Página 52 del libro “¿Qué Enseña Realmente la Biblia?” (2005):
Para entender esta imagen tenemos que recordar, primero, la descripción que hace la antropóloga británica Margaret Murray del dios cornudo griego Pan: “Todas sus representaciones son necesariamente tardías, posteriores al siglo V a.C.; pero aun en sus formas más tempranas sus características son las mismas: rostro largo y estrecho, barba puntiaguda, pequeños cuernos y patas de macho cabrío” (El Dios de los Brujos, capítulo 1, por Margaret Murray).
Los brujos europeos sincretizaron al diablo con esta deidad griega.
Sin embargo, los ojos de la imagen reflejada son amarillos como el fuego. Para entender la razón de esto, bastará con citar un pequeño párrafo de la novela de terror “La Semilla del Diablo”. En la página 56 de dicho libro se relata el momento en que Rosemary abre los ojos y ve los ojos del diablo: “Ella abrió sus ojos y vio ojos amarillos como hornos, olió azufre y raíz de tanis, sintió un aliento húmedo en su boca, oyó gruñidos de lujuria y la respiración de espectadores. «Esto no es un sueño —pensó ella—. Es algo real que está ocurriendo.» La protesta surgió en sus ojos y garganta; pero algo cubrió su rostro, empapándola con un hedor dulzón.” (La Semilla del Diablo, capítulo 8, página 56)
Para entender esta imagen tenemos que recordar, primero, la descripción que hace la antropóloga británica Margaret Murray del dios cornudo griego Pan: “Todas sus representaciones son necesariamente tardías, posteriores al siglo V a.C.; pero aun en sus formas más tempranas sus características son las mismas: rostro largo y estrecho, barba puntiaguda, pequeños cuernos y patas de macho cabrío” (El Dios de los Brujos, capítulo 1, por Margaret Murray).
Los brujos europeos sincretizaron al diablo con esta deidad griega.
Sin embargo, los ojos de la imagen reflejada son amarillos como el fuego. Para entender la razón de esto, bastará con citar un pequeño párrafo de la novela de terror “La Semilla del Diablo”. En la página 56 de dicho libro se relata el momento en que Rosemary abre los ojos y ve los ojos del diablo: “Ella abrió sus ojos y vio ojos amarillos como hornos, olió azufre y raíz de tanis, sintió un aliento húmedo en su boca, oyó gruñidos de lujuria y la respiración de espectadores. «Esto no es un sueño —pensó ella—. Es algo real que está ocurriendo.» La protesta surgió en sus ojos y garganta; pero algo cubrió su rostro, empapándola con un hedor dulzón.” (La Semilla del Diablo, capítulo 8, página 56)