nuevo Pacto
- En el Nuevo Pacto Dios nos envía anunciar a las naciones su mensaje (San Marcos 15,16)
- En el Nuevo Pacto se nos da el poder para dar testimonio (San Marcos 15,17)
- En el Nuevo Pacto hay que dejar detrás la vida antigua y entrar en tierra nueva(San Lucas 19,9- 10)
- En el Nuevo Pacto, el pueblo de Dios va a ser alimentado por pan bajado del cielo (San Juan 6, 50) por un Profeta aun mayor que Moisés

- Dios establece el Pacto con un Sacrificio de Sangre - expiación- Cristo Sacerdote (Hebreos 9,11)

En el Nuevo Pacto Dios nos deja una liturgia de Liberación (San Lucas22,19)

San Pablo que es el texto mas antiguo de la Eucaristía nos dice en I Corintios 11,24 "tout`o mo`u est`in to s`oma". S`oma se tradujo en latín como "cuerpo" (Corpus) pero Jesús no se expreso ni en latín ni en griego, se expreso en arameo.Soma se traduce en arameo como Guph o "Basar" pero no solo cuerpo físico sino hombre integrar (yo mismo, para ser mas exacto ) ..la frase correctamente traducida seria ESTO SOY YO MISMO , esta frase tiene un sujeto "touto (esto), en arameo "da" en hebreo "ze" significa "esto" PERO también significa "Aquí". seria "Esto (o aquí) soy yo mismo" pero ojo, en hebreo no hay copula verbal (es) así que seria "ESTO AQUI YO MISMO"

La Eucaristía no es solo presencia es un alimento espiritual y por eso Jesús después de la cena dice que los sarmientos se injertan y se alimentan de El (San Juan 15) La Eucaristía no es un Restaurante, es un banquete..En un restauran nadie se conoce, nadie tiene intereses comunes, en un banquete solo se invita a los que comparten amistad e intereses , que es tu Eucaristía?

San Juan 6 nos da tres proposiciones

a) Yo Soy el Pan Vivo que ha bajado del cielo
b) Si alguno come de este pan,Vivira eternamente
c) El pan que yo daré es mi carne para que el mundo viva

Carne = Sarx = Basar (hebreo)
Basar no es carne solamente, basar es SER HUMANO, carne y espíritu

Jesús nos da una advertencia

SI NO BEBEIS MI SANGRE NO TENDRAN VIDA EN USTEDES
(Ver comparación entre Marcos 14,22-24 y Exodo 24, 8)

La expresión hebraica "carne y sangre" designa "ser humano completo" ..no es como el mana que solo alimentaba el cuerpo, este Pan alimenta el alma y da vida eternal.
Un punto central en nuestra estudio es la Palabra que dice Jesús "hagan esto en Memorial mío".
Esta palabra "memorial" se dice en Griego ANAMNESIS y es una terminología sacrificial
en Hebreo se dice "AZKARAH y se traduce "Sacrificio memorial" y es entendido como un "sacrificio perpetuo de Alianza" (Diccionario de Teología de Nuevo Testamento del Doctor Colin Brown)

La Palabra Anamnesis se utiliza en Numero 10,10 "en los días de alegría, en las fiestas y en las lunas nuevas, ustedes tocaran el Shofar durante el ofrecimiento de lo holocaustos y sacrificios de Comunion.Asi harán que su Dios se acuerde de ustedes"

I Corintio 11, habla del Sacrificio de los judíos, del Sacrificio de los Paganos y del Sacrificio de los Cristianos en la Eucaristía, en forma comparativa. Pablo aquí afirma el carácter Sacrificial de la Eucaristía.

Pablo utiliza la expresión "Mesa del Señor", este es un termino que se refiere al Altar de los Sacrificios, ver Lev 24, 6-7, Ezequiel 41,22, Malaquias 1,7

Es interesante notar que en judas entro el demonio en la Eucaristía, la Eucaristía fue lo que termino con la fe de judas en Jesus..no lo pudo creer.

Nosotros actualizamos el pacto de Dios en el Sacrificio de Comunión que es la Misa, donde esta el Cordero del Pacto (Apocalipsis 5, 5-7), Su Sangre, Su Sacerdocio. Como entramos a pasar a ser parte de esta alianza? En el Bautismo, que es la Nueva Circuncisión (Colosences 2, 11) y que nos santifica Efesios 5, 26 y en Santidad (San Juan 20,21) testimonio de la Redención depositada en la Iglesia en Amnanesis.

Notas curiosas sobre la cuestión Protestante

a) Hubo una sola Doctrina de la Eucaristía por 1500 años a cincuenta años después de la proclamación de las 95 tesis de Lutero se escribió un Libro en Alemania llamado "Doscientas definiciones de las palabras ESTO ES MI CUERPO"

Dijo Lutero " Hay casi tantas sectas y creencias como cabezas; este no admite el Bautismo; aquel rechaza el Sacramento del Altar, un tercero dice que hay un mundo intermedio entre el presente y el día del juicio; no falta quien enseña que Jesucristo no es Dios.No hay nadie, sin embargo, por mas bufón que sea, que no afirme que el esta inspirado por el Espíritu Santo y que no considere como profecías sus sueños y desvarío" (Leslie Runble, Bible Quizzes to Street Preacher, 1976)

En el Libro del Éxodo, capitulo 12, versículo 14 el mismo Señor Dios da una orden a Moisés:



Ustedes harán recuerdo de este día año tras año

y lo celebraran con una fiesta en honor a Yahvé

esta ley es para siempre: los descendientes de

ustedes NO dejaran de celebrar este día.



Con estas palabras Adonai establece la fiesta perpetua de la Pascua, o como la llaman los hebreos Jag Hapesaj, fiesta que va a hablar al corazón israelita de la liberación de la esclavitud egipcia y con el correr del tiempo de la esperanza de la venida del Mesías prometido. Dice un texto hebreo al referirse a la Pascua “ sirve también de etapa en el camino de la redención y testimonio del privilegio, arduamente obtenido de ser hombres libres”. Una tradición de la época bíblica decía que la redención se efectuaría en el mes de Nisan (Abril), en tiempo de la Pascua. La Pascua es pues tiempo de redención y de liberación.



Cual era el punto culminante de esta festividad? Se puede decir que el punto culminante era en dos etapas. La primera, el sacrificio del cordero pascual y el rociamiento de los marcos de las puertas con su sangre y en segundo lugar la cena pascual.



El Sacrificio Pascual del cordero nos lo narra también el Libro del Éxodo, “ tendría que ser de un cordero de un año, macho y se sacrificara a la caída de la tarde..el sacrifi



co se efectuaría en el templo, la sangre del cordero se sacaba y se depositaba en un recipiente el cual era llevado a la casa para rociar las puertas en sentido de salvación sobre la muerte” (reminiscencia de la noche de Egipto)



Plano del Templo



1. Viaducto que une la ciudad alta con el Templo



2. Puerta de Judá
3. Puerta Triple
4. Puerta llamada de Robinson
5. Baño de purificación para las mujeres
6. Pórtico real
7. Pórtico de Salomón
8. Puerta Dorada
A. Arcos y ganchos para la inmolación
C. Reserva de aceite para el candelabro y las lámparas
F. Fortaleza Antonia
H. El Santo (Hekal)
I. Atrio de Israel
L. Sala para certificar la curación de los leprosos
N. Puerta de Nicanor
P. Altar de los holocaustos y estanque de purificación
Ph. Puerta Hermosa
Pt. Sala de la Piedra Tallada (Sanedrín)
R. Reserva de leña para los sacrificios
S. Atrio de los sacerdotes
U. Vestíbulo del Santuario (Ulam)
V. Sala para llevar el acta de los votos

Como se celebraba la Cena Pascual? Esta cena tenia un carácter litúrgico que se centraba en el Hagada shel pesaj y que es un libro que contiene el relato del Éxodo sobre la liberación de Israel, comentarios de la Midrash, material del Talmud, plegarias, bendiciones y Salmos, todo esto proveniente de la época del Segundo Templo y el Seder que es el orden en que se desarrolla esta cena.

















La Cena Pascual se compone de los siguientes elementos:



1) Kadesh o santificación que no es mas que la recitación de la bendición sobre el vino.





2) Rejatz o lavado de las manos











3) Carpas, verduras, generalmente perejil o rábano remojado en agua salada







4) Yajatz, división de la Matza intermedia (tres panes sin levadura) con el AFIKOMEN para el (postre) que se esconde y se busca al final de la cena, partiéndose y repartiéndose entre los invitados.





5) Maguid, Relato de la historia (hagada) con sus cuatro preguntas y la consiguiente narración













6) Rajatz, segundo lavado de las manos por todos los presentes antes de partir el pan



7) Motzi-Matza, Bendiciones sobre el pan









8) Maror, hierba amarga remojada en Jaroset (mezcla de manzanas y nueces)











9) Corej, comida de matza y maror











10) Shuljan Orej, mesa para la comida del seder

11) Tzafun, búsqueda del Afikoman ( quien lo encuentra recibe un premio) y su comida como ultimo recuerdo del cordero pascual


















12) Barej, bendición y acción de gracias







13) Nirtzah, despedida del Seder.










Este es el orden de la cena Pascual desde los tiempos Bíblicos hasta el día de hoy, comida llena de simbolismo, donde se mezcla el cordero inocente que muere por la salvación de Israel y la esperanza de la futura redención simbolizada en las cuatro copas del seder.

Copa de la Bendición

Copa las Plagas

Copa de la Redención

Copa de las Alabanzas

Copa de Elias



Estas copas recuerdan la Redención y se asocian como enseñanza y mensaje a los cuatro términos de la redención mencionados en el Éxodo: “Os sacare …..Os libertaré…..os redimiré….y os tomaré para mi como pueblo” Éxodo 6, 6-7 y la quinta copa que recuerda que el Mesías vendrá en este mes a redimirnos.







Los Evangelios nos relatan que Jesús como judío sujeto a la Ley, celebro la Pascua, sobre todo la ultima en víspera de su muerte, cuando dijo según San Lucas 22, 15



“ En verdad he deseado MUCHÍSIMO comer esta Pascua con ustedes ”.



Que tenia esta Pascua de particular que Jesús la había deseado tanto?

Esta Pascua seria La Pascua de las Pascuas. Toda las antiguas celebraciones Pascuales eran prefigura de esta que Jesús comienza la víspera de su pasión, el

lema de Liberación y Redención nunca seria tan real y cumplido como esta noche,

además esta Pascua seria el enlace entre la antigua Pascua y la Nueva, Jesús mismo nos daría la pauta de como celebrarla.

En el Evangelio de San Juan en su comienzo (Juan 1, 36) se nos presenta a Jesús con un titulo inusual…Juan el Bautista llama a Jesús “Cordero de Dios” titulo nunca dado a ningún personaje bíblico, titulo que relacionaba a Jesús con el “Cordero Pascual” que refrescando nuestros conocimientos “ moría por la salvación de los que se cobijaban bajo su sangre y se comía íntegramente en la Cena-celebración de la Pascua.



ASPECTO DE CENA PASCUAL DE LA EUCARISTÍA



Que hizo Jesús en la cena Pascual del año 33 de nuestra era?



Una característica esencial es que ningún evangelista nos muestra la presencia de cordero en dicha cena, algo impensable en esta celebración ya que el cordero era uno de los ingredientes principales en la Pascua. Esto tiene su explicación, en las leyes orales (hoy Mishna) se decía que si alguien tenia impedimento serio (como salir de viaje) podía celebrar la cena moviéndola antes de la Pascua, Jesús tenia que morir la víspera de la fiesta y por este motivo adelanta la cena. Los que adelantaban la cena no podían tener cordero, pues el cordero se sacrificaba solamente en el templo “entre la caída de las dos tardes”,estas personas ponían un hueso asado en señal del cordero quedando la celebración Pascual tal como se celebra hoy en día por los israelitas. Jesús tomo e

Veamos someramente que nos dicen los Evangelios de esta celebración Pascual de Jesús.



San Lucas es quien nos da un poco mas de datos, ya que nos habla de “dos copas”, la primera en el versículo 15 del capitulo 22 y la segunda en el versículo 20 (vestigios de las cuatro copas del Seder)

Jesús siguió el antiguo Seder de la Hagada, que es muy parecido al que hoy celebran los miembros del Pueblo Hebreo. Seguramente tomo la copa de la “bendición” al comienzo de la cena y dijo:

Baruc ata Adonai eloheinu,melech Olum baray peri hagofen….



Que quiere decir “bendito seas Señor, Rey del Universo …. Por el vino..

Les suena conocido????



Después les dio la segunda copa, o copa de las plagas a sus discípulos y bebió el también en recuerdo de la ira de Dios sobre quienes no cumplen su voluntad ( Exodo 6, 14 en adelante). Sin embargo en este momento Jesus dice unas palabras enigmáticas: “No volveré a beber del fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios”. A continuación siguiendo el Seder tomo el Aficoman, recuerden que el Aficoman era el pan del medio de las tres rodajas de Matza, el cual se escondía y se buscaba al final de la cena, este pan es el segundo de los tres y en nuestra creencia Trinitaria nos recuerda al Hijo ( Segunda Persona de la Trinidad). Este pan había representado a Jesús mismo por siglos de celebraciones pascuales y es esa noche cuando toma verdadero significado al decir “este es mi cuerpo que será entregado por ustedes” Jesús dice estas palabras en un lenguaje Sacrificial propio del Templo y de los sacrificios culturales, aquí Jesús hace referencia al “Cordero Pascual” que se entregaba y sacrificaba para liberación y redención de su pueblo. Jesús en este momento ocupa el lugar del cordero sacrificado en esta nueva cena (ver el documento “Eucaristía” en nuestra pagina Siloé)..Jesús es el Cordero Pascual de la Nueva Alianza, que se come verdaderamente, no como un mero símbolo y que al igual que el Aficoman quien lo encuentra se lleva un premio, la vida eterna.



Después de esto, Jesús toma la tercera copa que en el Seder Pascual corresponde a la Copa de la Redención y dice: “ beban, porque esta es mi sangre, Sangre de la Alianza que será derramada por una muchedumbre para el perdón de los pecados” . También en un claro lenguaje cultual-sacrificial. Esta es la culminación de la antigua Pascua y el comienzo de la nueva. La “Copa de la Redención” que por siglos venia anunciando al Pueblo de Israel que el Mesías vendría a redimirlos toma su sentido real en boca de Jesús. Realmente va a ser SU verdadera sangre quien va a traer esta redención y es por esto que esta tercera copa pasa a la Nueva Pascua como signo de liberación al convertirse el vino de esta copa en SU SANGRE Redentora.



En este momento sucede algo insólito, Jesús termina la cena de una forma abrupta, primero El no toma de esta copa y de esta forma rompe el Seder. Ha dicho que no volvería a tomar vino “hasta que llegara el reino de su Padre” y después de los cantos salen a la noche, por lo tanto no ponen la copa de Elías (Jesús había dicho que Elias había venido ya en San Mateo 11, 14) por lo que esta copa era innecesaria. Se cantan los salmos del Halel y abandonan la casa…Hecho verdaderamente extraño, pues los judíos tenían que terminar la Cena Pascual o no se daba por cumplido el precepto, además si no se cumplía la Pascua no se renovaba la Alianza ese año.

sta iniciativa con toda intención El iba a ocupar el lugar del Cordero pascual, por que El ES este cordero, el Cordero de la Nueva Alianza.

Esto lo entendemos al mirar a la cima del Calvario. San Mateo nos dice en su capitulo 27, versículo 34 que “ le dieron a beber vino mezclado con hiel, Jesús lo probo, pero no quiso beberlo”. Jesús fiel a lo prometido en la cena rehusó tomar el vino, sin embargo el Evangelio de San Juan, Capitulo 19, versículo 29 y 30 nos dice que Jesús mismo lo pidió y lo bebió en lo alto de la Cruz, es de notar que el vino se lo presentan a Jesús en una esponja que ponen en una caña de hisopo y el hisopo era lo que se utilizaba para rociar la sangre del cordero en los marcos de las puertas hebreas la noche de la Pascua. A continuación Jesús dice: Todo esta cumplido. Este vino bebido por Jesús en la cruz CUMPLE la misión de Jesús. En ese momento la cortina del Templo se rasga dejando ver el interior vacío del Santo de los Santos.

Que importancia tenia este vino?

Jesús dice la noche de la Cena, “que no bebería mas del vino hasta que llegara el reino de su Padre”, evidentemente no se refiere al Reino Celestial, Jesús es muy claro cuando se refiere al cielo o a la vida eterna. Cual es el “reino” del Padre de Jesús?



En Getsemany Jesús clamaba “Padre, aparta esta COPA de mi…. pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Hay una gran conexión con esta copa y el SEDER de la Pascua, unos minutos antes Jesús en el Aposento Alto del Monte Sión ha rehusado beber de la tercera copa y he aquí que ahora pide que “no se la hagan beber”, es la copa de la Redención que El tiene que beber y asumir, pero no solo simbólicamente sin verdadera e históricamente, Vino que reclama en lo alto de la Cruz antes de terminar la Redención.



El Reino de Dios es el Reino de aquellos que hacen La Voluntad del Padre de Jesús. Jesús en lo alto de la cruz esta en lo mas perfecto de la voluntad del Padre, por lo tanto en lo alto de la cruz Jesús esta en la plenitud del Reino de Dios, y es aquí, en esta plenitud de la voluntad del Padre donde Jesús BEBE la tercera copa de la Cena Pascual, su COPA DE LA REDENCIÓN, con esto se conecta el Cenáculo y el Calvario, la Cena Pascual y el Sacrificio y con esto se termina la Antigua Alianza y comienza la Nueva, todo ligado por la Cena Pascual de Liberación y Redención, la Cena del Cordero.

Por lo tanto la Cena Pascual de Jesús termina en la cruz. A esto se refería Jesús cuando decía en Cana de Galilea que “ aun no había llegado su hora” la hora de Jesús llegó en lo alto de la cruz, esta es la boda que El esperaba, la boda mística del Cordero con la Iglesia donde El dió vino nuevo, el vino de la Nueva Alianza.




El culto central de la Iglesia Católica desde la época Apostólica es la Eucaristía, ya San Pablo decía a los Corintios en su Primera Carta, Capitulo 11, versículo 23 en adelante que “Habia recibido una TRADICIÓN que a su ves transmitía” Que Tradición era esta? Para que se forme una tradición hace falta varias generaciones, San Pablo escribe esta carta en el año 57 de nuestra era, 24 años después de la muerte y resurrección de Jesús, luego entonces esta tiene que ser una tradición que viene desde los tiempos mismos de la resurrección Señor,

Que Tradición era esta? La Eucaristía! Sigue diciendo San Pablo en el versículo 26

“Así, pues, cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están proclamando LA MUERTE del Señor, hasta que venga” La Eucaristía era el centro del culto y de la vida del creyente y esta Eucaristía proclamaba e iba a proclamar no la resurrección, sino LA MUERTE DEL SEÑOR hasta el fin de la historia, por esto es un “ Memorial”, que en ninguna forma quiere decir “acto simbólico”. Es la recordación de la Redención tal como lo era la antigua Pascua (ver en documentos Siloé “La Eucaristía”). Aca vemos claramente como San Pablo nos da la relación de la Eucaristía con el Sacrificio y con la Pascua!!

ASPECTO SACRIFICIAL DE LA EUCARISTÍA



Los hermanos de otras denominaciones constantemente nos bombardean con un versículo bíblico, este es Hebreos 7, 27:



“ esto lo hizo una sola vez y para siempre, cuando se ofreció a si mismo”



Basándose en esto dicen que la Misa no puede tener aspecto sacrificial; pero al determinar esto no toman en cuenta la regla de la Iglesia para entender las escrituras…hay que leer todo el Capitulo en cuestión y entender:



a) de que se habla

b) a quien se habla

c) que quiere decir..



Todo dentro del Capitulo, no sacando de contexto un versículo. De que nos habla el Capitulo 7 de Hebreos?. Este Capitulo nos habla de la necesidad que tenían los Sumos Sacerdotes de la Antigua Alianza de purificarse ellos antes de ofrecer sacrificios y de su entrar continuo a ofrecer sacrificios expiatorios, pues obviamente eran pecadores. Jesús es un “mejor” Sumo Sacerdote pues no tiene necesidad de ofrecer día a día sacrificios por los pecados, esto lo hizo de una vez en el calvario. El Capitulo 9 versículo 12 nos lo aclara, Jesús no tiene que estar entrando y saliendo del Lugar Santísimo como el Sumo Sacerdote de Israel, Jesús entro DE UNA SOLA VEZ con su propia sangre, se esta hablando de la legalidad sacrificial en la Antigua y en la Nueva Alianza. Mas adelante del versículo 23 en adelante Pablo va aclarar como los rituales del Templo de Jerusalén eran prefigura de la NUEVA LITURGIA CELESTIAL, ya Jesús esta entronizado de una vez y para siempre en el Templo celestial como nuestro Sumo Sacerdote y Mediador.

Invalida esto la Misa como Sacrificio? NO, de ninguna manera, veamos el capitulo

9 de la carta a los Hebreos en su versículo 23, don de dice:



fue, pues necesario que la copia de las realidades celestiales fuese purificada con esos sacrificios. Pero las realidades celestiales mismas requieren MEJORES SACRIFICIOS



En este capitulo y en Hebreos 8, 2-3 San Pablo nos hace una comparación del los sacrificios de la Antigua Alianza y el Sacrificio de Cristo y es notable que al hablar del Sacrificio de la realidad celestial lo hace en plural “ MEJORES SACRIFICIOS”. Por que no dice “mejor sacrificio”? Que “sacrificios” son estos?, Porque son MEJORES?,Que acción realiza Jesús en el cielo? ….

Este sacrificio hermano, es la Ofrenda Eucarística, sacrificio de Propiciación del cual ya hablaremos mas adelante. Muchos hermanos podrán objetar que en este capitulo se habla constantemente de que “ Cristo no tiene que padecer constantemente” ( Hebreos 9, 26) y que “ se presento UNA sola vez para siempre para quitar el pecado por medio del sacrificio de si mismo” pero quiero hacer notar que aquí de nuevo esta hablando de la entrada de Jesús como sumo sacerdote y cierto, SI! Jesús entra una sola vez como ofrenda, pero no quiere decir que esta única y sola vez ejerce su mediación, su mediación sacrificial es activa hasta que el pecado muera en la creación y hago notar que en este versículo 26 al hablar de la Cruz, Pablo habla del sacrificio que quito EL PECADO en singular. El sacrifico vicario de Jesús anula el pecado original de desobediencia y restituye la comunión del hombre con Dios, pero no quiere decir que quita mi pecado individual, pues si así fuera, entonces el arrepentimiento seria innecesario.



Tenemos la clave en Hebreos 2, 17



Por eso, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser compasivo y fiel Sumo Sacerdote ante Dios, para EXPIAR los pecados del pueblo.





Aquí esta la clave! Jesús Sumo Sacerdote ante el Padre cumple su función sacerdotal. Cual es esta? La misma que hacia el Sumo Sacerdote en Israel, hacer sacrificios de orden PROPICIATORIO, solo que confrontamos un pequeño problema idiomático, la palabra en Griego que se usa aquí y que la versión Reina Valera es HILASKOMAI, que es traducida en el diccionario Griego- Español Vox como “ desenojar, aplacar, propiciar, conciliar” nunca como “expiar” y es la misma que se utiliza en San Lucas 18, 13 donde la misma versión Reina Valera traduce: “ Dios se PROPICIO a mi, pecador” .Mala fe del traductor? Solo el Señor lo sabe. Pero definitivamente Jesús ofrece en el cielo Sacrificios PROPICIATORIOS que aplacan a Dios y lo abren a la misericordia, Jesús en su mediación crea el clima propicio a la reconciliación del hombre con Dios por medio de su Sacrificio único pero que de forma nueva y celestial se renueva día a día por nuestros pecados y que es ofrecido por la Iglesia en la Eucaristía, liturgia terrena que nos une a la liturgia celestial.

Además como dato curioso en los sacrificios expiatorios que “propiciaban” en la Antigua Alianza la víctima era comida por el sacerdote oferente (que no era el Sumo Sacerdote, sino un sacerdote que participaba de la mediación del Sumo) y también era comida por el oferente como seña de que Dios había aceptado este sacrificio, cosa que también concuerda con nuestra Eucaristía donde la víctima Jesús es comida por el Sacerdote y el oferente como señal de nuestra salvación y Pascua.



Tenemos que ver, para tener una clara visión de la Misa como Sacrificio Perpetuo, la actuación del Sumo Sacerdote en el Santo de los Santos del Templo de Israel el día de la Expiación (Yon Kipur) tal como nos lo narra el Levítico. Ese día el Sumo Sacerdote imponía las manos sobre la cabeza del animal y descargaba sobre el todos los pecados de Israel, a continuación era degollado y su sangre recogida en un cuenco de plata, con el cuenco en las manos y con un gran terror en el corazón el Sumo Sacerdote levantaba el velo que cerraba el paso a los mortales al Lugar Santísimo y entraba el solo a la presencia de Dios, una vez dentro derramaba la sangre sobre el Propiciatorio del Arca como testimonio de que el animal había muerto y con el los pecados de Israel y se consumaba la expiación de ese año.

Es importante tener en cuenta esto:



EL SUMO SACERDOTE MINISTRABA EL PERDÓN DE ISRAEL CON LA SANGRE DEL CORDERO Y TODO EL TIEMPO QUE EL PERMANECÍA DENTRO DEL LUGAR SANTÍSIMO ESTE SACRIFICIO ESTABA VIGENTE, PUES LA SANGRE ERA FRUTO DE EL, EL SACRIFICIO CESABA Y DEJABA DE ACTUAR CUANDO EL SUMO SACERDOTE SALÍA DETRÁS DE LA CORTINA COMO SEÑAL QUE TODO HABÍA CONCLUIDO.



Esta es la razón por la cual la Iglesia proclama que la Eucaristía es un Sacrificio, ES POR QUE EL ÚNICO SACRIFICIO DE JESÚS AUN ESTA VIGENTE!, me explico: Jesús (Dice San Pablo) tomo la función de Sumo Sacerdote en la Nueva Alianza y la función litúrgica del Templo de Jerusalén paso al cielo (es por eso que el Templo dejo de existir) Jesús hace lo misma función. Jesús entra al Lugar Santísimo donde nadie puede entrar (la presencia del Padre) lleva en sus manos su propia sangre como testimonio de que El murió y con el todos nuestros pecados y comienza su ministracion por la Redención de los hombres que aun no ha terminado, Jesús no ha salido de la Presencia del Padre y recuerden que mientras el Sumo Sacerdote no salía del Lugar Santo el Sacrificio estaba vigente, por lo que el Sacrificio de la Cruz AUN ESTA VIGENTE pues Jesús no ha acabado de ministrar, cuando Jesús regrese en Gloria habrá salido del Lugar Santísimo y se habrá acabado SU ÚNICO SACRIFICIO, esto será al final de los tiempos, ahora Jesús ministra. La Eucaristía es nuestra conexión con la mediación Sacerdotal de Jesús en el cielo, es el MISMO SACRIFICIO que se Actualiza en la tierra mientras El ministra en el cielo, la Misa une la tierra con cielo y nos lleva directamente a la presencia de Dios por medio Jesús. MISTERIO PODEROSÍSIMO QUE POSEE LA IGLESIA CATÓLICA.





Los Padres Apostólicos hablaran abundantemente de la Eucaristía como punto central de la vida cristiana. Ya Ignacio de Antioquía decía en su carta a los Filadelfos en el año 107 de nuestra era “ Poned todo ahínco en usar una sola Eucaristía; porque una sola es la carne de Jesucristo y uno solo es el cáliz para unirnos con su sangre y un solo altar al igual que hay un solo Obispo”, luego entonces la Iglesia lleva celebrando por casi 2000 años como culto central de la Fe no un culto de predicación con música bonita, sino la Eucaristía, culto que tiene su raíz en la celebración Pascual del Pueblo Hebreo.

San Justino, en el año 150 de nuestra era, describía como celebraban los cristianos la Eucaristía: “ El día que se llama del sol, se celebra una reunión de todos los que habitan en las ciudades o en los campos, allí se leen en cuanto el tiempo lo permite, las memorias de los Apóstoles o de los Profetas; luego cuando el lector termina el presidente, generalmente el Obispo, hace una exhortación. Seguidamente nos levantamos todos a una y elevamos nuestras plegarias. Cuando se termina se ofrece pan y vino y el presidente según su inspiración eleva igualmente la plegaria eucarística y el pueblo responde Amen. Viene a continuación la distribución de la Eucaristía y su envío mediante los diáconos a los ausentes” Mas o menos lo que se celebra hoy después de 1850 años en todas las Iglesias Católicas del mundo.



Jesús celebra la primera Eucaristía dentro de una cena Pascual Judía y de ella toma sus elemento el culto católico, de ello hablaremos mas adelante. Ahora bien, esta cena Pascual Judía tenia un aspecto sacrificial, antes de comer el cordero este era sacrificado “en el templo” como señal de la redención de Israel…después venia la Cena, es por esto que la Iglesia desde tiempos inmemoriales ha llamado a la Eucaristía “SACRIFICIO”. La Eucaristía es la renovación del sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario… decimos RENOVACIÓN, NO REPETICIÓN…este sacrificio no se puede repetir, pues es único y suficiente. En la Eucaristía, de una forma misteriosa se RENUEVA el mismo sacrificio, es por esto que la Iglesia le llama Sacramento, esta es la forma en que nos “conectamos” con el calvario y su poder redentor. Renovación quiere decir actualización de la salvación que Jesús nos da, sacrificio incruento (sin derramamiento de sangre), pero sacrificio al fin (ver la apologética en Eucaristía, en los documentos de Siloé).





ASPECTO DE BANQUETE DE BODA DE LA EUCARISTÍA



El Libro del Apocalipsis nos da una clara visión de este sacrificio Eucarístico. Este Libro es en opinión del doctor Scott Han ( ex Pastor Presbiteriano) el “ Mas Católicos de los libros” Libro que trae una “liturgia celestial” muy parecida a la Eucaristía Católica. Cuando se entiende esto este libro se hace mas claro a nuestro entendimiento y se convierte en una verdadera “revelación”.

Si tenemos en cuenta que Justino, en el pasaje anteriormente mencionado, describe la liturgia dominical de los cristianos a solo cuatro décadas de escribir Juan el Apocalipsis tenemos que llegar a la conclusión que ya la Iglesia celebraba una liturgia muy parecida a la nuestra en los tiempos joanicos, es muy interesante que en el capitulo uno del Apocalipsis ( Apoc. 1, 10 ) Juan dice que tiene la visión celestial el día del Señor, o sea el domingo , el mismo día en que se ha celebrado por siglos la liturgia central de la Iglesia. Además con mucha pena para los que equivocadamente ven en el Apocalipsis una revelación profética del final ecatombico de la humanidad, Juan dice varias veces que todo “ocurrirá pronto” han pasado dos mil años de este hecho y este “pronto” no ha ocurrido…..no será que hemos estado mal interpretando este libro santo por los siglos. Aunque no es el propósito de este breve ensayo el estudio del Apocalipsis, ya San Agustín en su libro “La Ciudad de Dios” daba esta misma opinión, que el Apocalipsis “ ha sido mal interpretado “ por grupos con ideas milenaristas.



Juan tiene en el día litúrgico católico por excelencia una revelación del mismo Señor donde le pide que este mensaje sea escuchado “Dichoso el que la lee, dichoso los que la oyen” ( Apoc. 1, 3) o sea es un libro para que uno (en singular) lo lea y otros (dichosos, oyen,..en plural) lo escuchen, es un libro para proclamar tal como se hace en la liturgia de la Palabra en la Misa y como se hacia ya en tiempos de Justino, o sea que vemos claramente que el Apocalipsis comienza con la proclamación de la Palabra de Dios para que todos los que la escuchen y obedezcan vivan el día de la llegada del Señor, el Apocalipsis tal como nuestra Eucaristía comienza con una liturgia de la Palabra, que se propone esta liturgia? Amonestar al creyente, confrontarlo con la Palabra de Dios, para que esta redargulla su vida y la cambie. Así comienza el Apocalipsis, amonestando a las Iglesias contra sus errores para que no sean borradas del Libro de la Vida, después marcando la diferencia “La Mujer Vestida de Sol” comienza el tiempo en que prepara al creyente para la gran batalla de la Fe contra el Anticristo y así preparar la venida del Mesías..el Apocalipsis termina con las Bodas del Cordero y su Iglesia.



De la misma forma se desarrolla la liturgia Eucarística. Comienza con una exhortación de la Palabra de Dios para edificación del creyente y su conversión y termina con el banquete de Bodas del Cordero que es la comunión.

La palabra griega Apokalypsis era utilizada para el día en que terminaba toda una semana de fiesta de bodas Judía (ojo 7 días). El Apokalypsis era el día en que el novio levantaba el velo de la novia y la veía por primera vez, en Efesios 5 Pablo llama a la Iglesia “La novia de Cristo”. El punto culminante del Apocalipsis se encuentra en el capitulo 19, versículos del 5 al 9 donde el Apóstol nos habla del “ banquete de las bodas del cordero”. La Eucaristía es este “banquete de bodas” es el Apokalypsis donde el Cordero levanta el velo de la Iglesia, en este momento la Iglesia se une con el cielo en la Adoración “al que esta sentado en el trono” y se regocija en este banquete nupcial. Los Ángeles son colaboradores con nosotros en esta liturgia terreno-celestial es por esto que el Angel a continuación le dice a Juan que el es “consiervo suyo”( Apc. 19,10).

Es notable que en el Libro del Apocalipsis se le llama a Jesús Cordero de Dios 28 veces. Uno de los momentos mas emocionantes para mi de este libro, es cuando Juan ve delante del trono que aparece el CORDERO SACRIFICADO y puede abrir el libro recibiendo la adoración celestial, y es significativo que Juan NO ve a Cristo resucitado y victorioso (lo que seria lo lógico después de las Ascensión, ya Cristo que no era el cordero sufriente, según la teología protestante). Juan ve a el Cordero SACRIFICADO, lo que nos quiere decir que aun ESTA VIGENTE el único sacrificio de Cristo, claramente Juan se refiere a que Jesús aun sigue propiciándonos con su único y suficiente sacrificio de forma misteriosa (sacramentun) ESTA ES LA MISA, LA NUEVA CENA DEL CORDERO, cena y Sacrificio Pascual al mismo tiempo.



Conclusión La Santa Eucaristía es la PRESENTACIÓN de la obra de Jesús en la cruz al Padre que asegura nuestra participación de las gracias y beneficios de su muerte única y suficiente y que estará vigente hasta el día en que el Cordero abra el Libro de la Vida y regrese como Rey a juzgar la creación. En la Eucaristía se cumple lo que dice le Apóstol Pedro en su Capitulo Segundo, versículo 5



Ustedes pasan a ser una comunidad de sacerdotes que, por Cristo Jesús, ofrecen SACRIFICIOS ESPIRITUALES, agradables a Dios.



EL IMPEDIMENTO DE LAS MUJERES AL SACERDOCIO



Hoy las fuerzas de la Nueva Era dentro de la Iglesia tratan de llevar las mujeres al Sacerdocio en base a una supuesta igualdad mal entendida. El Santo Padre Juan Pablo II dijo con justeza que "no es que yo no quiera, es que yo no puedo" y lo dijo con razón .Nadie tiene poder sobre la tierra para ordenar mujeres al Sacerdocio. No es por discriminación pues la Iglesia le ha dado a una Mujer (Maria) el puesto mas grande que se le ha dado a mujer sobre la Tierra al ponerla en su lista de importancia después de la Trinidad y como primera de los mortales. La mujer no puede entrar al sacerdocio por varios motivos.



El primero. Jesús la noche de la Ultima Cena no encargo a ninguna mujer disponer de esta como era la costumbre, la encargo a los Apóstoles como nos lo dice San Marcos 14 12 El primer día de la fiesta de los panes Ácimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual".

13 Él envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, 14 y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: "¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?".



15 Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario". 16 Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua. Jesús quería esa noche solo al colegio Apostólico y a este Colegio Apostólico le dio la orden que establece el Presbiterado Católico “haced esto en memorial mío” .Esta orden dada solo a hombres marca la característica sacerdotal católica en línea con la del Antiguo Testamento donde solo hombres ministraban, con mas razón en el nuevo. Porque quería Jesús solo hombres?



El Sacerdocio Ministerial católico surge en y por la Eucaristía, el Sacerdote ministra “in persona Christi” o “como la persona de Cristo”, ya hemos visto en el tema como el Sacerdote representa a Cristo-Novio que se casa místicamente con la Iglesia-novia en la Eucaristía, una mujer NO pude representar al Novio, UNA mujer sacerdote seria una Novia que se une místicamente a otra novia, una verdadera aberración y profanación de la Eucaristía que es lo que busca el enemigo de Dios, esa es la verdadera razón por el cual NADIE tiene poder de ordenar mujeres al sacerdocio.

Otra razón es que la Misa es un sacrificio y las mujeres jamás en Israel ni en ninguna otra cultura han realizado este tipo de ritual.



Según los liberales la Iglesia no goza de popularidad entre las gentes pues no es moderna al no dejar a las mujeres entrar al sacerdocio, permitir las

bodas homosexuales o la relación prematrimonial y achacan a esto la disminución de fieles pero veamos un hecho: todas estas cosas han sido

permitidas en la Iglesia Episcopal, la lógica diría que esta Iglesia debería estar llena de fieles y de ex-católicos! La realidad es otra, esta

Iglesia se esta desmoronando entre problemas internos y sus bancos se están quedando vacíos, no le hagamos caso al demonio.







ALGUNOS ELEMENTOS JUDÍOS EN LA IGLESIA CATÓLICA QUE LA CONECTAN CON EL ISRAEL BÍBLICO



Las Vestiduras Episcopales y Sacerdotales de los Ministros Católicos cuando ofician en el Altar: Éxodo 28, 35/ Éxodo 40



Rito de Consagración de Obispos y Sacerdotes: Éxodo 29,6

Incienso: Éxodo 30, 1



Agua a la entrada del Templo: Éxodo 17



El carácter sagrado de los artículos litúrgicos: Éxodo 30, 26-29



El Óleo de la Unción: Éxodo 30, 22-25



La riqueza de lo ofrecido al Señor en el culto solemne: Éxodo 35,4



El Templo y la Sinagoga tenia un ciclo donde se leía la Thora durante todo el periodo de un año. La Iglesia tiene el mismo periodo, donde lee los Evangelios en ciclos de un año.



El lugar central de la Sinagoga es el Aron Hakodesh que es un receptáculo cuadrado cubierto por una cortina bordada y escoltado por una luz siempre encendida donde se guarda la Palabra de Dios. El centro de la Iglesia es el Tabernáculo con una cortina bordada y una luz siempre encendida donde se guarda la Palabra de Dios encarnada, Jesús el Cordero Eucarístico



Los judíos se cubrían la cabeza con el Kipa. El Obispo descendiente de los Apóstoles también se cubre la cabeza con un Kipa llamado solideo.



Los judíos se ponían el Talit para orar, la Estola Sacerdotal es una descendencia de este Talit.



El Templo y la Sinagoga mantenían y mantienen una liturgia, la Iglesia también.



Los Judíos tenían el Heren o excomunión. La Iglesia también.



Los Judíos celebraban la Pascual. La iglesia También



Los Judíos mantenían una sola interpretación de la Ley. La Iglesia también



El Templo se dividía en tres secciones: La sección de los fieles, la sección de los sacerdotes y el Santo de los Santos donde oficiaba el Sumo Sacerdote que ofrecía el sacrificio. El templo Católico también se divide en tres secciones: La Sección de los fieles, La sección de los Ministros (Presbiterio) y el Altar donde se ofrece el sacrificio al Padre por medio de Jesús Sumo Sacerdote de la Iglesia.



ELEMENTOS DEL APOCALIPSIS EN LA MISA:



El Domingo como da de Adoración: Apoc. 1, 10

Altar: Apoc. 8,3-4 / 11:1

Presbíteros, traducido como ancianos en nuestras Biblias: Apoc. 4,4 /11;15 / 14,3 / 19,4



Vestiduras Litúrgicas: Apoc. 1; 13 / 4;4 / 6; 11 / 7;9 / 15;6 / 19, 13-14



Celibato: Apoc. 14:4



Candelabros: Apoc. 1; 12/ 2;5



Incienso: Apoc. 5;8 / 8; 3-5



Libros que se abren: Apoc. 5; 1



Cálices o copas: Apoc. 15;7



Signo de la Cruz (Tau): Apoc. 7;3 / 14;1 / 22;4



Gloria: Apoc. 15,3-4



Aleluya: Apocalipsis 19;1,3,4,6



Santo, Santo, Santo: Apoc. 4;8



Cordero de Dios: Apoc. 5, 6 en adelante



Amen: Apoc. 19,4 / 22, 21



Intercesión de los Angeles y los Santos: Apoc. 5, 8 / 6,9-10 / 8, 3-4



Mención de la Virgen Santísima: Apoc. 12, 1-6



San Miguel Arcángel: Apoc. 12, 7



Cena de las bodas del Cordero: Apoc. 19, 9-17

( Tomado de La Cena del Cordero, Revista Envoy)



Hermano si eres católico, dale gracias a Dios porque en la Eucaristía estas en presencia del verdadera APOKALYPSIS donde Jesús levanta el velo de su novia la Iglesia (TU!!!!!!!!!!) y nos invita al banquete de bodas, para luego hacernos el amor.

Si no eres católico, oramos por ti para que un día puedas gozarte con nosotros en las Bodas del Cordero.



LA NOVIA DICE, VEN!


¿Verdadera presencia o solamente símbolo?
Tomaré la copa de la salvación (Sal 116, 13).

Poco después de Martín Lutero, las iglesias protestantes rechazaron la creencia de que Jesucristo está verdadera y sacramentalmente en el pan y en el vino consagrados. Ellas dicen que son solamente símbolos de la presencia de Cristo y por eso no adoran los elementos consagrados como los católicos. Su argumento es que Cristo habló en parábola cuando habló de comer su carne, y que la cena del Señor es nada más que un recuerdo: Haced esto en memoria mía.

Si los hermanos tienen razón no pierden nada. Pero si la Iglesia católica la tiene, o sea que el pan y el vino significan eficazmente y literalmente el cuerpo y la sangre de Jesucristo, los hermanos pierden muchísimo porque no tienen la oportunidad de recibir este alimento que da vida eterna.

"La transubstanciación, o sea el cambio de la substancia del pan y del vino en la Cena del Señor, no puede ser demostrada por las Sagradas Escrituras, sino que repugna a las palabras sencillas de la Biblia...." (Art. 18 de la Constitución de la Iglesia Metodista de México, 1975 y Disciplina Iglesia Metodista de México, 1991, p 54).

"Esa doctrina que sostiene un cambio de sustancia del pan y del vino a la sustancia del cuerpo y de la sangre de Cristo... ha sido y es la causa de muchísimas supersticiones, y además de una crasa idolatría" (Confesión de Fe de Westminster, Publicaciones el Faro, México, 1984,1993, Cap 29, art. F).

Sin embargo...

Los que reciben la comunión deben estar plenamente convencidos que lo que aparenta ser pan no es pan, aunque sabe así, sino el cuerpo de Cristo, y lo que aparenta ser vino no es vino aunque el sabor es así (Cirilo de Jerusalén año 350 d.C. Discursos Catequéticos).

Primero, es importante saber qué quiere decir la palabra "transubstanciación". Es la creencia de que el cuerpo-sangre-alma y divinidad (en otras palabras, Cristo mismo), está verdaderamente presente bajo las apariencias de pan y vino.

¿Qué dice la Biblia?

Como afirman los hermanos, es cierto que Jesús habló de sí mismo en símbolos: Yo soy la puerta (Jn 10, 9); Yo soy la vid (Jn 15, 1). En estas ocasiones nadie de los que escuchaban a Jesús lo tomó literalmente. Nadie preguntó "Si eres una puerta, ¿dónde está el picaporte?; si eres la vid ¿dónde están las hojas y por qué no eres verde?". Todo el mundo entendía que él estaba hablando en símbolos y que tenía sentido. Cristo es como una puerta -vamos al cielo por Él- también es como una vid porque nos da vida cuando permanecemos en Él. En otras ocasiones, cuando la gente no le comprendió, él corrigió su malentendido. Es interesante notar que en algunas de estas ocasiones el malentendido tenía que ver con la comida: El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían uno a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo; Mi comida es que haga la voluntad del que me envió..(Jn 4,34). Jesús aclaró el asunto. Ver también "la levadura de los fariseos" en Mt 16, 5-12

Pero no fue así en Juan 6 y en la Última Cena. Jesús no dio ninguna explicación, porque era claro. No hay semejanza entre "Yo soy la vid", "la puerta" y " Yo soy el pan de vida" de Jn 6, 35. Jesús va mucho más allá del simbolismo: "Mi carne es verdadera comida, mi sangre verdadera bebida" (v. 55). Pero miremos todo el contexto de Juan 6.

¿Qué pasó en capítulo seis de Juan?

El contexto del capítulo es importante: Jesús hizo un milagro con pan; alimentó a toda la gente. Después, enseñó que Él es el pan que bajó del cielo. Él mismo es alimento (Jn 6, 35-41).

La reacción de los judíos durante el discurso es sumamente importante. Jesús empezó a hablar literalmente y los judíos lo tomaron al pie de la letra cuando les dijo que había bajado del cielo. Por eso se disgustaron: ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido? (Jn 6, 42). Pero Jesús realmente bajó del cielo; lo tomaron literalmente y no les corrigió. Los hermanos separados estarán de acuerdo con nosotros en que Jesús literalmente bajó del cielo. Pero es triste que mientras los hermanos creen literalmente esta parte del discurso de Jesús en Juan, no toman el resto del capítulo así. Para ellos es simbólico. A continuación veremos que no lo es.

Jesús siguió hablando al pie de la letra como antes: Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero (Jn 6, 44). Los hermanos sí creen que aquí Jesús habló literalmente cuando dijo: "le resucitaré". También lo cree la Iglesia católica. Pero después los hermanos, por razones históricas y no bíblicas, dicen que lo siguiente es simbólico.

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros (Jn 6, 51-53).

Vemos que Jesús en Juan 6, 51 a 60 tuvo que seguir repitiendo que mi carne es verdadera comida y que la gente lo tomó al pie de la letra. ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? ¡Y Jesús no les corrigió! El no les dijo que estaba hablando solamente en parábolas y que no lo tomaran literalmente(1).

Otra vez Jesús repitió: mi carne es verdadera comida, mi sangre verdadera bebida (v. Jn 6, 55). Y otra vez reaccionaron los judíos. En v. 60 leemos que los Fariseos dijeron: Dura esta palabra; ¿quién la puede oír? Luego leemos que: Muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él (v. 66). Es el único caso en que se afirma que Jesús fue abandonado por algunos discípulos por lo que él decía. Y JESÚS NO LES IMPIDIÓ APARTARSE DE ÉL. Él no les dijo: "No se vayan, sólo estoy hablando simbólicamente. No me malentiendan." Se arriesgó a perder a todos sus apóstoles pero seguía hablando al pie de la letra. Y los Apóstoles captaron que él hablaba así. Por eso fue una palabra "dura".

¿Por qué los fariseos y discípulos pudieron captar que Jesús hablaba literalmente cuando decía que Él bajó del cielo y que su carne es verdadera comida, mientras que los hermanos piensan que Jesús habló solamente al pie de la letra cuando dijo que bajó del cielo en versículos anteriores? ¿Qué tipo de maestro sería Jesús si todo el mundo lo toma literalmente cuando no debe ser así?

Cuando dijo que su carne es verdadera comida los hermanos dicen que fue una parábola. Pero el texto no da ninguna idea de que la primera expresión sea literal, y que la segunda no lo sea. De hecho, después de decir que su carne es comida verdadera, Jesús otra vez les dijo que él es el pan que descendió del cielo (Jn 6,58). No tiene sentido decir que, entre dos cosas que Jesús dijo literalmente. Decir que la primera frase es literal, la segunda es simbólica y la tercera es literal es hacer violencia al contexto.

En el fondo de la expresión "Mi carne para que el mundo tenga vida" hay una fórmula aramea en la que "carne" sustituye a "cuerpo" para designar la realidad creatural de la persona humana. "Para la vida" traduce la palabra griega HYPER que los relatos de la Última Cena cuando Cristo instituye la misa (adelante) denota el carácter sacrificial y expiatorio de la muerte de Cristo.

Los hermanos separados citan el versículo 35 donde Jesús dice que "quien viene a mí" no tendrá hambre" y quién cree en mí" como pruebas de que el capítulo seis es simbólico. Afirman que cuando Jesús se llama a sí mismo "el pan de vida" solamente está diciendo que si creemos en Él nos va alimentar espiritualmente como el pan nos alimenta físicamente. Ellos dicen que "comemos" y "bebemos" a Cristo al ir a Él y al creer en Él. Pero como vimos, el contexto es claramente literal y no simbólico. El mismo Martín Lutero creía en la presencia verdadera de Cristo (ver Luther's Collected Works No. 7, Wittenburg Edit)(2).

Además, Jesús no les corrigió cuando los discípulos dejaron de seguirlo por tomarlo literalmente (Jn 6, 66)(3). Ellos eran de su raza y sabían como entenderlo, también podían ver su rostro y conocían su manera de hablar. Por eso se disgustaron cuando habló de que su carne era verdadera comida. Si Él hablara solamente de la institución de una comida como bendición no hubiera causado el abandono de parte de sus discípulos porque la religión judía, y las costumbres del mundo antiguo estaban repletas de comidas especiales. Mira cuántas veces Jesús participó en comidas cuando visitaba a las personas y cómo utilizara la imagen del banquete en sus parábolas.

Notamos lo literal de las palabras de Jesús al utilizar la palabra griega TROGO en vez de PHAGO. TROGO es más específico en cuanto a masticar, mascar, roer, mientras PHAGO es una palabra general para comer. Los únicos otros lugares donde el NT tiene TROGO son Mt 24, 38 y Jn 13, 8. NINGUNA VEZ QUIERE DECIR COMER SIMBOLICAMENTE(4). Además los judíos ya sabían que Jesús hablaba de comer literalmente porque preguntaron ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? (v. 52), aún antes de que Jesús utilizara TROGO.

Otra razón para estar seguros de que Jesús hablaba literalmente es que en el tiempo de Jesús, "comer la carne de alguien" en sentido simbólico era asociado con la persecución, la violencia, la traición y la matanza: Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los huesos; que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla (Mi 3, 2-3). Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron (Sal 27, 2). Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá hambre, y comerá a la izquierda, y no se saciará; cada cual comerá la carne de su brazo (Is 9, 20) Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo..(Is 49, 26). (Ver 2 S 23, 15-17 y Ap 17, 6 y 16). Si Jesús habló figuradamente estaría diciendo: Yo les aseguro que a menos que ustedes persigan, traicionen y maten no tienen vida. El que comete la violencia tiene vida eterna y lo resucitaré en el día postrero.

Algunos hermanos añaden que no pueden ser literales porque Jesús dice que el espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha (Jn 6, 63). Pero Jesús no dice "mi carne" no aprovecha sino "la carne". En la Biblia "carne" se refiere no solamente al cuerpo físico de un ser humano sino también al pecado en comparación con la vida del Espíritu: Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte (Ro 7, 5 y 1 Co 2, 14-3,4). No andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu (Ro 8, 4-5).

Jesús no estaba ofreciendo comer su cuerpo en ese momento. Esto hubiera sido canibalismo(5). Lo que decía era que por el poder del Espíritu Santo -el espíritu es el que da vida- pronto su cuerpo sería glorificado. Recuerda que el contexto del capítulo es la Pascua (Jn 6, 4). Él estaba apuntando al momento después de su muerte cuando daría a sus discípulos su cuerpo transformado por el Espíritu para "la vida del mundo". Porque el espíritu da vida: el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo (Jn 6, 51)(6).

En la misa no es el cuerpo de Jesús-hombre como tú y yo lo que recibimos sino el cuerpo del Cristo glorificado. Cristo no sufre más, no hay sangre de glóbulos rojos y blancos. Por eso decimos "Cuerpo de Cristo" no "Cuerpo de Jesús". Como el Sumo Sacerdote lo hizo en la Última Cena, en la misa el sacerdote representando a Cristo, pronuncia sobre el pan y el vino las mismas palabras: Esto es mi cuerpo, esto es mi sangre. Y el Espíritu da vida: Y las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6, 63). Este mismo Espíritu que dio vida a la Creación (Gn 1, 2) y formó la vida del Mesías en el seno de María, transforma el pan en cuerpo de Cristo.

El citar a Jesús "mis palabras son espíritu y vida" para afirmar que las palabras de Jesús son simbólicas no tiene sentido cuando reflexionamos: las palabras de Jesús son espíritu y vida, por supuesto. Pero no todas son simbólicas.

Cuando Dios dice una cosa acontece (Is 55, 11). Su palabra es efectiva: Esto es mi cuerpo (Mc 14, 22-24). No dijo "Esto simboliza mi cuerpo" sino "Esto ES". Habiendo dicho Cristo "éste es mi cuerpo", ¿quién va a decir: "No, Señor, éste no es tu cuerpo. Es pan, no más"? Decir: "esto es mi casa, esto es mi amigo" no quiere decir "esto es símbolo de mi casa, símbolo de mi amigo"(7) . Por 1,500 años, hasta después de Lutero, nadie discutió esta creencia.

Es un milagro, y no es por casualidad que Jesucristo hizo este discurso después de la multiplicación de panes. El milagro para alimentar el cuerpo. Ahora quiso alimentar el alma.

Me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que da vida eterna y permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará...(Jn 6, 26-27). Nuestros padres comieron el maná en el desierto.... Jesús les dijo:... No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo (Jn 6, 31-32). Jesús afirmó que la comida que daría es superior al pan multiplicado y al maná (vv. 31-32). Si el pan y vino no se convierten en el Cuerpo y Sangre de Cristo, estas palabras son mentiras. El pan y el vino normal no son mejores que el maná y lo que alimentó milagrosamente a cinco mil varones.

Al fin y al cabo, si es como dicen los hermanos: que Cristo no hablaba de su propia carne porque "la carne para nada aprovecha" (v. 63) entonces todo el capítulo NO TIENE SENTIDO. Tendríamos que comprender que, a pesar de que Jesús acaba de mandar a sus discípulos comer su carne, luego dice que hacer esto ¡no tiene sentido ("nada aprovecha")! "Come mi carne pero verás que es una pérdida de tiempo". ¿Es esto lo que está diciendo Jesús? Por supuesto que no. La frase las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida NO QUIERE DECIR "lo que acabo de decir es simbólico". La palabra "espíritu" nunca se toma así en la Biblia. Además, si Jesús aclara que estaba hablando en símbolos y que -"la carne [literalmente hablando] nada aprovecha"- ¿por qué sin embargo sus discípulos lo dejaron? Es importante notar también que en la Última Cena Jesús utiliza la palabra cuerpo. "Esto es "mi cuerpo", y no carne. Esto hace que el asunto sea más claro todavía porque en el pensamiento judío, no hay dualismo entre cuerpo y alma. "Mi cuerpo" quiere decir la persona en su totalidad. "Esto es mi cuerpo" significa "esto soy Yo".

En Lucas 22, 19 leemos: haced esto en memoria de mí. Los evangélicos piensan que esto quiere decir que celebrar la Cena no es nada más que un recuerdo intelectual, recordando lo que hizo Jesús aquella noche. Para ellos Él está presente sólo espiritualmente por la "comunión" de los creyentes cuando celebran juntos.

Pero tenemos que comprender que Jesús estaba celebrando la Pascua, y para los judíos "hacer memoria" no es solamente recordar un hecho histórico, un recuerdo de algo pasado, sino un REVIVIR. Un "memorial" para los cristianos y judíos es una proclamación eficaz de la obra poderosa que Dios hace de nuevo. Significa que el acontecimiento irrepetible del Calvario se hace realidad en el presente por medio del Espíritu Santo. En el altar, el pan y el vino no quedan solamente como símbolos, sino que se convierten en el Jesucristo de aquel primer viernes santo en el lugar de la Calavera (Mr 15, 21). (Ver siguiente capítulo.) Es algo del pasado que entra espiritualmente en el presente como lo expresa la palabra griega ANAMNESIS (1 Co 11, 25).

En Exodo 24, 8 leemos: Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas. Prefiguran las palabras de Jesús cuando tomó el vino: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados (Mt 26, 27-28). Para completar el pacto, Moisés utilizó sangre de cordero y no un símbolo de ella. Igual cuando Jesús, el Cordero de Dios, firmó el Nuevo Pacto en su sangre. Es importante notar que el único lugar donde Jesús habla del Nuevo Pacto en su sangre es en la Última Cena cuando compartió la copa de vino(8).

¿Cómo entendió Pablo las palabras de Jesús?(9)

De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa indignamente será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor (1 Co 11, 27). O bien, la Versión Latinoamericana: Si alguien come el pan y bebe de la copa del Señor indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del Señor.

Pablo estaba hablando de la celebración de la Cena del Señor. Y pecar contra el pan es pecar contra el cuerpo (no contra el pan). Pecar contra la copa, es pecar contra la Sangre y (no contra la copa). El pan es el cuerpo. Pecar contra Dios es pecar contra el Creador, porque Dios y Creador son iguales". ¿Cómo podría ser tan grande el pecado vinculado con "comer" si solamente fuera pan y vino? (Ver v. 29 en adelante.) El Creador no nos da solamente "cositas que simbolizan". Él mandó a su hijo para tomar nuestra pobre carne y el hijo nos da de sí mismo. ¡Qué gran amor!

En v. 29 Pablo utiliza la palabra DIAKRINO (discernir)(10): el que come y bebe indignamente sin discernir el cuerpo del Señor, juicio... Entonces, los corintios, no estaban discerniendo o estaban dudando que era el cuerpo de Jesucristo. Si no fuera así tendríamos que preguntarnos, ¿por qué ser juzgados con enfermedad y muerte espiritual (v. 30) si fuera solamente del pan que abusaban? Pablo dice que eran culpables de pecar contra el cuerpo y la sangre de Cristo (v. 27), pero ¿cómo si no estaba presente físicamente en la comida? Pablo no dice que pecan en contra de la Cena del Señor. No se puede pecar en contra si no se está presente. La conclusión es clara: el que come indignamente es culpable en cuanto a lo que come.

La copa de bendición que bendecimos ¿no es la comunión de la sangre de Cristo pan que partimos ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? (1 Co 10, 16)

Un folleto llamado Roman Catholics and Communion (los católicos romanos y la comunión) del grupo Evangelical Outreach argumenta que si fuera cierto que Jn 6, 53 es interpretado literalmente, que comer su carne y beber su sangre da vida eterna, entonces ¿cómo pudo haber sido salvado Zaqueo (Lc 19, 9) si la comunión fue instituida solamente en la Última Cena (Lc 22, 15-20)? Para la Iglesia católica esta pregunta es igual que preguntar cómo los Patriarcas del AT pudieron salvarse sin conocer y creer en Jesucristo. La respuesta es que Dios no pide lo imposible como por e.j. creer en Cristo antes de que Él naciera, comulgar antes de instituir la comunión (en el caso de Zaqueo), o que, un retardado crea en Cristo para salvarse cuando no tiene la capacidad mental. Jesús no pediría al "buen" ladrón bautizarse cuando no podía (Lc 23, 42-43). Este folleto dice que la hostia DEBE tener sabor de carne si de verás lo es. Pero este argumento es cómo decir que Jesús debe haber parecido Dios-Omnipresente cuando estuvo en la tierra y no como un judío regular si de verás lo era. Si embargo, apareció como un hombre cualquiera. ¿Quiénes somos nosotros al decir cómo Dios debe o no actuar? Si Él quiere que la hostia siga con el mismo sabor es su deseo.

Previsto en el AT

Es muy importante leer Éxodo 12, 11ss para entender lo que hacía y pensaba Jesús al celebrar la Última Cena durante la fiesta de la Pascua.

Cada año los judíos reviven la huida de Egipto cuando celebran la pascua en sus casas siguiendo las órdenes de Dios: Habló Jehová a Moisés...en el día diez de este mes tómese cada uno un cordero.. .y tomarán de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casa... Y aquella noche comerán la carne... y panes sin levadura... Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies y vuestro bastón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; Es la Pascua de Jehová (Ex 12, 1-11). ¡ Literalmente carne de cordero y sangre viva!

Para el judío esta fiesta y la manera de celebrarla es costumbre perpetua por mandato de Jehová (Ex 12, 17).

¿Por qué comer apresuradamente como manda Dios, si hoy en día el judío no tiene que huir de los egipcios? Es que está reviviendo el acontecimiento. Es así como los católicos cuando celebramos la misa, revivimos la Ultima Cena, la Nueva Pascua cuando salimos de la esclavitud del pecado. Y como vimos arriba, es más que un recuerdo intelectual. No es el mismo significado de una fiesta nacional en la que uno simplemente recuerda el pasado pero no lo revive, no hace presente un acontecimiento pasado. Nuestra Pascua es diferente: ES REVIVIR LA ULTIMA CENA, un encuentro con Jesús EN SU PLENITUD en la "Fracción del Pan"(Lc 24, 30-31).

Sacia al alma menesterosa, y llena de bien el alma hambrienta (Sal 107, 9). Bienaventurado aquel... cuya esperanza está en Jehová su Dios... que da pan a los hambrientos (Sal 146, 5-7).

¿Cómo se sentiría si teniendo hambre, el papá de un niño le diera una manzana artificial (de cera o de madera) que simboliza una fruta verdadera? ¡Terrible!, Jesús dijo: ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿CUANTO MAS vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mt 7, 9-11). Sin embargo los hermanos dicen que Jesús nos da sólo un símbolo del Pan del Cielo. Si decimos que tenemos hambre, y si Jesús nos dice: Trabajad, por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo os dará ...y el pan que yo daré es mi carne (Jn 6, 27- 51). ¿Nos dará algo artificial que solamente es un símbolo lo simboliza como la manzana de cera que sólo representa la comida verdadera? Señor tenemos hambre de tí ¿Qué padre hay de vosotros que si su hijo le pide pan... cuánto más vuestro Padre dará buenas cosas...

Hermano, tal vez como los judíos piensas que es dura esta palabra, ¿quién la puede oír?. Creer en Jesús, es un acto de fe y de la voluntad, no de la sabiduría del hombre dice Pablo (1 Co 1, 19)(11). Si sigues apartándote de la Iglesia que Cristo fundó, sigues el ejemplo de algunos de los discípulos que también se apartaron de Jesús en aquel día (Jn 6, 66). Mejor es seguir a Pedro, el líder de los Apóstoles y de nosotros como quiere Jesús (Jn 21, 15-17; Mt 16, 18-19). Vuelve a la Iglesia verdadera porque Jesús mismo dijo el que comiere mi carne y bebiere mi sangre TIENE VIDA ETERNA. Si el maná del AT, algo milagroso pero solamente pan, fue llamado trigo de los cielos y pan de nobles (Sal 78, 24-25), ¡cuánto más es el Pan Bajado del Cielo: Jesucristo!

En resumen, podemos decir que hay un sentido profundamente espiritual en Juan 6: Jesús es el pan espiritual enviado por el Padre. Dándonos su carne apunta a su muerte en la cruz. La vida eterna es la fuerza que empuja las palabras de este capítulo (Jn 6). Pero la gloria de la cristiandad es que no solamente se presenta simbólicamente, sino físicamente también. Porque somos físicos, Dios ofrece esta dimensión a nuestra fe para bendecirnos. Por eso tomamos parte del sacrificio de Cristo no solamente al creer en Jesús con nuestra mente sino también al recibir su cuerpo. Como en un matrimonio cristiano los dos son una sola carne (Mr 10, 8), así es con Cristo y su esposa la Iglesia (Ef 5, 31-32). Cristo físicamente entra en nosotros y llega a ser uno con nosotros. Puede parecer ridículo pero como dice Pablo, Dios utiliza cosas absurdas que para los gentiles son locura (1 Co 1, 23).

Jesús usó vino y no jugo de uva

Muchos hermanos tratan de convencernos de que Jesús tomó un tipo de vino sin alcohol llamado "mosto", esto porque condena todo uso de licor, y hasta condenan a los católicos por ser borrachos. Pero ¿qué dice la Palabra de Dios?

La promesa de Dios incluía una tierra con vino. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite (Jl 2, 24). Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados... (Is 25, 6. Ver Neh 8,10). Dios sabe distinguir entre el bien y el mal uso del vino, aprueba el bien uso. Además si fuera solamente "jugo de uva" ¿cómo Isaías podría hablar de "vinos refinados" (otras traducciones: "vinos exquisitos")? También el Apóstol Pablo habla de usar vino para enfermedades: Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades (1 Ti 5, 23).

Si Jesús no quería que tomáramos vino ¿por qué cambiar el agua en vino en las bodas de Caná? (Jn 2). En las bodas judías, la fiesta duraba por lo menos una semana, Gn 29, 27 y Jue 14, 10-12.) ¡Jesús duplicó la cantidad de vino!. No es correcto decir que este vino no tenía alcohol. Se usa aquí la misma palabra griega OINOS que Pablo utiliza para decir que no se debe uno emborrachar; también la utilizó para condenar a los corintios por embriagarse en la Cena del Señor, (aunque tomar con moderación no era malo: Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis?... (1 Co 11, 20-22). Quiere decir que este "vino" tiene alcohol. Si no, ¿porqué prohibir embriagarse si es solamente jugo de uva? En Juan 2,7-10, la palabra vino es la misma palabra griega que usa Pablo en su primera carta a Timoteo (3, 8 y 5, 23). ¡El maestresala (mayordomo) de la boda no hubiera dicho qué buen vino era éste si hubiese sido solamente jugo!.

El teólogo biblista de las Asambleas de Dios, Stanley M. Horton dice: que mosto es "vino nuevo, no es jugo de uvas, sino una palabra que significa un vino especialmente intoxicante, el que se hace de uvas dulces" (El Espíritu Santo revelado en la Biblia, Edit Vida, USA, 1976, 1992, edic. revisada). ¡Esta frase viene de uno que está en contra de tomar!

Jesús no se emborrachó, pero sí tomó vino. Los fariseos lo criticaron por no ayunar, hasta le llamaron un comilón, y bebedor de vino (Mt 11, 19). No lo hubieran criticado por tomar vino si nunca lo hubiese bebido. Vemos el contraste con Juan que no tomaba: Vino Juan, que no comía ni bebía (como los evangélicos), y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino (Mt 11, 18-19).

Es claro que la Biblia condena las borracheras (Gá 5, 21; Ef 5, 18). Pero dice otras cosas sobre el uso de vino también. En el Salmo 10,15 leemos que Dios hace producir el vino que alegra el corazón del hombre. El tomar vino no es igual que el emborracharse. Es la cantidad excesiva lo que es malo. Los diáconos no deben tomar demasiado vino: no dados a mucho vino, dice Pablo (1 Ti 3, 8).

La Iglesia católica está contra la borrachera (pero no contra la persona); su sabiduría y su madurez le permite distinguir entre su buen y mal uso. La Biblia dice que juzgar y criticar al borracho es peor que la borrachera misma (Gn 9, 21-27). Al citar a Gálatas 5, 20-21 para criticar a los católicos que se emborrachan, los hermanos olvidan que Pablo también condenó a la vez sectarismo y divisiones (versión Latinoamericana), divisiones y partidismos (Dios Habla Hoy).

Venid, comed mi pan, y bebed del vino... (Pr 9, 5).

Y puse delante de ellos la comida (Os 11, 4).

Los testigos de Jehová celebran su "cena" solamente una vez al año, los presbiterianos cuatro veces al año, los bautistas en general cada mes. Pero la Iglesia sigue a los primeros cristianos que celebraban cada semana (Hch 20, 7 - el primer día de la semana). No pierdas ninguna otra semana sin poder comer el pan de vida que desde el primer siglo comen los cristianos.

"No soy católico romano porque, como evangélico, creo que la participación de la Cena del Señor (o Santa Cena) es una conmemoración simbólica de la muerte de Cristo... y por lo tanto nunca podría creer en las increíbles aserciones de la Iglesia Católica de que sus sacerdotes tienen el poder misterioso de cambiar pan y vino ordinarios en la misma carne y sangre del Señor Jesucristo"(12) .

Ahora sabemos que esta manera de entender la creencia católica es incorrecta. No es el sacerdote que hace el milagro sino el Espíritu Santo mismo por medio de él. No es que creamos porque entendamos cómo es que el pan se convierte en el cuerpo de Cristo. Creemos porque Jesús lo dijo: Él tiene palabras de vida eterna.

¿Qué dice la Iglesia Primitiva?

La verdadera presencia de Cristo

Ignacio de Antioquía (110 d.C.):
Carta a los romanos, 7:3, "el pan es la carne de Jesucristo, el vino la sangre".
Carta a los Esmirniotas, 6:2-7:1, "algunos malos se apartan de la iglesia por no confesar que la Eucaristía es la carne de nuestro salvador Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados"

Didajé (9): Las oraciones del ofertorio de la misa vienen de éste capítulo. (14): La misa es "un sacrificio puro. " Este es el sacrificio del que dijo el Señor 'En todo lugar y en todo tiempo se me ofrece un sacrificio puro porque yo soy Rey Grande"

Justino Martir (151 d.C.): Primera Apología 65,66.Justino describe la Misa Católica que celebraron en aquel tiempo. En el capítulo 66 Justino dice, que el pan no es cualquier pan ni el vino cualquier bebida, sino Jesús que por el poder de su palabra nos alimenta con su cuerpo y su sangre, el mismo cuerpo y sangre de nuestra naturaleza que él toma al hacerse hombre. "Porque recibimos de los Apóstoles que Jesús dijo "Esto es mi sangre' y se les dio".

Ireneo (189 d.C.): Contra las herejías, 4:32-33, : "El vino y el pan, al recibir las palabras de la consagración, se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo".

Clemente de Alejandría (191 d.C.): El Pedagogo, 1:6:43:3.

Tertuliano (210 d.C.): La Resurrección de los muertos, 8.

Hipólito (217 d.C.): Fragmento del Comentario sobre proverbios.

Eusebio: Pruebas del Evangelio.

Orígenes (248 d.C.): Homilías sobre Números, 7:2.

Tertuliano: Sobre la oración, La Resurrección del cuerpo, La corona

Cipriano (251 d.C.): Epístola a los que dejaron de asistir, 15-16.

Concilio de Nicea I (325 d.C.), Canon 18.

Afraates (340 d.C.): Tratados, 12:6.

Cirilo de Jerusalén (350): Lecturas catequéticas, 19:7 y 22:6-9.

"No hubo verdadera controversia (sobre la verdadera presencia de Cristo en la Misa) en los diez primeros siglos de la iglesia (p xiii).

"La fe de todos los tiempos es la misma. A principios del siglo II, San Ignacio de Antioquía expresaba la fe común, en contraposición al error doceta con la expresión gráfica de que la Eucaristía es <<la carne de Nuestro Salvador Jesucristo, la cual ha padecido por nuestros pecados, y a la cual ha resucitado el Padre por su buena dignidad>> (Carta a los Esmirneos).

"Cirilonas (siglo IV): "el pan convertido en el verdadero cuerpo de Jesús, de modo tan real que en aquella última cena Jesús.. se elevó a sí mismo por amor y mantuvo levantado su propio cuerpo en sus manos". (Himnos Homilías sobre la Pascua de Cristo #1)

"El carácter sacrificial (de la Eucaristía) está indicado manifestamente en la Sagrada Escritura. Nos encontramos, en efecto, con expresiones típicamente sacrificales, principalmente a propósito de la sangre, la cual se dice: <<derramada por muchos para remisión de los pecados>> (Mt 26,28)... Mayor fuerza tiene el que San Lucas diga <<el cáliz>> es derramado (22,20), pues así más claramente aparece que no se trata de la sangre derramada en la cruz, sino de la sangre contenida en el cáliz. Se trata, por tanto, del sacrificio ofrecido por Jesús en la última cena en indisoluble unión con el sacrificio de la cruz" (p 21).

Del Libro Textos Eucarísticos Primitivos Tomo I (de los evangelios hasta fines del Siglo iv). J Desús Solano, Editorial B.A.C., España, 1952.

El erudito protestante, J. N. D. Kelly admite que "la enseñanza Eucarística, desde el principio era realísticamente sin cuestionamientos, es decir que el pan y vino consagrados fueron tomados y tratados y designados como el Cuerpo y Sangre del Salvador... Ignacio (de Antioquía) claramente declara que el pan es la Carne de Jesús, la copa su Sangre... Enseña que el pan y el vino son verdaderamente el Cuerpo y Sangre del Señor" (Early Christian Doctrines, pp. 440, 197-198

Banquete y Sacrificio

La Misa (o Eucaristía) es el culto principal de la Iglesia. Esta celebración se deriva de la Última Cena, y está dividida en dos partes: la Palabra de Dios, AT y NT, y el partimiento, la fracción del pan mencionada en Hechos 2, 42. Un modelo de esta celebración es el de Jesús con los discípulos de Emaús. Les explicó que el AT refería a él, y después celebró con ellos la fracción del pan (Lc 24, 27-30). Vemos a los primeros cristianos siguiendo este ejemplo: El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba habiendo de salir al día siguiente.... Después de haber subido y partido el pan y comido habló largamente hasta el alba; y así salió (Hch 20, 7-11).

Un Sacrificio

"En este sacramento (La Cena del Señor) Cristo no es ofrecido a su Padre, ni se hace ningún verdadero sacrificio... solamente es una conmemoración del único ofrecimiento de sí mismo y por sí mismo en la cruz... Así que el sacrificio papal de la misa, como ellos le llaman, [¿dónde?] es la injuria más abominable al único sacrificio de Cristo, la única propiciación por todos los pecados de los elegidos" (Confesión de Westminster, Cap. 29, art. B).

La Iglesia Católica enseña que la misa además de ser un banquete de acción de gracias ("Eucaristía"), es también un sacrificio.

Los hermanos, citando Hebreos 9, 27-28 argumentan que no puede ser un sacrificio porque éste sucedió una sola vez en el Calvario. La Iglesia está de acuerdo que Jesús murió una sola vez para siempre.

El Sacrificio de Cristo en la cruz fue único y suficiente para expiar los pecados de todos, y no se le puede repetir. Pero hay más sobre el sacrificio de Jesucristo. Es más preciso decir que su muerte aconteció una sóla vez y no volvió a repetirse. Pero veremos que la misa revive, reactualizando (hace presente de nuevo) el Sacrificio. Jesús no muere pero la misa es un verdadero sacrificio que aplica a los hombres los frutos del calvario. Es una actualización sacramental de este mismo sacrificio.

La Última Cena del Señor y el Calvario forman una unidad(13)

La Última Cena sucedió durante la fiesta de la Pascua (Mc 14, 1). Jesús hubiera podido celebrar la Cena otro día, pero lo hizo durante esta fiesta. Y le dio un nuevo sentido. Para entender la Última Cena (Misa), tenemos que saber qué hizo Jesús.

La Pascua se celebraba cada año. Todavía la celebran los judíos. Es la conmemoración de la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto. El ángel de la muerte pasó por encima de cada casa que fue untada con la sangre de un cordero. Después la familia comió el cordero. No fue suficiente untar el dintel de la casa con la sangre. Tuvieron que comer: Y aquella noche comerán la carne asada al fuego y panes sin levadura (Ex 12, 8). El cordero tuvo que ser sin defecto (v. 5) como prefigura de Jesús, el Cordero de Dios (Jn 1, 36) quien también es sin mancha. En esta celebración Dios realizó una alianza, un pacto con su pueblo.

En Exodo 24, 7-8 se narra que Moisés roció el pueblo con la sangre del cordero para sellar este pacto.

Ahora Jesús celebró esta misma fiesta pero la transformó. Es su sangre la que salvaría de la muerte del pecado, no la del cordero. El pan que se usa en la fiesta de Pascua (y en la misa) es pan sin levadura (Mc 14, 1). Con el pan en sus manos, Jesús dijo: Esto es mi cuerpo. Recordemos lo que ya hemos dicho sobre el capítulo seis de Juan, el discurso de Jesús sobre comer su cuerpo se dio cercano a la Pascua (Jn 6, 41). Se puede ver en ésto el vínculo entre el discurso y la celebración de la Última Cena. Esto es mi sangre del nuevo pacto (Mc 14, 24 y 1 Co 11, 25) alude al Antiguo Pacto de Éxodo 24.

Cuatro copas

Entraban en la celebración de Pascua más de una copa de vino, como vemos en Lucas 22, 17-20. Si hoy celebras la Pascua con una familia judía, la celebrarán con cuatro copas(14). Fue la tercera copa de vino que Jesús cambió en su sangre. Así Pablo identifica la copa de bendición con la Eucaristía en 1 Co 10, 16. Él dijo algo que hubiera sorprendido a los apóstoles: no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios (Mc 14, 25). Qué sorpresa para los Apóstoles, porque ellos sabían que todavía quedaba otra copa en la fiesta pascual, pero Jesús no la tomó. ¿Dónde está la última copa para terminar la fiesta de Pascua? La fiesta que Jesús celebraba en la Última Cena no había terminado. Le daría otro sentido a "la copa" y a la fiesta.

La cuarta

En Marcos 14, 36 Jesús dijo: Padre aparta de mí esta copa. Aquí está la otra copa de la cual Jesús habló: La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? (Jn 18, 11). Es el sufrimiento y muerte en la Cruz. La celebración de la Última Cena continúa en la Pasión del Señor. El Calvario terminaría la Pascua (y la Cena). Sería un sólo acto de Sacrificio Pascual. El Calvario representa el sacrificio del Cordero perfecto. La túnica que llevaba Jesús era como la que usaba el sacerdote judío para los sacrificios en el templo (Jn 19, 23). Él es el Sacerdote Supremo.

En el camino al calvario los soldados le ofrecieron vino a Jesús (Mr 15, 23) pero no lo tomó. Había dicho que no tomaría hasta aquel día cuando lo bebería en el reino (14, 25). Luego en la cruz Jesús dijo: Tengo sed. ¿Será que de repente Jesús tenía sed? No. Hacía horas que estaba sufriendo de sed por la pérdida de sangre (y en un clima de desierto). Pero ahora en la cruz Él quiere terminar la Última Cena (la última copa de la Pascua), para que la Escritura se cumpliese (Jn 19, 28). Los soldados le dan vino agrio ("atum" [gr: OXOS] una especie de vinagre para los solados comunes) y esta vez sí lo bebe (Jn 19, 29). Se lo dan con una rama de hisopo, igual a la que usaron cuando untaron la casa con sangre del cordero (Ex 12, 12). Luego Jesús dice (todo) consumado es. ¿Qué es "consumado" si Jesús no ha resucitado todavía? El fue resucitado para nuestra justificación dice Pablo (Ro 4, 25). Es la Última Cena de la Pascua la que está concluida. Y es de notar que el nombre de la cuarta copa era "la Copa de Consumación", y lo que dijo Jesús (en hebreo) es exactamente lo que decía el padre de la familia cuando terminaba la cuarta copa.

La Pascua celebraba el acontecimiento de la muerte de los primogénitos de los egipcios. Ahora es Jesús quien es el primogénito sacrificado para salvar, no solamente a los judíos, sino a todo el mundo. El es la Pascua que nos libera (1 Co 5, 7) es la sangre del Nuevo Pacto que por muchos es derramada (Mr 14, 24). Pero no terminó la fiesta en la mesa.

Para los judíos no era suficiente untar la puerta para salvarse, había que comer. Y nosotros, los del Nuevo Pacto, tenemos que celebrarlo también: Haced esto en memoria de mí (1 Co 11, 24). Y no es por casualidad que la Palabra de Dios vincula "recordar/hacer memoria" con "sacrificio" en Heb 10, 3. Los únicos dos lugares donde se habla del holocausto -Lv 24, 7 y Nm 10, 10 (tópicos en Sal 37 y 39)- hacen un enlace entre pan y sacrificio.

Por eso Pablo dice: que celebremos la fiesta (1 Co 5, 8) para mantener presente el sacrificio. O como lo dijo Jesús el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna (Jn 6, 54). Para salvarse de la muerte los judíos en Egipto no comieron una cosa que representaba un cordero. Comieron cordero. Tampoco creen los católicos que comen solamente un símbolo del Cordero de Dios. Moisés no roció algo que simboliza sangre de cordero (Ex 24, 8).

Jesucristo es nuestro sacrificio, fue sacrificado una vez en el Calvario, pero tenemos que comer su cuerpo para cumplir la Alianza. La Última Cena fue un revivir la Pascua . La misa católica es un revivir la Última Cena. No es solamente un recuerdo. La misa no es "otro sacrificio" sino la participación en el mismo y único sacrificio de Cristo en la cruz, igual como la Pascua para los judíos hoy es participar en aquella noche cuando celebraban su liberación de Egipto. El pasado es hecho presente -ANAMNESIS- haced esto en memoria mía.

Tenemos que distinguir entre la muerte de Cristo, y el sacrificio en la Cruz. La Iglesia Católica sabe que Cristo murió de una vez para siempre. No muere en la misa. Pero su sacrificio es hecho presente en cada una. La santa Cena está infinitamente vinculada con el sacrificio del calvario. Todas las veces que comiéreis este pan, y bebiéreis esta copa, la muerte del Señor anuncias hasta que él venga (1 Co 11,26).

Juan presencia la misa celestial

Era un domingo, el día del Señor (Ap 1, 10) cuando el autor del Apocalipsis vió a Jesús: Y miré, y vi que en medio del trono... estaba en pie un Cordero como inmolado (Ap 5, 5-6). ¿Cómo vio Juan a Jesús? ¿Cómo rey triunfante? ¿Cómo el León de Juda? Lo vio en su gloria como un cordero inmolado. Espiritualmente, el sacrificio sigue. La misa refleja y participa en esta celebración celestial como decían los Padres de la Iglesia primitiva. El autor de la carta a los Hebreos habla de la posibilidad de que Jesús sea sacrificado "nuevamente" por nuestros pecados: y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio (He 6,6). En la Biblia, Dios Habla Hoy, leemos: porque ellos mismos están crucificando otra vez al Hijo de Dios y exponiéndolo a la burla. Obviamente Jesús no es crucificado de manera igual al Calvario. El sentido es espiritual.

Nosotros participamos en esta copa, este sacrificio: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero (Ro 8, 36). ¿Podéis beber de la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? preguntó Jesús (Mr 10, 38). Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí (Ga 2, 20).

Jesús claramente se refiere al sacrificio durante la Cena: la copa es el nuevo pacto en mi sangre (1 Co 11, 25. Ver Jeremías 31, 31). El selló el Nuevo Pacto entre Dios y el pueblo con su sangre. El nuevo sacrificio en la sangre de Cristo es eficaz para sellar el Nuevo Pacto como el sacrificio de animales lo era para el Antiguo Pacto (Ver 1 Co 10, 14-21). Es por medio de la Eucaristía que Pablo entiende cómo se cumplió la profecía de Malaquías de que "la mesa del Señor" en Jerusalén será reemplazada por el sacrificio Cristiano, la nueva "mesa del Señor": Por tanto, amados míos, huid de la idolatría .... Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios (1 Cor 10, 14 y 18-21). Nota como Pablo ubica los sacrificios en el Templo Judío, los sacrificios paganos, y la Eucaristía en la misma categoría: mesas sacrificiales, altares a los cuales la gente participa por comer los sacrificios y así comulgar con la divinidad.

Otro enlace entre la Última Cena y la Cruz es el agua y la sangre que salieron del costado del Crucificado que la Iglesia primitiva entendió como símbolos representando el Bautismo y la Eucaristía.

El Apocalipsis muestra al Cordero inmolado de pie (Ap 5, 5). Inmolado, como sacrificado, no es sinónimo de muerto. Pablo dijo: Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios (Ro 12, 1). La fiesta de la Pascua es eterna: Celebramos la fiesta (1 Co 5, 8). La Misa cumple la profecía de que la Pascua sería eterna según: dijo Dios a los israelitas: Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones;... por estatuto perpetuo lo celebraréis... Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura... en vuestras generaciones por costumbre perpetua (Ex 12,14-17).

Los hermanos citan la Carta a los Hebreos para decir que no hay otro sacrificio. Que el sacrificio de Cristo en la cruz fue de una vez para siempre. ESTAMOS DE ACUERDO. Pero mirando más la carta a los hebreos ¿qué vemos?:

1) Hebreos pone al lado el sacrificio levítico del AT, no el sacrificio memorial de Cristo instituído en la Última Cena. Los sacrificios levíticos eran parte de la Ley (He 7, 11, 18 y 28). El contexto de Hebreos 7 a 9 no se opone al sacrificio de Cristo sino del levítico.

2) El sacrificio memorial de Cristo no está bajo la Ley sino dentro de la promesa o juramento de Dios (He 7, 20-21) (Nota: "sacramento" viene de la palabra de latina para juramento). Es la misma distinción entre Ley y promesa que encontramos en Ro 4, 13-17; Gá 3, 15-22.)

3) Puesto que Cristo es "sacerdote para siempre" su oficio de ofrecer sacrificio continúa: viviendo siempre para interceder (He 7, 25). Hermano, si todos tus pecados son perdonados y estás salvado para siempre, ¿por qué Jesucristo sigue intercediendo por tí? (Ver tema 19). La Biblia dice: Y él es la propiciación por nuestros pecados (la misma palabra utilizada en Ro 3, 25 donde habla de Cristo ofreciéndose como sacrificio por los pecados. Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre (1 Jn 2, 1). No es solo de una vez para siempre. Su ministerio de propiciación por nuestros pecados sigue.

4) La primera intercesión al Padre tuvo lugar en la cruz. Su intercesión continúa en el sacrificio memorial. NO ES UN NUEVO SACRIFICIO sino el mismo sacrificio pero de una manera no sangrienta. Sacrificio no quiere decir morir sino ofrecerse a sí mismo (presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, Ro 12, 1)(15).. Es decir Cristo no derrama su sangre cómo lo hizo en el Calvario, sin embargo se ofrece al Padre en la Eucaristía. Cristo murió en la cruz "una vez para siempre" (He 7, 27), es decir para toda la humanidad en toda la eternidad. No va volver al Calvario para morir. Pero la re-presentación (hacer presente) de este sacrificio es ofrecida al Padre por su sacerdocio eterno.

5) La palabra "memoria" o "conmemoración" que utiliza Jesús en la Última Cena (Lc 22, 19; 1 Co 11, 24-25) es la palabra ANAMNESIS, que traduce la palabra hebrea AZKARAH (utilizada siete veces en el AT para referir a los sacrificios: Lv 2, 2, 9, 16; 5, 12; 6, 15 y Nm 5, 26) en la Septuaginta. Es significativo que ANAMNESIS sea solamente utilizada cuatro veces en el NT, la cuarta en He 10, 3 refiriendo a un sacrificio memorial(16). El uso de ANAMNESIS por Jesús en Lc 22, 19 subraya, entonces, la dimensión de sacrificio de la Eucaristía. Jesús está diciendo: cuando hagan esto, hacedlo en sacrificio memorial de mí.

6) El uso de ANAMNESIS en Lc 22, 19 es aún más significante porque subraya el aspecto de sacrificio puesto que existía otra palabra griega que Lucas hubiera podido utilizar para un memorial no de sacrificio: MNEMOSUNON (ver Mt 26, 13; Mr 14, 9; Hch 10, 4).

7) Si tomamos el argumento protestante que "no hay más sacrificio" después de la Cruz, entonces no debemos obedecer la Palabra de Dios que nos dice "hacer (ofrecer) sacrificios": de nuestro cuerpo (Ro 12, 1), de nuestros donativos (Fil 4, 18) o de alabanza (He 13, 15-16). ¿Por qué ofrecer nuestros cuerpos como sacrificio si todo está cumplido en la Cruz?

En resumen, la carta a los Hebreos advierte a los recien bautizados que no vuleven al sacrificio anterior que no trae salvación sino que sigan con la Pascua Nueva y "no dejen de congregar" (He 10, 25). La implicación es clara: el sacrificio de la misa -nueva pascua- seguía. Tenemos un altar, [¡no tiene sentido si no hay sacerdotes!] del cual no tiene derecho de comer los que sirven al tabernáculo (He 13, 10). Acordaos de vuestros pastores (Heb 13 7).

Más pruebas bíblicas

El AT predice que Cristo ofrecería un sacrificio de pan y vino a Dios. Melquisedec, un sacerdote que prefigura a Cristo ofreció esto y bendijo a Dios (Gn 14, 18-20). Ahora bien, el Salmo 110 dice: tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec (v. 4). En Hebreos Cristo es este sacerdote (He 5, 5-6). Un sacerdote es uno que ofrece sacrificio. En el caso de Jesús, Él es a la vez sacerdote y sacrificio. ¿Dónde se encuentra la forma de sacrificio eterno ("sacerdote para siempre") de Jesús que sea de acuerdo al sacrificio ofrecido por Melquisedec y, entonces, distinto del Calvario? El de Melquisedec era en forma de pan y vino. Los católicos creen que lo único que cumple esto acontece en la Misa donde Jesús mismo se ofrece para siempre al Padre en sacrificio bajo la apariencia de pan y vino.

Vimos que la Última Cena empezó el sacrificio de Jesús culminado en el "altar" de la Cruz(17): Esto es mi cuerpo por vosotros dado.... Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre que por vosotros se derrama (Lc 22, 19-20). En ambos casos, los verbos -dado y derramado- están en el presente, lo cual muestra que se refiere no únicamente al sacrificio de la Cruz. Además "dado/derramado" indica una inmolación en la Cena.

El profeta Malaquías dijo: en todo lugar se ofrece a mi nombre... una ofrenda limpia (Mal 1, 11). Cristo es la ofrenda limpia. El sacrificio del Calvario ocurrió una sola vez y en un solo lugar. ¿Qué profetizó Malaquías entonces? Para los católicos, son las Misas celebradas a toda hora y en todo el mundo donde se realiza el sacrificio de Cristo profetizado por Malaquías. Si no es allí, ¿dónde podemos decir que se cumple la profecía?

Hebreos 9, 25-27 muestra que Jesús no muere más. El ofreció su vida una sola vez, y fue entronizado como: Rey de justicia... Rey de Paz como Sumo Sacerdote (He 7, 1-3). Y es exactamente así que el Padre mira el ofrecimiento perfecto y perpetuo de su Hijo Jesús. Si hubiera terminado no habría sacrificio eterno: Tú eres sacerdote para siempre (He 5, 6). Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable (He 7, 23-24). El sacrificio no sangriento de la misa aplica los méritos de Jesucristo ganados de una vez para siempre en la Cruz. Aunque no muere más, su Sangre derramada en el Calvario es ofrecida al Padre perpetuamente por él. Si no, no habría necesidad de un altar aquí en la tierra como dice Hebreos 13, 10: tenemos un altar del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo (de los judíos) (He 13, 10). ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? (1 Co 9, 13). El sacrificio de una vez para siempre de Jesús es hecho presente encima de nuestros altares en la misa: Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza (He 13, 15).

Al fin y al cabo los hermanos que se fijan en Hebreos 9 se oponen a la enseñanza católica del sacrificio en la misa, "No soy católico romano porque, como evangélico, creo que cuando Cristo murió en la cruz, murió una vez y para siempre- y por lo tanto yo nunca podría creer la fantástica herejía de la Iglesia Católica que declara que cada vez que uno de sus sacerdotes ofrece la misa, Cristo es crucificado nuevamente en ese altar romanista"(18) .

En el libro Un Católico Investiga el Evangelio (pp. 21-22) el autor evangélico supone el siguiente diálogo con un católico: "Voy a suponer que tú eres el Señor Jesús. Estás a la diestra de Dios, manejando todo los asuntos del Universo. Eres el objeto de la admiración de millones y millones de ángeles y santos.... Ahora numerosísimas veces al día llega el mandato de unos ínfimos gusanos de la tierra: Bájate inmediatamente, Jesús, te quiero sacrificar y comer. ¿Qué te parece? ¿cuál sería tu reacción?" Y el católico contesta: Yo diría que estaban locos y blasfemos. El evangélico responde entre otras cosas que, "Cristo diría ya no muero. La muerte no me domina".

Hermano, en la misa el sacerdote dice: "Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones (el pan y el vino) con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor". El sacerdote no dice: "bájate inmediatamente Jesús te quiero matar". Es el Espíritu el que realiza el milagro. Además Jesús es omnipresente. No necesitaría bajar. Por otro lado llamar a los sacerdotes "infimos gusanos" es faltar al mandamiento del amor.

Para nosotros es un error en la interpretación. Hebreos 9 examina el Antiguo Pacto. Moisés toma la sangre de los becerros y machos cabríos para purificar el tabernáculo (9, 19-25). Bajo la Antigua Ley el sacrificio tuvo que ser repetido para la remisión de los pecados. En la dispensación Cristiana, la sangre de Cristo fue derramada una sola vez, pero es ofrecida continuamente al Padre. ¿Cómo puede ser ésto? Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos (He 13, 8). De hecho la Biblia dice que el Sacrificio es ofrecido desde la fundación del mundo: El Cordero fue inmolado desde el principio del mundo (Ap 13, 8); éste no está fijo en el tiempo(19). Lo que Jesús hizo en el pasado es para Dios presente ahora, y Dios puede hacer que el Sacrificio de Cristo en el Calvario se haga presente para nosotros en la misa: Todas las veces que comiéreis este pan, y bebiéreis esta copa, la muerte del Señor anuncias hasta que él venga (1 Co 11, 26).

¿Qué dice la Iglesia Primitiva?

La Misa es sacrificio

Didaje: Donde cita Mal 1, 11 y 14 y Mt 5, 23-24.

Clemente: Carta a los Corintios, 44: 4-5.

Ignacio de Antioquía: Carta a los Filadelfos, 4.

Justino Martir: Diálogo con Trifón, 41.

Ireneo (180-199 d.C.): Contra las herejías, 4:17:5

Justino Martir: En Diálogo con Trifón escribe que la Misa es un sacrificio, p. 41.

Cipriano (252 d.C.): Carta de Cipriano a un cierto Cecilo, 53:14.

Cirilo de Jerusalén (350 d.C:): Lecturas Catequísticas, 23:Mistagógica, 5:8.

Daniel Gagnon


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Notas
1. Otra razón para saber que Jesús no estaba hablando en símbolos es que cuando dijo que era "la vid" y "la puerta" estaba apuntando a sí mismo "yo soy", y explicó lo que significaba esto. Pero en la Última Cena él se refiere a un objeto (pan) y dice que es su cuerpo y nunca explica que significaba otra cosa que su cuerpo.

2. Si "comer mi carne" era simbólico para creer, ¿por qué mencionar "beber mi sangre" también? ¿Qué se logra en decir ambos comer y beber? El pan hubiera podido llevar el sentido simbólico por si mismo.

3. El anticatólico James G. McCarthy (The Mass from Mystery to meaning) dice que hubo otros momentos cuando Jesús habló figurativamente y los apóstoles no comprendieron y lo tomaron literalmente. Él cita cuando Jesús habló de su cuerpo como templo, y cuando habló de la levadura de los fariseos. Pero en AMBOS CASOS Jesús les corrigió (ver Jn 2, 21 y Mt 16, 11), algo que no hizo en Jn 6. Además, en Jn 6 ¡aún sus discípulos lo dejaron! MaCarthy menciona correctamente que el beber la sangre está prohibido en el A.T. ¡Es exactamente por eso que la palabra de Jesús es DURA! No lo sería si fuera simbólica. Además se le olvidó que era VERDADERA COMIDA (panes) que Jesús multiplicó anteriormente y lo vinculó con el maná. Por eso no menciona vino.

McCarthy argumenta que en 1 Co 11, 26 Pablo habla de "beber la copa" y no beber su contenido entonces es figurativo. No necesariamente. Cuando uno quiere un refresco o pide "una botella" en la tienda sabe el vendedor que estás hablando de su contenido. ¡No te da una botella vacia! MaCarthy dice que Juan 6 no tiene nada que ver con la última Cena, pero el contexto es la Pascua (Jn 6, 4) igual que en los otros evangelios. Además, las palabras son iguales "beber mi sangre" y comer mi carne en Jn 6 y 1 Cor 10, 16-17 y 11, 23-30.

4. PHAGO si puede tener un significado simbólico

5. Esto es uno de los argumentos que utlizo también cuando algunos hermanos citan Lev 7, 26: no comer sangre. No metabolizamos sangre cuando comulgamos. Además, la ley Levítica fue abolida por Cristo. Si ellos quieren volver a esta ley, ¿por qué no llevan sacrificios al templo como dice Lev 12? Los mandamientos del N. T. subsistuían los del Antiguo (ver Mt 5, 27). El mandamiento de no comer sangre es reempalzado por Jesús que nos dice si no comemos de su Sangre no tenemos vida eterna.

6. En NINGUN LUGAR encontramos que la Biblia trata la palabra "Espíritu" como simbólica. Siempre es real como lo es la materia. Por eso en este texto "comer su carne" no es símbolo de recibir el Espíritu. Los discípulos no hubieran dejado a Jesús si hubiera estado hablando simbólicamente.

7. Salvo cuando alguien nos muestra una foto y dice "éste es mi hijo". No se tiene que explicar que la foto es una imagen del hijo y no el hijo mismo. Pero si la imagen en la foto es otra persona o es una cosa entonces se tiene que explicar por qué dice que es su hijo si no lo es. Un argumento que utilizan algunos hermanos para decir que el pan consagrado no es el cuerpo de Cristo es lo siguiente: "Esto es mi cuerpo, no significa identidad sino representación. Si yo muestro una fotografía y digo: Ésta es mi madre, nadie llegará a la conclusión de que ese trozo de cartón es mi mamá" (La Cena del Señor, Ronald Harris, p. 8). Este argumento no es lógico. Por supuesto"su mamá" no es la foto, pero la persona en la foto sí es la mamá. Y es a ésta que se refiere cuando dice "es mi mamá", no al "trozo de cartón". Si Jesús hubiera mostrado una foto de pan y dicho que "esto es mi cuerpo" estaría refiriéndose al pan y no a la fotografía. En una manera semejante, Jesús tomando pan dijo que era su cuerpo. Así que este argumento protestante no sirve.

8. Cuando Jesús dice que no beberá del jugo de la vid, es en el sentido de estado de origen. No niega el cambio a la sangre de Cristo (ver Gn 2, 23; Ex 7, 12; Jn 2, 9 y 2 P 2, 22). Además, la palabra griega es GENNEEMA significando generación/origen. El sentido de la frase entonces es "lo que fue generado o producido de la vid". Su sentido literal no precisa si es jugo de uva, vino o la sangre de Cristo porque todos los tres pueden ser productos de la vid. Es lo mismo en 1 Co 11, 23-29 donde Pablo intercambia "pan" y "cuerpo".

9. La Iglesia La Luz del Mundo habla de su fundador, Aarón Joaquín Flores, como otro "apóstol" (al mismo nivel de Pablo entonces). Contradiciendo a su compañero el Apóstol (verdadero) Pablo, Aarón dijo: "Cuando en 1928, (Aarón) retornara nuevamente a la ciudad de Tepic, se situó a hablar del Evangelio, frente a la misma Catedral de la Iglesia Católica; diciéndole a las gentes: ¡No son Dioses (la hostia) los que hacen con las manos (de los sacerdotes)!". De la revista La Luz del Mundo No. 2 Edición Enero de 1984, p. 4. Por supuesto, si fuera solamente pan sería idolatría adorarla. La Biblia prohíbe la idolatría (ver capítulo 16)

10. Muchas veces esta palabra se entiende como "discernir SIN DUDAR" (Mt 21, 21; Mr 11, 23; Hch 10, 20 y 11, 12; Ro 4, 20 y 14, 23; Stg 1, 6).

11. Como otros fundamentalistas, el ya mencionado Sr. MacCarthy termina su folleto diciendo cuán absurdo creer que la hostia consagrada que sigue igual de apariencia y sabor es cuerpo de Cristo. Igual de tontería para él es que Jesús, con su cuerpo presente en la Última Cena, habla del pan como cuerpo como si hubiera dos cuerpos. Pero los mismos argumentos se escuchan de un judío: Cuán difícil creer en la encarnación, que este bebé en pañales en las manos de María y que más tarde es traicionado, abandonado, negado por sus mismos discípulos, condenado por las autoridades religiosas y luego muere en una cruz es la Segunda Persona de la Trinidad. Y, ¿cómo Jesús hubiera estado presente en la tierra y sin embargo ser miembro de la Trinidad en el cielo? Obviamente no nos basamos solamente en apariencias y lógica para entender los misterios. Jesús pide fe.

12. Ibid., Fisher p.75

13. Gracias a Dr. Scottt Hahn por aportar parte de este capítulo.

14. La primera copa se llama la Kadush. La celebración verdaderamente comienza con la segunda copa que se toma después de recitar el Salmo 113. La tercera copa es la copa de bendición que se toma después de dar gracias y orar sobre el pan y cantar el Hallel (Salmos de alabanza Nos. 114-118). En Marcos, Jesús canta estos salmos pero no concluye con la cuarta copa que se llama la copa de consumación. El Evangelio de Lucas ha cambiado un poco el orden de las palabras de Jesús. Se reconoce por todos los eruditos de la Biblia que Lucas se basó en el Evangelio de Marcos. Si no, parece que Jesús se contradice. Para más sobre las cuatro copas y cómo los judíos celebraban la Cena Pascual ver cap. 15 de La Plegaria Eucarística, Luis Maldonado, pp. 166-170.

15. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios (Ef 5, 2).

16. Una de las definiciones de ANAMNESIS en el léxicono es "sacrificio de memorial" (Bauer, Welter,. A Greek English Lexicon of the New Testament and other Early Christian Literature, Univ of Chicago, 1979, p. 58)

17. La idea de un altar como mesa es implícita en Salmo 50 donde los sacrificios son presentados como comida divina. El vínculo entre ambos es explícito en Ez 41, 22 y Mal 1, 6b-7.

18. Ibid., Fisher, p. 75.

19. (La Iglesia católica) asegura que el pan y el vino se transforman, en virtud de la autoridad del sacerdote, en el cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesús, de tal manera que están presentes el alma y la naturaleza divina. No se nos dice si es el cuerpo terrenal o el cuerpo glorificado lo que comen los buenos católicos..." Análisis del ROMANISMO por J.A. Phillips, p. 107. ¡Mentira! Mentira porque la Iglesia sí lo dice . ¡Qué tipo de "análisis! Algunos dirán que "no fuera posible que en la Última Cena Jesús cambiara el pan y vino en su cuerpo y sangre. Esto significaría que hubo dos cuerpos de Jesús, el cuerpo normal y el pan cambiado en su cuerpo y sangre. No se desvaneció para cambiarse en pan y vino. Su cuerpo normal seguía presente junto a sus Apóstoles". El Sr. Phillips dice: "¿Qué era su cuerpo? Precisamente el pequeño fragmento de pan que Cristo tenía en su mano en aquel momento. En otras palabras, él tenía dos cuerpos" (p. 108). Pero ¿por qué limitar a Jesús? Que Cristo puede estar presente en dos maneras simultaneamente es un misterio, como lo es que Dios está en todo lugar. Como dice Keating: "un misterio es una verdad religiosa que no puede ser comprendida plenamente por la razón, pero no por eso sea imposible. Algo no llega a ser imposible solamente porque no lo podemos entender" (p. 243). Hemos visto que el pan consagrado no es el mismo cuerpo de Jesús antes de ser transformado en la resurrección.

Querido amigo protestante:

Me preguntas porqué los católicos re-sacrifican a Jesucristo continuamente en la Misa. Te voy a contestar esta pregunta pero no en dos o tres líneas. Si estás verdaderamente interesado en lo que la Iglesia Católica enseña, y creo que lo estás, te trataré como a un amado hermano en Cristo e intentaré una explicación más profunda. La cuestión será respondida a su debido momento, una vez que te haya dado un pantallazo sobre asuntos más de fondo. Usaré desde el primer momento las Escrituras y la historia. Me gustaría antes de nada definir algunos términos y fuentes de autoridad en este campo antes que comencemos.

Cuando lleguemos al momento de la respuesta, si bien tal vez no estés de acuerdo conmigo, sin embargo podrás ver que los católicos tienen una montaña de evidencia bíblica para hablar de la Misa. La de los católicos es una posición que ciertamente se puede mantener no sólo con evidencia bíblica, sino también histórica, y se enmarca muy bien en la visión global de salvación, según lo ha revelado Dios. Y si no llegamos a coincidir en todo, entonces quedará claro que en los textos bíblicos no todo es claro y evidente, y gente que se acerca a la Biblia honestamente puede tener desacuerdos. Nosotros leemos la Biblia - tu y yo - a través del cristal de la tradición, yo de una tradición que lleva dos mil años, tu a través de una que lleva quinientos.

Según entiendo, tu pregunta se puede resumir así: ¿Cómo puede ser la Misa, es decir, el ofrecimiento incruento de Cristo, un verdadero sacrificio, mientras que a la vez los católicos niegan que sea un re-sacrificar a Jesucristo? Si en verdad es un sacrificio, ¿no es eso negar y contradecir directamente las Escrituras, que nos enseñan que Jesucristo se sacrificó de una vez y para siempre? ¿No es suficiente aquel sacrificio de Cristo? ¿Porqué debemos acudir a otros repetidos sacrificios? ¿Cómo podemos llamar al sacrificio de Cristo “ofrenda”, y al mismo tiempo llamar “ofrenda” a la Misa? ¿No hacen injuria a Cristo los católicos celebrando “sacrificios”?



Presupuestos necesarios antes de entrar en tema

Antes que profundicemos sobre el sacrificio de la Misa, debemos preguntarnos con qué autoridad, es decir, a partir de cuáles fuentes autoritativas sabemos nosotros qué cosa es la Eucaristía, qué cosa representa, y como la debemos celebrar. Como un buen protestante que era, yo consideré siempre la Cena del Señor o Comunión como un rito que celebrábamos una vez al mes para recordar mentalmente qué cosa el Señor hizo por nosotros. Así de simple. Sin embargo, la Iglesia Católica hoy, y la Iglesia de los primero siglos, entendieron la Eucaristía como mucho más que eso. Entonces, ¿es la Eucaristía algo más que un simple recuerdo? ¿Cómo lo podemos saber? Y antes que nada, el Nuevo Testamento ¿enseña todo lo que la Eucaristía es y significa? De hecho, tenemos en las Escrituras pocos detalles de esa celebración[1]. Los detalles fueron dados a los creyentes por Pablo y los Apóstoles en persona, mientras vivían y establecían sus tradiciones en las Iglesias (2Tes 2,15; 3,6; 1Cor 11,2). Los escritos del Nuevo Testamento no tenían la intención de ser manuales sobre “Cómo celebrar la Cena del Señor”. Más bien, esa información había sido ya entregada a las iglesias y confiadas a los “superintendentes” (obispos). Las cartas consiguientes fueron instrumentos correctivos, para enderezar abusos en lo que ya había sido enseñado con anterioridad.

El sentido de estas líneas, antes de pasar a explicar qué cosa sea la Eucaristía, es demostrarte que uno no puede ir a la Biblia presuponiendo que todos los detalles y explicaciones sobre todas las cosas estarán allí claramente expresadas, como si fuese un “divino manual” de cómo celebrar la Cena del Señor, a modo de “guía para la celebración”. Las cosas no son así[2]. El hecho que los Reformadores, reunidos en Marburg (Alemania) en 1529 no llegaron ni remotamente a un acuerdo sobre el tema de la Cena del Señor, creo que es algo muy significativo. Cuando visité Marburg en 1983, buscando mis raíces protestantes, vi con interés el mural que los representa, sentados, debatiendo hasta los menores detalles, pero sin poder llegar a una conclusión unánime sobre el significado de las Escrituras con respecto al tema. Si la evidencia bíblica es tan clara, como algunos dicen, no entiendo porqué incluso aquellos grandes “reformadores” de la Iglesia, y todos sus 28.000 grupos protestantes herederos de ese pensar, tengan tantas diferencias al respecto, llegando algunos a negar que la Eucaristía (y también el Bautismo) tenga ningún valor en el plan actual de salvación (con “plan actual de salvación” traducimos aquí lo que los anglófonos llaman “dispensation”, “dispensación”; en la teología católica eso se llama “economía de la salvación”). ¿Te das cuenta que hubo una sola doctrina sobre la Eucaristía por mil quinientos años, desde el primer siglo de la historia de la Iglesia? Cuando los “reformadores” abrieron las compuertas de las confusión, causada por la libre interpretación y el juicio privado, la misma tomó forma de distintas escuelas dogmáticas. No habían pasado aún cincuenta años desde las “95 tesis” de Lutero, se publicó un libro en alemán que llevaba por título: “Doscientas definiciones de las palabras ‘Esto es mi Cuerpo’ ”

Desde la perspectiva de Lutero, desanimado por las facciones que ya comenzaban a formarse, escribió: “Hay casi tantas sectas y creencias como cabezas; este no admite el Bautismo; aquel rechaza el Sacramento del altar; un tercero dice que hay un mundo intermedio entre el presente y el día del juicio; no falta quién enseña que Jesucristo no es Dios. No hay nadie, sin embargo, por más bufón que sea, que no afirme que él está inspirado por el Espíritu Santo, y que no considere como profecías sus sueños y desvaríos” (citado en Leslie Rumble, Bible Quizzes to a Street Preacher [Rockford, IL: TAN Books, 1976], 22).

Desde la perspectiva de la Iglesia primitiva, la celebración de la Eucaristía fue entregada en herencia a la Iglesia por los mismos Apóstoles, y no por medio de “manuales”, y ni siquiera por cartas apostólicas, que vendrían luego. La Iglesia era la depositaria de esta información y de esta práctica, la depositaria de la enseñanza apostólica. Fue ella la que entregó a las futuras generaciones la enseñanza y la práctica que había recibido. Es en este sentido que la Iglesia habla de la “Sagrada Tradición” que en ella se preserva. Por eso considero que los Padres Apostólicos y los demás Padres de la Iglesia son muy importantes, pues ellos son testigos auténticos de la Tradición Apostólica “depositada en la Iglesia, al modo como un hombre rico deposita su dinero en un banco” (San Ireneo). Esta era, de hecho, la primera y primordial fuente de instrucción durante los primeros siglos. El principio de la Sola Scriptura simplemente no existía; es más, los Padres rebatían a aquellos que proponían doctrinas supuestamente bíblicas que no contaban con el apoyo de la enseñanza y Tradición Apostólica constantes. Era la Iglesia la que trasmitía la verdad. Ella era “la columna y fundamento de la verdad” (1Tim 3,15). Martín Lutero escribe: “Esto sí debemos concederles (a los católicos) como verdadero, a saber, que el Papado tiene la Palabra de Dios y el oficio de los Apóstoles, y que nosotros hemos recibido las Sagradas Escrituras, el Bautismo, el Sacramento y el púlpito de ellos. ¿Qué sabríamos de estas cosas si no fuera por ellos? (Sermons on the Gospel of John, Chap. 14-16, 1537, en el volumen 24 de Luther’s Works, St. Louis, Missouri: Concordia Publi. House, 1961, 304).

De modo que no contestaré a tu pregunta recurriendo solamente a la Biblia, aunque por cierto haré eso también; consultaré también a los Padres de la Iglesia, porque respeto el modo cómo ellos interpretaron los textos y las enseñanzas. Ireneo que Clemente, “vio a los santos Apóstoles y conversó con ellos, sonándole aún en sus oídos sus predicaciones, y teniendo las autenticas tradiciones ante sus propios ojos. Y él (Clemente) no era el único; vivían aún muchos que habían sido instruidos por los Apóstoles... En el mismo orden y con la misma sucesión la auténtica tradición recibida de parte de los Apóstoles y entregada por la Iglesia, y la predicación de la verdad, han sido confiadas a nosotros”. (Adversus Haereses, 3.3.2s). Yo respeto sus enseñanzas - debo admitirlo - más de lo que lo hacen los evangélicos de hoy en día, que han tirado por la borda y contradicho quince siglos de presencia y guía del Espíritu Santo en su Iglesia. Encuentro particularmente curioso cuánto aprecian, muchos evangélicos, a sus profesores y maestros actuales, y a la vez cuánta ignorancia tienen de aquellos primeros maestros, maestros ciertamente extraordinarios.



¿Qué es la Misa?

Con este breve trasfondo, vayamos un poco más adelante. Preguntas qué significa la palabra “Misa”. En sí misma la palabra es insignificante. Viene de la conclusión latina de la celebración, cuando el sacerdote despide la asamblea con las palabras: Ite, Missa est, que literalmente significa: “Id, es ya el final”. El uso prolongado de este saludo final hizo que la palabra “Misa” significase toda la celebración.

La Misa es una liturgia o servicio muy amplio y profundo, que contiene misterio y tipología. Incorpora la belleza y el poder de la Pasión de Cristo, recreándola frente a nuestros ojos. Es simbólica y es real, de lenguaje simple y a la vez tipológico. Es paradojal y a la vez simple. Contiene toda la dignidad, profundidad, simbolismo, hondura y realidad espiritual que se esperaría del acto de culto central de la Iglesia fundada por Jesucristo y los Apóstoles. Incorpora toda la tipología del Antiguo Testamento, que era su sombra. La Misa fue profetizada por Malaquías (Mal 1,11), como lo entendió la Iglesia primitiva (lo veremos más adelante). “Misa” es simplemente otro título del servicio divino, de la liturgia, del compartir el Cuerpo de Cristo en la Cena del Señor.



La Misa como sacrificio: el Altar

¿Significa la Misa un verdadero sacrificio? Si, de varios modos. Describo el más sencillo en primer lugar. En el Antiguo Testamento, un sacrificio comenzaba con una ofrenda, algo que era llevado solemnemente ante la presencia de Dios, y allí ofrecido a Él. Este es el primer sentido de “oferta” o “sacrificio” en la Misa. El pueblo de Dios se reúne alrededor de la mesa del Señor (es decir, del altar, el lugar del sacrificio; Mal 1; 1 Cor 10,21). A los Israelitas Dios les manda que traigan las primicias de la tierra para ser puestas en el altar y ofrecer así su adoración. “ ‘Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, Señor’. Y lo dejarás delante del Señor tu Dios, y adorarás delante de Señor, tu Dios” (Dt 26,10).

La Iglesia siempre ha considerado esto, en la Misa, como profundamente significativo. Cuando nos reunimos, cada uno desde su propio lugar, para adorar a Dios, traemos nuestros dones para ofrecerle. En un cierto sentido, estos son depositados sobre el altar como una ofrenda. ¿Qué ofrecemos a Dios? Muchas cosas: a nosotros mismos (Rm 12,12), nuestras alabanzas (Heb 13,15) y nuestros dones (1Cor 16,2), etc. El ofertorio, durante la celebración, es la manera de ofrecer estas cosas a Dios de modo real y a la vez simbólico. Dicho sea de paso, “símbolo” no es una mala palabra... Tengo un amigo que dice que el Evangelio ya no encierra más simbolismos. Tiene razón, ahora se revela mediante símbolos. Lo más extraño, es que este amigo mío celebra “la Cena del Señor” y dice que es solamente ... ¡un símbolo! A mi modo de ver, esto es una contradicción con sus principios. Los símbolos, de hecho, son necesarios, y corresponden perfectamente con el modo humano que nuestra mente tiene de entender. Usamos símbolo para todas las cosas. También para protestantes, el Bautismo y la Comunión son “símbolos”, al igual que las cruces en las iglesias, los altares de madera, las banderas cristianas, los anillos de boda, inclinar nuestras cabezas o hacer gestos con las manos, arrodillarnos, cerrar los ojos para rezar, tener “la Palabra de Dios en alto” cuando predicamos desde el púlpito, imponer manos, etc. Todas estas cosas son símbolos. (Para más sobre este tema, ver el excelente libro de Thomas Howard Evangelical Is Not Enough, publicado por Ignatius Press.)

Durante el ofertorio, traemos dos cosas para depositar en el altar. Pero antes que nada, ¿es el “altar” un concepto del Nuevo Testamento, o es resabia perimida del Antiguo? La Iglesia Católica tiene un altar (Heb 13,10; 1 Cor 10,21; etc). Ignacio de Antioquia (35-107 d.C.) y los primeros creyentes cristianos coinciden: “Asegúrense, por lo tanto, de que todos celebren una común Eucaristía; porque hay uno sólo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, y una sola copa de unión con su Sangre, y un solo altar del sacrificio, del mismo modo como hay también un solo obispo, con su clero y mis compañeros servidores, los diáconos. Esto asegurará que todo lo que hagáis estará de acuerdo con la voluntad de Dios” (Carta a los de Filadelfia 4, escrito alrededor del 106 d.C.). Nota las cuatro palabras claves que constantemente aparecen: cuerpo, sangre, altar y sacrificio. El estudioso protestante J. N. D. Delly comenta sobre esta última cita: “La referencia de Ignacio a ‘un solo altar, del mismo modo como hay también un solo obispo’ nos revela que él también pensaba [en la Eucaristía] con términos de sacrificio”.

También hay un altar en el Cielo, de oro (Is 6,6; Ap 6,9; 8,3.5; 9,13; 11,1; 14,18; 16,7). Da la impresión que no podemos escapar de los altares..., comenzando con las ofertas sacrificiales de los hijos de Adán, pasando por Abraham, y llegando a la Cruz y la Mesa del Señor, el altar al que se refería el autor de la carta a los Hebreos; e incluso al final mismo del texto inspirado vemos que Dios no nos dispensó de los altares en esta nueva “era espiritual” en los cielos, sino que vemos que tiene un altar “de oro” frente a su trono, y el Cordero del sacrificio eternamente ante sus ojos. Impresionante. Los católicos tienen altares que representa tanto la Cruz del Señor como su Última Cena (en realidad una misma cosa); los protestantes tienen una mesa delante en sus templos que no es para nada un altar. De todos modos, aún conservan los así llamados “altar calls”, es decir, los llamados al altar, cuando invitan a la gente a venir adelante y recibir a Cristo. Es muy irónico ver cómo usan todos los símbolos de los católicos pero vacíos de su auténtico y original contenido. Retomaremos este tema más adelante.

En la Iglesia, después de la Liturgia de la Palabra y de la Oración de los Fieles, tenemos lo que llamamos “Ofertorio”. Aquí entregamos nuestros dones al Señor. También damos algo de nuestro dinero a Dios y a la Iglesia, para lo que haga falta. Esto correspondería a las ofrendas y diezmos del Antiguo Testamento. Se trata de una ofrenda en el sentido bíblico, es decir, algo entregado libremente, ofrecido al Señor.

Estos dones, reales y simbólicos, son traídos ante la presencia del trono de Dios; ellos representan a los creyentes, nosotros, que ofrecemos sobre el altar no solamente dones, sino también - y principalmente - a nosotros mismos, nuestras familias, todo lo que somos y tenemos. Cuando veo una familia, en la celebración dominical, llevando al altar los dones de pan y vino, me veo a mí mismo y a todo lo que poseo siendo recibido por el sacerdote y depositado sobre el altar. Me entrego a la Cruz, renuevo mi entrega a Dios, entrego mi vida como Él entregó la suya, me entrego a la voluntad de Dios, soy nuevamente ofrecido a Dios como sacrificio viviente y santo. Él toma lo poco que le puedo ofrecer, y lo convierte en el mismo Cristo. Todo lo que soy es consumido por el Padre, no ya en llamas de inmolación como sucedía en el Antiguo Testamento, sino en como una ofrenda y una bendición de acción de gracias y de aceptación. Me da la impresión que los católicos, frecuentemente, no se dan cuenta de la belleza de la Misa, como probablemente tú cuando eras un joven católico; esto sucede porque no leemos lo suficiente, no estudiamos, no rezamos, no practicamos suficientemente estos misterios tremendos. Es una verdadera lástima cuando estos riquísimos misterios están delante de nuestros ojos y nosotros no los advertimos. Jesús regañaba a sus seguidores, como lo hace aún hoy, diciéndoles ”Tienen ojos y no ven...” (Mc 8,18).

Llevamos al altar el vino y el pan, frutos de la tierra, dones de Dios, elaborados por las manos del hombre. Tomamos algo que Él nos dio, lo convertimos en pan y en vino, y le devolvemos parte de sus dones. Damos gracias a Dios por sus dones, por la vida, por los frutos de la tierra. “¡Bendigo seas por siempre, Señor!”.



¿Presencia Real o simbólica?

Ahora bien, el pan y el vino están sobre el altar. ¿Qué sucede luego? Sabemos que Jesús no dijo que el pan y el vino “representaban” su Cuerpo y su Sangre (aunque si en arameo existen las palabras para “representar”, que bien hubiese Él podido usar, si hubiese tenido esa intención), sino que dijo que el pan y el vino son su Cuerpo y su Sangre. De hecho algunos estudioso piensa que la palabra “cuerpo” en griego estaría traduciendo la palabra “carne” en arameo (la lengua que usó Jesús), ya que no hay una palabra más exacta para significar “cuerpo” en arameo que la palabra “carne”. De modo que Jesús estaría diciendo “Esta es mi carne”. ¿Suena bastante católico, verdad?

La Presencia Real de Jesús en la Eucaristía no fue jamás negada en la Iglesia primitiva, excepto por los gnósticos. ¿Porqué negarían los gnósticos la Presencia Real? Porque ellos consideran a Jesús como sólo un hombre, y Cristo sería un espíritu que vino sobre Jesús, es decir, serían Jesús y Cristo dos entidades distintas. Cristo no tuvo, según esta doctrina, un cuerpo real, y por lo tanto no puede existir tal cosa como Presencia Real del Cuerpo y Sangre de Cristo en la Eucaristía. Los Padres de la Iglesia, curiosamente, argumentaban en el sentido opuesto: dado que se da una Presencia Real en la Eucaristía, luego Jesús tiene que haber tenido un cuerpo real cuando vivió en la tierra. Un argumento más que interesante, ¿verdad? ¿No te resulta llamativo que los Protestantes sigan ahora el razonar del gnosticismo, en vez de acordar con las enseñanzas y prácticas de los primeros cristianos? No hubo otro modo de pensar en la Iglesia de los primeros siglos hasta bien llegado el siglo IX; y recién en el siglo XIV surgieron enseñanzas que negaban la Presencia Real del Señor en la Eucaristía, interpretando las palabras del Señor de un modo simbólico, en vez de literal. (¡Y pensar que son los Protestantes los que deben interpretar todo más literalmente!)

Imagínate por un momento a Jesús siendo interrumpido por Santiago o por Juan, mientras dice “Esto es mi Cuerpo”... Juan se apresura a corregirlo: “No, no es tu cuerpo, sólo simboliza tu cuerpo”. Y Jesús que lo mira con atención y le dice: “¿Qué has dicho?”. Como veremos, fue eso lo que le hizo perder la fe a Judas; fue precisamente en aquel momento de fe en la Eucaristía, que Satanás entró en él.

Dejaremos de un lado, por el momento, la cuestión de la Presencia Real, aunque en mi libro escribiré sobre el tema con lujo de detalles, y se estudiando el Antiguo como el Nuevo Testamento, la Iglesia primitiva, la Reforma y los tiempos modernos. También incluí en mi libro Crossing the Tiber una “Breve Historia de la Resistencia”; de esta resistencia - como sabes - tú eres (y yo era) descendiente.

Volviendo a la cuestión del Sacrificio: las palabras de Jesús en la institución de la Cena del Señor están cargadas de sentido sacrificial. De hecho toma lo que era un sacrificio (la Pascua) y lo transforma con nueva simbología y con nueva realidad. Aquello que los judíos comían cada año - y ellos tenían que comer el cordero del sacrificio, de lo contrario no tendría ningún efecto - simbolizaba al Cordero que habría de venir. Pero ahora que el verdadero Cordero se había ofrecido, debían también comer el Cordero, no de modo simbólico, sino real. Corderos temporales - Cordero Eterno. Los primeros eran símbolos, el segundo - Realidad. Los judíos previamente comían el símbolo, mientras que el nuevo Pueblo de Dios come la Realidad. ”Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros”.¡Palabras por cierto extrañas! Cuando vemos estos pasajes en el original griego, y a la luz de la cultura judía - cosa que haremos enseguida - descubrimos que hay un uso extenso de terminología sacrificial.



Leyendo la Biblia en su contexto vital

Pero antes de entrar a ver la naturaleza sacrificial de la Eucaristía, recordemos algunos pasajes importantes de la Escritura: “Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos... Entonces Jesús dijo: -Haced recostar a la gente. Había mucha hierba en aquel lugar. Se recostaron, pues, como cinco mil hombres. Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los que estaban recostados... Cuando fueron saciados, dijo a sus discípulos: -Recoged los pedazos que han quedado... Entonces, cuando los hombres vieron la señal que Jesús había hecho, decían: --¡Verdaderamente, éste es el profeta que ha de venir al mundo!” (Jn 6,4.10-14).

La palabra griega para “gracias” es “eucaristeo”, de donde proviene nuestro uso de la palabra “Eucaristía”. Juan, intencionalmente, repite esta palabra en el versículo 23, donde debe ser vista como una alusión a la intención eucarística del pasaje. Esta conclusión se justifica aún más si consideramos que el evangelio fue escrito al final del primer siglo, cuando la Cena del Señor era llamada, técnicamente, Eucaristía, como queda claro de las cartas de San Ignacio de Antioquia, discípulo de Juan (ver por ejemplo su carta a los Efesios 13, a los de Filadelfia 4, a los de Esmirna 7), y tantos otros. El estudioso protestante Oscar Cullman escribe: “El largo discurso de Jesús en el evangelio de Juan... ha sido considerado desde tiempos antiguos por la mayoría de los exegetas un discurso sobre la Eucaristía... Aquí el autor hace que el mismo Jesús establezca la separación entre el milagro de la multiplicación material del pan material y el milagro del Sacramento” (Early Christian Worship, traducido por A. Stewart Todd and James B. Torrance, Philadelphia, Westminster Press, 1953, p. 93).

Este es el único milagro obrado por Jesús en su ministerio terreno que ha sido registrado por los cuatro evangelistas, demostrando así la importancia del evento. Jesús establece el escenario para el discurso del “Pan de Vida”, que “ha bajado del cielo”. Con la multiplicación de los panes Jesús demuestra su poder para proveer de pan a todos, preparando una mesa en el “desierto”, que es un modo velado de hablar del mundo. Pronto veremos que Jesús explica que el pan que él ofrece, en la Eucaristía, es su carne, que “es ciertamente comida” que será suministrada a través de su Iglesia a todos los hombres, en todos los lugares, de todos los tiempos.

El tono sacrificial usado por los evangelistas en los evangelios sinópticos sugiere que los primitivos cristianos asociaban ya desde antiguo el milagro de los panes con la Eucaristía, teniendo en cuenta que los evangelios fueron escritos en la segunda mitad del primer siglo. El histórico protestante y anti-católico Philip Schaff escribe: “Aquí el más profundo misterio del cristianismo toma cuerpo una y otra vez, y la historia de la Cruz se reproduce ante nuestros ojos. Aquí la alimentación milagrosa de los cinco mil se perpetua espiritualmente... Aquí Cristo... da su propio cuerpo y sangre, sacrificados por nosotros... como comida espiritual, como el verdadero pan que baja del cielo” (History of the Church, Grand Rapids, MI, Eerdmans, 1980, 1:473).

En esta narrativa, Juan nos da una hermosa descripción de la Iglesia: “toda la gente” que hacían cinco mil personas (sin contar mujeres y niños) representan la Iglesia universal, reunida en “pequeños grupos” de cincuenta y de cien, que representan a las iglesias locales, todas alimentadas por Cristo, el gran Sumo Sacerdote, que distribuye “el pan” a todos, a través de las manos de sus sacerdotes, los Apóstoles. Más adelante, en el mismo capítulo, Jesús explica que el pan es su carne, que debe ser comida, así como debía comerse la carne del Cordero Pascual. Esta poniendo de este modo el fundamento para la futura enseñanza apostólica y para los sacramentos de la Iglesia.

Después de la multiplicación de los panes, Jesús dice: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré por la vida del mundo es mi carne. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: -¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Y Jesús les dijo: --De cierto, de cierto os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida... Desde entonces, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Entonces Jesús dijo a los doce: -¿Queréis acaso iros vosotros también? Le respondió Simón Pedro: -Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6, 51-55, 66-68).

¿Cómo aceptarían los primeros destinatarios del evangelio de Juan? No olvidemos que este evangelio fue escrito entre el 90 y el 100 d.C. Según George Beasley-Murray, tal vez el exegeta bautista más importante en estos tiempos, “no es necesario interpretar el texto exclusivamente en el sentido del cuerpo y sangre de la última cena del Señor; sin embargo, es evidente que ni el evangelista ni sus lectores cristianos pudieron haber escrito o leído estos dichos de Jesús sin una referencia conciente a la Eucaristía; por lo menos hay que decir que ellos reconocieron el evento de la cena del Señor como el cumplimiento más perfecto (de lo dicho en el discurso del Pan de Vida)”. Ver George Beasley-Murray, John, vol. 36 del Word Biblical Commentary, Waco, TX, Word Books, 1987, p. 95).

En este discurso parecería como si Jesús se decide hablar de un modo particularmente difícil, deseando asustar a sus discípulos innecesariamente... Les habló palabras duras de entender, invitándolos, aparentemente, a ser caníbales; como resultado, muchos se escandalizaron y se alejaron definitivamente de él. La palabra griega que Juan usa para “comer”, no es la que se usa habitualmente para describir una delicada cena: es la expresión griega que significa “morder”, “comer ruidosamente”, y se podría traducir como “masticar” su carne (ver Raymond Brown, The Gospel according to John I-XII [New York, NY: Doubleday, 1966], 283). “Este escándalo – dice Cullman – pertenece ahora al Sacramento, del mismo modo que el escándalo contra el cuerpo humano pertenece al divino Logos” (Oscar Cullman, Early Christian Worship, 100). Y los Protestantes de tradición Anabaptista y Zwingliana sí se escandalizan por la Eucaristía. Este es el único caso (en el evangelio), al menos que haya sido registrado, de discípulos que se alejan de Jesús por una cuestión doctrinal. Como Protestante, yo también me había escandalizado y alejado del significado real de estas palabras. ¿Porqué Jesús no detuvo la desbandada de los discípulos? El hubiese podido, con facilidad, decirles: “Esperen, ¿no ven que estoy hablando de un modo simbólico? Retornad, pues les estaba hablando de modo figurativo”. Como no lo hizo, muchos de sus discípulos se alejaron de él. Pero los Doce permanecieron con él: se dieron cuenta que sus palabras eran palabras de vida eterna.

Este pasaje fue entendido, desde los primeros días de la Iglesia, como una explicación que anticipa la Eucaristía. San Basilio Magno (330-379 d.C.) escribió en su epístola Al patricio Coesaria, sobre la Comunión: “Es bueno y saludable comulgar todos los días, y participar así del santo cuerpo y sangre de Cristo. Porque él lo dice con gran claridad: el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (The Nicene and Post-Nicene Fathers, 2d. series, 8:179). Según Raymond Brown, “hay dos grandes indicaciones que nos llevan a pensar que aquí (en Juan 6) se está hablando de la Eucaristía. La primera indicación es la insistencia de Jesús sobre la necesidad de comer y alimentarse de su cuerpo y su sangre: no podemos tomar estas palabras como una simple metáfora que nos hablaría de “aceptar su revelación”... De modo que si queremos atribuir a las palabras de Jesús en Juan 6,53 un sentido positivo, debemos referirlas a la Eucaristía: ‘Tomad, comed: esto es mi cuerpo; ... bebed ... esta es mi sangre’. La segunda indicación que se refiere a la Eucaristía es la fórmula que encontramos en Juan 6,51, donde Juan nos habla de ‘carne’, mientras los evangelios sinópticos, contando la Última Cena del Señor, nos hablan de su ‘cuerpo’. Sin embargo, hay que saber que no hay una palabra hebrea o aramea para ‘cuerpo’, como entendemos nosotros esta palabra; por este motivo, muchos estudiosos mantienen que en la Última Cena lo que Jesús verdaderamente dijo fue el equivalente arameo de ‘Esto es mi carne’.” (The Gospel According to John I-XII, 284-285). Debemos recordar una vez más que Juan escribió su evangelio entre el 90 y el 100 d.C.; de este período se conservan documentos que demuestran que la Eucaristía era claramente celebrada por la Iglesia Católica, en todo el Imperio Romano, como la participación en el cuerpo y la sangre de Cristo literalmente. Si la Eucaristía debía tomarse en sentido simbólico, y cualquier otra práctica se hubiese visto como idolatría, Juan hubiese podido aclarar fácilmente la doctrina, como de hecho le gustaba aclarar en su evangelio (ver Jn 1,42; 21,19). Hubiese podido aclarar a sus lectores que se trataba de un modo simbólico de hablar, y no significaba lo que los primeros cristianos pensaban que significaba. Pero Juan escribió un evangelio sacramental, y sabía exactamente lo que estaba escribiendo, y porqué.



El marco del discurso: la Pascua y el traidor

Luego leemos las palabras de Jesús a Judas en el mismo contexto de Juan 6: “Jesús les respondió: ¿No os escogí yo a vosotros, los doce, y sin embargo uno de vosotros es un diablo? Y Él se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste, uno de los doce, le iba a entregar” (Jn 6,70-71).

El contexto del pasaje es siempre importante para su interpretación. Mientras se lee la Biblia, hay que preguntarse siempre cosas como ¿porqué pone el autor este evento en este lugar, y no en aquel otro? O bien ¿qué conclusión espera de nosotros el autor al poner estas palabras en este contexto? En nuestro pasaje, nos parece contextualmente significativo que Juan mencione la traición de Judas en este lugar de su narración. ¿Dónde encontramos nuevamente, en los evangelios, el evento de la traición de Judas? En cada uno de los evangelios la mención de Satanás que entra en Judas se menciona en el contexto de la Última Cena. Cada evangelio comienza el relato con el aviso que era la Pascua, y termina con la aserción de que Satanás entró en Judas – exactamente como en Juan 6. Y esto se explica porque Juan enmarca su discurso eucarístico en el capítulo 6 de tal modo que el lector vea el claro paralelo con los relatos sinópticos de la Cena del Señor. El primer versículo de Juan 6 dice que Jesús dio su discurso sobre la necesidad de “comer su carne” durante la Pascua. La mención que luego hace de Judas parecería totalmente fuera de lugar aquí, excepto si se entiende dentro del marco “eucarístico” de todo el capítulo. ¡Qué maravillosa es la Biblia!



La institución de la Eucaristía

Pasemos ahora a ver la institución de la Eucaristía, según la trae el evangelio de Marcos (escrito en la última parte del primer siglo). Marcos escribió: “Y mientras comían, tomó pan, y habiéndolo bendecido lo partió, se lo dio a ellos, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando una copa, después de dar gracias, se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. Y les dijo: Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos.” (Mc 14,22-24). Parece que Jesús, intencionalmente, usa terminología de Exodo 24,8: “He aquí la sangre del pacto que el Señor hizo con vosotros, según todas estas palabras”. Es aquí, como notarán, que Jesús cumplió lo prometido en Juan 6: “Esto es mi cuerpo... esta es mi sangre”. ¿Qué palabras podrían ser más claras que estas? En ese momento Jesús y los Apóstoles estaban comiendo la cena de la Pascua, el cordero del sacrificio, que era la prefiguración del cuerpo del Señor, y ahora, sentados en esa misma mesa, Jesús levanta un pedazo de pan y dice: “Esto es mi cuerpo”.

Es interesante notar que en el texto griego, el sustantivo “cuerpo” lleva un artículo definido que, según la gramática griega, hace que la expresión aparezca con particular fuerza, cosa que se pierde en la traducción al español. Literalmente podríamos traducirlo como “este aquí es mi cuerpo”; se está declarando que esto (el pan) es mi cuerpo. Jesús dijo estas palabras en arameo, la lengua que hablaban él y sus Apóstoles. Algunos estudiosos piensan que las palabras de Jesús aquí fueron “Esto es mi carne”, ya que no hay una palabra aramea para designar “cuerpo”, sino “carne”. Lo cual se entendería muy bien con aquello de Juan 6, cuando Jesús dice: “vosotros debéis comer mi carne y beber mi sangre”.

Ahora vemos lo que nos dice Lucas en su evangelio: “Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con Él los apóstoles, y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios. Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros.” (Lc 22,14ss).

Pablo y Lucas agregan los elementos de “memoria”, “recuerdo” (griego “anamnesis”), que no incluye Marcos o los demás evangelios. Hay indicaciones de desarrollo litúrgico aún en el Nuevo Testamento mismo (ver The Study of Liturgy, ed. por Cheslyn Jones, Geoffrey Wainwright, Edward Yarnold, and Paul Bradshaw [New York, NY: Oxford Univ. Press; 1978, 1992], 204). La palabra “memoria” es un término sacrificial, y se usa en la versión griega de los Setenta (se llama la versión de “los Setenta” a la versión griega del Antiguo Testamento, que era ampliamente usada en los tiempos de Jesús). “En Lev. 24,7 la palabra anamnesis traduce el hebreo “azkarah”, que era una sacrificio memorial ... Este sacrificio particular (azkarah) era entendido como un recuerdo perpetuo de la alianza” (Dictionary of New Testament Theology, ed. por Colin Brown [Grand Rapids, MI: Zondervan Publ., 1979], 3:239). Anamnesis se usa en Números 10,10, donde nuevamente hace mención al sacrificio, por lo cual la expresión de Jesús en la Última Cena sin duda tenía para sus oyentes un carácter sacrificial. No podemos pensar que pasó inadvertido a Jesús, en aquel momento crucial de la Última Cena, el hecho que la palabra anamnesis (o su equivalente en arameo) tenía esa significación sacrificial... Más bien debemos pensar que lo que Jesús está haciendo es, precisamente, dar un contexto sacrificial a esa Eucaristía que instituye durante la celebración judía de la Pascua; Pablo, en 1 Corintios, parece que captó muy bien este aspecto.



Lo reconocieron…

Finalmente con respecto a Lucas, me gustaría comentar uno de los momentos más interesantes del Nuevo Testamento. Parece evidente que se está haciendo referencia en este pasaje a la Eucaristía, ya sea por el uso de la misma terminología, por el escenario de la historia, y por la fecha en que fue escrito el evangelio. Leemos en Lucas: “Y he aquí que aquel mismo día dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén. Y conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido. Y sucedió que mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Pero sus ojos estaban velados para que no le reconocieran. Y Él les dijo: ¿Qué discusiones son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando? ... Entonces Jesús les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras. Se acercaron a la aldea adonde iban, y Él hizo como que iba más lejos. Y ellos le instaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero Él desapareció de la presencia de ellos. Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos ... Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan.” (Lc 24,13-17.25-33.35).

¡Qué modo en verdad extraño que tienen estos viajeros de contar cómo y cuándo reconocieron que era Jesús! ¡Y qué modo extraño de concluir con la narración evangélica! Después de su resurrección, Jesús les estaba explicando las Escrituras, mientras caminaban juntos. “Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras”. Este tiene que haber sido uno de los sermones explicativos más hermosos de todos los tiempos, ¡predicado por el mismo Jesús! Sin embargo, aún siendo el mismo Jesús el que les explica las Escrituras, ellos no entendieron quién era Él. Pero, cuando Jesús tomó el pan, lo partió, lo bendijo y se los dio “les fueron abiertos los ojos y le reconocieron”. Este es un paso muy interesante: los discípulos no presentan el “descubrir a Jesús” como consecuencia de una “predicación bíblica”, sino que más bien declaran que “le habían reconocido en el partir del pan” (Lc 24,35). Es de notar que Lucas emplea aquí las mismas palabras que Jesús usó unos capítulos antes, cuando instituyó la Eucaristía (tomó, bendijo, partió y dio). Las únicas veces que el Nuevo Testamento emplea estas palabras de esta manera son cuando el evangelista habla de la Eucaristía y... aquí en Lc 24. ¿Estaba Lucas tratando de decir algo, al cerrar su evangelio con este relato histórico? Raymond Brown escribe: “La insistencia que demuestra Lucas de explicar que los discípulos reconocieron a Jesús en el partir el pan, ha sido tomada comúnmente como una enseñanza eucarística, de modo de poder convencer a la comunidad de que también ellos podían encontrar a Jesús resucitado en el partir el pan eucarístico” (The Gospel according to John I-XII, 1100).



La Eucaristía en la enseñanza de Pablo

De cualquier modo que sea, vayamos ahora a las palabras de Pablo en 1 Corintios, sin perder de vista Malaquías 1,11. Pablo escribe: “Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí. De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí. Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que Él venga. De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor” (1Co 11,23-27).

Pablo confirma aquí las palabras de Jesús y la tradición oral de la Iglesia, ya que estas cosas no se habían escrito aún en los evangelios. De hecho, si damos un vistazo a la cronología, 1 Corintios es probablemente la primera evidencia escrita de las palabras de Jesús en la Última Cena. Digamos un par de cosas sobre este pasaje, antes de seguir adelante.

Las palabras “recibir” y “transmitir” son palabras técnicas usadas para la trasmisión de la tradición apostólica (ver también 1 Cor 15,3). Los corintios no aprendieron sobre la Cena del Señor leyendo el Nuevo Testamento. Lo aprendieron por la tradición entregada o transmitida por Pablo mediante enseñanza oral y ejemplos (2 Cor 11,2; 2 Tes 2,15; 3,6), tradición que Pablo, a su vez, recibió directamente del Señor, o tal vez directamente de los Doce Apóstoles (Gal 1,18, etc). Las cartas del Nuevo Testamento no tuvieron nunca la intención de reemplazar la tradición enseñada por los Apóstoles, Palabra Viva de Dios entregada personalmente (1 Tes 2,13). Las cartas de Pablo no se enviaban ni eran vistas como “manuales de iglesia” con instrucciones completas sobre la Cena del Señor, ya que los de Corinto ya habían sido instruidos convenientemente por el mismo Pablo, en persona. Sus cartas tenían como finalidad corregir abusos y prácticas defectuosas que se habían introducido en la práctica religiosa de los fieles de Corinto. La fe había sido entregada oralmente, por la instrucción hecha por parte de los apóstoles a los santos (Judas 3), es decir, a la Iglesia. Las cartas fueron enviadas mucho más tarde para alentar y exhortar las iglesias en lo que ellas ya sabían por tradición (1 Cor 4,17; 2 Pe 3,1-2).

Con respecto a la palabra “memoria”, debo hacer algunos comentarios. Según Thomas Howard, en su libro Evangelical Is Not Enough (San Francisco, Ignatius Press, 1984), la palabra “memoria” no expresa el contenido último de la palabra griega “anamnesis”, que es usada en el momento de la institución de la Eucaristía. “La palabra sugiere una memoria que, a la vez, significa un ‘hacer presente’ (106). El Theological Dictionary of the New Testament usa la palabra re-presentación y “el hacer presente por parte de la comunidad, al Señor que instituyó la Cena” (1:348). “Este re-llamar o re-presentar significa que algo ‘pasado’ se hace ‘presente’, algo que, aquí y ahora, nos afecta vital y profundamente. En otras palabras, la Eucaristía es el hacer presente al verdadero Cordero Pascual, que es Cristo… De este modo, desde los primeros días, la Iglesia entendió la Eucaristía como el ‘re-presentar’ del sacrificio de Cristo, con su poder salvador actual. Todas las antiguas liturgias dejan claro que en el culto eucarístico la Iglesia experimenta el poder del Salvador presente” (Olive Wyon, The Altar Fire, Londres, SCM Presss, 1956, 35-36). El autor protestante Max Thurian escribió: “Este memorial no es un simple acto de recogimiento subjetivo, es una acción litúrgica… que hace presente al Señor… que llama ante el Padre celestial, como un memorial, el único sacrificio del Hijo, y esto lo hace presente al Hijo en su memorial” (The Eucharistic Memorial, II, The New Testament, Ecumenical Studies in Worship, según se cita en el Dictionary of the New Testament, editado por Colin Brown, Gran Rapids, MI, Zondervan Publ. 1979, 3:244).

Jesús dice que el Cáliz es la Sangre de la Nueva Alianza, haciendo clara referencia a las palabras de Moisés. Este modo de hablar y usar los términos, está sacado ciertamente del lenguaje sacrificial del Antiguo Testamento, y Ex 24,8 en particular: “Entonces Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con vosotros, según todas estas palabras.” Jesús nos está hablando de verdadera sangre, no de un vino simbólico que representa sangre. Haciendo referencia a las palabras de la alianza de sangre de Moisés, Jesús dice: “Esta es mi sangre de la alianza”, mientras entrega el cáliz a sus discípulos, ordenándoles que beban su sangre, de la cual Él les había hablado y explicado extensamente en su discurso de Juan 6.

Finalmente, una palabra con respecto a profanar el Cuerpo del Señor: ser culpable “del cuerpo y la sangre” de alguien tenía en aquel tiempo el significado de “ser culpable de homicidio”. ¿Cómo podía ser alguien culpable de homicidio si el cuerpo (pan) es sólo un símbolo? La presencia real del Cuerpo de Cristo es necesaria para que se pueda cometer una ofensa contra el mismo. ¿Cómo puede alguien ser culpable “del cuerpo y sangre de Cristo” por comer un trozo de pan o beber un sorbo de vino? “Nadie es culpable de homicidio si comete violencia contra la imagen o la estatua de una persona sin tocar a esa persona físicamente. Las palabras de Pablo no tienen sentido sin el dogma de la Presencia Real” (Leslie Rumble and Charles M. Carty, Eucharist Quizzes to a Street Preacher [Rockford, IL.: TAN Books, 1976], 7-8).

Me gustaría comentar un último pasaje de Pablo antes de considerar con más detalle el centro de la cuestión, es decir, el Sacrificio Eucarístico, y el hecho de que hay un solo sacrificio ocurrido en el tiempo, y que el sacrificio diario de la Misa es una re-presentación de aquél único y singular sacrificio, y no una re-crucifixión de Jesús. Tenme un poco de paciencia...

Pablo continúa: “Os hablo como a sabios; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la participación en la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la participación en el cuerpo de Cristo? Puesto que el pan es uno, nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. Considerad al pueblo de Israel: los que comen los sacrificios, ¿no participan del altar?... digo que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios; no quiero que seáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.” (1 Cor 10,15-18.20-21).

¿Qué significa, en este pasaje, la palabra “participación” (griego koinonía)? ¿Se trata de lenguaje simbólico? No, significa una participación real. San Agustín, queriendo describir lo que sucede en la Eucaristía, pone en boca de Jesús las siguientes palabras: “Tu no me vas a convertir en ti, como sucede con la comida corporal, sino más bien tu te convertirás en mí” (Confesiones, 7,10,16). Aún el Theological Dictionary of the New Testament de Gerhard Kittel enseña que “koinonia denota participación, comunión, con el sentido de cercanía profunda. Expresa una relación que es mutua. Significa participación, comunicación, comunión”.

San Juan Crisóstomo dice: “Porque, ¿qué cosa es el pan? El Cuerpo de Cristo. ¿Y en qué cosa se convierten los que participan de él? En el Cuerpo de Cristo: no muchos cuerpos, sino en un solo cuerpo” (Homilía sobre 1 Corintios). No sólo participamos con un gesto simbólico, sino que, como lo dice claramente Pablo, participamos en verdad del cuerpo y sangre de Cristo. ¿Cómo podría ser eso así, si la participación es meramente simbólica? Los evangélicos fundamentalistas se atribuyen la cualidad de ser los que toman la Biblia en su sentido más literal: la Biblia dice lo que quiere decir, y quiere decir lo que dice. Sin embargo, como buen fundamentalista que era, no dudaba en dejar de lado el sentido literal de estos pasajes, como así también la interpretación de la Iglesia primitiva, para poder quedarme con la Biblia según la tradición fundamentalista en la que había sido instruido y la que había aceptado.

La Eucaristía representa, también, la unidad del Cuerpo de Cristo, que los Protestantes han quebrado. No hay ejemplo más fuerte de la unidad del Cuerpo de Cristo que el ejemplo del pan y del vino. El pan está hecho de muchos granos separados, que son recogidos y triturados para obtener la harina, de la cual se amasa y hornea un solo pan. La uvas, originalmente separadas, son cosechadas y trituradas para obtener el fruto de la vid, el vino. Así como los muchos granos forman un solo pan, también nosotros, cuando comemos ese único pan, el Cuerpo de Cristo, nos transformamos en un solo cuerpo. Nos convertimos en su cuerpo de un modo muy real, al participar y comer su Carne y beber su Sangre. Recuerda que Pablo enseña que comemos de un solo pan, lo cual indica el cuerpo real de Cristo, ya que si nos atenemos al símbolo exterior, comemos panes separados, distintos. Los católicos comen de un solo pan, Cristo resucitado, el Pan de Vida.

La Eucaristía es la cumbre y la fuente de la unidad, como lo enseña claramente el Catecismo de la Iglesia Católica: “La Eucaristía es nuestro pan de cada día. El poder que encierra este manjar divino lo convierte en vínculo de unidad. Su efecto es la unidad, de tal modo que, transformados en su Cuerpo y hechos sus miembros, podamos convertirnos en aquello que recibimos” (2837, citando a San Agustín, Sermón 57,7)

Pero nos podemos preguntar: ¿Pablo piensa en término sacrificiales? Demos un vistazo a las palabras que usa, y a los ejemplos que da. Recordemos que 1 Corintios no es un “manual” o “catecismo” de las doctrinas cristianas. Esa doctrina había sido ya trasmitida a los de Corinto mediante tradición oral (1 Cor 11,2), por Pablo personalmente. La carta tenía por intención ser una misiva de carácter correctivo, para hacerles recordar y profundizar el conocimiento y la práctica eucarística que ya poseían y practicaban. “El sentido sacramental del pan y el vino no solamente se presuponen en esta carta, sino que son la base de toda la presente argumentación... La bebida y la comida espiritual aparecen ahora, con mayor claridad, como el Cuerpo y la Sangre de Cristo; y aunque la base última de esta definición será dada sólo más tarde (1 Cor 11, 23-26), Pablo la supone ya aquí como algo comúnmente compartido con sus lectores, que tiene la fuerza suficiente como para fundamentar la argumentación que sigue... Lo que los escritos del Nuevo Testamento presuponen ... es aún más importante de lo que de hecho dicen” (The Study of Liturgy, 191).

Notemos algo interesante: Pablo compara tres diversos sacrificios. Para sus lectores, el sentido era claro. Cada sacrificio se ofrece sobre un altar (mesa del sacrificio): en primer lugar el sacrificio de los judíos (v. 18), luego el de los paganos (v. 19-21, ofrecido a los ídolos), y finalmente el de los cristianos, la Eucaristía. Mediante estas comparaciones, Pablo confirma el carácter sacrificial de la Eucaristía cristiana. La “mesa del Señor” es un término técnico común en el Antiguo Testamento que se refiere al altar del sacrificio (Lev 24,6.7; Ez 41,22; 44,15; Mal 1,7.12), de modo que los lectores de la carta habrían captado inmediatamente la correlación que Pablo estaba sugiriendo. En este sentido estoy sorprendido de que en mis primeros días como católico no había notado este importante detalle: la “mesa del Señor” en la Iglesia, a la cual se refiere Pablo, y que enraíza con la terminología y la práctica del Antiguo Testamento, es ahora el altar del nuevo sacrificio, del cual habla Malaquías (1,11). Observemos que la “mesa del Señor” se menciona dos veces en el primer capítulo de Malaquías, antes y después de la promesa de Dios de un sacrificio nuevo y universal ofrecido por los gentiles. La “mesa del Señor”, o sea el altar del sacrificio, será el lugar de esta ofrenda, que corresponde con la Eucaristía, ofrecida en la “mesa del Señor” de 1 Corintios 10,21.

Permíteme que te haga esta pregunta: ¿sabías estas cosas cuando dejaste la Iglesia Católica? ¿Acaso el paralelismo no es impactante e inequívoco? Malaquías enmarca dos veces el “sacrificio sin mancha” de los gentiles con los términos sacrificiales de “mesa del Señor”.

San Pablo entonces utiliza esta misma terminología para explicar el nuevo sacrificio ofrecido sobre “la mesa del Señor” en la Iglesia. El sacrificio de la Eucaristía sobre la “mesa del Señor” es comparado con los otros sacrificios ya sobradamente conocidos que se ofrecen sobre mesas de altares tanto paganos como judíos. Pablo, el más brillante discípulo del más lúcido rabí judío, Gamaliel, no está usando esta terminología del Antiguo Testamento a la ligera: es un alumno aventajado... Él sabe que sus lectores interpretan esta terminología sacrificial poniéndola en relación con la Eucaristía. ¿Se puede poner en duda que Pablo, el brillante maestro de la Torah, comprendió la Eucaristía en términos sacrificiales, interpretando la “mesa del Señor” como un cumplimiento de Malaquías 1:11?. “El paralelismo que Pablo dibuja entre la participación de judíos y paganos en sus sacrificios mediante la comida de la carne de las víctimas y el ágape cristiano en Cristo por medio de la Eucaristía nos demuestra que él considera la comida de la Eucaristía como una comida sacrificial y ello implica que la Eucaristía misma es un sacrificio” (Jerome Biblical Commentary, ed. by Raymond E. Brown, Joseph A. Fitzmyer, and Roland E. Murphy [Englewood Cliffs, NJ: Prentice*Hall, 1968], 269).

A veces me he emocionado tanto con el Señor y la Iglesia que me he atascado al escribir. El Señor ha sido tan maravilloso.



Respondiendo a tu pregunta

Ahora podemos encarar al fin vuestra pregunta específica: ¿cómo puede ser la Misa un sacrificio real y no implicar un nuevo sacrificio de Cristo? En resumidas cuentas, y creo que he hecho esta aclaración en mi artículo de Ankerberg, hay sólo un único sacrificio, un sacrificio eterno, y nosotros estamos participando en él diariamente en las dimensiones del tiempo y del espacio, en el plano temporal. Los protestantes tienden a enredarse en el tiempo (lo sé, yo he pasado por ello) mientras que los católicos tienden a ver las cosas en términos de tiempo y de eternidad. Lo mismo sucede cuando discutimos acerca de la intercesión de los santos. Nos encontramos con protestantes que argumentan: ¿Dónde dice la Biblia que debamos rezar a los santos difuntos? El católico se sorprende y responde: ¿dónde dice la Biblia que los santos están muertos? Es simplemente cuestión de perspectiva. Los protestantes tienden a poner un tejado de estaño sobre sus cabezas, no son capaces de ver más allá de la dimensión del tiempo –y de la esfera temporal-, hacia la eternidad. Para ellos los santos han muerto y el sacrificio de Cristo está terminado y consumado. Para un católico, los santos están vivos, [3] pero en otra dimensión (cielo), y el sacrificio de Cristo fue realizado hace dos mil años, pero es aún un acontecimiento real y un evento eterno a los ojos de un Dios y de una Iglesia no contenidos en el tiempo solamente, y sin la restringida visión que los Protestantes han aceptado debido a la tradición que heredaron.

Decir que Cristo murió una sola vez y ya no muere más (Heb 7:27; 9:12; 10:10), y decir a la vez que es ofrecido en cada misa como sacrificio, parece contradictorio o paradójico a un Protestante que tiende a considerar todas las cuestiones horizontalmente en vez de verticalmente, pero esto no resulta problemático si cambias tu forma de pensar, si ensanchas tu visión para pensar bíblicamente. Déjame preguntarte: ¿cómo puede ser Jesús un Rey que está sentado a la derecha del Altísimo (Heb 1:3) y ser a la vez un Cordero sacrificial, un sacrificio sobre el altar (Rev 5:6)? ¿Cómo puede Él estar en ambos lugares en dos condiciones tan radicalmente diferentes? ¿Cómo puede Él estar sentado en el cielo a la derecha del Padre y al mismo tiempo estar en un lugar diferente, en nuestros corazones (Col 1:27)? Él ahora tiene capacidades asombrosas, prerrogativas nunca ejercidas mientras estuvo en la tierra, cuando renunció por un tiempo al uso de algunas prerrogativas de su divinidad (Fil 2:5-11).

Encaramos ahora una de esas paradojas que lo son sólo aparentemente. ¿Vuelven los católicos a sacrificar a Cristo en el altar en cada Misa? NO.

¿Vuelven los católicos a hacer presente y a participar en el único sacrificio de Cristo en la Misa? SI.

Remitámonos de nuevo a Malaquías 1:11, que profetiza sobre el futuro sacrificio inmaculado sobre la Mesa del Señor: “Pues desde el sol levante hasta el poniente, grande será mi Nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá a mi Nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura. Pues grande será mi Nombre entre las naciones, dice Yahveh Sebaot”. Destaquemos los plurales y los singulares aquí. En todo lugar ( = plural, en todos los lugares) y una oblación pura (singular). Una ofrenda ofrecida en todo lugar. Habiendo ya discutido este versículo, no quiero extenderme en este punto, pero esto se corresponde maravillosamente con la Misa, como ya lo enseñaban los primeros cristianos en una época tan temprana como el siglo I, cuando los apóstoles estaban todavía vivos, y desde entonces la interpretación está tan claramente diseminada durante los dos primeros siglos, que puede admitirse que fue una clara enseñanza apostólica, que provenía de los mismos apóstoles. Recordemos que ellos pensaron muchas cosas que no han sido conservadas en los escasos documentos que hemos recopilado en el canon. De este modo tenemos un único sacrificio ofrecido en múltiples lugares en el futuro entre las naciones por todo el mundo - una excelente descripción de la Misa.

Debemos ahora subrayar la vigencia del sacrificio de Cristo. No es solamente un único y definitivo sacrificio, aunque por cierto está referido al tiempo y al espacio, sino que es también perpetuo en su realidad y efectos, referido a la eternidad. Es un sacrificio incesante y sus efectos continúan. Cristo siempre se ofrece a sí mismo al Padre. Él siempre se ofrece, aunque sólo murió una vez (Heb 7:5). Esta es la singular oblación pura de Malaquías. Él siempre ofrece esta inmolación, de la que el hecho físico ya pasó pero cuyo valor permanece. Él constantemente intercede por nosotros como Sumo Sacerdote. Cristo es, a la vez, sacerdote y ofrenda sacrificial. La pasión y la muerte de Cristo son cosas pasadas, pero Él, que padeció su pasión y su muerte, permanece para siempre revestido de los méritos de su pasión y su muerte. Tú muy bien podrías estar de acuerdo con esto, porque también comprendes la consumación de la obra de Cristo, ofrecida una sola vez, eficaz para siempre.

En la escena apocalíptica, Cristo permanece de pie, ante el Padre, sobre el altar dorado, ante el trono, con un corte en el cuello: “Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado” (Rev 5:6). Esto ha sido bellisimamente representado en una pintura de Jan Van Eyck titulada “La Adoración del Cordero”, que se conserva en Gante (Bélgica). He tenido el privilegio de permanecer ante esta pintura entusiasmado durante casi una hora analizándola y valorándola. Es probablemente mi pintura favorita de todas las de la Historia del arte (con el Descendimiento de la Cruz, de Rembrandt, en segundo término, que vi en Munich). El Cordero permanece majestuosamente sobre el altar con su garganta acuchillada abierta a la manera de los sacrificios del Antiguo Testamento. El Espíritu Santo sobrevuela por encima de él derramando su luz sobre todo. La sangre fluye del Cordero a un cáliz. Personas de los cuatro puntos cardinales del globo (del lugar por donde sale el sol y por donde se pone, para Malaquías) vienen hasta el Cordero a compartir una misma copa y una misma carne y a adorar en el eterno sacrificio re-presentado en todo tiempo.

Cristo no cesa de ofrecer su sacrificio. Está eternamente intercediendo por su pueblo. Cuando la era de la redención haya concluido y la Segunda Venida haya sido llevada a término, sólo entonces el sacrificio de Cristo habrá sido completado. Un sacrificio es completado cuando aquellos por quienes es ofrecido gustan sus frutos y reciben todos los beneficios de su eficacia. Cristo entonces no tendrá ya que ofrecerse más a sí mismo en lo sucesivo como una “víctima” propiciatoria y expiatoria sobre el altar. Cristo se ofrece como víctima a sí mismo precisamente para toda la humanidad en la tierra, para los hombres que viven todavía en el tiempo, en trance de ser justificados y redimidos. Esta ofrenda permanente del sacrificio de la Cruz terminará cuando llegue el final de los tiempos. La ofrenda que Cristo presenta al Padre es para este mundo y se dirige a la consumación del último día.

Ha habido muchas especulaciones de los teólogos, católicos y protestantes mano a mano, sobre la naturaleza de la Cena del Señor. Los teólogos católicos han discutido y especulado sobre la naturaleza y efectos de la Eucaristía en un intento de sondear las profundidades de este misterio de los misterios, tan sencillo y tan profundo al mismo tiempo. Tan temporal y tan eterno simultáneamente. La teología se aproxima siempre más a una completa comprensión de su plenitud, pero esa plenitud será reservada para el último día, en el que lo que es visto débilmente en un espejo será visto y comprendido plenamente. El pan y el vino consagrados significan no sólo el cuerpo y la sangre de Cristo sino también su sacrificio. La consagración de las dos especies es una inmolación simbólica, pero el simbolismo es sacramental y así contiene lo que significa. La Misa es un sacrificio, porque significa y al mismo tiempo contiene la completa realidad del sacrificio de la Cruz.

En lo que sigue, y por algunos párrafos, quiero sacar partido del excelente libro de Marie-Joseph Nicolas ¿Qué es la Eucaristía?, ya que es profundo y sencillo de comprender. Tengo unos setenta libros en mi estantería que tratan exclusivamente de la Misa y la Eucaristía, pero no tengo tiempo para citarlos todos, lo que estoy seguro que tendrás en cuenta.



La Misa: ¿un nuevo sacrificio?

¿Qué significan las palabras “la completa realidad del sacrificio de la Cruz”? Si queremos comprenderlas hay dos opiniones extremas que debemos eliminar. Una va demasiado lejos, la otra se queda corta. La primera podría argumentar así: el tiempo y el espacio han sido abolidos en el misterio de la Eucaristía; lo que yo hago presente en la Misa es la pasión, la muerte y además la resurrección de Cristo. Esta explicación es absolutamente imposible. El tiempo no es como el espacio. Lo que ha pasado no existe de modo muy prolongado en la forma dominada por el tiempo que abarcan los hechos históricos de la pasión y de la muerte. La coexistencia entre el ayer y el hoy no es posible. Por el contrario, el cuerpo glorificado de Cristo está ausente DE y, sin embargo, coexiste CON nosotros. Nosotros existimos al mismo tiempo, el mismo momento en la duración. Hacerlo presente no es devolverle el ser que ya no tiene, es poner su ser donde pueda entrar en contacto con nosotros. De ningún modo, entonces, está Cristo presente en el altar como sangrante y muerto, sino de acuerdo con su estado presente como triunfador sobre la muerte.

Otros dicen que lo que es más importante en el sacrificio de la Cruz es el sacrificio interior, el estado completamente espiritual e inmanente de oblación en el que se sumió su alma. La oblación interior de Jesús no ha dejado de existir, continúa en el cielo y ello es expresado de un modo particularmente sorprendente y visible por el don de sí mismo en la Eucaristía. Pero esta explicación de los hechos no ve con suficiente claridad que el sacrificio de la Eucaristía es el sacrificio de la Cruz. Podría parecer que hay, de acuerdo con este punto de vista, dos “momentos” del único sacrificio, el “momento” eucarístico en tanto que mero signo y conmemoración del "momento" histórico y al mismo tiempo como una nueva exteriorización y encarnación de la disposición interior de Jesús.

Debemos ir todavía más lejos y defender esta idea de permanencia en la primera explicación que está ausente en la segunda. Sólo tenemos que recordar la idea de la permanencia del sacrificio de la Cruz en sí mismo. No es sólo el estado del alma de Cristo en oblación lo que permanece, es también lo que él ofrece, su naturaleza humana inmolada pero victoriosa sobre el sufrimiento y la muerte, revestida con los méritos que posee como fruto permanente de su sacrificio. Lo que ha pasado sirve a lo que permanece: el sufrimiento de Cristo y su muerte, que son hechos que han pasado, está al servicio de ese estado de víctima que es continuamente agradable a Dios. Cristo es eternamente aquel que muere por nosotros y se ofrece a sí mismo como tal. El sacerdote, cuando consagra el pan y el vino, lo hace presente para nosotros en este mismo estado, o, más acertadamente, Cristo mismo, a través de la mediación del sacerdote, se hace a sí mismo presente como tal, como la víctima, triunfadora de la muerte, que está como ascendiendo de la muerte por nuestra causa.

Esto es lo que el Concilio de Trento significa mediante las palabras: es el mismo sacrificio porque es el mismo sacerdote, la misma víctima, ofrecida de otro modo. En la Misa, el mismo sacrificio es ofrecido de un modo simbólico y sacramental. La Misa es el sacramento del sacrificio de la Cruz, en todo aquello que el sacrificio de la Cruz tiene de perdurable. Esta es la razón por la que el Concilio nos hace la aclaración de que la Misa posee todas las cualidades del sacrificio de la Cruz y aplica sus frutos a nosotros. Como hemos dicho, la fuerza del sacrificio de la Cruz está en el poder con que, a los ojos de Dios, está revestido Cristo. Cristo está contenido en la Eucaristía como ejerciendo este poder y aplicándolo aquí y ahora a aquellos que comparten la Eucaristía. No hay, por tanto, exageración en afirmar que la Eucaristía es el sacrificio de la Cruz hecho presente una vez más. La idea de renovación que esta expresión implica es, sin embargo, no del todo exacta. En este punto estamos abordando una presencia, actual y activa, de la víctima que está siempre sacrificándose y esto es lo que Cristo es hasta el final de los tiempos. Cuando decimos al creyente: “Debes asistir a Misa como si estuvieras presenciando el sacrificio de la Cruz”, estaríamos exagerando si quisiéramos decir con ello que el creyente debe sentir compasión de Cristo como si estuviera sufriendo aquí y ahora. No exageramos si decimos que ellos deben participar de la ofrenda que Cristo hace de sí mismo en nuestro nombre, una ofrenda que, en el pasado, fue dolorosa y sangrienta y, porque fue así, retiene toda su virtud en el presente.

La Misa, por consiguiente, no es un nuevo sacrificio, es decir, no añade nada nuevo al de la Cruz en el plano sacrificial. No pone delante de Dios ningún nuevo acto de propiciación y de expiación, y por lo tanto no le proporciona ninguna nueva razón para conceder gracia a la humanidad. Es la misma víctima la que está presente en ese estado siempre activo, conferido a ella por su inmolación seguida de la resurrección. Este estado eucarístico no añade nuevo valor en el orden del sacrificio. La Misa es un sacrificio solamente por su relación con el sacrificio de la Cruz.

Sin embargo, cada Misa es un verdadero sacrificio. Cada consagración es un acto sacrificial, aunque en el orden sacramental, es decir, en tanto significa y contiene el acto del sacrificio eterno e invisible del que es el signo sensible. Hay, como sabemos, tantas presencias de Cristo como hostias consagradas. Pero hay solamente un único Cristo presente en todas ellas. Esto es lo que San Pablo afirma, aun cuando todos nosotros hemos separado los panes individuales en cada parroquia, estamos todos recibiendo un único pan. De modo similar, hay muchas ofrendas sacrificiales, tantas como Misas se dicen, pero hay un solo sacrificio de Cristo, que está expresado en todos esos sacrificios. Hay muchos sacrificios que están referidos a un solo sacrificio absoluto y que adquieren cada uno su carácter sacrificial sólo en virtud de esta relación.

Nos ayudaría comprender esto si siempre tuviéramos en mente que hay un Autor principal de la multitud de consagraciones eucarísticas, un solo sacerdote verdadero e invisible, representado por la multitud de sacerdotes en las Misas: es Cristo en la gloria, el sacerdote eterno.

Y no deberíamos creer que la Nueva Alianza abolió el sacerdocio. En el Antiguo Testamento hubo tres niveles de sacerdocio: el Sumo Sacerdote (Aarón y sus sucesores), los Levitas como sacerdotes ministeriales, y luego todo el pueblo de Dios como sacerdocio universal (Ex 19:6: ““Seréis para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel”). Vemos tres niveles de sacerdocio: Sumo Sacerdote (sólo uno), sacerdocio ministerial (el de todos los Levitas) y el sacerdocio universal (todo el pueblo de Dios). ¡Es lo mismo hoy! Tenemos tres niveles: un Sumo Sacerdote (Jesucristo), sacerdotes ministeriales (los apóstoles y sus sucesores, los obispos y sacerdotes), y el pueblo de Dios (una nación de sacerdotes). Hay una maravillosa continuidad.



¿Qué aporta de nuevo la celebración de la Misa?

Volvamos a la Misa. ¿Qué hay de nuevo entonces en la Misa, diferente de la única Crucifixión? ¿Qué añade el sacrificio eucarístico al sacrificio de la Cruz perpetuado en la persona de Cristo glorificado? Para usar una terminología más técnica, ¿qué añade el “sacramento” a la “realidad” que hace presente?

Lo primero y principal, añade el hecho de hacernos presente esta realidad, de insertar el sacrificio trascendente de Cristo en nuestro tiempo humano del que él sale por su resurrección. La eternidad asoma en nuestro tiempo, o bien nosotros somos elevados, transportados al cielo para compartir la liturgia revelada en el libro del Apocalipsis. Cualquiera de las dos perspectivas es la misma; somos introducidos en un suceso eterno, una liturgia celestial, un servicio de adoración cósmica. No debemos olvidar que la salvación de cada hombre se logra durante el tiempo de su vida terrena mediante el “contacto”, a través del encuentro con su Salvador. Este encuentro personal, esta respuesta de cada uno de nosotros a Dios, que toma nuestra carne y nos da su vida, es puesto en primer plano y de modo esencial por medio de la fe, una fe que es también una aceptación. El objeto de esta fe que salva y justifica es Cristo en el acto verdadero por el que nos salva. “La vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2:20). Tengo que apropiar y hacer mío ese sacrificio redentor hecho por Cristo en mi nombre. Esta es la condición que yo debo satisfacer si estoy verdaderamente dispuesto a recibir en mí mismo la salvación, el perdón de Dios, su amor y su gracia. La idea que subyace bajo la institución de los sacramentos es llevar a cabo este acto salvífico de Cristo de modo sensible, concreta y exteriormente presente. Me adhiero a esta presencia por la fe que toma posesión de su objeto y someto a mí mismo al acto todopoderoso por el que soy salvado. Cada sacramento es un acto invisible de Cristo en el alma y se fundamenta en el sacrificio de Cristo, del mismo modo que cada recepción provechosa de un sacramento está fundada en mi fe en el sacrificio de Cristo que murió por mí. En la Eucaristía, es el sacrificio mismo el que se hace actual y presente para mí. Toda su eficacia está puesta a mi disposición. Yo creo y yo recibo. La eficacia del sacrificio de Cristo es ofrecida a, y puesta a disposición de, cada hombre existente en esta esfera del tiempo en que cada sacrificio de Cristo es injertado.

Sólo la Eucaristía da a Cristo esta existencia en nuestro tiempo humano. Su muerte y su resurrección lo apartan de ella. Sin el sacerdote, que le sirve como su instrumento y, en cierto sentido, como la prolongación de su humanidad (una continua encarnación, como, en cierto modo, es también el Cuerpo de Cristo, la Iglesia), Cristo podría ciertamente ofrecer su sacrificio, pero no desde esta tierra y en el tiempo terrestre. De modo similar, el Verbo no hubiera podido hacerse hombre y uno de nosotros sin la porción de carne que tomó de la Virgen María.

Estamos ahora en disposición de mostrar más al detalle qué hay de nuevo en el sacrificio de la Misa en comparación con el de la Cruz.

Mirémoslos individualmente.

Cada consagración implica una nueva y real intervención de Cristo, puesto que él es el sacerdote principal e invisible de la Misa. Es Él quien se ofrece a sí mismo y no -hablando con propiedad- el sacerdote que ofrece la hostia.

Esta intervención no es una nueva ofrenda en relación con la ofrenda que él perpetuamente hace de sí mismo y que es el verdadero estado de su ser glorioso. Se trata de una aplicación de Su eterna ofrenda, su inserción en un punto dado en el espacio y en el tiempo.

El sacrificio de la Misa, por lo tanto, no adquiere con su ofrenda sacramental ningún mérito nuevo, ninguna eficacia nueva, ningún nuevo valor de sacrificio, sino una nueva aplicación de su eficacia. La Misa aplica la eficacia del sacrificio de la Cruz a un momento dado del tiempo y al hombre que vive en el tiempo.

El sacrificio de la Cruz, por tomar esta forma sacramental, ha añadido esto: se ofrece a través de la Iglesia, es decir, por medio de los hombres. Cristo Sacerdote actúa aquí por medio de un instrumento al que el poder de su sacerdocio pasa y da vida a las palabras y a los gestos humanos visibles. Y debido precisamente al uso de este instrumento el sacrificio limita no su valor intrínseco sino su alcance efectivo. Tiene a la vista los objetivos de la Iglesia aquí presente, de los sacerdotes y de los fieles de la feligresía, y sale al encuentro de su fe. A primera vista esto parecería limitar el horizonte del sacrificio de Cristo, pero de hecho lo perfecciona, no en el sentido de que lo haga más perfecto en sí mismo, sino en cuanto amplía su radio de acción en lo humano. Es decir: la Misa hace posible que el sacrificio de Cristo sea ahora ofrecido también por los hombres a Dios en y por medio de su Cabeza y Sacerdote soberano, Cristo el Señor.

De modo similar, la víctima del sacrificio de la Misa asume todas nuestras ofrendas personales. Es uno de los principios esenciales de la Alianza de Redención (y podemos llamarlo el principio de la Co-redención) que los hombres, lejos de ser dispensados por el sacrificio de Cristo de ofrecerse ellos mismos en sacrificio, se hacen más capaces por ello de hacerlo así. Las víctimas imperfectas que nosotros somos alcanzan valor por su unión con la víctima perfecta. Ofreciéndose a sí mismo por mediación de los hombres, Cristo ofrece a los propios hombres con él. Esto está admirablemente expresado mediante la liturgia del ofertorio. El pan y el vino tomados de la Creación son el símbolo de aquello que los hombres han recibido de Dios, de todos sus bienes, de su verdadero ser. La transubstanciación del pan y del vino en el ser verdadero de Jesucristo expresa perfectamente el hecho de que Jesucristo asume por completo lo que tenemos y lo que somos. Tras la Consagración, ya no ofrecemos a Dios nuestras ofrendas, sino a Cristo en nosotros. Sólo Dios que se hace hombre podía traer a la existencia la víctima perfecta, pero al encarnarse incorpora a sí todo lo humano, y hace que toda la Iglesia sea su cuerpo y como una extensión de sí mismo.

Finalmente, el sacrificio de Cristo, haciéndose eucarístico, realiza más plenamente la idea del sacrificio, como hemos explicado. Cuando muere en la Cruz, Cristo reúne ciertamente a toda la comunidad de los hombres en Él mismo. Él ofició de sacerdote y ofreció su sacrificio. Esta víctima fue visible, objetiva, externa. Tampoco faltó un único simbolismo de sin igual eficacia, en tanto en cuanto la “clase de muerte” que él escogió, levantándolo como hizo con los brazos extendidos, significa genuinamente la total entrega de una víctima obediente y sumisa, su ofrenda a Dios y su don a los hombres. Sin embargo, la misma realidad de esta inmolación cruenta no permitía que tuviese un carácter ritual. En la Cruz, Cristo fue la víctima visible, pero no fue visiblemente el sacerdote, puesto que sufrió pasivamente y los autores de su inmolación, lejos de realizar una ceremonia sagrada en nombre de todos nosotros, perpetraron un crimen odioso y sacrílego. El sacrificio de Cristo se convirtió en un hecho ceremonial sólo en su forma eucarística, permitiendo que la inmolación de Cristo este siempre realizándose, de acuerdo con el deseo de los hombres que viven en el tiempo y no pueden existir sino mediante la repetición de sus actos.

El sacrificio de Cristo no cesa de ser real, "comienza de nuevo" en las formas sagradas y litúrgicas, que son simbólicas. Fue Cristo mismo quien, antes del momento efectivo de su muerte, creó esta característica de su sacrificio, vinculándola a nuestra condición terrestre. Él ofreció su sacrificio ritualmente en la Última Cena antes de ofrecerlo de modo efectivo en la Cruz.

No debemos nunca olvidar que estamos hablando de un rito que contiene una realidad que es doble: por una parte la realidad de Cristo ofreciéndose a sí mismo, una víctima inmolada y glorificada; por otra parte la realidad de los hombres ofreciendo sus vidas reales y su ser real, su existencia cotidiana. Nuestra participación en el sacrificio sacramental sería una hipocresía si consistiera sólo en formas y signos vacíos, si no supusiera la ofrenda auténtica de nuestras propias vidas en unión con Cristo, en las condiciones reales en que vivimos. La vida sacramental no es nunca autosuficiente, presupone nuestra vida real, tanto la de Cristo como la de los Cristianos. Presupone la vida real y el don de la vida hasta el día de nuestra muerte. Presupone y exige una gran fe.

Esto nos ayudará a comprender cómo la Misa es el sacrificio de toda la humanidad y cómo, por otra parte, es el sacrificio de la Iglesia en exclusiva, es decir, de la humanidad ya efectivamente redimida. Sólo los que creen pueden participar en ella, por ello sólo mediante la fe y la aceptación de la misma participamos en ella. Sólo mediante la ofrenda a Dios en Cristo de nuestros bienes terrenales tenemos parte en la víctima perfecta que es Cristo. Es sólo la Iglesia, por tanto, en sus miembros vivos, la que está unida a Cristo en el sacrificio eucarístico.

Pero este sacrificio intercede por todo el mundo. Ofrece la salvación al mundo entero. Esto significa que todo el mundo tal como es, todo lo que existe en la naturaleza humana, está en consecuencia abierto a recibir la gracia de Cristo, y está autorizado para apropiarse y aprovechar para sí de su muerte y resurrección.

Podemos resumir diciendo que el sacrificio de la Misa añade nuestra parte al sacrificio de la Cruz, que no adquiere, por ello, más valor o eficacia, sino un carácter más humano. Al explicar esto es habitual insistir en el hecho de que cada Misa es una nueva aplicación de la eficacia del sacrificio de la Cruz. Pero no debemos olvidar que la “eficacia” del sacrificio de la Cruz radica sobre todo en su ascendencia sobre el Corazón de Dios Padre, su valor como culto perfecto. La aplicación a los hombres del "poder" del sacrificio de Cristo – y es entonces cuando su eficacia alcanza “su consumación”- implica siempre el ofrecimiento de su valor por medio de los hombres. Y eso es lo que de hecho sucede. Cada Misa contiene en sí misma, en toda su plenitud, la adoración de Cristo, su acción de gracias, su deseo de reparación, pero pasando a través de la Iglesia, a través de nosotros, y haciendo así nuestra su ofrenda y su adoración.

Así, acabamos donde comenzamos: El Sacrificio de la Misa es el sacrificio de Cristo representado de modo sacramental, proporcionándonos su Cuerpo y Sangre en cumplimiento de su promesa. Creo que ahora quedará más clara su naturaleza, según lo enseña el Catecismo. Si no, léase lo anterior y hágase el intento de comprenderlo de nuevo. A modo de recordatorio, el Catecismo declara: “El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio: “La víctima es una y la misma: la que se ofrece ahora por medio del ministerio de los sacerdotes, es la que se ofrece a sí misma en la cruz; sólo el modo de ofrecerse es diferente”. “En este divino sacrificio que es celebrado en la Misa, el mismo Cristo que se ofrece una única vez de manera cruenta en el altar de la Cruz es contenido y es ofrecido de modo incruento”.

Así pues, ¿por qué los Protestantes alegan siempre que el mundo católico tiene otro sacrificio, o dicen que volvemos a sacrificar a Cristo una y otra vez sin cesar? Uno dijo: “Con todos los fragmentos del cuerpo de Cristo que los católicos y tú coméis, me pregunto si quedará algo de Cristo en el cielo.” ¡Qué estupidez! Quiero pensar que es simplemente una equivocación y no un intento de confundir a la gente o de engañarla. No quisiera considerarte uno de ellos. Tiendo a imaginarte honesto y sincero en estas materias y espero estar en lo cierto.

También creo que la historia está del lado católico, especialmente si consideramos las citas que usé en este artículo. Déjame citarte una última vez a San Justino, que fue decapitado por su fe en 165 d. C. “Según las palabras de Dios por boca de Malaquías, uno de los doce profetas, como dije antes, acerca de los sacrificios en este tiempo presentados por vosotros [los Judíos]: ´ No me complazco en ti, dice el Señor, y no aceptaré los sacrificios de tus manos; desde la puesta de sol hasta el ocaso Mi Nombre será glorificado entre los gentiles, y en todos los lugares se ofrecerá incienso a Mi Nombre, y una oblación pura: porque Mi Nombre es grande entre los gentiles dice el Señor, pero tú lo profanas.´ Él entonces dijo a esos Gentiles, esto es, a nosotros, que en todas partes se ofrecerían sacrificios a Él, esto es, el pan de la Eucaristía así como el cáliz de la Eucaristía, confirmando ambos que nosotros glorificamos Su Nombre y tú lo profanas.”

Ignacio, el discípulo de Pablo y Pedro, escribe en el siglo I, “Pero mira a esos hombres que tienen esas equivocadas nociones acerca de la gracia de Jesucristo que ha descendido hasta nosotros, y observa cómo lo que ellos son se opone al espíritu de Dios... Ellos incluso se abstienen de la Eucaristía y de la oración pública [litúrgica], porque no admiten que la Eucaristía es el mismísimo cuerpo de nuestro Salvador Jesucristo, cuya [carne] sufrió por nuestros pecados, y al que el Padre en su bondad revivió. En consecuencia, en vista de que ellos rechazan los dones de Dios, están condenados en sus mismas rebeldías. Deberían haber aprendido mejor la caridad, si aspiraban a conocer alguna vez la resurrección... Rechaza el sectarismo, porque es el comienzo de todo mal" [4].

Si tengo que elegir entre ponerme de parte de estos nuestros nobles predecesores en la fe, que son la primera generación después de los apóstoles, o bien ponerme de parte de los actuales protestantes, caprichosamente aferrados a "la sola Biblia", que tiran por la borda quince siglos de Iglesia, entenderás que la cosa está fuera de discusión: me quedo con los primeros; ¡es buena compañía!

Sé que la presente respuesta fue mucho más larga de lo que tú probablemente supusiste, o deseaste, pero quise ser un poco más detallado, con la esperanza de darte un buen pantallazo. Espero ayudarte a clarificar las cosas y facilitarte que comprendas las enseñanzas Católicas, históricas y bíblicas, acerca de la Eucaristía. Por esa razón dediqué mucho tiempo a los pasajes de la Biblia, las citas de los primeros Padres de la Iglesia y la explicación sobre cómo se entiende desde una perspectiva católica lo que la Misa actualiza. Aún suponiendo que no estés de acuerdo, espero que al menos trates con un poco más de respeto intelectual a tus hermanos Católicos, ya que esta enseñanza es muy defendible desde el punto de vista bíblico, y es ciertamente viable. No es ni antibíblica ni incomprensible, aunque qué duda cabe de que es un profundo misterio.

No seré capaz de mantener una gran correspondencia durante los próximos meses, puesto que tengo varias conferencias que preparar, un curso sobre la Biblia que comienzo a impartir en Noviembre (para el cual pensamos que participaran cientos de Católicos (y Protestantes), y además me veo presionado por el editor para terminar el segundo libro. Además mis chicos están pensando que estoy casado con este dichoso ordenador. Quiero tomarme un descanso.

Dios te bendiga, Pablo, y espero que podamos seguir siendo amigos mientras compartimos estos asuntos tan importantes para los dos. Si gustaras de sugerencias en relación con buen material de lectura sobre esto para profundizar en tu búsqueda, me encantaría sugerirte algunos títulos, y no el que menos mi libro, que aporta multitud de nuevos datos. He encargado también para ti un libro que te mandaré por correo cuando esté aquí.

Que recibas las mejores bendiciones de Dios sobre ti, tu familia y tu congregación, ya que te esfuerzas en servirle en santidad y amor.

En Cristo,

Steve Ray

* * *

Dos Anexos: 1) Un pasaje del Catecismo Católico de John Hardon´s y 2) el párrafo original de mi carta a John Ankerberg que motivó esta conversación.

Un breve fragmento del Catecismo Católico de John A. Hardon´s (NY: Image Books, 1981)

EL SACRIFICIO DE LA MISA

Ya en la Última Cena, Cristo dejó claro a los apóstoles que lo que Él estaba haciendo en ese momento y lo que completaría sobre el Calvario era un sacrificio, que deseaba que ellos continuaran en su memoria. En el Judaísmo, el pan y el vino fueron componentes que integraban el sacrificio de modo habitual. Las palabras que Jesús utilizó al instituirlo, cuando habló de la Nueva Alianza, de su cuerpo que debería ser entregado, de su sangre que debería ser derramada, de hacerlo en memoria de Él- todas ellas tienen profundas implicaciones sacrificiales.

En los tiempos apostólicos la Iglesia no dudó de que, mientras el sacrificio de la cruz fue ciertamente adecuado para la redención del mundo, Cristo se propuso perpetuar este sacrificio de un modo ritual hasta el final de los tiempos. Este fue uno de los principales temas de la carta a los Hebreos, que dio por hecho que Cristo se había ofrecido una sola vez a sí mismo a Dios Padre sobre el altar de la cruz, pero también llegó a afirmar que su redención fue un hecho que se extiende en el tiempo. El sacerdocio de Cristo “permanece para siempre”, “puesto que Él sigue intercediendo por todos los que se llegan a Dios a través de Él” (Heb. 7:24-25).

Se trata de una renovación del Calvario. La estrecha asociación de lo que hizo Cristo en la Última Cena con lo que hizo el Viernes Santo ha sido la norma de la Iglesia para relacionar íntimamente ambos fenómenos. Por este motivo, el sacrificio del altar no es meramente una conmemoración vacía del Calvario, sino un verdadero y propio acto de sacrificio, por medio del cual Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, mediante una inmolación incruenta, se ofrece a sí mismo como víctima aceptable al Padre eterno, como hizo en la Cruz. Sólo la manera de ofrecerse es diferente.”

“El sacerdote es el mismo, esto es, Jesucristo, cuya persona divina el ministro humano representa en el altar. Por razón de su ordenación, el ministro es constituido sumo sacerdote y posee el poder de realizar las acciones "in persona Christi", en lugar de la auténtica persona de Cristo.”

“La víctima es también la misma, es decir, el Salvador en su naturaleza humana con su verdadero cuerpo y sangre.

Worth recalcó que lo que convierte a la Misa en un sacrificio es que Cristo es un ser humano vivo con una voluntad humana, capaz, no obstante, de ofrecer (por tanto sacerdote) y de ser ofrecido (por tanto víctima), no menos verdaderamente hoy que cuando ocurrió en la cruz.

La re-presentación significa que en la cruz, Jesús ofreció a sí mismo y todos sus sufrimientos a Dios inmolándose hasta su muerte física, pero una inmolación que Él ofreció libremente a su Padre celestial. En el altar, por razón del estado glorioso de su naturaleza humana, “la muerte ya no tiene más poder sobre Él” (Rm. 6:9).

En consecuencia, el derramamiento de su sangre es imposible. Sin embargo, de acuerdo con el plan de la divina providencia, el sacrificio continuo de Cristo es manifestado en la Misa mediante signos externos que son símbolos de su muerte. ¿Cómo puede ser eso? “Por la transubstanciación del pan en el cuerpo de Cristo y del vino en su sangre, su cuerpo y su sangre están ambos realmente presentes. Pero eso no es todo. Su separación en la consagración representa la actual separación de su cuerpo y de su sangre. Entonces la re-presentación conmemorativa de su muerte, que efectivamente tuvo lugar, sobre el Calvario, es mostrada simbólicamente por medio de símbolos separados que representan el estado de víctima.”

“El Catolicismo, por consiguiente, afirma que debido a que Cristo está realmente presente en su humanidad en el cielo y en el altar es ahora capaz, y lo fue el Viernes Santo, de entregarse como ofrenda libremente al Padre. No puede morir ya desde el momento en que está ahora en un cuerpo glorificado, pero la esencia de su oblación sigue siendo la misma: el continuo sometimiento de su voluntad a la voluntad del Padre.

La Misa es un memorial de la pasión de Cristo y de su muerte durante toda la liturgia Eucarística, como aparece ya en un ritual del siglo II.

Los Apóstoles en sus memorias, que son llamadas Evangelios, han dado por hecho que Jesús ordenó hacerlo; que Él tomó pan y, después de dar gracias, dijo: “Haced esto en memoria mía; este es mi cuerpo.” De igual modo, tomó también el cáliz, dando gracias, y dijo: “Esta es mi sangre.” Y lo dio a ellos una sola vez.

“¿Se conmemora sólo la muerte de Cristo? La Iglesia enseña que es “un memorial de su muerte y Resurrección,” si bien obviamente de diferentes formas. Cuando nosotros decimos que la Misa conmemora la muerte de Cristo, queremos decir que de modo misterioso Cristo realmente se ofrece a sí mismo como sacerdote eterno y que su oblación no es sólo un recuerdo psicológico sino una realidad mística. Cuando decimos que la Misa es un memorial de su resurrección, esto significa también que no es simplemente un recuerdo mental. Después de todo, el Cristo que está ahora en el cielo y el sacerdote principal en el altar es el Salvador glorificado. Su resurrección no es solamente un hecho que tuvo lugar una vez, sino un hecho continuado en la historia de la salvación. Llamar a la Misa un memorial de la resurrección puede evocar la imagen de una grata memoria que suavemente cruza la mente. Debería decirnos más bien que en la Misa el Señor glorificado está presente y es nuestro centro, y nos une a todos nosotros, todavía mortales, con Él, que es nuestra resurrección.

El Santo Sacrificio de la Misa es el medio querido por Dios para aplicar los méritos del Calvario. En este punto sería útil clarificar una cuestión, por otra parte complicada: ¿Cómo aplica la Misa los méritos de la pasión y muerte de Cristo? Durante el periodo de la Reforma, esta fue una de las más espinosas cuestiones que abordó la Iglesia, a cuyos sacerdotes algunos decían que estaban equivocados al declarar que la Misa fuera una fuente de gracia divina. Y se les decía que, bien ellos y el magisterio de la Iglesia estaban equivocados, o bien estaba confundido San Pablo cuando escribió que cuando Cristo murió, “Él, por otra parte, ofreció un único sacrificio por los pecados, y luego tomó su lugar para siempre, a la derecha de Dios” (Heb. 6: 10). El dilema parece insoluble: O Cristo murió de una vez por todas y su muerte es suficiente para la redención de la humanidad, o a pesar de su muerte única y suficiente la Misa debería, de algún modo, "subsanar" lo que fue "insuficiente" en la pasión del Salvador.

“El Concilio de Trento se aplicó a la solución en un memorable artículo que resume quince siglos de fe Católica en la eficacia de la Misa, mas una eficacia que depende enteramente del Calvario.

El sacrificio [de la Misa] es verdaderamente propiciatorio, de modo que si nos acercamos a Dios con un corazón recto y verdadera fe, con temor y reverencia, con pesar y arrepentimiento, por medio de la Misa podemos obtener misericordia y encontrar gracia que nos auxilie en tiempo de necesidad. Por medio de esta oblación el Señor es apaciguado, Él concede gracia y el don del arrepentimiento, y perdona nuestras malas obras y pecados, por graves que sean algunos de ellos.

Los beneficios de esta oblación (es decir, la única cruenta) son recibidos en abundancia a través de esta oblación incruenta. En modo alguno, pues, el sacrificio de la Misa resta valor al sacrificio de la cruz.

Por lo tanto, la Misa puede muy bien ser ofrecida, de acuerdo con la tradición apostólica, por los pecados, castigos, satisfacción, y otras necesidades de la fe en la tierra, tanto como por los que han muerto en Cristo y no están todavía completamente purificados.

“Lo que la Iglesia enseña es que, si bien los beneficios de la salvación fueron merecidos para la humanidad en la cruz, estos beneficios todavía deben ser aplicados por nosotros, principalmente por medio de la Misa. Entre estas dos realidades, mérito y aplicación, se ubican la realidad de la fe y de la libertad humanas: fe para creer que Dios nos pide que usemos cauces tales como la Misa, y libertad para unirnos humildemente en espíritu a la auto-inmolación de Cristo: Él en la cruz que ha padecido, y nosotros en nuestra cruz, que Él nos ofrece para llevarla diariamente si deseamos ser sus discípulos.

* * *

Pasaje de mi carta a John Ankerberg sobre la Misa en el que hago un juicio crítico sobre su libro Protestantes y Católicos:

La Misa

Sr. Ankerberg, le remito directamente a la página 81 de su libro “Protestantes y Católicos: ¿Están ahora de acuerdo?”, donde creo que usted tergiversa seriamente la posición católica en relación con la Misa. Los Católicos le escucharían si usted fuera honesto y presentara correctamente su posición. Pero si sólo ridiculiza las enseñanzas de la Iglesia ellos le despacharán cortésmente como a un maleducado o a una persona no interesada en la verdad. Le iría mejor si mostrara la posición honesta de la Iglesia Católica y actuara rectamente, en lugar de poner hombres de paja que son fácilmente derribados. La Iglesia Católica no enseña que Cristo sea “sacrificado de nuevo” en el altar. ¿Por qué intenta decir lo que ellos hacen? La cita que aporta de la Enciclopedia Católica no usa la palabra “re-sacrificio”, y, sin embargo, usted la parafrasea con sus propias palabras diciendo que ella profesa la idea de que Cristo se sacrifica nuevamente [en el altar]. Las palabras son importantes y molestarán a los Católicos que comprenden lo que usted está haciendo –jugando libremente con la terminología para satisfacer sus propios intereses. La Iglesia Católica enseña exactamente lo contrario, y usted, como un hombre docto debería saber que Cristo fue sacrificado una sola vez y para siempre, como la Epístola a los Hebreos claramente nos dice, y Él no necesita descender y volver a ser crucificado cada día.

Los Católicos enseñan que hubo sólo un sacrificio y que la Misa es una representación de este sacrificio, un compartir y un poner en común el único sacrificio – la comida del Cordero (Ex. 12:11; Juan 6:52-58). No hay muchos sacrificios – sólo uno. Los Católicos enseñan que la Misa es una participación del único sacrificio, el sacrificio del Calvario. Reparemos, con todo, que vemos a Cristo ante el trono de Dios en Apocalipsis 5:6, siempre presentado como un “cordero degollado” (el tiempo perfecto en lengua griega, que significa que fue y sigue estando degollado). El Apóstol Juan nos dice que el Cordero fue degollado, pero está todavía en el altar ante el trono de Dios [5]. Además observamos otra anomalía: Cristo se sienta a la derecha del Padre, y Cristo, el Cordero de Dios permanece en el Altar. En el mundo temporal, Él fue degollado una sola vez, pero en el cielo, el mundo fuera del tiempo, parece que el sacrificio de Cristo es un hecho eterno. Se dice también que fue crucificado antes de la creación del mundo (Apocalipsis 13:8).

Hagámonos una pregunta: ¿Cuándo fue crucificado Cristo?

- 1) “Antes de la creación del mundo”, o bien
- 2) en el año 30 d.C., o bien
- 3) “el Cordero permanece como degollado” presentado en la eternidad futura?

El Católico simplemente ve la Misa como un compartir ese hecho eterno. Esto nos presenta ese hecho eterno en su verdadera naturaleza, nos transporta al cielo para ver, experimentar y compartir la liturgia eterna situándonos ante el verdadero trono de Dios. Los Católicos se sorprenden de por qué los Evangélicos se complican tanto con esto, ya que para nosotros es una realidad muy sencilla, connatural.

Para ser honesto, en la página 81 usted debería haber citado el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, y no haber aportado su personal paráfrasis e interpretación privada de lo que nuestros libros dicen. [6]. En el parágrafo 1367 el Catecismo afirma: “El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio: “Es una y la misma víctima, que se ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, que se ofreció a sí misma entonces sobre la cruz. Sólo difiere la manera de ofrecer.” “En este divino sacrificio que se realiza en la misa, este mismo Cristo, que se ofreció a sí mismo una vez de manera cruenta sobre el altar de la cruz, es contenido e inmolado de manera no cruenta”. De modo que surge una duda, creo que legítima, sobre la rectitud de intención de los Protestantes, que continuamente afirman que la Iglesia Católica enseña que el sacrificio de la Misa es un sacrificio nuevo, distinto del de la Cruz, y que sacrificamos a Cristo "de nuevo" en nuestros altares... Nosotros no pensamos ni enseñamos eso: para nosotros la Misa es una participación en el único sacrificio. La Historia parece estar de nuestra parte, y esto es algo sobre lo que también quiero decirte alguna cosa.

Para empezar, uno de los primitivos Cristianos, Justino Mártir, escribió: “De aquí que Dios hable por boca de Malaquías, uno de los doce profetas, como dije antes, acerca de los sacrificios en el tiempo presentados por vosotros [los Judíos]: ‘ No me complazco en vosotros’, dice el Señor, ‘y no aceptaré tus sacrificios de tus manos; desde el amanecer hasta el ocaso Mi Nombre será glorificado entre los gentiles, y en todas partes será ofrecido incienso a Mi Nombre, y una ofrenda pura: porque Mi Nombre es grande entre los gentiles dice el Señor, pero vosotros lo profanáis.’ Él entonces habló a los Gentiles, esto es, a nosotros, que en todas partes Le ofrecemos sacrificios, esto es, el pan de la Eucaristía y también el cáliz de la Eucaristía, afirmando a la vez que nosotros glorificamos Su Nombre y vosotros lo profanáis.” [7]

Cuando leo la carta de Pablo a los Corintios me parece ver el mismo lenguaje: “Os hablo como a hombres sensibles; juzgad por vosotros mismos lo que os digo. El cáliz de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es una participación en la sangre de Cristo? El pan que compartimos, ¿no es una participación en el cuerpo de Cristo? Porque hay un solo pan, nosotros que somos muchos somos un solo cuerpo, compartimos un solo pan. Pensemos en el pueblo de Israel; los que comen los sacrificios, ¿no se hacen partícipes del altar? Doy a entender que lo que los paganos sacrifican ellos lo ofrecen a los demonios y no a Dios. No os deseo que confraternicéis con los demonios. No podéis compartir la mesa del Señor y la mesa de los demonios.” [8]

Observemos cómo está siendo usado el lenguaje sacrificial. La expresión “mesa del Señor” es un término técnico y en el Antiguo Testamento siempre se refiere a la mesa del sacrificio. ¿Por qué habría Pablo de usar tales términos llamativos de la terminología sacrificial si estuviera intentando negar cualquier asociación entre la Eucaristía y el sacrificio?

He ahí lo que realmente me preocupa y tú no tienes la valentía de abordarlo: ¿Por qué está la posición protestante sobre la Cena del Señor tan en discordancia con la enseñanza universal de los primeros Cristianos, que llamaban a la Cena del Señor “Eucaristía”? Yo siempre sostuve, en mis tiempos previos al catolicismo, que los primeros cuatro siglos del Cristianismo fueron esencialmente evangélicos, y luego se infiltraron elementos paganos, y la Iglesia Católica fue el resultado de esa amalgama. Después de leer los escritos de los Padres (la Didaché, siglo I, Ignacio de Antioquia, 106 AD; Clemente de Roma, 96 AD; Justino Mártir, siglo segundo; Barnabas, siglo I, etc.) tuve que admitir que no pude encontrar mis doctrinas Evangélicas favoritas representadas en esos escritores, aunque SÍ encontraba precisamente doctrinas Católicas [9]. Éste es un problema real que necesita ser afrontado y tú no pareces hacerlo. Fue astuto de parte tuya evitar que tus lectores tomaran contacto con la historia de los primeros siglos: cuando yo lo hice por primera vez, créeme, ¡fue como un baldazo de agua fría! ¿Por qué serían precisamente los que han recibido los Evangelios de los Apóstoles los que han perdido el rastro más rápidamente, como sostienen los evangélicos en general? Esto carece de sentido. ¿Por qué el Señor esperó mil quinientos años, hasta la venida de Lutero, para hacer que el tren retorne a sus carriles? Supongo que la respuesta es que "mil años es como un día para Él", ¿verdad?...

* * *

Pregunta de un hermano Protestante: “He leído tu respuesta a John Ankerberg ... Mi pregunta es que cómo puedes decir que Cristo no es “re-sacrificado” en la Misa cuando hasta el mismo modo de hablar del Nuevo Catecismo que tú aportas en tu defensa dice que Él se inmoló de un modo incruento y luego emplean la misma palabra inmolado referida a Su sacrificio real en la cruz. Los dos usos de la palabra “inmolado” denotan ambos un sacrificio, lo que tornaría el uso de la palabra “re-sacrificio” por John Ankerberg al menos aceptable. Si es como dices (y tú presentas la posición católica de un modo que yo nunca había escuchado), entonces ¿por qué no aclara el Nuevo Catecismo (dicho sea de paso, ¿por qué hay un nuevo catecismo?, hay algo equivocado en el viejo?) que diga que Él no está siendo efectivamente sacrificado (inmolado) sino que se trata de una celebración de y una participación en ella? ¿Por qué tiene que ser inmolado de nuevo? Y si el segundo uso de la palabra “inmolado” no es el mismo que el primero, entonces ¿por qué no se ha hecho esta distinción más claramente?”

Respuesta: En primer lugar, admitamos que tu cuestionamiento no es del todo claro, al menos para mí. Discutiré la voz “misterio” un poco más tarde, como opuesta al vocablo “turbio” que usas más aldelante, pero por ahora será suficiente con decir que el misterio de la Eucaristía no es algo que pueda ser explicado en términos sencillos. La Iglesia ha procurado definir tan claramente como le ha sido posible muchos misterios, y la Eucaristía no ha sido el menor de ellos. No es extraño que no lo comprendas, puesto que es difícil de comprender con la mente humana. Si yo recuerdo bien, sin embargo, tú me criticabas por ser demasiado "cerebral" mientras que tú comprendías las verdades "más recónditas". Ahora yo estoy hablando de misterios y tú esperas que todo sea explicado con precisión matemática. Sin embargo...

El hecho de que Cristo fuera de una sola vez por todas crucificado ya para siempre presentado como el “cordero degollado” ante el Padre, ¿no te ayuda a comprender? Pienso que he aclarado en la carta que el Cordero con un corte en el cuello se hallaba eternamente presente ante el Padre y que el eterno sacrificio se hace presente en la Eucaristía. El sacrificio o inmolación se hace real para nosotros en el altar. ¿Sabes que el altar en la Iglesia Católica representa simultáneamente la cruz (el lugar del sacrificio; Mal 1:7, 12; 1 Cor 10:21) y la mesa en la que nosotros comemos la Cena del Señor? Sobre esta mesa del Señor el sacrificio de Cristo se hizo real para nosotros. Es re-presentado. Esto parece suficientemente sencillo para mí. De nuevo el Catecismo dice, “La Eucaristía es entonces un sacrificio porque re-presenta (hace presente) el sacrificio de la cruz, porque es su memorial y porque aplica el fruto” (CCC 1366).

El Concilio de Trento dijo, “[Cristo], nuestro Señor y Dios, debía inmolarse, una sola vez y para siempre, a Dios Padre por su muerte en el altar de la cruz, para ejecutar allí la consumación de la redención. Pero puesto que su sacerdocio no ha acabado con su muerte, en la Última Cena “en la noche en que fue entregado,” [Él quiso] dejar a su amada esposa la Iglesia un sacrificio visible (como exige la naturaleza del hombre) por el que el sacrificio cruento que él había realizado de una vez por todas en la cruz fuera re-presentado, su memoria fuera perpetuada hasta el fin del mundo, y su saludable poder aplicado al perdón de los pecados que diariamente cometemos".

¿No podrías tú considerar acaso el sacrificio de Cristo como perpetuo y disponible hoy para redimirte de los pecados que tú cometes? ¿No aplicas tú los trabajos consumados de Cristo considerándolos cada día como como presentes y eficaces?

El Eterno sacrificio de Cristo se hace presente a diario por un bondadoso acto de Dios. No le niegues este poder, ni deberías despreciar la constante enseñanza de la Iglesia desde el siglo I. Tal rechazo me parecería arrogante y espero que no sea tomado en consideración sino superficialmente.

Protestante: “¿Me estás diciendo que si yo empiezo a buscar los documentos de la Iglesia Católica nunca encontraré ninguna enseñanza oficial que postule que la Misa es un “re-sacrificio” del Señor? La oscuridad de tal idea no engaña a los Protestantes sino que engaña a los Católicos, que nunca han llegado a aclarar qué es lo que está realmente sucediendo.”

Respuesta: Si indagas en la totalidad de la enseñanza Católica, no encontrarás contradicciones en relación con la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, ni en relación con lo que sucede en la consagración. Encontrarás muchas especulaciones entre teólogos, laicos y escépticos; pero la enseñanza oficial de la Iglesia será coherente. Esta enseñanza ha sido desarrollada y profundizada en cuanto a la comprensión del misterio, ha sido definida (por ejemplo, la transubstanciación en el cuarto concilio Laterano en 1215) y posteriormente explicada, pero ninguno de los textos de la Escritura o de los posteriores documentos oficiales o de los concilios han sido contradichos. Como la definición de la Trinidad, que llevó varios siglos definir, toda doctrina es abordada, discutida y definida cada vez que el pueblo de Dios tiene necesidad. Otro ejemplo: no hubo Canon oficial [de las escrituras] durante varios siglos: aunque estamos de acuerdo tú y yo de que la Biblia existió siempre, y contuvo siempre la verdad, sin embargo no estaba todavía definido de modo dogmático y claro.

Del mismo modo podrás ver un desarrollo de la comprensión y doctrina de la Eucaristía, pero no encontrarás ninguna diferencia sustancial en la enseñanza de la Iglesia en 2000 años de desarrollo. Si encuentras algún aspecto que piensas que es contradictorio, deja que lo conozca y lo discutiremos, pero hasta ahora yo no conozco ninguno y si crees que lo hay, como es natural en una buena discusión, la necesidad de demostrarlo es tuya.

Además, deberías reconocer que no encuentras nada en la enseñanza de la Iglesia que diga que Cristo es “resacrificado” porque eso sería llamativamente contrario a la Escritura (por ejemplo, Heb 7:27; 9:12; 10:10). Los Católicos, como yo, pueden ser un poco tímido a veces, pero conocemos la Biblia. Una enseñanza acerca de que Cristo es “re-sacrificado” en la Misa estaría en flagrante contradicción con las nítidas afirmaciones de la Escritura y eso no sería muy inteligente. Recuerda que los Católicos han estado de acuerdo con la Biblia durante 2000 años, la conocen bien, y no admitirían tamaño disparate.

Se que tu conoces la enseñanza de Hebreos 6,6: “es imposible que se renueven otra vez mediante el arrepentimiento, pues crucifican por su parte de nuevo al Hijo de Dios, y le exponen a pública infamia.” Interesante, ¿verdad?

Ahora estamos en disposición de considerar tu siguiente párrafo: “La turbidez de tal proposición no depende de los protestantes, sino más bien de los católicos, que no han aclarado nunca qué es lo que realmente sucede durante la Misa.” No estoy de acuerdo con la palabra turbidez [murkiness] puesto que ella implica una torcida intención. Proviene del antiguo inglés “mirce”, equivalente al antiguo escandinavo “myrkr”, que significa "tinieblas". La Iglesia Católica así como la Ortodoxa, en la Santa Tradición de los Padres, entiende que el sacrificio de la Misa es un “misterio”, que no es lo mismo que decir "tiniebla" o "turbidez". Yo creo que estamos ante un punto clave.

Consideremos por un momento las dos naturalezas de Cristo en una sola Persona, o la Trinidad de tres personas en una sola naturaleza. ¿Se trata de algo fácil de explicar? Prueba a intentarlo la próxima vez que los Testigos de Jehová llamen a tu puerta. Es un misterio, no una "tiniebla" y sabemos que es verdad porque es la constante enseñanza de la Iglesia y se atestigua en la Escritura (aunque en ninguna parte se afirme con claridad como en un manual teológico “tres Personas divinas en una sustancia”). Merriam-Webster define “misterio” como “una verdad religiosa que sólo se puede conocer mediante revelación y no puede ser plenamente comprendida”, definición que me parece razonable. Un buen Diccionario Católico escribe: “una realidad que no pueda ser explicada mediante la razón, sino que toma su fuerza desde la fe sobrenatural”. Esto no debería ser difícil para ti aceptarlo pues yo te reto a que me des una explicación plenamente científica de cómo el Espíritu Santo habita en nosotros o de qué sucede cuando se está “muerto en el Espíritu”. ¿Podrías entonces explicarme perfectamente estar realidades que tú aceptas? O para usar tus propias palabras, “aclárame qué está sucediendo realmente”. ¿Sostienes que tú puedes explicar claramente todo lo que está sucediendo en la vida espiritual y en nuestra alma? ¿Puedes explicar qué sucede cuando nacemos de nuevo? ¿Puedes explicar qué sucede cuando una persona ha sanado espiritualmente? ¿Puedes describir con detalles científicos qué proceso mecánico o biológico tiene lugar? ¿Puedes explicar cómo el Espíritu Santo fecundó a María con la Palabra Eterna de Dios? ¿Llamarías a estas realidades "tenebrosas" o "turbias", o más bien "misteriosas"?

¡Los Padres de la Iglesia no tuvieron problema en admitir algunos fenómenos que son misterios! Y si no estás de acuerdo, te pediría que me mostraras uno de los Padres de la Iglesia o Apostólicos que piensen de modo diferente. De hecho, sería un buen ejercicio para ti indagar acerca de quién fue la primera persona en la historia del Cristianismo en negar la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía o en negar que fuera un sacrificio.

En Malaquías 1:11 dice: “Mi Nombre será grande entre las naciones [gentiles], desde el levante hasta el poniente, y en todo lugar se ofrecerá a mi Nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura. Pues grande es mi Nombre entre las naciones”. Los padres apostólicos y toda la Iglesia primitiva explicaron este pasaje a partir de la Eucaristía. Un erudito protestante buen conocedor del Antiguo Testamento, Joyce Baldwin recapituló estos versículos de Malaquías del siguiente modo:

(1) El nombre de Dios será honrado entre las naciones (Gentiles), y ellos llegarán a conocer a Dios;

(2) este culto mundial no sería dependiente de los sacrificios levíticos ofrecidos en Jerusalem; y,

(3) “será ofrecido” se refiere al inminente futuro, en el que la oblación pura trascenderá todas las ofrendas anteriores.

Baldwin hace hincapié en que “el adjetivo "pura" no se usa en otro lugar para describir las ofrendas... En el mejor de los casos los sacrificios levíticos nunca fueron descritos en estos términos” (Haggai, Zacarías, Malaquías, vol. 24 en los Comentarios al Antiguo Testamento de Tyndale [Downers Grove, IL: Inter-Varsity Press; 1972], 229-230).

El lenguaje de Malaquías es claramente sacrificial y da cuenta con nitidez de una única oblación, algo nunca visto en el Antiguo Testamento.

Este sacrificio, ofrecido mundialmente, es superior a los sacrificios levíticos de los Judíos y no podría nunca ser concebido en pie de igualdad con los sacrificios paganos, por más sinceros que pudieran ser aquellos. El sacrificio (singular) será ofrecido mundialmente (múltiples sacrificios) y reemplazará y será superior a todos los sacrificios precedentes. Este sacrificio único alcanza su plenitud con el sacrificio singular y definitivo de Cristo, en tanto que la mejor explicación para los múltiples sacrificios “desde el amanecer hasta el ocaso” es la celebración de la Eucaristía, tal como ha sido entendido por los cristianos que recibieron el evangelio de labios de los apóstoles.

Esto nos conduce a considerar a la Iglesia, el pacto abierto a todas las naciones, Judíos y Gentiles, como el escenario para esta “ofrenda pura” que será ofrecida en todos los lugares del planeta. Que esta referencia a la Eucaristía fue hecha pensando en la Iglesia es algo que puede percibirse en época tan temprana como en la Didajé (también conocida como "doctrina de los doce Apóstoles", compuesta probablemente en Siria hacia el 60-80 d.C., que es, después del Nuevo Testamento, el documento literario cristiano más antiguo). Aportaré unos pocos ejemplos por el momento: El sacrificio es una “ofrenda pura” singular, y, sin embargo, “en todo lugar”: la Misa Católica se ajusta a ello como anillo al dedo. Ya afirmaba San Agustín “¿Qué respondes a esto? Abre al fin tus ojos, por tanto, en cualquier momento, y mira, desde el amanecer hasta el ocaso, el Sacrificio de los Cristianos es ofrecido, no en un lugar solamente, como fue establecido con los Judíos, sino en todas partes; y no cualquier dios para todos, sino el que Él predijo, el Dios de Israel... No en un solo lugar, como prescribió para vosotros en la primitiva Jerusalén, sino en todas partes, incluso en la misma Jerusalén. No de acuerdo con la Orden de Aarón, sino de acuerdo con la Orden de Melquisedec" (La Fe de los primitivos Padres, 3:168).

Ahora te proporcionaré unas pocas citas de los primeros Padres para fundamentar esto. Te confieso que, como evangélico, quede absolutamente consternado cuado pude comprobar que ninguno de los representantes de la Iglesia primitiva en su totalidad, y quiero decir ninguno (excepto los Gnósticos), rechazaron la idea de la eucaristía como de un verdadero sacrificio.

La Didajé, o "Doctrina de los Apóstoles" (escrita incluso antes que algunos de los documentos del Nuevo Testamento):

Congregaos en el Día del Señor, y partid el pan y ofreced la Eucaristía, pero primero confesad vuestros pecados, para que así vuestro sacrificio pueda ser completamente puro. El que esté apartado de su prójimo no participará con vosotros hasta que se haya reconciliado con aquel, y así evitaréis cualquier profanación de vuestro sacrificio. Esta es la ofrenda de la que el Señor ha dicho: “En todo lugar y siempre ofrecedme un sacrificio que es sin mancha, porque Yo soy un gran rey, dice el Señor, y mi nombre es el asombro de las naciones” [Malaquías, 1:11].”

Clemente de Roma (probablemente mencionado en Filipenses, 4:3, conoció a Pablo y a Pedro)

"Nuestros pecados no serán pequeños si nosotros expulsamos del episcopado [obispos o grupo de los dirigidos por los obispos] a los que de modo irreprochable y santamente han ofrecido sus Sacrificios.”

Y Clemente afirma además: “El Sumo Sacerdote, por ejemplo, tiene sus propios servicios asignados a él... Hay ministerios particulares establecidos para los Levitas, y el seglar está obligado por las reglas que afectan al estado laico. Del mismo modo, hermanos míos, cuando ofrecemos nuestra propia Eucaristía a Dios, cada uno debe atenerse a su categoría.”

Ignacio de Antioquia (c. 35-107 d.C.)

Estad convencidos, por tanto, de que todos participáis de una común Eucaristía; por ello no hay sino un solo Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, un cáliz de unión con Su Sangre, y un solo altar de sacrificio – incluso no hay sino un solo obispo, con su clero y sus propios servidores acompañantes, los diáconos. Esto os permitirá aseguraros de que todo lo que hacéis está en completo acuerdo con la voluntad de Dios.” J.N.D. Kelly comenta acerca de esta última cita que “la referencia de Ignacio a un único altar, así como a un único obispo, revela que él también piensa en términos sacrificiales”.

Y de nuevo, “Pero mirad a esos hombres que tienen esas perversas nociones acerca de la gracia de Jesucristo que ha descendido a nosotros, y ved cuán contrarios a la mente de Dios son... Ellos incluso se abstienen de [participar en] la Eucaristía y de la oración pública [litúrgica], porque no admiten que la Eucaristía es el mismo cuerpo de nuestro Salvador Jesucristo, cuya [carne] fue inmolada por nuestros pecados, y que el Padre en su bondad resucitó de nuevo. En consecuencia, puesto que ellos rechazan los dones de Dios, están condenados en sus discusiones. Harían mejor en aprender a ser caritativos si quieren conocer la resurrección... Abjura de sus discordias, porque ellas son el principio de sus males.”

“Obedeced a vuestro obispo y sacerdotes con mentes indivisas... Manteneos en una común participación del pan –la medicina de inmortalidad, y el soberano remedio por el que escaparemos a la muerte y viviremos en Cristo Jesús para siempre.”

Estas son las palabras de los hombres que fueron guiados por los mismos apóstoles. ¿Debo dar oído a sus enseñanzas, o a las de los Fundamentalistas, que están a dos mil años de distancia de los apóstoles?

¿Y el SIGLO SEGUNDO? Escuchemos a Justino Mártir, el gran Apologista: “Y este alimento es llamado entre nosotros la Eucaristía, de la que nadie debe participar sino el hombre que cree que las cosas que enseñamos son verdad, y quien ha sido limpiado con la limpieza que es para remisión de los pecados, hasta la regeneración, y quien está viviendo como Cristo ha mandado. Puesto que no recibimos estos como pan ni bebida corriente; pues de la misma manera que Cristo nuestro Salvador, se hizo carne por la Palabra de Dios, proporciona su carne y su sangre para nuestra salvación, así igualmente nosotros hemos profesado que el alimento que hemos bendecido por la oración de Su palabra, y con el cual nuestra sangre y nuestra carne por transmutación son alimentados, es la carne y la sangre de la que Jesús fue hecho carne.”

Justino añade: “Así pues Dios habla por labios de Malaquías, uno de los doce [profetas], como dije antes, acerca de los sacrificios presentados en ese tiempo por vosotros [los Judíos]: “No me complazco en ti, dice el Señor, y no aceptaré sacrificios de tus manos; pues desde la salida del sol hasta su puesta, Mi nombre ha sido glorificado entre los gentiles, y en todas partes se ofrece incienso a Mi nombre, y una ofrenda pura: pues Mi nombre es grande entre los gentiles dice el Señor, pero vosotros lo profanáis.” [Así] Él entonces se dirige a los Gentiles, es decir, nosotros, que en todas partes Le ofrecemos sacrificios, esto es, el pan de la Eucaristía, y también el cáliz de la Eucaristía, confirmando ambos que nosotros glorificamos Su Nombre y vosotros lo profanáis.”

Y una vez más: “En consecuencia, Dios, anticipando todos los sacrificios que nosotros ofrecemos por medio de este nombre, y que Jesucristo nos mandó ofrecer, es decir, en la Eucaristía del pan y del cáliz, y que son celebrados por los cristianos en todos los lugares por todo el mundo, da testimonio de que estos Le son agradables diciendo: “desde el amanecer hasta el ocaso mi nombre es glorificado entre los Gentiles [Malaquías 1:11]” [10]

Son unas pocas citas de los siglos primero y segundo, conceptos estos que se multiplicarán en los siglos siguientes. Ahora bien, ¿encuentras aquí en alguna parte tu concepto de Eucaristía?

Dice el historiador protestante J.N.D. Kelly “Justino habla de “los sacrificios que nosotros ofrecemos por medio de este nombre, y que Jesucristo nos mandó ofrecer, es decir, en la Eucaristía del pan y del cáliz, y que son celebrados por los cristianos en todos los lugares por todo el mundo". No sólo aquí sino también en otra parte, él identifica “el pan de la Eucaristía y también el cáliz de la Eucaristía”, con el sacrificio profetizado por Malaquías".

“Fue natural para los primeros cristianos pensar en la Eucaristía como en un sacrificio. El cumplimiento de la profecía reclamó un solemne sacrificio cristiano, y el rito mismo fue arropado en la atmósfera sacrificial con la que nuestro Señor revistió la Última Cena. Las palabras de la institución, “Haced esto”, deben haberse cargado de connotaciones sacrificiales para los que las escuchaban en el siglo segundo; Justino de cualquier modo así lo entendió ... Si nos preguntamos en qué cosa consistía este "sacrificio", la Didakhé no proporciona ninguna respuesta clara. Justino, sin embargo, deja bien claro que la “oblación pura” preanunciada por Malaquías fue el mismo pan y vino de la ofrenda de Jesús. Aun suponiendo que él sostenga que “las oraciones y acciones de gracias” son los únicos sacrificios agradables a Dios, debemos recordar que usa la expresión “acción de gracias” como técnicamente equivalente a “el pan y el vino eucarísticos”. El pan y el vino, además, son ofrecidos “como memorial de la pasión”, una frase que teniendo en cuenta la identificación de éstos con el cuerpo y la sangre del Señor, implica mucho más que un acto de simple recuerdo espiritual. Aunque podría parecer que, aun cuando su lenguaje no fue plenamente explícito, Justino está encaminándose a una concepción de la Eucaristía como la ofrenda de la pasión del Salvador.” Primitivas doctrinas cristianas por el famoso erudito protestante J.N.D. Kelly (San Francisco: Harper & Row, 1978).

Tu escribes: "Estoy interesado en tu respuesta. Es algo puramente académico en el sentido de que no estoy realmente intentando atacarte, pero te tendría que formular la misma pregunta si yo estuviera en la Iglesia Católica, que estoy, aunque no en la Romana".

Te respondo: Supongo que puedes decirte a ti mismo lo que quieras, pero la definición histórica de Católico, con una mayúscula “C”, ciertamente no se te puede aplicar, aunque concedo en una “c” minúscula. Como puedes ver, cuando una palabra se escribe con mayúscula se toma en un sentido muy determinado, como un término técnico, o un nombre. Como Cirilo de Jerusalem dijo: “Y si visitas alguna ciudad, no preguntes sencillamente dónde está "la casa del Señor", puesto que los otros, las sectas de los impíos, también ellos intentan llamar a sus guaridas "la casa del Señor" -ni preguntes simplemente dónde está la Iglesia, pregunta más bien dónde está la Iglesia Católica. Por eso es este el nombre singular de la santa Iglesia, la madre de todos nosotros, que es la Esposa de nuestro Señor Jesucristo, el Unigénito de Dios."

Acogiéndome a la Misericordia,

Steve Ray


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NOTAS

[1] Dicho sea de paso, la Biblia no es el árbitro último en la cuestión de la monogamia, ya que presenta la poligamia como norma; se debe a la tradición católica que los evangélicos crean en la monogamia. Lo mismo sea dicho con respecto a temas pro-vida, la Trinidad, el canon de las Escrituras, y muchos otro temas que los evangélicos aceptan ciento por ciento por ser tradiciones católicas, aunque ellos no lo sepan.

[2] Es interesante notar que el Antiguo Testamento tampoco provee un manual judío de cómo celebrar todas las fiestas del Señor. Esto se conocía por viva tradición, de generación en generación. Los judíos entendía que Moisés, cuando bajó del monte Sinaí, traía consigo leyes escritas y tradiciones orales; esto se ve, por ejemplo, en el hecho que Moisés, en el Éxodo, se sentaba entre el pueblo para juzgar sus causas, según los mandamientos del Señor. Esta autoridad pasó de generación en generación en el pueblo de Israel, a través de los sacerdotes y demás líderes. Jesús mismo reconoció esa autoridad y no la negó ni la abolió; al contrario, la aprobó, como consta en Mt 23,2, cuando se habla de la “catedra de Moisés”.

[3] Mt 22:29-32: “Jesús les respondió: “Estáis en un error, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios. Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo. Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído aquellas palabras de Dios cuando os dice “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? No es un Dios de muertos, sino de vivos.”

Hebreos 12:1: “Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone”.

[4] Ignacio de Antioquia, La Epístola a los habitantes de Esmirna, 7,8, en Primitivos escritos cristianos, 102-103, escrita hacia 106 d.C.

No cabe duda acerca de que Ignacio consideraba la Eucaristía como la Presencia Real de Cristo, la mismísima carne que fue crucificada y glorificada de nuevo. No hay aquí novedad alguna; él no escribió nada nuevo a los fieles de Asia, sólo confirmó lo que ellos siempre habían conocido y practicado. Expuso la doctrina común de la Iglesia en su conjunto, y en modo alguno dio sus cartas como fundamentales o apartadas de la doctrina universal de los apóstoles. El historiador Warren Carroll nos dice que en el momento de su martirio Ignacio contaba al menos treinta años como obispo, probablemente enseñado por el Apóstol Juan, y fue claramente entonces el miembro vivo más venerado de toda la Iglesia” (La Fundación del Cristianismo, , [Front Royal, VA: Christendom Press, 1993], 1:455).

[5] Como hacemos nosotros, los protestantes consideran un altar, la mesa del sacrificio, en el cielo ante el trono de Dios (Is. 6:1; Rev. 6:9; 8:3, 5; 9:13; 11:1; 14:18; 16:7) ¿Acaso los altares desaparecen con la Nueva Alianza o Ley?

[6] Si tú manipulas tus propios documentos de modo tan desenvuelto, los Católicos desconfiarán del modo en que lees e interpretas la Biblia. La credibilidad es difícil de recobrar en relación con un lector, una vez que la has perdido.

[7] Justino Mártir en su diálogo con Trypho el Judío hacia 135 d.C. [Capítulo 41]. Justino considera la Eucaristía como un sacrificio, y eso ha sido profetizado varios siglos antes por Malaquías [1:10]. Esta fue la doctrina universal de la Iglesia primitiva.

“Justino habla de “todos los sacrificios en este nombre que Jesús mandó que se realizaran, es decir, en la Eucaristía del pan y del cáliz, y que son celebrados en todas partes por los Cristianos”. No sólo aquí sino también en otra parte identifica “el pan de la Eucaristía, y el cáliz también de la Eucaristía” con el sacrificio predicho por Malaquías.

“Fue natural para los primitivos Cristianos considerar la Eucaristía un sacrificio. La realización de la profecía exigía una ofrenda cristiana solemne, y el rito mismo fue arropado en la atmósfera sacrificial con que nuestro Señor revistió la Última Cena. Las palabras de la institución, “Haced esto”, se cargarían de connotaciones sacrificiales para los oyentes del siglo segundo; Justino de cualquier modo así lo entendió en conformidad con mi punto de vista para “Ofreced esto”. Si indagamos cómo se concibió el sacrificio para ser compatible con ello, la Didakhé no proporciona ninguna respuesta clara. Justino, sin embargo, deja bien claro que el pan y el vino mismos fueron la “oblación pura” preanunciada por Malaquías. Aun suponiendo que él sostenga que “las oraciones y acciones de gracias” son los únicos sacrificios agradables a Dios, debemos recordar que él usa la expresión “acción de gracias” como técnicamente equivalente a “el pan y el vino eucarísticos”. El pan y el vino, además, son ofrecidos “como memorial de la pasión”, una frase que teniendo en cuenta la identificación de éstos con el cuerpo y la sangre del Señor, implica mucho más que un acto de simple recuerdo espiritual. Aunque podría parecer que, aun cuando su lenguaje no fue plenamente explícito, Justino está encaminándose a una concepción de la Eucaristía como la ofrenda de la pasión del Salvador.” Primitivas doctrinas cristianas por el famoso erudito protestante J.N.D. Kelly (San Francisco: Harper & Row, 1978).

[8] ¿Qué es lo que el término participación significa? ¿Forma también parte de un lenguaje simbólico? No, significa una participación real. San Agustín pone estas palabras en los labios de Jesús para describir lo que sucede en la Eucaristía: “Yo no me transformaré en ti, como sucede con el alimento corporal; más bien tú te transformarás en mí.” (Confesiones, VII, 10, 16) Como Kittel afirma: “koinonía denota participación, comunión.” (TDNT, III, 798).

San Juan Crisóstomo afirma: “¿Qué es de hecho el pan? El cuerpo de Cristo. ¿Qué llegan a ser quienes reciben la comunión? El cuerpo de Cristo.” (Crisóstomo, Homil. Sobre 1 Cor. 24, ad loc.). Él parece creer que no se trata exactamente de participar en un gesto puramente simbólico, sino lo que Pablo dice, que nosotros estamos participando en el cuerpo y la sangre de Cristo. ¿Cómo podría ser así si se tratase de un mero símbolo? ¿Eran los primeros cristianos personas que tomaran la Biblia al pie de la letra o lo somos nosotros?

“El estatus sacramental del pan y del vino no se toma como presupuesto sino que es convertido en el fundamento de este argumento... El alimento y la bebida espiritual ahora aparece más estrictamente definido como el cuerpo y la sangre de Cristo: aunque el fundamento último de esta definición será dado más tarde (1 Cor. 11: 23-26), Pablo puede asumirla como un terreno común que comparte con su audiencia, suficientemente sólido como para soportar la posterior argumentación... Lo que los escritos del Nuevo Testamento presuponen ... es de mayor importancia que lo que de hecho describen.” (The Study of Liturgy ed. by Jones, Wainwright, Yarnold, and Bradshaw; NY: Oxford University Press; 1978, 1992).

Parece que San Pablo está comparando tres sacrificios ofrecidos en altares (mesas): el de los Judíos (v. 18), el de los paganos (v. 19-21; ofrecido a los ídolos), y el de los Cristianos, la Eucaristía. Pablo confirma la naturaleza sacrificial de la Eucaristía Cristiana. La “mesa del Señor” es un término técnico común en el Antiguo Testamento en referencia al altar del sacrificio (Lev. 24:6, 7; Ez. 41:22; 44:15; Mal. 1:7, 12) La “mesa del Señor” en la Iglesia, en referencia a Pablo, y extraída de la terminología y práctica del Antiguo Testamento, es ahora el altar para el nuevo sacrificio en referencia a Malaquías (Mal. 1:11) de acuerdo con el punto de vista de los cristianos de los siglos primero y segundo. El anuncio de la “mesa del Señor” es mencionado dos veces en el capítulo primero de Malaquías, antes y después de la promesa de Yahvé sobre un futuro sacrificio ofrecido por los gentiles en todo el mundo. La “mesa del Señor”, o altar sacrificial, será el lugar donde se realice esta ofrenda que se corresponde con la Eucaristía ofrecida en la “mesa del Señor” en 1 Cor. 10: 21.

Los paralelismos son sorprendentes: Malaquías hace coincidir dos veces el “sacrificio puro” de los gentiles, con el sacrificio de la “mesa del Señor”.

Pablo después usa esta misma terminología para referirse al nuevo sacrificio ofrecido sobre la “mesa del Señor” en la Iglesia. El sacrificio de la Eucaristía en la “mesa del Señor” es comparado con otros bien conocidos sacrificios ofrecidos sobre mesas o altares. Pablo, el perspicaz discípulo del ilustre maestro judío, Gamaliel, no utiliza esta terminología del Antiguo Testamento a la ligera. Sabe que sus lectores comprenden el poder de su terminología sacrificial en lo tocante a la Eucaristía. Parece que Pablo, el brillante maestro de la Torah, entendiera la Eucaristía en términos sacrificiales, ofrecida sobre la “mesa del Señor” como el cumplimiento de Malaquías 1:11. “El paralelismo que Pablo traza entre la participación judía y pagana en sus respectivos sacrificios comiendo la carne de las víctimas y la comunión cristiana con Cristo por medio de la Eucaristía demuestra que él considera la participación en la comida eucarística como una comida sacrificial y ello implica que la propia Eucaristía es un sacrificio.” (Jerome Biblical Commentary Edited by Raymond E. Brown, Joseph A. Fitzmyer, and Roland E. Murphy. Englewood Cliffs, NJ: Prentice*Hall, 1968.)

[9] Por ejemplo, el cristiano del siglo primero, Ignacio de Antioquia, del que la historia nos cuenta que conoció a los apóstoles, escribe, “¡Observad a los que defienden erróneas opiniones referentes a la gracia de Jesucristo que ha venido a nosotros, y ved como ellos se oponen al pensamiento de Dios! No se comprometen en ninguna obra de caridad, ni en relación con viudas ni huérfanos, ni con personas desgraciadas, ni con los que están en prisión ni fuera de ella, ni con los hambrientos o sedientos. De la Eucaristía y la oración se mantienen apartados, porque ellos no confiesan que la Eucaristía es la Carne de nuestro Salvador Jesucristo, que padeció por nuestros pecados, y que el Padre en Su amor sobreabundante lo resucitó de entre los muertos. Y así, los que cuestionan el don de Dios acaban por ser víctimas de sus parcialidades. Les iría mejor si cultivaran la caridad, así tendrían parte en la resurrección [de Cristo].” (Epístola a los habitantes de Esmirna, 6, 7).

[10] Justino Mártir, Diálogo con Trypho el Judío, capítulo 117; tomado de Los Padres anteriores al Concilio de Nicea, 1: 257. Justino afirma de manera muy explícita que la Eucaristía es el sacrificio puro que Dios, por medio del verdadero Mesías, ha sustituido por los del Templo Judío. Defiende que esta es la doctrina universal de la primitiva Iglesia.

Cuándo tratamos de darle una explicación a un punto específico de la Sagrada Escritura como por ejemplo ¿cuándo, dónde y cómo fue la Ultima Cena de Jesús? ¿compartió Judas la Institución de la Eucaristía con Jesús y sus apóstoles? en muchas ocasiones caemos en el error de buscar en la Biblia explicaciones que resuelvan nuestras necesidades, expectativas o inquietudes, y nos olvidamos muchas veces que las Sagradas Escrituras y muy especialmente el N.T., mas que un libro que trata de darnos, una explicación del misterio de Nuestro Señor Jesucristo es ante todo y sobre todo un libro de fe. Por lo tanto la influencia de las Sagradas Escrituras en el ser humano es trascendental, su retrospección es constante desde el A.T. al N.T. y desde su conjunto a la actualidad. En este sentido San Pablo afirma que todo lo que acontecía en el A.T. era figura del Nuevo. Todo lo de Jesucristo fue prefigurado, pues en el A.T. También lo hizo de igual forma la Eucaristía.

Cuando los estudiosos de las Sagrada Escritura buscan el alimento de piedad, encuentran estas figuras o símbolos de la Eucaristía: el árbol de vida, destinado a preservar el hombre de la muerte (Gen. 2,9 ; Ez. 17,12); el sacrificio de Abel que ofreció al Señor los primogénitos de su rebaño ( Gén. 4,4); el pan y el vino que Melquisedec ofreció a Dios en sacrificio ( Gen 14,18; Hebr. 7,17); el cordero pascual, que sacrificaron los israelitas al emprender su viaje a la tierra prometida ( Ex. 12, 1-39). Es esta una de las fiestas judías que toma Nuestro Señor para instituir la Eucaristía.

Jesucristo ofreció en la Cena y en la Cruz el mismo sacrificio que acostumbraban hacer los judíos en las fiestas más importantes. Con un solo acto unificó y dio un sentido más profundo a los sacrificios antiguos, que eran fundamentalmente tres:

En la Pascua solían ofrecer un cordero, macho, de un solo año, para celebrar la salida de Egipto, símbolo de la casa de la esclavitud, y así conmemorar la fiesta de la independencia del pueblo. Era el "sacrificio pascual".

Cuando hacían un pacto o alianza entre personas o naciones, también solían rubricarlo poniendo a la divinidad por testigo, mediante la sangre de una víctima inmolada. Era señal de paz, de comunión y amistad: "sacrificios de alianza o pacíficos".

En la fiesta del perdón, sobre todo, inmolaban bueyes para aplacar a la divinidad y obtener su perdón, representado en la sangre de las víctimas inmoladas. Era el "sacrificio de expiación o por el pecado".

Relatar la Eucaristía en el sentido de: ¿Cuándo ocurrió realmente?, ¿cómo? y ¿dónde?, es una tarea difícil de realizar ya que aún no están del todo claro estas preguntas; hoy por hoy, siguen surgiendo incógnitas, no por en el acontecimiento en sí, sino más bien en la forma como ocurrió. Así por ejemplo, en relación al tiempo en el que se realizó, se ven ciertas discrepancias en los propios evangelios: San Juan es el único que dice que la Ultima Cena se realizó antes de la fiesta de Pascua (cf. Jn,1) pero el resto de ellos, la anuncian que cuando aconteció, ya era la fiesta de Pascua (cf. Mt.27,62; Mc. 15,42; Lc.23,54). Pues sí la Ultima Cena fue el jueves y la crucifixión el viernes tenemos apenas 18 horas para colocar todos los acontecimientos de la pasión de Jesús en un periodo de tiempo relativamente muy corto. Esta afirmación del evangelio de Juan crea una de las dificultades clásicas de la cronología de los evangelios, ya que resulta que Cristo celebraría la cena pascual con sus discípulos no en la tarde del 15 de Nisán la Pascua, sino el 14 de dicho mes: o sea el día "antes". La posible solución a este problema estaría dentro de los documentos encontrados en el mar Muerto conocidos cómo los documentos del Qumrán.

Su hallazgo es relativamente reciente tuvo lugar en el año 1947, son precisamente estos documentos que nos dan un poco de luz para poder entender tan controversial dilema. Ellos nos dicen que en la época de Jesús los judíos habían adoptado dos tipos de calendarios uno llamado el calendario "solar" de 364 días, en el cual celebraba las fiestas más importantes los días miércoles así como la "Fiesta de Los Tabernáculos", y la de "Pascua", nacido del Génesis cuando Dios creó el mundo, el cuarto día (miércoles) hizo al sol, la luna y las estrellas, y a partir de allí comienza el curso del tiempo.

Y otro el calendario "lunisolar" de 365 días creado doscientos años antes de Jesucristo por los sacerdotes del Templo de Jerusalén, éste decía que los días de fiestas podían caer cualquier día de la semana. Este calendario aún no terminaba de ser aceptado por la totalidad del pueblo judío eso explica que doscientos años después en la época de Jesús, todavía gran parte del pueblo siguiera observando el calendario "solar", ejemplo de ello eran los mismos esenios por considerarlo una alteración de la ley de Moisés a los cuales les pertenecían estos documentos encontrados en el mar Muerto

Si San Juan utilizó el calendario "lunisolar" y los otros evangelistas el "solar" no existen ninguna discrepancia entre los evangelios y caerían por tierra toda duda en cuanto el momento histórico del acontecimiento de la Ultima Cena.

Esta teoría expone los acontecimientos según el calendario" lunisolar" de la siguiente manera:

Martes: por la noche Jesús celebra la Pascua. Luego va al monte de los Olivos a orar, donde es apresado y llevado ante el sumo sacerdote.

Miércoles: por la mañana, tiene lugar la primera sesión del Sanedrín, que escucha a los testigos. Esa noche, Jesús la pasa en la cárcel de los judíos.

Jueves: por la mañana, delibera por segunda vez el Sanedrín y condena a Jesús. Inmediatamente es llevado ante Pilato, quien lo interroga y lo envía a Herodes. Esa noche, Jesús la pasa en la cárcel de los romanos.

Viernes: por la mañana Pilato recibe por segunda vez a Jesús. Lo hace flagelar, lo corona de espinas, pronuncia la sentencia, y lo manda a crucificar. A las tres de la tarde muere en la cruz.

Con esta hipótesis del martes surgen nuevas preguntas ¿habrá que cambiar la liturgia de la Semana Santa? Claro que no. La liturgia, en el Magisterio de la Iglesia, tiene una finalidad pedagógica y memorial, no histórica. Y así como celebramos el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, aun cuando sabemos que no es históricamente cierto, podemos seguir celebrando la Ultima Cena el Jueves, pues de lo que se trata ante todo es de obtener un provecho espiritual. Nuestro Señor Jesús no fue fiel durante unas pocas horas en su pasión sino todo el tiempo que esta duró. Nosotros sus discípulos al igual que Jesús debemos serlo hasta el final.

Con respecto al modo como se realizó. Hay un acuerdo casi unánime de los escrituristas sobre que Jesús en aquella noche celebró el banquete pascual con los Doce y que dentro de él instituyó al banquete eucarístico la Nueva Alianza. Es difícil saber con exactitud si Judas se halló presente en la institución de la Eucaristía o si había salido antes. Los relatos de los sinópticos y de San Juan no son sucesivos, sino complementarios, y admiten interpretaciones en ambos sentidos.

Demos entender y tener claro que el ritual de del banquete pascual es largo y consta de varias etapas y que el Señor respeta y observa al pie de la letra.

Una vez devuelto el cordero pascual a la familia debidamente descuartizado, pero sin quebrarle hueso alguno, según la prescripción mosaica se asaba en el hogar aquella misma tarde de manera que todo estuviera dispuesto para la cena que generalmente comenzaba después de la puesta del sol y se prolongaba hasta media noche. Otro asunto importante que para comer el cordero se necesitaba para dicho ritual no menos de diez y no más de veinte lo cual indica que estaban en el número requerido. En aquel tiempo ya se había introducido el uso del triclinio romano para las comidas y costaba de tres mesas, dispuestas como los tres lados de un rectángulo, y dejaba el cuarto lado libre para el uso del servicio. Las mesas eran de baja altura, unos treinta centímetros. Y para sentarse, los comensales se acomodaban en unas banquetas bajas o divanes, de suerte que la persona estaba tendida, apoyada en su codo izquierdo y dejando el brazo derecho para servirse los manjares. De esta forma de fue fácil al discípulo amado( San Juan), meterse en el ceno del Señor para indagar la identidad del traidor sugerida por Pedro (Mc.14,18-21).Los divanes eran ocupados por los comensales según su categoría, y se llamaban respectivamente, primus lectus, que era el central; y se llamaban, respectivamente secundus el que se colocaba a su izquierda, y tertius, el de su derecha.

En el ritual estaba prescrito que circulasen, al menos, cuatro copas de vino entre los comensales. No se sabe si los comensales bebían de una misma copa de grandes dimensiones o si cada uno tenía la suya propia. Según el relato de los evangelios seguramente fue una copa de grandes dimensiones la que Jesús pasó a sus discípulos en la Eucaristía, esta copa ha traído una leyenda milenaria conocida con el nombre del "El Santo Grial" pues la misma se ha tratado de localizar a través de los siglos sin ningún fruto, por lo tanto, todo ha caído en el mundo de la especulación.

La primera copa se servia al comienzo, tras una bendición pronunciada por el cabeza de la familia:

<< Bendito seas, Señor Dios nuestro, que has creado el fruto de la vid >>

Entonces se colocaban sobre la mesa los panes ácimos y las hierbas amargas, que algunos comenzaban a comer mojándolas en la salsa espesa de color rojizo llamada baroset, (bien pudo haber sido este el momento para que Judas recibiera el trozo del pan mojado de Nuestro Señor y su salida intempestivamente del cenáculo obviamente antes del lavatorio de los pies y de la Eucaristía.) Es curioso pensar que antes del lavatorio de los pies Juan alude lo siguiente: <<Estaban cenado, y el diablo le había metido en la cabeza a Judas que entregase a Jesús>> (Jn.13,1-5) Teniendo Judas esto en su pensamiento, lo más probable es que salió antes del lavatorio. Las hierbas amargas eran lechugas, perejil, puerros, rábanos silvestre y otras que mencionan en el libro del Exodo en la celebración de la primera Pascua.

Quizá también fue el momento de pasar la primera copa cuando Jesús les dijo a sus discípulos unas palabras, recogidas por los sinópticos y que aquí tomamos de Lucas.

<< Cogiendo la copa, dio gracias y dijo: Tomadla y repartidla entre vosotros, porque os digo que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios>> (Lc.22,17-18)

Siguiendo con el relato nos surgen nuevas preguntas ¿ Cuál de las copas consagró Jesús ? Sentados y reclinados de nuevo en la mesa luego del lavatorio de los pies, nos parece seguir con el desarrollo de la cena pascual a partir de la segunda copa.

El padre, o el presidente, empezaba la lectura de textos alusivos a la primera pascua. Entonces hacia circular en seguida la segunda copa ritual, y el cabeza de familia, a petición del más joven de los comensales, que en aquel caso era Juan, explicaba a los presentes el significado de la fiesta.

Tras este discurso explicativo se procedía a la consumición del cordero, acompañándolo con hierbas amargas mojadas en baroset, mientras continuaba circulando la segunda copa. Y en esta ocasión se recitaba la primera parte del cántico Gran Hallel, que está formulado por los salmos 112 y 113, que terminaban en la oración:

<< Bendito seas, Dios maestro y Rey del universo, que nos has librado y libraste a nuestros padres del poder de Egipto>>.

Concluida así lo que podríamos llamar la primera parte de la comida ritual e intercalado u nuevo lavatorio de manos, se seguía la segunda parte del banquete, más amplia y flexible en la composición de platos y no acompañada por ceremonia especial alguna.

En este momento es cuando se pasa a la tercera copa ritual, llamada <<copa de la bendición o acción de gracias>> tras la cual se recitaba la segunda parte del Gran Hallel, es decir , los salmos 114 y 117.

Antes de dar por terminada la cena, se servía una cuarta copa, todo lo cual hacía que el banquete se prolongase, aunque estaba recomendado a los asistentes que se retirasen antes de media noche.

Las cuatros copas que hemos mencionado y los manjares que hemos nombrado, junto con las bendiciones y cantos, constituían el banquete ritual, que en líneas generales siguió Jesús, dado su respeto a las tradiciones hebreas. Profundizamos en el rito y siguen surgiendo preguntas tales como: ¿ Cómo se inserta entonces la institución de la Eucaristía o banquete eucarístico, en este banquete ritual?

Los intérpretes están casi todos de acuerdo en que al comienzo se trataba de una cena pascual, pero que llega un momento en que ella se funde con la Nueva Alianza, con la cena eucarística. La divergencia de los intérpretes está en cuál fue la copa ritual que consagró como cáliz de su sangre, ¿ Fue la tercera o la cuarta y última?

San Mateo y San Marcos antes de referir la consagración del pan y el vino, dicen que tuvo lugar << mientras comían >> (Mt. 26,21; Mc. 14,18). Y sin embargo Lucas advierte que la copa eucarística fue consagrada por Jesús << después de la cena>> (Lc. 22,20) Ambas expresiones son compatibles, ya que dependen del momento en que cada evangelista consideraba como terminada la cena ritual. No sabemos en realidad si fu la tercera o la cuarta pero lo importante es que llegado el momento aquella cena de la Antigua Alianza se transformó en la Eucaristía de la Alianza Nueva.

Con relación a la pregunta que se hace al principio de la bendición del pan es conveniente aclarar lo siguiente. Decir una bendición es diferente que darla o hacerla, o lo que es lo mismo decir una tarea, que hacerla. Para ello sigamos el relato de Marcos (14,22).

<< Mientras comían, Jesús cogió un pan, pronunció la bendición lo partió y lo dio a ellos diciendo:Tomad, esto es mi cuerpo>> ( Mc. 14,22; Mt. 26,26; Lc.22,29).

Jesús, teniendo uno de esos panes en sus manos, pronunció la bendición (parte del ritual pascual de la Antigua Alianza). Es una expresión a veces mal interpretada, como si Jesús hubiese bendecido el pan, cuando lo que hizo fue pronunciar una bendición o acción de gracias a Dios. Que nos da el pan. Es una bendición que en los nuevos textos litúrgicos expresan y recogen correctamente:

<< Tomó el pan y, dándote gracias, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos>>

Con relación al lugar físico donde se realizó la Eucaristía debemos observar que la tradición ha podido concretar el lugar bien exacto, si tomamos en cuenta lo dicho en los hechos de los Apóstoles donde San Pedro alude que los restos mortales del Rey David se encuentran entre nosotros (Act. 2,29), actualmente donde radica el Cenáculo en la parte superior de la casa y la tumba del Rey David en la parte inferior, en la ciudad de Jerusalén.

La institución de la Eucaristía se encuentra relatada cuatro veces en el N.T., en los tres sinópticos y en la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios.

San Juan por su parte, no refiere el momento de la institución de la Eucaristía, atento a su propósito de no repetir lo que otros narraron, sino más bien de precisarlos o concretarlos y es por ello que en el cap. 6 tenemos la promesa de la Eucaristía, que es una pieza doctrinal sobre ella y que llamamos el discurso de: El Pan de Vida, en el cual se destacan dos partes:

a) Que es don del Padre a los hombres y ha de ser tomado por la fe.

b) Que es don de Jesús que sólo se da en el futuro y se toma por comida y bebida.

Los trozos particulares están enlazados por la idea a la Eucaristía y en ellos se halla la terminología de la última cena. La doctrina de la promesa, se resume en tres proposiciones:

1. << Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. >>

2. << Si alguno come de este pan, vivirá eternamente.>>

3. << El pan que yo os voy a dar es mi carne para que el mundo viva >>

La palabra griega que usa Jesús para decir carne es sarx, que traduce la hebrea basar; y que significa el compuesto humano formado por el cuerpo y el alma como unidad indivisible; esto se opone al concepto griego dualista de alma y cuerpo como realidades separadas.

Decimos que en la mentalidad hebrea decir basar = sarx = carne; incluye al hombre entero es decir un cuerpo con alma. Consecuentemente, cuando Jesús habla de comer su "carne", eso es alimentarse de su humanidad completa, que en El va unida inseparablemente su divinidad.

El realismo de esta promesa de un alimento, queda reforzado por lo que Jesús añade:

<< Si no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros. >> Al mencionar su sangre, acentúa el realismo del don de su persona, ya que "carne y sangre" es una expresión hebraica que significa "hombre", un ser humano completo y vivo. No es como el maná, ni tampoco como el pan con que se alimentó la muchedumbre, sino verdadera comida y bebida, alimento que produce vida eterna y la resurrección final.

La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró con sus discípulos y los cuatro relatos coinciden en lo esencial, en todos ellos la consagración del pan precede a la del cáliz; aunque debemos recordar, que en la realidad histórica, la celebración de la Eucaristía ( Fracción del Pan ) comenzó en la Iglesia primitiva antes de la redacción de los Evangelios.

Para entender mejor la Eucaristía ubiquémonos en el marco de los acontecimientos:

a) Dentro de una comida festiva de despedida.

b) La institución de la Eucaristía fue encajada en el marco de la cena pascual.

En este contexto hay un mensaje claro, Cristo en persona es la nueva pascua. La Antigua Alianza ha quedado superada por la Nueva y definitiva Alianza, que se sella con la sangre del Cordero pascual que es Cristo. El pueblo de la Antigua Alianza, conmemora el paso, la Pascua, de Yahveh; en cambio el pueblo de la Nueva Alianza, celebra la presencia del Señor entre nosotros.

La celebración eucarística, va más allá, como podemos deducir por lo antes expuesto, de reunirse para recordar lo que Jesús hizo por nosotros, tal como lo hacen nuestros hermanos separados, no puede ser el Señor un recuerdo, el pan de vida, es eso, Vida y como "memorial", la celebración eucarística tiene la connotación de actualidad; por la acción del Espíritu Santo el acontecimiento salvífico, al cual nosotros en nuestro aquí y ahora nos asociamos, no es que se repita una y otra vez sino que se hace presente.

Durante la consagración se realiza el milagro de la transubstanciación, es decir que aún cuando ante nuestros ojos aparezcan las especies de pan y vino; estas ya no son tales, sino que estamos ante la presencia real y substancial de Cristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad; esto es la Eucaristía, que podemos contemplar en sus dos vertientes; como sacramento en el cual Cristo se nos da como alimento para santificarnos y como sacrificio en cuanto que Cristo se ofrece a Dios como víctima para el perdón de los pecados. Cristo efectivamente no fue inmolado en ése momento, pero si se ofreció para ser inmolado en la Cruz:" Este es mi cuerpo que será entregado por vosotros. Esta es mi sangre que será derramada por vosotros." Se ve pues, que su cuerpo y su sangre tuvieron ya carácter de víctima inmolada; y por eso si la Misa es la renovación del sacrificio de la Cruz, la última Cena fue la anticipación de el.

Hay también una íntima relación entre la Misa y la última Cena, porque ésta fue la primera Misa celebrada por Cristo, las que siguen después son el cumplimiento de las palabras que entonces pronunció " Haced esto en memoria mía "

A la luz de la Revelación en la Escritura, y en el desarrollo de la Tradición, vemos y entendemos que el Señor tiene una intención clara en la última Cena, donde también queda instituido el sacramento del Orden (en virtud del requerimiento del mandato). Deja un mandamiento claro "haced esto en memoria mía", para que su presencia y su salvación lleguen a todos los hombres y en todas las épocas, para que podamos tener vida eterna, al comer su carne y beber su sangre.

Todos los elementos y palabras presentes en los relatos de la institución de la Eucaristía, recogen todas las grandes ideas del Antiguo Testamento. ( Alianza y Reino de Dios, expiación y martirio, culto y predicación escatológica). Cristo es el centro de todo, por El se realiza la obra salvadora de Dios en plenitud y consumación. En la Eucaristía se concentra todo lo que Dios ha hecho y ha de hacer por los hombres en la historia de la salvación. El Reino de Dios no sólo es proclamado por El como próximo, sino que fue inaugurado ya por su presencia y por su obra; en este sentido, la Eucaristía es un adelanto de lo que en plenitud gozaremos en el Cielo.

Para ilustrar lo que significa la Eucaristía como misterio de fe, remitámonos a Juan 6,25-40 dentro del discurso del Pan de Vida. Jesús les declara que ese pan destinado a dar la vida al mundo es El en persona, pero puntualiza que es condición indispensable el tener fe, hay que creer en Jesús y eso nos plantea una pregunta: ¿ Que es creer en Jesús ? para El, "creer en El " es lo mismo que " ir a El " , es entregarse a El. No es un simple acontecimiento, sino un acercamiento afectivo y una decisión de la voluntad para seguir a Jesús y además dice que esto es una Gracia que el Padre concede: << que todo el que vea al Hijo y crea en el, tenga vida eterna>>, Jesús a lo largo del Evangelio repite que Dios llama a todos los hombres a la fe, luego el don es ofrecido a todos los hombres, pero es aceptado por unos y rechazado por otros, por otra parte como don de Dios se entiende que es gratuito y que no tiene el hombre ningún mérito propio para recibirlo. El mérito que podemos tener, consiste en el ejercicio que hagamos de ese don, es decir si lo abrazamos y lo vivimos.

En teoría todo cristiano sabe ( o debe saber) que en la Eucaristía esta presente Jesús en cuerpo, sangre, alma y divinidad. Pero parece en la práctica, que no lo lleváramos impreso en nuestra conciencia, ni el corazón, porque se así fuera sentiríamos en nuestro ser hambre y sed de recibirlo diariamente como verdadera comida y verdadera bebida, Toda nuestra vida estaría centrada alrededor de la presencia real del Maestro y la Santa Misa sería, como consecuencia lógica, la primera , diaria y más importante necesidad de nuestra vida.

Por otra parte al estar inmersos en la celebración eucarística, no cabría ninguna distracción y la profundidad del misterio nos invadiría. De esta forma viviendo y dejándonos penetrar por la Gracia, los que nos rodean verían al trasluz que nuestra fe es vida y no sólo teoría.

El carácter de "memorial" que tiene la Sta. Misa, por definición, exige de nosotros la actitud de introducirnos al misterio pascual tal y como es; no como recuerdo de algo que sucedió, sino asociándonos a una acción que sigue verificándose hoy, por ello cuando celebramos la Sta. Misa, nos trasladamos, nos hacemos presentes en la Cena del Señor y estamos con María al pié de la Cruz. Estamos alimentándonos del Cuerpo y Sangre del Señor, estamos siendo salvados en virtud de su sacrificio. Estaremos participando de la unidad en comunión con el Señor y por ello podemos unir nuestros sacrificios y sufrimientos a los de Cristo. Sólo "por El ,con El y en El" tienen un profundo sentido y acceden a la dimensión redentora.

Necesariamente el encuentro con Cristo Eucaristía es una experiencia personal e íntima, ha de ser el encuentro pleno de dos que se aman. Es por tanto imposible generalizar acerca de ellos. Porque sólo Dios conoce los corazones de los hombres. Sin embargo sí debemos traslucir en nuestra vida, la trascendencia del encuentro íntimo con el Amor. Resulta lógico pensar que quien recibe esta Gracia, está en mayor capacidad de amar y de servir al hermano y que además alimentado con el Pan de Vida debe estar más fortalecido para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para contagiar su fe y su esperanza. En fin para llevar a feliz término la misión, la vocación, que el Señor le otorgue.

Si apreciáramos de veras la Presencia real de Cristo en el sagrario, nunca lo encontraríamos solo, únicamente acompañado de la lámpara Eucarística encendida, el Señor hoy nos dice a todos y a cada uno, lo mismo que les dijo a los Apóstoles "Con ansias he deseado comer esta Pascua con vosotros " Lc.22,15. El Señor nos espera con ansias para dársenos como alimento; ¿somos conscientes de ello, de que el Señor nos espera el Sagrario, con la mesa celestial servida.? Y nosotros ¿ por qué lo dejamos esperando.? O es que acaso, ¿ cuando viene alguien de visita a nuestra casa, lo dejamos sólo en la sala y nos vamos a ocupar de nuestras cosas.?

Eso exactamente es lo que hacemos en nuestro apostolado, cuando nos llenamos de actividades y nos descuidamos en la oración delante del Señor, que nos espera en el Sagrario, preso porque nos "amó hasta el extremo" y resulta que, por quien se hizo el mundo y todo lo que contiene (nosotros incluidos) se encuentra allí, oculto a los ojos, pero increíblemente luminoso y poderoso para saciar todas nuestras necesidades.

Quiero agradecerle tan excelente y profunda presentación. De verdad me agradó mucho. Soy cristiano evangélico Bautista y respeto mucho sus argumentos. Dios le bendiga grandemente. Saludos cordiales.
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

Aquí llega el ultimo mono y ya se cree el rey del mambo...

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Claro que no debate contigo (porque no sabe mas que copiÁ)
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

=Caminante_7;539262]Si tu vas a la casa del vecino y el vecino te dice que te quites los zapatos para entrar ¿que harías?

¿Entras corriendo con los zapatos?

¿En atención a su requerimiento te quitas los zapatos?

Absolutamente que me quito los zapatos.

De tu actitud depende que seas tomado por ladrón o por visita grata.

Correcto!

O sea, si tu le dices a un sacerdote que no eres católico pero te dió la gana comulgar, es lógico que no te den la comunión para ser consecuentes con el reglamento de la Iglesia.

La analogía del vecino con el sacerdote no encaja bien, porque a la casa del vecino voy por amistad, confianza, invitación o alguna razón de igual o mayor importancia. Pero ninguna razón o motivo tengo para ir a un sacerdote Romano. No le veo donde haya similitud comparable.

A las autoridades hay que respetarlas en su ámbito, aun cuando en lo personal no estemos de acuerdo con ellas.

Error! Porque el ambito de las autoridades de las cuales habla Pablo en Rom. 13:1 se extiende aun hasta dentro de los templos. Y de ser necesario hasta dentro del hogar.

Así que difícilmente alguien puede estar fuera del ámbito de las Autoridades que Dios ha establecido. Ambos textos Rom. 13:1 y Tito 3:1 son acerca de las Autoridades Civiles Gobernantes. Y muy claramente el Apóstol las identifica, Autoridad establecida por Dios, Gobernantes, Magistrados y aquellos a quienes les pagamos tributos. De esas autoridades es que habla Pablo, no de autoridades religiosas. Así que tratar de asemejar o comparar las Autoridades de Rom. 13:1 y Tito 3:1, con la Jerarquía Romana es erróneo. Pero por supuesto si por alguna de esas suertes de la vida, tuviera que entrar a algún templo Romano, por alguna razón mas allá de mi control. Pues se tiene las mínimas cortesías debidas.

Ahora si estando yo, como lo he estado en 2 situaciones, dentro de un templo católico-romano. Y un sacerdote pretende decirme que por estar allí dentro tengo que hacer lo que los católicos hacen, entonces ya será otro cantar. Entonces tengo que explicarle que no estoy allí por gusto, o por deseo. Por lo tanto no me someto, ni hago lo que los católicos hacen. Como por ejemplo, presignarme, arrodillarme o inclinarme ante su altar, besarle el anillo etc..

Saludos
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

Aquí llega el ultimo mono y ya se cree el rey del mambo...

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Claro que no debate contigo (porque no sabe mas que copiÁ)

Ea rayos! Que mamotreto mas copiao fue ese.

El rey del mambo fue Damaso Pérez Prado. El rey del timbal fue Tito Puente, el rey del Rock-n-Roll fue Elvis Presley. Estos reinos son parte de los reinos del mundo de Mat. 4:8
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

Aquí llega el ultimo mono y ya se cree el rey del mambo...

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Claro que no debate contigo (porque no sabe mas que copiÁ)

Está visto que Ud. no tiene límites en la descortesía ni en los insultos.

Y aunque su pasaporte de inmunidad me parece realmente grotesco me toca tolerarle. Pero esta vez no sin reportarle
no porque haya sido dirigido a mí, sino porque me toco leerlo y en verdad me resultó ofensivo.

Vaya cristiana actitud
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

Esto dice dice el estudio de Jesusmariayjose.




Tomado del estudio de Eucaristia Y pacto




[
U]Durante la consagración se realiza el milagro de la transubstanciación, es decir que aún cuando ante nuestros ojos aparezcan las especies de pan y vino; estas ya no son tales, sino que estamos ante la presencia real y substancial de Cristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad[/U]; esto es la Eucaristía, que podemos contemplar en sus dos vertientes; como sacramento en el cual Cristo se nos da como alimento para santificarnos y como sacrificio en cuanto que Cristo se ofrece a Dios como víctima para el perdón de los pecados. Cristo efectivamente no fue inmolado en ése momento, pero si se ofreció para ser inmolado en la Cruz:" Este es mi cuerpo que será entregado por vosotros. Esta es mi sangre que será derramada por vosotros." Se ve pues, que su cuerpo y su sangre tuvieron ya carácter de víctima inmolada; y por eso si la Misa es la renovación del sacrificio de la Cruz, la última Cena fue la anticipación de el.


Pero al preguntarles porque que YA NO DAN EL VINO, responden que para evitar el alcoholismo o que el alcoholico recaiga.


Que clase de HEREJIA es esa?

Dicen que es la VERDADERA sangre de CRISTO.......pero los hace alcoholicos?


Los CRISTIANOS creemos que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado...no que nos hace alcoholicos.
 
Re: yo SIIIIIIIIIIIIIIII.......!!!!!

Re: yo SIIIIIIIIIIIIIIII.......!!!!!

LA EUCARISTIA Y EL PACTO DE DIOS

GUIA DE ESTUDIO



" -ni preguntes simplemente dónde está la Iglesia, pregunta más bien dónde está la Iglesia Católica. Por eso es este el nombre singular de la santa Iglesia, la madre de todos nosotros, que es la Esposa de nuestro Señor Jesucristo, el Unigénito de Dios."

.

1.- ¿Todo este escrito es de tu total autoria?

2.- ¿Has leido las normas del foro ya por fin?

3.- ¿Estas conciente que ya te han borrado otros epígrafes ya precisamente por violar las reglas que nuestro Webmaster ha puesto a la vista de todos nosotros y que segúna veo te empeñas en violar una y otra vez?

4.-Toda esta propaganda pro católica y anti evangélica en una wb evangélica ¿no te aprece es una majadería? No abuses.

5.- ¿No te parece de pésima educación no dialogar sino solo copiar y pegar?

6.- ¿Te crees todos los cuentos que aqui pegaste?

7.- Te aclaro, habemos personas que todabía utilizamos la cabeza, por respeto a nosotros cíñete a las relgas del foro, no tepiratees escritos ni te los robes y menos ls vengas a pegar aquí.

8.- Personas con actitudes sectareas y sordos al diálogo, ensucian el buen nombre de esta cirstiana página web y quita seriedad a la misma.

9.- Un poco de verguenza te caería bien.

10.- Es patética tu actitud.

Saludos
 
Re: yo SIIIIIIIIIIIIIIII.......!!!!!

Re: yo SIIIIIIIIIIIIIIII.......!!!!!

1.- ¿Todo este escrito es de tu total autoria?

2.- ¿Has leido las normas del foro ya por fin?

3.- ¿Estas conciente que ya te han borrado otros epígrafes ya precisamente por violar las reglas que nuestro Webmaster ha puesto a la vista de todos nosotros y que segúna veo te empeñas en violar una y otra vez?

4.-Toda esta propaganda pro católica y anti evangélica en una wb evangélica ¿no te aprece es una majadería? No abuses.

5.- ¿No te parece de pésima educación no dialogar sino solo copiar y pegar?

6.- ¿Te crees todos los cuentos que aqui pegaste?

7.- Te aclaro, habemos personas que todabía utilizamos la cabeza, por respeto a nosotros cíñete a las relgas del foro, no tepiratees escritos ni te los robes y menos ls vengas a pegar aquí.

8.- Personas con actitudes sectareas y sordos al diálogo, ensucian el buen nombre de esta cirstiana página web y quita seriedad a la misma.

9.- Un poco de verguenza te caería bien.

10.- Es patética tu actitud.

Saludos

Mi hermanito el no viene a debatir...viene a "enseñar"...tal parece que no leyo el portal principal o no sabe lo que significa un foro de debate :rolleyes:
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

Paz en Dios:

Bueno, veo que ya está muy avanzado el debate, y por ello y quizás, ya se habló de ello, pero por si acaso pregunto: ¿de donde sacan lo de "SANTA" cena?... Gracias.

Que Dios les bendiga.
 
Re: yo SIIIIIIIIIIIIIIII.......!!!!!

Re: yo SIIIIIIIIIIIIIIII.......!!!!!

Mi hermanito el no viene a debatir...viene a "enseñar"...tal parece que no leyo el portal principal o no sabe lo que significa un foro de debate :rolleyes:

Lo sabes y se hace pato.

Al estilo preformans, dogmático y antipático.

ja!

Un saludo
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

Que bién....no especifica cual de los dos se cita...deberías decircelo a los que dicen que citan la septuaginta, que por cierto sería mas fiable ver un apocrifo citado...
Bueno la IC por acepta la Hebrea y la Griega. ustedes nomas por dar la contra (parece) aceptan la Biblia definida por lo Judios quienes ya no tenian autoridad sobre el nuevo pueblo cristiano. la biblia de los LXX fue aceptada por la iglesia cristiana en el siglo 4.

ahora pues no se que tan fiable sea un apocrifo , pero si judas cita uno,
Judas 1:9, "Ni siquiera el Arcángel Miguel, cuando argumentaba con el diablo disputándole el cuerpo de Moisés..."

Donde encontramos ésta 'disputa' en las Sagradas Escrituras? por que la iglesia no puede citar otros ?


ahora que no citan la de los LXX
Hebreos 11:35, "Hubo mujeres que por la resurección recobraron a sus muertos. Otros en cambio fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurección no aceptaron que los pusieran en libertad."

Quiénes son 'éstos'que buscaban una mejor resurección? Dónde encontramos la referencia bíblica en el AT Hebreo?
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

Mis queridos hermanos, y demás foristas. Paz en Dios:

Verán, uno ha de ser consecuente con sus propias palabras, pues bien sabemos, y así está escrito, que por cada una de ellas seremos juzgados. Y a la vez, recordemos que es pecado levantar falso testimonio.

La pregunta se las trae, y mucho. Ya que pregunta textualmente ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?... y ante ello, bien, la respuesta y a la verdad se hace complicada, y tanto.

Si decimos que sí, bien, nos estamos haciendo uno con ellos, y si decimos que no, bien, los estamos negando como miembros del Cuerpo de Cristo.

No se ustedes, pero un servidor, y por la gracia de Dios, hoy, mejor se queda calladito. Pues aun siendo verdad que no entiende lo que los católicos creen, a su vez, tampoco tiene muy claro lo que tantos y tantos grupos evangélicos pretenden.

Y verán, no lo tomen a mal, ni los unos, y ni los otros, pues simplemente es que un servidor no tiene hoy, en estos momentos, debido entendimiento como para poder declarar y profesar quien tiene la verdad de ello.

Un servidor, y cada día, come y bebe el cuerpo y sangre de Su Señor, cada día, pues la verdad de ello está en su plenitud en lo más profundo de su corazón.

Es una cena fraterna, de unión de los unos para con los otros, y... ha de llegar el día en que la verdadera Iglesia y Cuerpo de Cristo, sea UNO EN ELLA...

Verán, TODO SEA PARA LA GLORIA DE DIOS, y si a la verdad, en nuestro corazón, ya nuevo, que no el de piedra, sino el de carne que nos es dado por la gracia de Dios, no existe la plena certeza y convicción, tanto para el sí, como para el no... bien, mejor, y así un servidor lo hace, mejor, QUEDARSE CALLADITO, pues por cada palabra salida de nuestra boca seremos juzgados. Y siendo que el falso testimonio es pecado, y siendo que Dios es quien tiene la última Palabra... bien, no se si están entendiendo, pero termino con esta sana exhortación:

Mat. 26:29 Pero les digo que no volveré a beber de este producto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.

Y si ustedes tienen en cuenta que el mandato es:

Luc. 12:31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Y siendo que hay que hallarlo, ahora, en estos tiempos, siendo así, bien: será en su presencia que uno, a tal cual Él le muestre, habrá de obrar y en consecuencia. Pues no depende de lo que uno gusta, sino de lo que Dios disponga, pues al fin y al cabo...

Luc. 17:10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.

Que Dios les bendiga.
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

Bueno la IC por acepta la Hebrea y la Griega. ustedes nomas por dar la contra (parece) aceptan la Biblia definida por lo Judios quienes ya no tenian autoridad sobre el nuevo pueblo cristiano. la biblia de los LXX fue aceptada por la iglesia cristiana en el siglo 4.

La IC no podría rechazar el canon hebreo por contener todos los libros al igual que la LXX, pero aceptarla sólamente es Distinto, o dime tú...de donde viene la salvación según San Juan??? y eso que ya predicaba el evangelio de donde nació la cristiandad...

ahora pues no se que tan fiable sea un apocrifo , pero si judas cita uno,
Judas 1:9, "Ni siquiera el Arcángel Miguel, cuando argumentaba con el diablo disputándole el cuerpo de Moisés..."

Donde encontramos ésta 'disputa' en las Sagradas Escrituras? por que la iglesia no puede citar otros ?

Una pagina de tu institución dice esto:

El uso de escritos apócrifos, aunque pudiera comprobarse, no es argumento contra la apostolicidad de la epístola; a lo sumo, sólo podría invalidar su canonicidad e inspiración. Didymus ("Enarr. in Epist. Judae" en P.G. XXXIX, 1811 sg.), Clemente de Alejandría (Adumbr. en Ep. Judae) y Origen (De Princ. III, ii, 1) supusieron que el verso 9, que contiene referencias concernientes al cuerpo de Moisés, fue tomado de la "Asunción de Moisés", la cual sin duda es anterior a la Epístola de Judas. Probablemente Judas haya aprendido la historia de esa contienda por la tradición judía. De todos modos, es evidente que Judas no cita la "Asunción" como una autoridad escrita, y mucho menos como un libro canónico.

La diferencia en tomarlos como historicos a tomarlos como canónicos es grande....

ahora que no citan la de los LXX
Hebreos 11:35, "Hubo mujeres que por la resurección recobraron a sus muertos. Otros en cambio fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurección no aceptaron que los pusieran en libertad."

Quiénes son 'éstos'que buscaban una mejor resurección? Dónde encontramos la referencia bíblica en el AT Hebreo?

jejeje se honesto y pon palabras tuyas, pues lo sacaste de aquí.http://p208.ezboard.com/Sola-Script...depatriarcafrm40.showMessage?topicID=20.topic..

incluyendo el ejemplo anterior de moisés...ehh ya te voi conociendo mañas pillín
pero admito que no se la procedencia de esa cita...supongo que tu puedes tenerla, aunque tomandola completa, tenemos citas del AT no necesariamenta apocrifos donde habian resurecciones..
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

La IC no podría rechazar el canon hebreo por contener todos los libros al igual que la LXX, pero aceptarla sólamente es Distinto, o dime tú...de donde viene la salvación según San Juan??? y eso que ya predicaba el evangelio de donde nació la cristiandad...

ah mira, y estas aprendiendo a dar vueltas por la veredita, como si de plano fuera uno inconsiente o que.
La cita que dice salvacion viene de los Judios, no lo dice Juan, son palabras de Jesus, escritas por Juan.
por que ?
en ese tiempo no estaba la Iglesia cristiana definida. no se habian consumado aun las profecias, seguia en rigor la antigua Ley por eso Jesus mismo la cumplio y a cabalidad.
Entonces es logico que Jesus( y no san juan) dijera la salvacion viene de lso judios o cristo iva a decir en ese tiempo viene de la Iglesia cristiana ?
ahorza que cuando Juan ya habia escrito ese libro ya existia la iglesia, pero San juan estaba narrando un hecho pasado y no presente.
Vez que aveces es bueno usar el entido comun pa que veas y sepas de que hablas.
o haber segun tu explicate eso. tiene o no logica lo que dije, si y no y por que.
no solo hay que decir las cosas es o son asi, si no decir el por que.





Una pagina de tu institución dice esto:
jeje ya de los anticatolicos, al rato no me extrne te peguen la palabra romanista y luego la ramera etc etc.
ahi te van moldeando poco a poco.



La diferencia en tomarlos como historicos a tomarlos como canónicos es grande....
bueno la iglesia tomo como canonicos los libros que ahora tienes como biblia ( a excepcion de los deuterocanonicos) con que criterio aceptas todos los del NT y con que criterio rechazas los deuterocanonicos y los demas escritos del NT evangelio de Pedro,tomas, nicodemo, apocalipsis de pablo etc etc?
cual es tu criterio ?


buena cortina de humo, dices eso y ya se olvido la pregunta y no contesto.
en primera las palabras son de la misma biblia y la pregunta de Bob Satnley y parafraseada mia.
en segunda no son de esa pagina si no de C/my computer/my documents/mis archivos/religion/debates. de ahi salieron.
la pagina que trajiste ni en el mundo sabia existia. pero si quieres te lo pregunto yo.
quienes eran esas personas que esperaban una mejor vida y una resurreccion segun lo descrito en Hebreos ?
ahora si vas a contestarla ? o vas a buscar en la red quien la pregunto asi ?

incluyendo el ejemplo anterior de moisés...ehh ya te voi conociendo mañas pillín
mas pillin eres tu que haces tu cortinita de humo y como si jamas haya preguntado algo.
pero es aqui donde me gustaria que aplicaran su versiculo de ''toda escritura es inspirada por Dios'' aqui si ni se acuerdan de ese versiculo verdad ?
ahora ya me entiendes por que els digo son muy pero muuuuy parciales.

pero admito que no se la procedencia de esa cita...supongo que tu puedes tenerla, aunque tomandola completa, tenemos citas del AT no necesariamenta apocrifos donde habian resurecciones..
los libros que les faltan a tu biblia ( a menos tengas una de edicion catolica)no son apocrifos, apocrifo es oculto, esos libros no son ocultos, estan al alcanze de todos. son llamados deuterocanonicos( del segundo canon) .
pues si un dia lees los deuterocanonicos vas a saber quienes eran esos que esperaan una mejor vida y una resurreccion.
Solo Que aveces como que les inculcan o los hacen aborrecer muchas cosas sagradas catolicas.
 
Re: ¿Participarías de la Santa Cena con los católicos?

ah mira, y estas aprendiendo a dar vueltas por la veredita, como si de plano fuera uno inconsiente o que.
La cita que dice salvacion viene de los Judios, no lo dice Juan, son palabras de Jesus, escritas por Juan.
por que ?
en ese tiempo no estaba la Iglesia cristiana definida. no se habian consumado aun las profecias, seguia en rigor la antigua Ley por eso Jesus mismo la cumplio y a cabalidad.
Entonces es logico que Jesus( y no san juan) dijera la salvacion viene de lso judios o cristo iva a decir en ese tiempo viene de la Iglesia cristiana ?
ahorza que cuando Juan ya habia escrito ese libro ya existia la iglesia, pero San juan estaba narrando un hecho pasado y no presente.
Vez que aveces es bueno usar el entido comun pa que veas y sepas de que hablas.
o haber segun tu explicate eso. tiene o no logica lo que dije, si y no y por que.
no solo hay que decir las cosas es o son asi, si no decir el por que.

Puedes jactarte de mi equivocación por citar rápido, pero no imponer vuestras creencias como hechos, o que por aceptar el cannon hebreo, original de los judíos de donde viene la ramade nuestra salvación, el olivo original al cual fuimos injertados, no es válido? o dime en qué forma me hace judío???

jeje ya de los anticatolicos, al rato no me extrne te peguen la palabra romanista y luego la ramera etc etc.
ahi te van moldeando poco a poco.

Ni entendí lo que quisiste decir, pero finalmente palabras de los tuyos, a menos que no los aceptes como tuyos...

bueno la iglesia tomo como canonicos los libros que ahora tienes como biblia ( a excepcion de los deuterocanonicos) con que criterio aceptas todos los del NT y con que criterio rechazas los deuterocanonicos y los demas escritos del NT evangelio de Pedro,tomas, nicodemo, apocalipsis de pablo etc etc?
cual es tu criterio ?

Nos cambiamos del canon del AT al canon del NT...y me dices que yo lanzo la cortina de humo:rolleyes:? siempre noto que buscas remar el aporte a vuestros territorios pero no encuentro la explicación a una pregunta en donde tu aceptas el mismo canon...a que viene con lo que estamos tratando del AT???

buena cortina de humo, dices eso y ya se olvido la pregunta y no contesto.
en primera las palabras son de la misma biblia y la pregunta de Bob Satnley y parafraseada mia.
en segunda no son de esa pagina si no de C/my computer/my documents/mis archivos/religion/debates. de ahi salieron.
la pagina que trajiste ni en el mundo sabia existia. pero si quieres te lo pregunto yo.
quienes eran esas personas que esperaban una mejor vida y una resurreccion segun lo descrito en Hebreos ?
ahora si vas a contestarla ? o vas a buscar en la red quien la pregunto asi ?

Antes de pensar por mi primero informate como llegue ahí, pues no busque la pregunta, si no el versículo, y al ver la misma pregunta por ti me dio curiosidad darle click y así di, ahora ya es cuestion tuya admitir que es una pregunta formulada por ti o no...

La primer pregunta acerca de la disputa por el cuerpo de moises, si no me equivoco te la conteste atras, a lo que me sacaste lo del NT

La segunda te dije que no le había prestado atencion...no me se toda la biblia;)...


mas pillin eres tu que haces tu cortinita de humo y como si jamas haya preguntado algo.
pero es aqui donde me gustaria que aplicaran su versiculo de ''toda escritura es inspirada por Dios'' aqui si ni se acuerdan de ese versiculo verdad ?
ahora ya me entiendes por que els digo son muy pero muuuuy parciales.

Y el que Judas cite un hecho histórico y no canonico te hace pensar que pierde inspiración la Biblia??? mejor dame tu opinion y dime si toooda la Biblia es inspirada por Dios...

los libros que les faltan a tu biblia ( a menos tengas una de edicion catolica)no son apocrifos, apocrifo es oculto, esos libros no son ocultos, estan al alcanze de todos. son llamados deuterocanonicos( del segundo canon) .
pues si un dia lees los deuterocanonicos vas a saber quienes eran esos que esperaan una mejor vida y una resurreccion.
Solo Que aveces como que les inculcan o los hacen aborrecer muchas cosas sagradas catolicas.

Pero si fueses mas específico te lo agradecería, siempre es bueno aprender, pero no se puede aprender a medias, y si no me das el lugar, no podía dar ahí
 
Re: Saludos Cheno:

Re: Saludos Cheno:

Que realizen la misa y crean que Jesús se convierte en pan no significa que nieguen el sacrificio en la cruz. Es claro el error en la transustanciación pero ellos no niegan el sacrificio en la cruz.
Lo de imagenes es mera ignorancia culpa de las autoridades eclesiásticas y no te puedo negar que la gran masa de catolicos son idolatras. Ahora si hablas con un catolico bien fundamentado te daras cuenta que no se le arrodillan ni oran a imagenes. Es grave porque conocen la verdad y la niegan a sus ovejas.
No es que apoye el catolicismo porque sino lo seguiría siendolo. Solo te pongo mi punto de vista.

En cuanto a la congregacion que asisto es la mencionada en Hebreos 12:3

HEB 12:23 a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos {ya} perfectos,

Saludos

Bueno lee esto y dame tu opiniòn


¿Porqué instituyó Jesucristo el sacrificio de la misa?
Jesucristo instituyó el sacrificio de la misa para renovar y recordar el sacrificio de la cruz y aplicarnos sus frutos.

citado:

"Catecismo escolar" 6 grado


La noche que fué traicionado Jesus cenó por última vez con sus apóstoles y mientras cenaba dijo: ESTE ES MI CUERPO........ESTA ES MI SANGRE... con estas palabras Jesucristo CONVIRTIO el pan en su cuerpo y el vino en su SANGRE.

Los sacerdotes en la santa misa convierten el pan en el cuerpo y el vino en la sangre de Jesucristo y ofrecen al mismo Jesucristo que se ofreció así mismo en el calvario.

en la sagrada comunión recibimos a Jesucristo vivo y verdadero, al hijo de Dios hecho hombre en el seno purísimo de la santísima virgen.

citado:
"catesismo popular para adultos"
 
Re: Saludos Cheno:

Re: Saludos Cheno:

"Renovar" no: "remembrar".

El sacrificio de Cristo no se renueva, pongámoslo así: hay un gran banquete dispuesto en el cielo, y cada vez que invocamos el sacrificio de Cristo, en la Santa Eucaristia, el nos brinda una parte de ese banquete eterno. (Ap 19:9)

Saludos

¿renovar NO? lee esto del catecismo:

¿Porqué instituyó Jesucristo el sacrificio de la misa?
Jesucristo instituyó el sacrificio de la misa para renovar y recordar el sacrificio de la cruz y aplicarnos sus frutos.

citado:

"Catecismo escolar" 6 grado
La noche que fué traicionado Jesus cenó por última vez con sus apóstoles y mientras cenaba dijo: ESTE ES MI CUERPO........ESTA ES MI SANGRE... con estas palabras Jesucristo CONVIRTIO el pan en su cuerpo y el vino en su SANGRE.

Los sacerdotes en la santa misa convierten el pan en el cuerpo y el vino en la sangre de Jesucristo y ofrecen al mismo Jesucristo que se ofreció así mismo en el calvario.

en la sagrada comunión recibimos a Jesucristo vivo y verdadero, al hijo de Dios hecho hombre en el seno purísimo de la santísima virgen.

citado:
"catesismo popular para adultos"
 
Re: Saludos Cheno:

Re: Saludos Cheno:

¿renovar NO? lee esto del catecismo:

¿Porqué instituyó Jesucristo el sacrificio de la misa?
Jesucristo instituyó el sacrificio de la misa para renovar y recordar el sacrificio de la cruz y aplicarnos sus frutos.

citado:

"Catecismo escolar" 6 grado
La noche que fué traicionado Jesus cenó por última vez con sus apóstoles y mientras cenaba dijo: ESTE ES MI CUERPO........ESTA ES MI SANGRE... con estas palabras Jesucristo CONVIRTIO el pan en su cuerpo y el vino en su SANGRE.

Los sacerdotes en la santa misa convierten el pan en el cuerpo y el vino en la sangre de Jesucristo y ofrecen al mismo Jesucristo que se ofreció así mismo en el calvario.

en la sagrada comunión recibimos a Jesucristo vivo y verdadero, al hijo de Dios hecho hombre en el seno purísimo de la santísima virgen.

citado:
"catesismo popular para adultos"

La Transubstanciación no ocurre "por el poder" del sacerdote, sino por la unción legítima del Espíritu Santo, para hacer esto.

Si, le presentan al Padre el mismo sacrificio nuevamente, no matando a Jesucristo, sino tomando un poco de su festín para recordar al Señor su alianza perpetua, la Eucaristia es el verdadero sacrificio perpetuo que comenta el profeta Daniel, el mismo que conocía Melquisedec, y traido de vuelta a nosotros por Jesucristo.

Mateo 22:2-7
"El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo.
Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.
Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda."
Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio;
y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.
Se enojó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.


¿Vas a venir a al Banquete del Señor o no?

Saludos
 
Re: Saludos Cheno:

Re: Saludos Cheno:

La Transubstanciación no ocurre "por el poder" del sacerdote, sino por la unción legítima del Espíritu Santo, para hacer esto.

Si, le presentan al Padre el mismo sacrificio nuevamente, no matando a Jesucristo, sino tomando un poco de su festín para recordar al Señor su alianza perpetua, la Eucaristia es el verdadero sacrificio perpetuo que comenta el profeta Daniel, el mismo que conocía Melquisedec, y traido de vuelta a nosotros por Jesucristo.

Mateo 22:2-7
"El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo.
Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.
Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda."
Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio;
y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.
Se enojó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.


¿Vas a venir a al Banquete del Señor o no?

Saludos

La cita que das de Mateo nada iene que ver con lo que dices, nadie puede tomar de "un festin" celestial en el futuro y traerlo a la tierra en el presente solo para que estes agusto.

Confundes "festin" cuando estamos hablando en realidad de "recordar" un sacrificio unico e irrepetible.

Esta ensalada que haces es solo eso, muestra de la múltiples contradiciones de la ICR.

Saludos
 
Re: Saludos Cheno:

Re: Saludos Cheno:

La cita que das de Mateo nada iene que ver con lo que dices, nadie puede tomar de "un festin" celestial en el futuro y traerlo a la tierra en el presente solo para que estes agusto.

Confundes "festin" cuando estamos hablando en realidad de "recordar" un sacrificio unico e irrepetible.

Esta ensalada que haces es solo eso, muestra de la múltiples contradiciones de la ICR.

Saludos

Todavia no se entiende.

Hay una mesa servida en el cielo, con tanto manjar celeste que alcanzará para todos los cristianos hasta el fin del mundo.

Cada vez que se consagran las especias Dios otorga de ese banquete a quienes esten debidamente preparados para la comunión.

En ese banquete comemos del Cordero inmolado, el Cordero que si borra los pecados del mundo. (Juan 1:29)

DLB.