Re: El nacimiento virginal de NSJC
EL CENSO DE QUIRINO
Ningún trozo del Antiguo Testamento ha sido tan violentamente atacado como Lucas, 2, 1-5. Schürer ha reunido, bajo seis capítulos, una formidable colección de todas las objeciones que puede presentar contra él. No hay espacio para refutarlas aquí; pero Ramsay, en su "Was Christ born in Bethlehem?" ha demostrado que todas ellas caen por su base:
(1) San Lucas no afirma que tuvo lugar un censo en todo el Imperio Romano antes de la muerte de Herodes, sino que tal decisión de que se hiciera un censo ordinario emanó de Augusto. Si fue llevado a cabo con carácter general, o no, eso no le preocupaba a San Lucas. Si la historia no prueba la existencia de tal decreto, eso no prueba nada con certeza contra ella. Se pensó durante mucho tiempo que el sistema de empadronamientos fue inaugurado bajo los primeros emperadores romanos, hoy se sabe que debe su origen a Constantino el Grande (habiendo tenido lugar el primero quince años después de su victoria de 312), y esto a despecho de que la historia no sabía nada del asunto. Kenyon sostiene que es muy probable que el Papa Dámaso ordenara que la Vulgata fuera considerada como la única edición autorizada de la Biblia en latín; pero sería difícil probarlo históricamente. Si "la historia no sabe nada" del censo en Palestina antes del 4 antes de Cristo tampoco sabía nada del hecho de que bajo los romanos en Egipto se hacían censos personales habituales cada catorce años, al menos desde el año 20 después de Cristo hasta la época de Constantino. Muchos de los documentos de estos censos se han descubierto, y eran llamados apograthai, el nombre usado por San Lucas. Se hacían sin relación alguna con la propiedad o tributación. El cabeza de familia daba su nombre y edad, el nombre y edad de su mujer, hijos y esclavos. Mencionaba cuantos fueron incluidos en el censo anterior, y cuantos nacieron desde esa fecha. Estadísticas de valoración se hacían cada año. El ciclo de catorce años no se originó en Egipto (tenían un sistema diferente antes del 19 antes de Cristo),sino que muy probablemente debió su origen a Augusto, el año 8 antes de Cristo, el decimocuarto año de su tribunitia potestas, que fue un gran año en Roma, y es llamado el año I en algunas inscripciones. Aparte de San Lucas y Josefo, la historia es igualmente ignorante del segundo empadronamiento en Palestina, el año 6 después de Cristo. Durante los últimos treinta años se han hecho tantos descubrimientos sobre las épocas antiguas, en relación a los cuales la historia había callado, que es sorprendente que los autores modernos rechacen una afirmación de San Lucas, un respetable autor del Siglo I, simplemente apelando al silencio de la historia sobre la cuestión.
(2) El primer censo en Palestina, tal como lo describe San Lucas, no se hizo con arreglo a los métodos romanos, sino a los judíos. San Lucas que tanto viajó, no podía ignorar el sistema romano, y su descripción lo excluye deliberadamente. Los romanos no se oponían a los sentimientos de los habitantes de sus provincias si podían evitarlo. Los judíos, que estaban orgullosos de ser capaces de probar su descendencia, no habrían objetado al empadronamiento descrito en Lucas, 2. Los argumentos de Schürer están enteramente viciados por la suposición de que el censo mencionado por San Lucas no pudo ser hecho sólo con finalidad tributaria. Su discusión sobre la tributación imperial es erudita, pero está fuera de lugar. (cf. la práctica en Egipto). Era ventajoso para Augusto saber el número de potenciales enemigos en Palestina, en caso de revuelta.
(3) El rey Herodes no era tan independiente como se describe con fines polémicos. Unos años antes de la muerte de Herodes, Augusto le escribió. Josefo, "Ant.", XVI, ix, 3, dice: "César [Augusto]...se encolerizó mucho, y escribió severamente a Herodes. El resumen de su epístola fue este, que mientras que antiguamente le había tratado como a un amigo, ahora le trataría como a un súbdito." Fue después de esto cuando se pidió a Herodes que censara a su pueblo. Que algún tipo de empadronamiento tuvo lugar lo deducimos de una observación de pasada hecha por Josefo, "Ant.", XVII, ii, 4, "De acuerdo con ello, cuando todo el pueblo de los judíos dio seguridades de su buena voluntad hacia César [Augusto], y al gobierno del rey [Herodes], estos hombres [los fariseos] no juraron, siendo más de seis mil". Los más destacados estudiosos creen que se les pidió rendir homenaje a Augusto.
(4) Se dice que no hay lugar para Quirino, en Siria, antes de la muerte de Herodes en 4 antes de Cristo. C. Sentio Saturnino fue gobernador desde el 9 al 6 antes de Cristo; y Quintilio Varo, desde el 6 antes de Cristo hasta después de la muerte de Herodes. Pero en provincias turbulentas hubo a veces dos funcionarios romanos de igual categoría. En tiempos de Calígula la administración de África se dividió de manera que el poder militar, con la política exterior, estaba bajo el control del lugarteniente imperial, que podía llamarse hegemon (como en San Lucas), mientras que los asuntos internos quedaban bajo el procónsul ordinario. La misma posición fue adoptada por Vespasiano cuando dirigió la guerra en Palestina, que pertenecía a la provincia de Siria – una provincia gobernada por un funcionario de igual rango. Josefo habla de Volumnio que era Kaisaros hegemon, junto con C. Sentio Saturnino, en Siria (9-6 antes de Cristo): "Hubo una audiencia ante Saturnino y Volumnio que eran los presidentes de Siria" (Ant., XVI, ix, 1). En la "Guerra de los judíos" (I, xxvii, 1,2) le llama procurator. Córbulo mandó los ejércitos de Siria contra los partos, mientras Cuadrado y Galo eran sucesivamente gobernadores de Siria. Aunque Josefo habla de Galo, no sabe nada de Córbulo; pero estaba allí sin embargo (Mommsen, "Röm. Gesch.", V, 382). Una posición similar a la de Córbulo debe haber tenido Quirino durante unos años entre el 7 y el 4 antes de Cristo.
El mejor tratamiento del asunto es el de Ramsay, "Was Christ born in Bethlehem?". Ver también los valiosos ensayos de dos autores católicos: Marucchi en "Il Bessarione" (Roma, 1897); Bour, "L’Inscription de Quirinius et le recensement de S.Luc" (Roma, 1897). Vigouroux, "Le N.T. et les Découvertes Modernes » (París, 1890) tiene una buena cantidad de información útil. Se ha sugerido que Quirino sea un error de copista por Quintilio (Varo).
X. SAN LUCAS Y JOSEFO
El intento de probar que San Lucas utilizó a Josefo (aunque inexactamente) se ha venido abajo completamente. Belser refuta con éxito a Krenkel en "Theol. Quartalschrift", 1895,1896. Las diferencias sólo pueden explicarse por la suposición de una entera independencia. Las semejanzas se justifican de manera suficiente por el uso de los Setenta y la literatura griega común de la época de ambos. Ver Bebb y Headlam en Hast., "Dict. Of the Bible", vid. Arts. "Luke, Gospel of" y "Acts of the Apostles", respectivamente Schürer (Zeit für W.Th., 1876) rechaza la opinión de que San Lucas había leído a Josefo. Cuando se comparan los Hechos con los Setenta y Josefo, hay evidencia convincente de que Josefo no es la fuente de la que el autor de los Hechos obtuvo su conocimiento de la historia judía. Hay numerosas coincidencias verbales y otras con los Setenta (Cross en "Expository Times", XI, 5:38, contra Schmiedel y el desacreditado autor de "Sup.Religion"). San Lucas no obtuvo sus nombres de Josefo, como sostenía este último autor, haciendo por tanto una invención de toda la historia. Wright en sus "Some New Test. Problems" da los nombres de cincuenta personas mencionadas en el Evangelio de San Lucas. Treinta y dos son comunes a los otros dos sinópticos, y por tanto no tomados de Josefo. Sólo cinco de los dieciocho restantes se encuentran en él, a saber, César Augusto, Tiberio, Lisanias, Quirino, y Anás. Como Anás es llamado siempre Ananus en Josefo, el nombre no fue evidentemente tomado de él. Esto es corroborado por la forma en que el Evangelio habla de Caifás. El empleo por San Lucas de los otros cuatro nombres no demuestra una relación con el historiador judío. La mención de numerosos países, ciudades e islas en los Hechos demuestra una completa independencia de este autor. El prefacio de San Lucas tiene una semejanza mucho más estrecha con los de los escritores médicos griegos que con el de Josefo. Lo absurdo de concluir que San Lucas debe necesariamente estar equivocado cuando no está de acuerdo con Josefo parece claro cuando recordamos las frecuentes contradicciones y errores de este último autor.