¿Aplausos para Jesús?

28 Febrero 1999
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Mi primera experiencia fue traumática.
Hace ya más de una década, que respondiendo a una invitación asistí por primera vez a una reunión evangélica renovada de corte carismático. Estando ya comenzada, me escabullí en la última fila, pero reconociéndome quien presidía pidió que me pusiera de pie, presentándome y preguntando a su congregación:
- ¿Cómo recibimos aquí a las visitas?
Un cerrado y sostenido aplauso atronó el ambiente.
Algo confuso, avergonzado y aturdido por la inusual sorpresa, volví a refugiarme en la butaca.
Pero la sorpresa mayúscula me la llevé al final, cuando el mismo hermano que presidía pidió un fuerte aplauso para Jesús.
No solamente era esa la primera vez que escuchaba tal invitación, sino que me extrañó sobremanera que se le diera nada menos que al Señor la misma expresión de aprobación que hacía un rato a mí mismo me habían dispensado.
Sin embargo, lo que más de todo me preocupó, fue que ese último aplauso fue más corto y menos entusiasta que el que recibí. Recién tiempo después aprendí que la explicación estaba en que yo – o cualquier otro visitante – era una persona real que estaba allí presente, mientras que el “aplauso para Jesús” no era un rapto instantáneo de entusiasmo colectivo suscitado por la ferviente exposición bíblica de su Persona y Obra, sino una nueva forma importada de las iglesias afro-estadounidenses.
Algo que ya venía incluido dentro de la modalidad del programa de culto que allí se seguía.
Hasta el momento, acostumbraba aplaudir tras una buena representación teatral, ejecución orquestal, o algún dicho genial de un conferenciante. La superficial noción que tenía del aplauso tenía que ver con la manifestación de caluroso apoyo que brindaba al que se hacía merecedor de la misma por su buena actuación.
Así que cuando aquella noche llegué a mi casa lo primero que hice fue buscar en el Diccionario las acepciones que daba a la acción del aplaudir. Quedó confirmado que era una señal de aprobación. Luego fui a la concordancia bíblica, y encontré dos referencias: Salmo 98:4: “Cantad alegres a Jehová, toda la tierra. Levantad la voz, aplaudid y cantad salmos”. Bueno, que en la liturgia davídica en el santuario mundano de los hebreos el canto se acompañara batiendo palmas, o aplaudiendo, no impedía que ahora siguiéramos alabando a Dios de tal manera, aunque tampoco lo obligaba. La segunda, al final de Isaías 55:12: “…todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso” es una imagen bucólica por la que la misma naturaleza adhiere su festejo a la paz, prosperidad y júbilo de quienes reciben la divina misericordia. Todo esto estaba muy bien, pero nada que ver con el litúrgico “aplauso para Jesús” que ahora en casi todos los cultos se solicita.
Lo otro que hice fue buscar en la concordancia si nosotros podíamos aprobar a Jesús (con o sin aplausos) y me encontré con el texto de Hechos 2:22: “…Jesús nazareno, varón aprobado por Dios…”. Normalmente, siempre es el mayor quien aprueba al menor, y no al revés; por ejemplo: un profesor a los alumnos que examina. Si Jesús es aprobado de Dios (en las palabras de Pedro que fueron divinamente inspiradas), ¿quién soy yo para aprobarle a Él? En todo caso, algunos cristianos podemos decir con Pablo “si hablamos es porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio” (1Ts.2:4), y aun esto por gracia de Dios, pues como Apeles fuimos aprobados en Cristo (Ro.16:10).
Sinceramente creo que cada vez que el ministro de alabanza (o como se le llame) pide un aplauso para Jesús, de ser posible tal cosa en Él, baje su cara roja de vergüenza ante el Padre. Es perceptible como en algunos trances flojos del sermón, el predicador hábil recurre a una manida cita o frase hecha, y tras repetirla a viva voz pide un fuerte aplauso para Jesús. Aunque el Señor ni se de por enterado de tal aplauso, el predicador sí lo recibe, y con ello se reanima el auditorio y hasta él mismo experimenta cierto ánimo para recuperar algo de su elocuencia aletargada.
La tristeza causada al Señor con los aplausos que a pedido del predicador - o el que dirige -, se pretende arrancar del auditorio, se cambiaría en puro gozo si en vez de tanta alharaca todos hicieran lo que Él ha dicho (Lucas 6:46).
Ricardo.
 
Re: ¿Aplausos para Jesús?

Si obedecieran a Dios con el mismo ahínco que le aplaudieron a usted, el regreso de Cristo ya se habría producido.

;)
 
Lo bueno si breve, dos veces bueno.

Lo bueno si breve, dos veces bueno.

Hermano IBERO:
Lo conciso de su aserto me hizo recordar la famosa cita de Graciàn.
Dios lo bendiga.
Ricardo.
 
Re: ¿Aplausos para Jesús?

¿quieres decir que es malo aplaudir al Señor? ¿o que esa congregación en particular lo hacía de forma mecánica sin querer darle la gloria realmente?
 
Re: ¿Aplausos para Jesús?

Mi primera experiencia fue traumática.
Hace ya más de una década, que respondiendo a una invitación asistí por primera vez a una reunión evangélica renovada de corte carismático. Estando ya comenzada, me escabullí en la última fila, pero reconociéndome quien presidía pidió que me pusiera de pie, presentándome y preguntando a su congregación:
- ¿Cómo recibimos aquí a las visitas?
Un cerrado y sostenido aplauso atronó el ambiente.
Algo confuso, avergonzado y aturdido por la inusual sorpresa, volví a refugiarme en la butaca.
Pero la sorpresa mayúscula me la llevé al final, cuando el mismo hermano que presidía pidió un fuerte aplauso para Jesús.
No solamente era esa la primera vez que escuchaba tal invitación, sino que me extrañó sobremanera que se le diera nada menos que al Señor la misma expresión de aprobación que hacía un rato a mí mismo me habían dispensado.
Sin embargo, lo que más de todo me preocupó, fue que ese último aplauso fue más corto y menos entusiasta que el que recibí. Recién tiempo después aprendí que la explicación estaba en que yo – o cualquier otro visitante – era una persona real que estaba allí presente, mientras que el “aplauso para Jesús” no era un rapto instantáneo de entusiasmo colectivo suscitado por la ferviente exposición bíblica de su Persona y Obra, sino una nueva forma importada de las iglesias afro-estadounidenses.
Algo que ya venía incluido dentro de la modalidad del programa de culto que allí se seguía.
Hasta el momento, acostumbraba aplaudir tras una buena representación teatral, ejecución orquestal, o algún dicho genial de un conferenciante. La superficial noción que tenía del aplauso tenía que ver con la manifestación de caluroso apoyo que brindaba al que se hacía merecedor de la misma por su buena actuación.
Así que cuando aquella noche llegué a mi casa lo primero que hice fue buscar en el Diccionario las acepciones que daba a la acción del aplaudir. Quedó confirmado que era una señal de aprobación. Luego fui a la concordancia bíblica, y encontré dos referencias: Salmo 98:4: “Cantad alegres a Jehová, toda la tierra. Levantad la voz, aplaudid y cantad salmos”. Bueno, que en la liturgia davídica en el santuario mundano de los hebreos el canto se acompañara batiendo palmas, o aplaudiendo, no impedía que ahora siguiéramos alabando a Dios de tal manera, aunque tampoco lo obligaba. La segunda, al final de Isaías 55:12: “…todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso” es una imagen bucólica por la que la misma naturaleza adhiere su festejo a la paz, prosperidad y júbilo de quienes reciben la divina misericordia. Todo esto estaba muy bien, pero nada que ver con el litúrgico “aplauso para Jesús” que ahora en casi todos los cultos se solicita.
Lo otro que hice fue buscar en la concordancia si nosotros podíamos aprobar a Jesús (con o sin aplausos) y me encontré con el texto de Hechos 2:22: “…Jesús nazareno, varón aprobado por Dios…”. Normalmente, siempre es el mayor quien aprueba al menor, y no al revés; por ejemplo: un profesor a los alumnos que examina. Si Jesús es aprobado de Dios (en las palabras de Pedro que fueron divinamente inspiradas), ¿quién soy yo para aprobarle a Él? En todo caso, algunos cristianos podemos decir con Pablo “si hablamos es porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio” (1Ts.2:4), y aun esto por gracia de Dios, pues como Apeles fuimos aprobados en Cristo (Ro.16:10).
Sinceramente creo que cada vez que el ministro de alabanza (o como se le llame) pide un aplauso para Jesús, de ser posible tal cosa en Él, baje su cara roja de vergüenza ante el Padre. Es perceptible como en algunos trances flojos del sermón, el predicador hábil recurre a una manida cita o frase hecha, y tras repetirla a viva voz pide un fuerte aplauso para Jesús. Aunque el Señor ni se de por enterado de tal aplauso, el predicador sí lo recibe, y con ello se reanima el auditorio y hasta él mismo experimenta cierto ánimo para recuperar algo de su elocuencia aletargada.
La tristeza causada al Señor con los aplausos que a pedido del predicador - o el que dirige -, se pretende arrancar del auditorio, se cambiaría en puro gozo si en vez de tanta alharaca todos hicieran lo que Él ha dicho (Lucas 6:46).
Ricardo.
En general muy de acuerdo con lo expuesto.

Que yo sepa en la liturgia antigua no hay asomo o indicio de que Abraham, Moisés, los profetas, sacerdotes o cantores del templo hayan recibido alguna honra pública o aplausos. Se nos pide que todo lo que hagamos sea para honra y gloria de Dios y más todavía tratándose de un culto, predicación o alabanza a El.

Que en el teatro se aplauda y alabe al hombre, lo paso, así lo exige el mundo. Ningún presentador de espectáculos en la presentación de Madona pediría un sonoro aplauso para Cristo.

¿Cómo distinguir cuando la alabanza es para Dios o para el cantante en un acto religioso?. Esto es más notorio cuando se escuchan aplausos en un local donde uno no está presente dentro del mismo. No se puede distinguir y es necesario hacerlo; o vamos al templo o al teatro, no a los dos al mismo tiempo.

Saludos
Miguel
 
Para IGORCB:

Para IGORCB:

Lo bueno es enemigo de lo mejor.
Las congregaciones que en su culto integran cosas tales como los aplausos para Jesùs, gritos de guerra, danzas y demàs innovaciones, ya no saben lo que es la adoraciòn y la alabanza.
Estàn todavìa dando culto en el santuario mundano del viejo Israel.
Ricardo.
 
Re: Para IGORCB:

Re: Para IGORCB:

Lo bueno es enemigo de lo mejor.
Las congregaciones que en su culto integran cosas tales como los aplausos para Jesùs, gritos de guerra, danzas y demàs innovaciones, ya no saben lo que es la adoraciòn y la alabanza.
Estàn todavìa dando culto en el santuario mundano del viejo Israel.
Ricardo.

¿Qué son, según tu, la adoraciòn y la alabanza?
¿Cómo se manifiestan de forma externa?
¿Cómo lo haces tu?
¿Crees que Dios busque adoración o alabanza?
¿De qué manera te has enterado que esas congregaciones ya no saben lo que es la adoraciòn y la alabanza?
 
De tus cinco preguntas contestaré ahora solamente a las últimas dos, dejando las tres primeras para una oportuna mejor exposición.
1 – Preguntas:
¿Crees que Dios busque adoración o alabanza?
Respondo: Negativo. Dios solamente busca auténticos adoradores (Jn.4:23) y a los íntegros en quienes es hermosa la
alabanza (Salmo 33:1).
2 – Preguntas: ¿De qué manera te has enterado que esas congregaciones ya no saben lo que es la adoración y la alabanza?
Respondo: Conociendo lo que hacen y cómo lo hacen es fácil recibir no mi opinión sino el veredicto del Señor:
“Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas.
Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos”. (Amós 5:21,23).
Saludos.
Ricardo.
 
Re: ¿Aplausos para Jesús?

Independientemente de esos espectáculos que se realizan en muchas congregaciones para el goce y divertimiento de los acólitos y en los que la alabanza y la adoración se han convertido en juerga y desenfreno,es indudable que la Escritura nos insta a batir las manos y a cantar al Rey,aunque como diría Pablo,hágase todo decentemente y con orden.

¡Pueblos todos, batid las manos!
¡Aclamad a Dios con voz de júbilo!
2 Porque el Señor, el Altísimo, es temible,
rey grande sobre toda la tierra.
3 Él someterá a los pueblos debajo de nosotros
y a las naciones debajo de nuestros pies.
4 Él nos elegirá nuestras heredades,
la hermosura de Jacob, a quien amó. Selah

5 ¡Subió Dios con júbilo,
El Señor con el sonido de trompeta!
6 ¡Cantad a Dios, cantad!
¡Cantad a nuestro Rey, cantad!,
7 porque Dios es el Rey de toda la tierra.
¡Cantad con inteligencia!

8 Dios reina sobre las naciones;
Dios se sienta sobre su santo trono.
9 Los príncipes de los pueblos se reunieron
como pueblo del Dios de Abraham,
10 porque de Dios son los escudos de la tierra.
¡Él es muy enaltecido!

La alabanza y la adoración no han de converstirse en diversión y entretenimiento para el pueblo,sino que debe ser el resultado de corazones y vidas entregadas que agradecen a Dios,con reverencia,Su esencia y todas Sus bondades.

:elcaminan
 
Estimado IGORCB:

Estimado IGORCB:

Cumplo ahora en dar respuesta a tus primeras preguntas, lo que no resulta nada fácil ni sencillo:
1 - ¿Qué son, según tu, la adoración y la alabanza?
Respondo: Respecto a la adoración, aunque toda la Biblia nos ilustra en cuanto al tema, creo que lo sustancial para los cristianos se resume en la revelación que el Señor Jesús le hace a la mujer samaritana en el conocido pasaje de Juan 4:20-24. Por supuesto que la trascendencia de esta declaración no desvalora en nada tantos ejemplos bíblicos de auténticos adoradores del solo Dios único y verdadero, pero vemos ahora que ni el lugar ni los ritos importan, sino el espíritu del adorador en sintonía del mismo Dios que también “es Espíritu”. Para que esto sea posible, es menester que el adorador al tiempo que adora se halle en la misma luz de la presencia de Dios, o sea, sin pecados conscientes que hayan apagado esa luz o cortado la comunión con el Padre santo. La confesión y limpieza por la sangre de Cristo restaura esa comunión y vínculo que nos capacita a adorar realmente, y no aparentemente.
Entiendo y creo, que la adoración es el ejercicio máximo que podemos realizar tanto en esta vida como en la venidera, porque implica la respuesta, reacción y eco de nuestro espíritu al del Espíritu de Dios que lo despierta, suscita y provoca.
Respecto a la alabanza, entiendo y creo que siguiendo muy de cerca a la adoración, viene como a ser aquella la expresión y manifestación de ésta. O sea, entendiendo que la adoración es más bien un estado de nuestro espíritu, abierto, dispuesto y como ascendiendo hacia Dios, puede no requerir necesariamente de movimientos físicos, palabras y hasta siquiera de pensamientos elaborados. El silencio o la espontaneidad de los movimientos del alma y cuerpo son propios de la adoración. La alabanza, en cambio, es el ejercicio completo del hijo de Dios, pues su espíritu convoca las facultades del alma para que con conocimiento, sentimiento y voluntad llame también a todo su cuerpo para expresarle a Dios su íntimo regocijo y gratitud por lo que Él es y por lo que ha hecho, hace y hará todavía a su favor. O sea, puede haber adoración sin oración y canto; pero la alabanza se expresa “con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Ef.5:19,20). El adorador podría permanecer todavía estático y mudo mientras está efectivamente adorando en espíritu y en verdad; pero no quien alaba, pues la alabanza requiere ser expresiva, aunque no por los hombres sino para Dios que la recibe. Separo estos ejercicios de la adoración y la alabanza nada más que para distinguirlos, ya que en la experiencia no se suele dar el uno sin el otro.
En cuanto a tu segunda y tercera pregunta:
¿Cómo se manifiestan de forma externa?
¿Cómo lo haces tú?
creo que no necesito agregar nada, pues con lo dicho el lector inteligente tiene ya lo suficiente a modo de respuestas.
El Señor te bendiga.
Ricardo.
 
Re: ¿Aplausos para Jesús?

Hola! Yo queria decir algunas cosas.
1ero me parecio bien varias reflexiones q se hicieron sobre ese desenfoque en las alabanzas, en la direccion, el sentido y el nivel de euforia de ellas.
En lo q desacuerdo es q noto un marco de legalidad excesivo a mi parecer. Esto si, esto no, como si la vida cristiana se moviera solamente desde una perspectiva de reglas. Y me parece q el legalismo es una prision q contradice su propia justicia.
Mas me asombra cuando se utiliza ciertos textos biblicos para q digan lo q quien escribe quiere decir. No respetando asi el contexto (social, cultural, historico) de a quien iban dirigidos.
Muchas veces se critica la evangelizacion compulsiva de los carismaticos, lo cual esta muy bien q se critique. Pero me asombra la compulsion q tienen aquellos q tan enfaticamente los critican en azotar con cualquier versiculo biblico. Y la capacidad de hacer de simples criterios biblicos una fuente de leyes inagotables (preparando asi sus proximos azotes, jugando una especie de sadismo espiritu-legal con sus victimas).
Como si lo importante fuera encontrar leyes en las cuales creer y conducirse, cercenado asi la propia conciencia de la gente y su capacidad de accion para los distintos momentos de la vida. Como programas de computadora estan digitados por ordenes, y se hacen enteramente predecibles. ... una lastima para nuestro libre albedrio.

Eso de buscar un texto q avale mi posicion a cada paso me parece espeluznable (es tan extensa la biblia q quien busca eso puede encontrar pretexto para cualquier barbaridad). Como si la propia persona no tuviera capacidad de discernir y distinguir el bien y el mal. Entonces se convierten en vez de cristianos de corazon en cristianos conceptualizados. Yo entiendo q cuando uno es cristiano de adentro le sale de si mismo hacer, pensar, sentir el bien. Pero el legalismo es eficientisimo en ahogar esto.

Y lo peor de lo peor para mi es cuando alguien pretende hablar por Dios. Cuando el tiene un punto de vista y pretende demostrar a otros q es el punto de vista divino... juaaa! Q coraje! Yo apenas me animo a hablar por mi y con bastante precausion. Y algunos q se abochornan casi de cualquier acto que puedan hacer publico no tienen ningun problema en exponerles a los demas el criterio divino. Pero es q encima hasta tiran sentencias y juicios (biblicas) como si Dios mismo lo diria.

De un lado los libertinos carismaticos q aplauden mas las obras humanas q las divinas, y por el otro los legalistas q creen q encuentran el codigo fuente para cualquier situacion y para acusar a cualquiera, y encima creen q Dios los avala.

En fin... Rariisimas manifestaciones religiosas
 
Bochix:

Bochix:

Tienes razòn. "Legalismo" o "legalista" es otro de los vocablos mal empleados hoy dìa por la jerga cristiana evangèlica, ya que se aplica al revès, o sea, a los que no son, mientras que los autènticos legalistan marchan impunes.
Es por eso que mañana, si Dios quiere, abrirè un nuevo epìgrafe con el tìtulo:
¡BENDITO LEGALISMO!
En èl procurarè atender las razones que aquì tù aduces.
¡Hasta mañana!
Ricardo.
 
Como se glorifica a Jesús

Como se glorifica a Jesús

Ricardo:

Comprendo tu preocupacin. Cuando hace 50 años entré al Evangelio, noté en una iglesia cerca de la mía un culto que me extrañó. Era algo exaltado, con música estridente y toda clase de ruido. Creo en alabar a Dios y glorificar su nombre, pero no es decir : Yo te alabo, Dios, Aleluya, sino que nuestra mente esté elevada hacia El y cantemos con el corazón, no con la carne. Hay demasiado ritmo en los cantos y coritos. Si un canto religioso te hace mover la carne, entonces es eso: una alabanza a la carne. Pero si te eleva el espíritu, entonces es lo que realmente alaba a Dios.

Si queremos glorificar a Dios, sigamos las reglas de Jesús: "En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto". ¿Qué ven en ti los extraños? ¿Es tu vida una continua alabanza a Dios? Que así sea.

Dios sea contigo, hermano.
 
Estimado Bochix:

Estimado Bochix:

Simpatizo con lo que expones, pues no te falta razón.
Ya desde la época de los apóstoles se manifestaban en las iglesias las tendencias en uno y otro sentido. Tal parece que le es muy difícil al hombre mantenerse en el ecuador, y el que no camina hacia el polo norte, navega hacia el polo sur. Todavía se complica más el asunto, cuando consideramos que hay aspectos de la realidad cristiana que no se deciden en el justo equilibrio de las cosas. O sea, la verdad no siempre está en la equidistancia de los extremos opuestos. Uno dice que el único bautismo válido es el practicado por inmersión. Otro dice que alcanza con efectuarlo por aspersión de un poco de agua sobre la cabeza. Así que ahora viene un tercero con la solución salomónica de introducir al candidato con el agua hasta la cintura, y tras la invocación de la fórmula bautismal, ¡listo!
Los sostenedores de esta tercera posición son generalmente los más equivocados, pues la verdad y el error son irreconciliables, y se equivoca quien se esfuerce en conciliarlos.
Cuantos busquemos llevar “cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2Co.10:5) por supuesto que arriesgamos expresarnos no siempre de la manera más adecuada; la firmeza de nuestra convicción puede ser acompañada con un exceso de vehemencia o contundencia que causa esa impresión que tú muy bien denuncias.
Como estamos en una época en la que escasea la autocrítica y todos más bien procuran justificar de inmediato lo que se cree, dice y hace en su propio contexto eclesial, suena antipático - cuando no fastidioso -, que alguien se descuelgue con alguna sentencia bíblica que desautoriza una práctica que hasta el momento, y por su generalizado uso, teníamos por muy legítima. Claro, también es posible que esté equivocado, manipulando los versículos bíblicos de modo de hacerle decir a la Biblia lo que él quisiera que dijese. Pero aquí es donde entra el apologeta con todos los recursos de exégesis y la hermenéutica para poner las cosas en su lugar. La discusión es inevitable. Evadir el debate es huir de la verdad. Lo peor, es que escapo llevando mi viejo error a cuestas, del que me podría haber librado nada más que atendiendo las razones del otro exponente.
Si el cuadro que pinto con el asunto del epígrafe tú lo ves como enmarcado en el legalismo, lo hallo comprensible. Quizás usé tonalidades muy fuertes y mis trazos hasta parezcan dibujar las dos tablas de la ley. Por supuesto que aspiro a ver las cosas como Dios las ve y las describe en su Palabra; pero admito que la intención no siempre basta y a veces caemos en ese vicio de pretender ponernos a Dios de nuestro lado citando caprichosamente las Escrituras. Desde mi propia óptica, es posible que como yo vea a la cristiandad sumida en la apostasía, relativizando las Escrituras e imponiendo su propio arbitrio en vez de buscar en todo la voluntad y propósito de nuestro Señor, como por un movimiento pendular me vaya al extremo de pretender encerrar todo dentro de la dogmática, sin dejar una rendija siquiera para que pase algo de aire y luz. Consciente y deliberadamente no hago tal cosa; pero puedo dar esa impresión. Creo que tu aporte es provechoso porque llama a la reflexión.
Como ya dije, abro ahora en otro epígrafe la discusión sobre el legalismo, por si alguien más quiere proseguir aquí estudiando el tema de los “aplausos para Jesús”.
Dios te bendiga.
Ricardo.
 
Re: ¿Aplausos para Jesús?

Sobre lo que leo, comentare que lo importante no son las formas y apariencia de la adoracion y la albanza, sino el corazon del adorador y su relacion con Dios. Lo que si es cierto es que, muchas veces, un verdadero adorador se siente mal en su espiritu porque el que dirige el culto, en vez de hacerlo por el Espiritu, lo hace en la carne, imitando lo que hacen alli o lo que funciona mas alla, y entonces el Espiritu dentro de ti enciende la luz roja y te avisa, previniendote y mostrandote cosas que amenazan lo que es puro y limpio.

Por otro lado tengo que decirle a bochix que para dar testimonio de Cristo es para lo que estamos los cristianos y que no debe preocuparnos como nos juzguen los demas, sino nuestro Señor y Rey Jesus y si el nos aprueba seremos bienaventurados, aunque nos mataran los que aborrecen a Dios. Entiendo de lo que habla bochix, pero tenemos que proclamar lo que creemos y el tiempo dira quienes son los aprobados por Dios y quienes no.

Rom 14:4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.

La actitud de descalificar lo que no comprendemos, nos hace pecar en lo mismo que estamos condenando, aunque no utilicemos las Escrituras para hacerlo, que por cierto, es mejor utilizar las Escrituras y asi podremos discernir, con la luz que Dios nos dio, si lo que se dice, se dice por el Espiritu Santo o no, mientras el que habla sin las Escrituras de su propio corazon habla y solo el que conoce a Dios, discierne si habla conforme al Espiritu de Dios o lo niega.

El legalismo es una maldicion, pero la fidelidad al Espiritu de Dios es una bendicion.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Re: ¿Aplausos para Jesús?

De nada sirve que una multitud de cristianos aplauda, grite y aún corra en la congregación cada domingo de culto, si en su vecindario es la comidilla de todos, o es conocido en su trabajo como un mentirosillo que hace robo hormiga en la oficina.

Con razón alguien decía en una canción: Mi obediencia es mi mejor adoración.
 
Apreciado Horizonte

Apreciado Horizonte

¡Vaya hallazgo que has hecho luego de casi seis años!

Entonces, el epígrafe murió de muerte natural, pues ¿a quien le gusta opinar sobre lo que ha hecho y sigue haciendo porque todos lo hacen?

Si bien creo que ha crecido el número de los que se vienen dando cuenta de las cosas que se hacen, más ha crecido todavía la cantidad de los que no saben lo que hacen.

Este Foro, sin embargo, nos brinda una excelente oportunidad de hacer una revisión constante de lo que se enseña y practica en las iglesias.

La apertura de este epígrafe me dio la casi inmediata ocasión de abrir otro con el título de ¡Bendito legalismo!, ya que esa palabra como la de "legalista" se aplicaba sin ton ni son por los que lo eran a los que no lo eran. ¡Así son las cosas en esta viña del Señor!
 
Re: ¿Aplausos para Jesús?

eso de aplaudir a una persona ¨nueva¨ es para hacerlo sentir mejor o mas cómodo, como un recibimiento afectuoso (aunque claro, a veces se logra exactamente lo contrario). Y el ¨aplauso para Jesús¨ lo dice el tema: a veces queda reducido a un recurso para llenar un espacio en la reunión. Son tradiciones de algunas congregaciones, una forma sostenida de proceder.
Pero a veces se daba de forma espontanea, o por lo menos así me pareció en alguna oportunidad, o quizá era esa cierta predisposicion que se dá en ¨reuniones especiales con ministros reconocidos¨. Vaya una a saber, pero es verdad que era muy facil reconocer que habia aplausos y aplausos (no se si me explico) .
Yo me acuerdo que en algunos grupos de jóvenes lo que hacian con el nuevo en vez de aplauso era darle un ¨abrazo de bienvenida¨, que era ni mas ni menos, que se te venían todos encima y una quedaba en el medio de todos que estiraban los brazos todos a la vez para tocarte... una locura.
:Group-Hug
:hola2:
 
Re: Apreciado Horizonte

Re: Apreciado Horizonte

¡Vaya hallazgo que has hecho luego de casi seis años!

Entonces, el epígrafe murió de muerte natural, pues ¿a quien le gusta opinar sobre lo que ha hecho y sigue haciendo porque todos lo hacen?

Si bien creo que ha crecido el número de los que se vienen dando cuenta de las cosas que se hacen, más ha crecido todavía la cantidad de los que no saben lo que hacen.

Este Foro, sin embargo, nos brinda una excelente oportunidad de hacer una revisión constante de lo que se enseña y practica en las iglesias.

La apertura de este epígrafe me dio la casi inmediata ocasión de abrir otro con el título de ¡Bendito legalismo!, ya que esa palabra como la de "legalista" se aplicaba sin ton ni son por los que lo eran a los que no lo eran. ¡Así son las cosas en esta viña del Señor!

Seguramente lo agarro un tren, pues a quien agarre un tren lo mas natural es que se muera, no?