Hermanos en Cristo y El Espíritu de Su Palabra
Este es el hermoso testimonio del hermano y ex - sacerdote Boliviano Benigno Zúñiga convertido, por la Gracia de Dios, al puro Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo:
¿ Por que he dejado la iglesia romanocatolica, aunque había ocupado una posición importante?
Durante años había sido profesor del seminario y vicecanciller del obispado, capellán castrense y durante diez años párroco de dos importantes parroquias. En la última parroquia fundé la juventud agraria católica, un grupo juvenil que tenía como fin luchar contra el protestantismo.
Y sin embargo con gran tristeza, y a pesar de largos años de fiel servicio, tuve que dejar todo eso: mi parroquia, mi sacerdocio e incluso mi religión romano católica, que desde la infancia había profesado.
¿Que Había Sucedido?
La pregunta de mi salvación eterna me importunaba de una manera irresistible. Fue el medio que Dios en su infinita misericordia usó para llevarme a estudiar La Biblia y buscar en ella la respuesta a esa pregunta. Para vergüenza mía debo decir que yo, sacerdote de la iglesia romanocatolica y profesor en el seminario, a los cincuenta años no había leído la Biblia completa, sólo distintos pasajes de ella.
Pero cuando profundicé en el mensaje de la Biblia, llegué a descubrir que La Palabra de Dios muestra un mensaje totalmente diferente al que enseña la iglesia catolicoromana.
Que confusión : Yo había confiado sin más en los hombres, lo que decían los papas, los obispos y los concilios. Creía sinceramente que reproducían nítidamente el mensaje de la Biblia. Pero nada más lejos de la verdad.
Un Enorme Sentimiento de Culpabilidad
El verdadero motivo por el cual yo di este paso más drástico de mi vida, fue la carga de mi pecado que pesaba sobre mí. Sabía que era un esclavo de mis deseos. Mi vida era una retahíla de incongruencias. Llevaba una doble vida. Era un vulgar pecador, mientras hacia fuera daba la impresión de ser un santo.
Intenté por todo los medios librarme de mí mismo. Pero a pesar de los muchos sacramentos de los que la iglesia romanocatolica dice disponer, yo jamás por ellos me he sentido limpio. Y de nuevo confesaba mis pecados, repetía oraciones a los santos, muchos ayunos, sacrificios corporales y otros ejercicios ascéticos, que para nada sirvieron. No cambiaron mi corazón, aunque yo cumplía todas esas prácticas lo más escrupulosamente posible.
Pablo dice: " Os sometéis a preceptos ... en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres.. Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; Pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne" (Col. 2:21-23)
Un Torrente de Luz me Inundó
Pablo dice: " Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: Que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero" (1Tim.1:15)
La obra de la redención es una pura secuencia del amor de Dios. " Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros".(Rom. 5:8)
La salvación por el perdón de pecados es completamente gratuita, gratis, sin ningún merecimiento de nuestra parte. Ciertamente es un DON de Dios: "No por obras, para que nadie se gloríe" (Ef. 2:9)
¡El único mediador es Jesucristo: 1 Tim. 2:5¡ Sólo el cordero inmaculado de Dios, Cristo Jesús efectuó nuestra salvación: " Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El" (1Cor. 5:21)
Llevado por esa luz que nos ilumina desde las páginas de La Biblia, perdí toda confianza en papas y obispos, que predican una doctrina opuesta, y puse toda mi confianza en Aquel que ha dicho: " De cierto, de cierto os digo: el que cree en Mí, tiene vida eterna" (Jn. 6:47).
Lágrimas de Alegría
Bendito sea ese día en Cochabamba que por fin caí de rodillas y confesé: " Señor Jesús, confieso ante Dios que soy un hombre pecador. Mis pecados declaran en contra de mí. Tú conoces su número y gravedad. ¡
Perdóname Señor ¡ Borra mis pecados con tu Preciosa Sangre. Yo te acepto como mi personal Salvador. ¿ A dónde iría yo Señor, pues Tú tienes palabras de vida eterna? En Ti deposito toda mi confianza, ya que Tú has dicho que eres el Camino, la Verdad y la Vida".
Apenas había pronunciado estas palabras de abatimiento y de fe, cuando brotaron de mí lágrimas abundantes. El Señor llenó toda mi alma con su perdón, con Su alegría, con Su Paz, con Su Amor.
¡ O libertad bendita de los hijos de Dios¡ Cristo rompió las cadenas de mis enemigos mortales. Había sido librado de la tiranía de mí pecado y como consecuencia de ello me he desasido del código de derecho canónico de la iglesia romanocatolica con todas sus amenazas.
Desde el día de mí conversión tengo entrada libre a Dios, el Padre, en Jesucristo. Desde entonces tengo la seguridad de mi salvación eterna, ya que ahora no me apoyo en nada de mi mismo, pues yo sé que en mí, esto es. En mi carne, no mora el bien. (Rom. 7:18).
De hoy en adelante lo espero todo únicamente de mí Salvador, sé que el Espíritu Santo mora en mí, pues Dios no mora en templos hechos por manos de hombres, sino en los corazones que son quebrantados por el Espíritu Santo y en los que El ha obrado la fe en Cristo.
Mi deseo es que muchos puedan encontrar esta gracia y esta intensa alegría.
Benigno Zúñiga
Ex - sacerdote catolicoromano
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Hermanos en Cristo y El Espíritu de Su Palabra, después de leer este excelente y maravilloso testimonio, ver la honradez del hermano Benigno, sus humanos y honestos esfuerzos por obtener la libertad del Cristiano verdadero, es decir, el que cree y pone la Palabra de Dios por sobre todo, no debemos olvidar y grabar en el corazón las Palabras de Nuestro Señor Jesucristo:
Mateo 16.24
"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, y tome su cruz y sígame." (Mar. 8:34/Luc.9.23)
El Señor libre a los corazones honestos de la perversidad del espíritu que inspira a Roma.
En Cristo
Rogelio
Ref.
Revista "En la Calle Recta" Editada por ex- sacedotes Romano católicos convertidos al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
Año XXV Nº 124
Sept. 1993
Este es el hermoso testimonio del hermano y ex - sacerdote Boliviano Benigno Zúñiga convertido, por la Gracia de Dios, al puro Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo:
¿ Por que he dejado la iglesia romanocatolica, aunque había ocupado una posición importante?
Durante años había sido profesor del seminario y vicecanciller del obispado, capellán castrense y durante diez años párroco de dos importantes parroquias. En la última parroquia fundé la juventud agraria católica, un grupo juvenil que tenía como fin luchar contra el protestantismo.
Y sin embargo con gran tristeza, y a pesar de largos años de fiel servicio, tuve que dejar todo eso: mi parroquia, mi sacerdocio e incluso mi religión romano católica, que desde la infancia había profesado.
¿Que Había Sucedido?
La pregunta de mi salvación eterna me importunaba de una manera irresistible. Fue el medio que Dios en su infinita misericordia usó para llevarme a estudiar La Biblia y buscar en ella la respuesta a esa pregunta. Para vergüenza mía debo decir que yo, sacerdote de la iglesia romanocatolica y profesor en el seminario, a los cincuenta años no había leído la Biblia completa, sólo distintos pasajes de ella.
Pero cuando profundicé en el mensaje de la Biblia, llegué a descubrir que La Palabra de Dios muestra un mensaje totalmente diferente al que enseña la iglesia catolicoromana.
Que confusión : Yo había confiado sin más en los hombres, lo que decían los papas, los obispos y los concilios. Creía sinceramente que reproducían nítidamente el mensaje de la Biblia. Pero nada más lejos de la verdad.
Un Enorme Sentimiento de Culpabilidad
El verdadero motivo por el cual yo di este paso más drástico de mi vida, fue la carga de mi pecado que pesaba sobre mí. Sabía que era un esclavo de mis deseos. Mi vida era una retahíla de incongruencias. Llevaba una doble vida. Era un vulgar pecador, mientras hacia fuera daba la impresión de ser un santo.
Intenté por todo los medios librarme de mí mismo. Pero a pesar de los muchos sacramentos de los que la iglesia romanocatolica dice disponer, yo jamás por ellos me he sentido limpio. Y de nuevo confesaba mis pecados, repetía oraciones a los santos, muchos ayunos, sacrificios corporales y otros ejercicios ascéticos, que para nada sirvieron. No cambiaron mi corazón, aunque yo cumplía todas esas prácticas lo más escrupulosamente posible.
Pablo dice: " Os sometéis a preceptos ... en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres.. Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; Pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne" (Col. 2:21-23)
Un Torrente de Luz me Inundó
Pablo dice: " Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: Que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero" (1Tim.1:15)
La obra de la redención es una pura secuencia del amor de Dios. " Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros".(Rom. 5:8)
La salvación por el perdón de pecados es completamente gratuita, gratis, sin ningún merecimiento de nuestra parte. Ciertamente es un DON de Dios: "No por obras, para que nadie se gloríe" (Ef. 2:9)
¡El único mediador es Jesucristo: 1 Tim. 2:5¡ Sólo el cordero inmaculado de Dios, Cristo Jesús efectuó nuestra salvación: " Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El" (1Cor. 5:21)
Llevado por esa luz que nos ilumina desde las páginas de La Biblia, perdí toda confianza en papas y obispos, que predican una doctrina opuesta, y puse toda mi confianza en Aquel que ha dicho: " De cierto, de cierto os digo: el que cree en Mí, tiene vida eterna" (Jn. 6:47).
Lágrimas de Alegría
Bendito sea ese día en Cochabamba que por fin caí de rodillas y confesé: " Señor Jesús, confieso ante Dios que soy un hombre pecador. Mis pecados declaran en contra de mí. Tú conoces su número y gravedad. ¡
Perdóname Señor ¡ Borra mis pecados con tu Preciosa Sangre. Yo te acepto como mi personal Salvador. ¿ A dónde iría yo Señor, pues Tú tienes palabras de vida eterna? En Ti deposito toda mi confianza, ya que Tú has dicho que eres el Camino, la Verdad y la Vida".
Apenas había pronunciado estas palabras de abatimiento y de fe, cuando brotaron de mí lágrimas abundantes. El Señor llenó toda mi alma con su perdón, con Su alegría, con Su Paz, con Su Amor.
¡ O libertad bendita de los hijos de Dios¡ Cristo rompió las cadenas de mis enemigos mortales. Había sido librado de la tiranía de mí pecado y como consecuencia de ello me he desasido del código de derecho canónico de la iglesia romanocatolica con todas sus amenazas.
Desde el día de mí conversión tengo entrada libre a Dios, el Padre, en Jesucristo. Desde entonces tengo la seguridad de mi salvación eterna, ya que ahora no me apoyo en nada de mi mismo, pues yo sé que en mí, esto es. En mi carne, no mora el bien. (Rom. 7:18).
De hoy en adelante lo espero todo únicamente de mí Salvador, sé que el Espíritu Santo mora en mí, pues Dios no mora en templos hechos por manos de hombres, sino en los corazones que son quebrantados por el Espíritu Santo y en los que El ha obrado la fe en Cristo.
Mi deseo es que muchos puedan encontrar esta gracia y esta intensa alegría.
Benigno Zúñiga
Ex - sacerdote catolicoromano
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Hermanos en Cristo y El Espíritu de Su Palabra, después de leer este excelente y maravilloso testimonio, ver la honradez del hermano Benigno, sus humanos y honestos esfuerzos por obtener la libertad del Cristiano verdadero, es decir, el que cree y pone la Palabra de Dios por sobre todo, no debemos olvidar y grabar en el corazón las Palabras de Nuestro Señor Jesucristo:
Mateo 16.24
"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, y tome su cruz y sígame." (Mar. 8:34/Luc.9.23)
El Señor libre a los corazones honestos de la perversidad del espíritu que inspira a Roma.
En Cristo
Rogelio
Ref.
Revista "En la Calle Recta" Editada por ex- sacedotes Romano católicos convertidos al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
Año XXV Nº 124
Sept. 1993