Bien, veamos aquello que la mente obtusa de Miniyo no acierta a ver.
Rom 1:20 Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas; de modo que son inexcusables:
Siendo "entendidas". Aquí Pablo da por hecho que tanto creyentes como no creyentes tienen capacidad de observación y comprensión del mundo que lo rodea, y además ese "entendimiento" es causa inexcusable.
Es claro que Pablo se mete en el terreno del "conocimiento" humano para entender las "cosas hechas". Estas cosas hechas es el mundo que nos rodea: la creación, la naturaleza, lo vivo, lo inerte, el movimiento, etc.
Y claro, el conocimiento es a través de las "cosas hechas": la observación.
Observar cómo crecen las plantas, como se mueven los astros, como tejen las arañas, como se alimentan las hormigas, etc. Todo esto es "conocimiento" que adquiere el ser humano de la observación de "las cosas hechas".
Eso es lo que apunta el Salmo 19:
Sal 19:2 El un día emite palabra al otro día, y la una noche á la otra noche declara sabiduría.
Sal 19:3 No hay dicho, ni palabras, ni es oída su voz.
Por alguna razón Miniyo piensa que hay algo de malo detrás de ello. Ni siquiera se da cuenta del jardín donde se ha metido. A saber:
El ser humano adquiere conocimiento y sabiduría a través de "las cosas hechas", de la observación, del Logos (orden creado), en una palabra: LA CIENCIA VIENE DEL LOGOS (ORDEN CREADO)
Todo ello simplemente observando, pues las células no transmiten "palabras", el Cosmos no pronuncian "palabra" (lo tenemos que observar mediante telescopios, en el silencio de la noche estrellada), etc, etc, etc.
Miniyo, Miniyo, Miniyo.
Esto que digo es una noria que no se puede parar. Ni se parará. Ni hay vuelta atrás.
