Re: "Sola fe" doctrina anticritiana que atenta a la verdad del evangelio de Cristo...
Re: "Sola fe" doctrina anticritiana que atenta a la verdad del evangelio de Cristo...
Venga, un trocito más, para que ya no quede duda que MUCHOS NO TIENEN ni la menor idea de que habla y en verdad Santiago, y por ello, cree ERRADAMENTE que contradice Pablo y demás autores bíblicos:
Ver fuente y capítulo entero aquí mismo.
Re: "Sola fe" doctrina anticritiana que atenta a la verdad del evangelio de Cristo...
Venga, un trocito más, para que ya no quede duda que MUCHOS NO TIENEN ni la menor idea de que habla y en verdad Santiago, y por ello, cree ERRADAMENTE que contradice Pablo y demás autores bíblicos:
MOSTRANDO LA FE POR MEDIO DE LAS OBRAS
El versículo 18 dice: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”. Si una persona vana y jactanciosa mantiene su jactancia, con el tiempo, alguien se levantará y le dirá: “Dices que tienes fe. Pero, ¿dónde está? Debes callar. Tú tienes fe, pero yo tengo obras”. Dese cuenta de que él no dice que tiene solamente obras; no dice que él no tiene fe. Eso no es lo que un cristiano diría. El dice: “Tú tienes fe, y yo tengo obras. Le he proveído a alguien una comida el día de hoy. Le he dado a alguien vestido el día de hoy. Por favor muéstrame tu fe sin tus obras. ¿Qué bien hay si tú solamente hablas acerca de estas cosas?” ¿Pueden ver el significado en esas palabras? Cuando ustedes las lean deben poner atención al tono. Cuando lean Santiago, la cosa más importante es tomar nota del tono. Si aquí ponen atención al tono de sus palabras, tienen que admitir que esta palabra es hablada a una persona vana y jactanciosa. Aquí, Santiago está hablando acerca de la práctica; no está tratando con la justificación por la fe.
Aquí, debemos tomar nota de la palabra “mostrar”. Esta persona dice: “Muéstrame”, y, “Yo te mostraré”. Por lo tanto, Santiago 2 no está hablando acerca de si un hombre tiene o no fe delante de Dios. No está tratando con nuestra fe delante de Dios; más bien, está tratando con nuestra fe delante de los hombres. Su alguien se jacta delante de los hombres de que tiene fe, usted debe decirle a tal persona: “Muéstrame tu fe sin obras”. Santiago 2 trata con el problema de la fe delante de los hombres. Nadie ve si usted tiene o no tiene fe. Otros solamente ven si usted tiene obras, es decir, si alimenta a otros y da a otros ropa para vestir. ¿Comprenden ustedes que también esto requiere fe? Suponga que hay un hermano o una hermana aquí esta noche que no tiene ropa o comida. Si yo le digo a él o a ella que mientras creamos, seremos vestidos y alimentados, eso no es suficiente. Santiago dice que tenemos que alimentarlo y vestirlo, y al mismo tiempo que debemos tener fe. ¿Se dan cuenta que se necesita fe para dar a otros? Esta fe viene de dos lados. Si no tengo mucho dinero, quizá solamente tengamos unas pocas monedas en mi bolsillo, y veo a alguien sin comida y vestido, tengo que ejercitar mi fe. Para otros no necesito tener fe; para ellos solamente necesito las obras. Pero para mí mismo, necesito la fe. Si no tengo fe dentro de mí, probablemente no seré capaz de despojarme de esas pocas monedas hasta que las haya reconsiderado y contado unas pocas de veces. Me preguntaría si iba a ser capaz de obtener de vuelta lo que estaba dando. Pero si puedo espontáneamente despojarme de las pocas monedas, esto debe significar que tengo fe. Por lo tanto, cuando usted ve a un hombre pobre y le da comida y vestido, debe tener fe antes de que pueda tener obras. Sin las obras, su fe no puede ser manifestada. Además, aún si usted es rico y no necesita mucha fe para que dé un poco, ¿cómo sabe usted que después de que ha dado el dinero, eso no dañará al que lo recibe y causará que la siguiente vez lo busque a usted para que lleve su carga? Si hace el bien a otros indiscriminadamente, ¿no causará que otros busquen al hombre continuamente por ayuda? Muchas veces no le damos algo a los pordioseros porque tenemos miedo de que hacer eso pueda causar que sean pordioseros para siempre. Por tanto, si usted es una persona rica, tiene que tener fe de que Dios puede guardar a esa persona de desarrollar un mal hábito de depender de otros. Tiene que creer que Dios no lo hará llevar a usted la carga de esa persona continuamente. Esta es una obra, pero es una obra de fe. Es una obra que proviene de la fe.
El que hace grandes promesas y habla palabras vacías aparenta tener una gran fe. Sin embargo, realmente, no tiene ninguna fe. Si usted tiene fe, debe quitarse su abrigo y permitir que otro se lo ponga. Debe invitar a otros a comer su comida. Si usted solamente habla acerca de la fe, no la tiene. Por lo tanto, Santiago concluye que esa clase de hablar es pecado. Aquí, el punto no es de que la fe está mal, sino de que hablar palabras vacías está mal. Anoche hablamos acerca de la fe. Antenoche también hablamos con respecto a la fe. Pero todavía no hemos puesto atención a esta clase de fe. De la misma manera que Santiago se opuso a ello, también nosotros nos oponemos. Es inútil hablar palabras vacías.
El versículo 19 dice: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”. Esta es una palabra muy enfática. Crees que Dios es uno. Haces bien en creer esto. Los demonios también creen así, pero ellos tiemblan. Por favor tome nota de la palabra y. Hoy la pregunta no es si usted cree o no. Si usted dice que cree, nadie puede decir que no cree. El problema es que aún los demonios creen. Pero ellos no tienen paz. Los apóstoles no escribieron a los demonios diciéndoles: “La paz sea con ustedes. Que Dios los bendiga a ustedes y a los ángeles caídos”. Aunque los demonios creen, ellos tiemblan. Esa clase de fe no los hace buenos. Su fe los hace temblar y perder su paz. Si usted dice que cree, ¿es su fe la clase de fe que tienen los demonios? Las palabras de Santiago son muy francas y cortantes. Sin duda, usted cree en Dios. Pero los demonios también creen. Usted dice que cree, pero al mismo tiempo tiembla, teme y está nervioso. Por lo tanto, está en el mismo terreno que el de los demonios. Cuando leemos esto, sabemos en contra de qué está Santiago. Santiago no está en contra de la fe. El está en contra de cierta clase de fe. Santiago no está diciendo que la fe no justificará. El meramente está diciendo que esta cierta clase de fe no justificará.
En el versículo 20 Santiago nombra a estas personas por sus nombres. El nombra lo que ellos son. No los llama hermanos o hermanas. No los nombra sus amados, como Pablo lo hizo; ni los nombra padres o pequeñitos, como Juan lo hizo. En vez de esto, los llama hombres vanos. “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es inútil?”. Dese cuenta de las palabras “quieres saber”. Que Santiago diga esto, prueba cuán dura es la actitud de ellos. Cuando otros les hablan la Palabra de Dios y los advierten, de todos modos, ellos no creerán. Por lo tanto, Santiago les pregunta si quieren saber que esa clase de fe es muerta. No es que no son capaces de saber o que no son capaces de entender claramente. No es que nadie no los haya enseñado cómo saber. Simplemente es un asunto de que no quieren saber. Suponga que trato de hablar a un hermano, y él voltea hacia un lado. Cuando trato otra vez, él ve hacia el otro lado. Cuando trato la tercer vez, el comienza a hablar a otro hermano. Entonces yo le diría: “Hermano, ¿quieres escuchar o no?” Esto es lo que Santiago está diciendo aquí. ¿Quieres saber que esta clase de fe sin obras está muerta?
Cuando leemos la Biblia, tenemos que pedirle a Dios que nos muestre las circunstancias bajo las cuales la porción fue escrita. Santiago llama a esta clase de personas hombres vanos. Ellos ponen todo abiertamente para que otros vean y hablen acerca de ello y así se exhiben a ellos mismos. Quieren tener una porción en todas las cosas. Quieren exhibir todo lo que ellos son. Santiago dice que esta clase de persona debe ser sojuzgada. Oh hombre vano, ¿quieres saber que esta clase de fe es inútil? Debido a que ellos no escuchan después de que él les ha hablado tanto, tiene que provocarlos y gritarles un poco.
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