Gracias por su respuesta tan cuidadosa, respetuosa y profundamente comprometida con la Palabra. Mil disculpas por la respuesta algo tardía. Es evidente que usted no busca defender una posición, sino entender lo que los escritores bíblicos realmente quisieron decir o eso quiero pensar, ya que la misma palabra revela quien es el Padre, Hijo y El Espíritu Santo. Permítame responder con el mismo espíritu — no con categorías posteriores, sino con el texto mismo, en su contexto histórico, lingüístico, canónico y litúrgico primitivo, apoyado por los manuscritos más antiguos, los usos judíos del primer siglo y la práctica apostólica tal como se registra en los papiros y testimonios más tempranos.
Sobre Juan 17:3
Usted tiene razón: Jesús dice “el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Pero fíjese lo que no dice:
— No dice “al único Dios verdadero, y luego a su siervo”.
— No dice “al único Dios verdadero, y a su profeta”.
— Dice “y a Jesucristo” — como objeto directo de conocimiento salvífico.
En el judaísmo del primer siglo,
solo YHWH era objeto de ginōskō salvífico (Jeremías 31:34; Oseas 4:6). Si Jesús fuera una criatura, incluirlo en la misma cláusula de vida eterna sería idolatría — y Juan, fariseo convertido, lo sabría mejor que nadie. Pero no lo corrige. Porque ya en Juan 1:1, establece: “El Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” — con theos sin artículo, como en Juan 1:18: “a Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”. Solo quien es Dios puede dar a conocer a Dios.
Sobre Juan 10:30 y ἕν (hen)
Es cierto que Jesús explica en Juan 10:38: “para que creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre”. Pero observe el verbo griego: ἐν ἐμοὶ ἐστιν ὁ Πατήρ, κἀγὼ ἐν τῷ Πατρί — “el Padre está en mí, y yo en el Padre”.
Este lenguaje de mutua indwelling (perichōrēsis) no se usa para criaturas. En el judaísmo, solo Dios “habita” en otro ser si ese ser es templo — pero Jesús dice que Él mismo es el templo (Juan 2:19–21).
Y sobre Juan 17:22: sí, los discípulos son uno como el Padre y el Hijo son uno — pero la palabra “como” (καθὼς) indica analogía, no identidad. Los discípulos son uno por participación; el Padre y el Hijo son uno por esencia. De lo contrario, los creyentes serían dioses — y Jesús rechazó esa idea (Juan 10:34–36).
Sobre Filipenses 2:6–7
Usted dice que morphē theou no implica naturaleza. Pero en griego clásico y koiné, morphē nunca se refiere a “apariencia” o “función” — eso sería schēma.
— Morphē= forma esencial, lo que algo es en su ser (como morphē doulos — forma de siervo — no “rol de siervo”, sino identidad real).
— El verbo ὑπάρχων (*hyparchōn*) significa “existiendo previamente como”, no “ocupando una posición”.
— Y ἁρπαγμόν (harpagmon) no es “algo que aferrar”, sino “algo que retener con ventaja ilegítima”.
Jesús, siendo en esencia Dios, no consideró esa igualdad como algo que debía explotar para sí mismo — sino que se humilló. La exaltación de Filipenses 2:9 no contradice la igualdad; la confirma, porque solo quien es Dios puede recibir el ónoma hypèr pan ónoma — el nombre que en el Antiguo Testamento pertenece solo a YHWH (Filipenses 2:10–11 cita Isaías 45:23: “toda rodilla se doble… y toda lengua confiese” — donde “confesar” es
exomologeō, el mismo verbo usado para confesar a YHWH como Señor).
Hablando un poco Sobre Tomás y Juan 20:28
Tomás dice: Ὁ Κύριός μου καὶ ὁ Θεός μου — “El Señor mío y el Dios mío”.
En el judaísmo del primer siglo, ningún judío fiel diría esto a una criatura — ni siquiera a un ángel (Apocalipsis 19:10; 22:8–9: “No lo hagas… adora a Dios”).
Jesús no lo corrige. No dice “no me llames Dios”.
Acepta la adoración.
Y Juan inmediatamente escribe: “Estas cosas se han escrito para que
creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios*” — donde
Hijo de Dios no es un título humano, sino
divino (Salmo 2:7; 2 Samuel 7:14; Hebreos 1:5). En el judaísmo, “Hijo de Dios” aplicado a una persona significaba
igualdad con Dios — por eso los judíos querían apedrear a Jesús (Juan 5:18).
Mas Sobre Hechos 5:3–4 y el Espíritu Santo
Usted cita Isaías 63:-10 “contristaron su Espíritu Santo”. Pero el versículo 11 añade: “¿Dónde está
aquel que hizo subir de él su santo Espíritu?”. El pronombre אֲשֶׁר (asher, “aquel”) es masculino — y se refiere al Espíritu, no a Dios en tercera persona. En hebreo, el Espíritu (רוּחַ, ruaj) es femenino, pero aquí se le atribuye un pronombre masculino — señal de personificación real, no metafórica.
Y en Hechos 5:3–4, Pedro no dice “has ofendido la presencia de Dios”, sino **
“has mentido al Espíritu Santo… no a los hombres, sino a Dios”. La gramática griega es inequívoca: dos sujetos (tō pneumati / tō theō), un verbo (epseusō). Solo se usa así cuando dos nombres denotan una misma realidad personal — como en 2 Corintios 3:17: “el Señor es el Espíritu”.
Sobre la predicación apostólica y la Trinidad, aquí te enseñó más.
Usted cita Hechos 2:22–24: “Jesús de Nazaret, varón aprobado por Dios… a este, entregado por el determinado consejo y presciencia de Dios, crucificasteis… a quien Dios resucitó”.
Pero observe lo que Pedro añade en el versículo 33:
“
Exaltado, pues, a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís”.
¿Quién derrama el Espíritu? Jesús, desde la diestra de Dios.
¿Quién promete el Espíritu? El Padre.
¿Quién es derramado? El Espíritu.
Tres sujetos, una obra salvífica — y eso
desde el día de Pentecostés.
Los apóstoles no usaban la palabra
Trinidad, pero sí bautizaban en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:19) — y los manuscritos más antiguos (𝔓⁶⁴, 𝔓⁴⁵, Codex Sinaiticus, Vaticanus) confirman esta lectura sin variantes.
Mas datos que son indispensable:
Los papiros cristianos más antiguos — 𝔓⁵² (Juan, ~125 d.C.), 𝔓⁴⁶ (Pablo, ~200 d.C.) — ya muestran una cristología alta: Jesús es Kyrios, Theos, Sōtēr.
Los escritos de Ignacio de Antioquía (107 d.C.) dicen: “Jesucristo es nuestro Dios”.
Justino Mártir (150 d.C.) escribe: “El Hijo es Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos”.
No citan homoousios; citan Juan 1:1, Romanos 9:5, Tito 2:13 — donde “nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” es una construcción gramatical (Granville Sharp’s Rule) que une Theos y Sōtēr al mismo sujeto.
La fe primitiva no era unitaria. Era
trinitaria en práctica, aun cuando no tenía la terminología. Porque no podían predicar el evangelio sin confesar:
— Un solo Dios (Deuteronomio 6:4),
— Un solo Señor (1 Corintios 8:6),
— Un solo Espíritu (Efesios 4:4),
— Y los tres son objeto de adoración, obediencia y confianza salvífica.
Que el Señor nos dé gracia para amar la verdad más que nuestras interpretaciones, y para buscar no quién tiene razón, sino qué dice la Escritura — con corazones dispuestos a obedecer, no solo a razonar.
נֵר עֶלְיוֹן
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P.A.E.