Seis preguntas para las distintas religiones

Seis (y más) preguntas para las distintas religiones o lineas de pensamientos

Seis (y más) preguntas para las distintas religiones o lineas de pensamientos

¿Y qué opina su religión sobre Jesús?.

Colosenses 1
  • Es la imagen del Dios que no podemos ver (v. 15)
  • Por medio de él, todo se mantiene en orden (v.17)
  • Dios creó todas las cosas por medio de él y para él (v. 16)
  • En él se encuentra todo el poder divino (v. 19)
  • Nos hace amigos de Dios por medio de su muerte (v. 21-23)
Hebreos 1:2
  • Es dueño de todas las cosas
Hebreos 1:3
  • Nos muestra el poder y la grandeza de Dios
  • Es igual a Dios en todo
  • Con su gran poder hace que el universo siga existiendo
  • Logró que Dios nos perdonara de nuestros pecados
  • Esta sentado al lado del trono de Dios

 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Seguramente le será irrelevante esta respuesta, pero de todos modos digo: Según la biblia, fue en el momento oportuno (1 Timoteo 2:6)

Oportuno ¿para quién? Si era bueno conocer a Jesús, saber de su exitencia y lo que hizo por la humanidad ¿por qué negárselo a tantísimas personas? ¿Acaso no les convenía conocerlo?
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Al crear el universo, la tierra y sus criaturas, el Creador quiso comunicarse con ellas... y fue entonces que el Todopoderoso se reveló al género humano...

Por esata razon, entendemos que Dios ha hablado en dos formas:

a) Por el lenguaje humano, descrita en la Biblia (Palabra escrita)

b) Por la vida encarnada de la Palabra (como el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo)
¿Y los que nacieron antes de que se escribiera la biblia, y de que nadie hablara de Dios? ¿Como se comunicó Dios con ellos si no sabían ni que existía?

Es el centro de nuestras vidas... Nuestro Señor y Salvador

Todas nuestras vidas giran alrededor de él... porque separados de El, no podemos hacer nada
¿Cómo que nada? ¿Los ateos no hacen nada de nada por la humanidad? ¿Ni por su familia ni por sus amigos ni por nadie?

Paz de Cristo
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Repito: La salvación siempre ha sido por medio de la Palabra de Dios, es decir, Cristo.

Nadie ha nacido antes que él. El es la Palabra de Dios, que oyeron, creyeron y obedecieron todos los hombres de Dios. Cristo se hizo carne en Jesús, pero él fue engendrado por el Padre en un principio.

Debes además entender que él habla (alumbra) a los corazones de TODO HOMBRE, desde antes que viniera a la tierra.


Aquella Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. (Juan 1:9)

¿Quieres decirme desde qué año los hombres supieron que existía Dios? ¿De qué les sirvió a los hombres de la prehistoria que Dios y Jesús existieran desde siempre en los cielos? Ni le oyeron, ni le leyeron ni le conocieron...¿Eso es justo? Yo creo que no. Todos los nacidos tenían derecho a conocer la existencia de Dios y de su hijo.
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

¿Quieres decirme desde qué año los hombres supieron que existía Dios? ¿De qué les sirvió a los hombres de la prehistoria que Dios y Jesús existieran desde siempre en los cielos? Ni le oyeron, ni le leyeron ni le conocieron...¿Eso es justo? Yo creo que no. Todos los nacidos tenían derecho a conocer la existencia de Dios y de su hijo.

No me has escuchado nada...

Te repito amiga la respuesta que te di en otro post:

Aquella Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. (Juan 1:9)
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Muy buenas:

Estas van dirigidas a distintas y distintos foristas que participen en alguna religión (o movimiento o filosofia o linea de pensamiento). No nombrare ninguna por si se me escapa nombrar alguna religión y esa persona que es de esa religión que no nombre se sienta con el derecho de no contestar.

  • No olviden nombrar su religión.
Aqui van: :ezicon3:

  1. ¿Cómo es Dios?. Sus caracteristicas, sus atributos.

    LAS CARACTERISTICAS DUALES DE DIOS

    ¿Cómo podemos hacer para conocer las características de Dios, que es un ser invisible? Podemos conocerlas observando el mundo de Su creación. Por esta razón, San Pablo dijo:

    «Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables» (Rm. 1:20).

    De igual manera que la obra de un artista es una manifestación visible del carácter de su creador, así también cada creación es una manifestación substancial de la naturaleza invisible de Dios, el Creador. Del mismo modo que podemos conocer el carácter de un autor a través de sus obras, así también podemos percibir la divinidad de Dios observando Su creación.

    Con el fin de conocer la divinidad de Dios, examinemos los factores comunes que se encuentran en toda Su creación. Una creación, cualquiera que sea, no puede llegar a existir a no ser que se haya establecido una relación recíproca entre las características duales de positividad y negatividad, no sólo dentro del mismo ser, sino también en relación con otros seres. Por ejemplo, las partículas, que son los componentes esenciales de toda la materia, tienen positividad o negatividad, o neutralidad que se origina cuando los elementos positivos y negativos se neutralizan mutuamente. Cuando las dos características inician una relación recíproca, dichas partículas forman un átomo. Cada átomo asume un carácter positivo o un carácter negativo y por medio de establecer relaciones recíprocas entre sus características duales, proceden a formar moléculas de materia. La materia, que se forma de esta manera mediante una relación recíproca entre estas dos características, sirve de alimento para animales y plantas cuando es absorbida por ellos.

    Todas las plantas continúan existiendo mediante una relación que tiene lugar entre el estambre y el pistilo, mientras que el mismo proceso ocurre en el mundo animal mediante la relación entre el macho y la hembra.

    Así, en el caso del ser humano, Dios creó a un hombre (masculino), Adán, en primer lugar; entonces, viendo que no era bueno que el hombre estuviera solo (Gn. 2:18), El hizo una mujer (femenino), Eva, como el objeto de Adán y por primera vez Dios vio que Su creación estaba «muy bien» (Gn. 1:31). De igual forma que un ion positivo o negativo, incluso después de la disociación, se compone de la combinación de un protón (positivo) y un electrón (negativo), así también el estambre y el pistilo de las plantas y los miembros macho y hembra del reino animal solamente pueden existir mediante una relación recíproca entre sus características duales de positividad y negatividad. También, hay características femeninas latentes en cada hombre y esencia masculina en cada mujer. Los aspectos de todas las cosas en la creación existen sobre una base recíproca, tal como: superficial y profundo, dentro y fuera, interior y exterior, frente y espalda, derecha e izquierda, arriba y abajo, alto y bajo, fuerte y débil, largo y corto, ancho y estrecho, este y oeste, sur y norte. Esto es debido a que todas las cosas están creadas para existir mediante una relación recíproca entre sus características duales.

    Como ya hemos visto, todas las cosas existen a través de una relación recíproca entre sus características duales de positividad y negatividad. Debemos también conocer la relación recíproca entre otra pareja de características duales, que es incluso más fundamental que la de positividad y negatividad. Cualquier cosa que exista, tiene en sí misma un carácter interno o Sung Sang y una forma externa o Hyung Sang (Sung Sang y Hyung Sang son términos filosóficos del idioma coreano, sin traducción exacta al español, pero podemos definirlos como carácter interno y forma externa). La forma externa es visible y refleja al carácter interno, que es invisible. Aunque el carácter interno no puede verse, asume una cierta forma, así que la forma externa se asemeja al carácter interno como su forma visible. El «carácter interno» y la «forma externa» se refieren a los dos caracteres que son los dos aspectos relativos de la misma existencia. En este sentido, la forma externa puede ser llamada un «segundo carácter interno», así que a ambos juntos podemos llamarles «características duales».

    Podemos tomar al hombre como ejemplo. El hombre consiste de cuerpo o forma externa, y mente, o carácter interno. El cuerpo visible refleja a la mente invisible. El cuerpo asume una forma que se asemeja a la forma proyectada por la mente. Por esta razón se pueden percibir cosas sobre el carácter invisible y el destino del hombre por su apariencia externa.

    Llamamos a la mente «carácter interno» y al cuerpo «forma externa». Puesto que la mente y el cuerpo son los dos aspectos del mismo hombre, el cuerpo puede ser llamado «segunda mente». Llamamos a ambos juntos «características duales». Ahora podemos comprender el hecho de que todas las cosas existen a través de una relación recíproca entre las características duales de carácter interno y forma externa.

    ¿Cuál es, entonces, la relación entre el carácter interno y la forma externa? El carácter interno invisible es la causa y está en una posición subjetiva, mientras que la forma externa visible es el resultado de la anterior y está en una posición objetiva con respecto al carácter interno. Por consiguiente, la relación recíproca que existe entre los dos es la de interior y exterior, causa y resultado, sujeto y objeto, vertical y horizontal.

    Usemos de nuevo al hombre como ejemplo. La mente y el cuerpo corresponden respectivamente al Sung Sang y al Hyung Sang. El cuerpo no sólo se asemeja a la mente, sino que además se mueve o no, siguiendo las direcciones de ésta. Así el hombre puede dirigir su vida de acuerdo a su voluntad y propósito. La mente y el cuerpo también tienen una relación recíproca de interior y exterior, causa y resultado, sujeto y objeto, vertical y horizontal.

    De igual manera, todas las cosas de la creación, aunque son diferentes en dimensión, tienen un carácter interno invisible que se corresponde a la mente; ya que éste es la causa y sujeto controla a la forma externa, que se corresponde al cuerpo humano. Esta relación entre mente y cuerpo hace posible que la creación individual mantenga su existencia como un ser con un cierto propósito. Los animales tienen un aspecto que se corresponde a la mente humana; debido a que ésta es la causa y sujeto que le dirige hacia un cierto propósito, el cuerpo del animal puede vivir de acuerdo al propósito de su ser individual. Una planta también tiene un carácter interno que le posibilita mantener su función orgánica.

    No sólo eso, sino que así como los hombres pueden unirse debido a que la mente es un factor común en cada persona, similarmente los iones positivos y negativos se unen para formar un cierto material, debido a que en cada ion hay aspectos de carácter interno y forma externa que tienden a unirse, formando así una molécula. Además, cuando un electrón gira alrededor de un protón para formar un átomo, es debido a que cada uno contiene un aspecto de «carácter» que les dirige hacia el propósito de construir un átomo.

    La ciencia moderna nos dice que las partículas que forman los átomos se componen de energía. Sabemos que dentro de la misma energía debe haber también un atributo de «carácter» que le impulse a la meta de construir una partícula. Yendo aún más allá, debemos buscar a un ser absoluto que sea la causa última de todo el mundo de la realidad. Esta causa, con su carácter y forma fundamental y único, dio origen a toda la energía. Este ser último debe ser la Primera Causa de todos los seres, conteniendo el carácter y forma absoluto y subjetivo. Llamamos Dios a esta Primera Causa de nuestro mundo existente. Llamamos al carácter y forma subjetivo de Dios, Su «Sung Sang Original» y «Hyung Sang Original». Como Pablo señaló, cuando examinamos los factores que toda la creación tiene en común, llegamos finalmente a comprender que Dios es la Primera Causa del mundo de la creación y que existe como el sujeto absoluto, teniendo las características de carácter esencial y forma esencial.

    Hemos aclarado ya el hecho de que todas las cosas en la creación sólo existen debido a una relación recíproca entre las características duales de positividad y negatividad. Génesis 1:27 dice: «Y creó Dios el hombre a imagen suya; a imagen de Dios le creó; macho y hembra los creó». Esto también nos enseña que Dios es el sujeto absoluto, que existe con Sus características duales de positividad y negatividad.

    ¿Cuál es la relación entre las características duales de carácter y forma y las características duales de positividad y negatividad?

    Fundamentalmente, el Sung Sang Original de Dios y Su Hyung Sang Original tienen una relación recíproca con Su «Positividad Original» y Su «Negatividad Original» Por lo tanto, la positividad y la negatividad de Dios son los atributos de Su carácter y de Su forma. Así pues, la relación que existe entre lo positivo y lo negativo, es similar a la que existe entre el carácter y forma.

    Por consiguiente, positividad y negatividad tienen también una relación recíproca como la que existe entre interior y exterior, causa y efecto, sujeto y objeto, vertical y horizontal. Por esta razón está escrito en la Biblia que Dios creó a la mujer, Eva, como objeto tomando una costilla del hombre, Adán, que era el sujeto. (Gn. 2 :22). Llamamos a la positividad y negatividad de Dios «masculinidad» y «femineidad», respectivamente.

    El universo, que fue creado teniendo a Dios como centro, es similar al hombre, que ha sido creado con su mente como centro. El universo es un cuerpo orgánico perfecto creado completamente de acuerdo con el propósito de la creación de Dios. Por esta razón, el universo, como un cuerpo orgánico, tiene su propio carácter interno y forma externa, siendo Dios su carácter interno, mientras que el universo físico es su forma externa. Por esto Dios dijo que el hombre, que es el centro del universo, fue hecho a Su imagen (Gn. 1:27). Antes de crear el universo, Dios existía como el sujeto interior masculino, y El creó el universo como Su objeto exterior femenino. 1Corintios 11:7 dice que el hombre «es imagen y gloria de Dios» lo cual confirma esta teoría. Ya que Dios es el sujeto masculino de carácter interno le llamamos «Padre», resaltando Su naturaleza masculina.

    Resumiendo, sabemos que Dios es el sujeto armonizado que consiste de las características duales de Sung Sang Original y Hyung Sang Original. Al mismo tiempo, El es el sujeto armonizado de las características duales de masculinidad y femineidad originales, la primera representa Su carácter y la segunda Su forma originales. En relación con toda la creación, Dios es el sujeto masculino y representa su carácter interno.
  2. ¿Cuál fue su proposito para habernos creado?.

    EL PROPOSITO DE LA CREACION DEL UNIVERSO

    Cada vez que Dios hizo una nueva especie de la creación, El vio que «estaba bien». (Gn. 1:4-31). Esto indica que Dios deseaba que todas las cosas de Su creación fueran buenos objetos. Esto es porque Dios deseaba sentir felicidad al contemplar Su creación.

    ¿Cómo debería ser la creación para que Dios sienta la máxima felicidad? Después de haber creado el universo, Dios finalmente creó al hombre a Su imagen, según el modelo de Su propio carácter, con la capacidad para sentir alegría, enojo, tristeza y placer y Dios quiso deleitarse al verse reflejado en él. El hombre fue creado para que disfrutara y apreciara su posición como el objeto de Dios. Por esto, cuando Dios creó a Adán y Eva, les dio tres grandes bendiciones: creced y multiplicáos y llenad la tierra, y sometedla y tened dominio (Gn. 1:28). Si el hombre hubiera cumplido las palabras de esta bendición, llegando a ser feliz en el Reino Celestial de Dios, Dios también habría sentido mucha felicidad.

    ¿Cómo se hubieran cumplido las tres grandes bendiciones de Dios? Se habrían cumplido sólo cuando se hubiera realizado el fundamento de cuatro posiciones centralizado en Dios, el fundamento básico de la creación. El propósito de Dios al crear el universo era sentir felicidad cuando El viera el propósito del bien realizado en el Reino Celestial, que podría haber sido establecido por toda la creación incluyendo al hombre, después de completar el fundamento de cuatro posiciones centralizado en Dios y de cumplir Sus tres grandes bendiciones.

    Por esta razón, el propósito de la existencia del universo centralizado en el hombre es devolver alegría a Dios, el Creador. Todos los seres tienen un propósito dual. Como ya fue explicado, cada existencia tiene carácter y forma; por eso, su propósito es doble, un propósito pertenece al carácter interno y el otro a la forma externa. La relación entre los dos es exactamente la misma que la que existe entre el carácter y la forma dentro de cualquier ser individual. El propósito del carácter interno es para el conjunto, mientras que el propósito de la forma externa es para el individuo. En otras palabras, el primero y el último se relacionan entre sí como causa y efecto, interior y exterior y sujeto y objeto. Por lo tanto, no puede haber ningún propósito para el individuo aparte del propósito del conjunto, ni ningún propósito del conjunto que no garantice el propósito del individuo. Todas las criaturas del universo forman un enorme organismo entrelazado entre sí por estos propósitos duales.

    2. LOS OBJETOS DE BONDAD PARA LA ALEGRIA DE DIOS

    Con el fin de comprender más precisamente las preguntas referentes al propósito de la creación de Dios, examinemos primero cómo se produce la alegría. La alegría no puede ser creada por un individuo solo. La alegría viene cuando tenemos un objeto, visible o invisible, que sea una proyección y reflejo de nuestro propio carácter y forma, haciéndonos sentir así nuestro propio carácter y forma a través del estímulo que recibimos del objeto.

    Por ejemplo, el hombre siente alegría como creador sólo cuando tiene un objeto; es decir, cuando ve el fruto de su trabajo, ya sea una pintura o escultura, en el cual esté plasmado substancialmente su plan. De esta forma, puede sentir objetivamente su propio carácter y forma a través del estímulo que recibe del fruto de su trabajo. Cuando sólo la idea permanece en la posición objetiva, el estímulo que se recibe de ella no es substancial; por lo tanto, la alegría que se origina de la idea no puede ser tampoco substancial. La alegría de Dios se produce de la misma manera que la alegría del hombre. Por consiguiente, Dios siente alegría cuando percibe objetivamente Su carácter y forma original a través del estímulo que recibe de Su objeto substancial.

    Hemos explicado que cuando se realice el Reino de los Cielos, mediante el cumplimiento de las tres grandes bendiciones basándose en el fundamento de cuatro posiciones, entonces se forma el objeto perfecto mediante el cual Dios puede sentir alegría. Estudiemos cómo se forma este objeto perfecto para la alegría de Dios.

    La primera bendición de Dios para el hombre era la perfección de su individualidad. Para que el hombre perfeccione su individualidad, su mente y su cuerpo, que son la expresión dividida de las características duales de Dios, deben llegar a unirse mediante la acción de dar y tomar entre sí. Se forma así un fundamento individual de cuatro posiciones centralizado en Dios. El hombre cuya mente y cuerpo ha formado un fundamento de cuatro posiciones original centrado en Dios, se convierte en el templo de Dios (1 Co. 3:16) y forma un solo cuerpo con El (Jn. 14:20). Esto significa que el hombre adquiere divinidad. Sintiendo exactamente lo que Dios siente y conociendo la voluntad de Dios, viviría según el deseo de Dios. Un hombre que hubiera perfeccionado así su individualidad tendría un perfecto dar y tomar entre su mente y su cuerpo. Ambos en unidad, su mente y su cuerpo, formarían un objeto substancial para Dios. En este caso, Dios sería feliz porque podría sentir Su propio carácter y forma objetivamente a través del estímulo proveniente de este objeto substancial. La mente del hombre como sujeto siente lo mismo en relación con su cuerpo. Por lo tanto, cuando el hombre ha realizado la primera bendición de Dios, llega a ser un buen objeto para la alegría de Dios. Un hombre con una individualidad perfecta siente todo lo que Dios siente, como si los sentimientos de Dios fueran los suyos propios. Por ello, no podría hacer nada que causara aflicción a Dios. Esto significa que tal hombre nunca podría caer.

    Preparados para realizar la segunda bendición de Dios y después de haber perfeccionado sus respectivas individualidades reflejando así completamente las características duales de Dios, Adán y Eva, los objetos substanciales divididos de Dios, deberían haberse convertido en marido y esposa, formando una unidad, multiplicar hijos y establecer el fundamento de cuatro posiciones a nivel familiar centralizado en Dios. Cualquier familia o sociedad que estableciera este fundamento de cuatro posiciones centralizado en Dios, se asemejaría a un hombre de individualidad perfecta. Así pues, la familia o la sociedad sería el objeto substancial del hombre centralizado en Dios, y el hombre y su objeto juntos serían el objeto substancial de Dios. Dios y el hombre serían felices, pues sentirían sus propias características duales reflejadas en semejante familia o sociedad. Cuando el hombre realiza la segunda bendición, ésta también llega a ser un buen objeto para la alegría de Dios.

    Estudiemos ahora por qué el hombre será un buen objeto para la alegría de Dios cuando realice la tercera bendición de Dios. Primeramente, debemos explicar la relación entre el hombre y el universo desde el punto de vista del «carácter y forma».

    Antes de crear al hombre, Dios hizo todas las cosas manifestando en imagen el Sung Sang y el Hyung Sang del hombre que crearía posteriormente. Por ello, el hombre es la encapsulación substancial de todas las cosas. Esta es la razón por la cual lo llamamos el «microcosmos».

    Dios comenzó Su creación con animales de un orden inferior, luego creó animales con funciones más complicadas; y finalmente creó al hombre, quien tiene la función más elevada. Por esta razón, el hombre contiene la estructura, elementos y cualidades esenciales de los animales. Por ejemplo, las cuerdas vocales del hombre están tan perfeccionadas que pueden imitar los sonidos de todos los animales. La línea y figura humana es la más delicada y elegante, por ello se usa a menudo como un tema difícil de dibujo para los artistas estudiantes.

    Cuando observamos al hombre y a las plantas, vemos que existe una diferencia en sus estructuras y funciones, pero son semejantes en que ambos consisten de células. El hombre contiene todas las estructuras, elementos y cualidades esenciales de las plantas. Para ser más exactos, la hoja de una planta, vista según su forma y función, corresponde al pulmón humano. De igual manera que la hoja absorbe dióxido de carbono del aire, el pulmón humano absorbe oxígeno. El tronco, tallo o ramas de una planta se corresponde al corazón humano en suministrar alimento a todo el cuerpo. La raíz de una planta se corresponde al estómago e intestinos de un hombre, que absorbe alimentos. También, el diseño y función de los vasos liberianos y leñosos de una planta se corresponde al de las arterias y venas en el hombre.

    El hombre se compone también de tierra, agua y aire; así pues, contiene elementos minerales. Además, la estructura de la tierra es similar a la del cuerpo humano. La corteza terrestre está cubierta de plantas, existen ríos subterráneos en el subsuelo, y debajo de todo esto se encuentra lava fundida rodeada de rocas. Esto se corresponde paralelamente a la estructura del cuerpo humano; la piel está cubierta de pelos, existen los vasos sanguíneos en la musculatura, y más profundo se encuentra la médula dentro de los huesos.

    La tercera bendición de Dios para el hombre significa la perfección del dominio del hombre sobre la creación. Con el fin de realizar esta bendición, el hombre debe establecer el fundamento de cuatro posiciones con el universo como su objeto, centralizado en Dios. Entonces, siendo el hombre el objeto visible hecho a imagen de Dios y la creación el objeto simbólico como Su imagen indirecta, el amor del hombre y la belleza de la creación realizan la acción de dar y tomar para formar un solo cuerpo en unidad centralizado en Dios. (ref. Parte I, Cap. I, Sec. V, 2 [3]).

    El universo es el objeto en el cual el carácter y la forma del hombre están manifestados en substancia. Por lo tanto, el hombre cuyo centro está fijado en Dios, siente una alegría inmensa cuando percibe objetivamente su propio carácter y forma a través de todas las cosas como sus objetos substanciales. De igual manera, Dios disfrutaría de la máxima felicidad sintiendo Su carácter y forma esencial a través del mundo de Su creación, compuesto del hombre y todas las cosas en armoniosa unidad. Cuando el hombre realiza así la tercera bendición de Dios, ésta llega a ser también un objeto de bondad para la alegría de Dios. Si el propósito de la creación se hubiera llevado a cabo de esta forma, se habría establecido en la tierra un mundo ideal en el que no habría ni rastro de pecado. Podemos designar a este mundo el Reino de los Cielos en la tierra. El hombre fue originalmente creado para vivir en el Reino de los Cielos en la tierra. En el momento de su muerte física, transmigraría al mundo espiritual donde podría disfrutar de una vida eterna en el Reino de los Cielos espiritual.

    Según todo lo que hemos explicado, podemos comprender que el Reino de los Cielos es el mundo semejante a un hombre de individualidad perfeccionada según el modelo del carácter y la forma esencial de Dios. Así como en el hombre las órdenes de la mente se transmiten a todo el cuerpo mediante el sistema nervioso central, logrando que el cuerpo se mueva con un sólo propósito, así también en el Reino de los Cielos, las órdenes de Dios son transmitidas a todos sus hijos a través de los Padres Verdaderos, haciendo posible que todos obren según un solo propósito.

    SECCION IV

    El Valor Original de la Creación

    1. LA DETERMINACION DEL VALOR ORIGINAL DE LA CREACION Y EL MODELO DEL VALOR

    ¿Cómo podemos determinar el valor original de las cosas? El valor de un objeto, según el juicio común, se determina por la relación recíproca entre el propósito del objeto y el deseo del hombre por él. El valor original de un cuerpo individual no está latente en él mismo como algo absoluto. Queda determinado por la relación recíproca entre el propósito del cuerpo individual (como un tipo particular de objeto centrado en el ideal de Dios de la creación) y el deseo del hombre (como sujeto) de buscar el valor original del objeto. Por esta razón, para que un objeto manifieste el valor original de su creación, debe unirse con el hombre mediante la acción de dar y tomar, formando así el fundamento original de cuatro posiciones y llegando a ser el tercer objeto de Dios.

    Entonces, ¿cuál es el estándar del valor original de la creación? El valor original queda determinado cuando un objeto y un hombre, como sujeto, establecen el fundamento de cuatro posiciones centralizado en Dios. El estándar del valor es Dios, el ser absoluto, porque El es el centro del fundamento de cuatro posiciones. Por consiguiente, el valor original de un objeto, que se determina en relación al modelo de Dios como la realidad absoluta, debe ser absoluto.

    Por ejemplo, ¿cómo se determina la belleza de una flor? Su belleza original se manifiesta cuando el propósito de Dios al crear la flor y el deseo espontáneo del hombre en busca de la belleza de la flor coinciden el uno con el otro, entonces el deseo centralizado en Dios del hombre de encontrar su belleza se cumple al recibir el estímulo emocional proveniente de la flor. Esto le lleva alegría perfecta. De esta forma, la belleza de la flor llegará a ser absoluta cuando la alegría que el hombre siente de la flor esté perfectamente centrada en el propósito de la creación.

    El deseo del hombre de buscar la belleza de la creación es el deseo de sentir objetivamente su propio carácter y forma. Cuando el propósito divino de la creación de la flor y el deseo del hombre de buscar su valor están en consonancia, el sujeto y el objeto forman un estado de armoniosa unidad. Por lo tanto, para que cualquier cosa posea valor original, debe establecer el fundamento de cuatro posiciones con el hombre como el sujeto y convertirse en el tercer objeto de Dios en un estado de armoniosa unidad centralizado en El. Entonces, el valor original de todas las cosas, determinado por su relación relativa a Dios, es también absoluto. Hasta ahora, el valor de un objeto nunca ha sido absoluto, sino sólo relativo, porque la acción de dar y tomar entre el objeto y el hombre caído no ha sido centralizada en Dios, sino en el propósito y deseo satánico.

  3. ¿Su religión tiene algún escrito o algún mensajero como norma de fe? si

  4. ¿De qué manera se obtiene la salvación?.
    LA PROVIDENCIA DE LA SALVACION ES LA PROVIDENCIA DE LA RESTAURACION

    Este mundo de maldad y pecado no sólo da aflicción al hombre, sino también a Dios (Gn. 6:6). ¿Dejaría Dios tal como está a este mundo de dolor? Si el mundo del bien, que Dios creó para la máxima alegría, va a continuar siempre siendo un mundo de pecado, lleno de dolor debido a la caída humana, Dios acabaría siendo un Dios fracasado e incapaz. Por consiguiente, Dios está obligado a salvar a este mundo de pecado por todos los medios.

    ¿En qué medida salvará Dios a este mundo? Está demás decir que la salvación será total. Primeramente, Dios debe salvarlo hasta el punto en que el hombre pueda restaurar la posición que había alcanzado antes de la caída de los primeros antepasados humanos, eliminando completamente el poder malo de Satán (Hch. 26:18). Entonces, Dios debe desarrollar Su providencia hasta el grado en el que El pueda dominar al mundo directamente mediante el cumplimiento del propósito bueno de la creación (Hch. 3:21).

    Salvar a un hombre enfermo es restaurarlo al estado de salud que disfrutaba antes de la enfermedad. Salvar a un hombre que está ahogándose, es restaurarlo al estado en el que estaba antes de que se cayera al agua. De igual manera, ¿salvar a un hombre caído en pecado, no significa entonces, restaurarlo a la posición original de pureza que disfrutaba en un principio?. Por lo tanto, «la providencia de la salvación de Dios es la providencia de la restauración» (Hch. 1:6, Mt. 17:11).

    La caída humana es, naturalmente, el resultado del propio error del hombre. Sin embargo, Dios, como el Creador, es también responsable del resultado. Si Dios no hubiera creado al hombre, la caída no habría ocurrido. Por ello, Dios se ha sentido obligado a restaurar las consecuencias del error del hombre a su estado original de antes de la caída. Dios es el sujeto eterno. Por consiguiente, la vida del hombre, que fue creado como Su eterno objeto de alegría, debería también ser eterna. De acuerdo con el Principio, Dios creó al hombre para la eternidad. Aunque el hombre cayó, Dios no puede destruirlo, debido a que esto negaría los principios de la creación. Por lo tanto, Dios debe salvar al hombre y restaurarlo a su posición original en la creación.

    Dios prometió realizar Sus tres grandes bendiciones después de la creación del hombre (Gn. 1:28). El dice en Isaías 46:11: «Tal como lo he dicho, así se cumplirá; como lo he planeado, así lo haré». Conforme a sus propias palabras, Dios ha estado obrando para cumplir Su promesa desarrollando la providencia de la restauración de estas bendiciones, perdidas al principio a causa de Satán. Cuando Jesús dijo a sus discípulos en Mateo 5 :48, «Sed, pues, vosotros perfectos, como es perfecto vuestro Padre celestial», les estaba ordenando restaurarse a la posición del hombre original de la creación, porque según los principios de la creación, el hombre original de la creación debería ser tan perfecto como Dios, adquiriendo divinidad eterna debido a su unidad con El.

    2. EL PROPOSITO DE LA PROVIDENCIA DE LA RESTAURACION

    ¿Cuál es, entonces, el propósito de la providencia de la restauración? Es realizar el Reino Celestial, el eterno objeto de bondad para Dios, pues éste es Su propósito original de la creación. En el principio, Dios creó a los hombres sobre la tierra y proyectó realizar el Reino de los Cielos sobre la tierra centralizado en ellos. Sin embargo, como no pudo cumplir Su voluntad, debido a la caída humana, el propósito primordial de la providencia de la restauración no puede ser otro que restaurar el Reino de los Cielos sobre la tierra. Jesús, que vino con el fin de cumplir el propósito de la providencia de la restauración, dijo a sus discípulos que oraran para que la voluntad de Dios fuera hecha así en la tierra como en el cielo (Mt. 6:10), y advirtió a su pueblo que se arrepintieran, porque el Reino de los Cielos estaba cerca (Mt. 4:17). Esto comprueba que el propósito de la providencia de la restauración es restaurar el Reino de los Cielos sobre la tierra.


  5. ¿Porqué existe la maldad?.

    Todo ser humano, sin excepción, está inclinado a rechazar el mal y a perseguir el bien. Pero, arrastrado inconscientemente por una fuerza mala, rechaza el bien deseado por su mente original y comete actos malos que realmente no desea hacer. En el Cristianismo esta fuerza mala es conocida como «Satán». Debido a que no se conoce la naturaleza y el origen real de Satán, el hombre ha sido incapaz de eliminar su fuerza. Con el fin de destruir la fuente del mal, terminar con la historia del mal de la humanidad y establecer una era de bondad, debemos primero conocer la motivación, el proceso y el resultado por el cual Satán se convirtió en Satán. Para aclarar estas cuestiones debemos estudiar «La Caída del Hombre».

    SECCION I

    La Raíz del Pecado

    Hasta ahora, nadie ha conocido la raíz del pecado, la cual está arraigada profundamente dentro del ser humano y lo lleva incesantemente hacia el pecado y el mal. Exclusivamente los cristianos creen que Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, comieron el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y que este acto fue la raíz del pecado. Hay un número de creyentes que afirman que el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal es el fruto de un árbol real, mientras que otros creen que el fruto es un símbolo. Estas diversas opiniones llevan a diferentes interpretaciones y, por tanto, a la confusión.

    1. EL ARBOL DE LA VIDA Y EL ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL

    Muchos cristianos hasta el día de hoy creen que el fruto que causó la caída de Adán y Eva, fue literalmente el fruto de un árbol. Pero, ¿cómo pudo Dios, el Padre del hombre, hacer un fruto tan tentador (Gn. 3:6) como para que sus hijos arriesgaran sus vidas por comerlo? ¿Cómo pudo El colocar un fruto tan dañino donde Sus hijos podían alcanzarlo tan fácilmente?

    Jesús dijo: «No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que hace impuro al hombre» (Mt. 15:11). Entonces, ¿cómo podrían los alimentos que el hombre ingiere causarle la caída? El pecado original del hombre ha sido heredado desde el primer hombre y la primera mujer. ¿Cómo algo comestible podría ser la fuente de este pecado o la causa de la transmisión del pecado original a los hijos? El pecado original es heredado y transmitido a través del linaje de sangre. Lo que el hombre come no puede ser transmitido de una generación a la siguiente.

    Hay muchas personas que creen que Dios creó el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal y mandó al hombre que no comiera de él con el fin de probar su obediencia. Debemos preguntarnos: ¿Probaría un Dios de Amor tan despiadadamente al hombre mediante un fruto que podía causarle la muerte? Adán y Eva sabían que morirían si comían del fruto, porque Dios se lo había dicho. Aún así, comieron de él. No podemos comprender por qué Adán y Eva, que no estaban ni mucho menos muertos de hambre, desobedecieron el mandato de Dios a riesgo de sus propias vidas. Sin duda alguna el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal debió ser algo tan extraordinariamente estimulante y tan ardientemente deseado que el miedo al castigo _ incluso la muerte _ no pudo impedir que comieran de él.

    Si el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal no era un fruto material, sino un símbolo, ¿qué representa este símbolo? Para contestar esta pregunta comencemos con un examen del Arbol de la Vida, que creció en el Jardín del Edén junto con el Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal (Gn. 2:9). Cuando descubramos el verdadero carácter del Arbol de la vida, conoceremos también la naturaleza del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal.

    ( 1 ) El Arbol de la Vida

    Según la Biblia, la esperanza del hombre caído se encuentra en el Arbol de la Vida; es decir, en llegar a ser un Arbol de la Vida. Los israelitas del Antiguo Testamento consideraban al Arbol de la Vida como su esperanza última (Pr. 13:12).

    La esperanza de los cristianos desde los días de Jesús hasta nuestro tiempo se ha dirigido hacia el Arbol de la Vida (Ap. 22:14). Puesto que la última esperanza del hombre caído es el Arbol de la Vida, podemos concluir que la esperanza de Adán antes de su caída era también el Arbol de la Vida.

    ¿Por qué podemos llegar a la conclusión de que la esperanza de Adán era alcanzar el Arbol de la Vida? Génesis 3:24 dice que, después de que Adán cometió el pecado, Dios colocó un querubín y una espada de fuego para guardar el Arbol de la Vida. Debido a su caída, Adán fue arrojado del Jardín del Edén (Gn. 3:24) sin haber logrado alcanzar el Arbol de la Vida. Desde entonces, el hombre caído siempre ha puesto su esperanza en lograr lo que Adán falló en conseguir_el Arbol de la Vida.

    ¿Cuál debió haber sido la esperanza de Adán imperfecto mientras estaba creciendo hacia la perfección? Sin lugar a dudas no puede ser otra cosa que la perfecta madurez humana, realizando así el ideal divino de la creación. Así pues, ahora podemos comprender la importancia del Arbol de la Vida como «el hombre maduro que ha realizado el ideal de la creación», el Adán perfecto. El Arbol de la Vida representa al Adán perfecto.

    Si Adán hubiera alcanzado el Arbol de la Vida, todos sus descendientes también podrían haber alcanzado el Arbol de la Vida y de esta manera podrían haber realizado el Reino de los Cielos sobre la tierra. Pero Adán cayó y Dios colocó la espada de fuego en la entrada del Jardín para guardarlo. Entonces, el Arbol de la Vida permanece desde entonces como la esperanza del hombre caído, que está tratando de restaurar el ideal de la creación.

    ¿Por qué la búsqueda del camino que lleva a alcanzar el Arbol de la Vida es tan difícil que nadie lo ha conseguido? El hombre caído, cargando con el pecado original, no puede alcanzar esta meta sólo por su propia capacidad o esfuerzo, por eso debe venir a la tierra un hombre que haya realizado el ideal de la creación e injertar a todos los hombres caídos en sí mismo, en armoniosa unidad (Rm. 11:17). Por lo tanto, como dice en Proverbios 13:12, podemos ver que el Arbol de la Vida al que los creyentes de la Era del Antiguo Testamento aguardaban fervientemente, fue precisamente Jesús.

    Está claramente expresado en Génesis 3:24 que Dios impidió el camino de Adán hacia el Arbol de la Vida con las espadas de fuego. Entonces sin que estas fuesen retiradas, el ser humano no podría dirigirse hacia este Arbol de la Vida. Tal como está registrado en Hechos 2:3-4, los creyentes, en el día de Pentecostés, pudieron recibir el Espíritu Santo, mediante el cual toda la humanidad podría dirigirse a Jesús, el Arbol de la Vida, y unirse con él. Pero esto sólo pudo ocurrir después de la distribución de las «lenguas de fuego»; es decir, la espada de fuego que guardaba el camino hacia el Arbol de la Vida. De esta forma, los cristianos están sólo injertados espiritualmente a Jesús. Así pues, por más ardiente que sea la fe en Jesús de los padres, ellos no pueden dar nacimiento a hijos sin pecados, que también tienen que seguir el mismo curso de la redención de los pecados. Esta realidad nos deja ver que incluso los más piadosos santos aún no han sido capaces de eliminar el pecado original; por consiguiente, incluso ellos no tienen más remedio que transmitir este pecado a sus hijos (ref. Parte I, Cap. IV, Sec. I).

    Por eso, Cristo debe venir de nuevo a la tierra como el Arbol de la Vida, para llevar a cabo la providencia de la redención de la humanidad del pecado original, injertando a los hombres en sí mismo. Por esta razón, los creyentes de la Era del Nuevo Testamento esperan el Arbol de la Vida señalado en Apocalipsis 22:14, que simboliza al Señor de la Segunda Llegada.

    Podemos comprender que el propósito de la providencia divina de la salvación es restaurar el Arbol de la Vida que fue perdido en el Jardín del Edén (Gn. 2:9), a través del Arbol de la Vida mencionado en Apocalipsis 22:14. Debido a la caída, Adán no pudo alcanzar el primer Arbol de la Vida. Por consiguiente, Cristo debe venir de nuevo como el último Adán (Ap. 22:13), con el fin de salvar al hombre caído. Por esta razón, a Cristo se lo llama «el último Adán» (1 Co. 15:45).

    (2) El Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal

    Dios no sólo creó a Adán, sino que también creó a Eva como la esposa de Adán. ¿No es lógico que si en el Jardín del Edén había un árbol que simbolizaba al hombre maduro, haya otro que represente a la mujer madura?. El Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal que, como fue descrito, estaba junto con el Arbol de la Vida (Gn. 2:9) era, pues, el símbolo de Eva.

    La Biblia se refiere a Jesús como la vid (Jn. 15:5), o el olivo (Rm. 11:17). De igual forma, Dios al enseñar en clave los secretos de la caída del hombre representó a Adán y Eva perfectos con los dos árboles.

    2. LA VERDADERA IDENTIDAD DE LA SERPIENTE

    En la Biblia leemos que la serpiente tentó a Eva a cometer el pecado (Gn. 3:4-5) ¿Qué significa esta serpiente? La respuesta se encuentra estudiando el verdadero carácter de la serpiente en el contenido del tercer capítulo del Génesis.

    La serpiente, descrita en la Biblia, pudo conversar con el hombre. Además, causó la caída del hombre, que es un ser espiritual. Por consiguiente, la serpiente debió haber sido también un ser espiritual. Conocía el mandamiento de Dios de prohibir al hombre comer del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Esto nos dice decisivamente que era un ser espiritual.

    En Apocalipsis 12:9 leemos más detalladamente que «fue arrojada la gran Serpiente, la Serpiente antigua»; que es llamada el Diablo, por algunos, y Satán por otros. Esta «Serpiente antigua» era la misma que tentó a Adán y Eva en el Jardín del Edén. Es llamada el Diablo o Satán, quien como sabemos ha dirigido constantemente a la mente humana hacia el mal. Por lo tanto, Satán debe ser un ser espiritual. Si el Diablo es espiritual, la serpiente que simboliza al Diablo debe ser también espiritual. Así pues, hemos demostrado que la serpiente que tentó al primer hombre y a la primera mujer no era un animal, sino un ser espiritual.

    Una cuestión que debemos resolver, entonces, es si la serpiente existió antes del tiempo de la creación o si fue uno de los seres creados. Si la serpiente fuera un ser que existía antes de la creación con un propósito contrario al de Dios, la lucha entre el bien y el mal en el mundo sería inevitable y eterna. La providencia de la restauración de Dios, entonces, no tendría significado y el monoteísmo, la creencia de que todas las cosas fueron hechas por un solo Dios, sería descartado. No podemos evitar la conclusión, pues, de que el ser espiritual, representado por la serpiente, era un ser originalmente creado para un propósito bueno y que más tarde cayó y se degradó convirtiéndose en Satán.

    ¿Qué clase de ser espiritual pudo haber conversado con el hombre, conociendo la voluntad de Dios, viviendo en el cielo (el mundo del espíritu) y que pudo dominar el alma humana, transcendiendo el tiempo y el espacio, incluso después de su caída y degradación? Como no hay otro ser que tenga tales características excepto un ángel, no podemos menos que creer que la serpiente debió haber sido el nombre simbólico de un ángel. Leemos en II Pedro 2:4, que Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno. Esto demuestra definitivamente que la verdadera identidad de la serpiente, que tentó al hombre a pecar, era un ángel.

    La lengua de la serpiente está hendida en dos. Esto simboliza a un hombre o un ser que manifiesta dos cosas diferentes con una sola lengua, un ser que vive una doble vida con un solo corazón. La serpiente es también el símbolo de alguien que induce a los demás a que se sacrifiquen por su propio beneficio. La serpiente enrosca su cuerpo alrededor de la presa, y luego la devora. Por estas razones, la Biblia asemeja al ángel que tentó al hombre con una serpiente.

    3. LA CAIDA DEL ANGEL Y LA CAIDA DEL HOMBRE

    Ahora sabemos que la serpiente que tentó al hombre fue un ángel, y que este ángel, al caer en el pecado, se convirtió en Satán. Investigaremos más detalladamente qué clase de pecado cometieron el ángel y el hombre.

    (1) El delito del ángel

    En Judas 1:6-7, se lee:

    « y además que a los ángeles, que no mantuvieron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene guardados con ligaduras eternas bajo tinieblas para el juicio del gran Día. Y lo mismo Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, que como ellos fornicaron y se fueron tras un uso antinatural de la carne, padeciendo la pena de un fuego eterno ».

    Según esto, podemos razonar que el ángel cayó a consecuencia de un acto inmoral de uso antinatural de la carne y que este acto fue la fornicación. La fornicación es un delito que no puede ser cometido por una persona sola. Por consiguiente, debemos descubrir con quién cometió el ángel fornicación en el Jardín del Edén. Con el fin de conocer esto, investiguemos qué clase de delito fue cometido por el hombre.

    (2) El delito del hombre

    En Génesis 2:25, leemos que Adán y Eva estaban desnudos y no se avergonzaban de su desnudez. Pero, después de la caída, sintieron vergüenza de su desnudez y se hicieron un delantal de hojas de higuera para cubrir sus partes bajas (Gn. 3:7).

    Si hubieran cometido el pecado comiendo un fruto literal de un «árbol de la ciencia del bien y del mal», en vez de hacer esto, habrían ocultado sus manos y sus bocas, porque es naturaleza humana ocultar el área de la transgresión. Que cubrieran sus partes sexuales, claramente indica que estaban avergonzados de las áreas sexuales de sus cuerpos, debido a que habían pecado mediante ellas. Según esto, sabemos que cometieron el pecado con las partes sexuales de sus cuerpos.

    En Job 31:33, está escrito: «¿He disimulado mis culpas a los hombres, ocultando en mi seno mi pecado. . . ?». Adán ocultó su transgresión cubriendo las partes sexuales de su cuerpo después de la caída. Esto de nuevo indica que la parte sexual del cuerpo de Adán fue el lugar de la transgresión, ¿Cómo es que las partes bajas de Adán se convirtieron en una vergüenza?, demás está decir que es debido a que Adán cometió el pecado con esta parte.

    En el mundo anterior a la caída del hombre, ¿qué acto pudo haber cometido el hombre a riesgo de su propia vida? No pudo ser otra cosa que un acto de amor. El propósito de la creación de Dios al decir «creced y multiplicaos» (Gn. 1:28), solamente podría realizarse a través del amor. Por lo tanto al considerar el propósito de la creación, el amor no puede sino ser lo más precioso, lo más sagrado.

    Sin embargo, desde la caída los hombres en general han considerado el acto del amor como algo despreciable, debido a que el amor fue precisamente la causa de la caída humana. Esto nos demuestra más claramente el hecho de que también el hombre cayó debido a la fornicación.

    (3) El acto de adulterio entre el ángel y el hombre

    Hasta ahora, hemos aclarado que el hombre cayó en la tentación del ángel y pecó. Ambos, el hombre y el ángel, cayeron debido a la fornicación. En el mundo de la creación, los hombres y los ángeles son los únicos seres espirituales que pueden tener una relación de amor. Según lo anterior, llegamos a la conclusión de que debió haber ocurrido algún acto de adulterio entre el hombre y el ángel.

    Así, en Juan 8:44 dice, «Vuestro padre es el Diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre». En Apocalipsis 12:19, enseña que el Diablo es Satán, y que Satán es «la serpiente antigua» que tentó al hombre. Según estos versículos bíblicos, podemos afirmar que el hombre es el descendiente del Diablo, y, naturalmente, el descendiente de Satán; y por ello, es el descendiente de la serpiente. ¿Bajo qué circunstancias el hombre se convirtió en descendiente del ángel caído, es decir de Satán? Porque los antepasados humanos fornicaron con el ángel, entonces todos los hombres nacen con el linaje de Satán. Así, como el hombre caído no nace con el linaje de Dios, sino con el de Satán, en Romanos 8:23, dice que:

    «...también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior (por no ser hijos legítimos) anhelando el rescate de nuestro cuerpo».

    En Mateo 3:7, Juan Bautista reprochó al pueblo incrédulo, llamándoles «raza de víboras»_hijos de Satán_. De nuevo en Mateo 23:33, Jesús reprendió a los judíos, diciéndoles «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar de la condenación de la gehenna?».

    Según estas referencias bíblicas, podemos afirmar que hubo una relación adúltera entre el ángel y el hombre, y que esto fue la causa de la caída del hombre.

    4. EL FRUTO DEL BIEN Y DEL MAL

    Previamente, hemos aclarado el hecho de que el Arbol de la Ciencia de Bien y del Mal, simboliza a Eva. ¿Qué es entonces el fruto del árbol? Es el amor de Eva. De igual manera que un árbol frutal se multiplica por su fruto, que contiene la semilla, Eva debería haber multiplicado hijos del bien por medio de su amor centralizado en Dios. Pero en su lugar, Eva multiplicó hijos del mal por medio de su amor centralizado en Satán. Eva fue creada para llegar a ser perfecta recorriendo el período de crecimiento. A través de su amor, Eva podría haber dado frutos buenos o frutos malos. Por esta razón, su amor fue designado como «el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal», y ella misma fue designada como el «Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal».

    Entonces, ¿qué significa el acto de comer del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal? Cuando decimos que comemos algo, significa que lo hacemos parte de nuestra propia sangre y carne. Eva debió haber multiplicado hijos de un linaje bueno mediante su sangre y carne de bondad, derivada del «fruto» bueno que comiera en su amor centralizado en Dios. En vez de ser así, ella originó una sociedad de pecado, multiplicando hijos de un linaje malo mediante su sangre y carne de maldad, derivada del «fruto» malo que comió en su amor centralizado en Satán. Por consiguiente, que Eva comiera del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, significa que tuvo una relación de sangre con el ángel (Satán) mediante su amor malo centralizado en él.

    Génesis 3 :14, dice que Dios maldijo al ángel caído, diciendo que se arrastraría sobre su vientre y comería polvo todos los días de su vida. «Sobre tu vientre caminarás», significa que el ángel se convertiría en un ser miserable, incapaz de funcionar adecuadamente conforme a la forma original de la creación. Tener que «comer polvo», significa que tenía que vivir recibiendo malos elementos de vitalidad del mundo malo y estar privado del derecho de tener elementos de vida de Dios, puesto que fue arrojado del cielo (Is. 14:12, Ap. 12:9).

    5. LA RAIZ DEL PECADO

    De acuerdo a lo que ha sido deducido por la Biblia, hemos llegado a comprender que la raíz del pecado no es que los primeros humanos comieron un fruto, sino que tuvieron una relación ilícita de sangre con un ángel simbolizado por la serpiente. Por esta razón, no multiplicaron el linaje bueno de Dios, sino que multiplicaron el linaje malo de Satán.

    Además, hay otros hechos que demuestran claramente que la raíz del pecado del hombre brota del adulterio. Debido a que la raíz del pecado empezó por una relación de sangre, el pecado original fue transmitido de generación en generación. Todas las religiones que enseñan cómo eliminar el pecado, han considerado al adulterio como el pecado más grave, y han puesto énfasis en llevar una vida ascética con el fin de prevenirlo. Esto también demuestra que la raíz del pecado está en el adulterio. Los israelitas fueron circuncidados como una condición de redención para llegar a ser los elegidos de Dios, debido a que la raíz del pecado está en el hecho de haber recibido la sangre mala a causa del adulterio, y quisieron santificarse estableciendo una condición para que la sangre mala fuera quitada de su carne.

    La causa principal de la decadencia de numerosas naciones, héroes nacionales y patriotas, fue el adulterio, debido a que el impulso de cometer adulterio, la raíz del pecado, estaba siempre actuando en la mente del hombre sin que fuera consciente de ello. Podremos eliminar todos los demás pecados elevando la ética y moralidad del hombre a través de la religión, educación y el mejoramiento del sistema social y económico. Pero en las circunstancias presentes nadie puede impedir el delito del adulterio, que está aumentando cada vez más a medida que la civilización hace la vida humana más fácil y más indolente. Por consiguiente, nunca podremos esperar que el mundo ideal sea establecido, a menos que podamos erradicar la fuente de este delito. Por ello, el Señor de la Segunda Llegada debe ser capaz de resolver este problema completamente. Todos estos hechos prueban que la raíz del pecado se encuentra en el adulterio.


  6. ¿Y qué opina su religión sobre Jesús?.

    EL PROPOSITO DEL ADVENIMIENTO DE JESUS COMO MESIAS

    El propósito del advenimiento de Jesús como Mesías era salvar completamente al hombre caído, es decir, cumplir la finalidad de la providencia de la restauración. Por consiguiente, el Reino de los Cielos sobre la tierra debería haber sido establecido por Jesús. Podemos comprobar esto por lo que Jesús dijo a sus discípulos: «Vosotros, pues, sed perfectos, como es perfecto vuestro Padre Celestial» (Mt. 5 :48). De acuerdo con los principios de la creación, ya que un hombre que ha cumplido el propósito de la creación forma un solo cuerpo con Dios y posee divinidad, no puede cometer pecados. Esta clase de hombre, considerado según el propósito de la creación, es perfecto como el Padre Celestial es perfecto. Por lo tanto, lo que Jesús dijo a sus discípulos fue que ellos debían llegar a ser ciudadanos del Reino Celestial, después de haber sido restaurados como hombres que han cumplido el propósito de la creación.

    Como Jesús vino con el propósito de establecer el Reino de los Cielos sobre la tierra, restaurando a los hombres caídos como ciudadanos del Reino Celestial, le dijo a sus discípulos que orasen para que la voluntad de Dios fuera hecha en la tierra así como en el cielo (Mt. 6:10). El también exclamó a la gente que se arrepintiera, porque el Reino de los Cielos estaba cerca (Mt. 4:17). Por la misma razón, Juan el Bautista, que había venido para preparar el camino delante del Señor, también anunció la llegada inminente del Reino de los Cielos (Mt. 3:2).

    ¿Cómo sería, entonces, el hombre que llegara a ser perfecto como el Padre Celestial es perfecto, habiéndose restaurado como el hombre que ha cumplido el propósito de la creación? Semejante hombre formaría un solo cuerpo con Dios, no se separaría nunca de El y sintiendo como propio el corazón de Dios, poseería divinidad. Este hombre no necesita redención o un salvador, ni necesita llevar la vida de oración y fe requerida para los hombres caídos, debido a que no tiene pecado original. No sólo eso, sino que este hombre, estando libre del pecado original, multiplicaría hijos del bien sin pecado original; a consecuencia de esto, sus hijos no necesitarían un salvador para la redención de sus pecados.

    2. ¿FUE REALIZADA LA PROVIDENCIA DE LA SALVACION A TRAVES DE LA REDENCION POR LA CRUZ?

    ¿Se habrá completado, entonces, la finalidad de la providencia de la salvación a través de la redención de Jesús en la cruz, estableciéndose el Reino de los Cielos en la tierra, por haber restaurado los creyentes su naturaleza original?.

    Desde que comenzó la historia humana no ha habido un solo hombre, a pesar de que haya habido santos muy fervientes, que haya vivido una vida en completa unidad con Dios. Ni una sola persona ha experimentado el corazón y los sentimientos de Dios, ni nadie ha poseído Su misma divinidad. Por consiguiente, no ha habido aún ningún santo que no necesitara de la redención del pecado y una vida de oración y fe. Incluso un hombre tan brillante como Pablo, estaba obligado a llevar una vida de fe y de oraciones con lágrimas (Rm. 7:18-25). Además, por más devotos que sean los padres, no pueden dar nacimiento a hijos sin pecado que pueda ir al Reino de los Cielos, sin la redención del Salvador. Según esto, vemos que los padres están todavía transmitiendo el pecado original a sus hijos.

    ¿Qué nos enseña la realidad de la vida de fe del cristiano? Nos indica claramente que la redención a través de la cruz no pudo eliminar completamente nuestro pecado original y que por lo tanto no pudo restaurar completamente al hombre a su posición original. Jesús prometió que el Señor volvería, debido a que Jesús sabía que no pudo cumplir el propósito de su venida como el Mesías a través de la redención por la cruz. Cristo tiene que venir de nuevo para cumplir perfectamente la voluntad de Dios, porque la predestinación de Dios de la restauración del Reino de los Cielos sobre la tierra es absoluta e incambiable.

    ¿Fue en vano, entonces, su sacrificio en la cruz? En absoluto (Jn. 3:16). Si hubiera sido así, no habría existido la historia cristiana. Aún por nuestras propias experiencias de la vida de fe, no podríamos nunca negar la magnitud de la gracia de la redención por la cruz. Si bien es cierto que nuestra fe en la cruz puede traernos la redención, es igualmente cierto que la redención por la cruz no ha podido eliminar nuestro pecado original y restaurarnos como hombres de naturaleza original que no pueden pecar; así, no ha sido posible establecer el Reino de los Cielos sobre la tierra.

    Entonces surge la cuestión sobre qué grado de redención obtenemos a través de la cruz. La fe de los intelectuales hombres modernos no puede ser orientada a menos que resolvamos este problema. Para ello, primero hay que aclarar la cuestión de la muerte de Jesús Cristo en la cruz.

    3. LA CRUCIFIXION DE JESUS

    Examinemos en primer lugar desde el punto de vista de las palabras y acciones de los discípulos, relatadas en la Biblia, si la crucifixión de Jesús fue legítima. Había un sentimiento común evidente entre los discípulos en relación con la muerte de Jesús. Estaban doloridos y angustiados por la muerte de Jesús. Estaban indignados por la ignorancia e incredulidad del pueblo judío que causó la crucifixión de Jesús. (Hch. 7:51-53). No sólo ellos, sino que desde entonces los cristianos también han mantenido los mismos sentimientos. Si la muerte de Jesús hubiera sido la consecuencia natural de la predestinación de Dios, no habría motivo para que los discípulos la condenaran, aunque fuera inevitable que se apenaran por su muerte. Según esto, podemos asegurar que fue algo injusto e indebido que Jesús tuviera que tomar el sendero de la muerte.

    A continuación, investiguemos según el punto de vista de la providencia de Dios, si la crucifixión de Jesús fue efectivamente un resultado natural de la predestinación de Dios. Dios llamó al pueblo escogido de Israel, los descendientes de Abraham; El los educó y los protegió, y a veces los conducía a través de la disciplina de pruebas y penalidades. El los consolaba mandando a profetas, prometiéndoles firmemente que en el futuro mandaría un Mesías. El hizo que el pueblo construyera tabernáculos y templos como preparación para el Mesías. El mandó a los Reyes Magos de Oriente, así como a Simón, Ana, Juan Bautista y a otros, para dar amplio testimonio del nacimiento y la aparición del Mesías.

    Especialmente sobre el nacimiento de Juan Bautista, todos los judíos sabían que el ángel se apareció para anunciar su concepción (Lc. 1:13); y los signos que ocurrieron en el tiempo de su nacimiento conmovieron a toda Judea en expectación (Lc. 1:63-66). Además sus prácticas ascéticas en el desierto causaron una impresión tal que el pueblo judío se preguntaba en sus corazones si quizás él era el Cristo (Lc. 3:15). Demás está decir que Dios mandó a un hombre tan grande como Juan Bautista para dar testimonio de Jesús como el Mesías, para que así el pueblo judío creyera en Jesús. Ya que la voluntad de Dios era que los israelitas creyeran que Jesús era el Mesías, los israelitas, quienes debían vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, deberían haber creído en él como el Mesías. Si hubieran creído en Jesús como el Mesías, conforme a la voluntad de Dios, ¿cómo podrían haberlo crucificado, después de haberle estado esperando durante tanto tiempo? Los israelitas lo crucificaron porque, en contra de la voluntad de Dios, no creyeron que Jesús era el Mesías. Por consiguiente, debemos darnos cuenta que Jesús no vino para ir por el camino de la muerte en la cruz.

    A continuación, investiguemos más profundamente, de acuerdo a las propias palabras y obras de Jesús, si su crucifixión era verdaderamente el camino para cumplir el propósito completo de su llegada como el Mesías. Como la Biblia y toda la providencia de Dios claramente lo muestran, Jesús habló y obró para que la gente creyera que él era el Mesías. Cuando la gente le preguntó lo que debían hacer para cumplir las obras de Dios, Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en quien El ha enviado» (Jn. 6:29).

    Jesús se entristeció por la traición del pueblo judío; y no teniendo a nadie a quien apelar, lloró sobre la ciudad de Jerusalén e incluso maldijo a la ciudad, diciendo que sería destruida totalmente hasta el punto de que no dejarían piedra sobre piedra, y no digamos los israelitas, la nación escogida, a quienes Dios había conducido con tanto amor y cuidados durante 2.000 años. Jesús indicó claramente su ignorancia, diciendo: «...porque no has conocido el tiempo de tu visita» (Lc. 19:44).

    Jesús se lamentó de la incredulidad y terquedad del pueblo, diciendo:

    « ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como una gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido!». (Mt. 23:37)

    Jesús les reprochaba su ignorancia que les impedía creer en él, aunque leían las Escrituras que daban testimonio de él, y les dijo con gran tristeza:

    « Investigad las Escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida». (Jn. 5:39-40)

    Luego, él dijo dolorido: «Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís», y siguió diciendo: «Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí» (Jn. 5 :43-46).

    ¡Cuántos milagros y señales realizó Jesús con la esperanza de restaurar la fe del pueblo! Sin embargo, cuando veían las maravillosas obras que Jesús hacía lo acusaron de estar poseído por Beelzebul. Viendo esta dolorosa situación, Jesús dijo: «...creed por las obras, aunque a mí no me creáis, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mi y yo en el Padre» (Jn. 10:38). En otra ocasión, Jesús incluso los maldijo con gran indignación, profetizando que tendrían que sufrir (Mt. 23 :13-36). El mismo Jesús, mediante sus palabras y obras, trató de hacerles creer en él, porque la voluntad de Dios era que ellos creyeran en él. Si el pueblo judío hubiera creído que él era el Mesías, como Dios y Jesús deseaban, ¿quién lo hubiera empujado hacia el camino de la muerte en la cruz?.

    Según lo anterior, podemos ver que la crucifixión de Jesús fue el resultado de la ignorancia e incredulidad del pueblo judío y no la predestinación de Dios para cumplir el propósito completo de la llegada de Jesús como el Mesías. 1 Corintios 2:8 dice: «desconocida de todos los príncipes de este mundo; pues de haberla conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria», esta prueba debería ser más que suficiente.

    Si la crucifixión de Jesús hubiera sido originalmente la predestinación de Dios, el camino por el que naturalmente debía ir, ¿cómo pudo orar tres veces que el cáliz de la muerte pasara de él? (Mt. 26:39). De hecho oró de esta manera tan desesperada porque sabía muy bien que la historia de aflicción sería prolongada hasta el tiempo de la Segunda Llegada, en el caso de que la incredulidad impidiera la realización del Reino de los Cielos sobre la tierra, que Dios durante cuatro mil años se había esforzado en establecer.

    En Juan 3 :14, leemos: «Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre». Cuando los israelitas estaban en el camino de Egipto al país de Canaán, y ya no creían más en Moisés, aparecieron serpientes de fuego y empezaron a matar al pueblo; entonces Dios hizo elevar una serpiente de bronce en un palo, y aquellos que la miraban sobrevivían. Similarmente, debido a la falta de fe del pueblo judío en Jesús, todos fueron destinados al infierno; y Jesús dijo esto con un corazón profundamente apenado, previendo que después de su crucifixión como «la serpiente de bronce» solamente aquellos que le miraran y creyeran en él se salvarían.

    Otra manera por la cual podemos saber que Jesús fue crucificado a causa de la incredulidad del pueblo es según el hecho, que tal como Jesús lo predijo, la nación escogida de Israel declinó después de su muerte (Lc. 19:44).

    Isaías 9 :6-7, dice:

    «Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, el señorío reposará en su hombro, y le llamarán: `Admirable-Consejero', `Dios-Poderoso', `Siempre-Padre', `Príncipe de Paz'. Grande es su señorío y la paz no tendrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia. Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahvéh Sebaot hará eso».

    Esta predicción indica que Jesús vendría en el trono de David y establecería un Reino por toda la eternidad. Por lo tanto, un ángel se apareció a María en el tiempo de la concepción de Jesús y le dijo:

    «Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz a un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». (Lc. 1:31-33)

    Según estos pasajes, podemos ver que Dios había llamado a los israelitas, la nación escogida, y les había dirigido a través de aflicciones y penalidades durante 2.000 años a partir de Abraham, con el fin de establecer el eterno Reino de Dios en la tierra mandando a Jesús como el Mesías. Jesús vino como el Mesías; pero, debido a la incredulidad y persecución del pueblo, fue crucificado. Desde entonces, los judíos han perdido la calificación para ser el pueblo escogido y han sido dispersados, sufriendo persecución hasta nuestros días.

    Este fue el castigo por el crimen de haber asesinado al Mesías, a quien debían servir, impidiéndole realizar el propósito de la providencia de la salvación. No sólo eso, sino que como castigo por ese pecado colectivo después de Jesús muchos creyentes tuvieron que sufrir también la tribulación de la cruz.

    4. EL LIMITE DE LA SALVACION A TRAVES DE LA REDENCION POR LA CRUZ Y EL PROPOSITO DE LA SEGUNDA LLEGADA DEL SEÑOR

    ¿Qué habría ocurrido si el Señor no hubiera sido crucificado? El habría cumplido la providencia de la salvación espiritual y física a la vez. El habría construido el Reino de los Cielos en la tierra que duraría para siempre, como está expresado en la profecía de Isaías (Is. 9:6-7), en la anunciación del ángel que se apareció a María (Lc. 1:31-33) y en las propias palabras de Jesús que anunciaba la inminencia del Reino de los Cielos (Mt. 4:17). Dios creó primero la carne del hombre con polvo de la tierra, y entonces le insufló en sus narices el aliento de vida y lo hizo un ser viviente (Gn. 2:7). El hombre fue creado con espíritu y cuerpo; su caída fue también espiritual y física. Por lo tanto, Jesús debía realizar la salvación tanto física como espiritual.

    Creer en Jesús significa formar un solo cuerpo con él; por ello, Jesús se comparó a sí mismo con la verdadera vid, y a sus seguidores con los sarmientos (Jn. 15:5). El dijo: «...comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros» (Jn. 14:20). Jesús dijo esto porque, viniendo como ser humano, deseaba salvar a los hombres caídos a la vez espiritual y físicamente. Si los hombres caídos hubieran creído, llegando a ser una unidad con él en espíritu y cuerpo, podrían haber sido salvados espiritual y físicamente. Debido a que el pueblo judío no creyó en Jesús y lo llevaron a la crucifixión, su cuerpo fue invadido por Satán y finalmente fue asesinado. Por consiguiente, aunque los cristianos creen en Jesús y forman un solo cuerpo con él, sin embargo, dado que su cuerpo fue invadido por Satán, los cuerpos de los cristianos están sujetos también a la invasión satánica.

    Por esta razón, a pesar de lo ferviente que sea, un hombre de fe no puede alcanzar la salvación física solamente por la redención a través de la crucifixión de Jesús. Puesto que el pecado original transmitido por el linaje desde Adán no ha sido eliminado, cualquier santo, aunque sea muy ferviente, tiene todavía el pecado original y no puede impedir que sus hijos nazcan con pecado original. Para evitar la condición de invasión satánica que constantemente viene a través de la carne, debido al pecado original, tenemos que castigar y negar el cuerpo carnal, para poder vivir una vida religiosa. Debemos orar constantemente (1 Ts. 5:17), con el fin de impedir la condición de invasión satánica que viene a causa del pecado original, que no ha sido desarraigado aunque estemos redimidos por la cruz.

    Jesús no pudo cumplir el propósito de la providencia de la salvación física debido a que su cuerpo fue invadido por Satán. Sin embargo, pudo establecer la base para la salvación espiritual, formando un fundamento triunfante para la resurrección a través de la redención por la sangre en la cruz. Por lo tanto, todos los santos desde la resurrección de Jesús hasta nuestros días han recibido solamente el beneficio de la providencia de la salvación espiritual. La salvación a través de la redención por la cruz es sólo espiritual. Aún en los hombres de fe ardiente, el pecado original permanece en la carne y se transmite continuamente de generación en generación. Cuanto más profunda sea la fe de un santo, más severa es su lucha en contra del pecado. Entonces, Cristo debe venir de nuevo a la tierra para cumplir el propósito de la providencia de la salvación física, así como la salvación espiritual, redimiendo del pecado original que no ha sido eliminado ni siquiera por la cruz.

    Como dijimos antes, incluso los santos redimidos por la cruz han tenido que continuar luchando en contra del pecado original. Por esta razón incluso Pablo, que era el centro de la fe entre los discípulos, se lamentaba de su incapacidad de impedir que el pecado invadiera su carne, diciendo: «...Así pues, soy yo mismo quien con la razón sirve a la ley de Dios, mas con la carne, a la ley del pecado» (Rm. 7:22-25). El dijo esto para expresar al mismo tiempo la alegría de haber alcanzado la salvación espiritual, y deplorar el fallo en cumplir la salvación física. De nuevo, en 1 Juan 1:8-10, Juan confesó, diciendo:

    «Si decimos: `No tenemos pecado' nos engañamos y la verdad no está en nosotros... Si decimos: `No hemos pecado' le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros».

    Aunque podemos alcanzar la salvación a través de la crucifixión de Jesús, no podemos dejar de ser pecadores, debido a que el pecado original obra aún en nosotros.

    5. DOS CLASES DE PROFECIAS REFERENTES A LA CRUZ

    Si su crucifixión no fue el resultado inevitable de la predestinación de Dios para cumplir toda su finalidad de venir como Mesías, entonces ¿cuál debe ser la razón de que en Isaías 53 está profetizado el sufrimiento de Jesús en la cruz? Hasta ahora, habíamos pensado que las profecías en la Biblia acerca de Jesús sólo predecían su sufrimiento. Cuando leemos la Biblia de nuevo con el conocimiento del Principio, podemos comprender que, como Isaías predijo en la Era del Antiguo Testamento (Is. 9:60), y como el ángel de Dios profetizó a María, Jesús era esperado para ser el rey de los judíos en su vida y establecer sobre la tierra un reino eterno que «no tendrá fin» (Lc. 1:31-33). Investiguemos por qué hubo dos clases de profecías.

    Dios creó al hombre para que pueda perfeccionarse sólo a través de cumplir su parte de responsabilidad (ref. Parte I, Cap. I, Sec. V, 2 [2]). Sin embargo, los primeros antepasados humanos cayeron sin cumplir su parte de responsabilidad. Así, el hombre podía cumplir su parte de responsabilidad conforme a la voluntad de Dios o, por el contrario, no cumplirla en contra de la voluntad de Dios.

    Demos ejemplos de la Biblia. La parte de responsabilidad del hombre era no comer del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, por eso Adán podía llegar a ser perfecto obedeciendo el mandamiento de Dios de no comer del fruto o por el contrario, podía morir si comía de el como ocurrió realmente. Dios dio los Diez Mandamientos a la gente de la Era del Antiguo Testamento como la parte de responsabilidad del hombre en la providencia de la salvación. Entonces, el hombre podía salvarse guardando los mandamientos, o perderse desobedeciéndolos. La parte de responsabilidad de los israelitas era obedecer las órdenes de Moisés en su camino de Egipto a la tierra prometida de Canaán. Ellos podían entrar en la tierra prometida de Canaán obedeciendo las órdenes de Moisés o, por el contrario, no entrar si desobedecían sus órdenes. De hecho, Dios quería que Moisés condujese a los israelitas a la tierra prometida de Canaán (Ex. 3:8) y le ordenó hacerlo así; pero, debido a su infidelidad, el pueblo pereció en el desierto, permitiendo que sólo sus descendientes llegaran a destino.

    El hombre, tiene que cumplir su propia responsabilidad, y puede cumplirla de acuerdo con la voluntad de Dios o no cumplirla en contra de Su voluntad, dando lugar así a que sólo una de las dos posibilidades se haga realidad. Por consiguiente, fue inevitable que Dios diera dos clases de profecías sobre la realización de Su voluntad.

    Mandar al Mesías es la parte de responsabilidad de Dios, pero creer en él o no corresponde a la parte de responsabilidad del hombre. Por lo tanto, el pueblo judío podía creer en el Mesías de acuerdo a la voluntad de Dios o no creer en él en contra de Su voluntad. Por ello, Dios tuvo que dar dos clases de profecías, previendo así los dos posibles resultados, que dependían del éxito o el fallo del hombre en cumplir su responsabilidad. Dios profetizó sobre lo que podría ocurrir si el pueblo judío fallaba en creer en el Mesías, como fue escrito en Isaías 53, y sobre lo que ocurriría si ellos cumplían Su voluntad gloriosamente creyendo y sirviendo al Mesías, como fue descrito en Isaías 9, 11 y 60, y en Lucas 1:30. Sin embargo, debido a la incredulidad del pueblo, Jesús murió en la cruz, y se cumplió la profecía de Isaías 53, quedando así las demás para que se cumplan en la Segunda Llegada del Señor.

    6. VERSICULOS BIBLICOS ESCRITOS COMO SI LA CRUCIFIXION DE JESUS FUERA INEVITABLE

    En la Biblia encontramos muchos versículos escritos como si el sufrimiento de Jesús a través de la crucifixión fuera inevitable. Uno de los ejemplos representativos es cuando Jesús reprendió a Pedro, que había tratado de disuadirle de que sufriera cuando le profetizó su sufrimiento en la cruz, diciéndole: « ¡Quítate de mi vista, Satanás! » (Mt. 16 :23). Si no fuera así, ¿cómo pudo Jesús tratar a Pedro de esa manera? De hecho, Jesús estaba entonces resuelto a tomar la cruz como la condición de indemnización para pagar por la realización de sólo la salvación espiritual del hombre, cuando vio que no podía cumplir la providencia de la salvación a la vez espiritual y física (Lc. 9 :31). En esta situación, cuando Pedro le estaba disuadiendo de que tomara el camino de la cruz, actuaba en contra de la providencia de la salvación espiritual a través de la cruz; por ello Jesús lo reprendió.

    En otro momento, cuando Jesús pronunció sus últimas palabras en la cruz, diciendo: «Todo está cumplido» (Jn. 19:30), no quiso decir que todo el propósito de la providencia de la salvación se lograba a través de la cruz. Sabiendo que la incredulidad del pueblo era en aquel punto un hecho incambiable, Jesús escogió el camino de la cruz con el fin de establecer el fundamento de la providencia de la salvación espiritual, dejando la providencia de la salvación física para el tiempo de la Segunda Llegada. Por consiguiente, Jesús, con sus palabras «todo está cumplido», quiso decir que cumplió su trabajo de establecer la base para la providencia de la salvación espiritual mediante la cruz, que era la providencia de salvación secundaria.

    Para tener una fe correcta, debemos primeramente establecer una comunicación directa con Dios en espíritu mediante una oración ardiente y, luego, debemos comprender la verdad por una lectura correcta de la Biblia. Por esta razón, Jesús nos dijo que adorásemos a Dios en espíritu y en verdad (Jn. 4:24).

    Desde el tiempo de Jesús hasta el presente, todos los cristianos han pensado que Jesús vino al mundo para morir. Esto es porque no conocieron el propósito fundamental de la llegada de Jesús como el Mesías, y sostuvieron la idea equivocada de que la salvación espiritual era la única misión con la cual Jesús vino al mundo. Jesús vino a cumplir la voluntad de Dios en vida, pero tuvo que morir a pesar suyo, debido a la incredulidad del pueblo. Antes de surgir en la tierra la novia que se ajuste a su voluntad, y alivie su corazón dolorido y triste ¡cómo puede volver si no tiene con quien realizar su voluntad!. Jesús dijo: «Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» (Lc. 18: 8), lamentándose de antemano de la posible ignorancia de los cristianos.

    Hemos aclarado aquí el hecho de que Jesús no vino a morir, pero si preguntamos a Jesús directamente a través de la comunicación espiritual, podremos verlo aún más claramente. Cuando es imposible la relación directa, deberíamos buscar el testimonio de alguien que tenga este don, con el fin de tener la clase de fe que nos calificará para ser la «novia» y poder recibir al Mesías.

    SECCION II

    La Segunda Llegada de Elías y Juan Bautista

    El profeta Malaquías predijo que Elías volvería de nuevo (Mt. 3:23), y según el testimonio de Jesús, Juan Bautista era la segunda llegada de Elías (Mt. 11:14, 17:13). Sin embargo, el mismo Juan Bautista, así como el pueblo judío en general, no conocía el hecho de que Juan era la segunda llegada de Elías (Jn. 1:21). La duda de Juan sobre Jesús (Mt. 11:3), seguida por la creciente incredulidad del pueblo, obligó finalmente a Jesús a tomar el camino de la cruz.

    1. LA TENDENCIA DEL PENSAMIENTO JUDIO CENTRALIZADO EN LA SEGUNDA LLEGADA DE ELIAS

    Durante el período del Reino Unido, el «ideal del templo» fue invadido por Satán debido a la caída del rey Salomón.

    Dios pensó realizar el ideal del templo por segunda vez. Con el fin de preparar al pueblo para recibir al Mesías, el templo substancial, Dios mandó a cuatro profetas mayores y doce profetas menores para separar al pueblo de Satán. Para impedir que Satán frustrara la realización de este ideal, El mandó a su profeta especial Elías e hizo que se enfrentara con los profetas de Baal en el monte Carmelo. Sin embargo, Elías ascendió al cielo sin haber cumplido totalmente su misión divina (2 R. 2:11), y el poder de Satán fue de nuevo en aumento.

    Por consiguiente, con el fin de que el ideal del templo substancial, Jesús, se pudiera realizar, debería haber primeramente otro profeta que sucediera a Elías y cumpliera la misión de separación de Satán, que Elías había dejado sin completar en la tierra. A causa de esta necesidad providencial, el profeta Malaquías predijo la segunda llegada de Elías (Mt. 3:23).

    La ferviente esperanza del pueblo judío, que creía en estas profecías, era naturalmente la llegada del Mesías. Pero, debemos saber que de igual manera esperaban la segunda llegada de Elías. Esto es debido a que Dios les había prometido claramente, a través del profeta Malaquías, que les mandaría al profeta Elías antes de la llegada del Mesías, con el fin de preparar el camino del Señor (Mt. 3 :23). No obstante, el profeta Elías había ascendido al cielo aproximadamente 900 años antes del nacimiento de Jesús (2 R. 2:11), y a nosotros nos es familiar la ocasión cuando él se apareció a los discípulos de Jesús en espíritu (Lc. 9:31). El pueblo judío creía que Elías que estaba en el cielo, volvería con el mismo aspecto con el había ascendido al cielo. Por consiguiente, el pueblo judío de aquel tiempo estaba mirando al cielo, esperando que volviera Elías con la expectativa de que éste volviera sobre las nubes. Eso es exactamente igual a los creyentes cristianos de hoy, que están mirando al cielo creyendo que Jesús volverá sobre las nubes.

    Sin embargo, cuando aún no se había oído ningún rumor sobre la llegada de Elías como lo había profetizado Malaquías, Jesús apareció inesperadamente autoproclamándose Mesías, lo que naturalmente causó una gran confusión en Jerusalén. Por eso, Mateo 17:10 dice que donde quiera que iban los discípulos, eran refutados con la pregunta de que si Jesús era el Mesías, ¿dónde estaba Elías? Los discípulos, sin saber cómo replicar, se lo preguntaron a Jesús directamente y él les contestó que precisamente Juan Bautista era el Elías que ellos estaban esperando (Mt. 11: 14, 17: 13). Como los discípulos aceptaban que Jesús era el Mesías, podían creer sin ninguna duda en el testimonio de Jesús de que Juan Bautista era Elías, pero ¿cómo podían aceptar este testimonio los otros judíos, que todavía no sabían quien era Jesús? El mismo Jesús, sabiendo que no creerían fácilmente en su testimonio, dijo: «...si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir» (Mt. 11:14). Los judíos descreyeron aún más el testimonio de Jesús, sobre que Juan era Elías, porque el mismo Juan ya había negado claramente que él lo fuera (Jn 1:21).

    2. EL CAMINO A SEGUIR POR EL PUEBLO JUDIO

    Jesús dijo que Juan Bautista era precisamente el Elías por quien el pueblo judío había esperado tanto tiempo (Mt. 11:14); por el contrario como Juan Bautista, el originador de esta controversia, ya había negado el hecho, ¿las palabras de quién tomaría seriamente el pueblo? Obviamente es un problema que se definirá viendo cuál de los dos, Jesús o Juan, era más confiable a los ojos de los judíos.

    Examinemos entonces qué opinión tendría el pueblo judío acerca del aspecto de Jesús. Jesús era un joven falto de aprendizaje, nacido y formado en el hogar pobre y humilde de un carpintero. Este joven desconocido, se presentó llamándose a sí mismo el Señor del Sábado, y violó este día que los judíos consideraban tan importante como su propia vida (Mt. 12:1-8). Así, Jesús llegó a ser conocido como alguien que transgredía la Ley, que era el símbolo de la salvación para los judíos (Mt. 5:17). Por consiguiente, Jesús fue acusado por los líderes judíos y tuvo que reunir a sus discípulos de entre pescadores, se hizo amigo de cobradores de impuestos, prostitutas y pecadores, comiendo y bebiendo junto con ellos (Mt. 11:19). Es más, Jesús afirmaba que los cobradores de impuestos y las prostitutas entrarían en el Reino de los Cielos antes que los líderes judíos (Mt.21:31).

    En una ocasión, una mujer, llorando, empezó a verter sus lágrimas en los pies de Jesús, secándolos con sus cabellos, besándolos y ungiéndolos con un frasco de perfume precioso (Lc. 7:37-38). Si tal conducta es difícil de aceptar en la sociedad actual, cuánto más inaceptable sería dentro de la estricta ética de la sociedad judía, en la cual apedreaban a una mujer adúltera hasta la muerte, sin que ella pueda defenderse. Sin embargo, Jesús no sólo la aceptó sino que reprendió a sus discípulos que la habían criticado, e incluso la alabó (Lc. 7:44-50, Mt. 26:7-13).

    Además, Jesús se puso al mismo nivel que Dios, (Jn. 14:9) y enfatizó que la gente debería amarle más que a sus padres, hermanos, esposo o esposa o hijos, (Mt. 10:37) (Lc 14:36), afirmando que nadie podría entrar al Reino de los Cielos, si no era a través de él (Jn. 14:6).

    Por ser esta la imagen de Jesús, los líderes judíos lo ridiculizaron y lo acusaron de ser Beelzebul, el príncipe de los demonios (Mt. 12:24). Al observar todas estas circunstancias en su totalidad, podemos deducir que Jesús no era una persona fiable para los judíos de aquellos días.

    A continuación, investiguemos qué opinión tendría el pueblo judío de Juan Bautista. Juan nació como hijo del sacerdote Zacarías, en una distinguida familia (Lc. 1:13). Su padre, quemando incienso en el Santo, vio al ángel del Señor que le anunció que su esposa concebiría un hijo. Por no creer en las palabras del ángel, Zacarías se quedó mudo y no recuperó el habla hasta después del nacimiento del niño. Debido a estos milagros y signos, su nacimiento asombró en gran manera a toda la ciudad (Lc. 1:9-66). Además, Juan llevó una brillante vida de fe y disciplina, viviendo de langostas y miel silvestre en el desierto, y parecía un personaje tan admirable que incluso los jefes de los sacerdotes, así como el pueblo judío en general, le preguntaron si él era el Mesías (Lc. 3:15, Jn. 1:20).

    Considerando lo anterior, cuando comparados a Jesús y a Juan Bautista desde el punto de vista del pueblo judío, ¿qué palabras considerarían más dignas de crédito, las de Juan o las de Jesús?. es indudable que las palabras de Juan Bautista. Por consiguiente, tuvieron que dar más crédito a las palabras de Juan, cuando él negó que fuera el Elías, que al testimonio de Jesús de que Juan Bautista era Elías. Entonces al creer los judíos las palabras de Juan, el testimonio de Jesús acabó siendo una especie de falso testimonio, sólo para afirmar que era el Mesías, por eso fue automáticamente acusado de ridículo.

    De esta forma, cuando Jesús fue acusado de ridículo su imagen, tal como está detallado anteriormente, se convirtió en objeto de irritación para todos los judíos, lo que incrementó paulatinamente el grado de incredulidad hacia él. Ya que el pueblo judío creía en las palabras de Juan Bautista y desconfiaba de Jesús, ellos no podían sino pensar que Elías todavía no había venido; conforme a esto, no podían ni siquiera imaginarse que el Mesías ya había llegado.

    Conforme con lo que hemos visto, si los judíos se colocaban en la posición de creer en la profecía de Malaquías, al no haber venido todavía Elías, no tendrían más alternativa que rechazar a Jesús quien se autoproclamaba Mesías. Pero por otro lado, si ellos optaban por colocarse en la posición de creer en Jesús, tendrían que negar las Escrituras, que profetizaban que la llegada del Mesías ocurriría después de la vuelta de Elías. Así, el pueblo judío, que de ninguna manera podía abandonar las profecías de Dios, se vio obligado a escoger el camino de no creer en Jesús.

    3. LA INCREDULIDAD DE JUAN BAUTISTA

    Tal como ya lo hemos discutido, los jefes de los sacerdotes, así como todo el pueblo judío de aquel tiempo, respetaban a Juan Bautista hasta tal grado que ellos pensaban que podría ser el Mesías (Lc. 3:15, Jn. 1:20). Si Juan Bautista hubiera declarado que él era Elías como Jesús testificó, la totalidad del pueblo judío, que esperaba la vuelta de Elías antes de la llegada del Mesías, sin ninguna duda hubiera venido a Jesús, debido a que estaban acostumbrados a creer en el testimonio de Juan Bautista. Pero, la ignorancia de la providencia de Dios por parte de Juan Bautista, quien finalmente afirmó que no era Elías, fue la causa principal que bloqueó el camino del pueblo judío hacia Jesús.

    Anteriormente Juan Bautista había testificado:

    «Yo os bautizo con agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no merezco llevarle las sandalias. El os bautizará en el Espíritu Santo y en el Fuego». (Mt. 3 :11)

    De nuevo, en Juan 1:33-34, él confesó diciendo:

    «Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: `Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo'. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es Elegido de Dios».

    De esta manera, Dios le manifestó directamente a Juan Bautista que Jesús era el Mesías e incluso Juan mismo dio testimonio de él como el Mesías, mientras que en Juan 1:23, dijo que él venía con la misión de enderezar el camino del Mesías. Además, existe el registro evidente (Jn 3:28), de que había sido enviado antes que Cristo. Por lo tanto, Juan Bautista debería haber conocido necesariamente por su propia sabiduría el hecho de que él era Elías. Si bien Juan podría no haberse dado cuenta de este hecho por sí mismo, él ya sabía por testimonio del cielo que Jesús era el Mesías. (Jn. 1:33-34) En base a esto, hubiera sido apropiado que aún tarde, él hubiese proclamado que era Elías, en obediencia a las palabras de Jesús, quien personalmente había dado testimonio que Juan era Elías.

    Pero él era ignorante de la voluntad de Dios (Mt.11:19) y además de haber ya negado el testimonio de Jesús (Jn. 1:21) después de ello siguió una dirección diferente de la providencia, ¡cuán triste se habrá sentido Jesús al observar a este Juan o Dios mismo, al ver a Jesús en una situación tan delicada!

    En realidad Juan terminó toda su misión como testigo de Jesús cuando lo bautizó y dio testimonio de él. ¿Cuál sería su misión a partir de entonces? Su padre Zacarías, conmovido por el Espíritu Santo, profetizó sobre la misión de Juan, cuando este todavía estaba en el vientre, «...y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo pues irás delante del Señor para preparar sus caminos...» (Lc. 1:74-76), profetizando así claramente acerca de su misión. Juan Bautista debería haber servido a Jesús como un discípulo, después de haber dado testimonio de él. No obstante, siguió bautizando a la gente separado de Jesús, confundiendo así al pueblo judío (Lc. 3:15), e incluso a los sacerdotes (Jn. 1:20). Además los seguidores de Jesús y los discípulos de Juan Bautista hasta llegaron a pelearse sobre la purificación, para ver cual de sus maestros bautizaba más gente (Jn. 3 :25-26). Aún cuando leemos en Juan 3:30 que Juan Bautista dice «Es preciso que él crezca y que yo disminuya», vemos claramente que él no compartió el mismo destino que Jesús. Si Juan se hubiera colocado completamente en la posición de compartir el mismo destino que Jesús, ¿cómo podía disminuir mientras Jesús crecía?. De hecho, el Evangelio de Jesús debería haber sido transmitido antes que nadie por el propio Juan Bautista. Pero, debido a su ignorancia no pudo cumplir su misión y finalmente perdió su vida, que tenía que entregar a Jesús, por algo sin ningún valor.

    Cuando el centro de la vida de Juan estaba del lado de Dios, él dio testimonio consciente de que Jesús era el Mesías. Pero, cuando se le cortaron las inspiraciones espirituales y volvió a ser un Juan «humano», su ignorancia incrementó aún más su falta de fe en Jesús. Juan Bautista, que no se había dado cuenta de que él mismo era Elías, terminó tratando a Jesús desde una posición igual a la de los demás judíos, especialmente después de ser encarcelado. Por consiguiente, absolutamente todo lo que Jesús dijo e hizo se veía como algo incomprensible ante los ojos humanos de Juan. Además, como él tampoco pudo creer que Jesús era el Mesías por aparecer antes que venga Elías, envió finalmente sus discípulos a Jesús para quitarse las dudas, preguntando: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» (Mt. 11:3).

    Jesús, al oír la pregunta de este Juan, respondió indignado con una advertencia severa (Mt. 11:3-19). Juan Bautista fue escogido por Dios para servir a Jesús, desde que estaba en el vientre de su madre (Lc. 1:76), y llevó una sufrida vida ascética en el desierto para preparar sus caminos. Y cuando Jesús comenzó su ministerio público, el cielo le enseñó a Juan antes que a nadie quién era Jesús, luego le hizo testificar a ellos. Pero al oír tales preguntas de un Juan que no estaba recibiendo debidamente la gracia de Dios, Jesús no le contestó directamente que él era el Mesías, sino que respondió de una manera indirecta diciendo:

    «Id y contad a Juan lo que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva». (Mt. 11:4-5)

    Por supuesto que Juan Bautista no ignoraba estos milagros y maravillas hechas por Jesús. No obstante, el hecho de que Jesús le diera esta respuesta tan frívola fue para enseñarle quién era él, por medio de hacerle recordar una vez más a Juan, todo lo qué él hacía.

    Debemos saber que en las palabras de Jesús sobre que se anunciaba el Evangelio a los pobres (Mt. 11:5), esta volcada su aflicción por la incredulidad del pueblo judío, y especialmente por la de Juan Bautista. El pueblo elegido de Israel, y especialmente Juan, había sido abundantemente bendecido con amor celestial. Pero, todos ellos traicionaron a Jesús y él se vio obligado a vagar por las costas de Galilea, por la región de Samaria, para buscar entre los pobres a quienes pudieran escuchar el Evangelio. Estos pobres eran ignorantes pescadores, cobradores de impuestos y prostitutas. En realidad, los discípulos que Jesús buscaba no serían esta clase de gente. Jesús, viniendo con la misión de construir el Reino de los Cielos sobre la tierra, necesitaba mucho más a una persona calificada para dirigir a un millar, que a un millar que le siguiera ciegamente. ¿¡Acaso Jesús para encontrar la gente capacitada por el cielo, no entró primero en el templo y transmitió el Evangelio a sacerdotes y escribas!?

    Sin embargo, como Jesús lo indicó personalmente, se vio obligado a llamar a los mendigos que vagaban por las calles ya que ninguno de los invitados vino al banquete preparado para ellos.

    El corazón triste de Jesús al salir a recibir a los que no eran invitados, acabó expresando palabras de juicio, diciendo: «¡Y dichoso aquel que no se escandalice de mí!» (Mt. 11:6). Juan Bautista era una persona tan maravillosa que los judíos de aquellos días se preguntaban unos si sería el Mesías, otros si sería Elías, otros el profeta (Lc. 3:15) (Jn 1:20-21), pero Jesús advirtió sobre el destino de Juan Bautista al decir, indirectamente, que quien tropiece por causa de él por muy grande que fuera, no sería dichoso.

    ¿Cual fue el tropiezo de Juan Bautista?, como ya lo hemos mencionado antes, él no cumplió su misión de servir y dedicarse a Jesús toda su vida.

    Después de que los discípulos de Juan Bautista se fueron, Jesús dijo:

    «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos, es mayor que él». (Mt. 11:11),

    indicando que, desde el punto de vista de su misión, Juan Bautista había venido originalmente como el más grande de todos los profetas, pero estaba fallando en cumplir su misión.

    Todos los que estaban en el cielo habían nacido de mujer y habían vivido en la tierra antes de morir. Por consiguiente, lo natural sería que Juan, siendo el más grande de todos los nacidos de mujer, fuera también el más grande en el cielo. Entonces, ¿por qué Juan Bautista era menor que el más pequeño en el Reino de los Cielos? Numerosos profetas en el pasado habían testificado indirectamente del Mesías que vendría en el futuro lejano. Pero Juan Bautista vino con la misión de dar testimonio del Mesías directamente. Ya que la misión de los profetas era dar testimonio del Mesías, Juan Bautista, que dio testimonio del Mesías directamente, era más grande que cualquier otro profeta. Sin embargo, desde el punto de vista del servicio al Mesías, no puede ser sino el más pequeño. Porque aún el menor en el Cielo sabe que Jesús es el Mesías y lo sirve como tal, mientras que Juan Bautista, que había sido llamado para la misión de servirle más cerca que nadie (Lc. 1:76), más bien fue por un camino diferente al de Jesús y con esto, él quedó en la posición de servir a Jesús peor que el más pequeño en el Cielo. Jesús continuó diciendo: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan». Si Juan Bautista, que fue escogido desde el vientre de su madre para el Mesías y entrenado en una vida ascética tan difícil en el desierto, hubiera servido a Jesús, sin duda habría llegado a ser su discípulo principal. Pero, debido a que Juan falló en cumplir su misión de servir a Jesús, el violento Pedro conquistó esa posición del discípulo principal.

    Al ver que en el pasaje, «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, El Reino de los Cielos sufre violencia», Jesús coloca una frontera en el tiempo, sabemos que no se refería al fallo del pueblo en general, sino al de Juan Bautista. Si Juan Bautista hubiera actuado con sabiduría, no habría abandonado a Jesús y sus obras habrían permanecido para la eternidad como justas; pero, desafortunadamente, él bloqueó el camino del pueblo judío para llegar a Jesús, así como el suyo propio por ignorancia.

    Con esto hemos llegado a comprender que la causa principal que ocasionó la crucifixión de Jesús, fue Juan Bautista. Pablo se lamentó de la ignorancia del pueblo, incluido Juan Bautista, que acabó crucificando a Jesús, diciendo: «desconocida de todos los príncipes de este mundo; pues de haberla conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria». (1 Co. 2:8)

Solo estas preguntas son para resolver dudas, tenerlas como información y para que nosotros tengamos la fuente exacta para no cometer errores. Puede contestar las preguntas, como tambien responder los post que dejen otros foristas.

Y mis saludos.
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

¿Y los que nacieron antes de que se escribiera la biblia, y de que nadie hablara de Dios? ¿Como se comunicó Dios con ellos si no sabían ni que existía?

¿Ese es tu mejor argumento?... se cae de flojo


"... Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos"


¡¡¡¡ Y que historia cuentan !!!! .... La imensidad del universo, sus millones de estrellas, su interminable grandeza... Glorioso

... Y si el Universo es tan inmenso ¡¡¡¡ Cuanto mas el Creador !!!!

Dia y noche los cielos cuentan Su Grandeza y Poder... que solo los CIEGOS no ven...

¿Necesitas la Biblia para poder creer en la obra Dios?

¿Cómo que nada? ¿Los ateos no hacen nada de nada por la humanidad? ¿Ni por su familia ni por sus amigos ni por nadie?

Vaya...

Estamos hablando de los asuntos de FE, y con lo que sales... Mi post esta dirigido a mi Señor y Salvador Jesucristo y en tu desesperacion comparas a los ateos con EL.

Asi es que los ateos se pueden hechar una maroma, si quieren... o ser trapecistas del circo... Pero aqui hablamos de los asuntos de FE... capisci

¡Un pampano solo puede llevar fruto si permanece en la VID!
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

No me has escuchado nada...

Te repito amiga la respuesta que te di en otro post:

Aquella Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. (Juan 1:9)

Te lo repito:
Los hombres prehistóricos no conocían a Dios ni a Jesús. A ellos no les llegaba más luz que la del sol, que acabó siendo su dio durante muchos años.
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

¿Ese es tu mejor argumento?... se cae de flojo
No es un argumneto. es una realidad.


"... Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos"


¡¡¡¡ Y que historia cuentan !!!! .... La imensidad del universo, sus millones de estrellas, su interminable grandeza... Glorioso

... Y si el Universo es tan inmenso ¡¡¡¡ Cuanto mas el Creador !!!!

Dia y noche los cielos cuentan Su Grandeza y Poder... que solo los CIEGOS no ven...

¿Necesitas la Biblia para poder creer en la obra Dios?
Los cielos le cuentan la gloria de Dios a los creyentes, a nadie más.



Vaya...

Estamos hablando de los asuntos de FE, y con lo que sales... Mi post esta dirigido a mi Señor y Salvador Jesucristo y en tu desesperacion comparas a los ateos con EL.

Asi es que los ateos se pueden hechar una maroma, si quieren... o ser trapecistas del circo... Pero aqui hablamos de los asuntos de FE... capisci

¡Un pampano solo puede llevar fruto si permanece en la VID!
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Seguramente le será irrelevante esta respuesta, pero de todos modos digo: Según la biblia, fue en el momento oportuno (1 Timoteo 2:6)

La biblia dice que fué en el momento oportuno. Vale. Pero ¿la biblia dice por qué aquel era el momento oportuno?

Salud.
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

¿Ese es tu mejor argumento?... se cae de flojo


"... Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos"


¡¡¡¡ Y que historia cuentan !!!! .... La imensidad del universo, sus millones de estrellas, su interminable grandeza... Glorioso

... Y si el Universo es tan inmenso ¡¡¡¡ Cuanto mas el Creador !!!!

Dia y noche los cielos cuentan Su Grandeza y Poder... que solo los CIEGOS no ven...

¿Necesitas la Biblia para poder creer en la obra Dios?

Si los cielos contaban a los prehistóricos y a los antiguos "la obra de dios"... yo pregunto ¿de qué dios? ¿cualquier dios al que le atribuyamos la creación de los cielos es válido?

Salud.
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Te lo repito:
Los hombres prehistóricos no conocían a Dios ni a Jesús. A ellos no les llegaba más luz que la del sol, que acabó siendo su dios durante muchos años.

Exáctamente. Y fíjate, yo creo que esa gente que adoraba al Sol como a un dios estaba tremendamente cerca de "la verdad", pues el Sol es la fuente total y absoluta, origen de todo lo terrestre, insuflador de vida, proveedor de alimento, ... nuestro auténtico creador.
Y esa gente estaban cerca de la verdad sin necesidad de libros sagrados ni de interpretaciones subjetivas de los libros sagrados. Bastaba con amar y respetar a la naturaleza.


Salud.
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

No es un argumneto. es una realidad.

Si...lo que tu digas... pero al menos no eres capaz de refutar nada... solo das circulos

Los cielos le cuentan la gloria de Dios a los creyentes, a nadie más

Error... el creyente lo acepta por fe.

Hebreos

11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía

Debido a la naturaleza pecaminosa del hombre, ustedes han perdido de vista el real origen de las cosas... Pero, que le vamos a hecer
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Si los cielos contaban a los prehistóricos y a los antiguos "la obra de dios"... yo pregunto ¿de qué dios? ¿cualquier dios al que le atribuyamos la creación de los cielos es válido?

Salud.

¿Hombre prehistorico? jejejeje

Tranquilo, que ya sabemos que Dios no tiene cabida en sus creencias, ya que segun ustedes, la evolucion es el resultado de fuerzas naturales... ¡¡ cuales NO impilcan inteligencia o proposito !!



Tranqilo, que Dios no tiene cabida en sus creencias, ya que segun ustedes, la evolucion es el resultado de fuerzas naturales...¡¡¡ cuales NO impilcan inteligencia o proposito !!!
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

¿Hombre prehistorico? jejejeje

Tranquilo, que ya sabemos que Dios no tiene cabida en sus creencias, ya que segun ustedes, la evolucion es el resultado de fuerzas naturales... ¡¡ cuales NO impilcan inteligencia o proposito !!
QUOTE]

Ustedes los evolucionistas ateos ni siquiera saben lo que creen.. y nos acusan a nosotros de ignorantes jejeje

Son un producto mas del "dios Google"...
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

vayikra;1215895]¿Hombre prehistorico? jejejeje
¿De qué te ríes? ¿Es que no conoces la prehistoria? Pues a los hombres que vivieron en la Pre-historia, se le llamó prehistóricos.

Tranquilo, que ya sabemos que Dios no tiene cabida en sus creencias, ya que segun ustedes, la evolucion es el resultado de fuerzas naturales... ¡¡ cuales NO impilcan inteligencia o proposito !!
QUOTE]

Ustedes los evolucionistas ateos ni siquiera saben lo que creen.. y nos acusan a nosotros de ignorantes jejeje

Son un producto mas del "dios Google"...
Tú sí que eres un "producto" del Dios de la biblia, pero si es tu gusto...


[/QUOTE]
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Si...lo que tu digas... pero al menos no eres capaz de refutar nada... solo das circulos



Error...
el creyente lo acepta por fe.
Pues por eso cree que los cielos le hablan de Dios. A quién no tiene fe, no le dicen nada.



Hebreos

11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía

Debido a la naturaleza pecaminosa del hombre, ustedes han perdido de vista el real origen de las cosas... Pero, que le vamos a hecer
Es cuestión de opinión, porque yo creo que los que han perdido el norte son los creyentes de las religiones.
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

¿De qué te ríes? ¿Es que no conoces la prehistoria? Pues a los hombres que vivieron en la Pre-historia, se le llamó prehistóricos.

De las barbaridades que dicen...

Ya que piensan que los humanos y los monos tienen antepasados comunes... y que la divergencia evolutiva tiene entre 5 u 8 millones de años.

¡¡¡Se requiere mas Fe en eso...que la que se necesita para creer en el Dios Todopoderoso!!!


Tú sí que eres un "producto" del Dios de la biblia, pero si es tu gusto...

¡¡¡¡AMEN!!!!... en esto te doy toda la razon...
 
Re: Seis preguntas para las distintas religiones

Pues por eso cree que los cielos le hablan de Dios. A quién no tiene fe, no le dicen nada.

Pues claro... porque sin Fe es imposible agradar a Dios... porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan...

Es cuestión de opinión, porque yo creo que los que han perdido el norte son los creyentes de las religiones.

Bueno, aqui te dire algo.

Tu no sabes ni en lo que crees...

Niegas al Dios de la Biblia, pero como todo buen catolico romano, cuando alguien habla de maria, perop luego luego sales a defenderla