Lógico, porque sería lo mismo hablar sobre la ley del pacto de Dios, dado que el mismo Cristo vino a perfeccionar el Antiguo Pacto para darnos, con su derramamiento de sangre, el Nuevo Pacto. A pesar de que el pacto siempre ha existido, los cristianos tienen que permanecer en el Nuevo Pacto porque ese Nuevo pacto lo ha fundado Cristo. Lo mismo para el caso la Iglesia; dado que no se puede decir que la Iglesia Cristiana, establecida por Jesús, sea la misma que la que existía en la época judía. Jesucristo ha establecido y fundado la Iglesia Cristiana primero prometiéndola en Mateo 16,18 y luego emergiendo en el día de Pentecostés (Hechos, segundo capítulo). Sobre esa Iglesia cristiana que nacía en el día de Pentecostés es en donde Jesús hizo una promesa, que es la siguiente: "Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Afirma claramente "todos los días"; en consecuencia, no se puede decir que en algún tiempo determinado en la historia han dejado de existir cristianos, o que el pueblo de Dios haya cesado (o que esa iglesia haya caído) -ni siquiera un solo día- hasta que Martín Lutero decidió intentar reformar (cosa que en realidad lo que hizo fue hacer una iglesia nueva paralela mas que reformar), porque si no trataríamos de mentirosos a Jesús cuando todos sabemos que sus Palabras nunca caducan. Él lo dijo: "todos los días"; por lo tanto, una de las características para saber cuál es la Iglesia Cristiana (no hablo de la Iglesia en términos generales de la historia de la Salvación como hiciste alusión, sino de la Iglesia Cristiana) que ha sido fundada por Cristo tuvo que haber permanecido por dos mil años de historia de manera ininterrumpida. Solamente existe una iglesia, una doctrina, una religión que a permanecido por siempre, que es la Iglesia Católica, porque a pesar de que sea tan criticada y que muchos únicamente dediquen sus vidas para señalarla con el dedo acusador (como si ellos que la juzgan estuviesen libre de pecado), yo tengo que seguir lo que Cristo ha establecido, porque las puertas del infierno no prevalecerán en contra de su Iglesia (Mt 16,19).