Re: Testificando a los testigos de Jehova- Paul Washer
Se menciona al arcángel Miguel solamente cinco veces en la Biblia (Daniel 10:13,21; 12:1; Judas 9; Apocalipsis 12:7), pero esos pasajes nunca indican que él deba ser comparado al Cristo pre-encarnado o al Jesús ascendido. Primera Tesalonicenses 4:16 también alude a “un arcángel”, y, aunque no se menciona el nombre Miguel, este es el pasaje que los testigos de Jehová frecuentemente citan como prueba que Jesús es el arcángel Miguel. En cuanto a la Segunda Venida de Cristo, Pablo escribió: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (énfasis añadido). Supuestamente, ya que se describe a Jesús ascendiendo del cielo “con voz de arcángel”, entonces Él debe ser el arcángel Miguel. Sin embargo, este versículo no enseña que Jesús sea un arcángel, sino que a Su Segunda Venida Él será acompañado “con la voz de arcángel”. Así como Él llegará “con voz de mando” y “con trompeta de Dios”, Él también será acompañado “con voz de arcángel”. Pregunta: Si el descenso de Jesús “con voz de arcángel” quiere decir que Él es el arcángel Miguel (como los testigos de Jehová sostienen), entonces, ¿Su descenso “con trompeta de Dios” no quisiera decir que Él es Dios? Los testigos de Jehová rechazan esta segunda conclusión, aunque aceptan la primera. Tal inconsistencia es prueba de sus enseñanzas erróneas acerca de Jesús.
Uno de los argumentos más fuertes en contra de la idea que Jesús es un ángel se encuentra en el libro de Hebreos. En el capítulo uno, el escritor de Hebreos mostró la superioridad de Jesús sobre los seres angelicales, y los contrastó con ellos.
Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo? Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios. Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego. Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros. Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán. Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? (1:5-13).
Se ve la superioridad de Jesús sobre los ángeles en el hecho que el Padre se refirió a Jesús como Su Hijo primogénito especial a Quien dio el honor de sentarse a Su diestra (1:5,13). Además, el escritor de Hebreos indicó que Dios mandó a que todos los ángeles adoraran a Jesús (1:6; cf. Apocalipsis 5:11-13; Filipenses 2:10). Sin embargo, si Jesús fue un ángel, ¿cómo pudo aceptar la adoración de otros ángeles “menores” cuando, según Apocalipsis 19:10 y 22:8,9, los ángeles no aceptan adoración, sino amonestan a adorar a Dios y a nadie más? El capítulo uno de Hebreos es un golpe mortal para la idea que Jesús, el Hijo de Dios, sea el arcángel Miguel. Interesantemente, Charles Taze Russell, el fundador de la Sociedad de la Biblia y el Folleto Atalaya, admitió la conclusión lógica de Hebreos cuando declaró en la revista El Atalaya casi al final de su año inaugural: “Por ende se dice, ‘Adórenle todos los ángeles de Dios’: (eso debe incluir a Miguel, el ángel principal, por tanto Miguel no es el Hijo de Dios)...” (1879, p. 4, énfasis añadido). Tristemente, aunque Russell (el presidente de la sociedad por más de 30 años) rechazó la idea que Jesús era el arcángel Miguel, los testigos de Jehová se aferran ahora a esta doctrina.
El escritor de Hebreos regresó al tema de la superioridad de Jesús sobre los ángeles en el capítulo dos, diciendo, “no sujetó [Dios] a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando” (2:5). ¿A quién será el mundo sometido? La Escritura indica que a Jesús, el “heredero de todo” (Hebreos 1:2). “Toda potestad” le ha sido dada a Jesús (Mateo 28:18), no a cualquier ángel. Todos los ángeles, autoridades y dominios “a él están sujetos” (1 Pedro 3:22). “Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él” (Hebreos 2:8, énfasis añadido). Por tanto, Jesús no es el arcángel Miguel, “Porque [Dios] no sujetó a los ángeles el mundo venidero” (Hebreos 2:5).
Una prueba final que Jesús no es el arcángel Miguel realmente viene de uno de los cinco pasajes bíblicos en que se encuentra el nombre Miguel—Judas 9. Según Judas, “cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda”. Mientras que Miguel no se atrevió a proferir juicio en contra del diablo (cf. 2 Pedro 2:11), Jesús una vez declaró acerca de Satanás: “Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44). Jesús no abordó el tema de reprender al diablo con la misma indecisión de los ángeles piadosos como Miguel. Jesús, como el Señor del Cielo y la Tierra (Mateo 28:18), sencillamente llamó al diablo homicida y mentiroso, e incluso fue tan lejos como para declarar que “no hay verdad en él”. El Hijo de Dios obviamente no es el arcángel Miguel.
Considero que es extremadamente extraño que los testigos de Jehová concluyan que no existe prueba bíblica de la deidad de Jesús, y que al mismo tiempo aleguen que “existe evidencia escritural para concluir que Miguel era el nombre de Jesucristo antes que dejara el cielo y después de su regreso” (Watchtower, 1969, p. 307, énfasis añadido). ¿Dónde está la evidencia? No existe. Jesús no es el arcángel Miguel; en cambio, Él es exactamente Aquel que el apóstol Juan dijo que era (Juan 1:1,14), Aquel que Tomás dijo que era (Juan 20:28) y Aquel que Sus enemigos dijeron que Él decía que era (Juan 5:18; 10:33).