SÍMBOLOS BÍBLICOS APLICADOS A MARÍA

14 Diciembre 2000
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Presento este escrito para que los hermanos evangélicos puedan comprender el sentido simbólico de muchos títulos atribuídos a la Virgen María, que han aparecido citados en otras discusiones, y que fueron presentados fuera de su contexto, como un motivo de escándalo anti-católico.

Y también para los hermanos católicos, para que conozcamos algo más acerca de Nuestra Amada Madre, y por qué le llamamos con tantos Títulos honoríficos.


SÍMBOLOS BÍBLICOS APLICADOS A MARÍA

Autora: Felisa Elizondo

Una constelación de símbolos bíblicos han sido atribuídos a María.

¿Qué hermenéutica se ha seguido?

¿Tienen validez esos símbolos para una mentalidad crítico-literaria?



Desde hace siglos se vienen atribuyendo a la Madre de Dios títulos de devoción que tienen raigambre bíblica.

Basta recordar algunas advocaciones de las populares Letanías Lauretanas, que tomarona la forma actual en torno al s. XVI reordenando elementos muy anteriores y que han tenido una enorme difusión en occidente con el rezo del Rosario.

Así, además de títulos que han sido estudiados ampliamente en esta revista o que lo serán en breve, como son "Hija de Sión" o "Nueva Eva", encontramos las denominaciones de

"arca de la Alianza",
"templo, tienda o casa de Dios",
"torre , ciudad de David",
"huerto o fuente sellada",
"estrella de la mañana"
"nube",
"montaña",
"escala de Jacob", etc.


Se trata de una constelación de títulos simbólicos que proceden de la Escritura y que abundan en las páginas de la mariología desde los siglos primeros.

Símbolos en los que la exégesis patrística ha visto en cifra la figura y función única de la Madre del Señor.

Entrever a María, una mujer de nuestra raza, en figuras que dicen referencia a Dios en el Antiguo Testamento, y a Cristo en el nuevo, no se hace sin condiciones y sin límites.
De ahí que detenerse a considerar el alcance y contenido de tales títulos cuando se refieren a un ser humano, humano al fin aunque excepcional, exige atender al desarrollo de la devoción mariana en siglos que llegan a la Edad Media.
Y entrar en la enorme cuestión de la exégesis practicada por los Padres de la Iglesia y buena parte de los autores medievales.
Dos temas que desbordan el propósito de estas páginas y sobre los que nos limitaremos a hacer algunas anotaciones.

1.- EN EL CLIMA DE UNA DEVOCIÓN CRECIENTE

En nuestro tiempo, variada la sensibilidad y el modo mismo de entender el culto a María por factores que no es éste el momento de analizar, pero de los que ha dado cuenta un documento como Marialis Cultus, no deja de llamar la atención el lenguaje encendido de algunos himnos, por otra parte llenos de belleza, o el tono de exaltación que se percibe en algunas homilías y sermones en que los autores antiguos enumeran las prerrogativas de María e invocan su intercesión.

Por ello, la aplicación a ella de muchos términos bíblicos cargados de sugerencias sólo se entiende si se los coloca en el clima de una devoción que ha ido afirmándose en la historia cristiana hasta alcanzar, en algunos lugares y tiempos, los tonos vibrantes que traduce ese mismo uso del lenguaje de los textos sagrados.

Se ha advertido con razón que "el desarrollo histórico del culto mariano tiene al mismo tiempo, como causa y como consecuencia, un extraordinario florecimiento en la literatura litúrgica, sobre todo de himnos celebrativos y en homilías que ven comprometidos los nombres más prestigiosos de la patrística tanto oriental como occidental" (1).

Los Padres y escritores de los primeros siglos —hasta entrados los siglos medievales— hablan de María en el conjunto de su teología.
Así, lo que se dice de la Virgen-Madre resulta inseparable de cuanto se reconoce de la Iglesia, y es aducido el principio formulado por Isaac de la Estrella que advierte:
"Puesto que Cristo es uno y su cuerpo es uno... lo que se dice universalmente para la Iglesia se dice especialmente de María y particularmente del alma fiel" (2)

Y, sobre todo, la consideración de María no es aislable de la de los los misterios fundamentales de la fe como son la encarnación y muerte y resurrección.

Aunque es verdad que, sin que pueda abstraerse de ese fondo permanente que es la referencia a Cristo de toda la realidad y atributos de la Madre, se dan tambien desarrollos especiales de temas marianos en homilía litúgicas y otros géneros de composición como los mariale en los que la maternidad y la virginidad son temas centrales.
La progresiva fijación de fiestas como el nacimento, la presentación al templo, la anunciación, la visitación, la dormición, corre pareja con el multiplicarse de textos que constituyen amplias antologías marianas y que son expresión fehaciente de una necesidad profunda, vivida en el seno del cristianismo: la de venerar la figura de aquella mujer tan singularmente vinculada al hecho de Cristo.

Un hecho éste, el del arraigo de la devoción y el enriquecimeinto del culto a María, que sigue provocando la atención de los historiadoes de la vivencia religiosa.

"En el cristianismo —señaló Bouyer hace unos años— María tiene algo de único en el encuentro de Dios con la humanidad".


Y el mismo autor advierte que el tratamiento de lo mariano no puede constituirse en "huerto cerrado", sino que debe hacerse teniendo siempre presente que ella remite a una fuente: "siendo sólo humana remite de modo especial al gran Misterio de la humanidad de Dios" (3).

La proclividad a hacer de la Virgen-Madre una figura demasiado exenta es contarrestada por la advertencia, siempre presente en los grandes autores, de que su lugar en los evangelios está vinculado a escasos pero decisivos momentos de la revelación del misterio del Hijo.

De ahí que la devoción a María encontrable desde los tiempos patrísticos se inscriba en una comprensión de la Escritura, toda ella referida a Cristo, de la que los Padres, la liturgia, y aun la devoción popular, extraen la terminología que nutre los escritos.

En la Escritura, una cantera de imágenes y símbolos , los autores vislumbran, vinculado al preaunucio del Salvador, tambien un horizonte mariano.

Y así, los compositores de himnos y textos litúrginos, los autores de homilías u oficios dedicados a la Madre, y la voz popular —que si no ha forjado ha repetido fórmulas oracionales que han tenido amplísima difusión desde siglos tempranos— reflejan un modo de entendimiento de cuanto dejaron escrito los antiguos profetas. Una manera de leer lo viejo en la perspectiva de la novedad de Cristo, y de María en relación con él, que iba descubriendo anticipadamente la presencia de la que iba a ser la parte mejor del pueblo y su intercesora.

2.- TODO EN UNA FIGURA: UNA EXÉGESIS PROPIA

Es conocida la fórmula agustiniana que condensa la unidad de los dos testamentos: In veteri testamento novum latet, in novo vetus patet.
(en el antiguo testamento está latente el nuevo, en el nuevo está patente el antiguo)


Esta convicción de que los profetas hablaron de Cristo cuenta con el aval de lugares del nuevo testamento que remiten al antiguo y se inscribe en una comprensión de la unidad y del dinamismo de las Escrituras que es determinante en la exégsis antigua y medieval.

Un "sentido de Cristo" lleva a leer hacia Él lo dicho en los Libros :
"Toda la Escritura es profecía", afirma Hilario de Poitiers.

Y la misma certeza de que en el antiguo puede hallarse todo lo ulterior en figura, o a modo de sombra y tipo se puede encontrar en autores tan distintos como Jerónimo o Rábano Mauro.

Porque la patrística mantiene y prolonga la afirmación paulina:
"Todo ha sido escrito como figura para nuestra edificación, la de los que vivimos al fin de los tiempos" (1 Co 10, 11 ).

Para aquellos lectores, intérpretes y predicadores, la Biblia es una unidad, y la luz nueva llegada al fin de los tiempos revierte sobre lo antiguo.
Un centro polariza la tensión del pasado.

De ahí que los exégetas antiguos descubran prefiguraciones alegóricas en los textos con una audacia que se explica gracias a aquella convicción fundamental de que hay una larga praeparatio del Evangelio en la andadura de Israel.

La figura le Cristo está en el horizonte de los anuncios y de las expectativas. Y cuanto tiene relación con su venida encuentra en los viejos pasajes una prefiguración que la exégesis de los antiguos descifrada echando mano de las posibilidades de la inteligencia de la fe. Y se una sabiduría eclesial advertible (4).

Si la ley y los profetas miran al que ha de venir, aquella por la que se abre camino el Salvador está implícitamente señalada por múltiples tipos y figuras.

No en el mismo grado de aplicación que la simbología del antiguo testamento tiene respecto del Señor que es el centro, sino de un modo derivado.
Válido en la medida en que la Luz que es Cristo alcanza a iluminar a su Madre.

Sólo de Cristo dice el Damasceno que es icono de iconos.

Pero la cercanía de la Virgen Madre al misterio autoriza a los exégetas a aplicarle la constelación de símbolos bíblicos que anuncian la proximidad de lo divino.


Un procedimiento así encuentra tierra abonada en la aceptación de los múltiplese sentidos de una Escritura que es saludada como una "selva de significaciones".

Un "lugar de múltiples mansiones", entre las que la interpretación tipológica se mueve con holgura. Obedeciendo, eso sí, a la convicción a que nos hemos referido de que los testamentos, en su unidad, hablan histórica, alegórica, moral y anagógicamente, según la concocida fórmula.

Y obedeciendo, por supuesto, a la certeza de creyentes que entendían la concordancia de la fe de tal manera que la verdad plena era capaz de reunir la variedad y riqueza de esos sentidos.

La interpretación tipológica, que reúne el símbolo, la metáfora y hasta la alegoría, que procede tejiendo una trama de analogías es una exégesis de la que nos han distanciado notablemente los métodos modernos histórico-críticos. A distancia de siglos aquella manera de encontrar infinidad de valencias en un pasaje escriturístico nos habla de otra comprensión y de otra sensibilidad.

Ese modo de acercarse a los misterios de la Salvación, que ha tenido larga vigencia, encontró tambien un apoyo que hoy falta:
la mentalidad medieval y de los tiempos anteriores hecha a universos simbólicos con una naturalidad que hoy mismo causa extrañeza.

De esa llamativa familiaridad con el lenguaje de símbolos y figuras, con ese "otro" modo de acceso a lo real y verdadero, presente en los escritores y en el alma popular, que curiosamente convive en algunos estadios con un pensar dialéctico, sin exclusión recíproca, ha dicho M. D. Chenu que es a la vez "testimonio y efecto de un sentido de lo sagrado en plena profundidad".

Así la historia sacra aparece como un soporte de realidades suprahistóricas, y el "sentido literal" ensanchable en ulteriores sentidos (5).

Todo lo anterior explica que los Padres y autores cristianos hayan encontrado en la prefiguración y en la tipología una veta fecunda para expresar el reconocimiento cristiano de lo que significa María en la historia de la salvación, vinculada como está, sin discusión posible en este punto, al acontecimiento mayor de esa historia.

De ahí tambien que encontremos abundantes aplicaciones a ella de símbolos como el arca, el templo, la puerta, etc, que habían encontrado ya en el antiguo testamento un importante lugar para decir acerca de lo indecible.

Y que refluyan sobre la Madre de Jesús las imágenes con que el Apocalipsis o el Cantar de los Cantares hablan de un misterio de salvación y de amor.

Un exponente de la homilética del s. V, Hesiquio de Jerusalén, puede tomarse como ejemplo de ese modo de decir de María con una panoplia de términos de cuño bíblico.

A la "madre de la luz" y "estrella de la vida", se le llama justamente —dice este autor que resume a otros tantos— "trono de Dios",
"templo más alto que el cielo",
"cátedra no inferior a la de los querubines",
"nube que derrama lluvia",
"Arca más espaciosa que la de Noé",
"luz que arde por sí sola",
en clara reminiscencia de temas veterotestamenterios.


Y "jardin no sembrado pero fértil",
"campo feraz aunque no labrado",
"vid de bellos racimos",
"joyel de perla resplandeciente",
"tesoro que hace ricos",
"huerto cerrado y fuente sellada"
,
que son términos fáciles de documentar en los textos del nuevo testamento (6).

3.- Símbolos de la Virgen María:
ARCA, TEMPLO Y PUERTA DE DIOS


Los símbolos, decíamos, parecen en constelación.

Sin que puedan trazarse confines demasiado estrictos en el alcance de sus múltiples valencias. Presente en la religión de Israel en lugares referidos a la fundación y constitución del pueblo, así como a su marcha por el desierto, el símbolo del arca de la alianza se aplica, por parte de algunos Padres, en primer lugar a Cristo.

Así por ejemplo en Hipólito de Roma:
"el arca hecha de madera incorruptible es el Salvador.

El arca está simbolizando el tabernáculo (de su cuerpo) que es incorruptible y no puede ser destruído y no está sujeto a ninguna corrupción "(7)


El arca condensaba para Israel el significado de la alianza y la experiencia de una relación benevolente de Yahvé con su pueblo.

Lugar de la presencia, lugar de la cercanía de Dios, el arca encuentra conexiones fáciles de advertir con el símbolo del templo (y de la tienda), tal como cualquier lector de las Escrituras advertía al seguir la historia de Israel.

Ante el arca se expresa la adoración y el júbilo por la fidelidad siempre mantenida de parte del Dios fiel que sella la alianza.

Según aquel principio de unidad de los testamentos y de su orientación al hecho de Cristo, en el símbolo del arca la patrística encontró una figura de la Virgen que también sin conocer la corrupción albergó la Presencia al albergar al Verbo encarnado.

San Atanasio elogia a la Virgen del Magníficat con el trasfondo de la danza de David ante el arca y aun la veneración de Moisés ante el cofre de las tablas de la Ley:

"Verdaderamente tu alma engrandece al Señor...
Te alaba Moisés al cotemplarte como arca de la nueva alianza, revestida de oro por todas partes"
(8)

Máximo de Turín, interpreta Sal 18, 6 de manera que la alegría de David que se expresa ante el arca del antiguo testamento es veneración anticipada de María:

"¿Qué es el arca sino María?
Pues si el arca contenía las tablas del testamento, María llevó al heredero del testamento.

Aquella encerraba en su interior la ley. Ésta guardaba el Evangelio.

Si aquella tenía la palabra de Dios, ésta al Mismo Verbo.

Además —continúa apurando el paralelo— si el arca resplandecía por dentro y por fuera por el color del oro, santa María brillaba interior y exteriomente por el resplandor de la virginidad. Aquella estaba adornada con oro terrenal, ésta con el oro celestial" (9)


El simbolismo del arca es utilizado para mostrar la grandeza de la que siendo humana alberga al Verbo hecho carne. Y para significar la incomprensible maternidad de la Virgan Madre de Dios.
Por ello se encuantran mencionados tanto el carácter incorruptible de la madera como el revestimiento de oro. Igual que en otros casos se subraya el resguardo y secreto del lugar cerrado, en clara alusión a la virginidad.

Tambien hay una aproximación arca —seno— sepulcro de Cristo (que no conoce la corrupción) para afirmar la misma prerrogativa.

"Arca llena de misterios", le llama Jacobo de Sarug reuniendo en la simbología el arca de Noé , la de la alianza y la mención de la parábola al arca de la que el padre de familia saca los tesoros. Como señalábamos este símbolo se ensancha en sus significaciones hasta conincidir con los de casa y templo de Dios. todos ellos apuntan a una forma de presencia de lo divino en medio de la existencia del pueblo

Por lo que respecta al símbolo del templo, baste recordar algunos lugares de la liturgia bizantina que asocian la entrada de María en el templo —fiesta de la presentación— con llegar a ser, ella misma, templo del Dios del templo, presentada ante el propiciatorio, dice Germán de Contantinopla, ella misma será propiciatorio para los que busquen acceder a la santidad del Santo (10).

Finalmente, la advocación "puerta del Cielo" tiene en su base el simbolismo de la puerta abierta desde Dios y el de la puerta que, como intercesora, María abre hacia la salvación. El pasaje de Ezequiel (44, 2) que habla de una puerta cerrada situada en el oriente es leído como alusión a la realidad de la Virgen Madre a través de la que el Verbo entra en la historia. Y no falta en el mismo san Jerónimo la asociación entre la virginidad fecunda de María con la "rareza" de las puertas del Cenáculo que dejan paso al Señor recucitado sin por ello dejar de permacecer cerradas. Puerta y casa del Señor aluden pues, claramente, a la maternidad y a la virginidad.

Realidades a las que los Padres entienden que se refieren la raiz de Jesé, la zarza ardiente. Y las de huerto-jardín vallado y fuente sellada que abundan a partir de los comentarios del Cántico.

Puerta y casa conservan la evocación de una presencia de lo divino. La que se dio tambien a través de la nube —símbolo que no falta en la literatura que examinamos— y la que llega de forma nueva y encarnada a través de María.

Y se da tambien otra utilización que el símbolo de la puerta o del umbral consienten: el acceso que la Madre, con su intervención en favor de los humanos, abre a los hermanos de su Hijo.

4.- UNA SALUDABLE CAUTELA

Antes de concluir esta nota sobre la simbología bíblica de la que los autores cristianos han hecho amplio uso, un uso lleno de belleza en muchos casos y avalado por la sabiduría y el sentir de la fe, querríamos recordar que la teología ha dejado entrever una saludable cautela en la aplicación de las figuras y los símbolos.

Más directa a Cristo y, sólo por reflejo, a la Madre del Señor, incluso en momentos de exaltación de la Theotokos.

Un recto sentir acerca de lo nuclear en el cristianismo llevó a escribir, en plena polémica iconoclasta, estas palabras que no restan validez a una exégesis y sitúan en su lugar exacto la devoción:

"Si nosotros reverenciamos y besamos los iconos de nuestro Señor y Salvador y los de su purísima Madre, verdadera Madre de Dios, y los de los santos, no tenemos sin embargo respecto de ellos idéntica fe y una misma disposición de ánimo.

Reconocemos a Dios, que no tiene principio ni fin, que con su mano sostiene todas las cosas, que es creador nuestro y de todos los seres y verdaderamente Dios Salvador que tiene poder en el cielo y sobre la tierra y se ha hecho verdadero hombre en beneficio del género humano.

Reconocemos a la que, con toda propiedad y verdad, es sierva y madre del Señor y poderosísima intercesora nuestra. Sabemos en efecto que Dios, como Señor, es el que concede lo que hace referencia a nuestra salvación y que María, por su condición de Madre, intercede por nosotros" (11)


Notas

(1) L. Gambero, "Culto", en Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid, Paulinas 1988, 542. Sobre la historia de la devoción y el culto marianos pueden verse los respectivos artículos en el mismo Diccionario.

(2) PL 194, 1863.

(3) L. Bouyer, Le Trône de la Sagesse. Essai sur la signification du culte marial. París, Cerf. 1957, 9-10.

(4) Sobre la exégesis patrística y medieval pueden consultarse los importantes trabajos de H. De Lubac, Exégèse médieval. Les quatre sens de l'Ecriture, 4v. París, Aubier Montagne, 1959 y B. De Margerie, Introducction à l'histoire de l'exégèse, 3v., París, Cerf, 1980-1983.

(5) Cf. M. D. Chenu, LaThéologie au XII siècle, Paris, Vrin, 1966, 161-177. Sobre la validez de esa exégesis pueden encontrarse interesantes anotaciones en documentos recientes de la Comisión Bíblica y en los propios textos del Vaticano II.

(6) Cf. Hom. II en honor de la Madre de Dios, PG 93, 146. En adelante citaremos textos encontrables en S. Álvarez Campo, Corpus Marianum Patristicum, 8v., Burgos, Aldecoa 1982-1985. Utilizamos en muchos casos los traducidos por C. Pons en Textos marianos de los primeros siglos, Madrid, Ciudad Nueva, 1994.

(7) PG 10, 864.

(8) Homilía sobre la Santa Madre de Dios, conservada en copto y publicada en Le Muséon 7 (1957) 209-239.

(9) PG 57, 740.

(10) Cf. Hom. I de la Presentación PG 98 291ss.

(11) Germán de Constantinopla, Carta I a Juan. En Homilías Mariológicas, trad. de G. Pons, Madrid, Ciudad Nueva 1990, 161-162.


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Lo dicho,

La idolatria mariana rebaso los limites. Me apusto una cocacola fria a que en memos de dos años a la "reina del cielo" la nombran "corredentora" y a lo mejor me quedo corto y ya ni a Jesucristo necesitara para salvar. ¿Alguien se anima a apostar una cocacola fria?
 
Originalmente enviado por DanielO:
Lo dicho,

La idolatria mariana rebaso los limites. Me apusto una cocacola fria a que en memos de dos años a la "reina del cielo" la nombran "corredentora" y a lo mejor me quedo corto y ya ni a Jesucristo necesitara para salvar. ¿Alguien se anima a apostar una cocacola fria?


Y luego dicen que ensalzando a Maria no le quitaa el lugar a Cristo.


Si Cristo no va a compartir Su gloria con NADIE


Además, es mentira que en los primeros siglos se hablase de María en la forma en que ellos pretenden, eso comenzó sobre el siglo III.

Aprovechemos para recordar quien es la verdadera María bíblica y lo que de ella se dice en la Palabra de Dios, autor Jetonius:


¿Quién es María?

María (Miriam) es aquella bienaventurada joven hebrea a quien Dios, por pura gracia, escogió para que fuese la madre del Mesías. Según la Biblia, el ángel Gabriel anunció a María esta singular elección, y el modo en que, por el poder del Espíritu Santo de Dios, sin intervención de varón, ella habría de concebir (Mateo 1:18-21; Lucas 1:26-38).
María es una verdadera creyente que fue obediente a Dios y dio a luz a Jesús el Mesías, o Cristo, sin haber tenido hasta entonces relaciones sexuales con su esposo José (Isaías 7:14; Mateo 1:22-25).
María puede correctamente ser llamada la madre de Dios pues su primogénito Jesús fue “Dios con nosotros” (Mateo 1:23). Claro está que ella no engendró al Verbo eterno, la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo único de Dios; pero Jesús, el ser que nació de María, era tanto Dios como hombre.
Aunque la expresión exacta “la madre de Dios”no aparece en la Biblia, en Lucas 1:43 leemos que Isabel, llena del Espíritu Santo, le dijo a María: “¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor?”. En todo el primer capítulo de Lucas, la palabra “Señor”se utiliza como sinónimo de “Dios”, de modo que la pregunta de Isabel es un testimonio claro de la divinidad de Jesucristo (ver también Juan 1:1; 20:28; Romanos 9:5; Hebreos 1:8; Tito 2:13).
María fue un modelo de esposa, de madre y de creyente. Su fe y su obediencia son un ejemplo perpetuo para todos los cristianos. Esto se muestra desde el principio: Luego de que el ángel le anunciase el propósito de Dios ella exclamó: “Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho” (Lucas 1:38). Y luego de ser saludada por su prima Isabel, María le dio la gloria a Dios: “Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán dichosa.” (Lucas 1:46-48).
María llevó una vida de oración y de meditación (Lucas 2:19). En las bodas de Caná, ella dijo a los sirvientes que obedecieran a Jesús: “Hagan todo lo que él les diga” (Juan 2:5). Sin duda ella oró por el ministerio público de Jesús, aunque solamente se la menciona al principio de dicho período y al final de éste, en el Calvario (Marcos 3:31, Juan 19:25). La última vez que es nombrada en la Biblia, la hallamos orando con los demás discípulos. Quien haya leído el Nuevo Testamento sabe bien que, fuera de esta mención en Hechos 1:14 María solamente es mencionada en los Evangelios, y siempre en relación con la obra de Jesucristo. Pablo es el único apóstol que, en un contexto obviamente cristológico, alude a ella en una de sus cartas, y no menciona su nombre: “... Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer...” (Gálatas 4:4).
Consecuente con su interés central en la persona y la obra de Cristo, el NT no nos informa absolutamente nada sobre la vida de la bienaventurada María antes de la concepción de Jesús, ni luego de Pentecostés. No nos dice cómo se llamaron sus padres, si tuvo hermanos, ni dónde, cómo y a qué edad falleció María.
Como no deseamos ir más allá de lo que Dios ha revelado en Su Palabra, no podemos suscribir las siguientes doctrinas.
1. Que por una gracia especial de Dios la bienaventurada María haya sido completamente libre de pecado desde su concepción.
“...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles...” (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)1
A diferencia de la concepción milagrosa de Jesús, la denominada inmaculada concepción de María no tiene fundamento bíblico. Peor aun, contradice la clara enseñanza apostólica que establece que el único sin pecado fue nuestro Señor Jesucristo (Hebreos 4:15; ver también 1 Pedro 2:22). De los demás declara el Apóstol Pablo: “todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios” (Romanos 3:23). Las propias palabras de María indican que ella también se hallaba en esta triste condición, de la cual hubo de ser rescatada por la gracia de Dios (Lucas 1: 28, 47).
2. Que la bienaventurada María haya permanecido siempre virgen, tanto antes, como durante, como después de parir a Jesús.
“La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María (cf DS 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre (cf DS 291; 442; 503; 571; 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo «lejos de disminuir consagró la integridad virginal» de su madre (LG 57). La liturgia de la Iglesia celebra a María como la «Aieparthenos», la «siempre-virgen» (cf LG 52) ... María «fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre» (S. Agustín, serm. 186,1): ella, con todo su ser, es «la esclava del Señor» (Lc 1,38).” (Catecismo de la Iglesia Católica, 499 y 510).2
Lo que la Biblia claramente enseña es que ella era virgen al concebir, y que permaneció en tal condición hasta el nacimiento de Jesús (Mateo 1:25). Aunque la concepción de Jesús fue un milagro obrado por el poder del Espíritu Santo, parece claro que el embarazo y el parto fueron completamente normales. No se menciona ningún milagro en conexión con ellos (Mateo 1:25; Lucas 2: 6-7).
Nada hay en las Escrituras que afirme, implique o exija la perpetua virginidad de María. Por el contrario, el NT menciona en varias ocasiones a los “hermanos y hermanas” de Jesús (Mateo 12:46-47; 13:56; Marcos 3:31-32; Lucas 8:19-20; Juan 2:12; 7:3-10; Hechos 1:14; 1 Corintios 9:5). ¿Quiénes eran ellos?
Antes de considerar diversas explicaciones, recordemos que la palabra griega adelphos , hermano, se refiere primariamente a hijos de la misma madre o padre; por ejemplo, Mateo 1:2, 11; 4:18; Lucas 3: 1, 19; Juan 1: 40. Secundariamente puede aludir a parientes cercanos [Génesis 13:8] , a vínculos raciales o nacionales (Hechos 2: 29,37; Romanos 9:3), o espirituales y religiosos (Mateo 18:15; Romanos 1:13). Ahora bien, entender la expresión “los hermanos” de Jesús en este último sentido es imposible, pues ellos son claramente distinguidos de los discípulos: “Después de esto, [Jesús] se fue a Capernaum, acompañado de su madre, sus hermanos y sus discípulos” (Juan 2:12). Por otra parte, durante el ministerio terrenal de Jesús sus hermanos no creían en Él (Juan 7:5). Consideremos pues otras explicaciones.
A) Los hermanos y hermanas de Jesús eran hijos de un matrimonio anterior de José.
Según esta noción, que es la explicación oficial de la Iglesia Ortodoxa Griega, José era un anciano viudo cuando se casó con María. Sin embargo, estos presuntos hermanos mayores no se mencionan jamás en las narraciones de la infancia de Jesús, y por otra parte Lucas 2:23 dice que Jesús fue el primogénito de la familia, es decir, el hijo mayor.
B) Los hermanos eran parientes cercanos, por ejemplo, primos.
Esta es la explicación corriente de la Iglesia Católica Romana, y tiene en su favor el uso habitual del vocablo hebreo ah (y su correspondiente arameo aha), hermano, en el sentido de pariente. Sin embargo, esta opinión tiene varios puntos débiles.
En primer lugar, no hay ningún ejemplo claro de este uso en el Nuevo Testamento.
En segundo lugar, ninguna de las listas de hermanos que incluyen nombres propios mencionan al pariente más famoso de Jesús, es decir su primo Juan el Bautista.
En tercer lugar, parece decisivo que los Evangelistas, que escribieron en griego, hacen siempre una cuidadosa distinción entre un pariente y un hermano en sentido propio. Así, el ángel Gabriel llama a Isabel, la prima de María, su “parienta” [griego syngenis] y no su “hermana” (Lucas 1:36). Según Marcos 6:4, Jesús dijo: “En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra, entre sus parientes [griego syngeneus] y en su propia casa [el núcleo familiar, padres y hermanos].” También puede verse Lucas 14:12 y 21:16.
Si los Evangelistas hubiesen querido referirse a los familiares de Jesús y no a sus hermanos y hermanas carnales, con toda probabilidad hubiesen empleado el término griego usual, como hace Lucas en 1:58 y 2:44. En lugar de esto, y sin ninguna aclaración, escribieron uniformemente “hermanos” [adelphoi].
C) Los hermanos y hermanas de Jesús eran hijos de la misma madre.
Esta es la explicación más natural y evidente, y quienes la rechazan lo hacen por consideraciones dogmáticas más que por los datos escriturales. Contra lo que a veces se insinúa, esta opinión no menoscaba en absoluto a la bienaventurada María, ya que para los hebreos la fertilidad era un signo de bendición divina.
Esta obvia explicación ha sido objetada con el argumento de que los hermanos de Jesús citados por nombre en Mateo 13:55 y Marcos 6:3 , es decir Jacobo (Santiago), José, Judas y Simón, eran hijos de otras mujeres . Tal objeción se basa en el hecho de que otras mujeres que se mencionan en el NT tenían hijos con los mismos nombres; ver por ejemplo Mateo 27: 56; 28:1; Marcos 10:35 con Mateo 20:20; Lucas 24:10. Sin embargo, en tiempos de Jesús todos estos nombres eran muy comunes, lo que torna imposible probar que se trate de las mismas personas.
Otra objeción es que Jacobo, el hermano del Señor (ver Hechos 12:7; 15:13) habría sido la misma persona que Jacobo el Menor, uno de los Doce Apóstoles, y por tanto no un hijo de María. Esta idea se basa en que en Gálatas 1:19 Pablo llama “apóstol” a Jacobo, el hermano del Señor (en esta opinión quizá un primo). Sin embargo, es un hecho que Pablo llamó “apóstoles” a cristianos que ciertamente no pertenecían al grupo de los Doce, como por ejemplo Andrónico y Junias (Romanos 16:7). La palabra griega apostolos significa “enviado” y al parecer San Pablo la utilizó en un sentido más amplio. En 1 Corintios 15: 5-7, Pablo nombra primero a Cefas (Pedro) y los Doce, y luego, como si fuese un grupo diferente de cristianos, a “Jacobo y todos los apóstoles”. El hecho de que a uno de los Jacobos que se mencionan en el Evangelio se lo llamase “el Menor” (o “el Chico”, o “el Bajito&#8221 ;) no implica en absoluto que sólo hubiese dos Jacobos.
De todos modos, lo que resulta definitivo y concluyente es que los llamados “hermanos del Señor” no eran discípulos suyos antes de la Resurrección: Compárese Juan 7:5, “Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él” con Hechos 1:14, “Todos ellos se reunían siempre para orar con algunas mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.”
Otra objeción a la opinión que sostenemos es que si Jesús hubiera tenido hermanos, les hubiese encomendado a ellos el cuidado de su madre. Un momento de reflexión nos permitirá darnos cuenta de que lo mismo se aplica a sus otros supuestos parientes: podría haber encomendado el cuidado de María a alguno de sus primos.
Sin embargo, para Jesús el parentesco más importante era el espiritual. “Cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana y mi madre” (Marcos 3:35). “Una mujer entre la gente gritó: ¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió! Él contestó: ¡Dichosos más bien los que escuchan lo que Dios dice, y le obedecen!” (Lucas 11: 27-28). Obviamente, Jesús tuvo más confianza en su discípulo que en sus hermanos carnales.
3. Que la bienaventurada María sea la madre universal de todos los creyentes
“Es decir, que ella, por el hecho mismo de haber dado a luz al Redentor del género humano, es también, en cierto modo, madre benignísima de todos nosotros, a quienes Cristo Señor quiso tener por hermanos. «Tal –dice nuestro predecesor de feliz memoria, León XIII- nos la dio Dios, quien por el hecho mismo de haberla elegido para madre de su Unigénito, le infundió sentimientos verdaderamente maternales ... ; tal, con su modo de obrar, nos la mostró Jesucristo, al querer estar voluntariamente sometido y obedecer a María como hijo a su madre; tal nos la proclamó desde la cruz, cuando en el discípulo Juan encomendó a su cuidado y amparo a todo el género humano [Juan 19,26s]; tal, finalmente, se dio ella misma, cuando al abrazar generosamente aquella herencia de inmenso trabajo que su hijo moribundo le dejaba, empezó inmediatamente a cumplir para todos sus oficios de madre».” (Pío XI, Encíclica Lux veritatis del 25 de diciembre de 19313; ver Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 61-63 y Catecismo de la Iglesia Católica, 964-970).
Que Santa María fuese la madre de Jesús en el orden terrenal no implica que sea su madre, y por extensión la nuestra, también en el orden sobrenatural. Ya que María fue una criatura que necesitó la redención tanto como cualquier ser humano desde Adán en adelante, en realidad en el orden de la salvación esta “esclava del Señor” es una hermana menor de Jesucristo el Salvador, y una hija adoptiva del Padre celestial (véase Hebreos 1: 10-18; Juan 1: 12-13).
Mientras padecía en la cruz, Jesús dijo a su madre, refiriéndose a su discípulo amado, (probablemente el apóstol Juan), “Mujer, ahí tienes a tu hijo” y al discípulo, “Ahí tienes a tu madre” (Juan 19:25-27). Estas palabras muestran la tierna provisión de Jesús para su madre, e implican un encargo íntimo y familiar, hecho personalmente a uno de los discípulos y no a todos ellos. Esto probablemente se debió a que éste era el único de ellos que estuvo presente en el Calvario, y tal vez además al particular afecto que Jesús sentía por él.
Por lo demás, del contexto resulta claro que era María quien necesitaba del cuidado del discípulo, no al revés. El mismo texto nos dice que él honró el encargo del Señor , tomando a su cuidado a la anciana y presumiblemente viuda María: “Desde ese entonces, el discípulo la recibió en su casa.”
4. Que la bienaventurada María haya ascendido al cielo en cuerpo y alma
“... proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.” (Pío XII, Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, 1 de noviembre de 19504 ; véase .Catecismo de la Iglesia Católica, # 966, 974).
Estamos seguros de que el alma de María, como la de todo creyente, está en la presencia gloriosa de Dios (véase por ejemplo Lucas 23:43; 2 Corintios 5:1-10; Filipenses 1: 21-23; Apocalipsis 6:9-11; 7:9). Ya que la Biblia no dice ni una palabra al respecto, no es posible en cambio afirmar que la bienaventurada María haya ascendido en cuerpo y alma al cielo.
Tampoco puede afirmarse terminantemente que esto sea imposible, ya que existen indicaciones bíblicas de que en el pasado Dios otorgó dicho privilegio a Enoc y a Elías (véase Génesis 5:24 y 2 Reyes 2:11) y, por tanto, no es inconcebible que lo hubiese concedido también a María. Sin embargo, el Nuevo Testamento no dice absolutamente nada sobre este tema, y tal silencio nos impide afirmar esta enseñanza.
5. Que pueda pedírsele a la bienaventurada María lo que la Biblia enseña a pedirle a Dios a través de Jesucristo
“Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia ... Pues una vez asunta a los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.
Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debatn entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador.” (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 625 ; véase el Catecismo de la Iglesia Católica, # 969, 975).
Las Escrituras enseñan claramente que existe un único Señor, Salvador y Sumo Sacerdote, que es el Señor Jesucristo.
“Y hay también un solo Señor, Jesucristo, por quien todas las cosas existen, incluso nosotros mismos” (1 Corintios 8:6)
“En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual nos podamos salvar” (Hechos 4:12).
No hay duda que podemos orar unos por otros, pero cuando se trata de la mediación celestial, nada ni nadie puede reemplazar o complementar el ministerio de Jesucristo:
“en el templo celestial ... entró Jesús para abrirnos camino, llegando él a ser sumo sacerdote para siempre” (Hebreos 6:20).
Este único Señor, Salvador y Sumo Sacerdote es también el único Abogado y Mediador en quien se nos llama a depositar toda nuestra esperanza:
“Mis queridos hijos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1, Biblia de las Américas).
“Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también” (1 Timoteo 2:5, Biblia de Jerusalén).
El hecho de que tengamos un profundo amor, una enorme admiración y un reverente respeto por María no implica que pasemos por alto que ella no es, ni nunca podría ser, tan buena como Jesús, ni más sabia que Él, ni tampoco puede poseer, como Jesús sí posee, los atributos divinos de omnipotencia y omnipresencia. Jesús puede escuchar, y escucha, todas y cada una de nuestras oraciones. También tiene el poder de mediar ante el Padre y otorgar la respuesta divina a ellas. Esto es algo que jamás podría ser concedido a ninguna criatura, ni siquiera a los ángeles.
Con todo respeto, no vemos absolutamente ninguna razón para depositar nuestra confianza en esta santa mujer que – como ella misma sería la primera en reconocer- no es tan buena, ni tan sabia, ni tan poderosa como Jesucristo. La bienaventurada María nos dio un gran ejemplo al confiar primero en Dios (Lucas 1:38) y luego en Jesús, el Hijo de Dios (Juan 2:22). Como lo hizo María, debemos dejar obrar en nuestra vida al Espíritu Santo; sólo así podremos comprender cabalmente las cosas de Dios (1 Corintios 2: 6-16).

Jetonius
Mendoza, 1988
Última revisión: Junio de 2000
Excepto en donde se indica, las citas bíblicas provienen de la Versión Popular “Dios Habla Hoy.”
Notas
1. Enrique Denzinger, El Magisterio de la Iglesia. Manual de los Símbolos, Definiciones y Declaraciones de la Iglesia en Materia de Fe y Costumbres (versión de D. Ruiz Bueno; Barcelona: Herder, 1963, p. 385-386).
2. Edición Librería Juan Pablo II: Santo Domingo, 1993, p. 118-119. DS = Denzinger, o.c.; LG, Lumen Gentium (Concilio Vaticano II).
3. Denzinger, o.c., # 2271, p. 572-573.
4. Denzinger, o.c., # 2333, p. 613.
5. Vaticano II – Documentos conciliares. Buenos Aires: Ediciones Paulinas, p. 85-86.
IP: A
 
CRONOLOGÍA DE LAS
INNOVACIONES DOCTRINALES
SOBRE MARÍA



SIGLO III

Evangelios apócrifos (Gnosticos) de Felipe y de Tomás, originan leyendas sobre Maria.
Primera posible referencia arqueológica a María, en Nazaret.
Primera referencia escrita a la virginidad perpe-tua de María en el Proto-Evangelio de Santiago, un escrito apócrifo surgido en círculos heréticos.
Primera referencia a la asunción de María a los cielos en un escrito apócrifo transmitido por el hereje Leucio.
En Arabia, la secta Koliriana, dan culto a María como la diosamadre, la Reina del Cielo.


SIGLO IV

Primer templo en honor de Sta. Ana, madre de María.
Primera referencia en Oriente a María como «Madre de Dios».
Primera invocación documentada que se dirige a María (Sta. Justina, c. 350).
Primera liturgia de la Virgen. Es celebrada en Siria (c. 370).
Sínodos de Milán (390) y Roma (393) declaran la virginidad en el parto como doctrina de fe para la Iglesia.
El Partenón, templo ateniense a Palas Atenea, es dedicado a Maria


SIGLO V

El concilio de Calcedonia declara dogmáticamen-te a María «Theotokos» (año 451).
Primera referencia papal (León Magno) a la vir-ginidad perpetua de María.
El hereje pelagiano Julián de Eclana defiende por pri-mera vez la doctrina de la~ inmaculada concepción de María. A él se opone el teólogo crisfiano Agustín de Ilipona.
El templo de la diosa Isis en Soissons consagrado a María.
Inicio y desarrollo del culto a María


SIGLO VI

Evangelio del Pseudo-Mateo.
Evangelio de la Natividad de María.
Se instituye en Oriente una fiesta dedicada a cele-brar la Asunción de María.

El Partenón, templo ateniense dedicado a la diosa Palas Atenea, es dedicado a María.


SIGLO VII
Culto y adoración de María.
Fiesta de la Concepción de la Virgen, en oriente.


SIGLO VIII
Comienza a celebrarse en Oriente una festividad en honor del nacimiento de María.
El papa Sergio 1 introduce las fiestas de la Anunciación, la Dormición, la Purificación y la Natividad de María.
Se inician afirmaciones explicitas sobre la Abogacía de María.


SIGLO IX
Libro de la Natividad de Maria.
Comienza a celebrarse en Oriento la fiesta de la concepción de Sta. Ana.
Se establece la Fiesta de la Asunción


SIGLO X
Los sábados son dedicados a María (c. 975)
Se compone la antífona Regina Coeli.
Se introduce el oficio parvo de la Bendita Virgen en la liturgia.


SIGLO XI
En Occidente se celebra la Asunción de María. La razón fundamental para tal decisión es la acepta-ción como autentica de una obra falsamente atribuida a Agustín en la que se defiende tal doctrina.
Se componen las antífonas Alma redemptoris mater y Salve Regina.


SIGLO XII
Comienza a celebrarse en Occidente una festivi-dad en honor del nacimiento de María. En la misma no se hace ninguna referencia a la inmaculada concepción.
Isabel de Schonau afirma tener visiones de la asunción de María..
Se comienza a formular la doctrina de María como Dispensadora de todas las gracias.


SIGLO XIII
Primeros episodios de flagelaciones públicas en honor de María.
Comienza a utilizarse el rosario «traído de Oriente» como instrumento de devoción a María.
Tomás de Aquino se opone rotundamente en su última obra, Brevis Summa de fide, a la creencia en la inmaculada concepción de María.
Diversas obras literarias (vg. los Milagros de Nuestra Señora del monje español Gonzalo de Berceo) popularizan la tesis de que María tiene poder para otorgar la salvación a sus devotos, por encima de los actos de éstos, así como la de que cuenta con potestad sobre las huestes demoníacas.
Duns Scoto, seguido por los franciscanos, abogan por la tesis de la inmaculada concepción de María.


SIGLO XlV
María es presentada por primera vez como «Abogada» de los creyentes por un poeta bajonor-mando.
Se instituye en Occidente la fiesta de la presenta-ción de la Virgen (año 1372).
Se establece la fiesta del Escapulario de la Virgen (c. 1386).


SIGLO XV
Se establece la Fiesta de los Dolores dc Nuestra Señora (año 1423).
El concilio de Basilea define como dogma la inmaculada concepción de María. El hecho de que el concilio hubiera roto su sumisión a la sede romana pro-voca que la decisión carezca de validez canónica (año
1439).
Se impone el rezo diario del Angelus como muestra de veneración a María (1456)
Primera cofradía del rosario (1475)

SIGLO XVI

Se aprueba la peregrinación a Loreto (año 1507).
Primeras apariciones de la Virgen en Guadalupe, México (año 1531).
Se publica la letanía de Loreto (año 1558).
El concilio de Trento insiste en la veneración que ha de rendirse a las imágenes religiosas. Se funda el sodalicio de Nuestra Señora (año 1563).
El Ave Maria es introducida en el Breviario en la forma oficial actual (año 1568).
Se establecen las fiestas de la Expectación de la Virgen y de Nuestra Señora de la Victoria y del Rosario (año 1571).
El papa Gregorio XIII fija la festividad de Sta. Ana el 26 de julio de 1584.


SIGLO XVII

María comienza a ser considerada como Corredentora.
El papa Paulo V prohibe las discusiones en públi-co acerca del pecado original de María. Sólo los domi-nicos podrían discutir sobre el tema, pero en privado y en el seno de su Orden (año 1617).
El papa Gregorio XV hace extensiva la prohibi-ción al terreno de lo privado (año 1622).
Se establece la fiesta del divino corazón de María (año 1647).
El papa Alejandro VII afirma en relación con la creencia en la inmaculada concepción de María que «ya casi todos los católicos la abrazan» (año 1661).
La fiesta del sagrado nombre de María se extien-de a toda la iglesia (año 1683).


SIGLO XVIII

Festividad de los siete dolores de la Virgen (1715)
La fiesta del rosario se extiende a toda la iglesia (año 1726).
Movimiento marianista. Su principal exponente, Alfonso María de Ligorio escribe «Las Glorias de María» (1750) donde ésta aparece como «Señora sobe-rana de los demonios», Reina de los cielos y procurado-ra de un camino de salvación más fácil que el abierto por Cristo. Las tesis de Ligorio tendrán una enorme influen-cia en papas como León XIII, Pío X y Benedicto XV~
La Virgen de Guadalupe proclamada patrona de México (año 1754).


SIGLO XIX

Visiones de Anna Catberine de Emmerich. La mayoría de los especialistas actuales «católicos inclui-dos» tienden a considerarlas pura fantasía (c. 1824).

La medalla milagrosa se aparece a Catalina Labonre (año 1830).
María inmaculada es proclamada patrona de los Estados Unidos (año 1846).
Apariciones de de la Virgen de la Salete , Francia (año1846).
Se funda la Sociedad de María (c. 1850).
Es definida como dogma la creencia en la inma-culada concepción de María (año 1854).
Apariciones de Lourdes, Francia (año l 858).
Apariciones de Pontmain (año 1871).
El Papa León XIII fue el primero en designar a María como Corredentora del genero humano.
Apariciones de Knock, Irlanda (año 1879).
Nuestra Señora de Guadalupe proclamada Patrona de las Américas (año 1900).


SIGLO XX

Proclamada Mediadora Universal (1904)
Apariciones de Fátima, Portugal (año 1917).
Fundación de la legión de María en Dublín (año1921).
Se establece la fiesta de la Divina maternidad (año 1931).
Apariciones en Beauraing, Bélgica (años 1932-33).
Apariciones en Banneux, Bélgica (año 1933).

El mundo es consagrado al inmaculado corazón de María (año 1942).
El papa Pío XII define como dogma la asunción corporal de María a los cielos (año 1950).
Proclamación de la realeza de María y se estable-ce Su tiesta (año 1954).
Apariciones en Garabandal (años 1961-65).
María es proclamada Mater Ecclesiae (año 1964).
El concilio Vaticano II reafirma la teología man-lógica de los últimos siglos y Pablo VI que el Evangelio es incomprensible sin aceptar la mariología católica (años 1962-65).
Encíclica Cultus Marialis (año 1974).
El Catecismo de la lglesia Católica dedica diver-sos apartados a la enseñanza de la mariología católica tradicional (año 1992).

(Del libro “Las desventuras de la Virgen Maria” (Manuel Díaz Pineda Ph. D.) A E P )
 
Originalmente enviado por Maripaz:

Maripaz, ya en el año 40 de nuestra era se registra la Aparición de Nuestra Señora en españa. Es la conocida Virgen del Pilar, que bien conocerás. Así que la historia no comienza en el Siglo III, sino a menos de 10 años de la Resurrección del Señor!!!. <IMG SRC="saltoazul.gif" border="0">
 
Originalmente enviado por daniel brion:
Originalmente enviado por Maripaz:

Maripaz, ya en el año 40 de nuestra era se registra la Aparición de Nuestra Señora en españa. Es la conocida Virgen del Pilar, que bien conocerás. Así que la historia no comienza en el Siglo III, sino a menos de 10 años de la Resurrección del Señor!!!. <IMG SRC="saltoazul.gif" border="0">

Eso es interesante Daniel, no lo sabía, tendrías más información al respecto?
 
Originalmente enviado por daniel brion:
Haaz, no que ers tu católico, o me confundo?

Bueno para que conozcas la "historia del cristianismo", de la cual dices poseer cococimientos ahí te va:
http://www.corazones.org/maria/pilar.htm

DIos te bendiga.

Daniel, varias cosas:

1. No me confundas así tan feo.
2. Hablé de historia del cristianismo, no de eso que me das.
3. Cuando te pedí información, era información seria, no documentos del SIGLO XIII que supuestamente dicen algo de tantos cientos de años atrás sin ninguna otra evidencia. Recuerda que la SCR fue (no sé si todavía es) experta en falsificar documentos para sus propósitos, y el siglo XIII parece muy apropiado para esas prácticas.
 
<IMG SRC="saltoazul.gif" border="0"> <IMG SRC="rodando.gif" border="0"> <IMG SRC="saltorojo.gif" border="0"> Apocalipsis 12
1 Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
2 está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz.
3 Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas.
4 Su cola arrastra la tercera parte de = las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. = El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.

5 La mujer = dio a luz un = Hijo = varón, = el que ha de = regir a todas las naciones con cetro de hierro; = y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.


¿Y en quien esta personificado este prodijio?
¿A quien le fue arrebatado Su Hijo hasta Diosy hasta Su Trono, y ha de regisr a todas las naciones?
 
Originalmente enviado por daniel brion:
Originalmente enviado por Maripaz:

Maripaz, ya en el año 40 de nuestra era se registra la Aparición de Nuestra Señora en españa. Es la conocida Virgen del Pilar, que bien conocerás. Así que la historia no comienza en el Siglo III, sino a menos de 10 años de la Resurrección del Señor!!!. <IMG SRC="saltoazul.gif" border="0">


¿Más leyendas?

“Según una antigua tradición española, dada en el Breviario Romano (para el 12 de octubre, Ad. mat., lect. vi), el santuario original [de la Virgen del Pilar] fue construido por Santiago Apóstol por voluntad de la Virgen, quien se le apareció mientras estaba orando en la ribera del Ebro en Zaragoza. Ha habido mucha discusión acerca de la verdad de la tradición. Monseñor L. Duchesne niega, como lo hizo Baronio, la llegada de Santiago a España, y reproduce argumentos hallados en los escritos del XII Concilio Ecuménico [IV Laterano, 1215], descubiertos por Loaisa, pero rechazados como espurios por el académico jesuita Fita y muchos otros. Quienes defienden la tradición aducen el testimonio de San Jerónimo (PL XXIV, 373) y el de la liturgia mozárabe. El testimonio escrito más antiguo de la devoción a la Bendita Virgen en Zaragoza usualmente citado es el de Pedro Librana (1155). Fita ha publicado datos de dos tumbas cristianas en Zaragoza, que datan de tiempos romanos, en las cuales se representa la Asunción de María.”

J.M. March, Nuestra Señora del Pilar, en The Catholic Encyclopedia, vol. 12 (1911)

Es decir, se trata de una leyenda medieval que a su vez se apoya en otra leyenda medieval anterior, a saber la supuesta estancia de Jacobo hermano de Juan, en España.

“Santiago fue el primero de los Doce en sufrir el martirio, siendo decapitado por Herodes Agripa I en 44 d.C. (Hechos 12:2). Desde el siglo VII se ha alegado que antes de su martirio predicó en España, pero la tradición de la Iglesia primitiva, según la cual los Apóstoles no dejaron Jerusalén sino hasta después de su muerte, como asimismo Romanos 15:20 y 24, están contra la autenticidad de esta historia la cual está ahora casi universalmente abandonada.”

The Oxford Dictionary of the Christian Church, p. 711.

¿Son los firmes fundamentos de la devoción mariana?


Bendiciones en Cristo,

Jetonius

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Originalmente enviado por PAZ EN LA TIERRA:
<IMG SRC="saltoazul.gif" border="0"> <IMG SRC="rodando.gif" border="0"> <IMG SRC="saltorojo.gif" border="0"> Apocalipsis 12
1 Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
2 está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz.
3 Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas.
4 Su cola arrastra la tercera parte de = las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. = El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.

5 La mujer = dio a luz un = Hijo = varón, = el que ha de = regir a todas las naciones con cetro de hierro; = y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.


¿Y en quien esta personificado este prodijio?
¿A quien le fue arrebatado Su Hijo hasta Diosy hasta Su Trono, y ha de regisr a todas las naciones?


¿¿¿Dolores de parto???

¿Menciona el texto dolores de parto?
 
Daniel Brion:

¿Andas buscando la confirmación de la fecha de la aparición de Zaragoza?


¿Por qué no consultas en Zenit?, quizá estaban ellos presentes :D :D :D


Bromas aparte; ¿puedes confirmar con datos fidedignos tu afirmación, como ha hecho Jetonius, o seguimos creyendo que las "evidencias" sobre apariciones tienen más de fábulas que de historia?


Gracias


Maripaz
 
Originalmente enviado por Maripaz:
Daniel Brion:

¿Andas buscando la confirmación de la fecha de la aparición de Zaragoza?


¿Por qué no consultas en Zenit?, quizá estaban ellos presentes :D :D :D


Bromas aparte; ¿puedes confirmar con datos fidedignos tu afirmación, como ha hecho Jetonius, o seguimos creyendo que las "evidencias" sobre apariciones tienen más de fábulas que de historia?


Gracias


Maripaz

bromas aparte, nunca me preocupé en documentar tal aparición en particular.

Veré si puedo encontrar algo mas para aportar.

Dios te bendiga.
 
Originalmente enviado por daniel brion:
bromas aparte, nunca me preocupé en documentar tal aparición en particular.

Veré si puedo encontrar algo mas para aportar.

Dios te bendiga.


Bueno Daniel, ya van dos...
Primero haces una afirmación "muy seguro" y luego resulta que "nunca te preocupaste".
Para hablar y comer pescado...
 
Originalmente enviado por haaz:

Bueno Daniel, ya van dos...
Primero haces una afirmación "muy seguro" y luego resulta que "nunca te preocupaste".
Para hablar y comer pescado...

Oime, Haaz, ¿Y a vos quien te dió el título de juez universal?. En buena hora que dejes de criticar los aportes de los demás, como haces siempre, y que propongas tus puntos también, para sumar.

Por mi parte, ESTA CLARO, que lo que dice la Iglesia dicho esta. Es LO MISMO que si yo les pidiera que me den pruebas "históricas", "concretas" y "palpables" de la existencia de Dios. Necesitas Fé y lo sabés. Entonces, si no tienes Fé en lo que dice la Iglesia y para vos, no alcanza, allá vos. Y si eres sabio, tene cuidado de no caer.
 
Originalmente enviado por daniel brion:
Oime, Haaz, ¿Y a vos quien te dió el título de juez universal?. En buena hora que dejes de criticar los aportes de los demás, como haces siempre, y que propongas tus puntos también, para sumar.

Por mi parte, ESTA CLARO, que lo que dice la Iglesia dicho esta. Es LO MISMO que si yo les pidiera que me den pruebas "históricas", "concretas" y "palpables" de la existencia de Dios. Necesitas Fé y lo sabés. Entonces, si no tienes Fé en lo que dice la Iglesia y para vos, no alcanza, allá vos. Y si eres sabio, tene cuidado de no caer.


Nadie me ha puesto por juez universal, pero dime, ¿dónde te juzgué? (Espero que esta vez SI respondas).
Por otro lado, solamente me remití a los hechos, van dos veces en que afirmas las cosas como si fueran verdades y a la hora de la hora resulta que no estás seguro, que no has investigado, etc, etc.
La observación que hice tiene dos propósitos:
1. Si lo quieres ver, estás poniendo en evidencia que lo que dice la SCR no siempre es tan cierto. Es evidente que creer a "ojos cerrados" todo lo que dice la SCR es peligroso.
2. Segundo, es bueno ir conociendo a los foristas, ya conozco por ejemplo, a uno (que no eres tú), que siempre amenaza con poner miles de cosas que al final resultan en nada.

Finalmente, una cosa es pedir pruebas históricas de la existencia de Dios, lo cual es imposible y otra pedir pruebas históricas de un hecho HISTÓRICO, lo que debería ser fácil, y ya ves, las pruebas históricas apuntan hacia otro lado totalmente opuesto.
 
Originalmente enviado por haaz:

Nadie me ha puesto por juez universal, pero dime, ¿dónde te juzgué? (Espero que esta vez SI respondas).

daniel:
Haaz, para de jugar conmigo. Si querés releerte fijate en la nota tuya anterior. No te hagas el distraído.

Haaz:

Por otro lado, solamente me remití a los hechos, van dos veces en que afirmas las cosas como si fueran verdades y a la hora de la hora resulta que no estás seguro, que no has investigado, etc, etc.
La observación que hice tiene dos propósitos:
1. Si lo quieres ver, estás poniendo en evidencia que lo que dice la SCR no siempre es tan cierto. Es evidente que creer a "ojos cerrados" todo lo que dice la SCR es peligroso.

daniel:
Lo que ponés en evidencia es que es cierto que la razón no ve lo que el corazón alcanza. Por cierto que alguien como yo, de mi pequeña catadura intelectual, sin pretensiones de "palpar" (como Santo Tomás) todas las verdades de Fé con los sentidos, me apoye en la Iglesia que Cristo instituyó para pobres como yo, no constituye ningún peligro para mí.

Tampoco Mi salvación depende de si la Virgen del Pilar apareció o no, ni NINGUNA OTRA aparición, aunque sí reconozco que ayudan a mi Fé.

Tampoco depende mi salvación de si la Tradición consta de un compendio o no. Eso lo dejo para los sabios y eruditos, y que ellos luego arreglen sus cuentas con Dios, al igual que intento yo.

Lo importante para mí es desconfiar, porque allí SI CORRO PELIGRO es confiar en ILUMINADOS POR EL ESPIRITU, dueños de toda la verdad, y acusadores de Dios. Que bucean buscando los mas escabrosos y enmarañados detalles para perder al mas incauto. ¿Quién es el que hace lo mismo?. Quien tiene oídos que oiga, quien pueda entender que entienda.

Ahora bien, ¿es mas "confiable" una expresión de Fé compuesta por miles y miles de DOIFERENTES confesiones espirituales TODAS ELLAS GUIADAS POR Espíritu? MAS BIEN QUE NO. Y ES ESOP LO QUE TENGO CLARO.

Haaz:
2. Segundo, es bueno ir conociendo a los foristas, ya conozco por ejemplo, a uno (que no eres tú), que siempre amenaza con poner miles de cosas que al final resultan en nada.

daniel:
Tus disputas particulares estan fuera del foro. Recuerda las reglas, Haaz. Como buen cristiano respetalas. Y no me pidas que te cite la regla, Sí?

Haaz:
Finalmente, una cosa es pedir pruebas históricas de la existencia de Dios, lo cual es imposible y otra pedir pruebas históricas de un hecho HISTÓRICO, lo que debería ser fácil, y ya ves, las pruebas históricas apuntan hacia otro lado totalmente opuesto.

daniel:
¿De la Virgen del Pilar?. JA,JA,JA. Aunque así fuera no me mueve ni un pelo. De todos modos si quieres tales pruebas de seguro habrá en la Iglesia gente idónea que te pueda ayudar. por que creo que ese tipo de preguntas tal vez en este foro no las puedas contestar. Anda a las fuentes, si queres saber de algo......

DTB
 
¿Me quedé pues SIN PRUEBAS HISTORICAS de la aparición de la Virgen del Pilar?


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¿¿El resto de apariciones antiguas tienen las mismas evidencias??


Daniel:

Al menos, di como Marsuar: Lo creo porque lo dice mi iglesia y punto ;) (quedas mejor ;))

Maripaz
 
Originalmente enviado por Maripaz:
¿Me quedé pues SIN PRUEBAS HISTORICAS de la aparición de la Virgen del Pilar?


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¿¿El resto de apariciones antiguas tienen las mismas evidencias??


Daniel:

Al menos, di como Marsuar: Lo creo porque lo dice mi iglesia y punto ;) (quedas mejor ;))

Maripaz

NO me importa "como quede yo". NUNCA tuve pretensiones de "historiador". POR SUPUESTO que creo lo que cree mi Iglesia. ¿Y qué pretendes?. Que porque tiras un par de datos "históricos" me convierta al
"Kung-alato catalán"?

No Maripaz, es lógico que se PARTAN la cabeza para desprestigiar a la Iglesia. Yo no tengo que contratar lo que diga ningún historiador solitario contra lo que me dicta mi leal saber y entender acerca de la validez de mi iglesia.

Entiendo, respetuosamente, que intentes afirmar la nulidad de la Iglesia, lo que es lógico, a través DE LO QUE SEA. Y para ello pones a Kung contra la Iglesia. ¿Vos le crees a Kung?. Yo a la Iglesia.

Por lo demás hay cientos de pruebas de veracidad sobre apariciones marianas. Aunque ellas no sean imprescindibles para mi salvación, me ayudan en mi vida de Fé.

Y repito, no soy Santo Tomás que debo probar sensiblemente mi Fé o mi Iglesia. De todos modos no te preocupes, en 50 o 100 años nos veremos, luego de pasar de este mundo. Y verás quien tenía razón.

Bendiciones

Un NO pretendido erudito. Simple hombre de Fé.
 
¿Vos le crees a Kung?. Yo a la Iglesia.


Yo le creo A DIOS <IMG SRC="radiante.gif" border="0">


No necesito apariciones marianas, si el mismo Rey del universo vive en mí y guía mi vida ;)


¡¡ A Él sea TODA la gloria, honra, honor y veneración !!


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¡¡ Señor, te amo, gracias por haber venido a morar en mi, sin yo merecerlo !!


Tu sierva:


Maripaz