En lo que diferimos en esta discusión, me parece, es que para unos Jesucristo es Dios Manifestado, mientras que para otros una Manifestación de Dios.
Bajo el primer concepto, Jesucristo es Dios mismo, pero en una forma visible al hombre.
Bajo el segundo, Jesús es el instrumento para que Dios, quien es otro ente, se manifieste.
Bajo el primero no existen dos voluntades distintas. Es imposible que Jesús quiera una cosa distinta a la del Padre.
Bajo el segundo existen dos voluntades distintas. Es posible que Jesús quiera una cosa distinta a la del Padre, y es por eso que Jesús reconoce que si por Él fuera, no pasaría por el sufrimiento, pero elige rendir su voluntad a la del Padre ("Que no se haga mi voluntad, sino la Tuya").
Ambas posturas coinciden en lo más importante: Hay que hacerle caso a Cristo, porque significa hacerle caso a Dios. Quien tiene a Cristo, tiene al Padre. Quien quiere obedecer al Padre, tiene que obedecer al Hijo.
Para mí, el primer concepto ("Dios Manifestado") nos mete en una serie de complicaciones y vericuetos para explicar docenas (o centenas?) de pasajes. El segundo ("Manifestación de Dios") es más sencillo de entender. Por supuesto, POR FE es que finalmente optamos por una u otra postura. Así fue en los inicios del cristianismo. De no haber sido por la ambición de poder y vanagloria de líderes religiosos, habrían coexistido pacíficamente, hasta la fecha, muchas posturas teológicas sobre la naturaleza de Cristo, de la misma forma que hoy coexisten pacíficamente diversas ideas sobre la Segunda Venida, el arrebatamiento, el significado de las visiones del Apocalipsis, etc.