Como siempre por parte de los romanos encontramos medias verdades. Es cierto que en la iglesia de los primeros siglos existía la confesión, pero no la confesión actual, por eso no les queda más remedio que decir, como dice el Catecismo, que ha sufrido una "evolución" en los siglos. La confesión primitiva (que actualmente rechaza la ICR, rechazando por tanto la "Tradición" que equipara con la Revelación) era sólo en casos muy graves -adulterio público, apostasía, idolatría-. No se confesaba al cura si habíamos mentido o si habíamos tenido pensamientos impuros. Por otra parte, para los monjes, que es de donde viene esta práctica, irá muy bien, puesto que se conocen y viven todo el día juntos; pero para personas que no viven con el cura puede llegar a ser un suplicio tener que dar cuentas al cura de todos los pecados mortales que cometan. Y muestra de que no es de derecho divino, como falsamente dice Trento, es que en todo el NT ningún apóstol está confesando a nadie, sino que Pedro dice en los Hechos a un hereje que confiese sus pecados a Dios (y no un sacerdote, aunque esto se burle con la artimaña de "en persona de Cristo"). Y que en Santiago se dice que confesemos "mutuamente" los pecados; es decir, el fiel con el cura y el cura con el fiel (algo rechazado por el romanismo). Tampoco dicen nuestros amigos católicos romanos que en muchos lugares la penitencia sólo se impartía una vez en la vida (no como ahora) y que muchas doctrinas han variado desde la iglesia primitiva a la antigua iglesia romana (por ejemplo, muchos emperadores se bautizaban al morir para que el "agua" le perdonara los pecados; no parece que tuvieran una penitencia como la actual instalada y regulada).