-Todo hombre consciente de la santidad de Dios y su propia pecaminosidad, aspira a ser reconciliado con Aquel a quien tanto ha ofendido.
-Si alguna vez oyó el Evangelio, sabe también que puede ser salvo por la fe en el Señor Jesucristo.
-Puede también saber muchísimas cosas más: que la salvación que hoy goza es para siempre, o que de descuidarla, puede perderla.
-Sus hermanos en la fe se precipitarán a mostrarle versículos en apoyo de lo primero, pero otros argüirán con los que parece prueban lo segundo.
-Hay un traspaso de textos bíblicos que se cruzan y entrecruzan, de modo que un nutrido tránsito de ellos provoca en el cerebro tal embotellamiento, del que difícilmente se sale.
-Obviamente, todos los versículos están muy bien, pero con tanta selección de ellos fuera de su contexto, y tan arbitraria disposición en que se los coloca, pocos atinan a seguir la dirección correcta.
-La guía del Espíritu de verdad es algo que todos invocan, mientras frecuentemente lo que se hace es contristar, resistir y apagar al Espíritu Santo.
-Dios nos ha dado también la facultad de pensar, con la expectativa a que lo hagamos bien, y que cada uno pueda estar bien convencido de lo que piensa (Romanos 14:5).
-En este epígrafe procuraremos transitar ese camino.
Saludos cordiales