Hola hermanos,
La historia de los Bnei Elohim se remonta al lejano Sinar de Abraham. Este Sinar, conocido hoy como Sumeria fue una de las primeras en hablar sobre los Bnei Elohim (Hijos de los Dioses), y su relación con lo que hoy llamamos “demonios”. Sobre los demonios no se tiene un concepto definido sobre qué son. Si nos basamos en literatura antigua, los demonios eran prácticamente un homólogo de los “genios” (de ahí la filosofía socrática sobre el “carácter”), es decir, seres maravillosos, poderosos y capaces de realizar grandes obras. Los conceptos más antiguos de los demonios aparecen en Mesopotamia y luego en las novelas Vedas de los hindúes. En ningún caso hablaban de ellos como seres incorpóreos, pero si “desagraciados” en su apariencia física. Los Vedas decían que venían de otros sistemas planetarios y de debajo de la Tierra, igual que citan las tablillas sumerias.
La historia de los demonios –de ahí remitiré a lo que estamos hablando- también se remonta a sumeria desde el descenso de los hijos de Anu (Cielo, en griego: “Uranus”), llamados NKI (naki), que se transformó posteriormente al acadio y de este al arameo “anaki”. De ahí vemos en la Biblia la mención a los Hijos de Anak, llamados “el pueblo de los anacenos”, hombres enormes de la raza de gigantes relacionada con los Rafá, “los demonios”. Los sumerios NKI eran considerados los “venidos del cielo” (Anu-n-naki), pero la palabra “naki” viene de “desplomarse”, “derrumbarse”, y de ahí su sinónimo hebreo: “nafal” (caer), por lo que ellos fueron llamados “los Caídos” (ha Nefilím). Descritos por los griegos como “Los Hijos de los Dioses”, en hebreo: “Bnei Elohim”.
Los anunnaki o anacenos, eran hombres de elevada estatura, que vinieron al planeta Tierra a observarla y guardarla, eran los “Vigilantes”, de los cuales habló el profeta Enóc, que desertaron del ejército (Sabaot) en Ardis (la cima del monte Hermón, en el Líbano) y como dice Génesis 6, tuvieron hijos con las hijas de los hombres, los cuales fueron los grandes héroes de la antigüedad. Cuando morían, sus espíritus dominaban también el Inframundo y fueron desde entonces conocidos como los “demonios de antaño”, y los que fueron capturados vivos (ver la novela de “Titanomaquia” o “Gigantomaquia”) los encerraron por 7.000 años debajo de la tierra en la zona de las mayores, más custodiadas y aisladas prisiones, llamadas “Tártaro”, que también Enóc visitó.
Ya el cuento de los endemoniados es otra cosa. La palabra “demonio” se generalizó y especuló desde Aristóteles a Sócrates y Platón. Ellos dieron mucha fantasía a los “Nefilím” diciendo que eran seres, a veces corpóreos y a veces incorpóreos, y que podían volar. Luego llegaron a aseverar que eran el “carácter” (Genio) de una persona. Pero de ahí a relacionarlo con las posesiones, es otra historia totalmente distinta a la que ahora no me remitiré, ya que de momento se sale del contexto.
Dice la escritura que cuando los Hijos de los Dioses tomaron para sí mujeres, ya había de ellos, de los Anunnaki (sumerio) o Anakím (hebreo) en la Tierra, y los hubo más después de esto. Si decimos “gigante” en hebreo se dice: “anak”, igual que si decimos “ogro”, es “Og”, del rey Og (Números 21:3). Que era descendiente de estos anunnaki.
Sin embargo, la unión de Hijos del Cielo (Urano) con Mujeres de la Tierra (Gea o Gaya) de donde salieron los gigantes (griego: “Titanis”), se ve marcada, no sólo en el Mediterráneo y Mesopotamia, sino en la Península Escandinava. Y no olvidemos que en otro tiempo hubo además anakím en Norteamérica y Australia. Creo que el mejor periodista de aquellos acontecimientos fue el profeta Janoj (Henóc/Enoc).
El libro 1 de Henoc desde el capítulo 6 nos cuenta EN HEBREO: “Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de Adam, les nacieron hijas hermosas y bonitas; y los Vigilantes, hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: "Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos". Entonces Shamejatzai que era su jefe-principal, les dijo: "Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea yo el único responsable de un gran pecado". Pero ellos le respondieron: "Hagamos todos un juramento y comprometámonos todos bajo un anatema a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente". Entonces todos juraron unidos y se comprometieron al respecto los unos con los otros, bajo anatema. Y eran en total 200 los que descendieron sobre [Ardis] la cima del monte que llamaron "Hermón", porque sobre él habían jurado y se habían comprometido mutuamente bajo anatema. Estos son los nombres de sus jefes: Shamejatzai, él el grande (principal) y en orden con relación a él, Arakiba, Rameel, Kojabiel, Tamiel, Ramiel, Daniel, Tzajiel, Brakiel, Atzael, Armarom, Batariel, Ananiel, Tzakiel, Sampsapel, Sahariel, Terel, Iomiel, y Aratzial. Estos son los jefes de decena.”
Continúa el capítulo 7: “Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres (estos y todos los otros con ellos) y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse (tener comercio) con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre las plantas. [Ellas] quedaron embarazadas de ellos y parieron gaborím gdolím (grandes valientes-héroes) que nacieron sobre la tierra y conforme a su niñez crecieron; y devoraban el trabajo de todos los hijos de los hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles. Entonces, los Héroes-valientes se volvieron contra los humanos para matarlos y comérselos; y empezaron a lahatím (manipular [genéticamente]) a los pájaros, a las bestias, y a los sharatz (insectos-bichos o “seres vivientes” en general), y a los peces, y se devoraban los varones la carne entre ellos y se bebían su sangre. Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo que se había hecho en ella.”
La historia es más larga, pero esto es lo que hace enfasis en lo que preguntaban antes. Dios les bendiga!