Re: Triteísmo Adventista
Ok Javier Andres, te agradesco que hayas ampliado un poco la respuesta, acabo de entender por que dices tu "Trietismo Adventista".
Pero fijate me sorprende, no pense ni en lo mas minimo que tu aseveración del "Trietismo Adventista", lo basaras en el Hecho de que yo le llamo Dios al Padre, Dios al hijo y Dios al Espiritu Santo, de verdad que me sorprende, tu mencionas que "tres personas constituyen la trinidad", tienes razon, pero el problema radica que la Iglesia Adventista le llama a cada perosna Dios Padre Dios Hijo y Dios Espiritu Santo.
Nosotros nunca hemos predicado esto.
Ahora Javier Andres, esto que voy a comentar lo queria dejar a lo ultimo, por queria entender la razon por la cual aseveras el "Trietismo Adventista",
Javier Andres de las creencias fundamentales de los adventistas citas las siguientes:
Despues muy sutilmente quieres dejar en la mente del lector fel "Trietismo Adventista" fundamentado en tu expresión anterior.
Pero mi amigo Javier Andres se te olvido poner la número 2, Amigos lectores voy a citar las creencias fundamentales Adventistas numeros 2, 3, 4 y 5 en la que queda como evidencia que la Iglesia nunca ha predicado el Trietismo.
2. La Trinidad
Hay un Dios: Padre, Hijo, y Espíritu Santo, una unidad de tres Personas coeternas. Dios es inmortal, todopoderoso, omnisapiente; superior a todos y omnipresente. Es infinito y escapa a la comprensión humana, aunque se lo puede conocer por medio de su autorevelación. Es digo para siempre de reverencia, adoración y servicio por parte de toda la creación (Deuteronomio 6:4; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; Efesios 4:4-6; 1 Pedro 1:2; 1 Timoteo 1:17; Apocalipsis 14:7).
3. El Padre
Dios el Padre Eterno es el Creador, Originador, Sustentador y Soberano de toda la creación. Es justo y santo, misericordioso y clemente, tardo en airarse, y abundante en amor y fidelidad. Las cualidades y las facultades del Padre se manifiestan también en el Hijo y en el Espíritu Santo (Génesis 1:1; Apocalipsis 4:11; 1 Corintios 15:28; Juan 3:16; 1 Juan 4:8; 1 Timoteo 1:17; Éxodo 38:6,7; Juan 14:9).
4. El Hijo
Dios el Hijo eterno se encarnó en Jesucristo. Por medio de él se crearon todas las cosas, se reveló el carácter de Dios, se llevó a cabo la salvación de la humanidad, y se juzga al mundo. Aunque es verdadero y eternamente Dios, llegó a ser también verdaderamente hombre, Jesús el Cristo. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Vivió y experimentó la tentación como ser humano, pero ejemplificó perfectamente la justicia y el amor de Dios. Mediante sus milagros manifestó el poder de Dios y éstos dieron testimonio de que era el prometido Mesías de Dios. Sufrió y murió voluntariamente en la cruz por nuestros pecados y en nuestro lugar, resucitó de entre los muertos, y ascendió para ministrar en el santuario celestial en favor de nosotros. Volverá otra vez en gloria para librar definitivamente a su pueblo y restaurar todas las cosas (Juan 1.1-3,14; Colosenses 1:15-19; Juan 10:30; 14:19; Romanos 6:23; 2 Corintios 5:17-19; Juan 5:22; Lucas 1:35; Filipenses 2:5-11; Hebreos 2:9-18; 1 Corintios 15:3,4; Hebreos 8:1,2; Juan 14:1-3).
5. El Espíritu Santo
Dios el Espíritu eterno estaba activo con el Padre y el Hijo en la creación, la encarnación y la redención. El inspiró a los autores de la Escritura. El llenó la vida de Cristo con poder. El atrae y convence a los seres humanos; y a los que responden a su llamado, los renueva y transforma a la imagen de Dios. Fue enviado por el Padre y el Hijo para estar siempre con sus hijos, y lo concede a la iglesia dones espirituales, la capacita para dar testimonio en favor de Cristo, y en armonía con las Escrituras, la lleva a toda la verdad. (Génesis 1:1,2; Lucas 1:35; 4:18; Hechos 10:38; 2 Pedro 1:21; 2 Corintios 3:18; Efesios 4:11,12; Hechos 1:8; Juan 14:16-18,26; 15:26,27; 16:7-13).
La Iglesia siempre ha predicado que existe un Dios en tres personas tal como lo asevara Javier Andres, luego separando las personas de la trinidad hace un fundamento teologico de cada una de ellas.
Que Dios te bendiga Javier Andres
Entonses puedes decir como Atanasio el credo Católico:
Credo
"Quicumque" (Quienquiera) o
"de San Atanasio"
El Credo llamado de San Atanasio, también conocido como Quicumque se recitaba antes en el Oficio Divino de los domingos. La Iglesia Anglicana y otras iglesias protestantes lo aceptan como válido. Por mucho tiempo se ha creído que su autor fue San Atanasio (295-373), obispo de la iglesia de Alejandría en Egipto. Sin embargo, no es probable que lo fuese porque las iglesias orientales comenzaron a conocer este Credo hasta en el siglo XII. Actualmente se considera mas probable que fuese compuesto al sur de la actual Francia durante el siglo V. La copia más antigua que se conoce pertenece a una colección de homilías hecha por San Cesáreo de Arles (503-542).
Quienquiera desee salvarse debe, ante todo, guardar la Fe Católica:
Quien no la observare íntegra e inviolada, sin duda perecerá eternamente.
Esta es la Fe Católica: que veneramos a un Dios en la Trinidad y a la Trinidad en unidad. Ni confundimos las personas, ni separamos las substancias.
Porque otra es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo:
Pero la divinidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo es una, es igual su gloria, es coeterna su majestad.
Como el Padre, tal el Hijo, tal el Espíritu Santo.
Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo.
Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo.
Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no tres eternos, sino uno eterno.
Como no son tres increados ni tres inmensos, sino uno increado y uno inmenso.
Igualmente omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no tres omnipotentes, sino uno omnipotente.
Como es Dios el Padre, es Dios el Hijo, es Dios el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no tres dioses, sino un Dios.
Como es Señor el Padre, es Señor el Hijo, es Señor el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no tres señores sino un Señor.
Porque, así como la verdad cristiana nos compele a confesar que cualquiera de las personas es, singularmente, Dios y Señor, así la religión católica nos prohíbe decir que son tres Dioses o Señores.
Al Padre nadie lo hizo: ni lo creó, ni lo engendró.
El Hijo es sólo del Padre: no hecho, ni creado, sino engendrado.
El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo: no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente de ellos.
Por tanto, un Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos, un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos.
En esta Trinidad nada es primero o posterior, nada mayor o menor: sino todas la tres personas son coeternas y coiguales las unas para con las otras.
Así, para que la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad sea venerada por todo, como se dijo antes.
Quien quiere salvarse, por tanto, así debe sentir de la Trinidad.
Pero, para la salud eterna, es necesario creer fielmente también en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo.
Es pues fe recta que creamos y confesemos que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y hombre.
Es Dios de la substancia del Padre, engendrado antes de los siglos, y es hombre de la substancia de la madre, nacido en el tiempo.
Dios perfecto, hombre perfecto: con alma racional y carne humana.
Igual al Padre, según la divinidad; menor que el Padre, según la humanidad.
Aunque Dios y hombre, Cristo no es dos, sino uno.
Uno, no por conversión de la divinidad en carne, sino porque la humanidad fue asumida por Dios.
Completamente uno, no por mezcla de las substancias, sino por unidad de la persona.
Porque, como el alma racional y la carne son un hombre, así Dios y hombre son un Cristo.
Que padeció por nuestra salud: descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos.
Ascendió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre omnipotente; de allí vendrá a juzgar a vivos y muertos.
A su venida, todos los hombres tendrán que resucitar con sus propios cuerpos, y tendrán que dar cuenta de sus propios actos.
Los que actuaron bien irán a la vida eterna; los que mal, al fuego eterno.
Esta es la fe católica, quien no la crea fiel y firmemente, no podrá salvarse. Amén.