Re: ADVENTISTAS EXPLICANDO BIEN ROMANOS 3:31
Estimado patricio. Saludos cordiales.
Respondo: Veamos entonces cual es el propósito de la Ley.
Siempre y en todas partes, la obediencia ha sido la evidencia del amor y la lealtad. Jesús dijo: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquel es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él" Juan 14:21.
Jesús vino a este mundo para salvarnos del pecado, que es la desobediencia a la ley de Dios .
El ángel le dijo a José: "Llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" Mateo 1:21.
Pablo dice que "LA LEY NO FUE DADA PARA EL JUSTO" (1 Timoteo 1:9).
¿Quiénes son los justos?
Cuando leemos la repetida declaración: "el justo vivirá por la fe", es imprescindible que comprendamos claramente qué significa el término "justo". Ser justificado por la fe es ser hecho justo por la fe. "Toda injusticia es pecado" (1 Juan 5:17, N.T. Interl.), y "el pecado es la transgresión de la Ley" (1 Juan 3:4). Por lo tanto, toda injusticia es transgresión de la ley; y por supuesto, toda justicia es obediencia a la ley.
Vemos por lo tanto que el justo –o recto– es aquel que obedece la ley, y ser justificado es ser hecho guardador de la ley.
Cómo llegar a ser justo
El fin perseguido es la práctica del bien, y la norma es la ley de Dios. "La Ley produce ira" "por cuanto todos pecaron", y "por estas cosas viene la ira de Dios sobre los desobedientes". ¿Cómo vendremos a ser hacedores de la ley, y escaparemos así de la ira o maldición? La respuesta es: "el justo vivirá por la fe". ¡Por la fe, no por las obras, venimos a ser hacedores de la ley! "Con el corazón se cree para justicia" (Rom. 10:10). El que ningún hombre resulta justificado ante Dios por la ley, es evidente. ¿Por qué? Porque "el justo vivirá por la fe". Si la justicia viniese por las obras, entonces no vendría por la fe, "y si es por gracia, ya no es en base a las obras. Si fuera por obras, la gracia ya no sería gracia" (Rom. 11:6). "Al que obra, no se le cuenta el salario como favor, sino como deuda. En cambio, al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia" (Rom. 4:4 y 5).
No hay excepción. No hay caminos intermedios. No dice que algunos de los justos vivirán por la fe, ni tampoco que vivirán por fe y por obras; sino simplemente:
"el justo vivirá por la fe". Eso prueba que la justicia no viene por las obras procedentes de uno mismo. Todos los justos son hechos justos, y mantenidos en esa situación, solamente por fe. Eso es así debido a la sublime santidad de la ley, que está más allá del alcance del hombre. Solamente el poder divino puede cumplirla. Así, recibimos al Señor Jesús por la fe, y Él vive la perfecta ley en nosotros.
La palabra de Dios es viva y eficaz (Heb. 4:12). Sea cual sea la actividad efectuada en la obra del evangelio, todo cuanto se haga proviene de Dios. Jesús "anduvo haciendo bienes" porque "Dios estaba con él" (Hech. 10:38). Él dijo: "de mí mismo nada puedo hacer" (Juan 5:30), "el Padre que mora en mí, él hace las obras" (Juan 14:10).
El pecador que ha pasado por la forma del bautismo no es mejor que el pecador que nunca ha hecho profesión de religión. El pecado es el pecado, y los pecadores son pecadores, dentro o fuera de la iglesia. Pero, gracias a Dios, Cristo es el sacrificio por nuestros pecados, tanto como por los pecados del mundo entero (1 Juan 2:2). Hay esperanza para el infiel que hace profesión de religión, como también para aquel que nunca invocó el nombre de Cristo.
El significado de la palabra "justificado" es "hecho justo". Deriva del latín justitia. Ser justo es ser recto. A eso le añadimos la terminación ficar, también del latín, significando "hacer". Magnificar: hacer grande. Dignificar: hacer digo, etc. Justificar: hacer justo.
En ocasiones aplicamos el término "justificar" al que es inocente de un hecho del que es acusado sin causa. Pero el tal no necesita justificación, puesto que es ya justo. Ahora bien, dado que "todos pecaron", no hay ninguno justo –o recto– ante Dios. Por lo tanto, todos necesitan ser justificados, o hechos justos.
La ley de Dios es justicia (ver Rom. 7:21; 9:39 y 31, Sal. 119:172). Tanto apreciaba Pablo la ley, que creyó en Cristo para obtener la justicia que ésta exige, pero que por sí misma es incapaz de proporcionar: "
Lo que era imposible a la Ley, por cuanto era débil por la carne; Dios, al enviar a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado, y como sacrificio por el pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia que quiere la Ley se cumpla en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (Rom. 8:3 y 4). La ley que declara pecadores a todos los hombres, sólo podría justificarlos afirmando que el pecado no es pecado. Pero eso no sería justificación sino contradicción.
Luego,
¿anulamos la ley? Los que persisten en el pecado lo harían gustosos, pues es una ley que los declara culpables. Pero
es imposible abolir la ley de Dios, ya que es la misma vida y carácter de Él. "Así, la Ley es santa, y el Mandamiento santo, justo y bueno" (Rom. 7:12). Al leer la ley escrita vemos allí nuestro deber claramente especificado. Pero no lo hemos cumplido. Por lo tanto, somos culpables.
Además, nadie posee la fortaleza necesaria para guardar la ley, debido a la magnitud de sus requerimientos. Si bien es cierto que nadie puede ser justificado por las obras de la ley, no es porque la ley misma sea deficiente, sino porque el individuo lo es.
Cuando Cristo mora en el corazón por la fe, la justicia de la ley mora también allí, porque Cristo dijo: "Dios mío, me deleito en hacer tu voluntad, y tu Ley está en medio de mi corazón" (Sal. 40:8). Quien desecha la ley, debido a que ésta no considera el mal como si fuese bien, rechaza en ello también a Dios "que de ningún modo tendrá por inocente al malvado" (Éx. 34:7).
Pero Dios quita la culpa y convierte al pecador en justo; es decir, lo pone en armonía con la ley. La ley que antes lo condenaba, da ahora testimonio de su justicia. "
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas" Rom. 3:21.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.