Veamos  otro punto de vista a tu posición extrema.
Bonnie Clark Halderman,  de 60 años, fue encontrada el viernes por la tarde en la casa de su  hermana, Beverly Clark, en una zona rural cercana a Chandler, dijo el  jefe de la policía del condado de Henderson, Ray Nutt.
Chandler  se encuentra a unos 280 kilómetros (175 millas) al norte de Houston.
"La  investigación continúa, y realmente no sabemos cuál fue el motivo",  dijo Nutt el sábado. Las autoridades encontraron un cuchillo que al  parecer fue utilizado en el homicidio, agregó.
Según Nutt, los  agentes acudieron a la vivienda el viernes y ambas mujeres eran las  únicas ocupantes cuando llegó la fuerza pública.
Clark, de 54  años, se encuentra encarcelada sin derecho a fianza hasta que comparezca  ante el juez. Los funcionarios del reclusorio indicaron que no tiene  aún representación legal.
Halderman escribió en el 2007 una  autobiografía, "Memories of the Branch Davidians: The Autobiography of  David Koresh's Mother", en la que describió cómo su hijo, Vernon Howell,  pasó a ser David Koresh, líder de la rama davidiana.
Según se  especula, la muerte de la madre de Koresh habría tenido que ver con un  libro que esta escribió acerca de la muerte de su hijo y una hipótesis  que involucra a la CIA, el narcotráfico y una amplia red de pedofilia  internacional que involucraba a banqueros internacionales.
En el  libro, Halderman aclara que el rancho de los davidianos estaba justo al  lado de unas instalaciones militares de “operaciones negras” del  gobierno de USA.
Aparentemente, dos hackers de los davidianos  habían logrado saltear los protocolos de seguridad de esas instalaciones  (llamado código cósmico del que habla el ex militar estadounidense  Robert Dean) y habían dado con una suculenta información: evidencias de  las operaciones de la CIA en el tráfico de drogas y en asuntos  pederastia.
Estas informaciones están saliendo a partir de la ya  mencionada operación conjunta de Scotland Yard, Interpol y Servicios  secretos rusos en el paraíso fiscal de la isla de Jersey, en la que se  encontraron evidencias de que los banqueros que allí llevan sus fortunas  estaban metidos en supuestas ceremonias rituales en las que se  sacrifican niños.
Según un reporte del servicio de noticias de la  AFPN basado en información recogida por agencias de inteligencia  estadounidenses, dos de los miembros de la secta davidiana habrían  estado habilitados para introducirse en la base de datos de las  Operaciones Negras del Pentagono, la CIA y el FBI y habrían descubierto  que la CIA usaba la Aerolínea Buffalo para transferir diariamente  cocaína, dinero del lavado, agentes de operaciones especiales, niños  secuestrados por la CIA para introducirlos en una red de pedofilia y  armas de la Segunda Guerra Mundial del otro lado de la ruta que separaba  el rancho de la secta de una base militar aledaña.
Según indica  la información, todos los habitantes del rancho de Koresh sabían acerca  de las actividades de la aerolínea de la CIA, relacionada directamente  con George Bush Senior y su vínculo directo con la CIA, la mafia, Siria,  Jordania, Irak, Colombia, Panamá, Nicaragua, Costa Rica, México, Perú y  otros puntos del planeta, que formaban parte de una red de tráfico de  drogas y armas, lavado de dinero y secuestro de niños.
Las  investigaciones serían producto del seguimiento de paraísos fiscales en  todo el mundo y ya tiene sus repercusiones en la isla de Jersey, donde  personal policial denuncia que son trabadas sus investigaciones acerca  de rapto de menores que serían usados para la red de pedofilia.
Los  davidianos
Como producto de las diversas separaciones de los  grupos davidianos y adventistas en los años 80's, George Roden, hijo del  líder davidiano Benjamin Roden y David Koresh se enfrentaron por el  control de Waco.
Benjamin Roden designó como su sucesora a su  mujer Lois. Ella murió en 1986 y, en los dos años siguientes, se  desarrolló una lucha por la sucesión entre su hijo, George Roden, y  Vernon Wayne Howell, nacido en 1959 en Houston, Texas, quien había  cambiado su nombre por el de David Koresh incluso antes de adherir a la  Rama Davidiana, cuando iniciaba una carrera como músico deseoso de  proponer un ‘rock cristiano’. En 1987, los grupos liderados por George  Roden y Vernon Wayne Howell se enfrentan armas en mano y explotan  algunos golpes.
George Roden, seguido por una minoría, deja el  rancho de Waco, no sin relatar antes su versión sobre el incidente a la  prensa. Vernon Wayne Howell -alias David Koresh- es arrestado por el  sheriff del condado –no opone la menor resistencia-, es procesado en  1988 y absuelto, no habiendo podido probar la fiscalía la acusación de  haber disparado personalmente contra Roden y sus seguidores ni que, al  ser agredido por sus opositores (quienes habrían tomado antes que él las  armas), se hallaba en situación de legítima defensa.
De regreso  al rancho después de la absolución, David Koresh querella a cierto  número de diarios por calumnia y obtiene significativas sumas de dinero a  título de negociación. Este asunto, como se comprenderá, no favorece  las buenas relaciones entre la prensa y la Rama Davidiana; por el  contrario, refuerza la autoridad carismática de David Koresh entre sus  fieles y algunos comienzan a considerarlo la segunda venida de  Jesucristo anunciada por el Apocalipsis: entrevistado por estudiosos,  Koresh algunas veces admitió al menos indirectamente y otras negó  abiertamente esta identificación.
En 1992, entra en escena Rick  Ross, definido por la organización anti-sectas CAN como "uno de los seis  mejores desprogramadores de USA". Rick Ross no tiene ninguna  experiencia psiquiátrica ni psicológica sino un pasado de guardaespaldas  de diversas personalidades y de ladrón: en 1975 fue condenado en  Phoenix, Arizona, con una sentencia firme por hurto en una joyería.  Colabora regularmente con el CAN y -como numerosos exponentes  anti-sectas- forma parte de organismos del mundo hebreo norteamericano  que desarrolla actividades de lobby contra las ‘sectas’, en particular,  es miembro de dos comités de la Union of American Hebrew Congregations y  de una comisión de la organización hebraica, con sede en Washington,  B’nai B’rith International.
En 1992, Rick Ross se jacta de haber  ‘desprogramado’ a un miembro de la Rama Davidiana y de haber descubierto  que, dentro del rancho de Waco, se abusa de los niños, incluso  sexualmente, y se detentan armas cuya posesión es ilegal. Rick Ross,  sostenido por algunos órganos de prensa y del CAN, logra interesar por  sus acusaciones a los servicios sociales del condado, que entre 1992 y  1993 visitan repetidamente el rancho y concluyen que no existe prueba  alguna de abuso de menores. Se llegan a encontrar pruebas de la práctica  de la poligamia, técnicamente prohibida por las leyes norteamericanas,  pero, de hecho, tolerada al menos desde los años 50 a causa de decenas  de grupos diversos, religiosos o no, que operan en USA a la luz del sol.  Los servicios sociales texanos deciden no dar paso a acciones legales  contra la Rama Davidiana. Parece que Rick Ross tuvo más éxito con el  ATF, que a comienzos de 1993 decide intervenir contra la Rama Davidiana.
La  masacre
Los acontecimientos ocurridos en Waco el 28 de febrero  al 19 de abril de 1993 son conocidos, y alcanzarán unas rápidas  observaciones. El 28 de febrero de 1993, sin preaviso, los agentes de la  ATF atacan por la fuerza el rancho de la Rama Davidiana, que responden  disparando. Después de 45 minutos de tiroteos yacen sobre el terreno  cuatro agentes de la ATF; dentro del rancho davidiano los muertos son,  al parecer, seis.
La ATF decide transformar el asalto en asedio y  pronto es susitituída por el FBI, que hace rodear el rancho por unos  cuatroscientos agentes con blindados, tanques de asalto y carros  armados. El asedio dura cincuenta días, en el curso de los cuales una  decena de davidianos, con la autorización de David Koresh, se rinden de a  uno al FBI y dejan el rancho, llevándose con ellos a una veintena de  niños. Varios intentos de mediación fracasan: Koresh promete rendirse,  pero no inmediatamente, y un centenar de seguidores se queda con él. El  19 de abril, a las seis de la mañana, sobre la base de una orden  originada en Washington, el FBI ataca el rancho y un tanque de asalto  M728 abre un boquete en el edificio principal, seguido de otros tanques  de asalto que, lentamente, saturan el edificio con gas lacrimógeno.
A  las 11.45 algunos davidianos se acercan a las ventanas con un cartel  que pide restablecer las líneas telefónicas -cortadas por el FBI- para  parlamentar. Es demasiado tarde: a las 12:05, mientras otro M729  derrumba una pared del edificio donde están guarnecidos los davidianos,  se desata un furioso incendio. Alrededor del rancho hay toda clase de  tanques de asalto, pero ningún carro de bomberos. La primera autobomba  llega a las 12.38, pero todos los edificios del rancho ya están  completamente destruidos. El número de sobrevivientes -según la prensa,  cinco en prisión, cuatro en el hospital- parece cierto, aunque la duda  persiste respecto del número de muertos: entre 80 y 90, probablemente  86, de los cuales al menos 17 son niños.
La tragedia ha terminado  y comienza la polémica: el fuego ¿fue encendido por los davidianos,  como afirma el FBI que habla de suicidio colectivo, o fue causado por  los tanques de asalto de la policía federal? ¿Tiene la tragedia un  culpable?
En realidad, el incidente crucial es el del 28 de  febrero: todo lo demás fue una trágica consecuencia. Como escribió un  diario considerado muy cercano a la administración Clinton, "lo que hizo  el FBI el 19 de abril parece moderado si se lo compara con el asalto  del 28 de febrero en el centro de la Rama Davidiana por parte de agentes  de la ATF, en el cual un tiroteo de dudoso origen dejó sobre el terreno  los cadáveres de cuatro agentes y seis miembros de la secta. El  Congreso ha programado una investigación sobre el incidente".
Es  necesario subrayar que -cualquiera sea la verdad sobre el comportamiento  sexual de David Koresh y de sus seguidores- la ATF, que condujo el  ataque del 28 de febrero, no se ocupa de moralidad pública, no se ocupa  de abuso de menores y naturalmente no se ocupa de ‘lavado de cerebro’.  Si había sospechado la existencia de diversos crímenes, la ATF no  hubiera debido intervenir, sino el FBI u otros cuerpos de policía. La  ATF sólo intervino por una única violación de su competencia: la  manipulación de armas, transformadas en armas automáticas prohibidas.
Esta  falta -irónicamente- nunca fue probada: el único test -el único  ‘experto’ consultado por la ATF- fue el desprogramador mental Rick Ross,  mientras parece ser verdad que las armas que dispararon sobre los  agentes de la ATF fueron armas cuya posesión no está prohibida por la  ley norteamericana. En todo caso, la manipulación de armas para  volverlas más peligrosas no es un falta sancionada en Texas con penas  particularmente graves. Según un artículo de Newsweek -por otra parte  hostil a la ATF- parece que las armas ‘trucadas’ del tipo de la cual  estaría en posesión de la Rama Davidiana estaban regularmente en venta  en las armerías de Waco.
Para dar con la verdad sobre esta falta  poco más que contravencional, la ATF -tras haber hecho entrar a un  infiltrado dentro del rancho davidiano- atacó a las 8:30 de la mañana  del domingo 28 de febrero con "más de cien agentes en pie de guerra",  con blindados y helicópteros.
Cualquier auténtico experto en  nuevos movimientos religiosos milenaristas habría podido prever  fácilmente el éxito de un ataque de este género contra un grupo que  considera cercana la hora del fin del mundo. Sintiendo cerca el inicio  de sucesos apocalípticos, los davidianos dispararon, los agentes de la  ATF respondieron y el resultado fueron diez muertos.
El asedio  –con la intervención del FBI- se había vuelto inevitable: ahora no se  trataba más de la hipotética detención de armas ilegales, sino de  homicidio. Y la preguntas permanecen. ¿Por qué la ATF no recurrió a la  policía del condado, que en 1987 había arrestado a David Koresh sin que  éste opusiera resistencia y cuyos agentes conocían a los davidianos, que  frecuentaban tranquilamente al bar local hasta el día antes?
Una  residente de Waco, que un día antes del incidente había tomado un té en  un pub con David Koresh, declaró a Newsweek que no le parecía un loco:  "Era un tipo normal, y las personas que estaban con él no me parecían  ciertamente víctimas de un lavado de cerebro". Y ahora: si el problema  era arrestar a David Koresh, ¿por qué no arrestarlo por las calles de  Waco por las cuales paseaba a diario o en el pub donde iba a tomar el  té? Si las armas estaban en el rancho ¿por qué tomar por asalto el  rancho? Pero finalmente –y sobretodo- si se trataba solo de una  violación relativamente menor de las leyes sobre armas- ¿por qué el  asalto estilo militar? ¿Por qué notificar sobre una contravención con  helicópteros y blindados?
Después del tiroteo del 28 de febrero,  el asedio era inevitable. No era inevitable el asalto final del 19 de  abril, a propósito del cual se debatirá por años si el incendio que  provocó las 80 víctimas fue causado por los tanques de asalto del FBI o  por la misma Rama Davidiana. El asalto, como luego se supo, fue ordenado  personalmente por el ministro de Justicia, la señora Janet Reno, con la  aprobación del mismo presidente Bill Clinton.
La prensa  internacional –que suele escribir toda clase de estulticias sobre las  ‘sectas’- esta vez no se equivocó al juzgar desastrosa la orden  impartida por el gobierno de Washington al FBI. "El error de cálculo del  presidente Clinton -escribió The New York Times- fue total. El affaire  Koresh fue mal llevado desde el inicio hasta el fin". En Londres, The  Daily Telegraph concluyó impiadosamente que "los sucesos de Waco  aumentan nuestra preocupación a propósito de la administración Clinton,  que se revela incapaz actuar con juicio durante una crisis y de  controlar a su burocracia".