Segùn el historiador judìo Josefus, del primer siglo, dice que miles de judìos procedentes de Babilonia, en Asia Menor, iban a Jerusalèn para las fiestas anuales, lo que concuerda con lo que dice Hechos 2:7-11, cuando los cristianos, llenos de Espìritu Santo, empezaron a predicar a todos los extranjeros que se hallaban entonces en Jerusalèn para las fiestas de Pentecostès, entre ellos de Mesopotamia, Egipto, Roma, etc...; asì pues, de esa forma se extendiò el cristianismo en esos lugares remotos; por èso, el apòstol Pedro pudo enviar saludos desde Babilonia, donde ya habìa una iglesia (congregaciòn) cristiana formada allì (1ªPedro 5:13); y por èso tambièn pudo el apòstol Pablo decir, en Romanos 1:8, que la fè de los romanos era alabada en todo el mundo de entonces, pues ya habìa tambièn una iglesia (congregaciòn) cristiana formada allì.
Todo lo cual està en armonìa con lo que dice el apòstol Pablo, en Gàlatas 2:8,9, cuando menciona que el apòstol Pedro se preocupò sobre todo de predicar a los circuncisos, a los judìos, mientras que el apòstol Pablo a los de las naciones (no judìos).
Tambièn hay que destacar que la primera carta del apòstol Pedro fuè escrita alrededor del año 62-64; mientras que la carta del apòstol Pablo a los colosenses fuè escrita alrededor del año 60-61; por tanto, Marcos, el primo de Bernabè, pudo estar primero con el apòstol Pablo, en Roma, y despuès, ir, con el apòstol Pedro, a Babilonia, que no estaba muy lejos de Colosas, en Asia Menor, sobre todo, por las palabras del apòstol Pablo a los colosenses (4:10), cuando dice que si alguna vez Marcos iba a Colosas, lo recibiesen bien.