La resurrección que creo es real, pero mística y no física.
Resucito este hilo para contestar a aquel compañero con el que me asocian y curiosamente es para disentir.
Disiento porque yo he experimentado esa "resurección" mística y no se parece en nada a un hecho físico, es simplemente la constatación de que el Maestro me ha acompañado toda mi vida, enseñándome a ser su seguidor, fiel y leal, amante de lo que ama, que no es otra cosa que repartir amor en nuestras acciones, trabajos, vida ordinaria, vida religiosa, en todas partes donde se pueda. Por eso le considero Resucitado, porque ha permanecido entre nosotros, tal como prometió.
Sin embargo en la resurección de aquella época se produjo un fenómeno diferente, que aunque no era místico, tampoco era físico al uso, o habríamos tenido un extraño cadaver dando paseos y chocando con las paredes. Está claro que no chocaba con las paredes, pero tampoco era exactamente Jesús tal como lo habían conocido, sino en "cuerpo espiritual o glorioso", eso es muy significativo, y nos puede dar una idea de lo que seremos una vez resucitemos.
Soy muy racionalista y mi lógica choca enormemente con este acontecimiento "imposible", pero tan imposible es esa resurección del siglo I como muchos milagros que contemplamos en el día a día, y como la ciencia confirma uno tras otro lo que antaño eran milagros, nada niega el conocimiento de la Realidad, y la Realidad es mucho más que lo que conocemos, desborda a la realidad y nos hace partícipes de la trascendencia infinita, y eso gracias a Dios también lo he experimentado, aunque hayan sido probablemente segundos de mi tiempo mortal, pero esa experiencia de conexión fue tan profunda que me dejó transformado para siempre.
Es curioso porque también hay aspectos negativos, vivir tras experimentar esa conexión tan fundamental se hace complejo, saber lo que nos espera, la profundidad de lo insondable, lo que acontece tras la apariencia de esta realidad, hace que anheles dar ese paso, por eso decía Santa Teresa lo de "muero porque no muero", algo parecido decían los místicos sufís, que vivir era en realidad morir, y es así, vivimos para morir, que es el Vivir.