Freddy, casi estoy de acuerdo con la respuesta que GATITOLINDO te dio (sin tú pedírsela). Si por "adoración falsa" te refieres a la Iglesia Católica, o a la secta adventista, sé más claro. No uses eufemismos imprecisos; si los usas, emplea algo que sea inequívoco ("la iglesia de Roma" o "la secta que tiene su sede en Silver Spring").
Algunos cristianos intentan mantener a ultranza la ideología de que la "adoración verdadera" siempre ha sido igual, de modo que las diferencias que pudiera haber entre la religiosidad del apóstol Pablo, María Magdalena, Josué, Noé o Set serían nimias. No entiendo cómo es posible que una persona mínimamente culta pueda postular algo semejante. Las diferencias son ENORMES. Sin duda, la culpa de esas diferencias no es de Dios. Doy por sentado que Dios siempre quiso mantener el mismo tipo de relación con los seres humanos, pero, obviamente, el concepto de religiosidad de Moisés es distinto del de Jesús de Nazaret. Si no hubiese sido así, no habrían sido necesarias las enseñanzas de los profetas ni las del mismísimo Jesús.
Ahora bien, ¿fue "verdadera" la adoración de Moisés? Sin duda. ¿Es la que espera de nosotros hoy? Me parece que no. Ahora bien, centrándonos en nuestra propia época, ¿he de imaginarme que Dios no escucha ninguna de las oraciones que personas de distintas culturas o civilizaciones elevan al cielo? ¿Le desagradan todas por igual, a no ser que quien las eleve tenga una formación teológica esmerada? ¿Hace falta tener una "teología correcta" para que Dios te oiga? ¿Cómo de correcta? ¿Hace falta saber griego y hebreo? ¿Hace falta dominar los detalles del sistema sacrificial israelita? ¿Hace falta conocer de memoria el itinerario de los viajes de Pablo y cuándo escribió cada una de sus epístolas, así como la situación que imperaba en cada iglesia? ¿Es posible elevar una oración a Dios sin saber quién era Aquila?
A mí me parece que se puede ser un completo ignorante en todo (incluyendo la teología) y, pese a ello, poder ser atendido por Dios. Creo que Dios oye exactamente igual a los doctores en teología y a los analfabetos. Y sospecho que tiene predilección por estos últimos. Aunque no vayan ni a tu iglesia ni a la mía. ¿Rechaza Dios a los sintoístas japoneses? Creo que no. No me cabe duda de que querrá que esas personas lleguen a conocer a Jesús, pero no puedo concebir que la Biblia enseñe que las rechace por sus creencias. Las podrá rechazar por sus acciones, pero no por sus creencias. ¿Rechaza Dios a una anciana católica que encienda una vela a algún "santo"? A mí no se me ocurre ninguna razón por la que tuviera que rechazar a esa persona. Es más, no se me ocurre ninguna razón por la que Dios tuviese que rechazar a un adventista del séptimo día que ore con sinceridad.
Vi hace años una película protagonizada por Julie Andrews, Alec Guiness y Max von Sydow titulada Hawaii (es posible que en español se titule Hawái o algo por el estilo). Es la historia de un misionero que, animado por un nativo converso de esas islas, va allí a llevarles el "evangelio", con la mejor de las intenciones. Sin embargo, su celo hace un mal inmenso en esa isla a los nativos que lo admiraban, al joven pastor converso, a la familia de este, y a su propia esposa. Si no has visto esa película, te aconsejo que la veas. Cuando acabes, pregúntate esto: ¿Qué adoración era más "verdadera"? ¿La de los hawaianos idólatras o la del misionero protestante? La esposa de este lo tuvo muy claro, y yo también.
La teología bíblica es una cosa (entender la historia de Israel y de la iglesia, así como las enseñanzas de personas destacadas de esas comunidades); otra muy distinta es la vivencia religiosa de cada cual. Sin duda, entre judíos y cristianos esa vivencia está relacionada por el grado de comprensión que tenga cada cual en cuanto a esas enseñanzas. Por suerte o por desgracia, ninguno de nosotros es una isla, y las enseñanzas nos vienen mediatizadas por una comunidad en la que hemos nacido o en la que nos hemos integrado. Y cada una de esas comunidades pretende ser particularmente representativa de "la verdad", e intenta hacernos comulgar con su versión de esa "verdad". Dados los fallos que ha habido y sigue habiendo en la iglesia y en las personas (yo el primero), me parece que es sana una cierta dosis de escepticismo no hacia Dios, sino hacia nosotros mismos, pues el propio devenir histórico tenderá a separarnos mientras queramos hacer de la religión una lista de cosas que está bien o mal hacer o decir (aunque no se entiendan). Cuando la religión sea una Persona, y SOLO una Persona, las cosas nos irán mejor.