Vds., como sus maestros, el clero catòlico romano, usan muy diestramente el sofisma, la tergiversaciòn y manipulaciòn de lo escrito o hablado, algo que hacen tambièn con las Santas Escrituras, torcièndolas, sacando textos de su contexto y de la misma Biblia (2ªPedro 3:16), e inventàndose toda una doctrina antibìblica con unos cuantos textos bìblicos, sacados de su contexto y siguiendo cuentos de vieja, como dice el apòstol Pablo (1ªTimoteo 4:7); apostatando asì de la Fè cristiana verdadera, como hicieron Himeneo y Fileto en el siglo I, quienes estaban diciendo que la resurreciòn ya habìa ocurrido en su tiempo y estaban extraviando a otros, quienes, despuès de la muerte de los apòstoles, se extendieron como la gangrena; y asì fuè, sobre todo a partir de los siglos IV/V, cuando se unieron Iglesia y Estado (Hechos 20:29,30; Colosenses 2:8; 2ªTimoteo 2:16-18; 4:3,4).
Vds., son un reflejo de esos apòstatas, extraviados y extraviando a otros, con cuentos, doctrinas y tradicciones de hombres antibìblicas (Mateo 15:7-9,14,18,19), como la de la inmortalidad del alma, el purgatorio, infierno de fuego eterno, etc....; doctrinas paganas que contradicen las principales enseñanzas de la Biblia; ya que, por mucho que lo intenten, no se puede armonizar esas doctrinas y tradicciones paganas con las enseñanzas bàsicas de las Santas Escrituras, que es coherente, consecuente y sin contradicciones, desde Gènesis hasta Apocalipsis.
Por tanto, si hay algùn texto que, aparentemente, no està claro, hay que leer el contexto y otros textos bìblicos relacionados; como por ej. el texto de Mateo 12:32, donde Jesucristo dice que quien blasfeme contra el Espìritu Santo no serà perdonado, ni en este mundo, ni en el pròximo; algo que està en armonìa con el resto de las Santas Escrituras, cuyo tema principal es el Reino de Dios, que es el nuevo mundo al que se refiere Jesucristo, el mismo por el que debemos orar y para que la voluntad de Dios se haga en la Tierra, como en el Cielo (Mateo 6:9,10,33; 24:14; Apocalipsis 5:9,10; 11:15 ). Pero èso serà despuès de la resurrecciòn, cuando, en "el ùltimo dìa", el Hijo de Dios resucite a los muertos (Juan 5:28,29; 6:40), tanto a justos como a injustos (Hechos 24:15); excepto a los que hayan pecado contra el Espìritu Santo, cuyos pecados no seràn perdonados, por lo que, no seràn resucitados, es decir, no tendràn una segunda oportunidad; y por tanto, seràn arrojados directamente al Gehena, o "lago de fuego", destrucciòn completa y definitiva, es decir, sufriràn la "muerte segunda", muerte eterna, de la cual no hay resurreciòn (Apocalipsis 20:12-15).
De igual forma, hay otros textos bìblicos que tambièn sacan de su contexto y de la misma Biblia, como por ej. el que se halla en Lucas 12:46-48, donde Jesucristo està hablando de los que afirmarìan llamarse cristianos durante su presencia y 2ª venida, por tanto, de seres humanos vivos, quienes algunos no permanecerìan fieles a Dios y a su Palabra, es decir, los apòstatas, quienes seràn destruidos; mientras que otros necesitarìan correciòn y disciplina severa, si quieren ser llamados "hijos de Dios", como menciona el apòstol Pablo en Hebreos 12:5,6 (Santiago 1:22; 2:10-13; 4:17), y otros, ignorantes de lo que Dios dice en su Palabra, necesitaràn una disciplina menos severa, ya que actuaron por ignorancia, por falta de conocimiento (Levìtico 5:17,18; 1ªTimoteo 1:12,13).
Asì pues, vemos la coherencia y armonìa a travès de todas las Santas Escrituras, desde Gènesis hasta Apocalipsis.