Se cree que el apóstol Juan murió a finales del siglo I. En el siglo II vivieron las siguientes generaciones de cristianos. Muchos de estos tuvieron la especial circunstancia de conocer de primera mano a los apóstoles y a otros muchos discípulos que vieron y escucharon personalmente a Jesús, de modo que tuvieron el privilegio de escucharles largo y tendido en cuanto al ejemplo y enseñanza de nuestro Señor, no solamente lo que ya tenemos en los evangelios, sino de otras muchas cosas. Recordemos que "hubo muchas otras cosas que Jesús hizo que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían" (Juan 21:25) Por lo tanto, la información que estos primeros cristianos tuvieron de la boca de los apóstoles y primeros discípulos, debió ser abundante y muy valiosa.
Tenemos los ejemplos de Policarpo e Ireneo. Policarpo en su juventud acompañó al apóstol Juan y aprendió a sus pies. Murió martirizado a una edad bastante avanzada. Ireneo, a su vez, aprendió de Policarpo y fue considerado como hombre justo y piadoso. Fue martirizado cerca del año 200. Es interesante notar como entre el apóstol Juan e Ireneo, solo transcurrió una generación de por medio: la de Policarpo. Esto por sí solo debería bastarnos para confiar en la credibilidad de estos escritos, sobre todo cuando expresan una opinión prácticamente unánime entre ellos.
Claro que empezaron a surgir herejías, pero en modo alguno significó que en una época tan temprana dominaran todo el cristianismo. Como dice el autor del libro: este libro se dedica a describir a los cristianos que vivieron entre los años 90 y 199 d. de J.C. Los grandes cambios en la doctrina cristiana se hicieron después de 313, año en que el emperador romano Constantino legalizó el cristianismo.