2. Entendiendo mejor acerca de los oficios ya cesados
Leemos en Efesios 2: 20, donde se nos dice que somos miembros de la familia de Dios:
 <<edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas…>>. Esos profetas son los hombres del Antiguo Testamento (Lc. 16: 16; Heb. 1: 1), que dieron a conocer, inspirados por el Espíritu Santo, la Palabra de Dios.
Entiéndase entonces, que el fundamento de nuestra fe cristiana son los apóstoles (N. T.), y los profetas (A.T.), siendo la principal piedra del ángulo de ese edificio Jesucristo mismo.
Seguidamente leemos en Efesios 4: 11 que Cristo: 
<<…constituyó a unos, apóstoles, a otros, profetas…>>.En el contexto correcto, estos 
profetas mencionados, son los que Cristo, que es el Verbo de Dios, usó para trasmitir el Logos a Su pueblo, es decir, la Palabra escrita.
Entonces, podemos entender que los apóstoles y profetas citados por Pablo en este pasaje son los mismos que cita en Efesios 2: 20. Por lo tanto, son oficios que concluyeron, porque esas personas ya no están entre nosotros, ya que no existe una “sucesión apostólica”, aunque su legado, por llamarlo así, que es la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) lo tenemos en nuestras manos.
Por lo tanto, intentar “resucitar”, o como eufemísticamente dice Bill Hamon, 
“restaurar” (4) esos oficios, como pretenden estos
 “neo-reformistas apostólicos”, él entre ellos, es algo imposible e inaceptable; ¿es que necesitamos nueva doctrina? ¿es que requerimos de una segunda Biblia?
Bill Hamon