Cartas abiertas de un obispo español al actual ministro de Defensa

18 Noviembre 1998
12.218
21
blogs.periodistadigital.com
OSÉ GEA ESCOLANO, OBISPO DE MONDOÑEDO-FERROL

Querido Señor Ministro:

Acabo de leer unas declaraciones suyas que me han llamado la atención. He visto después que las ha matizado en algunos puntos, pero veo que hay otros que, a mi modo de ver, requieren no sólo matización, sino rectificación, siempre que se considere católico. Dice que su crítica era "caritativa", que no había "entrado a meter los dedos", aunque reconoció que "se salió de sus funciones como ministro de Defensa". Y la verdad es que sí se salió, por lo menos, en lo que se refiere a la Iglesia. Por ello, sin pretender hacer una crítica exhaustiva de sus declaraciones, me permito escribirle esta carta con toda sinceridad, afecto y cariño, pero con toda verdad, como un obispo que se dirige a alguien que se siente católico y se confiesa como tal.

En primer lugar, opino como Vd. que no hay una declaración de guerra del Gobierno contra la Iglesia, pero se parece bastante. ¿Es normal que entre las primeras decisiones que ha tomado el Gobierno, estén la ampliación de los supuestos para poder abortar, autorizar la eutanasia, equiparar al matrimonio las uniones homosexuales, incluso con el derecho a adoptar niños, la facilidad para divorciarse, intentar que la clase de religión se imparta fuera del horario escolar, a pesar del acuerdo internacional de que la religión es una asignatura fundamental? Me felicito de que no haya declaración de guerra, pero..., todo ello va contra puntos fundamentales de la fe cristiana. ¿Es casualidad?

Dice que si hoy volviese Cristo, estaría con los pobres y con los pecadores, y que no miraría con quién se acuesta la gente. Pero )quiere decir con ello que le sería indiferente el que cada cual se acostase con quien quisiese? Me parece que, sobre todo, estaría con la verdad. Y la verdad del Evangelio es la que debemos proclamar los cristianos pese a quien pese y prescindiendo de la perfección con que la vivamos.

Y lo que dice Vd., Sr. Ministro, no es la doctrina que predicó Jesús. A la mujer que había sido acusada como adúltera no le dijo que podía acostarse con quien quisiese, sino: "tampoco yo te condeno; vete en paz y no peques más". No le dijo que estaba bien lo que había hecho.

Cuando explica la novedad del Evangelio, les dice: "* Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón" (Mt. 5, 27-28).

Cuando habla de la exigencia de indisolubilidad del matrimonio, le dicen sus discípulos: "Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse. Pero él les dijo: No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido" (Mt. 19, 10-11).

Y San Pablo dice: "¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios" (1Cor. 6, 9-10).

Dice que su partido no está obligado a defender los dogmas de la Iglesia. Cierto. Pero los católicos de su partido y de cualquier otro partido, sí. Y, por tanto, Vd., Sr. Ministro, también, si quiere ser coherente con su fe cristiana. Porque aceptar la fe y la moral de la Iglesia es deber de todos los católicos, a no ser que intenten vivir una fe a la carta, aceptando unos dogmas y rechazando otros.

Aceptar la fe de la Iglesia tampoco es comulgar con ruedas de molino, Sr. Ministro. No es comulgar con ruedas de molino aceptar los preceptos de la Ley de Dios y practicarlos aunque otros cristianos, incluso jerarcas, no los practiquen. Y a veces, se dice que no los practican para justificarse por no practicarlos, queriendo acallar así la propia conciencia. Y hay quienes acusan para no ser acusados. Pero quien juzga de la rectitud de nuestras obras no es la Iglesia, sino Dios.

Y en cuanto a la adopción de niños, dice que lo primero es pensar en el beneficio del niño. Es cierto. Pero uno se pregunta: ¿por qué a los niños necesitados de adopción se les niega ser adoptados por un padre y una madre? Algunos dicen que lo que importa es el cariño. ¿Pero es que los matrimonios que quieren adoptar niños no les tienen cariño? Y si hay tantos matrimonios queriendo adoptar niños ¿por qué privar a los niños del cariño de un padre y de una madre?

Mondoñedo, 6 de octubre de 2004


Querido Sr. Ministro:
le reitero mi aprecio y mi saludo y quedo a su disposición.
 
Re: Cartas abiertas de un obispo español al actual ministro de Defensa

Segunda Carta Abierta al Ministro D. José Bono

JOSÉ GEA ESCOLANO, OBISPO DE MONDOÑEDO-FERROL


Querido Sr. Ministro:

En primer lugar, mi felicitación por las próximas fiestas de Navidad. No soy muy dado a las felicitaciones, pero este año, dado que dentro de nuestro ambiente se está Vd. manifestando repetidas veces como católico, y dado que esto no es lo corriente, me he decidido a felicitarle.

Al mismo tiempo, como creo que todos queremos ser ayudados en nuestra vida cristiana, me permito hacerle algunas observaciones respecto a una entrevista que le hicieron en televisión el día 21 de los corrientes. No la vi, pero me han hablado de ella. Según me dicen, se refirió Vd. a algún obispo que había afirmado que los homosexuales no entrarían en el Reino de los cielos. Ese obispo, dijeron allí que era yo.

Creo que un católico que se precia de tal, no puede hablar así de un obispo, atribuyéndole cosas que no dijo. Porque esto no lo dije yo; lo dijo San Pablo; y en la primera carta abierta que le mandé citaba el texto. Claro, en este caso, como en otros a los que también alude San Pablo, de lo que se trata no es de condenar a nadie, sino de afirmar que el pecado no es camino de salvación; y una cosa es tener tendencias homosexuales y otra, practicar la homosexualidad o el robo o el asesinato..., aunque uno tenga tendencia a ello. Por lo que hemos de respetar a todos, lo cual no equivale a dar por bueno lo que uno hace. Y éste es el caso de los homosexuales.

Vd. dijo en otra ocasión que si hoy volviese Cristo, estaría con los pobres y con los pecadores, y que no miraría con quién se acuesta la gente. Pero recuerde también que Cristo, al mismo tiempo que acogía al pecador, no admitía el pecado. También le citaba en la otra carta el pasaje de Cristo con la mujer adúltera: "no le dijo que podía acostarse con quien quisiese, sino: "tampoco yo te condeno; vete en paz y no peques más". No le dijo que estaba bien lo que había hecho".

Por tanto, Sr. Ministro, no acuse con cierto retintín al obispo de Mondoñedo de decir cosas que no dijo (esto no está bien para un cristiano). Piense, más bien, si está Vd. actuando como católico coherente, defendiendo posturas que no están en sintonía ni con el Evangelio de Jesús ni con la enseñanza de la Iglesia. Un ministro que se gloría de católico, debiera defender dentro de su propio Gobierno los principios evangélicos, en vez de actuar en la misma línea en que están actuando, que ni es evangélica, ni cristiana, ni respetuosa con los grandes valores morales ni con los derechos humanos fundamentales. Ahí es donde yo le aconsejaría actuar como católico en vez de alardear como tal. En cuanto a lo que a mí se refiere, personalmente me tiene sin cuidado lo que puedan decir de mí unos u otros. Lo único que intento es ser fiel a la misión recibida de anunciar el Evangelio.

Llegados a este punto, le recuerdo unas palabras de San Pablo a Timoteo: "Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo... Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas" (2Tim. 4, 2-4). ¿No está pasando hoy algo de esto en nuestra sociedad?

Le escribo esta carta de cristiano a cristiano; nada de lo que digo en ella está fuera del Evangelio; supongo, Sr. Ministro, que tiene buena voluntad pero hay que manifestarla con los hechos. Puede contar conmigo en todo aquello en que le pueda ayudar para ser coherente con su fe cristiana.

Mondoñedo, 23 de diciembre de 2004

+ José Gea Escolano, Obispo de Mondoñedo-Ferrol
 
Re: Cartas abiertas de un obispo español al actual ministro de Defensa

Es hora ya de que TODOS los cristianos nos unamos en los puntos que debemos ir juntos, nos la pasamos tirandonos piedras cuando tenemos en puertas un enemigo mas peligroso, me refiero a esto que hoy en día denominamos 'progreso' talvez el último cartucho del diablo y sus huestes.

Muy buena la cita de 2ª Timoteo 2: 2-4, habla del día de hoy en el mundo.


Yo me alineo junto al obispo de Mondoñedo-Ferrol.
 
Re: Cartas abiertas de un obispo español al actual ministro de Defensa

Yo a los Reyes Magos les he pedido un obispo como ese para la archidiócesis de Zaragoza, je je je

:MexicanWa
 
Re: Cartas abiertas de un obispo español al actual ministro de Defensa

Luis Fernando dijo:
Yo a los Reyes Magos les he pedido un obispo como ese para la archidiócesis de Zaragoza, je je je

:MexicanWa
Tío.. que los reyes son los papás!! pero hay que decir que es una muy buena petición, si aún le puedes poner posdata a la carta, pide uno para cada archidiócesis de España, por pedir que no sea...
 
Re: Cartas abiertas de un obispo español al actual ministro de Defensa

¿que son los padres?

¡¡¡ NO ME JOROBES !!!

:sad1:
:3st:
:sad11:

Ya me has quitado la ilusión, mal hombre

:jump:
 
Re: Cartas abiertas de un obispo español al actual ministro de Defensa

Estimado Luis, mi amigo y mi hermano, de alguna manera estamos dando la solución, si los papás y las mamás tuvieran ganas de que los valores cristianos no se pierdan en esta sociedad, harían mas por que la presencia del evangelio no se pierda y así el Señor colocaría buenos guías en todos los lugares de España y del mundo, necesitamos tener mas sed de Dios.